ENTRE EL ODIO Y EL AMOR

Autor: Yusale
Género: Romance
Fecha Creación: 23/05/2013
Fecha Actualización: 17/01/2014
Finalizado: SI
Votos: 27
Comentarios: 147
Visitas: 101035
Capítulos: 28

Por salvar la empresa de sus padres, a Bella no le queda otro remedio que casarse con el hombre que le quitó la virginidad y su primer amor, pero también el que le produjo su primera descilusión amorosa, Edward Cullen.

 

UN EMBARAZO DOS AMORES (TERMINADA)

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NO TE BUSCABA PERO TE ENCONTRÉ (TERMINADA)

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Capítulo 5: LA BODA

Capítulo 5: LA  BODA

 

Bella estaba sentada en frente del espejo de su cuarto en la casa de sus padres, viendo a la persona que estaba reflejada, no podía creer la maravilla que la maquilladora hiso con ella, no se notaban sus ojos hinchados de tanto llorar.

Porque si, pasó toda la noche llorando, no podía creer lo que estaba a punto de suceder, se iba a casar, y con el hombre que odiaba, ella que siempre creyó en el matrimonio hasta que la muerte los separe, para ella el divorcio era el último recurso de no poder salvar un matrimonio, pero estaba segura, que después de unos cuantos años, ellos se divorciarían porque ninguno de los dos se amaba.

Ella siempre quiso un matrimonio como el de sus padres, donde había amor, compresión, peleas claro, pero también reconciliación, criar a los hijos unidos, y luego ver crecer a los nietos, pero eso en ella, no iba a ocurrir.

Recordó el dolor de su adolescencia y no pudo evitar pensar en el pasado.

Ella y Edward tenían 18 años de edad, y tenían casi siete meses de novios, de los cuales los primeros seis fueron estupendos, él era cariñoso, amable, atento, caballeroso, detallista, pero de pronto cambió, sabía que algo andaba mal, pero no sabía qué.

Le había llegado la aceptación en una universidad prestigiosa de París, muy reconocida por los diseñadores que de ella salieron, ese era su sueño, estudiar ahí y regresar a Estados Unidos y comenzar su propia empresa de línea de Carteras y Zapatos, pero no sabía como hacer funcionar su relación desde lejos.

El día que ellos cumplían siete meses, no lo había visto más que unos pocos minutos en la preparatoria, y él parecía no acordarse de la fecha, ella salió con unos amigos Mike, Jessica, Erick, Tyler, Jacob y Kate a una discoteca, tenían ya varias horas ahí cuando ella fue al baño, y lo vio, vio a Edward y Lauren prácticamente follando con ropa.

Se le rompió el corazón, y supo que era eso, él tenía otras, la persona que amó, al que le entregó su virginidad, la estaba engañando con otras, porque sabía que eran varias, se dio cuenta que siempre lo supo pero se negaba a reconocerlo.

Se armó de valor, no dejó que sus lágrimas salieran, no le iba a dar el gusto de verla humillada, se les acercó, le tocó el hombro y cuando Edward se giró no vio ni sorpresa, ni arrepentimiento en sus ojos, y lo único que pudo salir de los labios de ella fue terminamos, se dio la media vuelta y su amigo la llevó a casa.

Duró toda la noche llorando, Jacob no decía nada, sólo la abrazaba y la consolaba con su presencia, hasta que ella le contó, y él le aconsejó que aceptara la matrícula en París, que se alejara y se recuperara. Al día siguiente habló con su familia y se fue a París esa misma semana.

Dos toques en la puerta la sacaron de sus recuerdos.

-Pase- dijo con voz tranquila.

-Ya es hora hija- dijo Charlie entrando al cuarto.

Ella se levantó y asintió con la cabeza.

-Estas hermosa, si tu madre estuviera aquí…

-Estuviera llorando- terminó la frase Bella con una sonrisa de nostalgia.

-Perdóname hija, por obligarte hacer esto- dijo Charlie con total culpa en los ojos.

-Tú no me obligaste papá, Seth me dio a escoger, me dijo que no era obligado, pero si la forma más rápida, yo escogí- dijo tomando la cara de su padre en sus manos y dándole un beso en la frente.

Charlie asintió, y se fueron en el carro hasta la iglesia, durante el trayecto Bella pensaba en su madre, y como tuvo que utilizarla de excusa por tener tan hinchado los ojos, ya que Leah al verla le preguntó, y lo que se le ocurrió fue decirle que pasó toda la noche llorando, porque quería que su madre estuviera ahí con ella, y en este momento no es mentira, quería sentir los brazos de su madre, consolándola, besándola, y dándole algún consejo.

Sintió como su padre la sacaba del carro y comenzaban a caminar, decidió que era de hora de fingir y puso su cara de alegría, al entrar a la iglesia no pudo evitar verlo, estaba en el altar parado, elegante, hermoso y porque no, hasta sexy, con su traje negro, camisa blanca y corbata negra.

Ella comenzó a caminar, mientras Edward la veía de pies a cabeza, estaba hermosa con ese vestido blanco con detalles en piedras y una tira en el hombro derecho, no podía quitar sus ojos de ella, de esa mujer que sabe fingir que lo ama, para que los demás le crean, pero que no lo quiere, no aún.

Cuando llegó al altar, él tomó su mano y se giraron al cura, quien comenzó hablar, para ellos la ceremonia fue rápida, no era nada del otro mundo, de hechos los votos fueron los típicos, cuando el cura dijo puedes besar a la novia, Edward así lo hiso.

Tomó su cara y tocó sus labios suavemente, hasta que le pidió permiso con la lengua para profundizarlo y ella se lo permitió, su sabor era dulce, definitivamente el tiempo le había borrado el recuerdo de sus besos, porque eran más deliciosos de lo que recordaba, y con todo su pesar debió terminarlo.

-Señores y señoras les presento a la familia Cullen Swan- dijo el cura.

Y todos los invitados comenzaron a aplaudir y acercarse para felicitarlos, al terminar se subieron al carro y se dirigieron  al salón donde sería la recepción, como siempre el carro iba en completo silencio.

Ella iba concentrada pensando en lo ocurrido en la iglesia, no entendía que demonios pasó, ¿por qué le había permitido profundizarlo?, aunque debió admitir que besa muy bien, y muy a su pesar debió ser por eso, si así era besando, ¿cómo sería en la cama?, lo que ella recordaba era magnifico, pero de seguro con la experiencia adquirida con las mujeres, de seguro ha mejorado, decidió dejar ese tema antes de torturándose.

-Hemos llegado bebe- dijo Edward con tono suave sacándola de sus pensamientos.

-Que comience el espectáculo- susurró ella cuando Edward salió del carro.

Adam el chofer, le abrió la puerta y Edward le extendió la mano, la cual ella tomó sin dudar, salió del carro y ambos se dirigieron al salón, donde con aplausos y música fueron recibidos.

Los invitados eran pocos no llegaban a los cien, no es una fiesta ostentosa, por lo cual Esme pegó el grito al cielo, pero Edward la calló diciendo que era su boda y la de Bella y sería como ellos quisieran, y ambos lo habían decidido así.

Bella se encargó de los preparativos, junto a una planificadora de bodas, y todo resultó a su gusto, sencillo y acogedor.

Al legar al centro de la pista de baile el le posó una mano en la cintura y con la otra le tomó la otra mano, ella hiso lo mismo y comenzó el vals, el primer baile de los novios como esposos, ella sentía su calor, y no podía evitar inhalar su aroma varonil, él por su parte la abrazaba tanto como fuera posible, sintiendo su suave piel.

Luego Edward se separó para bailar con su mamá, mientras ella lo hacía con su papá, y así fueron pasando cada uno de los invitados a bailar con la pareja.

Después de terminar el baile, Bella se dirigió a los sanitarios, estaba un poco sudada y quería refrescarse, iba saliendo del baño cuando Esme la intercepto.

-Admito que ganaste la batalla y ahora eres una Cullen, pero no has ganado la guerra- dijo Esme.

-Mira Esme, yo no tengo ninguna guerra contra ti, aun no entiendo cómo, pero fuiste la mejor amiga de mi madre, eres la mamá de mi esposo, y como tal te respeto- dijo Bella seria pero tranquila.

Esme la vio de arriba abajo, subió su cara y prosiguió.

-Tú no eres mujer para mi hijo, él se merece una mujer hermosa, que le gusten las cosas de sociedad, y que sepa desenvolverse en ellas, que lo represente con sólo mirarla, y tú no eres nada de eso, pero Tanya si, y te lo digo, este matrimonio no va a durar mucho, de eso me encargó yo- dicho eso, dio media vuelta y se fue.

Bella se quedó ahí parada, recomponiéndose de todo lo que había oído, y definitivamente iba a tener que estar preparada para lo que fuera, porque su suegrita no se lo iba a poner fácil.

Salió del baño y se encontró con su papá.

-Vi salir a Esme, ¿estás bien?- preguntó Charlie.

Ella con la cabeza hiso señas de que no, y su padre la tomo de la mano y la llevó a un sitio apartado para poder hablar.

-¿Qué pasó?- preguntó Charlie.

-Lo de siempre, no le agrado, y lo sigue dejando en claro, papá, ¿cómo es posible que mi mamá fue su mejor amiga?

- Bella ellas crecieron juntas, y tú mamá era la única persona que le  podía poner los pies en la tierra.

-Estas muy guapo papá, no te lo había dicho- dijo Bella luego de respirar varias veces para calmarse.

-Claro, para la boda de mi hija tengo que estarlo.

-Me extrañaría mucho que no consiguieras nada hoy- dijo Bella con una sonrisa pícara.

-Si, han caído varias ante este galán- dijo con suficiencia- pero sabes que sólo tu madre ocupa mi corazón.

-Vamos papá, intenta conseguir a alguien, no que ocupe su lugar, pero no tienes que estar solo, alguien que caliente tú cama.

-No estoy sólo, los tengo a los tres, y Bella yo conseguí a mi alma gemela, por lo que acepto que no la tengo conmigo en este momento, pero sé que la volveré a ver- dijo viendo a las estrellas y con voz nostálgica.

-Ya entendía, ya entendí, no insisto más, si tú estás bien así, eso es lo importante- dijo levantando las manos en forma de rendisión.

-Ahora le concede el honor a este viejo padre una pieza- dijo Charlie parándose tomándola de la mano y dándole un beso en esta.

-Por su puesto mi viejo padre, todas las piezas que desees- dijo Bella con una sonrisa y levantándose.

.

.

.

-Está con mi papá, no con Jacob- dice Seth.

Edward gira a mirarlo y su expresión es de no entender a que se refiere.

-Sabes bien de que hablo, Jacob está en aquella esquina bailando con Sue, y Bella está en los jardines con mi papá.

-No se a que te refieres- dice Edward con voz cortante.

-Edward, Edward, si, soy más joven que tú, y aunque lastimaste a mi hermana, sigo siendo tu mejor amigo, llevas rato disimuladamente buscándola- dijo Seth con voz de triunfo.

-Déjame en paz- fue lo único que se le ocurrió decir, ya que no podía evitar darle la razón en todo lo que había dicho.

Sin mencionar que se alivió al saber que no estaba con Black, ¿cómo era posible que siguieran juntos después de tantos años?

En eso dirige la vista a la entrada del jardín y venía entrando ella de la mano de Charlie, Bella no notó que la veía, simplemente se fue directo a la pista y comenzó a bailar, mientras él no le quitaba los ojos de encima.

La noche pasó rápido, y en cuanto se quisieron dar cuenta ya era la hora de irse, Bella estaba deseando que el momento no llegara, pero se resignó cuando Leah le dijo que ya era la hora.

Se comenzó a despedir de todos, al llegar al lado de Jacob y Seth, estos no pudieron evitar decir una broma sobre la noche de bodas, Bella casi los mata con la mirada y ellos lo que hicieron fue abrazarla, cuando estaba despidiéndose de Jacob apareció Edward, la tomó de la cintura, y se dirigieron a la salida.

Al subir en el auto, el típico silencio inundó el ambiente, Bella se sentía nerviosa, como si fuera a ser su primera vez, y se recriminaba mentalmente que no debería estar así, ya que a estado con varios hombres, si pero hace tiempo que no estas con el hombre que te quitó la virginidad, le dijo su conciencia.

Llegaron a la casa de Edward, ella intentó demostrar seguridad y tranquilidad, cosa que no tenía en ese momento, sintió como Edward se le acercaba y le decía.

-Bienvenida a nuestra casa Sra. Cullen.

Ella se giró para reclamarle que no era nuestra, era de él, cuando Adam le abrió la puerta del carro y le tendió la mano para que saliera.

-Muchas gracias Adam.

-De nada Sra. Que tenga buenas noches- dijo Adam.

-Igual para ti, que descanses- le respondió Bella con una sonrisa sincera en los labios.

Se dirigió a la entrada de la casa con Edward detrás de ella, no podía detallar la misma ya que estaba cansada y quería quitarse los zapatos y dormir.

-Por aquí queda nuestra habitación- le dijo Edward subiendo las escaleras.

-Tus cosas ya están en su sitio- dijo Edward de nuevo una vez abrió la puerta del cuarto.

-Gracias, yo podría haberlas arreglado mañana, no era necesario.

-Para eso le pago a Emily- dijo en todo serio.

Bella decidió ignorar sus palabras y se dirigió al vestidor, se sorprendió de lo grande que era este, la ropa estaba ordenada completamente junto con sus zapatos, su ropa íntima y sus accesorios, con un sillón redondo color negro en el medio, buscó una bata morada de seda para poder dormir y ropa íntima, ya que pretendía darse una ducha.

Se quitó los zapatos, y continuó con los accesorios y el cabello, intentaba alcanzar el cierre del vestido que se encontraba en la parte de atrás, pero no lograba alcanzarlo.

-Te ayudo- dijo una voz suave que no se había percatado que estaba ahí.

-Por favor- dijo resignada al hecho de que no se lo iba a poder quitar sola.

Edward se acercó, Bella le dio la espalda y se colocó el cabello de un lado, él suavemente empezó a bajar el cierre, y ella comenzó a creer que lo hacía a propósito, porque sentía sus dedos acariciándola por donde pasaba el cierre, y no pudo evitar que ese leve contacto la excitara.

Al terminar de bajarle el cierre, Edward se acercó a su cuello descubierto.

-Listo- le susurró en el oído mientras le lamía el lóbulo.

Bella cerró los ojos y se dejó llevar, disfrutar del momento, al menos de su matrimonio disfrutaría del sexo. Edward seguía besando y lamiendo su cuello y la oreja, mientras lentamente le quitaba el vestido, cuando este ya estaba el suelo la giró y comenzaron un beso apasionado lleno de deseo acompañado por las manos de cada uno que exploraba el cuerpo del otro.

Bella comenzó a quitarle la ropa a Edward, hace tiempo que no lo tocaba de esa manera, su abdomen bien definido, esos chocolates que se le marcaban, los bíceps y tríceps de los brazos, definitivamente su cuerpo había mejorado, y no pudo dejar de sorprenderse al ver que él sabía donde tocarla para excitarla, se asombró cuando Edward la cargó tal cual novia y la deposito con cuidado en la cama.

Él la deseaba y la iba a ser suya, no iba a ser de nadie más, él no se pudo explicar cuanto extrañaba esa cálida y suave piel, su olor, ni mencionar el olor de su sexo excitado, le encantó saber que lo que producía en ella.

Sin permiso acarició su clítoris húmedo, saliendo de ella un gemido como respuesta, luego introdujo un dedo y al sacarlo metió dos, él introducía y sacaba sus dedos, mientras con su boca acariciaba sus senos, el cuerpo de Bella se arqueaba y movía a su encuentro mientras que de su boca gritaba de placer.

-Córrete Bella, tú cuerpo lo quiere y yo también- dijo seductoramente en su oído.

Sólo eso bastó para que el cuerpo de Bella se llenara de placer, estaba recobrándose del orgasmo cuando Edward la penetró sin aviso, y eso le gustó.

-Edward- fue lo que pudo salir de su boca por la sorpresa y el placer.

Las embestidas fueron duras, y cada una las disfrutó, de la boca de ambos salían gemidos mezclados con los nombres del otro, cada uno sintió como el orgasmo los arrojaba al paraíso.

Después de recuperarse Edward salió del interior de Bella colocándose a su lado, Bella pensó que en otros tiempos se habría abrazado a él, pero esos tiempos ya no existían, así que se quedó en el que ahora sería su lado de esa cama, y con ello poco a poco se fue quedando dormida.

Bella estaba sentada en frente del espejo de su cuarto en la casa de sus padres, viendo a la persona que estaba reflejada, no podía creer la maravilla que la maquilladora hiso con ella, no se notaban sus ojos hinchados de tanto llorar.

Porque si, pasó toda la noche llorando, no podía creer lo que estaba a punto de suceder, se iba a casar, y con el hombre que odiaba, ella que siempre creyó en el matrimonio hasta que la muerte los separe, para ella el divorcio era el último recurso de no poder salvar un matrimonio, pero estaba segura, que después de unos cuantos años, ellos se divorciarían porque ninguno de los dos se amaba.

Ella siempre quiso un matrimonio como el de sus padres, donde había amor, compresión, peleas claro, pero también reconciliación, criar a los hijos unidos, y luego ver crecer a los nietos, pero eso en ella, no iba a ocurrir.

Recordó el dolor de su adolescencia y no pudo evitar pensar en el pasado.

Ella y Edward tenían 18 años de edad, y tenían casi siete meses de novios, de los cuales los primeros seis fueron estupendos, él era cariñoso, amable, atento, caballeroso, detallista, pero de pronto cambió, sabía que algo andaba mal, pero no sabía qué.

Le había llegado la aceptación en una universidad prestigiosa de París, muy reconocida por los diseñadores que de ella salieron, ese era su sueño, estudiar ahí y regresar a Estados Unidos y comenzar su propia empresa de línea de Carteras y Zapatos, pero no sabía como hacer funcionar su relación desde lejos.

El día que ellos cumplían siete meses, no lo había visto más que unos pocos minutos en la preparatoria, y él parecía no acordarse de la fecha, ella salió con unos amigos Mike, Jessica, Erick, Tyler, Jacob y Kate a una discoteca, tenían ya varias horas ahí cuando ella fue al baño, y lo vio, vio a Edward y Lauren prácticamente follando con ropa.

Se le rompió el corazón, y supo que era eso, él tenía otras, la persona que amó, al que le entregó su virginidad, la estaba engañando con otras, porque sabía que eran varias, se dio cuenta que siempre lo supo pero se negaba a reconocerlo.

Se armó de valor, no dejó que sus lágrimas salieran, no le iba a dar el gusto de verla humillada, se les acercó, le tocó el hombro y cuando Edward se giró no vio ni sorpresa, ni arrepentimiento en sus ojos, y lo único que pudo salir de los labios de ella fue terminamos, se dio la media vuelta y su amigo la llevó a casa.

Duró toda la noche llorando, Jacob no decía nada, sólo la abrazaba y la consolaba con su presencia, hasta que ella le contó, y él le aconsejó que aceptara la matrícula en París, que se alejara y se recuperara. Al día siguiente habló con su familia y se fue a París esa misma semana.

Dos toques en la puerta la sacaron de sus recuerdos.

-Pase- dijo con voz tranquila.

-Ya es hora hija- dijo Charlie entrando al cuarto.

Ella se levantó y asintió con la cabeza.

-Estas hermosa, si tu madre estuviera aquí…

-Estuviera llorando- terminó la frase Bella con una sonrisa de nostalgia.

-Perdóname hija, por obligarte hacer esto- dijo Charlie con total culpa en los ojos.

-Tú no me obligaste papá, Seth me dio a escoger, me dijo que no era obligado, pero si la forma más rápida, yo escogí- dijo tomando la cara de su padre en sus manos y dándole un beso en la frente.

Charlie asintió, y se fueron en el carro hasta la iglesia, durante el trayecto Bella pensaba en su madre, y como tuvo que utilizarla de excusa por tener tan hinchado los ojos, ya que Leah al verla le preguntó, y lo que se le ocurrió fue decirle que pasó toda la noche llorando, porque quería que su madre estuviera ahí con ella, y en este momento no es mentira, quería sentir los brazos de su madre, consolándola, besándola, y dándole algún consejo.

Sintió como su padre la sacaba del carro y comenzaban a caminar, decidió que era de hora de fingir y puso su cara de alegría, al entrar a la iglesia no pudo evitar verlo, estaba en el altar parado, elegante, hermoso y porque no, hasta sexy, con su traje negro, camisa blanca y corbata negra.

Ella comenzó a caminar, mientras Edward la veía de pies a cabeza, estaba hermosa con ese vestido blanco con detalles en piedras y una tira en el hombro derecho, no podía quitar sus ojos de ella, de esa mujer que sabe fingir que lo ama, para que los demás le crean, pero que no lo quiere, no aún.

Cuando llegó al altar, él tomó su mano y se giraron al cura, quien comenzó hablar, para ellos la ceremonia fue rápida, no era nada del otro mundo, de hechos los votos fueron los típicos, cuando el cura dijo puedes besar a la novia, Edward así lo hiso.

Tomó su cara y tocó sus labios suavemente, hasta que le pidió permiso con la lengua para profundizarlo y ella se lo permitió, su sabor era dulce, definitivamente el tiempo le había borrado el recuerdo de sus besos, porque eran más deliciosos de lo que recordaba, y con todo su pesar debió terminarlo.

-Señores y señoras les presento a la familia Cullen Swan- dijo el cura.

Y todos los invitados comenzaron a aplaudir y acercarse para felicitarlos, al terminar se subieron al carro y se dirigieron  al salón donde sería la recepción, como siempre el carro iba en completo silencio.

Ella iba concentrada pensando en lo ocurrido en la iglesia, no entendía que demonios pasó, ¿por qué le había permitido profundizarlo?, aunque debió admitir que besa muy bien, y muy a su pesar debió ser por eso, si así era besando, ¿cómo sería en la cama?, lo que ella recordaba era magnifico, pero de seguro con la experiencia adquirida con las mujeres, de seguro ha mejorado, decidió dejar ese tema antes de torturándose.

-Hemos llegado bebe- dijo Edward con tono suave sacándola de sus pensamientos.

-Que comience el espectáculo- susurró ella cuando Edward salió del carro.

Adam el chofer, le abrió la puerta y Edward le extendió la mano, la cual ella tomó sin dudar, salió del carro y ambos se dirigieron al salón, donde con aplausos y música fueron recibidos.

Los invitados eran pocos no llegaban a los cien, no es una fiesta ostentosa, por lo cual Esme pegó el grito al cielo, pero Edward la calló diciendo que era su boda y la de Bella y sería como ellos quisieran, y ambos lo habían decidido así.

Bella se encargó de los preparativos, junto a una planificadora de bodas, y todo resultó a su gusto, sencillo y acogedor.

Al legar al centro de la pista de baile el le posó una mano en la cintura y con la otra le tomó la otra mano, ella hiso lo mismo y comenzó el vals, el primer baile de los novios como esposos, ella sentía su calor, y no podía evitar inhalar su aroma varonil, él por su parte la abrazaba tanto como fuera posible, sintiendo su suave piel.

Luego Edward se separó para bailar con su mamá, mientras ella lo hacía con su papá, y así fueron pasando cada uno de los invitados a bailar con la pareja.

Después de terminar el baile, Bella se dirigió a los sanitarios, estaba un poco sudada y quería refrescarse, iba saliendo del baño cuando Esme la intercepto.

-Admito que ganaste la batalla y ahora eres una Cullen, pero no has ganado la guerra- dijo Esme.

-Mira Esme, yo no tengo ninguna guerra contra ti, aun no entiendo cómo, pero fuiste la mejor amiga de mi madre, eres la mamá de mi esposo, y como tal te respeto- dijo Bella seria pero tranquila.

Esme la vio de arriba abajo, subió su cara y prosiguió.

-Tú no eres mujer para mi hijo, él se merece una mujer hermosa, que le gusten las cosas de sociedad, y que sepa desenvolverse en ellas, que lo represente con sólo mirarla, y tú no eres nada de eso, pero Tanya si, y te lo digo, este matrimonio no va a durar mucho, de eso me encargó yo- dicho eso, dio media vuelta y se fue.

Bella se quedó ahí parada, recomponiéndose de todo lo que había oído, y definitivamente iba a tener que estar preparada para lo que fuera, porque su suegrita no se lo iba a poner fácil.

Salió del baño y se encontró con su papá.

-Vi salir a Esme, ¿estás bien?- preguntó Charlie.

Ella con la cabeza hiso señas de que no, y su padre la tomo de la mano y la llevó a un sitio apartado para poder hablar.

-¿Qué pasó?- preguntó Charlie.

-Lo de siempre, no le agrado, y lo sigue dejando en claro, papá, ¿cómo es posible que mi mamá fue su mejor amiga?

- Bella ellas crecieron juntas, y tú mamá era la única persona que le  podía poner los pies en la tierra.

-Estas muy guapo papá, no te lo había dicho- dijo Bella luego de respirar varias veces para calmarse.

-Claro, para la boda de mi hija tengo que estarlo.

-Me extrañaría mucho que no consiguieras nada hoy- dijo Bella con una sonrisa pícara.

-Si, han caído varias ante este galán- dijo con suficiencia- pero sabes que sólo tu madre ocupa mi corazón.

-Vamos papá, intenta conseguir a alguien, no que ocupe su lugar, pero no tienes que estar solo, alguien que caliente tú cama.

-No estoy sólo, los tengo a los tres, y Bella yo conseguí a mi alma gemela, por lo que acepto que no la tengo conmigo en este momento, pero sé que la volveré a ver- dijo viendo a las estrellas y con voz nostálgica.

-Ya entendía, ya entendí, no insisto más, si tú estás bien así, eso es lo importante- dijo levantando las manos en forma de rendisión.

-Ahora le concede el honor a este viejo padre una pieza- dijo Charlie parándose tomándola de la mano y dándole un beso en esta.

-Por su puesto mi viejo padre, todas las piezas que desees- dijo Bella con una sonrisa y levantándose.

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-Está con mi papá, no con Jacob- dice Seth.

Edward gira a mirarlo y su expresión es de no entender a que se refiere.

-Sabes bien de que hablo, Jacob está en aquella esquina bailando con Sue, y Bella está en los jardines con mi papá.

-No se a que te refieres- dice Edward con voz cortante.

-Edward, Edward, si, soy más joven que tú, y aunque lastimaste a mi hermana, sigo siendo tu mejor amigo, llevas rato disimuladamente buscándola- dijo Seth con voz de triunfo.

-Déjame en paz- fue lo único que se le ocurrió decir, ya que no podía evitar darle la razón en todo lo que había dicho.

Sin mencionar que se alivió al saber que no estaba con Black, ¿cómo era posible que siguieran juntos después de tantos años?

En eso dirige la vista a la entrada del jardín y venía entrando ella de la mano de Charlie, Bella no notó que la veía, simplemente se fue directo a la pista y comenzó a bailar, mientras él no le quitaba los ojos de encima.

La noche pasó rápido, y en cuanto se quisieron dar cuenta ya era la hora de irse, Bella estaba deseando que el momento no llegara, pero se resignó cuando Leah le dijo que ya era la hora.

Se comenzó a despedir de todos, al llegar al lado de Jacob y Seth, estos no pudieron evitar decir una broma sobre la noche de bodas, Bella casi los mata con la mirada y ellos lo que hicieron fue abrazarla, cuando estaba despidiéndose de Jacob apareció Edward, la tomó de la cintura, y se dirigieron a la salida.

Al subir en el auto, el típico silencio inundó el ambiente, Bella se sentía nerviosa, como si fuera a ser su primera vez, y se recriminaba mentalmente que no debería estar así, ya que a estado con varios hombres, si pero hace tiempo que no estas con el hombre que te quitó la virginidad, le dijo su conciencia.

Llegaron a la casa de Edward, ella intentó demostrar seguridad y tranquilidad, cosa que no tenía en ese momento, sintió como Edward se le acercaba y le decía.

-Bienvenida a nuestra casa Sra. Cullen.

Ella se giró para reclamarle que no era nuestra, era de él, cuando Adam le abrió la puerta del carro y le tendió la mano para que saliera.

-Muchas gracias Adam.

-De nada Sra. Que tenga buenas noches- dijo Adam.

-Igual para ti, que descanses- le respondió Bella con una sonrisa sincera en los labios.

Se dirigió a la entrada de la casa con Edward detrás de ella, no podía detallar la misma ya que estaba cansada y quería quitarse los zapatos y dormir.

-Por aquí queda nuestra habitación- le dijo Edward subiendo las escaleras.

-Tus cosas ya están en su sitio- dijo Edward de nuevo una vez abrió la puerta del cuarto.

-Gracias, yo podría haberlas arreglado mañana, no era necesario.

-Para eso le pago a Emily- dijo en todo serio.

Bella decidió ignorar sus palabras y se dirigió al vestidor, se sorprendió de lo grande que era este, la ropa estaba ordenada completamente junto con sus zapatos, su ropa íntima y sus accesorios, con un sillón redondo color negro en el medio, buscó una bata morada de seda para poder dormir y ropa íntima, ya que pretendía darse una ducha.

Se quitó los zapatos, y continuó con los accesorios y el cabello, intentaba alcanzar el cierre del vestido que se encontraba en la parte de atrás, pero no lograba alcanzarlo.

-Te ayudo- dijo una voz suave que no se había percatado que estaba ahí.

-Por favor- dijo resignada al hecho de que no se lo iba a poder quitar sola.

Edward se acercó, Bella le dio la espalda y se colocó el cabello de un lado, él suavemente empezó a bajar el cierre, y ella comenzó a creer que lo hacía a propósito, porque sentía sus dedos acariciándola por donde pasaba el cierre, y no pudo evitar que ese leve contacto la excitara.

Al terminar de bajarle el cierre, Edward se acercó a su cuello descubierto.

-Listo- le susurró en el oído mientras le lamía el lóbulo.

Bella cerró los ojos y se dejó llevar, disfrutar del momento, al menos de su matrimonio disfrutaría del sexo. Edward seguía besando y lamiendo su cuello y la oreja, mientras lentamente le quitaba el vestido, cuando este ya estaba el suelo la giró y comenzaron un beso apasionado lleno de deseo acompañado por las manos de cada uno que exploraba el cuerpo del otro.

Bella comenzó a quitarle la ropa a Edward, hace tiempo que no lo tocaba de esa manera, su abdomen bien definido, esos chocolates que se le marcaban, los bíceps y tríceps de los brazos, definitivamente su cuerpo había mejorado, y no pudo dejar de sorprenderse al ver que él sabía donde tocarla para excitarla, se asombró cuando Edward la cargó tal cual novia y la deposito con cuidado en la cama.

Él la deseaba y la iba a ser suya, no iba a ser de nadie más, él no se pudo explicar cuanto extrañaba esa cálida y suave piel, su olor, ni mencionar el olor de su sexo excitado, le encantó saber que lo que producía en ella.

Sin permiso acarició su clítoris húmedo, saliendo de ella un gemido como respuesta, luego introdujo un dedo y al sacarlo metió dos, él introducía y sacaba sus dedos, mientras con su boca acariciaba sus senos, el cuerpo de Bella se arqueaba y movía a su encuentro mientras que de su boca gritaba de placer.

-Córrete Bella, tú cuerpo lo quiere y yo también- dijo seductoramente en su oído.

Sólo eso bastó para que el cuerpo de Bella se llenara de placer, estaba recobrándose del orgasmo cuando Edward la penetró sin aviso, y eso le gustó.

-Edward- fue lo que pudo salir de su boca por la sorpresa y el placer.

Las embestidas fueron duras, y cada una las disfrutó, de la boca de ambos salían gemidos mezclados con los nombres del otro, cada uno sintió como el orgasmo los arrojaba al paraíso.

Después de recuperarse Edward salió del interior de Bella colocándose a su lado, Bella pensó que en otros tiempos se habría abrazado a él, pero esos tiempos ya no existían, así que se quedó en el que ahora sería su lado de esa cama, y con ello poco a poco se fue quedando dormida.

 

 

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Hola mis niñas lindas, que les pareció el capítulo, y sobre lo que ocurrió entre Bella y Edward hace tiempo, ¿porque creen que lo hiso Edward?, espero sus comentarios, y sugerencias, este capítulo se lo dedico a Maya, Kimerky y Daryanny.

Chaito y cuidense.

Capítulo 4: TODOS LOS SABEN Capítulo 6: BENEFICENCIA DE LA LUCHA CONTRA EL CANCER

 
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