Arde el cielo

Autor: DenisseMCullen
Género: + 18
Fecha Creación: 12/06/2013
Fecha Actualización: 27/02/2015
Finalizado: NO
Votos: 12
Comentarios: 55
Visitas: 35888
Capítulos: 27

Disclaimer: Los mayoria de los personajes le pertenecen a Stephanie Meyer, los demas personajes y la historia fueron inventados por mi. 

Edward deja a Bella en plena luna de miel, ella decide regresar a Forks con la decision de olvidarlo todo e irse... Noticias inesperadas, personajes nuevos.. ¿Que mas ocurrira despues?.. +18 por futuros lemmons 

Enjoy :) 

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Capítulo 6: Compras, sopresa.. enferma?

Las compras con Alice estaban saliendo de maravilla. Ella se estaba comportado perfectamente, aunque habíamos adquirido pocas cosas; un par de bolsas modernas, unos zapatos, junto con unas botas de las cuales me había enamorado completamente y un par de vestidos casuales.

—Ali… no cabe duda que hoy ha sido un día estupendo. —Sonreí, cansadamente. —Pero, ¿Podemos sentarnos un momento, por favor?

—Tenías que ser humana. —Rodó los ojos, de forma dramática.

— ¡Hey! Aun así, me adoras.

—Es broma, es broma. —Le saqué la lengua, por toda respuesta.

Me senté, exhausta en la primera banca que vi. Sentí mi celular vibrar dentro de mi bolsillo. Era un mensaje de Jacob.

*¿Dónde estás?

Jacob.

*Estoy con Alice, en el centro comercial.

Bella.

—Juzgando por la enorme sonrisa que tienes en ese maravilloso rostro, —Me señaló, divertida. —el responsable es el chucho, ¿O me equivocó?

—En primer lugar, no tengo ninguna "enorme sonrisa." —Traté de ocultarla, lo más que pude. —Y en segundo lugar, si, tienes razón; estoy hablando con Jake.

*¿Es en serio?

Dile que estaré ahí en un momento, y que diga lo que diga, te secuestrare…

Te he dejado demasiado tiempo con ella.

Jacob

No tuve la necesidad de decirle lo del mensaje porque ella estaba detrás de mí, leyéndolo con el ceño fruncido. —No, definitivamente no. —Exclamó, negando con la cabeza. —Dile a ese perro que no se acerque por ningún motivo, todavía no termino contigo y no necesito distracciones por hoy.

Reí mientras le respondía, estaba divertida con esta situación…

*¡Bueno… Alice dice que no!

No quiere que me distraigas.

Bella

—Dile que ya es muy tarde… —Sentí su aliento en mi cuello. Me giré y lo vi ahí parado con unos jeans, una camiseta negra que se adhería a su torso, marcando sus músculos y unos zapatos deportivos. — ¿Ves algo que te guste?

—Tonto… —Le saqué la lengua, totalmente sonrojada. Al parecer, me había quedado demasiado tiempo mirándolo.

— ¡No! —Alice me jalo, en dirección hacia ella. —Todavía no te la lleves, Jake, por favor. —Hizo un puchero, bastante lastimero. —Si quieres, puedes venir con nosotros pero no te la lleves aún.

— ¿Compras? ¿De verdad? —Hizo un mohín, resignado.

— ¡Por Dios! ¡Pero si vas a estar con Bella! —Suspiró, divertida.

—Entonces sí, está bien. —Sonrió abrazándome.

En ese momento, sonó el I-Phone de Alice. Al parecer era un mensaje —y uno muy bueno— pensé al ver una gran sonrisa, plasmada en su cara.

— ¿Qué pasó, enana? —Preguntó Jake, bastante curioso.

—Hay que ir a la tienda de vestidos ahora. —Anunció, demasiado alegre. —Esme convenció a Sue, de hacerle una fiesta de compromiso. Incluso ya tienen fecha; será en tres semanas.

— ¿Tres semanas? —Pregunté, bastante sorprendida. — ¿Acaso no es muy pronto?

—Esme se hará cargo de todo, creo que hasta le sobrara tiempo. —Me respondió como si nada, arrastrándonos a la tienda de vestidos.

Llevaba casi cinco vestidos probados y ninguno me quedaba bien. Estaba frustrada, Alice ya había encontrado el suyo, pero no quería que lo viera, deseaba que fuera sorpresa para mí.

—Bella… —Tocó la puerta del vestidor. —Déjame ver cómo te quedo ese.

—Alice, ¿No crees que es un poco injusto que no me dejes ver tu vestido y en cambio, tú tengas que ver el mío?

—No. Además, yo soy la experta aquí. —Río, divertida. Decidí salir, para que me diera su punto de vista.

— ¿Tan mal estoy? —Le cuestioné, al verla paralizada totalmente. Me miró de pies a cabeza, y juro que la escuche murmurar… "Mi hermano es un tonto." Pero, tal vez fue mi imaginación.

— ¿Todo está bien por aquí? —Preguntó una encargada, acercándose a nosotras.

—Sí, ya hemos encontrado el vestido perfecto. —Dijo Alice, sonriendo feliz. —Ahora, solo faltan los tacones, un buen peinado y quedaras divina. —Comenzó a dar saltitos, de pura emoción.

Regresé a cambiarme. Me puse mi camisa blanca y mis shorts de jeans, junto con mis zapatillas, me agarré el cabello con una liga, ¿Por qué demonios tengo tanto calor? Eso era raro en mí, era raro aquí, tener calor en Forks. Esto es de locos. Bueno, técnicamente, yo estoy loca.

— ¿Todo en orden? —Preguntó Jake, cuando salimos de la tienda.

—Sí, todo perfecto.

—Vamos, tortolos. —Alice me guiñó un ojo, mientras íbamos por el centro comercial, con dos bolsas que tenían los vestidos que acabábamos de comprar.

—Alice, yo iba a pagar mi vestido. —Recordé, diciéndole.

—Bella, considéralo un regalo.

— ¿Cuánto costo?

— DosMilDolaresEnTotal –Susurró, con tono avergonzado.

—Ali, no tengo oído vampírico, por favor.

—Sera mejor que no le digas. —Comentó Jake, tapándome los oídos.

—Dos mil dólares en total.

— ¡Alice!

—No es nada… —Se encogió de hombros, restándole importancia.

—Por lo menos, dime que la mayoría de ese dinero lo gastaste en tí. —Suspiré.

—La mitad en tí y la mitad en mí. —Bajó la cabeza, avergonzada.

—Ali, no tenías por qué hacerlo…

—Yo solo quería ser buena amiga y regalarte algo…

— ¡Oh Alice! —La abracé. —Tú no eres buena amiga, tú eres mi mejor amiga y no tienes por qué darme nada... además, si me das algo, significa que yo tengo que devolvértelo y no puedo hacer eso, no ahora.

—Tontita. —Río, aliviada por lo que le había dicho. —No me tienes que devolver nada, yo soy feliz solo con ser tu mejor amiga.

—Y tú tampoco tienes que darme nada porque soy feliz siendo tu amiga. —Cité sus palabras. —-¡Swan! —Chilló, bastante gracioso. — Tú no eres mi amiga... eres mi mejor amiga. —Me abrazó, contenta.

— ¡Mujeres! —Suspiró Jake. — ¿Quien las entiende? Son locas e impredecibles. —Negó con la cabeza. —Se pelean, se reconcilian, se vuelven a pelear… —Sacudió las manos mirando hacia otro lado. — ¡GOMITAS! —Gritó, corriendo hacia la tienda de dulces.

—Y después somos las mujeres las locas e impredecibles. —Reímos.

— ¿Puedes sacarme la venda ya? —Pregunté, impaciente. Había regresado con Jacob a la casa, dijo que me tenía una sorpresa y me colocó la venda en los ojos, para no poder ver de qué se trataba.

—No, —Río, nervioso—. ¿Acaso no puedes esperar un momento?

—No… —me removí inquieta, entre sus brazos—. Ya quítamela.

—Eres demasiado impaciente… —suspiro, resignado— y testaruda, también.

— ¿Qué crees que haces? —Solté un chillido, cuando no sentí más el piso, porque Jake ya me estaba cargando.

—Solo espera un poco… solo un poco. —Comenzó a sacarme la venda de los ojos—. Ya está, ¡SORPRESA!

Me había llevado al sótano; bueno, técnicamente ahora se le podría decir a "mi habitación". —Sé que no es de cuento de hadas, ni mucho menos de diseñador... pero si quieres y algo no te gusta, los chicos y yo estamos dispuestos a cambiar lo que… —Le tape la boca, antes de que terminara de hablar.

—Es… perfecto. —susurré. El sótano no era tan grande, pero tampoco era muy pequeño. Habían pintado las paredes de un color azul claro; pusieron mi viejo escritorio en una esquina; colgaron los viejos estantes que tenía en mi anterior cuarto en una pared, en ese momento vi que faltaba la cama y en una pared se hallaba un cuadro con una foto; era la misma que nos habíamos tomado ayer en el club.

—Uhhhmmm falta un closet, pero… —Lo volví a callar.

—La cajonera está bien, de verdad. —Dije, señalando hacia la pequeña cajonera. —Gracias… y me encantó la foto.

—Bella… —titubeó, se veía que dudaba si podía decirme algo —sé que anoche me dijiste que no… —Se fue acercando lentamente —pero quiero que sepas que yo... no… que... —tomó un respiro, e intento decirlo de nuevo. —yo nunca te dejaría.

—Lo sé... nunca lo haces. —Le sonreí, estaba consciente que lo que me decía era verdad. —A pesar de todo lo que te hice pasar, de todo lo que te hice sufrir, sigues aquí.

—Eso es porque realmente te quiero…

—Yo también te quiero, pero no de la forma en la que tú me quieres a mí; no puedo hacerlo, no aún, solo necesito tiempo. —Traté de sonreírle, pero sentía ganas de llorar, esto era difícil para mí.

—Lo siento, perdóname… —Me abrazó, fuertemente —discúlpame, no debí presionarte; sólo que ya ha pasado una semana… lo siento soy demasiado tonto. —Me apretó más entre sus brazos.

—Jake… no puedo… respirar…

—Lo siento, —Me soltó rápidamente. — ¿Estas bien?

—No… —Agarré mi estómago, sintiendo como todo se mezclaba en él, corrí escaleras arriba, milagrosamente sin caerme y llegue a la cocina, sabiendo de sobra que no alcanzaba llegar al baño y vomite lo poco que había comido en todo el día, dentro del lavabo.

—Bella, —Sue se acercó a mí, bastante preocupada — ¿Estas bien?

Apoyé mi frente en el frio metal del lavabo y respondí con voz débil— Si, creo que sí.

—No luces nada bien... ven, siéntate un momento.

— ¡Bella! Lo siento, ¿Estas bien? Creo que deberíamos llevarla al hospital.

—Jake, tranquilízate. Estoy perfectamente bien. —Traté de levantarme, pero mi cabeza daba demasiadas vueltas, y terminé más mareada que nada.

—Llévala al sofá, a que se recueste un rato, Jacob.

Lo último que sentí fue la suavidad de las almohadas y algo frío en mi frente. Después de eso, solo fue oscuridad.

Me desperté envuelta en unas sábanas, bastante sudorosa y acalorada. Me fui sentando lentamente, mi estómago y mi cabeza todavía daban vueltas. Antes de poder incorporarme totalmente, comencé a marearme a un grado insoportable, así que me recosté de nuevo, de costado y ví a Jacob dormir a mi lado; trate de tranquilizarme, por lo que cerré los ojos e intenté dormir, pero mi movimiento lo fue despertando.

—Hola. —Susurró, con voz somnolienta.

—Te desperté, lo siento.

—No, —Sonrió, bostezando. — ¿Cómo te sientes?

—Mejor.

—Bella, ¿Sabes qué eres pésima para mentir?

Suspire, tenía razón. —Solo estoy un poco mareada, pero me siento mejor, a como me sentía en la tarde.

—Creo que deberíamos llamar al Dr. Colmillos, para que te revise. —Dijo, refiriéndose a Carlisle.

—No, estoy bien. Sólo necesito dormir. —Ví las ojeras que tenía bajo sus ojos y añadí. —Y al parecer, no soy la única, tú también lo necesitas.

—Bella, tenemos que ir al hospital; esto no es normal. —Dijo Sue, al verme bajar las escaleras con bastante precaución. Había tratado de levantarme despacio, pero sentía como mi estómago se revolvía cada vez más, y tuve que salir rápidamente en dirección hacia el baño.

—Estoy bien Sue, no debes preocuparte por mí. —Me senté en el sofá de la sala, después de la expedición en el baño.

—Bueno, está bien. No sé si Alice o Esme ya te habrán dicho, pero accedí a hacer la fiesta de compromiso.

—Sí, ya me lo contaron. —Reí, abrazándola. —Estoy muy feliz por ustedes.

—Gracias —me sonrió, de forma cariñosa. —Ahora, vete a bañar y arréglate, que Esme viene en camino.

Maldito cierre. Pensé para mis adentros, seguí intentando cerrarlo, rogando al cielo que el cierre de mi short cediera un poco; al final lo logré y me coloqué mi camiseta.

— ¡Bella, cariño! –Esme me abrazó, nada más entró a mi habitación. —Te siento… diferente, —Me preguntó, con el ceño fruncido. — ¿Estas bien?

—Si…

—No, —Me contradijo Sue, nada más entró a mi cuarto. —ha estado con náuseas y mareos desde ayer.

—Oh cariño, déjame llamar a Carlisle. —Tomo su celular, pero impedí que marcara el número.

—No Esme... estoy bien en serio, no es nada grave.

— ¿Estas completamente segura?

—Sí, confíen en mí. —Les sonreí, para calmarlas un poco.

Se pasaron toda la mañana y parte de la tarde hablando sobre la fiesta que iban a hacer, yo realmente no prestaba atención. Mi cabeza había comenzando a dar vueltas de nuevo y cuando me preguntaban algo, contestaba con monosílabos.

—Bella, —llamó Esme — ¿Seguro que te sientes bien cariño? Estas muy pálida, déjame llamar a Carlisle….

—En serio... me siento bien, además no quiero causar molestias.

—Mi niña, sabes que no es molestia ayudarte... a pesar de todo lo que pasó, sigues siendo parte de la familia y una hija más, tanto para Carlisle como para mí.

—Gracias, —le sonreí, conmovida por sus palabras —de verdad, se los agradezco tanto.

—No hay nada que agradecer, —me sonrió; intente devolverle la sonrisa, pero mi estómago dolió y mi cabeza volvió a dar vueltas, así que me recosté—. Creo que puedo entenderte un poco —rió, con un poco de preocupación en su voz —así me sentía yo cuando estaba embarazada…

— ¿Quien está embarazada? —Habló Charlie, quien estaba entrando a la casa; venía todo mojado ya que había comenzado a llover. Su presencia me había asustado, ya que no sabía a qué hora llegó.

—Nadie, papá…

—Y, ¿Por qué estás tan nerviosa, entonces?

—No estoy nerviosa... solo me diste un susto de muerte, no me di cuenta que habías llegado.

—Nadie está embarazada, Charlie. —Dijo Esme, con una sonrisa conciliadora. —Sólo le decía a Bella, que se lo que se siente estar mareada todo el tiempo.

Entrecerró los ojos, regresando su vista hacia mí. —Pero no estas embarazada, ¿Verdad?

—No papá, claro que no.

—Mmm... Está bien, les creo. —Estaba cerrando la puerta, pero de pronto recordó algo, porque volvió la vista hacia afuera y suspiro. — Mi vida, ¿Podrías traer una toalla vieja?

— ¿Para que la quieres? —Ella lo cuestionó, pero ya estaba entregándosela.

Mi papá se agacho, y silbó para llamar a alguien; y entonces observe como entró un perro, que venía también muy mojado. Mi padre comenzó a secarlo lo más que pudo con la toalla, y pude verlo mejor; era color blanco con manchas cafés, era pequeño y orejudo, con una larga cola café.

—Oh, qué lindo es… —me levanté del sofá muy rápido y enseguida me di cuenta que fue mala idea, ya que me mareé tanto, que tuve que sostenerme de la pared para evitar caer al piso.

— ¡Bella, ¿Estas bien?! —Ahora fue el turno de mi padre preguntarme, después de lo que vió.

—Si papá, lo estoy. —Me senté a su lado, con mucho cuidado y muy lentamente. Lo ayudé a secar al perro.

—Hija creo que tienes que ir al hospital, esto no puede ser normal, incluso puede ser peligroso.

—No papá, estoy bien.

—Sue me ha dicho que ha estado así desde ayer... si quieres, yo mañana te llevo al médico. —Se giró hacia Esme, mirándola preocupado. — ¿Carlisle trabaja mañana?

—Sí, le he dicho a Bella todo el día que lo llamé, no habrá ningún problema, pero dice que no... Si quieres, le puedo decir que mañana le dé una cita.

—Gracias, te lo agradecería bastante. —Dijo, regresando su atención al perro. —En cuanto a ti... te quedaras solo por esta noche; tienes suerte que me gusten los animales.

Reí divertida, mientras lo seguía secando. — ¡Qué lindo eres!

—Por cierto Bella, ¿Te molestaría dar un discurso en la fiesta? -Dijo Esme, emocionada con la idea.

—Lo haría… solo con una condición… —dije, tratando de negociar —que no me obliguen a ir al hospital mañana…

—Bella, —Me regañaron, entre los tres. —es por tu salud…

—Pero es que no me gustan los hospitales y estoy segura de que no es nada grave…

—Bella…— reconocí que la causa estaba perdida, por lo que solo suspiré.

—Está bien, pero dile a Carlisle que nada de agujas.

Esme rio, más tranquila por mi decisión. —No te va a pinchar, tú tranquila.

—Esme, ¿te quedas a cenar? —Le preguntó mi papá.

—No puedo esta ocasión, lo siento. —Dijo, poniéndose su abrigo. —Gracias por la invitación, pero tengo que irme. —Me señalo, mientras terminaba de recoger sus cosas. — ¿Quieres que te venga a recoger mañana?

—No, tranquila. Yo la llevo. —Comentó Sue y se quedó hablando con Esme en la puerta.

Yo tomé al perrito en mis brazos y lo llevé al lavabo de la cocina para lavarle las patitas, ya que estaban llenas de lodo. Sue empezó a servir la cena y en un plato de plástico le sirvió al cachorro un poco de comida.

— ¿Y Seth? —Preguntó papá. Había olvidado a Seth por completo.

—Está en la reserva, fue a visitar a Leah —Respondió Sue, bastante calmada.

—Por cierto, ¿Por qué Leah no vive aquí, también? —Pregunté, demasiado curiosa.

—Para ella, todo esto es un cambio muy brusco y no la quise obligar, así que se quedó allá, en la reserva. —Terminó por explicarme Sue. Solo pude asentir como respuesta.

El resto de la cena se desarrolló en un silencio cómodo. De vez en cuando, miraba al perrito que se echaba sobre los pies de papá, se ponía a perseguir su cola, o simplemente se sentaba a observarme. En ese momento pensé que sería bueno tener una mascota. Hablaría con Charlie para convencerlo de quedarnos con él. De repente volvió el malestar.

—Creo que comí mucho, —dije, tratando de excusarme. —Creo que… voy a... —No alcance a terminar la frase, ya que corrí al baño a vomitar todo lo que consumido en ese momento.

— ¡Bella! —Charlie, gritó corriendo hasta llegar a mi lado, trató de acercarse, pero el perro —que ni cuenta me di que también me había seguido- le comenzó a gruñir y a ladrar y no lo dejaba acercarse.

— ¡Hey chico, quieto… si, así! —Le acaricié la cabeza. —Estoy bien papá, tal vez he comido demasiado…

—Definitivamente tienes que ir mañana con Carlisle.

—Ya lo sé, —Le contesté, mientras nuevas ganas de vomitar me atacaron.

Me fui a mi cuarto a acostarme, me saque el short y me desbroché el bra, el cual sentía demasiado apretado y me acosté en mi cómoda cama. El perro también se trepo a la cama y recostó su cabeza en mi estómago a la altura de mi vientre.

—Eres muy dulce. —Reí, rascándole las orejas. —Tal vez me pueda quedar contigo. —Justo cuando le estaba acariciando el hocico, sentí un bulto en mi estómago. Era raro, ya que éste siempre había sido plano. Aunque pudo ser lo mucho que comí. Estaba muy agotada y me sentía sin fuerzas, así que no le tome importancia y cerré los ojos, esperando poder amanecer mejor.


Sexto capitulo!!  

-Rebecca: Llore cuando Edward la dejo, fue horrible!! Me referia a que vi las tres peliculas de Rec y que la tercera fue la que mas miedo me dio. Yo vi desde la primera pelicula, pero primero lei Amanecer, lo he leido como 10000000 veces jaja, me encanta la saga. El rol de Sam no sera tan malo, ya veras en el transcurso de la historia.. Besos :) 

 

 

Capítulo 5: Antro, manada y pijamada Capítulo 7: Reunion Cullen

 
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