El chico malo (+18)

Autor: sabriicullen
Género: Romance
Fecha Creación: 26/08/2013
Fecha Actualización: 05/01/2014
Finalizado: SI
Votos: 24
Comentarios: 100
Visitas: 74359
Capítulos: 37

Atrévete a sentir el lado rebelde del amor.

Edward era el chico malo de la ciudad y yo la chica buena. Se suponía que no debía ocurrir.

Edward Cullen es maleducado y peligroso, el típico chico malo. Entonces, ¿por qué la buena de Bella, que tiene a Jacob al novio perfecto, no puede evitar sentirse irresistiblemente atraída por él?


 

Hola esta historia no es mía... esta basada en el libro el chico malo de Abby Glines.. yo solo cambie los personajes, con mi saga favorita... espero que le guste y dejen sus comentarios y votitos...

Tambien si quieren pueden pasar por mi otra historia, se llama

" Mi Hermoso Desastre"....

Las kieroo SabriiCullen<3

"actualizo todos los miercoles y sabado"

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Capítulo 31: Capitulo 29...

La historia y los personaje no me pertenecen. Pertenecen a Abby Glines y Stephenie Meyer...

 


 

Pov Bella

Una sencilla respuesta honesta me sentó como un puñetazo en el estómago.

—Sé que me odias. No te culpo. Pero Edward, Edward te necesita. Por favor, no le odies a él también. Finalmente, levanté la vista para buscar su mirada. Tenía el entrecejo fruncido y negó lentamente con la cabeza.

—No te odio, Bella. Y no odio a Edward. Quiero que vuelva. Cuando me marché del bar el domingo, no esperaba que saliese huyendo. Tendría que haberlo supuesto, pero estabas tú y sabía que no quería dejarte.

—Edward te quiere. Te ha herido y no es capaz de afrontarlo. Los labios de Jacob dibujaron una sonrisa triste.

—No, Bella. Ésa no es la razón de su marcha. Jacob dio un vistazo al pasillo vacío. Llegábamos tarde a clase, pero no me importaba. Pensaba irme a casa igualmente.—Ven. Tengo que contarte una cosa —dijo.

Le seguí hasta su camioneta. Era extraño subir sin que me abriese la puerta o me cogiese en brazos para colocarme en el asiento. Pero, en cierto modo, parecía lo más adecuado. Así era como tendría que haber sido desde el principio. Jacob salió del aparcamiento y condujo hacia el sur. Por lo que parecía, la charla tendría lugar fuera de la ciudad.

—Fui a por Edward el domingo. Sabía que le encontraría en el bar jugando al billar. Siempre va allí para relajarse. Cuando llegué, discutimos y nos peleamos. —Jacob me miró de reojo y puso una mueca—. Me gustaría decir que Edward se llevó la peor parte, pero los dos sabemos que estaría mintiendo. Yo tengo un buen brazo para lanzar la pelota, pero él me supera cuando se trata de golpear.

El caso es que podría haberme hecho mucho más daño si hubiese querido, pero se pasó la mayor parte del tiempo bloqueando mis puñetazos. —Jacob se interrumpió y soltó un suspiro de frustración. No les había visto pelear desde que teníamos diez años y Jacob había acusado a Edward de ser un follonero y de arrastrarme por el mismo camino. Aquella tarde, Edward también se dedicó a dar puñetazos.Jacob acabó con un diente suelto, pero por suerte era de leche, así que le habría caído igualmente.

—Mi tía Esme lo vio todo. Estábamos los tres solos. Intentó separarnos, pero no le hicimos ningún caso. O quizá debería decir que era yo el que no le hacía caso. Quería ver la sangre de Edward. Los dos lo habíais negado, pero sabía que te había besado. Tratándose de él, estaba seguro de que habíais hecho mucho más que eso. Odiaba saber que al final te había perdido por su culpa. Era algo que siempre había temido. Incluso cuando los dos casi ni os hablabais, Edward te observaba y tú, cuando creías que nadie te veía, le observabas a él. No soy un completo idiota.

—Nunca he pensado eso de ti, Jacob. Mentí sobre Edward con la esperanza de salvar vuestra relación. Tenía pensado dejaros a los dos. Jacob rió, pero sus ojos siguieron tristes.

—¿De verdad crees que Edward iba a dejarte marchar? No en esta vida.

—Él te quiere —alegué.

—Lo sé. La cuestión es que te quiere más a ti. Empecé a negar con la cabeza. —Bella, Edward no me habría traicionado si no hubiese estado enamorado de ti hasta la médula. Es inútil negarlo.

—De acuerdo —convine. Quizá tenía razón. Deseaba que la tuviera—. ¿Qué querías contarme?

Jacob se detuvo en un aparcamiento desierto y apagó el motor. Esperé pacientemente mientras ponía en orden sus ideas. Una bolsa de plástico vacía danzaba al viento al otro lado del aparcamiento y la observé pensando que sabía exactamente cómo se sentía. Se movía por caminos que no podía controlar. Igual que yo.

—Bella, Edward no es mi primo. Es mi… es mi hermano. Me quedé allí sentada intentando digerir el significado de sus palabras. ¿Lo decía en sentido figurado? Porque ya sabía que consideraba a Edward como un hermano.

—No te entiendo —respondí al fin.

—Para serte sincero, yo todavía estoy tratando de entenderlo. —Jacob se removió en su asiento y giró el torso para darme la cara—. El domingo, cuando nos estuvimos gritando y diciendo cosas que no pensábamos o que al menos hubiésemos retirado más adelante, Esme nos informó de que mi padre no era solamente mi padre sino también el de Edward.

—¿Qué?

—Esme fue la novia de instituto de mi padre. Después, mi padre fue a la universidad y en su primer año de derecho conoció a mi madre. Era la hija de uno de sus profesores. Se enamoró de ella y se casaron. Después de graduarse y obtener la licencia, se trasladó otra vez a Forks para abrir un despacho de abogados. Al parecer, Esme seguía aquí, provocando escándalos y rompiendo corazones. Mi tío Carlisle y ella se veían a menudo y se metían en líos juntos, así que cuando se quedó embarazada de Edward y se casó con Carlisle todo el mundo pensó que el niño era de él.

Mi madre se quedó embarazada el mismo año. Ella no sabía nada de lo de Edward, y no lo supo hasta que ese domingo por la tarde me enfrenté a mi padre, justo delante de ella. Se ve que mi padre y Esme pasaron una noche juntos, en el bar, después de que mis padres se pelearan por un dinero que mi madre había gastado en muebles. Estuvieron bebiendo chupitos de tequila y mi padre dice que lo único que recuerda es haberse despertado a la mañana siguiente en la cama de Esme. Seis semanas después, Esme llamó a su puerta y le dijo que estaba embarazada. No la creyó o, al menos, no creyó que el niño fuese suyo. Así que mi tío Carlisle se casó con ella. Él sí la creyó.

Cuando nació Edward, el tío Carlisle amenazó a mi padre con explicar a mi madre que había pasado una noche con Esme si no accedía a someterse a un test de paternidad. Se lo hizo, y resultó que Edward era hijo suyo. Mi tío dijo que lo criaría como si fuese suyo. Estaba enamorado de Esme. Lo había estado desde el instituto. Ya sabes el resto. Murió. Esme fue la peor madre de la historia y Edward tuvo que arreglárselas por su cuenta.

Me quedé ahí sentada mirando por la ventana, incapaz de mirar a Jacob a la cara. ¿Cómo era posible que su padre hubiese hecho algo así? Sabía perfectamente cuánto había sufrido Edward. Apoyé la cabeza en el frío cristal y cerré los ojos. Las lágrimas se abrieron paso y se deslizaron por mis mejillas. No me sorprendía que Edward se hubiese ido de la ciudad. No sólo sentía que su madre no le quería, además tenía que enfrentarse a la idea de que su padre tampoco le había querido. Carlisle Cullen era sólo su tío. El único recuerdo que le quedaba a Edward de una vida estable había sido con Carlisle.

—Edward no te ha abandonado, Bella. Necesita un poco de tiempo para afrontar todo esto.

—¿Dónde está? —pregunté mientras un sollozo me desgarraba el pecho.

—Ojalá lo supiera. Jacob no dijo nada más. Arrancó el motor y regresamos a la ciudad en silencio. Sabía que debía decir algo, pero no tenía palabras. Jacob se detuvo junto a mi Jetta y por fin le miré.

—Lo siento. Sé que también ha sido duro para ti. Comprendo por qué no dijiste nada sobre lo que me ha estado pasando durante toda la semana. Tenías cosas más importantes de las que preocuparte. —Le cogí la mano—. Gracias, Jacob. Por contármelo. Por ser un amigo. Por todo. Sus labios dibujaron una sonrisa.

—No es excusa por cómo te he tratado esta semana, pero gracias por intentar justificarlo.

—Ahora lo comprendo. Con eso basta.

Asintió y le solté la mano, bajando de un salto de la camioneta. Éste era el desenlace de nuestra historia. El dolor que sentía en el pecho por el sufrimiento que Edward debía de estar pasando se anteponía a la sensación de paz que, lo sabía, debía de estar ahí, en alguna parte. Jacob había pasado a formar parte de mi pasado. Ahora sólo tenía que encontrar mi futuro.


Holiis!!! ñañañañam como andan.. yo bien, de vacaciones jajaja!

bien Jacob la arreglo un poco, pero las ganas de lincharlo no se van Ehh! jaja

Delma, gracias por aparecer, nos diste un susto bastante grande... espero que te recuperes bien, grandes besoosoo desde aca!!!

Nos vemos el Miercoles, mis brujas!!! besitos!!! SabriiCullen<3

 

 

Capítulo 30: Capitulo 28... Capítulo 32: Capitulo 30...

 
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