-"El Conde Montelpuciano"- (Secuela De Un Amor En 1920)

Autor: vaneian08
Género: Drama
Fecha Creación: 11/09/2010
Fecha Actualización: 12/01/2011
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 57
Visitas: 52244
Capítulos: 26

¿Que sucedio con la vida de Bella despues de la muerte de Edward? ¿Edward muerto? ¿Que sucedera cuando el nuevo conde llegue a poner orden al pueblo y a la vida y familia de Bella?. Secuela de un amor en 1920

Autora; LOkiicita Cullen.

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 9: -"Juego Peligroso"-

BPOV

Que difícil era poder sacar a Edward de mi cabeza, aunque solo fueran unos minutos, habían pasado un par de días desde que nos habíamos visto y es que sinceramente necesitaba buscar otra excusa para encontrarnos ya que estaba intentando hacer olvidar a Alec acerca del nuevo bebé.

Al menos pasar tiempo con mis hijos me ayudaba a calmar la ansiedad y las locas ideas de salir corriendo a su encuentro, extrañamente desde aquella plática que escuche entre Alec y Dídima es que sentí cierto intento de cercanía de Alec hacia mí.

Me encontraba en la habitación de Anne jugando a las tacitas con ella y sus muñecas cuando Alec entro esa tarde con una enorme sonrisa.

-¿Cómo están mis amores?- pregunto cuando entraba y se acercaba a nosotras, Anne salto de su asiento para ir por su papá y así poder invitarlo. Yo me extrañe al escuchar su demostración de cariño.

-Papi ¿queres un panecillo?- le pregunto con una enorme sonrisa mi hija, Alec acepto igual de contento y se sentó a mi lado luego de dejar un suave beso sobre mi frente, yo me quede estática sin saber que hacer o decir.

-Por supuesto- le dijo – Eso se ve realmente apetitoso- era bastante extraño ver aquella interacción de Alec, puesto que el panecillo era de plástico y él no acostumbraba en seguirle la corriente a los niños ya que decía que al hacer eso lo que conseguíamos era engañarlos y hacerlos parecer tontos, cuando Anne fue hacia su caja de juguetes para ir por más "comida" aproveche para hablar con Alec.

-¿Qué te traes entre manos?- le pregunte con suspicacia y él me miro entre asombrado y molesto.-

-¿Es que acaso no puedo disfrutar una tarde con mi mujer y mi hija?- me pregunto molesto – Se que tienes un mal concepto de mi pero realmente quisiera que me dieras una oportunidad, ahora más que nunca ya que decidiste darme otro hijo- su tono de voz cambio drásticamente a uno más amable y amoroso lo que me desconcertaba bastante.

-Ya te dije que ese es un tema discutible Alec, no sé si este lista tan pronto para comenzar a criar nuevamente, Anne aún es muy pequeñita y requiere cuidados y a pesar de que Charlie es más grande, no quiero descuidarlo- le dije nerviosa pero haciendo acopio de todas mis fuerzas para que él no lo notara.

-Bella créeme que te entiendo- pestañee cuando utilizo el "Bella" – Pero te prometo que las cosas cambiaran, nuestros hijos los criaremos juntos…- Anne lo interrumpió.

-Papi aún no te has tomado tu té, seguro eta frío- le dijo con su ceño fruncido, aquel gestito aunque la hacía verse igual a Alec la hacía parecer más dulce aún.

-¡Oh! Perdóneme- le dijo con una reverencia -¿Y has decidido ya que perrito vas a querer?- yo lo mire asombrada, luego a Anne que lo miraba con completa adoración y luego mire nuevamente a Alec que le sonreía cálidamente – Creí que eso era lo que querías- le dijo a Anne ya que no contestaba.

-¡Siii!- grito emocionada mi pequeña quien empezó a correr haciendo círculos por toda la habitación.

-¿Qué le sucede a Anne?- pregunto Charlie cuando entro en el cuarto, yo le abrí mis brazos para que viniese conmigo.

-Tu papá le comprara el perrito que Anne quiere- los ojitos de Charlie brillaron al igual que los de Anne y en cosa de segundos él ya estaba junto a ella manifestándose de igual forma.

-¿Por qué haces todo esto?- le pregunte extrañada y en un susurro para que los niños no nos escuchasen -¿Qué quieres conseguir?- Alec me miro ofendido y bufo.

-Se que piensas lo peor de mi y no negare los porque, solo dame el beneficio de la redención ¿quieres? No lo hagas por mí, sino por Charlie y Anne que merecen una verdadera familia- me pidió con sinceridad, al menos eso fue lo que sus ojos me reflejaban, yo asentí sin decir más, ambos nos giramos hacia los pequeños que seguían en éxtasis.

-¿Cuándo iremos por el perito papi?- Anne al fin dejo de dar vueltas y se acerco a nosotros para quedar sentada sobre el regazo de Alec.

-Esta misma tarde si gusta mi princesa- otro grito igual de fuerte que el anterior lleno el cuarto, Anne no dejaba de besar a su padre por todo el rostro, aunque era muy pequeña podía llegar a ser muy astuta.

Un leve golpe a la puerta nos hizo a los cuatro girarnos hacia ella para ver quién era.

-Mi señor- se anuncio Heidi – El Señor Sanguinetti acaba de llegar y solicita su presencia- mi corazón se alegro y comenzó a latir fuertemente, así los cuatro bajamos para recibir a nuestro invitado.

Charlie que iba tomado a mi mano caminando más adelantados que Anne y su padre, se soltó para correr en cuanto vio a Edward, yo le sonreí al verlo y el me guiño un ojo con complicidad, Charlie al llegar a él le tendió su mano como todo un caballero.

-Buenas tardes Isabella- me saludo Edward con su mirada intensa puesta en la mía mientras besaba mi mano, me sonrío de lado dejándome completamente deslumbrada, salí de aquel trance cuando escuche la vocecita de Anne acercarse a nosotros, ella seguía en su mundo con Alec hablando acerca del mejor perrito, para desgracia de Alec, quien tenía pensado en un perrito pequeño para no causar tanto alboroto en la casa y en el cuidado, fue sorpresivo para él cuando Anne le dijo que tenía decidido que el perrito debía de ser un labrador.

-Es un perro muy grande para ti- le dijo cuando llego a nosotros, luego miro a Edward.

-Anthony ¿Cómo estás?- lo saludo cortésmente, él me miro a mi nuevamente y con solo aquella mirada él me estaba diciendo que estaba ahí por mí.

-Muy bien, vine para informarte acerca de las nuevas inversiones- le dijo con su tono serio, es que si no supiera que todo esto era parte de su plan para llegar a la verdad, yo también le hubiese creído todo aquel cuento de los "negocios" solo me preguntaba ¿Qué tipo de negocios eran?-Hola Anne- saludo a mi pequeña que ya se encontraba en el suelo y era saludada con un suave beso de mi Edward, la pequeña le mostró sus pequeños dientes y se quedo junto a su papi quien le contesto a Edward.

-Claro no hay problema- le dijo mientras le hacia un gesto con la mano para hacerlo pasar a su despacho – Hay podemos seguir con la plática.

-Papi, creí que iríamos por mi perito- le dijo Anne con un puchero tan tierno que podría llegar a derretir hasta el corazón más frió.

-Lo sé hija, pero esto es importante para papi- le dijo Alec, Edward que estaba ya a su lado lo miro comprensivamente y me guiño nuevamente un ojo mientras Alec continuaba con su mirada en Anne.

-Por mí no hay problema Alec, si gustas puedes ir con la péqueña por su perito y yo puedo quedarme aquí a esperarte, puedo terminar de leer los informes y así será más fácil cuando lo hablemos- le dijo, yo sonreí internamente con la idea de estar a solas con Edward.

-¿Estás seguro? No sé cuando demorare- le dijo casi convencido con la buena idea.

-Por supuesto, dime donde encuentro los últimos contratos y asunto arreglado- le dijo dándole una palmada en la espalda, Alec le sonrío agradecido.

-Bella tú conoces donde guardo los documentos importantes, ¿puedes llevar a Anthony?- necesite mucha fuerza de voluntad para no ponerme a gritar como minutos antes lo había hecho Anne debido a la emoción, un simple "SI" basto para Alec, quien se despidió afectuosamente de Charlie quien también quería ir junto a ellos para la elección del perrito.

-Papá yo también quiero ir- le dijo triste, Alec me miro como pidiéndome ayuda, pero él debía de saber que yo no le negaba nada a mis hijos.

-¿Y que pasara con Gregorio, lo dejaras solo?- le pregunto Alec.

-Podemos llevarlo también, verás que el no molestara ¿verdad mami?- me pregunto, yo revolví sus cabellos y le sonreí para luego asentir, él me regalo una enorme sonrisa por mi apoyo – Ves papi- le dijo a Alec satisfecho.

Finalmente Alec acepto salir con los dos pequeños, no sin antes reclamarme por mi falta de apoyo para con él, yo simplemente le dije que era una excelente idea para que compartieran los tres, si realmente Alec quería ser un buen padre, éste era un buen momento para demostrarlo con ellos, no conmigo.

-¿Vamos?- le pregunte seductoramente a Edward una vez que estuvimos solos, para mi excelente buena suerte, Heidi había ido al mercado para preparar la cena de esta noche ya que Alec le había pedido algo especial por que se encontraba de tan buen humor que quería compartirlo con su nuevo "amigo" Anthony. Por otra parte, Dídima y Marcus habían salido de visita con unos viejos conocidos suyos, por lo que me otorgaba la mansión para mi sola.

-¿Te he dicho lo hermosa que te vez hoy?- me susurro Edward al odio en cuanto cerré la puerta del despacho, sus manos se fueron directo a mi cintura aprisionándome entre su cuerpo y la puerta.

-Aún no- le dije coquetamente girándome para mirarlo a los ojos, lo que me hizo estremecerme de pies a cabeza ya que sus ojos estaban intensamente llenos de pasión.

-Pues lo estas- me dijo acercándome a su cuerpo y besando solo la comisura de mis labios, provocándome al extremo de que un leve pero audible gemido salió de mis labios debido a la insatisfacción de no sentir sus labios completamente en los míos.

-Edward…para- le dije poco convencida ya que sus hábiles manos estaban ya bajo mi vestido acariciando avariciosamente mis piernas, desde la pantorrilla hasta los muslos.

-¿Estás segura? Porque tu cuerpo no parece querer lo mismo- me dijo con su sonrisa arrogante que estaba comenzando a amar pues se veía tan sexy.

-Es…estoy…segu…- dije a duras penas, un fuerte gemido salió sin poder contenerme cuando sentí sus dedos provocar en mi centro.

-No te imaginas cuanto te deseo, cuanto he deseado estar así contigo mi Bella- me susurro suavemente al oído, sintiendo además su aliento abrazarme fuertemente perdiéndome completamente en él -Y tu mi Bella ¿me deseas?- ¿Qué preguntas son esas? Lo mire fijamente solo para que viese en mis ojos todo lo que había despertado en mi, todo aquello que estaba dormido desde la última vez que hicimos el amor, o mire coquetamente y le coloque el cerrojo a la puerta y le sonreí complacida cuando me sonrío abiertamente, tengo que decir que Alec muchas veces había intentado provocarme de esta manera, pero nunca consiguió siquiera que el corazón se me acelerara, en cambio en este momento solo con pensar en lo que podría ocurrir, sentía el corazón desbocado.

-Hazme tuya Edward- le pedí en un leve jadeo cuando mi centro comenzó a palpitar por más atención, sentí como me levantaba y chocábamos con algo, no preste atención con que, un par de intentos más y estábamos sobre el sofá.

-Así es como será siempre mi preciosa niña, siempre mía- dijo besándome suavemente.

Cuando estuve tendida él se tomo un par de segundos para analizarme, cual bestia decide por donde comenzar a devorar a su presa, tomo una de mis piernas para comenzar a acariciarla lentamente, llevando sus manos más y más arriba, yo me mordí el labio para ser fuerte y no comenzar a híper ventilar tan pronto.

-No hagas eso o esto será más rápido de lo que esperas- dijo con sus ojos puestos sobre mis labios, yo le sonreí juguetona al sentir que podría conseguir sienta ventaja.

-Que no haga que- y comencé a bajar el cierre de mi vestido y luego bajar los tirantes para dejar a la vista mi sujetador, lo tente un poco más acariciándome levemente el inicio de mis pechos, sus intensos ojos verdemar no podían ocultar con totalidad la lujuria que comenzaba a emanar desde su interior.

-Estas más hermosa y exquisitamente deseable- le sonreí por aquel cumplido, sin duda el embarazo te otorgaba el ganarte ciertas curvas que quizás antes no poseía, el adquirir un poco más de forma y volumen era una buena ventaja cuando se quería cambiar del cuerpo de una niña al de una mujer.

-Todo lo que ves y lo que no es solo tuyo, eres el único con el derecho a desear más, el único al que quiero dentro de mí- lo mire a los ojos y seguí con mis delicadas caricias provocándolo – Ahora- le exigí, Edward se lanzó sobre mi levantando mi vestido y jalando mi braga hasta las rodillas, de ahí en adelante me deshice fácilmente de ella con mis pies, sus ojos se fijaron en mis pechos aún cubiertos por la fina tela, sus labios comenzaron a provocar mis ya duros pezones por su falta de atención.

Una exquisita sensación me invadió por completo cuando saco la tela y llevo a sus labios aquellas puntas tan erectas para recibirlo, mi cuerpo aún lo recordaba, de eso no cabía la menor duda.

-Me encantas- gimió audiblemente mientras seguía jugando con uno de ellos entre sus labios y lengua para luego mordisquearlo y excitarme aún más, si era posible.

-Más- le pedí ya dejando todo pudor de lado, esta agonía se estaba haciendo cada vez más larga y difícil.

-Tranquila mi vida, las cosas buenas toman tiempo- me dijo mirándome a los ojos pero sin apartarse de mis pechos, con una de sus manos atendió a aquella punta solitaria que gritaba por atención, gemí cuando sentí su otra mano acariciar mi centro ya listo para recibirlo, abrí mis piernas solo para que tuviese mejor acceso –Hmmm- lo escuche decir con su boca devorando mis pechos, yo cerré los ojos por aquella descarga dolorosa que estaba sufriendo en mi parte baja, lo necesitaba y estos ocho años sin tenerlo junto a mí se estaban haciendo presente tan fuerte que me sentía como una ninfomanía por la necesidad de tenerlo.

Dejo varios soplidos sobre mis húmedos pechos y varias caricias sobre mi centro antes de sentir un dedo en mi interior, con una exasperante arrogancia y parsimonia Edward se tomaba el tiempo para sacar y adentrar sus expertos dedos sobre mi, yo levantaba mis caderas por la necesidad de más fricción cuando sentí que introducía otro dedo y aceleraba un poco más, provocándome una exquisita sensación que me llevo a morderme el labio fuertemente, sentí el sabor de la sangre pero no le preste atención pues el sabor de aquel momento era mucho mejor que el oxido y sal.

-No juegues más por favor - le pedí mientras continuaba moviendo mis caderas, sentí la sonrisa de Edward y su necesidad tan palpable como la mía.

-Mi pequeña ansiosita- dijo antes de besarme fieramente en los labios y sentir como el removía rápidamente sus pantalones y ropa interior, abrí mis ojos emocionada cuando sentí la punta de su miembro tocar en mi entrada, cual intruso pide permiso para un acto tan pecaminoso como el que acontecería, no fueron necesario más palabras, solo con nuestras miradas conectadas vimos en nuestros ojos cuanto necesitábamos del otro, aquella necesidad que creíamos perdida pero que hoy se hacia presente tan palpable como este momento.

-Te amo- le dije cuando sentí una lagrima surcar mi rostro, él con su suave dedo la limpio y dejo varios besos en su reemplazo.

-Como yo a ti, mi Bella- dijo antes de introducirse deliciosamente en mi, suspire ante aquella fricción tan exquisita que estaba casi olvidando, Dios cuanto lo había necesitado en mi vida, ahora podía comprender como es que había evitado tantas cosas en estos ocho años, mi respiración se volvió errática por la sensación de la penetración.

Sus embestidas comenzaron a aumentar de ritmo, el llevo sus manos hacia mis nalgas apretándome así más contra él, podía sentir su corazón palpitar tan acelerado como el mío y su placentero jadeo que me hacia vibrar desde lo más profundo de mi ser, sentía mi llegada acercarse tan poderosa que lo tome por los hombros y comencé a moverme a su ritmo incentivándolo para que tomase más de lo que quisiera.

-Vente para mi- pidió con su voz áspera que sirvió para cumplir su petición.

-Solo para ti- dije cuando sentí el orgasmo más delicioso que pueda llegar a sentir, a los pocos minutos Edward se dejo caer sobre mi cuerpo pero siempre soportando su propio peso, sentí como su respiración comenzaba a regularizarse y en ese momento salio de mi, suspire en parte triste por no poder quedarme así toda la vida con él, compartiendo este momento tan intimo que me hacia olvidar todo a mi alrededor, por otra parte debíamos ser cuidadosos y no lo había sido mucho el hacerlo en el despacho de Alec en el cual él podría haber llegado en un mal momento.

-Debemos arreglar este desorden- me dijo con una sonrisa picara, yo lo mire sin comprender mucho sus palabras y mire el lugar, dos sillas botadas, un masetero dado vuelta y lo peor, todo lo que estaba sobre el escritorio de Alec estaba regado sobre el suelo, lo mire aterrada ante la escena, él me sonrío para calmarme y se levanto para acomodar su ropa, aproveche ese instante para hacer lo mismo, ¿Dónde estaban mis bragas? Busque por el suelo y me ruborice cuando vi mi ropa interior colgando de la lamparita que Alec tenía al lado del sofá – Que puntería eh- me dijo Edward divertido, me levante de un brinco para tomar mis bragas y luego me acerque a él para darle un pequeño golpe sobre el brazo.

-Todo este desorden es tu culpa- le dije ofendida pero sonriéndole.

-No te vi protestar y negarte mucho que digamos- mi corazón se hincho de felicidad cuando lo vi sonreír sinceramente, desde su llegada es que no había visto aquel simple gesto ser más profundo y sincero como lo era en este momento, él me acerco hacia si para besarme una vez más.

-Por mi no hubiese acabado- le dije algo avergonzada por aquella admisión –

Pero Alec y los niños deben estar por volver- le dije cuando vi el reloj que estaba en la muralla a su espalda, él acepto algo frustrado y comenzamos a ordenar todo como estaba.

Un par de minutos después el lugar estaba como si nada hubiese pasado, lo único que si necesitaba y con urgencia era una ducha para sacar la capa de sudor que había quedado en mi cuerpo – Me iré a duchar y vuelvo- le dije con una sonrisa, me acerque para besarlo y salí del lugar, iba a la mitad de las escaleras cuando la puerta principal se abrió dejando entrar a mis hijos y a Alec que se veía algo frustrado, suspire agradecida por que alcanzamos a arreglar todo.

-¿Cómo les fue?- les pregunte a mis hijos que corrieron a abrazarme en cuanto me vieron.

-No ta perito- dijo Anne triste cuando me abrazo por el cuello, la alce entre mis brazos y me acerque a Alec quien se veía triste.

-¿Qué paso?- Le pregunte.

-Ha Anne no le gustaba ningún perrito- dijo Charlie que estaba sentado en la escalera, mire nuevamente a Alec quien asintió.

-Ella insiste en que debe ser un Labrador- sonreí internamente por su testarudez, sin duda Edward siempre dejaba su marca aunque no lo intentase.

-Ya encontraras un perrito que te guste cariño- le dije acariciando sus cabellos cuando sentí que comenzaba a llorar sobre mi hombro, sus cortas manitas se aferraban fuertemente a mi cuello.

-¿Interrumpo?- escuche la voz de mi amado llegar desde el pasillo.

-Las mujeres son tan complicadas- escuche el bufido de Charlie, comencé a reír por su intervención. Con Anne en mis brazos subí al segundo piso, aún necesitaba aquel baño y ayudar a mi hija a superar su penita.

-Hija, ya verás que pronto encontraremos el perrito que buscas- le sonreí y acaricie su rostro cuando la deje sobre la cama, ella me sonrío calidamente y minutos después apareció Heidi con el biberón con su leche –Hmmm que rico, un especial de lecha para calmar a la princesita de la casa- le dije con una voz infantil, bese su mejilla y ella me abrazo por el cuello.

-Te quero mami- mi corazón se contrajo por sus dulces palabras.

-Y yo te amo mucho más- le dije, la acomode entre sus mantitas y ella se quedo abrazada a su osito mientras se tomaba su leche, me acomode a su lado hasta que se quedo dormida y pude al fin dirigirme al baño.

Tengo que confesar que la ducha fue peor para mi sistema nervioso, mientras me enjabonaba el cuerpo inevitablemente recordaba las hábiles manos de Edward sobre mi y mi corazón de inmediato se aceleraba y cierta parte pedía atención, frustrada por no poder ni siquiera una ducha darme tranquila, active el agua helada y asunto arreglado. Me arregle casual para la cena de Alec pero al llegar a la sala presencie una pequeña discusión que hubiese preferido omitir.

-Pero señor la cena ya estaba casi preparada, solo había ido por unos detalles- le dijo Heidi apenada.

-Ya te he dicho que saldremos a cenar afuera- le dijo molesto – A mi esposa- dijo mirándome a mi y levantándome una de sus manos para que me acercara a él -¿Te apetece que salgamos a cenar afuera? Podríamos celebrar de paso que aceptaste darme un nuevo heredero- la mirada de Heidi se opaco y sus ojos reflejaban tanto odio que tuve que desviar mi mirada.

-Ya te dije que aún no esta decidido- le dije en un susurro para evitar que Heidi escuchara nuestra platica.

-Se que igual aceptaras- me contesto el con otro susurro y luego beso mi sien.

-¿Y tu invitado?- dije de modo despreocupado, pero el no ver a Edward realmente me preocupaba.

-Esta jugando con Charlie y Anne en el jardín- dijo mientras caminábamos hacia el lugar, mientras me duchaba Anne había despertado por una fea pesadilla que había tenido por lo que fue a buscar a su hermano para que cuidara de ella, por lo que me había explicado Alec. Al llegar al jardín la escena ante mis ojos me conmovió por completo, Edward estaba sentado sobre la banca del jardín con Charlie sentado en su pierna y Anne en la otra, ambos lo miraban con toda la atención posible, algo de lo que Edward le estaba diciendo los mantenía animados y entusiasmados.

-¿Qué sucede?- pregunto Alec cortando aquel momento tan tierno que incluso me hizo sentir mal.

-Es un sequeto papi- dijo Anne con una sonrisa radiante, todo lo contrario a como había llegado minutos atrás.

-Está bien, esta bien, yo no me meteré- le dijo Alec quien me tenía abrazada de la cintura de modo muy posesivo, pude ver como Edward me miraba através del rabillo de sus ojos, la pena era palpable en ellos.

-¿Listos para la cena?- pregunto Edward con su actitud arrogante levantándose de la banca y dejando a los niños en el suelo.

-Claro, pero aún no me dices con quien iras, además tienes que decirme quien es ese nuevo inversionista tuyo- le dijo Alec curioso, yo solo podía pensar en con quien iría Edward, lo mire con una ceja alzada y él me sonrío complacido.

-Jane me acompañara a la cena como mi pareja- dijo de pronto, el aire se me atoro en la garganta provocándome que comenzara a toser.

-¿Estas bien?- me pregunto Alec preocupado.

-Si todo bien, creo que se e fue la saliva por el lugar equivocado- le dije sin apartar la mirada de Edward, él me hizo un gesto indicándome las manos de Alec en mi cintura y volvió a sonreír, muy bien si quería jugar, juego le daría.

-¿Y quien es tu inversionista tan bueno para los negocios?- pregunto Alec volviendo al tema.

-Black- dijo de pronto Edward, provocando que mi corazón se acelerara por aquel apellido que llevaba años sin escuchar – Jacob Black es mi nuevo socio- dijo Edward con una sonrisa llena de suficiencia, mientras las manos de Alec se aferraban fuertemente a mi y podía escuchar como un fuerte gruñido salía desde su garganta.

Continuara....

hola a todas. Aca les dejo el capitulo del sabado espero q les guste y q les haya gustado el rencuentro de Bella y Edward , mañana les prometo publicar otro capitulo

Capítulo 8: -"Amantes"- Capítulo 10: -"Revelaciones"-

 
14439159 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10756 usuarios