Arde el cielo

Autor: DenisseMCullen
Género: + 18
Fecha Creación: 12/06/2013
Fecha Actualización: 27/02/2015
Finalizado: NO
Votos: 12
Comentarios: 55
Visitas: 35898
Capítulos: 27

Disclaimer: Los mayoria de los personajes le pertenecen a Stephanie Meyer, los demas personajes y la historia fueron inventados por mi. 

Edward deja a Bella en plena luna de miel, ella decide regresar a Forks con la decision de olvidarlo todo e irse... Noticias inesperadas, personajes nuevos.. ¿Que mas ocurrira despues?.. +18 por futuros lemmons 

Enjoy :) 

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Capítulo 11: Divorcio

Ya no he tenido pesadillas, ni tampoco nauseas. Mi vientre crece un poco rápido, en comparación con las medidas normales, pero nadie parece notarlo demasiado, solo yo. Mi bebé eligió este momento para despertarme con una patadita: algo me decía que estaba triste, al igual que yo. Hoy, oficialmente, me divorciaba del que siempre ha sido, es y será el amor de mi vida, mi primer amor. Y mi bebé, perdía a su papá.

Ayer había hablado con Jacob; le conté todo lo que Katherine me dijo, y aunque se enojó un poco al principio por no haber dejado que me acompañara, comprendió, y me ha estado apoyando con mi decisión de tenerlo. Le comenté también, de la contradictoria idea de decirle o no a Edward sobre mi embarazo: me dijo que era una decisión que sólo yo debía tomar, pero que él opinaba que Edward no merecía, ni siquiera, que yo le dirigiera la palabra. Así que decidí ocultarle mi estado, y me aseguro que tendría su apoyo. A los que no sabía si debía decirles o no, era a Alice y a mi papá.

Según Katherine, mi embarazo no iba a durar los nueve meses "normales" y mi papá no era tonto, se daría cuenta inmediatamente, al ver que en una semana, tenía panza de unos tres meses quizá, y también soy consciente que si se enterase, lo primero que haría sería reclamarle a Edward por la paternidad, y yo no quiero que él lo sepa.

A mi mejor amiga, no le podía ocultar nada, ella es la única persona a quien le cuento todo, incluso antes que a mi madre. A Renee, no podía llegar y decirle: "Mamá, me casé con un vampiro y ahora estoy embarazada de él." Con eso, le daría un paro cardiaco… en cambio, a Ali si podía decirle esas cosas, ella era un vampiro. Pero no sabía si me iba a creer o no con respecto al embarazo; pensaría que estoy loca, o le diría a toda su familia, para buscarle en conjunto una solución. Ella si es una verdadera amiga. Todavía, recuerdo la conversación que tuve también el día de ayer con ella. Solo me dejo claro una cosa: estaba completamente loca.

FlashBack

Estaba ordenando las cosas que Edward me había dado a lo largo de todo el tiempo que estuvimos juntos, para entregárselas mañana, durante la firma de los papeles de divorcio. Escuchaba y tarareaba unas de las canciones que me pidieron que cantara en la fiesta de compromiso de Sue y mi papá.

— ¿Bella? —Llamó mi mamá, entrando a mi habitación.

Alce la vista, y la vi apoyada en la pared con una sonrisa pícara, me sonrojé. Me había escuchado.

— Alice esta al teléfono. —Señaló el techo, refiriéndose al piso de arriba.

— Ok mamá, ya subo. —Seguí ordenando las cosas.

— Bella… —Se dió vuelta, cuando iba por la mitad de la escalera.

—Dime.

—Cantas hermoso. —Me guiño el ojo, haciéndome sonrojar más, si es que era posible.

Subí las escaleras con mucho cuidado, tenía miedo de tropezarme; ahora no solo era yo por la que debía cuidarme, también estaba la salud de mi pequeño o pequeña. Aunque pensándolo bien, de preferencia, quería un varoncito. Uno igual a su padre, aunque eso me doliera.

Cogí el teléfono. —Hola.

—Isabella Marie Cu… —Comenzó a gritar. —digo… Swan. Lo siento.

Reí, sin humor. —Está bien, ¿Para qué llamas, o qué necesitas?

— ¿Qué no puedo llamar a mi mejor amiga? —Se hizo la ofendida. –Además, no contestas el celular, estaba muy preocupada… pensé que te había pasado algo.

—No Ali. Lo que pasó, es que mi perro mordió el celular y lo hizo trizas. —Reí contándole, mientras le daba mi nuevo número.

Comenzamos a hablar de cosas triviales; por ejemplo, de cómo estaban los demás Cullen. Ella me preguntó por Jake, por los chicos de la manada y por Emily; también, de un poco de otras cosas más. No sabía que haría sin ella, es mi mejor amiga, la hermana que nunca tuve.

—Bella… —Llamó mi atención. — ¿Me vas a contar, qué es lo que te traes con Sam? —Preguntó, con un tono de voz sugestivo.

— ¿Sam? ¿Quién, el lobo? —Me hice la desentendida. -—Nada, sabes que es el chico de Emily, no el mío… —Reí, divertida.

—No te hagas la inocente conmigo, Isabella. —Gruñó en broma. — ¡Cuéntame!

—No pasa nada. —Reí, nerviosa.

— ¡Bella! —Lloriqueó. — ¿Acaso no me quieres?

—Si te quiero y lo sabes.

—Entonces, ¿Por qué demonios no terminas con todo mi sufrimiento y me cuentas de una buena vez? —Dijo entre dientes.

—Porque no pasa nada, si estuviera sucediendo algo, tú sabes que te lo contaría.

—Es verdad. Entonces, ¿Por qué estabas con él?

—Es... —Suspiré sonoramente —complicado.

— ¿No me vas a contar?

Mordí mi labio, indecisa. ¿Le cuento?

—Tal vez después. —Susurré. -—No son cosas, que deba decirte por teléfono.

Rió estrepitosamente.

—Está bien, Bella. —Dijo entre carcajadas, que yo no entendía. -—Tú siempre metiéndote con vampiros, nunca aprendes.

Siguió riendo como si lo que le hubiera dicho, fuese un gran chiste. Sentí mi celular vibrar en el bolsillo de mi pantalón deportivo, de los únicos que me quedaban; era un mensaje de un número, que todavía no había registrado, pero que reconocía perfectamente.

*Sígueme la corriente.

Edward llegó, quiero darle celos.

Alice

¿Cómo rayos iba a hacer eso, si yo sé que él no me quiere? Si no me quiere, no tiene ninguna razón para tener celos. Realmente estaba loca.

Me reí con ella, por las tonterías que estaba haciendo y porque me confirmaba lo mal que estaba de la cabeza.

—Bells… dice Edward, que no tienes que ir a la oficina de Jenks, que vengas aquí, a la casa; que aquí van a firmar los... documentos. —Dijo esto último, de muy mala gana.

—E… es… está bien. —Tartamudeé; lo había olvidado por completo. — ¿A la misma hora, verdad?

—Aja. —Afirmó. -—Me tengo que ir nena, estaré en contacto contigo.

—De acuerdo, enana.

—Mándale saludos a Sam, de parte de Esme y mía.

Reí mientras colgaba, y al instante recibí otro mensaje.

*Funcionó. Misión cumplida, por ahora.

Alice

Fin del FlashBack

Me reí de las locuras de mi mejor amiga, hasta que caí en cuenta que en una hora, estaría firmando el papel que me separaría de él, de mi primer y único amor, de mi amor verdadero.

No quería ir, no quería bajo ninguna circunstancia separarme de él, lo amaba, necesitaba decírselo, quería rogarle para que se quedara conmigo; para ver crecer a nuestro hijo, juntos, felices. Pero no podía hacerlo, no era demasiado egoísta, si él ya no quería estar conmigo tenía que aceptarlo, no pensaba atarlo a mí. Yo no soy así.

Me senté en el borde de la cama, con lágrimas en mis ojos, hoy se acaba todo. Tommy me lamió la cara, secándolas. Le acaricie debajo del hocico brindándole una débil sonrisa, me quería, al igual que yo a él.

— ¿Todo en orden? —Preguntó Jake, a mis espaldas.

Me sorbí la nariz y traté de calmarme. —Supongo.

—Todo va a estar bien… —Me abrazó, con mucha delicadeza.

Lloré, no estaba segura de ello.

—Te prometo que todo estará bien, y si no es así, hare lo posible para que lo logremos. —Sonrió, mientras me daba un beso en la mejilla.

-o-

Íbamos directo a la casa de los Cullen. Jake iba en su carro y yo manejaba en el que me dió Edward, para regresárselo.

Hacía casi un mes y medio que no venía a esta casa. Aparcamos en el porche, Jake bajó y me tomó de la mano, dándole un ligero apretón para mostrarme su apoyo y fuimos a tocar la puerta.

Emmett abrió, con una expresión sombría, y aunque al verme sonrió, la seriedad no desapareció de sus ojos. Lo abracé lo más fuerte que podía, no sabía si esta iba a ser la última vez que nos veríamos.

—Hermanita… —Me devolvió el abrazo, algo fuerte. -—Te he extrañado.

—Sí, si… ella también te extraño…. —interrumpió Jake, separándonos —pero abrázala con cuidado.

Emmett siseó un "No te metas, chucho" pero Jake tenía razón, me estaba abrazando un poco fuerte, así que lo aleje un poquito.

—Estabas abrazándome un poco fuerte… —Le sonreí como disculpándome, el me respondió con un puchero.

Entramos a la casa y toda la familia me recibió con un abrazo cálido, y Ali técnicamente, se lanzó hacia mí. Fuimos hasta el comedor, donde había un hombre, de cincuenta años aproximadamente, de estatura baja, calvo, con una gran barriga. Ojala no tenga una barriga así, cuando mi embarazo este más avanzado. Pensé. Y estaba sudando a mares, los nervios los tenía muy alterados. Edward estaba junto a él discutiendo sobre algo frente a un ordenador que estaba a lado de una impresora, y dejaron de hacerlo hasta que se dieron cuenta de mi presencia.

—Hola, Bella. —Me saludó Edward y se dirigió a Jake con un asentimiento de cabeza. —Jacob.

—Cullen. —Escupió este, yo solo le saludé con la mano.

El señor regordete, quien creo que era el tal Jenks, carraspeó incomodo, mientras se secaba las gotas de sudor que tenía en la frente.

—Supongo que usted es la señorita Isabella. —Asentí. —Hay que arreglar algunos puntos de la demanda de divorcio, pero eso no nos llevara mucho tiempo.

Me senté en una de las sillas con Jake a mi derecha, Ali a mi izquierda y Emmett detrás de mí, con sus manos apoyadas en mis hombros. Jenks comenzó a hacernos un montón de preguntas; cuanto tiempo llevamos de casados, si era por consentimiento de parte de ambos, a lo que Edward respondió que sí, —cosa que no era cierta— y justo, llegó a la pregunta del millón…

— ¿Han tenido hijos? —Cuestionó, viendo la pantalla del ordenador.

—No. —Contestó Edward.

— ¿Está usted embarazada? —Me preguntó, viéndome directamente.

Yo no sabía mentir, en ese momento sólo rezaba para que la voz no me fallara.

—N-no. —Contesté, pero tartamudeé.

— ¿Segura?

Carraspeé, mordiéndome el labio. —Estoy segura.

—Está bien. —Capturó unas cosas más y volvió a preguntar. —El Señor Cullen, puso algunas condiciones para este divorcio, y quisiera saber si está de acuerdo. —Asentí para que continuara, se lo pensó un rato, pero al parecer, Edward no quería perder el tiempo, por lo que comenzó a hablar.

—Quiero que te quedes con todo lo que te di mientras estuvimos juntos. —Interrumpió sus ideas. —El auto, el anillo, con todo.

Negué con la cabeza

—Te vas a quedar con eso, sin objeciones. —Gruñó, molesto por mi negativa.

Jake se iba a levantar de la silla, dispuesto a replicar, pero lo volví a sentar poniéndole una mano en el pecho, estaba comenzando a temblar y a ponerse caliente, no era buena señal.

— ¡NO! —Alcé la voz, molesta. -—Ya no me vas a dar órdenes, Cullen, no me voy a quedar con nada tuyo.

—Jenks… —habló Esme, cortando la réplica que iba a dar Edward, mientras que Emmett se paraba detrás de él. —siga con la otra condición.

—El Señor Cullen, quiere que la señorita Isabella, reciba la cantidad de ochocientos mil dólares mensuales.

— ¡Definitivamente no! —Resople, furiosa. Emmett le tapó la boca con ambas manos para que no hablara y se lo agradecí con la mirada.

—Un momento. —Interrumpió Jake, cogiéndome del brazo y llevándome afuera.

— ¿Estás loca? —Susurró. — ¿Cómo se te ocurre rechazar esa plata? —Rodé los ojos. -—No solo es para ti. Sácale jugo. Aprovecha.

—Shhhhh… —lo callé, sabía que no se refería a él, sino al bebé, pero estos vampiros son listos y Ali después va a preguntar, todavía no estoy preparada para decirle a ella. —no quiero nada que venga de él, entiéndelo.

Me di media vuelta, saqué del auto un bolso que había traído conmigo y me encaminé a la casa, con Jake pisándome los talones.

Todos nos miraban muy atentos, los ignore olímpicamente y me volví a sentar.

—Entonces… ninguna de las dos condiciones se aceptara. —Volvió a escribir en el ordenador. — Señorita Isabella, ¿Alguna condición que desee agregar?

Negué con la cabeza.

Se escuchó el sonido de la impresora y salieron un par de hojas de ella. Quería llorar.

—Firme aquí. —Me señaló con una "X" la línea donde tenía que firmar. La mano me temblaba, los ojos me picaban, no quería hacerlo. Jake apretó mi mano libre mientras se la acercaba a la boca, para darle un dulce beso en el dorso.

Edward ya había firmado en donde le indicaron sin detenerse a pensarlo ni siquiera un segundo. Conecté mi cerebro con mi cuerpo de nuevo y moví la mano, escribiendo mi nombre. Mi respiración estaba errática, mi bebé no paraba de moverse, tenía ganas de tirarme a la cama y llorar, de vomitar y de gritar.

—Bueno… -—dijo Jenks, retirando los papeles. —están oficialmente divorciados.

Necesitaba irme, no me iba a derrumbar, no frente a él. Jenks se fue rápidamente y Edward me cogió del brazo sin hacerme daño, pero estaba visiblemente enojado.

— ¡Suéltala! —Gruñeron Jake, Emm, Jasper, Ali y Esme.

—Suéltame… —Dije con hilo de voz, estaba demasiado asustada. Lo hizo poco a poco, relajando un poco sus facciones.

— ¿Por qué no aceptaste las condiciones?

—Porque ya no voy a hacer lo que tú quieras o necesites. —Gruñí, fastidiada. -—Porque ya no estaré a tus pies, ya me hiciste mucho daño en todo este tiempo, ¡NO TE QUIERO CERCA! —Grité, con lágrimas de rabia y dolor, rodando por mi rostro. —No quiero nada que venga de ti, ya no te quiero más en mi vida, así como tú ya te cansaste de mí, de jugar conmigo, yo también me cansé de que me trataras como tu juguete humano.

— Bella, sabes que nunca fue así… —Parecía que iba a llorar, se veía herido por mis palabras, pero esta vez no pensaba ceder, al final sólo le estaba diciendo la maldita verdad.

— ¿Por qué regresaste? Te hubieras quedado donde fuera que estuvieses, tal vez si hubiera sabido que todo esto acabaría así, NUNCA te hubiera aceptado de vuelta, si esto era lo que tu querías, ¿Por qué no mejor tuviste un poco de lástima, o pena por mí? A veces hubiera preferido que me mataras, a que jugaras conmigo como lo hiciste.

Su cara reflejaba dolor, pero yo ya no le creía, ya no sabía si las emociones que me reflejaba su rostro, eran genuinas.

—No me importa que no hayas aceptado las condiciones… el dinero llegará a tu casa mensualmente y te quedaras con todo lo que te di.

Cogí el bolso que había traído, saqué todo lo que estaba ahí y se lo tiré en la mesa.

—No necesito de tu dinero. —Me quejé. —No soy una niña pobre, se cuidarme sola y se cómo vivir sola. —Me limpié las lágrimas. –Además, me voy a ir de aquí, y nadie, mucho menos tú… —lo señalé — nadie, entiéndelo, sabrá donde estaré.

— ¿Te irás? —Preguntaron los demás, muy dolidos.

—Lo siento chicos, pero es lo mejor. —Les sonreí con nostalgia.

— Pero… estarás en contacto con nosotros, ¿Verdad? —Pregunto Ali, demasiado ansiosa.

—Podemos hablar después de esto, Ali… —Le respondí. -—de verdad, quiero irme a casa. —Ella asintió comprensiva, sabía que iba a ir a casa en la noche, probablemente se quedaría a pasar la noche.

— ¡No lo hagas! —Me pidió Edward. — ¿No ves el daño qué nos... qué les haces? —Se retractó, rápidamente. — ¿Tan pronto te olvidas de lo que vivimos tú y yo?

—Nunca hubo un tú y yo Edward, ahora sé que todo fue una mentira que trataste de parar… pero fui una tonta al hacer todo lo que hice cuando te fuiste, ahora me doy cuenta que fui yo la que siguió con esta mentira y la que prácticamente te obligó a volver a mi lado. —Me di media vuelta para irme.

—Bella… —suspiró —quiero terminar bien, no quiero cometer el mismo error… —se acercó a mí —el león se enamoró de la oveja, ¿Recuerdas?

¡Qué imbécil! Utilizar eso cuando nos acabamos de divorciar. Me volví con una mano en la puerta. De pronto no me sentía nada bien.

Quería gritarle, pero no podía… sentía mis fuerzas flaquear. —Nunca hubo un león enamorado, tal vez eso creías o estabas confundido, nunca fuiste masoquista, solo jugabas. —Volví a llorar. —Desgraciadamente, la oveja si fue la más estúpida…

Comencé a sentirme mareada, débil y un dolor puntiagudo se formaba en mi vientre. Siseé de dolor, llevándome una mano a ese lugar. Mi bebé, que no le pase nada a mi pequeño.

— ¡Bella! —Jacob alcanzo a sujetarme. — ¿Estas bien?

—Llama a Katherine. —Le pedí- Me duele 

—Bella… —esta vez fue Carlisle — ¿Qué te pasa? ¿Dónde te duele?

—Estoy bien Carlisle. —Traté de sonar lo más tranquila posible, no quería alertarlos más. — Sólo es un pequeño cólico. —Mentí.

Después de un sin número de excusas y mentiras, logramos salir de la casa. Jake llamó a Katherine en el camino, explicándole lo que sucedió, y cuando llegamos al hospital, me hizo un ultrasonido para poder ver si algo malo ocurría. Aunque fue un poco difícil, pudo ver que no pasaba nada grave con mi bebé, solo se me había subido la presión. Tenía que guardar reposo y no hacer esfuerzos, ni alterarme.

Cuando llegué a casa Renee y Sue me esperaban ansiosas, preguntándome si me sentía bien y atendiéndome con exagerada preocupación. Yo solo quería acostarme, quería dormir y olvidarme de todo, quería abrazar a mi almohada para dormir y dormir… y si era posible, nunca despertar.

— ¿Nena? —Jake se acercó a la cama y Tommy comenzó a ponerse agresivo. —Sal de aquí, perro.

—Tommy…—susurré, mientras lo acariciaba —tranquilo.

Jake se acostó a mi lado, abrazándome y quedando cara a cara conmigo, mientras jugaba con un mechón de mi cabello.

— ¿Te sientes mejor?

—Es la milésima vez que lo preguntas. —Reímos. -—Pero sí, me siento mucho mejor.

Suspiró. Algo pasaba, cada que suspiraba de ese modo, había algo que le rondaba en la cabeza.

— ¿Que sucede? —Le urgí.

—Sue me ha preguntado si estabas bien. Esme llamó aquí cuando estábamos en el hospital y le dijo a Sue lo que te había ocurrido. —Puso el mechón detrás de mi oreja. — ¿Le vas a decir a ella? Sabes que te puede entender y ayudar en lo que se necesite de ahora en adelante.

—Lo sé, pero no sé qué hare… —Me tapé la cara con las manos, avergonzada.

— ¿En serio te vas a ir? ¿Me vas a dejar solito? Llévame contigo —Hizo pucheros graciosos, haciéndome reír.

—Te he dicho que puedes venir conmigo. —Le sonreí, tranquila.

Apoyó su cabeza en la almohada, encendí el reproductor de música y tarareé la canción que sonaba. Me gustaba la voz de Taylor Swift, pero en este instante me recordaba mucho a Edward y toda mi relación con él. Me prometió que no cometería el mismo error que mis padres, y realmente me hizo una rebelde, en comparación de cómo me imaginaba que sería nuestra relación.

—Así que vas a cantar, ¿Eh?

Me sonroje — ¿Quién te lo dijo?

Se encogió de hombros.

— ¡¿Sue?! —Reí, dispuesta a averiguar quién le había dicho.

Asintió.

—Nunca te he escuchado cantar.

—Pues tendrás que esperar al viernes. —Reí divertida, mientras le pasaba la mano por el cabello, que casi le llegaba a los hombros. -—Creo que necesitas un corte.

—Así estoy bien. —Se encogió de hombros y sonrió como el gato de "Alicia en el país de las maravillas" —Además, me veo sexy con este peinado.

Rodé los ojos y bostecé, tenía mucho sueño.

—Duerme, tienes que descansar. —Me besó la frente, solo me relaje y me perdí en la inconciencia.

-o-

Sentí algo frio que rozaba mi cara, me recordaba cuando Edward se colaba por mi ventana por las noches, me incorpore de un salto dispuesta a propinarle un puñetazo, aunque en el proceso me rompiera la mano.

—Tranquila, amiga. —Escuché una risa suave, ¿Acaso era Alice?

—No vuelvas a hacer eso. —Le di un suave manotazo en el hombro. —Estaba dispuesta a golpearte.

Rió con más ganas, contagiándome en el camino.

Suspiré sonoramente cuando logramos calmarnos de las risas. Sabía perfectamente a que había venido, pero en mi mente, todavía estaba la duda si debía decírselo o no… es mi mejor amiga, yo confío en ella, y se que no le dirá a nadie sin mi consentimiento. Ella confía en mí y yo sé que puedo confiarle todo ciegamente.

— ¿Ali?

— ¿Bella?

Preguntamos al mismo tiempo, riéndonos de nuevo.

— ¿Me dirás a donde irás y por qué?

Lágrimas se acumularon en mis ojos. -—Aun no lo sé…, solo sé que tengo que hacerlo, no puedo estar ni un segundo más aquí.

—No quiero perderte… —me abrazó fuerte, sin llegar a hacerme daño —puedes confiar en mí.

—Wow… no tan fuerte. —Reí, bromeándola. —Yo tampoco quiero perderte, y si confío en ti.

Rió conmigo por un momento, pero inmediatamente volvió a ponerse seria.

—Bella, ¿Qué sucede? —Preguntó. —Estoy asustada, ¿Sabes? No puedo ver tu futuro, nada, absolutamente nada… a veces pienso que es porque te vas a morir y yo no quiero perderte.

—No me voy a morir Ali. —Sorbí mi nariz. —Yo también estoy asustada… no sé qué hare, no sé quién me ayudara.

—Reniega todo lo que quieras, pero siempre te voy a ayudar con cualquier cosa que necesites.

Rodé los ojos, era mejor no discutirle.

Se quedó mirándome fijamente con la nostalgia y preocupación, gravadas en sus ojos. Si, le tengo que decir. Ella me va a apoyar.

Cruce mis piernas, mientras me ponía frente a ella. Sentí como mi bebé se movía en mi interior, el sentía lo que iba a suceder.

—Sé que te va a sonar una completa locura, y pensaras que perdí la razón, pero te juro que es la verdad.

—Pero... Bella, me estas inquietando... ¿Qué pasa?

Abrí el cajón de mi mesita de noche y saque el papel, ahora ya arrugado de tanto abrirlo y cerrarlo, y se lo entregue en sus manos.

— ¿Los resultados de los exámenes que te hizo Carlisle?

—Léelo.

Paso un par de segundos, cuando la vi abrir los ojos casi cómicamente, y en su boca se formó una "O" y respiraba agitadamente.

—No he estado con ningún otro hombre que no sea Edward, te lo juro, es por esto que me voy….

— ¿Por qué no dijiste nada? —Me interrumpió. — ¿Por qué no le dijiste nada a mi hermano? ¿Voy a ser tía? —Frunció el ceño. — ¡Seré tía! —Me miro y sonrió abiertamente. — ¡SERÉ TÍA! —Gritó abrazándome, haciendo que terminara acostara con ella encima de mí.

— ¿No dudas de mí? —Pregunté, confundida. — ¿En serio me crees?

Se puso seria. —Bella, nunca me has mentido y amas demasiado a ese imbécil como para estar con otro hombre. Aunque se lo merece, tú no lo harías por el simple hecho que lo amas.

— ¿Debería asustarme lo bien que me conoces? —Sonreí, limpiando mi rostro.

Volvió a abrazarme. —Gracias, te juro que seré la mejor tía del mundo. Aunque, todavía sigo preocupada por las visiones. —Frunció los labios, pensativa. — ¿No le vas a decir la verdad?

Negué con la cabeza.

—No me parece una buena idea, es mi hermano y debe saber de la existencia de su bebé.

—Lo sé Al soy consciente de ello, pero no quiero que lo sepa.

—Está bien. —Volvió a sonreír. — ¿Fuiste con Sam al hospital por esto, verdad?

Asentí y comencé a contarle todo, desde la parte en la que Katherine y Sam vinieron, hasta la parte en la que le explique la ayuda que me están brindando. Ella me escuchó atenta, y le hice oír los latidos del bebé… estoy segura de que si ella pudiera llorar, estaría hecha una magdalena. Se quedó un momento más, me felicito por la forma en que me enfrenté a Edward —dijo que ya era hora— prometió visitarnos más seguido y me hizo prometer que no perdería contacto con ella, que la mantendría informada sobre cualquier cosa de mi embarazo y que aceptaría su ayuda, de cualquier índole, sin renegar.

...

Faltaban dos días para la fiesta de compromiso, no sabía quién estaba más nerviosa, si Sue o yo. Mi vientre ha estado creciendo un poco rápido, ya se notaba un bulto entre mis caderas, mi papá y mi mamá son tan inocentes, que piensan que estaba gordita por todo lo que he comido, pero Sue y Esme me miraban como si sospecharan.

¡¿Antojos?! Si, ya tenía, bastantes y variados. Unos días me gustaba una cosa, al otro la odiaba. Aunque era un poco raro, a veces me daban unas ganas enormes de tomar sangre.

Sam y Kathy venían más seguido a checarme, me llevaba mucho mejor con ellos, ya no eran "La doctora y su marido", ahora eran Sam y Kathy o Kat. Mi papá, aunque suene raro, adoró a Kathy desde el primer momento que la conoció y se llevó muy bien con Sam, a quien curiosamente, tambien le gustaba la pesca.

Kat y Ali también se llevaron bien, y Jake y Emmett, ya no eran el "duo de oro", ahora eran el "trio de oro" Sam les cayó sorpresivamente bien y se unió a los "inocentes".

Me había quedado dormida en el sofá de la sala, como lo hacía últimamente a estas horas de la tarde, y lo que medio me despertó, fue el timbre. Escuche que abrían la puerta, pero estaba con mucho sueño y solo fui consciente de que bastantes personas habían entrado a la casa. Mi nariz olfateo el olor más delicioso del mundo, mi estómago rugió de hambre, pero estaba cansada, me daba mucha pereza abrir los ojos y pedir lo que fuera que olía tan rico.

Miré entre mis pestañas el origen de tan fantástico olor y vi a Sam con una sonrisa de oreja a oreja. Me miraba burlón. Tenía una gran hamburguesa llena de grasa, huevos, bacón, queso y carne en la mano.

—Sami… —gimoteé —se buen chico y dame esa hamburguesa.

Se hizo el pensativo. — Mmm, no.

— ¡SAMUEL VEGA! —Grité, aun acostada.

— ¡¿Samuel?! —Se comenzó a burlar Emmett.

—Cállate, Emmy, —Canturreó con una sonrisa triunfadora.

Fruncí el ceño, se estaban desviando del tema. —Quiero la hamburguesa.

—Sam, no la hagas rabiar. —Reprochó Ali. —Y dale la hamburguesa.

Se rio muy divertido y me la dió con una gran sonrisa. Olisqueé la hamburguesa y en ese momento fue el olor más divino y rico que había olfateado en toda la vida.

—Huele a paraíso. —Di un gran suspiro, haciendo reír a los presentes y me di cuenta que Emm, Sam y Alice no eran los únicos en la casa.

Me senté, todavía un poco adormilada y froté mis ojos, como niña pequeña antes de abrirlos. Esme, Carlisle, Jasper e incluso Rosalie, me miraban divertidos por mi perezoso comportamiento, me sonroje pero terminé riendo con ellos. Sam se sentó a mi lado izquierdo y Ali en el derecho, mientras le daba un mordisco a mi hamburguesa, emitiendo un sonoro gemido por lo delicioso que estaba. El timbre volvió a sonar, esta vez era Edward que entraba sonriendo, con algo que había visto en su I-Phone.

Se veía tan hermoso, como siempre… aunque fuera un idiota. ¿Así será mi bebe? Pregunté en mi mente.

—Ahora… —dijo Sam, sonriendo pícaramente —mi recompensa. —Giró su cara, dejando de lado su mejilla.

Reí a carcajadas, Sam se había convertido en un hermano mayor para mí. Era adorable. Cuando me trajo una golosina la primera vez, le di un sonoro beso en la mejilla… desde esa ocasión, lo había convertido en su recompensa, él era el único que atendía mis antojos.

—Gracias. —Le sonreí y le di su beso. —Te quiero.

—Yo también, pequeña. —Me sonrió y escuche un gruñido, no se de quien, pero estaba segura que de Edward no fue.

Ali seguía en contra de mi decisión de no decirle a la familia sobre mi embarazo, no le gustaba esconderles secretos. Pero seguía siendo mi decisión, hoy finalizaban los detalles para la fiesta, Esme, Sue y mi mamá habían ido en busca de sus vestidos ayer, Ali se quedó conmigo toda la tarde, charlando sobre el bebé y unas cuantas ideas y peticiones que ella tenía.

Me levante del sofá y me estiré, mi camiseta se alzó un poco dejando al descubierto mi abdomen, Esme poso una mirada intensa en mi vientre poco abultado, me acomode la camiseta rápidamente cuando lo noté.

—Estuviste comiendo mucho, Bella. —Rió Rosalie. —Subiste unos kilitos de más…

—No esta gorda. —Las voces de Sam y Alice se oyeron, saliendo a la defensiva,

Sonreí, sabía de antemano que no estaba gorda, mi pancita no tenía grasa, era mi bebé. —No estoy gorda. —Me palmeé el vientre, sintiendo como mi bebé me secundaba, dándome un par de pataditas, haciéndome sonreír como una tonta. Me encantaba sentir a mi pequeño.

Esme había insistido tanto en que me probara el vestido una última vez. Espero que no se haya dado cuenta. Esme no era tonta, sabia sacar sus propias conclusiones.

Hace unas semanas, este vestido me quedaba perfecto. Ahora, no me subía ni por las caderas. Forcejeaba y forcejeaba pero nada, no me entraba.

—Ali… —dije, consciente de que me podía escuchar. Dos segundos después, la tenía a mi lado, ayudándome.

Casi diez minutos después, logramos ponerlo bien, pero había un problema. Estaba muy apretado, no podía respirar bien, me sentía un objeto mal forrado.

—Ali… —gemí incomoda, moviendo el vestido, tratando de hacerlo sentir más cómodo, cosa en la que falle. —Me aprieta mucho.

Chasqueo la lengua, para luego sonreír abiertamente.

—Toma… —no sé de donde saco una bolsa negra con la palabra Gucci resaltada de blanco en el centro. —tenía el presentimiento de que no te iba a quedar.

— ¿Te das cuenta de lo que dice aquí? — Le pregunté sarcásticamente, señalando el nombre que había en la bolsa.

—Tu solo acéptalo. —Refunfuño. —Además, prometiste hacerlo.

—Prometí que dejaría que me ayudaras con mi… —me quede callada, habían muchos con súper oído en esta casa.

—Acéptalo, por favor. —Hizo su puchero *Made In Alice, rodé los ojos.

—Ali, esto es mucho…

—Sólo acéptalo.

Abrí la bolsa y vi el vestido más bonito del mundo, no era extravagante, aunque se notaba que era de marca.

—Gracias Ali, es muy hermoso.

—Lo sé. —Rió con aire de suficiencia. —Ahora, pruébatelo.

Me lo puse con muchas ganas, para mí era perfecto. Alice llamó a Esme para su visto bueno.

—Te ves preciosa. —dijo, con dulzura en los ojos. —Además, si crece no se le notara. —Ahora miraba fijamente mi vientre. Mire a Alice con pánico y ella me regresó la mirada con algo que entendí: no sabía, yo no le había dicho nada.

Esme sonrió, mientras jugaba con el dobladillo de su blusa. —No necesitaban decírmelo. —Nos miró con una sonrisa a las dos. —Sé ver ese tipo de cosas. ¿Cuándo me lo iban a decir?

Al notar nuestro silencio, se asombró. —No me lo iban a decir. —Susurró dolida.

—Lo siento Esme, lo que menos quería era herirte. —Me disculpe. —Pero mientras menos personas sepan, es mejor, no quiero que él se entere.

— ¿Por qué? Es el padre, ¿No?

—Sí, pero… —Suspiré. —Es complicado.

—Puedes contármelo, yo no diré nada.

Miré hacia arriba, él todavía estaba ahí y no quería que escuchara.

—Mandé a los chicos a casa, aquí se aburren. —Rió, notando mi mirada. —Esto es cosa de mujeres. —Cruzó las piernas y palmeó un lado de la cama. —Se sientan las dos aquí conmigo, y me cuentan.


Bueno la espera no fue mucha :) 

Aqui les dejo otro capitulo, espero que les guste :) 

 

Capítulo 10: Celos Capítulo 12: Sangre

 
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