Danza de pasiones

Autor: veronikice
Género: + 18
Fecha Creación: 25/04/2011
Fecha Actualización: 19/11/2011
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 69
Visitas: 45483
Capítulos: 25

HISTORIA FINALIZADA

Tres mujeres, una camino insierto. Una herencia, una verdad revelada, una gran cambio.

Tres hombres, una fortuna, puja de poder y nuevos competidores amenazando su empresa.

Todos unidos por la pasión, la ambición el peligro y el amor en la fría y lejana Alaska.

Niñas aqui les dejo mi nueva historia ojala les guste y me ayuden con los votitos pero mas que nada con sus comentarios que son los que alimentan el alma de todas las que escribimos. Bueno sin mas que decir una abrazo grande a todas. Verooo

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Capítulo 23: 23- Mala jugada

                       Niñas solo les digo disfruten del capítulo las kierooooo Sol y Silmo mis Angeles siempre apoyando y Bellasamy gracias niñita eres un encanto. Y a todas las invisibles que se pasan a leer mi historia gracias. Espero me acompañen hasta el final ya falta poco no me abandonen!!!! Besos y cariños. Verooooo                        

 

 

                                23- Mala Jugada




5 años después...


Bella


-Ahhh!! ya Rose no nos digas que estas otra vez embarazada- Reía Alice mientras tomaba un sorbo de te de jazmín. Nos habíamos acostumbrado a juntarnos al menos una vez en la semana. Tarde de chicas. Mmmm aunque varias veces fue noche de chicas y nos tocaba lidiar con los celosos Cullen.
Rose hermana los felicito a los dos pero -¿no te parece que deberían cerrar la fábrica?- Si siguen a este ritmo tendrán diez hijos!!- Bromeé.
- Los que les pasa a Uds. dos es que sus maridos no son tan fogosos como mi querido Emmet.
- ¡Oye!,  retruqué- Con Edward estamos como si apenas nos hubiesemos casado no me quejo para nada. Además si fuese como tu dices esta hermosura no estaría aquí- Contesté mirando a la pequeña Antonia que luchaba con sacar un anillo de su juego. Era igual a mi ángel sus ojos de un verde profundo estaban concentrados en una pieza de encastre que no salía como ella esperaba, el seño fruncido la hacía más parecida a su padre sin contar la blancura de su piel en contraste con los rizos oscuros que caían sobre sus hombros.
- Bella tiene razón - Chilló Alice haciendo berrinche como un niño pequeño para mejor ejemplo fíjate con quien estan jugando tus hijos Rose con los nuestros y este vientre - dijo señalando su pansa de cinco meses de embarazo -no lo tengo por que me tragué ¡un melón!- Todas reímos tras su ocurrencia.
-Ya, ya tranquilas-  dijo Rose divertida yo no pongo en duda que sus chicos no complascan sus deseos si no que no creo que sean tan adictos al sexo como mi Emmet.
- Ahh bueno era lo que me faltaba escuchar- Rezongó Alice.
-Cambiemos de tema chicas les parece- ¿Cuenten, si alguna sabe como lo estan pasando Carlisle y Esme en su viaje?
- Lo último que se -comento  Rose es que embarcaban a su última escala en el crucero para llegar la semana entrante, el resto del viaje pareció maravilloso por lo poco que hablamos cuando llamaron, había mucha interferencia.
-Que bien, o sea que quizas el fin de semana que viene estaran por aquí. Los extraños a horrores -acotó Al-
 En eso coincidimos las tres los padres de los chicos no eran solo nuestros suegros si no que para nosotras eran figuras importantes en nuestra familia.
El teléfono comenzó a sonar, sin darme cuenta di un respingo. Sentí  internamente como mis temores se adueñaron de mí.  Alice atendió. No por eso deje de ver la curiosidad que refleharon sus ojos ante mi actitud. Lamentablemente para mí mis hermanas notaron mi tensión una vez finalizado el llamado no escapé de sus preguntas.
- ¿Qué pasa Bella por que ese cambio cuando sonó el teléfono ? ¿Esperas una llamada que no traiga buenas noticias?
-Intenté mentir ante el aluvión de preguntas pero fue inútil no servía para mentir-
- Esta bien chicas les diré que me ocurre pero les puedo asegurar, que son ideas mías.
-¿Qué es eso de ideas tuyas?  Cuéntanos que pasa Isabella sus caras denotaban preocupación eso me hacía sentir una estúpida por que de seguro no era nada... pero íntimamente me sentía muy bien que al fin podía contarle a alguien sobre las llamadas que recibía en el último mes.
Una vez contado todo, no obtuve la reacción que esperaba de mis hermanas yo pensé que se reirían ante mis persecuciones mentales pero no fue así. Ahora la sorprendida era yo y bastó solo unos minutos para saber  el por que.
 No era solo yo la que recibía llamadas, ellas también, hacía menos tiempo y con mucho menos frecuencia pero en si era demasiada coincidencia.
Ellas quisieron llamar a los chicos de inmediato pero yo les dije que preferiría decirselo a Ed primero. Quedamos que esa misma noche lo haría.


Esa noche...


Cuando por fin los niños se durmieron teníamos un momento para estar solos fui a la sala donde Edward me esperaba con una copa de vino blanco helado cuando me vio abrió sus brazos para mí. Solo esto me invitó a recostarme en su pecho hablamos un rato hasta que los besos de mi amor  dados en mi cuello  me hicieron perder el hilo de la conversación sus manos se deslizaron bajo mi camisa  que era lo único que llevaba  puesto sus dedos juguetearon con mis pechos que se irguieron ante sus caricias solté un suspiro ¿alguna vez me cansaré de esto ?- Pregunté
- Edward sonrió - Espero con toda mi alma que nunca.
Me acomodé de tal manera que nuestras bocas pudieran encontrarse. Una vez que lo hicieron su lengua exploró mi boca dulce, pero segura e insistente.
 Sus manos se movían acariciando mi espalda su boca corría por mi cuerpo como si fuese la primera vez podía sentir la urgencia de sus besos de sus caricias. Una de sus manos bajó lo suficiente por mi cadera como para llegar a mi centro una vez allí acarició suavemente una y otra vez olas de calor se expandían por todo mi cuerpo. Unos de sus dedos  se introdujo en mí haciendo que me quedara sin respiración. Me moví junto a sus caricias olvidando todo, concentrándome solo en el placer que esas caricias me causaban, pequeños espasmos me cruzaban como si mis terminaciones nerviosas estarían siendo atacadas hasta que no pude contenerme exploté en miles de sensaciones.
- Edward!!
- Su cara apareció ante la mia una sonrisa atravesaba sus labios. -¿Qué pasa amor hice algo mal?-
- Tonto, ven aquí- crucé mis brazos sobre su cuello para acercarme a besarlo, acomodé mis piernas a su alrededor lo podía sentir.
- Lo miré directo a los ojos para decir con la voz ronca- hazme tuya ahora.
-Tus deseos son ordenes- Se hundió en mí dejando mi carne al rojo vivo nuestros movimientos se amoldaron a la perfección acumulando placer con cada uno de nuestros  movimientos que se intensificaron acercándonos a un punto sin retorno pero del cual no deseaba salir. El frenesí llegó a su fin cuando explotamos unidos con nuestros corazones palpitantes, sudorosos y saciados.
-Te amo Bella.
- Yo te amo más amor mío. Nos quedamos recostados por un largo rato en silencio disfrutando solo de nuestra desnudez.
- ¿En que piensas amor? te noto distante- La voz de Edwrad sonó con un dejo de preocupación.
- No deseaba contarle lo de las llamadas menos después lo haría, esperaría hasta la mañana siguiente no deseaba arruinar el momento que gozábamos.
- No, amor como se te ocurre solo disfrutaba de tus caricias.

Pasaron dos días sin que me animara hablar sobre el tema seguía pensando que era una tontería, pero esta vez las chicas pusieron un ultimatum esta misma tarde se encargarían de contárselo ellas mismas si yo no había dicho nada todavía. Apenas volví de llevar a Marco al jardín de niños me dirijí a la oficina de Edward. Al abrir la puerta me hizo señas que entre.
 Mientras el terminaba de hablar por teléfono, escuché que planeaba un viaje corto. El alma se me vino a los pies no que ría que se marchase. Cortó la comunicación tiro de mi hasta que quedé sentada en sus piernas.
- Bella como ves tengo un viaje de dos días esta semana pero deseaba hablar con vos de dos cosas, antes de tomar cualquier decisión -
- No se como pero debo decir lo que pasa antes que sea tarde lo escucharía y luego tendría mi oportunidad.- Me parece genial Ed por que yo también deseo hablar contigo, lo bese en la mejilla.
- Ok. Habla tú primero me dijo pero me negué. Entonces se puso serio y dijo: - Mira amor te noté muy distante e inquieta estas últimas semanas, necesito saber que anda mal si no no puedo tomar algunas decisiones.
- Me quedé helada ¿Tanto se notaba? tragué saliva para comenzar a contarle lo de las llamadas.
Una vez que terminé, en ralidad no había mucho que contar, la cara de Edward estaba disfigurada por una máscara de preocupación, se tomaba el puente de la nariz con los dedos, sabía que a él tampoco le gustaba mucho la noticia por su gesto.
-Deviste contarme desde el principio Isabella, quizás como tú dices no es nada mas que un bromista que no tiene nada de que ocuparse, pero al igual no me gusta para nada exponer a los niños y a ti. Hoy mismo hablaré con el comisario para que coloque alguna guardia frente a la casa, y llamaré a Steve para que averigue algo sobre las líneas para saber al menos de donde salen esas llamadas.
- Amor, interrumpí ¿No te parece que te estas preocupando demasiado?
- ¡No Bella! - Estaba casi gritando yo cancelaré el viaje no los dejaré solos, ma da pánico que algo les suceda.
- Edward Cullen no se por ahora de que va tu viaje pero tu no cancelarás nada, mira lo mas peligroso que sufrimos, por la voluntad del cielo ya no existe así que no me costará nada quedarme un par de noches sola, se cuidarme y te juro que cuidaré a los niños lo abracé para tranquilizarlo, pero no fue lo que logré, Brooks ya no esta Bella pero y ¿Karla?

¿Por qué? fui tan necia de no dejar que Edward se quedara, si hasta último momento amenazó con no abordar el vuelo, pero éramos su familia y debíamos apoyar su sueño que estaba próximo a cumplirse trabajar en uno de los hospitales mas prestigiosos de Seattle, ademés el cargo era muy bueno, Edward se merecía trabajar de lo que siempre deseó. Pero ese día en especial las llamadas se intensificaron estaba segura que fuera quien fuese sabía de la partida de Edward.
No, no, no me negaba a atender nuevamente el teléfono no sorpotaba ya hacía mas de dos meses que llamaban a toda hora en especial cuando me hallaba sola con los niños abracé a la pequeña Antonia que lloraba en su cuna. Marco estaba abrazado a mis piernas desconcertado por mi angustia.
 Sabía que algo malo rondaba mi familia. En este momento maldecía no tener el valor de contárselo a nadie.
 Edward estaba de viaje, mañana llegaría pero mientras tanto hoy pasaría otro día al borde de un ataque de pánico.
Me acerqué a la ventana, anochesía el día daba lugar a la noche cerré mis ojos mi corazón latía acelerado, fui serciorándome que todas las ventanas de la casa estaban cerradas como así también las puertas, las cortinas corridas de tal manera que nadie pudiera ver desde afuera, pero eso no era seguro, me sentía enferma de miedo todos mis instintos estaban alerta, hasta en mis sueños protegía a mi familia de algo malévolo.¿Pero qué?
Dejé a la niña en su sillita cerca de la cocina mientras cocinaba no la perdía de vista.
 Marco miraba una película animada en su dormitorio, mi corazón se estrujaba al tenerlo tan lejos, mi mente repasaba todos los lugares vulnerables que había en el piso superior me estaba volviendo loca. Yo necesita darle una vida normal a mis hijos. Cocinaba casi automáticamente mis manos temblaban no podía seguir así debía decirle a Edward lo que sucedía.
Sonó el teléfono haciendo que pegara un salto, esta vez no me quedaba mas remedio que contestar, en el segundo que apoyé mi mano sobre el teléfono la luz se apagó dejandome en la total oscuridad escuché un fuerte ruido , mi hijo gritaba aterrado, otro vez el mismo ruido pero ¿Qué pasa? solo podía escuchar como los vidrios estallaban y el grito de auxilio de Marco, corrí como loca a su encuentro pero y ¿Antonia? estaba en la sala sola.  Me detuve desesperada en medio de la escalera una pregunta desgarraba mi corazón hacia donde voy, a cual de mis hijos auxilio primero.
Traté de razonar aunque en estos momentos era imposible, algo de razón iluminó mi perturbada mente Antonia estaba en la sala nadie estaba allí corrí escaleras ariba no podía determinar que eran los ruidos que escuchaba ni por que explotaban los cristales de las ventanas, solo iba como  una fiera hacia los gritos de mi hijo que ...Ohhh!!!  ¿cuánto hacía que no lo escuchaba?  No pudo pasar mas de un minuto pero el silencio alargaba mi terror, el miedo se apoderó de mí pero me ayudó el escuchar llorar a mi pequeñita debía ser lo suficientemente fuerte para protegerlos a los dos. El teléfono sonaba de fondo no se por que pero lo atendí era Edward que preguntaba algo como si estábamos bien.
No se si se puede describir el momento exacto donde un corazón se desgarra, si se puede conocer el momento exacto donde tu vida se paraliza ante un miedo casi enfermizo, pero juro que yo si lo supe fue cuando entré a la habitación de Marco y mi hijo no estaba allí.  Un grito desgarrador nació en mi pecho dejando paralizada la noche que recién comenzaba.



Edward

Los días  se hacían inteminables lejos de mí Bella, pero al fin, mis dos amores estaban unidos, el trabajo y mi familia sobre todo. Ahora solo me preocupaba los llamados recibidos por Bella, pero tenía como primer instancia buenas noticia, Steve habría rastreado las llamadas, la buena noticia era que Karla, que era mi principal sospechosa, estaba viviendo desde hacía mas de un año con un hombre  en Brasil, nada hacía sospechar de ella como autora de las llamadas.
 Eso me tranquilizaba, pero algo en mi interior me hacía mantenerme alerta, miré la hora como por vigésima vez ese día. A las once treinta era la hora de partida del primer vuelo que encontré agradecía que para ese mismo amanecer tendría a mi esposa en mis brazos.
me di una ducha ya tenía todo listo aún faltaban unos minutos para irme así que decidí llamar a mi casa.
Nadie contestaba eso me puso un poco inquieto así que llamé al comisario para preguntar si todo andaba bien, tampoco me pude comunicar a estas alturas mis nervios estaban a flor de piel.
Abordé un taxi hasta el aeropuerto llamaba con insistencia sin obtener respuestas esto ya no me gustaba. Llamé e Steve quien contesto al tercer timbre, al contarle lo que sucedía prometió pasarse por allí.
Antes trataría de comunicarse con la policía local, cualquier cosa me avisaría. Traté de tranquilizarme pero algo me decía que las cosas no estaba bien.
Antes de abordar realicé el último llamado, juro por lo más sagrado que nunca esperé algo así.
Bella gritaba desconsolada mientras me decía que nuestro pequeño Marco no estaba allí,  ruidos extraños como explosiones se escuchaban de fondo.
¿Se llevaron al niño? Mi mundo se derrumbaba al igual que el de mi familia y yo no podía protejerlos le gritaba a Bella que trate de mantenerse cerca de la pequeña Antonia pero... era imposible que me escuche hablaba a un inútil teléfono a miles de kilómetros de distancia me sentí el peor hombre del mundo no podía defender a mi mujer ni a mis hijos.

Capítulo 22: 22-Días dulces Capítulo 24: 24- Desesperación y terror

 
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