Arde el cielo

Autor: DenisseMCullen
Género: + 18
Fecha Creación: 12/06/2013
Fecha Actualización: 27/02/2015
Finalizado: NO
Votos: 12
Comentarios: 55
Visitas: 35884
Capítulos: 27

Disclaimer: Los mayoria de los personajes le pertenecen a Stephanie Meyer, los demas personajes y la historia fueron inventados por mi. 

Edward deja a Bella en plena luna de miel, ella decide regresar a Forks con la decision de olvidarlo todo e irse... Noticias inesperadas, personajes nuevos.. ¿Que mas ocurrira despues?.. +18 por futuros lemmons 

Enjoy :) 

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Capítulo 10: Celos

Necesitaba explicaciones, respuestas; nada de lo que me estaba sucediendo tenía sentido. A pesar de lo que decía el papel, y de los cambios que había tenido en este tiempo, aunque, pese a que todo encajaba, nada tenía sentido de ningún modo. Era imposible.

Le había mensajeado a Katherine, temprano en la mañana. Ella me había citado en su consultorio, para hablar del tema. Le pedí prestada su camioneta a Sue, necesitaba ir sola, por lo que después de mucho rogarle, acepto. Así, que incluso aprovecharía la salida para poder comprar un celular nuevo.

También le había rogado a Jake para que no me acompañara… estaba segura que saldría con unos de sus ataques de ira. Quería estar tranquila y su presencia en ese estado no me ayudaría en nada.

Caminando hacia el consultorio, pase por el cuarto donde tenían a los niños recién nacidos. Mis manos, inconscientemente viajaron a mi vientre, que ya era un poco notable… nunca había sentido tanto afecto hacia los niños… nunca tuve uno tan de cerca y nunca había cuidado de alguno. Comencé a llorar.

—Bella.

Me di media vuelta y me encontré con un sonriente Sam, que al verme llorando, frunció el ceño, preocupado.

— ¿Estas bien?

Asentí.

— ¿Segura?

Me limpié las lágrimas con la manga de mi buzo y le sonreí, tímidamente. —Si estoy bien, no te preocupes.

Entrecerró los ojos, pero lo dejo pasar. — ¿Vas al consultorio de Kathy?

—Si… solo me distraje un momento.

—Ya veo. —Rió, divertido. — ¿Te acompaño? —Me extendió su brazo.

—Claro. —Acepté, tomándolo.

El camino hacia el consultorio, fue en silencio. De vez en cuando, nos reíamos disimuladamente de las chicas que se le quedaban viendo, al parecer los Cullen no eran los únicos que causaban ese efecto en las mujeres.

— ¿Cómo conociste a los Cullen? —Preguntó, interesado.

Esa pregunta me tomó por sorpresa. Nunca me olvidaría de ello, a pesar de todo lo que ha pasado entre nosotros, no me arrepiento de nada.

—Si no me quieres contar, no importa, no pasa nada. —Se encogió de hombros sonriendo, pero yo sabía que igual se lo tenía que decir, era la única persona a la que podía contárselo sin ocultarle nada.

—En el instituto. —Sonreí, recordando la primera vez que los ví entrar a la cafetería. —Él era mi compañero, en la clase de biología. —Y así, comencé el relato de mi vida con los Cullen desde ese día. Le conté; cuando me salvo de aquella pandilla, cuando descubrí lo que era, en la primera vez que visitamos nuestro claro, cuando me presentó con su familia, el primer beso, el juego de béisbol, lo que paso con James, mi cumpleaños, los Vulturis... todo, absolutamente todo.

— ¿Entonces, los Vulturis saben de tu existencia? —Asentí. — ¿Y aún así, ese imbécil te deja, sabiendo que eso es una muerte segura para ti?

Me estremecí ante sus palabras, pero sabía que tenía razón.

— ¿Y en serio, le pegaste a un hombre-lobo? —Preguntó, riendo divertido. —Wow, que ruda. —Me hizo reír por sus palabras.

Justo en ese instante, pasábamos frente al consultorio de Carlisle, por donde salían Esme, junto a Alice y Edward. Sam dejo de reírse, me abrazó por los hombros de forma protectora y soltó desde el fondo de su pecho con un gruñido animal, que fue respondido de la misma forma por parte de Edward.

—Bella… —Llamó Ali, divertida por la situación. — ¿No nos vas a presentar?

—Oh, si... por supuesto. —Carraspeé, incomoda. —Sam, ellos son Esme, Alice y... Edward Cullen. Él es Sam.

—Mucho gusto. —Ali estiró su mano.

—El gusto es mío, señorita. —Cogió su mano y le dio un casto beso, haciendo lo mismo con Esme. A Edward, lo saludo con una fría estrechez de mano.

—Bella, tenemos que irnos. Kathy nos espera. —Dijo Sam, y le agradecí con la mirada. —Con su permiso, un gusto conocerlas. —Sonrió y esperó a que me despidiera.

Ali me abrazó y me susurro en el oído, riendo. —Con que cazando muchachos, eh. Me lo tienes que contar todo. —Sentí como mis mejillas comenzaban a arder y se volvían de un rojo carmesí.

Esme también me abrazó y me susurro. —Además de guapo, caballero. —Y se fue, guiñándome el ojo.

—No te olvides de ir el lunes, Bella. —Dijo Edward, con un tono de voz frío, recordándome que teníamos que firmar los papeles del divorcio ese día.

—No se olvidara… —interrumpió Sam, con un gruñido. —tenlo por seguro.

—A ti, no te hable… —dijo entre dientes, acercándose a él, visiblemente enojado.

—Edward… —Lo llamó Esme, con voz severa. —al auto ¡Ahora! —Le dió una mirada más de odio a Sam y se fue. —Perdonen, chicos. —Se disculpó, alejándose detrás de Edward.

Sam tenía el ceño fruncido, estaba tenso, sus ojos se habían vuelto negros. Ya no quedaba rastro del dorado que tenía, cuando me lo encontré hace un momento.

—Menudo idiota… —bufó, molesto. —es un arrogante, estúpido.

Sonreí triste. Todos pensaban y decían lo mismo. La manada, en especial Jake, Sue, mi papá, Ali y ahora él.

—Debes estar demasiado loca por él, como para no tirártele encima y prenderle fuego. —Resopló, disgustado. —Con gusto, lo haría yo.

Sonreí a medias… no quería pensar en eso, no necesitaba pensar en él; mi único pensamiento era si lo que me había traído aquí era verdad... y si lo era, ¿Qué iba a hacer? Estaba segura de que Sam seguía refunfuñando, pero no le hacía caso, mi atención estaba centrada en los resultados de los estudios, y como lo enfrentaría de ser cierto.

Paramos frente una puerta, donde estaba colgada una placa dorada, en ella estaba grabado el nombre "Dra. Katherine Vega" y abajo de este, su título *Obstetra-Ginecóloga. Sam dio un par de golpes con los nudillos y espero un segundo. Después abrió la puerta, haciéndome pasar primero.

—Bella. —Katherine se levantó sonriente de su escritorio y me abrazó brevemente. Luego se volvió hacia su marido y le dió un casto beso en los labios. —Hola, amor.

Me hizo sentar en la silla, mientras ella se dirigía al asiento, detrás de su escritorio.

—Tienes preguntas… —suspiró —dispara.

Me encogí de hombros. En todo el camino, había hecho una lista mental de todo lo que iba a decirle, de todo lo que quería preguntarle, pero ahora mi mente estaba totalmente en blanco.

—Sé que es difícil de creer. Todavía se dice, que con un vampiro no se puede tener hijos, ya que no hay nada documentado que lo niegue, pero eso solo sucede cuando eres de la misma especie... en cambio, cuando eres humana, —me señaló —si puedes quedar embarazada.

—Y tú, ¿Cómo sabes eso?

—Porque mi mamá era humana también, cuando sucedió.

—Todavía sigo creyendo que todo esto es imposible. —Me recogí el cabello en una coleta. —Técnicamente… ¿Tú eres mitad vampiro, mitad humana? — Sólo asintió, de forma breve. — ¿Y eso existe?

Rió, compasiva. —Si Bella, existe… volviendo a tu caso, no hay dudas. Todos los cambios que presentas, son exactos a los de un embarazo. —Siguió explicándome. — ¿Cuándo fue tu último periodo?

Me quede muda y petrificada. Sólo atiné a contestar con voz baja. —La última vez, que yo recuerdo, fue antes de la boda.

—Ahí tienes tu respuesta... mira, yo sé que todo esto es difícil como para que lo aceptes de inmediato y sin problemas, pero quiero que sepas que yo solo quiero ayudarte.

— ¿Ayudarme?

—Tener un bebé con un vampiro, no es lo mismo que tener un bebé con un humano, Bella. —Dijo Sam, serio. —Necesitas tener los cuidados necesarios, para que no les pase nada a ambos.

Esas últimas palabras, me provocaron un terror inmenso. Sam se acercó a mí y me limpio las lágrimas que corrían por mis mejillas. Me seguía pareciendo una broma de mal gusto, pero todo encajaba perfectamente. No podía dejar de llorar. Katherine comenzó a hablar de nuevo, y

me pidió un par de cosas, pero yo seguía pensando en lo que me habían dicho. ¿Qué iba a pasar desde ahora? ¿Qué iba a hacer? ¿Se lo diría a Edward? ¿Se lo diría a mi padre? ¿Cómo se los diría y cómo lo tomarían?

Ni siquiera fui consciente, de que hacia las cosas mecánicamente. De pronto, un pequeño tun tun interrumpió mis pensamientos. Katherine me sonreía y en ese momento me dí cuenta que estaba en una camilla acostada y a mi lado, ví la pantalla y el equipo de ultrasonido, donde todo se veía borroso.

— ¿Ahora lo crees? —Preguntó, conmovida.

— ¿Qué es eso?

—Son los latidos del bebé. No se puede observar a detalle por el saco amniótico, técnicamente que es igual de grueso que la piel de vampiro y por esa razón no se puede ver a través de él. —Explicó. —Es algo normal, dada esta situación.

En mi cabeza, solo podía prestar atención a los pequeños, pero rápidos, latidos de mi bebé. Frente a mis ojos, apareció el niño de mis sueños, un pedacito de nosotros, de Edward y mío. El pedacito que me haría salir adelante, una vez más, tenía a alguien por quien luchar.

Katherine me limpió mi vientre, y me ayudó a ponerme de nuevo el vestido. Tendría un bebe. Esto es lo más hermoso que me ha pasado, desde que Edward me dejó.

—Bella, como te lo dije, cuando fuimos a tu casa… solamente queremos ayudarte. —Comentó Kathy. —Ahora, Sam y yo estaremos más pendientes de ti. ¿De acuerdo?

Asentí. — ¿Esto va a ser un embarazo normal?

—No… —Rió, nerviosa. —No va a ser uno que dure nueve meses. No sé exactamente cuánto durara en ti, ya que todo depende de tu organismo. —Tomó una bocanada de aire. —Cuando no puedas ingerir comida, me llamas de inmediato, ¿Vale?

— ¿Por qué?

—Recuerda que él bebé, también es vampiro, por lo tanto necesitará sangre... pero eso lo veremos en su su debido momento, ¿Ok? —Asentí.

—Por cierto… —Habló Sam. —me enteré de lo que le paso a tu celular, así que… toma. —Me entregó el I-Phone que tenía hace unos minutos en su mano. —Grabé los latidos del corazón de tú bebé, pensé que te gustaría escucharlos de vez en cuando.

Negué demasiado sorprendida. —No puedo aceptar un celular como este… es muy caro, y además yo iba a comprar uno nuevo.

—Acéptalo, por favor. —Pidió, con voz suplicante. —Estaremos más tranquilos, sabiendo que no tienes que ir hasta allá, solo por un celular.

Después de convencer a Sam, con que no estaba tan distraída para manejar hasta mi hogar, salí directamente con la camioneta de Sue. No quería ir a casa aún; ver las mismas paredes todos los días me aburría demasiado, así que cambie el rumbo y fui directo a La Push… quería caminar por la playa, relajarme, estar sola y pensar en lo que iba a hacer.

Aunque aún era temprano, se sentía una ráfaga de viento un poco fuerte. Cuando llegué a la playa, tuve que colocarme un suéter ligero, que Sue tenía en su camioneta. No había muchas

personas, solo unas cuantas familias haciendo sus picnics… yo solo saqué mis sandalias y me dispuse a caminar por la orilla del agua.

¿Se lo digo? No me lo va a creer, ni siquiera yo lo creo todavía. Sue lo entendería, pero, ¿Y mi papá? También era consciente de que no iba a llegar y le iba a decir: Sabes papá, serás abuelo de un bebe mitad vampiro- mitad humano, y el padre, o sea, Edward, también es vampiro… al igual que todos los Cullen. No, definitivamente no, pensaría que he perdido la cordura y se reiría de mí hasta que termine llorando y no pueda respirar. Jacob… no sé cómo reaccionaría él, al confirmarle que de verdad estaba embarazada, podría herirlo… ayer observé que tenía muchos sentimientos encontrados; ira, dolor, rabia, decepción, pero más que nada, confusión.

Me senté en una gran roca, que había a las orillas del mar, y dediqué a poner mi mente en blanco y disfrutar de la vista del lugar, la tranquilidad y la brisa.

-o-

Estaba acostada en el sofá, últimamente era lo que más hacía. Tenía la televisión prendida, pero no le prestaba atención en absoluto. Tommy, que había regresado de su pequeño y breve paseo por el patio trasero —en algunas ocasiones, se dirigía más allá en dirección al bosque— se trepo de un salto en el sofá, conmigo y comenzó a olfatear mi vientre para luego apoyar su hocico con mucho cuidado. Era bastante extraño, como si el supiera que alguien estaba creciendo dentro. Me hizo recordar algo que mi abuela me había dicho cuando tan solo tenía 4 años. Ella tenía un gato con el que siempre estuvo muy unida… cuando le diagnosticaron cáncer, me dijo, que de alguna forma, intuía que el gato lo sabía. Sé que, en este momento, suena absurdo ya que se trataba de un gato, pero hay algo que me dice que tengo razón, que este pequeño cachorro lo sabía. Creo que ya he perdido hasta la cabeza.

— ¿Tú lo sabias? —Le pregunté, cogiéndole el hocico mientras lo acariciaba. Sentía una pequeña, pero a la vez, fuerte conexión con el… si, es algo realmente estúpido… pero aun así, sentí que me entendía a la perfección y vi en sus ojos una afirmación. —Por eso, eras muy cuidadoso conmigo. —Sonreí, mientras lloraba nuevamente. Ahora si tenía una excusa para mis llantos repentinos, ¡Malditas hormonas!

Agarré el celular junto con los auriculares y comencé a reproducir los latidos de mi bebé. Ese sonido tan sencillo, sacaba un gran peso de mi pecho, era como encerrarme en mi propio mundo, dejando el dolor, el sufrimiento, todo atrás.

Pensaba en cómo sería mi pequeño… quería que se pareciera a su padre. Consideraba varios detalles; si fuese una niña o tal vez el niño que aparecía en mis sueños, que nombre le pondría y todo este tipo de cosas… no fui consciente que mis ojos se iban cerrando poco a poco.

—Bella, tienes los ojos hinchados. —Dijo mi madre, apareciendo de repente y acercándose a mí, con el ceño fruncido. — ¿Estás bien?

—Si mamá, tranquila. Solo es un pequeño resfriado. —Mentí y me alejé de ella, dirigiéndome al sillón donde Phil estaba viendo una película, mientras comía una gran hamburguesa. Me miro y me sonrió con alegría y cariño, sus sonrisas siempre eran contagiosas, así que me hizo devolverle la sonrisa.

— ¿Quieres un poco? —Me preguntó, apuntando hacia su hamburguesa; esta tenía tomate, tocino, huevo, carne y varios ingredientes más… nada saludable, se veía muy grasosa. Eso me causaba nauseas, así que negué con la cabeza.

Saque mi nuevo celular del bolsillo de mi vestido y me puse a revisar cuales eran las funciones que tenia. Había un montón de juegos en él; distinguí uno, que se llamaba Bejeweld.* Se veía que era interesante. Decidí jugarlo y en poco tiempo, ya se había convertido en un vicio; no

podía parar… me dolían los pulgares y mis ojos ardían, pero tenía que obtener más puntos para ganar.

No supe cuánto tiempo había pasado, pero mi estómago gruñía, y sentía como mi bebé me pateaba. Mi bebé… que lindo se escucha. No veo el momento de poder tenerlo entre mis brazos… pensé sonriendo mientras acariciaba mi vientre, no era muy notorio aún, pero por lo menos yo si sentía el pequeño bulto que sobresalía entre mis caderas.

Pasé a la cocina y encontré a mi madre y a Sue cuchicheando y soltando risitas. En cuanto se percataron de mi presencia, "trataron" de parecer normales. Las miré con los ojos entrecerrados, estas se traían algo entre manos, cuando se juntaban, eran un peligro y lo mejor era andar con cuidado.

—Bella, —Me llamó Sue. — ¿Me podrías hacer un favor?

Me giré para verla, suspicaz. —Sí, claro.

— ¿Crees que puedas cantar, en la fiesta de compromiso? —Sonrió, nerviosa.

—No. —Reí, mientras terminaba de hacerme unos sándwiches. Así que esto era lo que se traían.

—Por favor… esto significaría mucho para mí y en especial, para tu padre.

¡Eso es jugar sucio!

Se volvió hacia mi madre. — ¿La escuchaste cantar alguna vez? Tiene la voz de un ángel.

—Si… —Sonrió Renee, y yo solo la mire confundida. ¿Cuándo? —Cada que escuchabas música, cantabas. En la ducha, también lo hacías.

Sentí como mi rostro y mi cuello se llenaban de un calor, y alcanzaban un rojo intenso.

—Entonces… —Ambas sonrieron, de forma picara. — ¿Vas a cantar?

—No.

— ¿Por favor?

—No. —Fui a frigorífico, por un poco de jugo.

—Te pagaré la cantidad que tú me pidas. —Dijo una de las dos, no alcance a distinguir quien fue.

—Nunca he cantado frente a alguien. —Exclamé. —Seguramente, lo hare mal.

Miré sus caras y me reí a carcajadas. En vez de parecer ojitos de borrego a medio morir, parecían niñas pequeñas y caprichosas, realmente necesitaban clases de Alice sobre cómo hacer pucheros convincentes.

—Está bien. —Solté un suspiro dramático. —Lo haré.

— ¡Sí! —Comenzaron a chillar como locas.

—Ya. Pero cállense. —Me tapé los oídos con las manos… me sentía un poco susceptible.

—Un último favor…

—Oh no Sue, definitivamente no bailaré. —Rodé los ojos.

—No… solo quería decirte que canción queremos que cantes. —Se miró las manos sonrojada, mientras sonreía y me entregaba un papelito doblado. —Esa es nuestra canción.

Mi padre entró en ese instante a la cocina, sonriendo como un tonto y caminando hacia su futura esposa, abrazándola y besándola. Phil estaba haciendo lo propio con mi mamá, mientras Charlie le cantaba al oído a Sue. Nunca había visto esta parte amorosa de él, me sorprendió un poco.

Sentí un pinchazo en el corazón. ¿Celos? ¿Envidia? Si, tal vez. A ellos, les estaban funcionando sus relaciones. Por lo menos, mi papá y mi mamá, quedaron en buenos términos, algo que no creía que sucedería con Edward y conmigo. Mis ojos comenzaron a picar y a inundarse de lágrimas, di media vuelta despacio, dejando a las parejas a solas y me fui a mi habitación con mi perrito y mis sándwiches… que por cierto eran 5.

Abrí el papelito y leí el nombre de la canción. Me encantaba. Me hacía recordar a Edward, describía lo que el sentía por mí, lo que él quería para mí. Esta vez, no pude detener mis lágrimas y tampoco pude evitar recordar todo… todo lo que jure olvidar, volver a llorar por lo que jure, que nunca más lo haría. Saque de debajo de la cama la bolsa en la cual había guardado todo lo que provenía de él; el anillo, las fotos, el CD… todo, absolutamente todo. ¿Por cuanto tiempo estuve llorando? No lo sé, mis ojos me ardían, ya no tenía lágrimas que botar, al fin.

Golpearon la pared con los nudillos, como si estuvieran llamando a la puerta. Era Charlie. Rápidamente, me seque las lágrimas.

— ¿Bella?

—Pasa. —Carraspeé, mientras volvía a guardar todo en su lugar.

— ¿Estas bien?

—Aja.

—Bella… —me giró el rostro para que lo mirara, mis ojos demostraban mi tristeza. —No lo estas, yo sé que no. Yo también pase por un divorcio y sé que duele…

Asentí. —Lo sé, pero tienes a Sue.

—Y tú a Jake.

Y a mí bebé. – No, sé que cuento con su apoyo, pero no de la forma que todos esperan. —Le sonreí, mientras lo abrazaba.

—Bueno, ahora… —Dijo, mientras se separaba de mí y me di cuenta de que tenía los ojos ligeramente enrojecidos. —Vine principalmente para pedirte un favor…

¡¿Otro?!

—Sé que Sue te pidió que cantes en la fiesta, pero esa canción será para cuando bailemos ella y yo. —Sonrió. —Quiero que cantes su canción favorita… —La anotó en el mismo papel que Sue me había dado. — ¿Puedes hacerlo?

Sonreí. —Está bien, todo por ti, papá.

No sé a qué hora me quede dormida pero sentí unos brazos cálidos rodeándome. Me di vuelta y vi el rostro de Jake pegado al mío.

—Estuviste llorando. —Aseguró, mientras me acariciaba debajo de los ojos. — ¿Hablaste con esa sanguijuela?

Asentí mientras unas fuertes ganas de llorar arremetían contra mí.

Tembló ligeramente, mientras tomaba un respiro. — ¿Estas embarazada?

—S… sí. —Sollocé, me apretó mas contra su cuerpo, haciendo que mi cara quedase en su pecho. El solo me besaba la cabeza y me acariciaba el brazo, mientras le contaba todo lo que Katherine me había dicho. — ¿No estás enojado?

— ¿Por qué debería estarlo? Si no te lastima y te hace feliz esta decisión, está bien, te ayudare. —Me apoyé en mi codo y le di un beso en la mejilla.

—Gracias.

—Sabes que te apoyare y estaré a tu lado siempre. —Me secó las lágrimas y se quedó mirando mi rostro, alternando entre mis ojos y mis labios. Se acercó poco a poco, pero estando a centímetros de mi boca, se volvió a alejar y me dio uno en la frente. —Duerme, Bells.


Actualizacion!! 

Beteado por Lupita Carrasco de Betas FFTH... 

Nota: De aqui creo que tendran que esperar un poco por que mi beta todavia no termina de editar el capitulo siguiente :) Pero ya lo esta terminado asi que no es mucha la espera.. 

Gracias por el apoyo :)) 

Capítulo 9: Los Vega Capítulo 11: Divorcio

 
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