Arde el cielo

Autor: DenisseMCullen
Género: + 18
Fecha Creación: 12/06/2013
Fecha Actualización: 27/02/2015
Finalizado: NO
Votos: 12
Comentarios: 55
Visitas: 35886
Capítulos: 27

Disclaimer: Los mayoria de los personajes le pertenecen a Stephanie Meyer, los demas personajes y la historia fueron inventados por mi. 

Edward deja a Bella en plena luna de miel, ella decide regresar a Forks con la decision de olvidarlo todo e irse... Noticias inesperadas, personajes nuevos.. ¿Que mas ocurrira despues?.. +18 por futuros lemmons 

Enjoy :) 

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Capítulo 17: Canadá

Playlist

*The climb - Miley Cyrus 


— ¿Cuándo viajaras? — Me cuestionó mi papá, triste.

— Mañana en la noche. — Respondí, mientras guardaba la mayoría de mis cosas en una pequeña maleta.

— ¿No pasarás tu cumpleaños aquí, con nosotros?

¿Mi cumpleaños? Lo mire, confundida.

—Es en una semana, Bella. —Me miro con el ceño fruncido.

Los días pasaron muy rápido, desde que regrese… ya estamos a muy poco tiempo de mi cumpleaños.

— No papá. No pasaré aquí mi cumpleaños.

No hace falta señalar que él no estaba de acuerdo. No aceptaba ninguna de las decisiones que yo estaba tomando en este momento, pero que, a la vez, eran necesarias para mí. Le expliqué de forma sutil las razones, le conté solo lo que necesitaba saber. Lo que lo podía mantener a salvo.

Kat me había dejado salir del hospital, ayer por la tarde. Jake y yo discutimos—por varias horas— porque le hable sobre mi decisión de irme y él se rehusó, al igual que mi padre, a que viajara embarazada, con dos costillas rotas y, aparentemente, sin ninguna razón coherente. Y no me dejo tranquila, hasta que le dije la verdad. Tanya había escuchado todo: cuando llame a Alice y le platiqué lo que había ocurrido. Se apareció en el hospital amenazándome.

Charlie no me pidió más explicaciones, y salió de mi cuarto, justo cuando Jacob entraba.

— Recuérdame una vez más, ¿Por qué tenemos que hacer esto?

— Porque ella lo sabe, Jake. — Me giré y pase mi mano por su cabello. — Esta loca y me da miedo.

— Bien. Recuérdame una vez más, la razón por la que no debo ir y asesinarla. — Se sentó en la esquina de la cama, tratando de calmarse. Había comenzado a temblar.

— Porque, ella no vale la pena. — Le sonreí con dulzura.

Resopló. Estaba enfadado.

El timbre sonó en ese preciso momento, y Jake fue a abrir. Eran Kat y Sam, y no venían de visita.

— ¿Te vas? ¿Por qué te vas? — Kat frunció el ceño, al ver las maletas encima de la cama.

— No te puedes ir. — Sam comenzó a guardar mi ropa en el armario, de nuevo.

— Deja ahí. — Le arranqué una camiseta y la volví a guardar en la maleta. — Me voy por la sencilla razón de que tengo que hacerlo.

— ¿Quien te fue a visitar al hospital? — Cuestionó Katherine, cruzando sus brazos sobre su pecho.

— ¿Qué? No sé de qué me hablas. —Me hice la desentendida. No estaba dispuesta a ponerlos en peligro.

— Había un rastro de vampiro en la habitación… y no era de Sam ni era mío. Llegaba hasta la ventana.

¡¡Mierda!!

— ¿Quien fue a verte al hospital, Bella? —Preguntó Sam, bastante preocupado.

Decidí, que no tenía que mentirles, no a ellos, a los únicos que me habían apoyado, desde antes de saber que estaba embarazada, con todo. Y les tuve que contar.

Flashback

— Así que… estas embarazada. — Sonrió con malicia.

Tanya.

Abracé mi vientre instintivamente, queriendo proteger a mi bebé.

—Tranquila, no te hare nada. —Salió de la esquina, caminando en mi dirección. Dijera lo que dijera, no confiaba en ella.

— ¿Que quieres? —Le pregunté, armándome de valor.

— A mí no trates de pasarme por tonta. — Se sentó en una esquina de la cama.

Retrocedí, hasta pegarme al respaldo de la cama.

— No sé de qué hablas…

Se rió irónicamente... en ese momento temí por mi pequeño.

— Hablo de que sé de quién es ese bebé. — Señaló mi vientre. — Ya te lo dije, no soy tonta.

— Ese no es tu problema. — Me anime a decirle, con un poco de temor.

— No, claro que no. Nunca te creerá, si le dices que es de él. Pero tengo un pequeño problema. Mientras tú sigas aquí, yo no podre estar con Edward.

— Nos divorciamos, así que es todo tuyo.

— Tonta humana… —se burló—. Te propongo un trato. — Se acerco mucho más a mí. — Tú coges a tu cosa esa y te vas, o…

— O qu-que… —Titubeé. Estaba aterrada.

— O tú y tú pequeño bastardo me las pagaran. —Me gruñó, amenazadoramente. — Es fácil y sencillo, nadie sospecharía de mí.

Miro hacia la puerta y luego regresó su mirada a mi rostro.

— Tú decides. — Sorinó sínicamente y salió por la ventana.

Unos segundos después, la puerta se abrió. Era una enfermera.

— Cariño, ¿Te encuentras bien? — Preguntó al verme, ya que estaba temblando y llorando.

— Sí. — Le sonreí, secando mis lágrimas. — Hormonas…

Me sonrió de vuelta y se giró a revisar unos datos en mi expediente.

Fin del flashback

— ¡Maldita hija de puta! —Gruñó Sam, furioso.

— ¡Hey! Ese vocabulario. —Bromeé, tratando de aligerar el ambiente.

— No me causa gracia Bella, pudo haberte matado.

— Pero no lo hizo. — Refuté, cansada.

— Pero te altero. —Habló Kat. — Y en tu estado, no puedes alterarte, es grave.

— Lo sé, y por eso me voy. — Me senté en la cama. — Mi bebé corre demasiado peligro aquí, no quiero que suceda algo más complicado.

— Nosotros vamos contigo. — Dijo Kat, automáticamente.

— No. —Negué con la cabeza. — Es suficiente con que Jake vaya, ustedes dos ya hacen demasiado por mí.

— Nada de demasiado, señorita. — Sam se sentó a mi lado y me abrazó cariñosamente. — Hacemos lo que tenemos que hacer; además, te quiero demasiado como para dejarte ir.

Me besó en la mejilla y Jake gruñó como protesta.

— Suéltala…

Yo parecía el juguete de los dos, cuando estaban aburridos. Se ponían celosos, si alguno se atrevía a besarme o me abrazaba en presencia del otro. Kat sabia lo infantil que era su esposo, sólo se reía y al final, las dos les seguíamos el juego.

Jacob llegó a mi casa con un deportivo. Un *Lexus IS F, para ser más específicos. Según él, había ahorrado para comprárselo. Y yo, sabía que le gustaban los deportivos, como a cualquier hombre.

Alice vino a despedirse de mí y a entregarme las llaves de la casa que tenían en Canadá. Ella y Jasper, la habían comprado hace años y cuando les conté que me iba, insistió en que me quedara ahí. También, me entregó una caja mediana con un lazo rojo encima, y sólo dijo que era mi regalo

de cumpleaños. No valía la pena discutir con ella, o hacerla cambiar de opinión, así que tuve que aceptarlo, solo dándole las gracias por todo lo que estaba haciendo por mí.

Charlie no quería que yo me fuera, tampoco. Quería estar a mi lado y ayudarme en lo que pudiera. Pero no podía ponerlo en tanto peligro. Una vez más.

El auto estaba listo con las maletas guardadas. Me despedí de Alice y Jasper con un gran abrazo, ella me prometió visitarme de vez en cuando y no decirle a nadie sobre donde estaría, solo a Esme.

— Toma… —Charlie me entregó a mi perrito—. Tu saco de pulgas.

Le saqué la lengua. A mi papá, no le agradaba mucho Tommy, porque le ladraba la mayor parte de tiempo y le gustaba cruzarse por sus piernas, mientras caminaba.

— No le hagas caso, mi amor. — Le susurré, besando su oreja.

Jake me abrió la puerta y puse al perrito en el asiento de atrás, donde habíamos puesto la pequeña cama que le habíamos comprado. Jacob se sentó en el asiento del piloto, entrelazó sus manos con las mías, me sonrío cálidamente y me dió un beso en la frente, secando mis lágrimas. Mire por la ventanilla, despidiéndome de todos con un gesto de mano.

El auto arrancó, saqué mi iPhone de la cartera y me puse los audífonos. Comencé a tararear una canción: "There's always going to be another mountain, I'm always going to want to make it move, always going to be an uphill battle, sometimes you going to have to lose."

— ¿Alguna vez te he dicho lo hermoso que cantas? — Jake me aduló, con una gran sonrisa, haciendo que me sonrojara.

Le dí un golpe juguetón en el hombro y reímos.

...

La casa era bastante grande, espaciosa y era muy hermosa. Era de dos pisos, con garaje, sencillamente maravillosa; tenía bastantes ventanales, pero estaba un poco cerrada porque, estaba en una urbanización. Jacob bajó las maletas del auto, mientras yo seguía babeando por el lugar en el que íbamos a vivir durante algún tiempo.

Entramos con todo el equipaje. Bueno, yo entré con lo más liviano y con mi pequeño Tommy. Por dentro, era al puro estilo Cullen, por supuesto. Sillones blancos, paredes de color claro, un televisor de pantalla plana en el living y una chimenea grande. También había una escalera, justo como en la casa de Forks. Subí al segundo piso, que, al igual que la casa anterior, tenía un cuarto principal y varios cuartos de huéspedes.

— Mira, ¿Te gusta? — Le hablé a mi perrito, que estaba entre mis brazos y movía su cola, rápidamente. Íbamos recorriendo cada habitación. Todos eran muy bonitos y bastantes amplios.

Bajé al primer piso, y me dirigí a la puerta del patio trasero, la cual, era casi el doble de grande que la de la casa de Charlie. Y aunque hacía frío la mayor parte del tiempo y había un poco de nieve en el piso, el patio lucia hermoso. Se podía ver un poco del césped y una que otra flor. Al frente, estaba el bosque. Se veía realmente impresionante con la nieve que tenían los árboles en las ramas.

Solté a Tommy y éste salió corriendo, muy alegre para revolcarse en el piso. Regresé al living y ví a Jake que estaba entrando con lo que parecían las ultimas maletas. ¿Habíamos traído tantas?

Había un corto pasillo, que dirigía a una puerta doble, donde la habitación contaba con una biblioteca, una cama King Size, un ropero y un televisor pantalla plana. Tenía, a la vez, un aire de estudio, aunque no se podía negar que era muy bonito y acogedor.

Fui hasta la otra puerta, y noté que era un baño. Con azulejos y con un espejo pequeño en la pared y otro, de cuerpo entero, detrás de la misma. La tina era grande, era como un jacuzzi.

...

Abrí la caja que me había dado Ali, dentro había una carta:

"Bella:

Espero que la casa sea de tu agrado.

El estudio lo habilitamos, para que pudiera ser tu habitación y no tuvieras que

bajar y subir las escaleras.

La cocina también la provisionamos con comida suficiente para

que dure los siguientes dos meses, asi que no tienen que preocuparse por nada.

Va a nevar en pocos días, así que abrígate muy bien.

En el frigorífico hay unos tarros de helado, del sabor que te gusta.

Siéntete como en casa.

Te quiere,

Alice."

Dentro de la caja, había un retrato de metal, con un grabado en la parte de abajo…

"Alice y Bella."

"Te quiero mucho, mejor amiga"

Era una foto que Carlisle nos tomó el día de la graduación. Estábamos abrazadas, con nuestros horrendos trajes amarillos. La puse en el estante que había encima de la chimenea, junto con unas fotos con mis padres y una con los chicos de la manada. Lindos recuerdos que pude traer.

Me dirigí a la cocina y, efectivamente, como había escrito Alice, todas las alacenas estaban llenas de comida. Y más que nada el frigorífico, era mi paraíso.

...

Después de haber desempacado y de ordenar todo, me duché y me puse mi pijama. Luego, fuimos a la cocina por la funda de M&M´s, Skittles, MilkyWay, óreo y palomitas, para nuestra noche de películas.

Abrimos el gran estante que se hallaba a un lado de la pantalla plana. Me adueñe de las palomitas y me senté en el sillón más cómodo.

— Escógelas tú. — Dije, metiéndome un par de palomitas en la boca.

Un par de minutos después, colocó cinco películas en la mesa. Las tomé entre mis manos, para verlas mejor.

¿Mamá? ¿Qué fetiche tienes con las películas de terror? — Le pregunte, riendo. — ¿Warm Bodies? No, definitivamente no. — La descarté inmediatamente, los zombies y los vampiros son, prácticamente, lo mismo. — ¿Taken 2? ¿The Avengers? — Me puse a elegir, entre las dos últimas. — Un padre sobreprotector contra hombres guapos salvando al mundo... The Avengers.

Usualmente, no me atraían mucho las películas de acción, pero esta, en particular me encantaba. No solo por Chris Evans y Mark Ruffalo, que son los actores que mas me encantan; más bien, era más el drama, y los efectos especiales que realizaron…. son increíbles.

— ¿Es en serio, Bells? — Jake solo atinó a burlarse.

Cada vez que veía esta película y veía morir al agente Coulson, lloraba con sentimiento.

— Tú no lo entiendes… — sollocé. — Es una parte muy importante, desde que salió en Iron Man 2, y aún más en Thor… que ahora muera, es muy triste y doloroso.

— Dramática. — Rodó los ojos, aunque parecía estar muy divertido.

— Imagínate, ¿Qué reacción hubieras tenido tú si muere Black Widow? — Dije, refiriéndome a Scarlett Johansson.

— Ella no puede morir. — Simplemente, me refutó.

— Phil Coulson, era mucho más importante que ella, y murió. — Metí otra cucharada de helado a mi boca. — Necesito mas helado.

— Yo voy por él. — Se levantó y desapareció en dirección a la cocina.

Cogí a mi perrito y lo puse en mi regazo, se acostó y me lamió la mano, mientras le rascaba detrás de la oreja, donde más le gustaba.

Jake regresó con más helado y un tazón de Pringles. Seguimos viendo la película y disfrutando con las burlas de Tony Stark. Unos minutos después mi iPhone sonó: era Emily.

— ¿Hola? — Centesté.

— Isabella Marie Swan, ¿Te fuiste de viaje y no me dijiste? — Prácticamente me gritó, con voz indignada. — Pensé que éramos amigas…

Me reí bajito. Ella solía ser muy dramática.

— Tuve que enterarme por Sam, porque, la que considero mi amiga no me dice nada, es más, ya ni hablamos…

— Lo sé y lo siento. — Sonreí, interrumpiendo el drama y rodando los ojos. — Pero fue una decisión de último momento, rápida… ¿Me perdonas?

— Es broma. Sam me contó lo que sucedió. — Rió, divertida. — Pero me has dejado de lado, Rach también esta resentida contigo.

Luego de mucha platica, de un par de regaños por parte de Rachel y de prometerles que las llamaría mas seguido y las tendría la tanto del embarazo, corté la comunicación.

Cuando terminó la película, ya era de noche, pero yo no tenía sueño. Es más, tenía hambre, así que me levanté y fui la cocina a buscar algo de comida. Regrese al sofá, abrace a Jake y el me miro con una sonrisa resignada, sabía lo que quería.

— Sabes que nunca te he negado nada, cariño, pero no conozco el lugar. ¿Y si me pierdo?

— Conduces un deportivo que obviamente, tiene GPS. Así que estarás bien.

Después de convencerlo, salió en busca de algún McDonalds abierto a esta hora y así, poder traerme mi Big Mac.

Comencé a jugar con Tommy, lanzándole su pelotita por la sala y que él me la trajera. Era un perro que no estaba muy entrenado, así que se dedicaba a seguir mordiendo la pelota y a gruñirle. Me gustaba la manera en que movía su cabecita y sus orejas. Cogí mi teléfono y comencé a tomarle fotos, mientras se perseguía la cola, solía ser un perro muy divertido y tonto a la vez.

Empecé a hacer zapping y justo en ese momento, había un comercial de una dulcería y mi pancita gruñó con antojo.

— Bebé, no tenemos que molestar mucho al tío Jake. — Susurré con cariño a mi vientre, ya mucho más abultado. Mi pequeño respondió con un par de pataditas, no estaba de acuerdo en que yo le negara algo, así que me toco ceder.

Marqué el número de mi mejor amigo y lo puse en altavoz, mientras acariciaba mi pancita.

— ¿Bells? ¿Qué ocurre? — Preguntó Jacob, alarmado.

— Nada… — Respondí, mordiendo mi labio.

Suspiró. — Me diste un susto de muerte, ¿Qué sucede nena?

— Es que… — Balbuceé. — ¿Dónde estas?

— Justo estoy saliendo de McDonalds… al parecer, mucha gente viene de compras por la madrugada. ¿Por?

— Uhmm... Es que quiero otra cosita.

Se lo tomó con mucho humor, y escuché una carcajada, una muy fuerte.

— Quiero donuts… — Gruñó mi estomago, ante la sola mención.

— ¿Algún sabor en especial? — Me cuestionó con paciencia.

— Una con glaseado y otra de chocolate. — Contesté, emocionada. — Ah… y otra de glaseado de mora.

Rió con más ganas.

— Está bien preciosa, ¿Algo más?

— No, eso es todo. —Respondí, avergonzada.

— Entonces, nos vemos al rato. — Colgamos.

Mire a mi perrito; había recostado su cabeza en mis piernas, que estaban recogidas en el sofá, y acaricie mi abultado vientre. Cada día era mejor, mi vida iba a ser mejor. Y mejoraría mucho más, cuando naciera mi bebé...

Sentir el sabor de la Big Mac en mi boca era, simplemente, como tocar el cielo. Y las donuts eran mi paraíso personal. Era lo más delicioso del mundo.

— Eres el mejor amigo del mundo, ¿Lo sabías? — Me giré, para darle un beso en la mejilla. Era como la millonésima vez que se lo decía y que se lo agradecía, pero el solo lo tomaba con humor.

— Estoy empezando a sospechar que solo me utilizas.

— Eres lento. — Le seguí la broma.

Me sacó la lengua, riendo divertido. Estos momentos eran muy especiales: viendo películas con mi mejor amigo — que nunca me ha abandonado— y que siempre me ha apoyado. El que siempre ha estado conmigo, hasta en los momentos más difíciles, y que siempre ha buscado mi protección; a pesar de todo lo que le hice sufrir… a pesar de todo, siempre regresa.

— ¿Qué? — Preguntó divertido.

— Nada. — Me sonrojé y seguí comiendo mis papas y mi hamburguesa.


Otro capitulooo!!! 

Seguro que a las Team Jacob les ha de haber gustado mucho este capitulo, esperense al proximo, lo van a amar jaja...

Gracias chicas por todo su apoyo... 

Capítulo 16: Secreto al aire y una costilla rota Capítulo 18: Cumpleaños, sentimientos

 
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