Danza de pasiones

Autor: veronikice
Género: + 18
Fecha Creación: 25/04/2011
Fecha Actualización: 19/11/2011
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 69
Visitas: 45488
Capítulos: 25

HISTORIA FINALIZADA

Tres mujeres, una camino insierto. Una herencia, una verdad revelada, una gran cambio.

Tres hombres, una fortuna, puja de poder y nuevos competidores amenazando su empresa.

Todos unidos por la pasión, la ambición el peligro y el amor en la fría y lejana Alaska.

Niñas aqui les dejo mi nueva historia ojala les guste y me ayuden con los votitos pero mas que nada con sus comentarios que son los que alimentan el alma de todas las que escribimos. Bueno sin mas que decir una abrazo grande a todas. Verooo

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Capítulo 13: 13- La cabaña

Hola niñas ya se que demoro mucho para actualizar mil disculpas pero aca les dejo otro capítulo, donde sabemos algo sobre la vida de nuestro asesino espero les guste. Vyanka a ti miles de gracias por tus frases inspiradoras Amiga. Besos a todas que lo disfruten.

 

13- La cabaña.



Edward

No sabía que hacer por donde comenzar la búsqueda así que solo me dejé llevar por mis instintos sabía en mi interior que Bella estaba viva en alguna parte del bosque así que me adentré a él seguido de cerca por Emmet las linternas parecían casi no alumbrar la nieve caía incesante el viento la arremolinaba entre los árboles lo cual dificultaba nuestar tarea, ¡Bella! gritaba con todas mis fuerzas esperando que ella me escuchara que si el tipo que la había raptado,andaba cerca huya y la deje. Rogaba a cada paso por eso caminamos por al menos casi una hora ya estábamos agotados el frío era insoportable mi corazón era apretado a cada minuto por un puño, no sabía cuanto más podía resistir Isabella.  Emmet toco mi hombro. -Espera me parece escuchar algo- Nos quedamos quietos.
-Yo solo sentía como el viento ahuyaba a nuestro alrededor hasta que ... ¡¡SI !! ¿Edward? Una voz muy débil me llamaba era inconfundible para mí, era ella.
Avancé unos pasos hacia mi derecha iluminando todo alrededor un bulto oscuro en la blancura de la nieve fue fácil de ver. Corrí hasta el lugar ya había sacado la radio de mi chaqueta necesitaba ayuda de forma urgente, no sabía cual era el estado de salud de Bella. Hice caso omiso a las advertencias de mi hermano que podía ser una trampa, no me importaba  era mi Bella y me rogaba que la ayude. Al acercarme al lugar la nieve era mas espesa, me hundía hasta cerca de las rodillas a cada paso.
 Llegué junto a ella pude verla estaba tan pálida como la misma blancura que la rodeaba, se notaba como temblaba la voz ya casi un susurro repetía mi nombre una y otra vez estava viva y mi corazón saltó al verla.
 Sus ojos estaban cerrados eso no estaba bien debía mantenerla despierta saqué mis guantes a los tirones con mis manos sujete su rostro estaba helada mi pecho dio un vuelco -Bella mírame soy yo Edward - ¡¡Bella!! - No te duermas por favor mantente despierta era casi inútil sus ojos se cerraban pero una mueca de sonrisa aparecio en su boca -te amo Edwar Cullen quería que lo sepas aunque sea lo último que diga-
-No ¡¡Bella!!!- escúchame no te duermas no me dejes!! Es una orden- al escuchar mis gritos trato de abrir sus ojos pero sus párpados parecían pesarle demasiado. Escuché como mi hermano pedía ayuda  nuevamente por la radio.
 A metros de allí otro sujeto nos pedía que lo rescatemos ¿sería el asesino? Imposible era demasiado inteligemte como para semejante estupidez pero cuando uno esta a punto de perder la vida todo intento es válido, estaba golpeago y sus manos sangrantes.
Se había acercado, repetía una y otra vez que alguien lo había atacado cuando el siguió a Isabella esto me inquietaba pero decía ser un periodista como sea todo se aclararía lo importante que entre mis brazos tenía a Bella que aunque muy débil seguía viva.
Emmet cauteloso no dejo que se acercara mas a nosotros, una de sus manos estaba apoyada en el arma que Steve nos había dado. No deseabámos otra ingrata sorpresa.




Bella
 
Me desperté adolorida como los días anteriores pero al menos era el último que estaba en el hospital, fueron cuatro días espantosos habría deseado que me dejen ir la misma noche que me trajeron pero fue imposible. Edward estuvo a mi lado casi siempre en estos días, le había vuelto a decir que lo amaba.  Rememoré ese momento como lo hice muchas veces ese momento... Me desperté de un sueño agitado lleno de pesadillas entre abri mis ojos, senti como mi pecho ascendia y descendia dejando que el aire llenara mis pulmones, el dolor habia casi desaparecido ya, una figura era la culpable de esa mejora, sonrei ante tal pensamiento y enfoque mi vista ante mi objeto de fascinacion, cielos ¿podria ser mas perfecto que eso?,
  ¿Se daria cuenta del poder que tenia sobre mi?, como cada mirada...cada beso, cada roce podia encenderme, tranformarme en lo mas profundo de mi ser, llevarme a lugares desconocidos y con la misma fuerza regresarme a una realidad de la cual no queria escapar jamas, yo no queria a Edward, no la descripción era tan pobre que me apenaba pensarla, yo lo amaba con cada fibra de mi ser, cada pensamiento. Ni  una medida humana seria suficiente para describir el sentimiento que me embargaba, una enorme sonrisa se instaló ocupando la mitad de mi rostro.... Cuando lo primero que visualicé fue a él sentado al costado de mi cama su cabeza ladeada por efecto de estar profundamente dormido. Estiré mi mano para tocar la suya el solo roce de mi piel con su piel encendía mi cuerpo.
-Edward abrió los ojos sobresaltado  para mirarme, al verme despierta dejo escapar una sonrisa algo tímida. -Perdón me quede dormido-
- ¿Estuviste toda la noche aquí? - Pregunte algo confundida no estaba segura si lo había hecho en realidad.
- Por supuesto Bella no te dejaría por nada del mundo, para sacarme de tu lado tendrás que echarme y creo que No te haré caso.
- Bueno es algo común en mi vida el que no me hagan caso. De seguro no me toman muy en serio -
- ¿Dime quien no te hace caso y lo mato? - Bromeó. A mi chica todos la escuchan.
-¿Tu chica? Levante mis cejas en señal de pregunta.
- Vamos Bella no me digas que no es así rompería mi corazón por completo.
- Edward Cullen. Te amo -
   - El, me respondió arrodillándose junto a mi cama. -  No sabes lo feliz que me haces Bella por que tu simplemente eres todo para mí, eres mi vida.

 Aunque recorda Una lágrima de felicidad recorrió mi rostro la sequé rápido si me veía llorar de seguro se pondría loco en horas supe que Edward es mmm!!.. diríamos demasiado super protector a propósito.  Edward, mis hermanas los chicos, el pobre Steve ni el chico que conocímos, un reportero que trató de seguirme cuando me atacaron y el resulto mas herido que yo al final estaban en mi habitación nadie me dejaba sola claro hasta ahora me reltaba demasiado extraño lo  ¿Habrá pasado algo? Mi pulso comenzó a acelerarse busqué sobre la mesilla de noche el pulsador para llamar a la enfermera, no lo alcansaba así que me levanté algo brusco de la cama, para desgracia mía un mareo me tomó de forma repentina lo que me hizo tambalear logré sostenerme de la mesita pero tiré todo lo que estaba en ella incluído un jarrón lleno de flores que se rompió en miles de cristalinos pedazos y yo di mi frente contra la punta de la mesa un auchhh!! quedé sentada de bruces, tenía suerte no caí sobre los vidrios.
 En unos segundos una enfermera junto con el Dr. Carlisle seguido por Emmet hicieron su aparición.

Sonreí ante la vergonzosa situación en que me encontraba, la enfermera casi se abalanzó sobre mí - ¿Esta bien Srta. Swan? ¿Pero como paso todo esto? esta sagrando -
-¿Qué? - Sentí como mis ojos se agrandaban ante la sorpresa recorrí mis manos en una mirada vo veía ningún corte, instantáneamente llevé una hacia mi frente y aghhh!!! algo viscoso se adhirió en mis dedos
- Carlisle sonrió casi indulgente mientras se acercaba a mí - Parece que no deseas abandonarnos pero no es necesario que atentes contra tu salud. 
-Sabes que puedes ir a casa cuanto desees- No creo que Edward deje que te alejes demasiado de él no sabes lo insistente que puede llegar a ser mi hijo cuando algo le importa-
-Mis mejillas estaban teñidas de un violento púrpura, mientras Emmet se apoyaba en la pared tomando su estómago de tanto reírse.
- Cambié de tema apresuradamente ya era suficiente haber conocido a los padres de Edward  en semejantes circunstancias ahora también apreciaban mi torpeza-
-Lo que sucedió es que me levanté muy apresurada para buscar el pulsador, tuve un mareo y bueno caí, debí ser más precavida y esperar a alguien.
- Esta bien Isabella no es nada grave no impedirá que hoy te vayas. Mi hijo estaba arreglando unos papeles cuando te vistas puedes retirarte -
- Gracias, Dr. Cullen. Perdón si lo olvidé, Carlisle.
-  Si recuerda para ti no soy el Dr. Cullen si no solo Carlisle. Te dejaremos para que te cambies, Ani te ayudará por las dudas.
-Si por favor Bella por que cuando Edward vea tu nuevo trofeo creo que te llevará a upa a todos lados.
Puse los ojos en blanco tras las bromas de Emmet, - Si eso si puede alcanzarme- le dije poniendo cara seria.
- Pues eso tenlo por seguro me gritó mientras su padre lo sacaba de allí reprendiendo su comportamiento.
-En unos minutos estuve lista para irme mis hermanas seguían sin aparecer, pero sabiendo que Ed y Emmet estaban por allí de seguro me iba con ellos. Unos golpecitos en la puerta me hicieron levantar la vista hasta dar con los ojos mas hermosos, mi corazón dio un brinco un poco exagerado pero era imposible contener ver a Edward me dejaba sin aliento.
-Hola amor ¿Estas lista para irte? se acercó a mí su sonrisa se esfumó cuando vio la magulladura en mi frente ¿Qué sucedió a que se debe ese golpe? ¿Estas bien? ¿Te vio Carlisle, lo revisó?- Dijo todo esto haciendo una mueca de dolor como si me faltaría alguna extremidad de mi cuerpo.
 Su exagerada reacción me causo gracia, no estaba acostumbrada a tanta protección. Este bajó la mirada a mis ojos con un atisbo de fastidio por mi desinteresantes mis frecuentes accidentes.
 Pero ¿que podía hacer si siempre había sido muy torpe? - Si me preocupara por cada golpe sufrido ya habría muerto de un ataque al corazón ante las preocupaciones.
- Muy garciosa- No me contestaste ¿Qué sucedió?
- Expliqué rápido lo sucedido. Estaba más intrigada por la ausencia de mis hermanas.
- Parece que tú eres quien me llevará a casa por que es extraño pero mis hermanas brillan por su ausencia- Edward carraspeó -Sobre eso tenemos que hablar Isabella, mira junto con tus hermanas, amigos y tu Dr. y hemos tomado una desición tendrás unos días de total y absoluto descanso iremos a la cabaña donde nos protegimos de la tormenta el día que nos conocimos y  claro esta ehhhh... yo sere tu fiel servidor. Otra vez la cara de perrito abandonado apareció en su rostro estaba segura que sabía que me conmovía.

- Aunque no necesitaba hacerlo, la sola idea de estar en medio de la nada con Edward me dejo casi sin aliento pero no iba hacérselo tan fácil.
-A ja ¿Y a quién se le ocurrió que yo aceptaría semejante idea? -¿Hablaste con tu padre de esto? -Me parece muy poco serio de su parte.  Un Dr. tan renombrado que este prácticamente obligando a una paciente a estar recluida en una casa con otra persona, sin que esta le de su concentimiento. Eso no se hace.
-El rostro de Edward eran digno de verse, el  tamaño  de sus ojos duplicaba el normal, creo que no se daba cuenta que su boca estaba un poco abierta por la sorpresa. Su mirada pasaba de la sorpresa, al no entendimiento, al horror.
 -No aguanté más y tapé sus labios con los míos me separé para mirarlo pues me daba cuenta que aún parecía sorprendido-
- Por favor Ed era solo una broma me encanta la idea- dije tratando de tranquilizarlo. El me sonrió, pero no creí que estubiese muy convencido de mi explicación.


Jackson Brooks

  Estaba furioso hacía más de una semana que no sabía nada de Isabella, ni siquiera donde estaba me había encontrado con sus hermanas pero  a  ninguna se le escapó información de su paradero. A todo esto volví a Seatlle. Mis obligaciones con el diario y como periodista muchas veces estorbaban mi vigilancia, pero una vida no se mezclaba con la otra, yo tenía un gran secreto como casi todos lo tienen, pero el mí era grande, real y peligroso.

Recuerdos...

Mi madre usaba mucho una frase todos tenemos algún cadáver en el ropero, para mí ese dicho era literal. Ella no eran muertos lo que tenía escondidos presisamente si no amantes.
Odiaba a mi madre. Si. La odiaba, yo no era un ser anormal que iba contra los mandatos de la naturaleza, ella me obligó hacerlo con su desprecios hacia mi persona y hacia mi padre.  Madeleine Shane era la típica mujer de familia adinerada venida a menos que se casaba con un pobre infeliz con dinero para mantener su posición social, ella nunca amó a mi padre, mas bien lo usaba , yo tampoco era santo de su devoción ya que el oprobio para ella era que era hijo de mi padre.
 Los primeros años de mi vida fui su escape, en realidad ella estaba convencida que era fruto del amor con su amante, el que siempre adoró pero se casó con su prima lo cual le fue mucho más redituable.
Todo fue normal en nuestra vida hasta los siete años  que sufrí un accidente, una fractura expuesta de tibia, me operaron  de forma urgente al necesitar sangre supuso que allí se descubriría su infidelidad, todo sería una sorpresa incluso para su familia.
 Pero el destino le jugó una mala pasada mi sangre coincidia con la de su esposo, no con la de Arthur.
 No se rindió así nomás pagó a una enfermera una fuerte suma de dinero para que extrajera una muestra de ADN y sea analizada con la de mi padre, el resultado fue que yo era hijo de su matrimonio allí simplemente le dejé de importar, sus viajes al exterior eran cada vez mas prolongados, cuando regresaba su vida social era muy agitada y coincidía con viajes de mi padre yo veía desfilar distintos hombres en su habitación noche tras noche ya ni siquiera se molestaba en ocultar sus amorios.


Mi padre en cambio sufría en silencio, el amaba a la hermosa Madeleine, veneraba el suelo que ella pisaba, sufriendo en silencio lo que ocurría en nuestras vidas se volcó a su trabajo el diario paso de ser un diario de un pueblo al de mayor tirada en el estado, luego a nivel nacional.
Yo por mi parte cada vez me acercaba más a él creo que el se siente orgulloso de su hijo pero yo tengo un maldito problema, mi secreto.
Había comenzado a los once años recuerdo que vino a visitarnos una prima de mi madre con sus hijos  la niña tenía un gato el cual adoraba, luché toda la noche contra el impulso de buscarlo pero ya de madrugada no aguante más lo tomé y me fui detrás de las caballerizas primero le pegué. El tonto animal se asustó y en ves de huir se quedó allí la furia contenida se escapó tomé una piedra y solo lo golpee una y otra, y otra vez cuando vi realmente lo que había hecho miré con horror mis manos ensangrentadas tomando conciencia del hecho retrocedí unos pasos y volví el estómago, estaba asustado pero a la vez liberado era capaz de causar dolor, era capaz de decidir sobre la vida de otro. Me sentí  omnipotente.
 Desde ese día mi secreto fue aumentando ahora decidía sobre vida humana, sobre vida de mujeres que no se merecen que nadie las ame. Ellas siempre te traicionan, ellas solo quieren destruirte pero yo no permito que lo hagan conmigo todas aquellas que pueden llegar a enamorarme no las dejo vivir. Así el mundo es menos peligroso.

 

...Fin de los recuerdos

 

Mi pensamiento fue otra vez a Isabella ella era la más peligrosa, por que ella era una bruja que hacía aparecer bajos instintos en mí. Hasta hijos con ese ser demoníaco me había imaginado. Pero debía tenerla un tiempo al menos, un tiempo para mí, un tiempo antes que su vida se extinguiera.
Maldije en mi interior solo en pensar en ella me exitaba.
Apuré mi cena, necesitaba irme, pagué y salí apresurado de allí, conduje por la carretera oscura el viento golpeaba sobre mi rostro dejandome respirar decidí volver al Seattle ya cerca de casa una bonita muchacha luchaba contra un viejo auto descompuesto. Prometí  no parar y no lo habría hecho si no la miraba, estaba vestida de forma simple pero su pelo castaño caía por sobre su espalda en ondas, cuando miró hacia mi coche su piel palida contrastaba con sus ojos oscuros. Isabella... una oleada de calor mezclada con agobio se cruzó en mi cuerpo.
Frené unos metros adelante. Retrocedí. Bajé del coche con mi mejor sonrisa, ella me miró y sonrió dulcemente ignorante del peligro que yo representaba para ella. Yo era su depredador y ella se entregaba mansa. Solo me tomó un par de minutos tenerla inconciente dentro de mi coche. Todo es tu culpa Isabella Swan tu transtornas mi vida y ahora terminarás con la vida de esta niña.


 










Capítulo 12: 12- Problemas y más problemas (parte 2) Capítulo 14: 14-Tentando al ángel de mi vida

 
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