Equinoccio

Autor: bella_147
Género: Romance
Fecha Creación: 03/07/2009
Fecha Actualización: 19/06/2012
Finalizado: SI
Votos: 31
Comentarios: 135
Visitas: 127050
Capítulos: 27

Version de Luna nueva contada por Edward Cullen. Ahora conoceras todo lo que paso Edward antes y despues de dejar a bella en aquel bosque.
Todos los personajes principales pertenecen a S.M.
No puede publicarse este fanfic en otra pagina sin mi permiso, gracias. 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 18: Castigo

 

--- Buenas tardes, Jane —dijo Gianna cuando pasamos enseguida de su mostrador, Bella estaba atónita, supuse por sus facciones que lo único que pasaba por su mente ahora era ¿Qué hace una humana rodeada de vampiros? pero realmente hacia lo mismo que ella, entregándose a la muerte solo por un amor, Gianna por ser vampiro y Bella por mí, y eso creí.

--- Gianna. – dijo Jane como saludo. Creo que hasta era amable con ella a comparación de cómo hablaba a los demás.

Seguimos hasta el otro lado de las puertas de maderas, donde nos esperaba Alec, él que nos sonrió cuando cruzamos la puerta,

--- Jane... – dijo tendiéndole la mano a su “melliza”

--- Alec —Se besaron en las mejillas como saludo e intercambiaron miradas juguetonas.

--- Te enviaron en busca de uno y vuelves con dos... – su sonrisa no se borraba de la cara -  y medio —hizo un mohín al ver a Bella—. Buen trabajo.

Jane soltó una risita, como si fuera una niña felicitada por su padre.

--- Bienvenido de nuevo, Edward —dijo volteando a verme—. Pareces de mucho mejor humor.

--- Ligeramente —conteste, no soltaba a Bella de la cintura y sentí como se acerco mucho mas a mi cuando Alec se rio entre dientes, algo maléfico para ser exacto.

--- ¿Y ésta es la causante de todo el problema? —me preguntó con incredulidad, mientras pasaba su mirada a Bella y la analiza de arriba hacia abajo, una imagen de una humana bastante débil se formo en su cabeza.

Trate de sonreír, pero el asqueroso pensamiento de Félix atrás detuvo mi intento y volvió a sacar mi coraje a flote.

--- ¡Me la pido primero! – dijo desde atrás de mi, con la misma tranquilidad que invadía a todos los de la habitación – obviamente sin contar a Bella y a mí. El gruñido que trataba de guardar dentro de mi término por salir.

--- ¿Qué pasa Edward? – sonrió descaradamente, imágenes de Bella desangrada en el piso comenzaron a pasar por su cabeza – Aquí no tenemos que escondernos de nadie, oí alguna vez que has matado a varios vampiros tu solo… pruébalo.

Respire profundo pero sonó casi como un gruñido de una fiera en plena caza.

—Paciencia —Alice se acerco a mí y me tomo del brazo – Creo que se que haremos, todo terminara pronto Edward, no hagas otro problema hoy… Sabes cómo son ellos… aun no… no mates a nadie hoy ¿está bien?

Alice respiro hondo y volvió a su sonrisa natural.

—Aro se alegrará de volver a verte. – dijo Alec al final, como si no hubiera pasado nada. Espere que Bella no hubiera percatado tanta presión.

—No le hagamos esperar —sugirió Jane, antes de tomarse de la mano con Alec y seguir por el pasillo;  Alec mantuvo abierta la puerta de madera para que la cruzara Jane, por fin llegaríamos con Aro y trate de confiar en Alice, todo terminaría pronto.

Ayude a Bella a cruzar la puerta, pues al otro lado volvía a estar los pisos de piedra, la oscuridad, el agua y el clima frio de antes. Como siempre protesto un poco pero al final llegamos hasta la estancia donde estaban los “amigos” de los Vulturi, su cena y la guardia. Aro que estaba al centro de todo se puso de pie al ver entrar a Jane con todos nosotros siguiéndola.

--- ¡Jane, querida, has vuelto! —su alegría salía a flote. Se acerco hasta nosotros, de hecho miro un buen rato a Bella y recordó las imágenes que había tomado de mi mente cuando lo había visto la noche anterior, a Bella en el salón de Biología, en el partido de Beisbol, las noches en su casa, la primavera pasada en Phoenix, todo en pocos segundos. No tardo mucho entre eso y después se acerco a Jane, a la que beso como premio, supuse por haber traído al loco vampiro que pretendía asustar a su población, a la pequeña vampira que ve el futuro y a un almuerzo mas. Si de seguro seria un premio.

--- Sí, maestro —Jane sonrió. - Le he traído de regreso y con vida, como deseabas.

Obviamente se refería a mí, puse los ojos en blanco. Como si hubiera hecho algo, si no hubiera sido por Bella ahora yo estaría… quien sabe dónde.

--- Ay, Jane. ¡Cuánto me conforta tenerte a mi lado! - él sonrió también. - ¡Y también has traído a Alice y Bella! - Su emoción llegaba a ser exagerada, claramente actuada, pero exagerada al fin, dio un pequeño aplauso antes de terminar—. ¡Qué agradable sorpresa! ¡Maravilloso! – volvió a mirar a Bella y otra imagen de mi cabeza llego a la suya, era en el prado cuando Bella me vio brillar por primera vez, su sonrisa no se borro de su cara- Félix, sé bueno y avisa a mis hermanos de quiénes están aquí. Estoy seguro de que no se lo van a querer perder.

--- Sí, maestro —asintió Félix, que regreso por la puerta de madera.

--- ¿Lo ves, Edward? —Aro se acerco a mí, mientras me reprimía como si fuera mi padre—. ¿Qué te dije yo? ¿No te alegras de que te hayamos denegado tu petición de ayer?

--- Sí, Aro, lo celebro —dije mientras apretaba el brazo con el que abrazaba a Bella.

--- Me encantan los finales felices… Son tan escasos —Aro suspiró, era un excelente melodramático - Eso sí… quiero que me contéis toda la historia. ¿Cómo ha sucedido esto, Alice? – Su mirada se fijo en Alice que se hallaba enseguida de mi - Tu hermano parecía creer que eras infalible… pero al parecer cometiste un error.

--- No, no, no soy infalible ni por asomo —Una sonrisa ilumino su cara, pude haber asegurado que estaba en confianza si no hubiera sido porque cantaba el himno nacional y porque tenía los puños apretados - Como pudiste haber comprobado hoy, a menudo causo más problemas de los que soluciono.

--- Eres demasiado modesta; he contemplado alguna de tus hazañas más sorprendentes y he de admitir que no había visto a nadie con un don como el tuyo. ¡Maravilloso! – la sonrisa volvió a aparecer en su cara mientras juntaba sus manos.

--- ¿Cómo es eso, Edward? - me pregunto Alice.

--- Lo siento. No nos han presentado como es debido, ¿verdad? – Dijo, su tono de voz era hasta cómico - Es sólo que siento como si ya te conociera y tiendo a precipitarme. Tu hermano nos presentó ayer de una forma... peculiar. – una sonrisa se apareció de nuevo - Ya ves, comparto un poco del talento de Edward, sólo que de forma más limitada que la suya.

--- Pero exponencialmente es mucho más poderoso – dije - Aro necesita del contacto físico para oír tus pensamientos, pero llega mucho más lejos que yo. Como sabes, sólo soy capaz de conocer lo que pasa por la cabeza de alguien en un momento dado, pero Aro oye cualquier pensamiento que esa persona haya podido tener. – le explique a Alice, ella arqueo sus cejas.

--- ¿Vio todo? – pregunto asustada. Agache la cabeza en forma de afirmación.

—Pero ser capaz de oír a lo lejos... —Aro se refirió a nuestro intercambio de pensamientos—. ¡Eso sí que sería práctico! - ¡Han llegado!, pensó mientras dirigía su vista a la puerta detrás de nosotros, Marco y Cayo venían junto con Félix. - ¡Marco, Cayo, miren! Después de todo, Bella sigue viva y Alice se encuentra con ella. ¿No es maravilloso? – dijo mientras daba un paso hacia el frente.

Marco no pensaba que era maravilloso, más bien para él era repugnante, era solo una más para comer. Cayó no mostro sorpresa alguna pero no figuro la cara de pocos amigos como Marco.  De igual forma Aro no opaco su extraña felicidad.

—Conozcamos la historia…. – Marco se acerco hasta los escalones en donde estaba Aro, en un pequeño roce de manos le compartió todos sus pensamientos a Aro, donde lo único importante que quería decirle, era su asombro por la relación que tenia con Bella; algo que yo ya sabía.

Resople sin hacer ruido, Aro sonrió y Alice volteo curiosa.

--- ¿Qué le ha dicho? – me pregunto

—Gracias, Marco —dijo Aro—. Esto es muy interesante.

Marco no contesto y se sentó en las sillas que se encontraban detrás de Aro, junto con Cayo. Las guardias no se separaron de ellos.

Aro repitió varias veces más en su cabeza la misma frase.

—Asombroso, realmente increíble.

--- ¿Qué es tan asombroso? – pregunto Alice

Volví a mirarla para explicarle lo que pasaba entre las mentes de los Vulturi.

--- Marco ve las relaciones y ha quedado sorprendido por la intensidad de las nuestras.

--- Qué práctico! —repitió para sí mismo. Luego, se dirigió a nosotros— Puedo asegurarles que cuesta bastante sorprender a Marco…Resulta difícil de comprender, eso es todo, incluso ahora —Aro volvió a su mente las imágenes de mis besos con Bella y después miro mi brazo alrededor de Bella atónito—. ¿Cómo puedes permanecer tan cerca de ella de ese modo?

--- No sin esfuerzo —conteste con la verdad

--- Pero aun así... ¡La tua cantante! ¡Menudo derroche!

Me reí sin felicidad.

--- Yo lo veo más como un precio a pagar.

--- Un precio muy alto. – me contesto

--- Simple coste de oportunidad.

Aro echó a reír.

--- No hubiera creído que el reclamo de la sangre de alguien pudiera ser tan fuerte de no haberla olido en tus recuerdos. Yo mismo nunca había sentido nada igual. La mayoría de nosotros vendería caro ese obsequio mientras que tú...

--- ... lo derrocho —concluí con sarcasmo. Aro rió una vez más.

--- ¡Ay, cómo echo de menos a mi amigo Carlisle! – Me dijo-  Me recuerdas a él, excepto que él no se irritaba tanto. – sonrío de nuevo.

--- Carlisle me supera en muchas otras cosas.

---Jamás pensé ver a nadie que superase a Carlisle en autocontrol, pero tú le haces palidecer.

--- En absoluto —conteste, yo había estado en varias ocasiones a punto de matar a Bella solo por la necesidad de su sangre en cambio Carlisle podía pasar horas curando hemorragias humanas.

--- Me congratulo por su éxito —Aro reflexionó—. Tus recuerdos de él constituyen un verdadero regalo para mí, aunque me han dejado estupefacto. Me sorprende que haya... Me complace que el éxito le haya sorprendido en el camino tan poco ortodoxo que eligió. Temía que se hubiera debilitado y gastado con el tiempo. Me hubiera mofado de su plan de encontrar a otros que compartieran su peculiar visión, pero aun así, no sé por qué, me alegra haberme equivocado…Pero ¡su  abstinencia...! —sus ojos se abrieron como plato-  No sabía que era posible tener tanta fuerza de voluntad. Habituarse a resistir el canto de las sirenas, no una vez, sino una y otra, y otra más... No lo hubiera creído de no haberlo visto por mí mismo.

No prestaba mucha atención a lo que decía, supuse que Bella estaría maravillada con él. Y Alice seguía sus pasos.

--- Sólo de recordar cuánto te atrae ella... —Aro rió entre dientes—. Me pone sediento.

El aburrimiento se esfumo en un instante y volví a estar tenso.

--- No te inquietes… No tengo intención de hacerle daño, pero siento una enorme curiosidad sobre una cosa en particular —miro a Bella con interes—. ¿Puedo? —me pregunto.

--- Pregúntaselo a ella—dije, no estaba seguro que pasaría cuando Aro la tocara, pero no había mucho que esconder, yo ya le había mostrado todo.

--- ¡Por supuesto, qué descortesía por mi parte! —Exclamo-  Bella, me fascina que seas la única excepción al impresionante don de Edward... – la miraba como si fuera un objeto raro -  Una cosa así me resulta de lo más interesante y, dado que nuestros talentos son tan similares en muchas cosas, me preguntaba si serías tan amable de permitirme hacer un intento para verificar si también eres una excepción para mí.

Bella alzo la mirada y la cruzo con la mía, el terror estaba a flor de piel. Solo asentí, ni yo mismo sabía que podía pasar, pero trate de darle ánimos. Bella alzo su mano temblorosa mientras respiraba hondo, Aro la rozo y su rostro de emoción comenzó a esfumarse, había fracasado.

--- Pues sí, muy interesante —dijo volviendo a bajar la mano. —Lo primero... Me pregunto si es inmune al resto de nuestros dones... ¿Jane, querida?

--- ¡No! —Gruñí, Alice trato de agarrarme por el brazo con una mano, pero la moví con fuerza. Jane sonrío con felicidad a Aro.

--- ¿Sí, maestro?

Ahora no estaba preocupado o molesto, estaba realmente furioso, todos comenzaban a pasar imágenes por su cabeza de bella retorciéndose de dolor en el suelo y eso solo hacía que mis gruñidos salieran de mi pecho cada vez más violentos, recordé cuando luche por última vez con Victoria.

—Me preguntaba, querida, si Bella es inmune a ti. – dijo Aro haciendo caso omiso a lo que pasaba. Solté a Bella y  me pare frente a ella. Cayo se puso de pie con curiosidad. Jane volteo hacia nosotros con una mirada maléfica.

--- Esto puede doler un poco…

--- ¡No! —Alice dio un grito desgarrador cuando me tire sobre Jane. Lo siguiente que sentí fue mis huesos chocando con gran fuerza en el suelo. El poder de Jane es impresionante, ni si quiera te tocaba pero hacia que te retorcieras de dolor, convulsione y sentía como fuego cruzaba por todo mi cuerpo, imágenes de Bella en el acantilado, junto con sensaciones de espadas en la espalda hacían que no pudiera moverme, una fuerza me presionaba contra el suelo pero al mismo tiempo hacia que me retorciera como un humano débil.

--- ¡Paren! —Bella grito en el silencio de la habitación. Supuse que Alice la detuvo pues nunca llego a mi lado. Las piedras se encajaban en mi cuerpo.

—Jane —la llamó Aro con voz tranquila.

Jane dejo de mirarme y el dolor se detuvo, abrí los ojos un segundo y vi como seguía sonriendo, después pasó su mirada a Bella. 

 

Capítulo 17: Reencuentro Capítulo 19: Almuerzo

 
14444607 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios