El chico malo (+18)

Autor: sabriicullen
Género: Romance
Fecha Creación: 26/08/2013
Fecha Actualización: 05/01/2014
Finalizado: SI
Votos: 24
Comentarios: 100
Visitas: 74369
Capítulos: 37

Atrévete a sentir el lado rebelde del amor.

Edward era el chico malo de la ciudad y yo la chica buena. Se suponía que no debía ocurrir.

Edward Cullen es maleducado y peligroso, el típico chico malo. Entonces, ¿por qué la buena de Bella, que tiene a Jacob al novio perfecto, no puede evitar sentirse irresistiblemente atraída por él?


 

Hola esta historia no es mía... esta basada en el libro el chico malo de Abby Glines.. yo solo cambie los personajes, con mi saga favorita... espero que le guste y dejen sus comentarios y votitos...

Tambien si quieren pueden pasar por mi otra historia, se llama

" Mi Hermoso Desastre"....

Las kieroo SabriiCullen<3

"actualizo todos los miercoles y sabado"

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Capítulo 22: Capitulo 20...

La historia y los personajes no me pertenecen. Pertenecen a Abby Glines y Stephenie Meyer...


 

Pov Bella

Mi casa estaba a diez kilómetros de distancia, y recorrerlos sola a oscuras no había sido la opción más inteligente. Además, Edward me encontraría y conduciría a mi lado hasta que subiera a su estúpida camioneta.

Me di la vuelta y corrí por la estrecha carretera que llevaba al instituto. Las farolas iluminaban la calzada, que estaba rodeada de árboles, y evitaban que resultase terrorífica. El instituto estaba a menos de un kilómetro y medio de Hank’s, así que podía sentarme en las graderías del campo de fútbol y pedir a Jacob que me recogiese cuando hubiese acabado.

Me sonó el teléfono y eché un vistazo al mensaje de texto.

Edward: Bells, lo siento. Dime donde estas por favor.

Apreté «ignorar» y seguí en dirección al campo de fútbol.

Justo antes de llegar a la puerta de entrada, unos faros iluminaron la oscuridad. No me detuve. Si era Edward, y estaba bastante segura de que lo era, necesitaba alejarme de él. Quería llorar y no podía hacerlo con él mirando.

Oí que cerraba de golpe la puerta de la camioneta y cómo corría por encima de la grava. Sería imposible adelantarlo corriendo, pero podía intentarlo.

—Bells, lo siento. —Me rodeó con los brazos antes de que pudiese echarme a correr.

—Suéltame. Quiero estar sola. Llamaré a Jacob y él me vendrá a recoger luego para llevarme a casa.

—No —respondió.

—No era una pregunta de sí o no. Está decidido. Y ahora, vete.

—Bells, tienes que escucharme. Lo que he dicho no iba en serio. Quería ver el fuego en tus ojos. Lo echaba de menos y he arremetido a sabiendas de que te enfadarías. Me he equivocado y lo siento mucho. Por favor.

Hundió la cabeza en mi cuello y respiró profundamente. Mi intención de seguir enfadada con él desapareció por completo cuando hizo algo tan irresistible como acariciarme el cuello.

—¿Así que no lo consideras un trabajo de canguro a cambio de que Jacob te deba una? — pregunté en un tono mucho más suave que el que había estado usando.

—No, ya lo sabes —respondió, acariciándome el cuello y entrelazando los dedos con los míos.

—¿Y lo de pedirme a mí como chica del espíritu no es un gran sacrificio que haces por Jacob? Porque, si lo es, puedo negarme a hacerlo y tú te buscas a otra chica. Se quedó inmóvil y entonces sus labios dejaron una estela de besos desde mi cuello hasta mi oreja.

—La sola idea de verte haciendo cosas para Jacob el día del partido ya era bastante mala. No podía imaginarte preparando galletas para otro, decorando su taquilla y besándole en la mejilla. La única chica del espíritu a la que quiero es a ti. Me di la vuelta en sus brazos y levanté la vista para mirarle.

—No me siento muy fuerte desde el punto de vista emocional, con todo lo que está pasando en casa y después yendo a la escuela y viéndote allí… —Interrumpí la explicación. Contarle cuánto detestaba verle con Victoria colgada del brazo era injusto. Me also el rostro entre las manos.

—Y yo soy el imbécil más grande del mundo por no pensar un poco antes de tratarte como lo he hecho. Lo siento tanto, Bells, perdóname, por favor. Me puse de puntillas y le di un beso.

—Estás perdonado —susurré y di un paso atrás de mala gana—. Deberíamos irnos —proseguí, y me dirigí hacia su camioneta.

No me deslicé para sentarme a su lado mientras salía del aparcamiento. Eché un vistazo a su mano y me fijé en lo fuerte que sujetaba el cambio de marchas. No era así como tendría que haber ido la noche.

Volvía a estar en la camioneta de Edward. Estábamos solos y a Jacob le parecía bien. Suspiré y giré la cabeza para mirar por la ventanilla, contemplando los árboles que pasaban mientras Edward conducía de regreso a Hank’s.

—Espera aquí. Vuelvo en seguida —dijo, y bajó de un salto de la camioneta.

Salió del restaurante segundos después con una bolsa de comida para llevar. Le observé mientras subía de nuevo a la camioneta y me ofrecía una sonrisa torcida.

—Hamburguesa de beicon y queso sobre pan tostado —anunció al ofrecérmela.

—Gracias —respondí, sintiendo que el corazón me daba un brinco por el simple hecho de que recordase lo que me gustaba tomar en Hank’s.

—No podía dejar que volvieses a casa sin comer nada. Y menos aún después de haberme asegurado de que íbamos a cenar a un lugar que te gustase. No te he salvado del Seafood Shack para que te vayas con el estómago vacío… Así que ésa era la razón por la que Jacob había cambiado de idea. Sonreí de oreja a oreja y abrí la bolsa.

—Bueno, todavía me debes tu compañía mientras como.

—¿Ah, sí? ¿Tú crees? —dijo, levantando las cejas.

—Pues claro, me sentiré estafada si me obligas a comer sola. Asintió y condujo la camioneta hacia las afueras de la ciudad. Parecía que íbamos a acabar la noche con una partida de billar.

—¿Crees que te acordarás de lo que te enseñé? Porque me encantaría verte inclinada sobre la mesa de billar toda la noche. —El tono provocador de Edward no me ayudó a distraerme de lo que decía. Me notaba ruborizada y tuve que apartar la vista.

—Mierda. He dado rienda suelta a mi imaginación —añadió con la voz ahogada mientras sacudía la cabeza—. Tengo que pensar en otra cosa. De prisa.

Yo también necesitaba pensar en otra cosa, pero mi mente no paraba de reproducir la noche que pasamos en la parte trasera de su camioneta.

Cada sonido. Cada caricia. Me estremecía con sólo recordarlo.

—Bells, por favor. No me mires así. Vamos al bar, jugaremos al billar, eso es todo. No puedo pensar en nada más. Si lo hago… bueno, no puedo.

Mi respiración seguía siendo superficial, pero asentí y me obligué a abrir la boca para tomar un mordisco de la hamburguesa. Cualquier cosa para no pensar en lo bien que me sentía en los brazos de Edward.

Ninguno de los dos volvió a hablar hasta que aparcamos en el bar. Abrí mi puerta antes de que él pudiese hacerlo por mí y bajé de un salto. Que Edward me tocase mientras mi cuerpo estaba en alerta roja recordando lo bien que podía hacerme sentir era una mala idea.

—Estando Jacob en la ciudad no esperaba verte aquí con ella —dijo Esme Cullen cuando entramos en el bar.

—Le estoy haciendo compañía, mamá. Déjalo ya. Las cejas se le dispararon hacia arriba y me miró de reojo.

—¿Así que a Jacob le parece bien que salgas con ella? Hay que ver, estaba convencida de que le iba a dar un ataque si se enteraba de que andabais juntos por la ciudad.

—Edward y yo hemos sido amigos durante tanto tiempo como Jacob y yo. Jacob se alegra de que estemos recuperando nuestra amistad —expliqué antes de que soltase algún comentario sarcástico.

—Apuesto lo que quieras a que no sabe que estás en este bar con él. Si se entera de que te ha arrastrado hasta aquí, dudo que se alegre de que paséis tiempo juntos.

—No te metas, mamá. Hemos venido a jugar al billar.

Dejé que Edward me guiara lejos de Esme antes de que los dos se enredasen en una discusión sobre si Jacob aprobaría mi presencia en el bar o no. Estaba casi segura de que se mostraría en contra, pero se había convertido en algo que Edward y yo compartíamos. No estaba dispuesta a renunciar también a esto.

Eché un vistazo a Esme mientras Edward me conducía hasta la mesa de billar. Se leía claramente el descontento en su mirada. Me observó un momento antes de negar con la cabeza y regresar a la barra.

—Perdona. Empiezas a gustarle un poco más, pero la familia de Jacob no le hace ninguna gracia y, como eres su novia, eso te convierte en parte de su familia.

Comprendí lo que se había callado. Me había quedado con Jacob en lugar de escoger a Edward, y por eso me había ganado un punto negativo. En su opinión, la había traicionado a ella y a Edward.

—No pasa nada. Lo entiendo —aseguré mientras cogía el palo de billar.

—Muy bien, Bells, es hora de que te dé una paliza.

—Ni lo sueñes —repliqué a sabiendas de que me iba a ganar.

Había mejorado, pero no lo bastante para derrotarle. Dos partidas más tarde, recibí un mensaje de Jacob.

Jacob: ¿Estás en casa?

Levanté los ojos para encontrarme con los de Edward.

—Es Jacob, pregunta si estoy en casa. Edward guardó su palo y alargó el brazo para coger el mío.

—Dile que ahora te llevo. No quería volver a casa, pero no podía decirle nada más a Jacob, así que le envié un mensaje.

yo: Edward me está llevando a casa.

Edward señaló la puerta con la cabeza.

—Venga, vamos.

No me tomó de la mano, ni me tocó la espalda como hizo la primera vez. Nos fuimos del bar sin que me mirase o me tocase ni una sola vez. Recibí otro mensaje.

Jacob: Dile que te lleve a mi casa. Los demás están durmiendo y yo estoy en la casa de la piscina. Ven a verme. Te llevaré a casa luego.

No podía pedirle eso a Edward. Después de nuestra pelea, la noche había sido maravillosa. Pedirle que me dejase en casa de Jacob era excesivo. Una vez en la camioneta, jugueteé con el teléfono intentando decidir qué decirle a mi novio.

—¿Qué pasa, Bells? ¿Qué te ha dicho para hacer que empieces a mordisquearte el labio? Suspiré y mantuve los ojos en el móvil.

—Quiere que me lleves a su casa de la piscina. Pero yo no quiero que lo hagas. Él detuvo la camioneta en el arcén y se volvió para mirarme.

—¿Por qué? Levanté la vista para mirarle.

—Porque no —contesté. Edward soltó un rugido y golpeó el volante con las palmas de las manos provocando que diese un respingo.

—No puedo seguir con esto, Bells. Me está matando. Tenerte tan cerca y no tocarte me está volviendo loco.

Eres suya, Bells. Suya.

Tomaste tu decisión y comprendo el porqué. No te lo tengo en cuenta, pero joder, Bells, duele. Sentí que se me desgarraba el pecho.

—Lo siento tanto, Edward. Siento haberte hecho esto. Lo siento por todo. Perdona. Siento no poder arreglarlo. Lo siento.

—Déjalo. No tienes nada de que disculparte. Yo lo empecé y soy yo el que tiene que ponerle fin. Pero parece que soy incapaz de mantenerme alejado de ti.

Me deslicé por el asiento, pasé la pierna por encima del cambio de marchas y descansé la cabeza sobre su hombro. Me rodeó con el brazo y me apretó con fuerza contra él. Cerré los ojos mientras me daba un beso en la cabeza.

Ninguno de los dos sabía qué decir. Permanecimos sentados en silencio, abrazados, hasta que el móvil me alertó de que tenía otro mensaje de texto. Empecé a separarme, pero Edward me sostuvo a su lado y arrancó el motor.

—Deja que te abrace un poco más —susurró roncamente mientras volvía a la carretera. Cuando aparcó en la calle de Jacob, Edward me dio otro beso en la cabeza.

—Será mejor que te apartes.


Holiwiis! mil disculpas por no actualizar el sabado, pero es que la escuela me tiene atada... no iba a actualizar hoy porque mañana tenia examen, practicamente todo el mes tengo examenes pero no las queria dejar votadas! asi aca estoy!

les gusto el capitulo? un poco triste porque Bella deja a nuestro Edward por Jacob :( 

Meresco algun comentario o votito? Besitos las quiero a todas SabriiCullen<3

PD: si quieren pueden pasarse por mi one-shot se llama: Mi Ultima Cita A Ciegas... 

Capítulo 21: Capitulo 19... Capítulo 23: Capitulo 21...

 
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