Once meses después....


Edward


-Marco. Antonia- Por favor no corran ni se ensucien mamá me matará si lo hacen ella ya viene esta terminando de arreglar al bebe con la tía Alice.
Mi hijos rieron y corrieron hacia mí que los esperaba con los brazos abiertos para abrazarlos.
Al fin ya estabamos en el bautizo de mi hermosa Franchesca nuestra tercer hija.
Miré  mi ángel que la tenía en brazos. Mi vista se fijó ante la cruz que se levantaba en el altar y volví a dar gracias por el milagro de estar juntos.

Recuerdos...

Esa fatídica noche Emmet se quedó unos minutos más que todos en la escena dantesca que se abatió delante de nosotros se acercó con las primeras luces del alba para ver donde sería la última estancia de su amiga, hermana, cuñada cuando vi por el rabillo del ojo un movimiento en el suelo. La soga que Isabella tenía amarrada en el tobillo se movía, se acercó extrañado aún más al abismo cuando escuchó su débil pedido de ayuda.
Sin poder creerlo eufórico, se asomó hasta que vio sujeta de la soga a mi Bella.
Gritó para pedir ayuda pero fue inútil. Así que sin pensarlo arriesgó su vida hasta que logró subirla una vez echo esto llamó a una ambulancia.

Ese día fue milagroso, el sol brilló con intensidad y una vez más el amor triunfó sobre el odio, el mal sobre el bien.
Reencontarme con ella fue mágico.
 Yo al conocer la noticia que estaba viva literalmente volé hacia el hospital donde la llevaron por precaución.
 Cuando entré a la habitación ella estaba sola. Me acerqué para tomarla en mis brazos. Ella me sonrió y en un suave susurro me dijo - Por favor amor llevame a casa y ámame como nunca. Borra de mi todo lo malo y sigamos juntos como siempre adelante dejando atrás todo lo malo te amo Edward Cullen.
Bella amor mío yo no se si yo pueda amarte más de lo que te amo, solo puedo decirte que nunca más te dejaré sola ni a ti, ni a los niños por que ahora se que cada poro de mi piel pedía de ti cuando pensé que te había perdido.
A las veinticuatros horas pude sacar a Isabella del hospital para poder irnos a casa. Cada día que estamos juntos lo disfrutamos como si fuera el último por que uno nunca sabe cuando será la última vez que veremos a las presonas que amamos.
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Una vez que terminada la celebración del bautismo de Franchesca aparté a Bella unos segundos para llevarla otra vez delante del altar donde le dije:
Te amaré hasta el último día de mi vida y para toda la eternidad nuestro amor transpasará los tiempos acuerdate amor mío por y para siempre.
Bella repitió lo mismo sellando nuestra promesa con un beso.
De allí partimos para festejar con nuestra familia y amigos disfrutando de nuestra nueva y armoniosa vida


                                                                                                              FIN

Jajajajjaja espero que ahora les guste el final besos las kierooooooo