-"El Conde Montelpuciano"- (Secuela De Un Amor En 1920)

Autor: vaneian08
Género: Drama
Fecha Creación: 11/09/2010
Fecha Actualización: 12/01/2011
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 57
Visitas: 52263
Capítulos: 26

¿Que sucedio con la vida de Bella despues de la muerte de Edward? ¿Edward muerto? ¿Que sucedera cuando el nuevo conde llegue a poner orden al pueblo y a la vida y familia de Bella?. Secuela de un amor en 1920

Autora; LOkiicita Cullen.

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Capítulo 7: -"090688 Part 2."-

"EPOV

-¿Y a mis padres?- pregunte como si aquello cambiase en algo las cosas, él me miro considerándolo y su silencio me dio un poco de esperanzas, pasos se escucharon desde el pasillo contiguo lo que nos indico que la visita había terminado, con una mirada amable Theo salió de mi celda, lo que considere la hora de dormir, pensé en Bella y en que ella me recordara, solo esperaba que si porque yo no la podía sacar de mi cabeza, pasadas varias horas luego de que Theo me dejo, escuche de la nada como la compuerta era entreabierta y me lanzaban una pluma y un trozo de papel, sabia a quien se debía aquel favor.

-Gracias- susurre bajito antes de que la pequeña compuerta volviese a cerrarse, me abalancé sobre aquel pedazo de papel y lápiz, llevaba mucho tiempo sin escribir, los huesos de mis manos estaban entumecidos por lo que me costó más de lo normal siquiera empezar a plasmar lo que tenía pensado.

"Padres, estoy vivo, los extraño cada día más, quisiera tenerlos en estos momentos junto a mí, el apoyo y fuerza de ti padre y el abrazo acogedor y cálido de ti madre, hubiese querido hacer algunas cosas diferentes y así evitarles el sufrimiento que les ocasiono mi alejamiento, recuerden que están siempre en mi corazón dándome la fuerza necesaria para seguir con vida y esperar, de algún modo llegare a ustedes nuevamente, por favor cuiden de Bella y díganle que sigo amándola incluso más que antes, los ama Edward".

Suspire recordando la imagen de mis padres y de aquella mujer por la que pasaría todo esto nuevamente de saber que sería la condición para casarme con ella, la doble cuidadosamente escribiendo en el membrete "Para Familia Cullen Masen".

Escondí mi nota muy bien en una de las grietas de la muralla, ahora solo debía esperar la oportunidad que tuviese Theo para hacerla llegar, pasaron las horas y nada hasta que escuche pasos aproximarse por el pasillo, sonreí pensando en que pronto mis padres sabrían de mi, de que ella tendría la certeza de que me encontraba bien y luchando para que estuviésemos juntos un día, pero toda aquella vana emoción, aquella loca idea se desvaneció cuando por esa puerta entro aquel viejo de la barba larga, mi verdugo, el jefe de este infierno.

-Feliz aniversario- me dijo con emoción, mis ojos se ensancharon ante sus palabras ¿Cuántos llevaba ya, cuatro años? Desde mi segundo aniversario había perdido la cuenta, quizás un par de castigos provocando que la cuenta exacta la perdiera por completo –Bien principito, conoces la rutina- me dijo como si nada, yo no proteste, la verdad es que lo único que quería era que se fueran rápido y que la poca luz del lugar me ayudaran a ocultar aquella nota que en algún momento fue mi mayor esperanza.

En mi posición para recibir aquellos ya tan conocidos azotes, espere por las arremetidas, sabía que esta vez dolerían más pues no había sido hace mucho las del castigo.

-¿Qué tenemos aquí?- escuche la voz de voz de Lucio preguntar, cerré mis ojos rogando porque no fuera lo que estaba pensando, pasados un par de segundos lo descubrí.

-¿Cómo conseguiste esto?- me pregunto el viejo, yo simplemente negué con la cabeza en un completo mutismo, escuche un gruñido por parte de él seguido de los ya conocidos azotes –Tráiganme a Theo- pidió con la voz encolerizada, más azotes y el ya conocido dolor.

-¿Si señor?- escuche la voz de Theo, me gire levemente para verlo a los ojos y pedirle perdón solo con mirarlo.

-Con que haciéndole favorcitos a éste- espeto molesto el viejo, Theo lo miro con miedo y luego a mí nuevamente, suspiro aceptando las palabras de él –Enciérrenlo- dijo el viejo simplemente.

-¡No!- grite intentando zafarme, todo lo que había hecho Theo lo había hecho con la mejor intensión, de ser alguien culpable ese era simplemente yo –Castígame a mí, es mi culpa no la de él- le pedí.

-¿Crees que no lo haré? No necesitas pedírmelo- y más azotes, podría decir que la fuerza que estaba empleando esta vez era mucho más intensa que las anteriores, que su furia se estaba desatando.

-Jefe- le dijo Theo interrumpiendo su labor –Jefe- le volvió a decir lo que enojo un poco más al viejo.

-¡¿Qué quieres?- le grito molesto, Lucio temeroso se acerco a él y le entrego mi nota, el viejo se la arrebato de las manos y la leyó, luego lo miro a él sin entender.

-El dorso- le dijo y el viejo giro la nota, pude apreciar claramente como sus ojos se abrían asombrados y luego me miraba a mí como si no pudiese creerlo.

-¿Para quién es esta nota?- su voz ya no sonaba demandante, sino temerosa.

-Eso no es de tu asunto- dije debilitado debido a los azotes.

-Contéstame o te azotare hasta que digas a quien le envías esta nota- me dijo ahora molesto.

-Mis padres- solté derrotado –Como dice en la nota, lo mire a los ojos y en ellos reflejaba cierto miedo pero había algo nuevo, la tristeza era clara.

-¿Cómo se llaman tus padres?- su pregunta me pareció extraña pero llegados a este punto ya todo era de lo más extraño.

-No los lastime a ellos por favor- le suplique con un hilo de voz.

-¡Contesta!- me grito impaciente tomándome del cuello y apretándolo más de la cuenta, solo esperaba no haberlos metido en problemas a ellos.

-Carlisle y Esme- dije temeroso, sus ojos se ampliaron y me soltó de inmediato, apartándose sin poder dejar de mirarme, su escrutinio incluso me puso nervioso.

-Suéltenlo y llévenlo a mi oficina, pero antes cura sus heridas- le dijo a Lucio quien no daba crédito a lo que oía al igual que yo.

-¿Está seguro señor?- le pregunto temeroso.

-¡He Dicho que lo suelten!- le grito.

-Así será señor, ¿Qué hago con Theo?- le pregunto temeroso.

-Después hablare con él, déjenlo que se vaya a su cuarto- se giro y sus ojos incrustados en los míos se disculpaban por sí solo, dio media vuelta dejándome ahí sin entender nada, lo que podía deducir es que algo referente a mis padres causo todo esto.

Tal y como el viejo lo pidió, Lucio y otro hombre más que llego luego me soltaron de mis amarras y me llevaron a un lugar bastante iluminado, cuando estuve ahí vi como traían trapos húmedos para limpiar mis heridas, ardía como un demonio pero de cierta manera era refrescante, luego me pusieron mis vestimentas y entre los dos me llevaron a la oficina que exactamente cuatro años atrás conocí como única vez, me sentaron con algo de cuidado dejándome a solas con aquel viejo.

-Se que te parecerá extraño todo esto, más no sé cómo actuar- me dijo con voz triste y por primera vez en todos estos años en los que lo había visto me pareció realmente cansado, agotado, ya no con ese aspecto imponente, arrogante y petulante.

-¿Qué es lo que quiere?- pregunte entre dientes, aquel cambio de actitud tan brusco me estaba produciendo dolor de cabeza.

-Me dejarías contarte la historia de un viejo amigo mío- pidió amablemente, lo que me extraño de sobremanera, sobre todo cuando me sonrió intentando darme confianza, simplemente asentí sin darle mucha importancia.

-Años atrás conocí a un hombre poderoso, arrogante que sentía que tenía todo el mundo a sus pies, y todo debió a la gran herencia que le dejo sus padres, un poderoso apellido que abría la puerta más imposible de este mundo, toda aquella arrogancia y poder que utilizaba incluso con los más débiles lo hacía sentirse más y más fuerte, superior a cualquiera que se le cruzara, sus ambiciones eran tan grandes que pensó incluso ser dueño del mundo, adquirir poderío zona a zona, pero todas aquellas prioridades cambiaron drásticamente cuando conoció a la joven más dulce y amable que puedas llegar a imaginar conocido en su vida, Amelie Sanguinetti Platt- dijo con un fuerte suspiro lo que me hizo mirarlo extrañado –Ella realmente llego a cambiar su mundo, le enseño que la vida se vive de otro modo, que el poder y el dinero carecen de valor ya que el amar y ser amado es lo necesario para vivir, ella le enseño a amar y a valorar la vida desde otra perspectiva, él creyó que ella con su sola presencia era lo mejor que le había pasado en la vida, pero se equivoco- fruncí el ceño –Ella además le dio el regalo más hermoso y valioso en toda su vida, una hija, la niña más hermosa que pueda existir, con unos ojitos tan intensos como los de su madre que logro abrir en él las emociones mas inexplicables que puedas a llegar a entender- me miro nuevamente, algo en su mirada por primera vez me hacían sentir pena por él, quizás aquel hombre del que hablaba fuera su mejor amigo –Los años pasaron y ella se convirtió en la jovencita más hermosa, tan hermosa que varios hombres pretendieron su mano incluso a una edad muy prematura, su padre sentía celos de que alguien intentara cortejar a su princesa, ella era aún muy pequeña para esas cosas, o al menos así lo vio él hasta que fue demasiado tarde, ella estaba enamorada y no del mejor hombre que su padre hubiese escogido para ella, ella se enamoro de un campesino- contuve el aliento, algo de todo esto me estaba resultando algo conocido –El no estaba de acuerdo por lo que utilizo todo su poder para separarlos, incluso la comprometió a ella con otro hombre a sabiendas de que ella jamás respondería a algún sentimiento, su madre intento interceder por la joven pero el padre estaba cegado por aquel amor tan fuerte, por aquel amor que él sintió por su hija, tenía miedo de perderla, no vio el amor real entre los jóvenes, solo le importaba el saber que su princesita jamás se separaría de él, tarde se dio cuenta de ello, pues la joven poseedora de la belleza de su madre y la fuerza y coraje de su padre, lo dejó, dejo todo aquello que para él alguna vez fue importante, lo dejo todo para estar con el hombre que ella amaba, a pesar de todos los impedimentos que el padre puso entre medio de ellos, finalmente el hombre se gano lo que se merecía y ella se alejo tanto que él jamás pudo conocer a sus nietos, el padre la siguió de cerca muchos años, los suficientes para asegurarse de que era feliz, incluso viviendo en la carencia, fue un tapa boca muy grande que recibió por parte de aquel campesino que cuidaba a su hija incluso mejor que él mismo, anteponiéndola ante cualquier cosa, amándola con todo su ser, hasta que el rastro lo perdió por completo- suspiro- su pequeña, su pequeña princesa ya era toda una mujer, enseñándole hasta el día de hoy que posee lo mejor de su madre y solo la valentía y espíritu de lucha de su padre- lo mire y a medida que seguía su relato, cada vez me parecía más viejo, más agotado y triste, tomo un portarretrato que yacía sobre su escritorio, lo mire confundido y él me sonrió tristemente –Ese hombre era yo, Edward- su voz decayó completamente y comenzó a acariciar aquella fotografía que se encontraba en el portarretratos -¿Quieres ver a mi hija cuando aún era mi princesita?- pregunto con una clara melancolía, yo asentí estirando mi brazo para tomar la foto, cuando la puse delante de mis ojos la respiración se me quedo atorada en la garganta, mi madre en sus quizás quince años se encontraba abrazada de una mujer muy hermosa, lo mire a él nuevamente sin poder dar crédito a todo ello –Esme Masen Sanguinetti es mi hija, Edward- me sonrió con tristeza y disculpa en su mirada, yo estaba sin poder moverme debido a la impresión, me levante de la silla listo para salir de ahí, necesitaba volver a mi celda, a mi soledad, a que aquel viejo que ahora me parecía más miserable me azotara con todo su poderío, no necesitaba ver esto de él, no de mi verdugo, no necesitaba ver a quien por ley debía llamar abuelo.

Deje la foto en su lugar y camine hacia la puerta, antes de poder traspasar el umbral él ya se encontraba a mi lado sosteniéndome del brazo –Se que no podrás perdonarme- lo corte.

-Bien, entonces si lo sabe no tenemos nada más que hablar- le dije con cierta molestia, debido a la rapidez con la que me levante de la silla, el ardor de mi espalda volvió a recordarme mis cuatro años en este lugar –Si gusta puede pasar por mi celda y a terminar mi regalo de aniversario- ironice mirándolo fríamente.

-Descansa, hablaremos más tarde- me dijo soltándome ante la mirada despectiva que le di -¡Lucio!- grito llamando a uno de sus lacayos –Lleva a Edward a una de las habitaciones superiores- le dijo, Lucio lo miro desconcertado.

-No es necesario, me gusta mi celda- dije intentando pasar, pero Lucio me lo impedía.

-Haz lo que te pedí- le dijo a su sirviente, él asintió y me llevo tomado por el brazo a unas escaleras, unos largo pasillos hasta llegar a un amplio corredor circular, en el habían cuatro puertas, entramos por una de ellas mostrándome una habitación muy amplia decorada con finos muebles, con amplios ventanales en los que el sol entraba de lleno, mire a Lucio quien se retiro de inmediato, dejándome completamente solo, con la cabeza girándome a toda velocidad, hace una hora atrás me encontraba "celebrando" mi aniversario en este lugar y ahora me encontraba atendido casi como rey en una suite de lujo.

Di un pequeño paseo por el lugar, todo me parecía tan irreal, llevaba cuatro años sin poder ver la luz del día, años sin poder recostarme en un colchón, y vaya que lo hice a mis anchas, cuando estuve frente a la gran cama no pude resistir el lanzarme a ella como si fuese un niño pequeño, lamentablemente el dolor de mi espalda era punzante e intenso, por lo que me acomode y me quede quieto, disfrutando al menos un poco de normalidad, pensé en mi madre y en la vida que tuvo que haber pasado tras haber optado por mi padre, ambos siempre tan bien compenetrados, tan iguales, cuando mi madre nos contó levemente su vida pasada, algo así como que venia de otra familia pero su padre no la dejo ser feliz junto a mi padre, nunca comento detalles, solo lo superficial, ahora irrisoriamente en este lugar pude conocer toda la verdad. Derrotado ante tanta información me deje llevar por el cansancio y quede completamente rendido.

-Edward, Edward despierta- escuche de pronto, lo que me hizo sobresaltar, enfoque la mirada y me encontré con Theo quien me miraba con una leve sonrisa.

-¿Estas bien?- le pregunte cuando pude acomodarme sobre la cama y quedar frente a él, el asintió y me indico una charola de comida que se encontraba sobre el buró frente a la cama, en ella habían una gran cantidad y variados tipos de frutas, pan, jugo, café -¿Qué es todo eso?- le pregunte, el camino hacia la bandeja, la tomo y la trajo para mi.

-Tu solo come Edward, no te pongas difícil, el Sr. Masen ya me explico quien eres y él se imaginaba que rechazarías la comida, pero por favor no lo hagas, come- me ordeno con una sonrisa amigable. La verdad es que si, la iba a rechazar pero mi cuerpo me suplicaba que dejara el orgullo de lado y comiera, por lo que lo hice, me asombre verme a mi mismo comer como un caníbal, sin importa que los cubiertos estuviesen ahí, lo comí todo con mis manos, así como llevaba haciéndolo por tanto tiempo, me detuve desconcertado y mire mis manos, sucias y con algunas cicatrices, respire pesado, ya estaba olvidando mi vida pasada, lo que era la higiene y la educación, lo que iba quedando de ese Edward era solo las ganas de sobrevivir, para verla a ella, aunque fuese un momento -¡Bella!- dije de pronto, ahora que existía la posibilidad de irme lo haría feliz, necesitaba estar junto a ella.

-Todo a su tiempo mi querido amigo- me dijo Theo –Por ahora come, vendré en unos minutos a recoger la charola vacía y alguien vendrá a ayudarte a que te bañes y te vistas- me quede mirándolo mientras salía de la habitación, ¿Qué alguien vendría para ayudarme a bañar? Reí sin ganas, como cambiaba la situación en cosa de minutos.

Como Theo dijo, pasados unos minutos llegaron dos mujeres de no más de treinta años que se fueron de inmediato al cuarto de baño, podía escuchar el agua caer, aquel sonido que se me hacia tan irreal esperaba por mi.

-Sr. Cullen su baño esta listo- me dijo una de ellas que salio para tomar la bandeja y llevársela, la otra mujer salio junto a ella pero llego en un par de minutos con algunas ropas que las dejo sobre la cama.

-¿Necesita algo más Sr. Cullen?- me pregunto, yo negué y ella salio de la habitación dejando una pequeña reverencia, lo que me hacia sentir extraño.

Cuando entre al cuarto de baño todo parecía aún más irreal, decorado en tonos marfil y dorado, un amplio lugar que en el centro descansaba una bañera rebosarte de agua caliente, me aproxime a ella pero antes de entrar algo llamo mi atención, me gire y frente a mi un amplio espejo, ¿ese era mi reflejo? Moví ambas manos para convencerme que aquel muchacho que en lugar de tener 22 años parecía de un hombre con más de 30 años, la suciedad de mi pelo que llegaba a eso de los hombros no era nada en comparación a la larga barba mullida y bastante sucia, mis ojos se veían cansados y la curvatura que había adquirido mi espalda así me lo confirmaba, no sabia como procesar todo esto, parte de mi subconsciente ya estaba acostumbrado a esta forma de vida, quizás incluso ya hubiese aceptado el hecho de morir encarcelado y jamás volver a ver a mi familia, pero ahora, en esta extraña situación en la que conocí a mi abuelo, al gran Archibald Masen quien al parecer me estaba ofreciendo su ayuda a modo compensatorio por lo sucedido con mi madre años atrás ¿pero como aceptarlo? Como olvidar cuatro años de encierro injustificados, como olvidar los maltratos de mi verdugo y la poca indolencia que tuvo a sabiendas de que era inocente, quizás a cuantos ansíanos, hombres, jóvenes, pasaron y pasaran por lo mismo que yo.

Decidí olvidarme de todo y aceptar algo bueno, lo escucharía, puede que no lleguemos a sentir cariño uno por el otro, pero al menos le daría la oportunidad, me despoje de lo que debía llamarse ropas y me adentre de inmediato a la bañera, el contacto de mi piel con el agua caliente me erizaron todos los poros del cuerpo, era como si estuviese en aguas heladas, no sentía la diferencia pero a medida que me fui acostumbrando y mis músculos relajando recordé la sensación y la diferencia entre caliente y frío, tuve que arquearme levemente cuando el contacto del agua caliente llego a mi dañada espalda pero espere hasta que al fin encontré la confortabilidad. No se cuanto tiempo estuve metido ahí, simplemente relajándome, saboreando la sensación de alivio, tranquilidad, paz que pensé no volver a sentir, note el paso del tiempo cuando el agua estaba comenzando a enfriarse y los dedos de pies y manos ya estaban arrugados, sonreí como un niño que descubre el mundo. Me levante a regañadientes, tome la toalla y la envolví en mi cintura, me mire nuevamente al espejo y decidido a rescatar algo de aquel joven Edward me rasure y corte mi cabello, mi rostro limpio y fresco me daba la bienvenida a tiempos mejores.

Una vez vestido me quede mirando el horizonte, aquella extensión enorme de mar que tocaba tierra en algún punto que yo no podía ver, recordé mi pasado y con ello algunas situaciones que debía de arreglar. Me gire para salir y me encontré con mi abuelo afirmado en el marco de la puerta observándome.

-Tienes los ojos de tu madre- me dijo con una tímida sonrisa, yo intente devolvérsela, con un gesto de su mano me invito a que lo siguiera y así lo hice, caminamos por los largos pasillos hasta llegar nuevamente a su oficina –Toma asiento- me dijo cortésmente, así lo hice quedando frente a él.

-Así que- presione tras varios minutos de absoluto e incomodo silencio.

-Se que tienes las peores impresiones de mi y no veo como remediarlo, no pretendo justificarme solo te pido que no me juzgues de inmediato- podía ver la el paso de los años bajo sus ojos, si, sentía rabia pero la sangre siempre llama más que cualquier odio.

-Necesito salir de aquí- dije tajante, el sonrío de lado como si entendiese a lo que me refería.

-Se que quieres salir de aquí Edward…- lo corte.

-¿entonces que, no me puedes dejar salir?- le pregunte molesto.

-No es eso, claro que puedes salir de aquí, cuando gustes- y me indico la puerta, estuve tentado a levantarme y salir de inmediato –Pero dime una cosa, ¿todos estos años en este lugar no te han llevado a nada?- lo mire sin comprender –Yo no fui el responsable de que estuvieses encerrado, yo solo cumplí con mi trabajo- y comprendí de inmediato a lo que se refería.

-Los Vulturis- espeté entre dientes, y de sólo recordarlos el dolor punzante en mi espalda regreso.

-Así es Edward, debes ser siempre más inteligente que tu adversario, no siempre la fuerza bruta o el dinero puede llevar a alguien a la victoria- y un brillo especial cruzo sus ojos, le fruncí el ceño intentando descifrarlo –Conocimientos, Edward- y su sonrisa se ensancho –Déjame enseñarte todo lo que se y así iras un paso más delante de los Vulturis, dame la oportunidad de redimir mis pecados de algún modo- su semblante decayó nuevamente, hubiese querido ir a su lado y abrazarlo, años sin conocerlo, sin saber de él y hoy irónicamente nos encontrábamos de esta manera, le daría tiempo a la relación, sin presiones, que fluyera como debiera.

-Quiero saber de Bella y mi familia primero- le dije determinado.

-Concéntrate en lo principal Edward, dame los datos de donde encontrarlos y sabre si están bien y te informare- me dijo, lo mire con cara de pocos amigos pero él no iba a cambiar de parecer, asentí rendido, le anote la dirección de donde encontrar a mi familia y a Bella.

-¿Qué quieres enseñarme?- le pregunte animado volviendo al tema del aprendizaje.

-De todo, economía, filosofía, medicina, sicología, hasta el arte de la esgrima si te parece- y su sonrisa fue verdadera.

-¿Por qué estas en un lugar como este?- le pregunté pasados unos minutos, esa sin duda era una pregunta que me venia rondado hace un rato.

-Ese es tema para otro día- y supe que había pasado a remover cierta herida, por lo que lo deje pasar, al menos por ahora.

Así fue como comenzamos ciertas lecciones, mi abuelo hizo venir a varios sastres para que me confeccionaran ropa a la medida, por la mañana estudiábamos economía y filosofía y por las tardes ciencias y esgrima, pasábamos largas horas estudiando el comportamiento del mercado, de vez en cuando me desconcentraba recordando a mi familia pero sobre todo a Bella, mi abuelo me pedía que me concentrada que pronto tendría noticias de ellos pero que tardaba debido a que estábamos en otro continente, y así lo hice, me concentre pero más que nada tenia un solo objetivo o mejor dicho un objetivo en común…Los Vulturis, al parecer a mi abuelo le sentaba muy bien los planes que estábamos creando, parte de mi "entrenamiento" era conocer de ellos, sus fortalezas y debilidades ¿Cuál era la más fácil de atacar? La codicia, me explicaba que ellos tenían todo cuanto se podía pedir ¿pero que es lo que quiere alguien con poder? Más poder, y yo llegaría a debilitarlos a amenazar su imperio, por linaje sanguíneo era un conde, para poder ser Conde Cullen heredero de Archibald Masen, mi madre tendría que aceptar nuevamente su titulo y eso era algo descartado, no la sometería a ella en estos momentos para seguir con mi venganza, por lo que decidimos utilizar un poco sus contactos y convertirme así en el Conde Montepulciano, un digno heredero de los Sanguinetti. Mi abuela quien era poseedora de un linaje 100% puro de familia noble, era mi mejor carta al poder.

-¿Has tenido alguna respuesta?- fue la última vez que le pregunte, el tiempo estando ocupado volaba, ya llevaba dos años de aprendizaje, para mi abuelo nunca es suficiente, siempre es necesario y jamás es en vano, él aún con todo su poder no había podido dar con el paradero de mi familia y con el de Bella, mi abuelo me explicaba que mi familia desapareció como con arte de magia, pues nadie sabia de ellos Y Bella al parecer había cambiado su apellido para poder vivir mejor, decidí dejarlo por la paz, algo simplemente me decía que esperara, que llegado el momento seria yo quien los encontraría.

La relación con mi abuelo fue en aumento, en su principio lo odie, lo aborrecí por el simple hecho de haber sido él mi verdugo, con el paso del tiempo aprendí a conocerlo, a entenderlo, a entender que aquel hombre que podía verse déspota, arrogante y lleno de coraje, era solo un hombre viejo, cansado en espera de su momento para ir al encuentro de la mujer que más marco su vida, Amelie, mi abuela quien murió hace unos años, la causa no es completamente clara, ¿la información extraoficial? Necesitaban debilitar a mi abuelo, en si lo habían conseguido, pero más que debilitarlo lo llevaron a las sombras, a actuar desde lejos pero siempre eficiente y poderoso, ¿sospechosos? Adivinaron, los Vulturis. Mi abuelo me comento que él no es la cara visible de Alcatraz, sino que un amigo suyo, de ese modo cuando Dídima y Alec me enviaron a ese lugar, nunca supieron que me dejaban en manos del Conde Archibald Masen y de lejos sabrían que él era mi abuelo.

Así finalmente comenzamos a unirnos, a confiar en el otro, a compartir ideas, secretos y sueños, a darnos una oportunidad como familia y como amigos, logre conocerlo y comprenderlo, pero sobre todo a no juzgarlo. Aprendí de él no solo de ciencias, sino que de comportamiento humano, a siempre estar un paso delante de mi adversario, a mantener la cabeza fría para lograr mis planes, incluso a pesar de su edad me enseño como utilizar mi cuerpo como un arma destructiva para una mujer, a desnudarla con mis palabras e incluso a hacerles el amor con una mirada, en la teoría me costo comprenderlo, pero el momento de llevarlo a la practica me asombre yo mismo de verme rodeado de las mujeres más finas que podrían alcanzar el cielo si así lo quisiesen, pero no, ellas me codiciaban, al principio me sentía expuesto y vulnerable, con el tiempo, era todo un experto en provocar tentaciones y deseos.

Mi cabeza y mi virilidad siempre se encontraban en la misma frecuencia cuando era debido, más, mi corazón jamás actúo, muchas veces me vi superado por el recuerdo de Bella, sin poder olvidarla, sin dejar de pensar que seria de ella.

Mi venganza estaba lista, mi abuelo me instruyo sobre cada uno de los integrantes de aquella familia, desde Marcus Vulturi hasta el pequeño heredero. Jane y Dídima eran tía-sobrina, aunque su relación la describían como las mejores amigas ¿el plan? Quebrar aquel lazo y ponerlas en contra, Marcus seguía a la cabeza de los negocios pero a medida que el tiempo pasaba, éste estatus se lo iba legando a Alec, mi primer reto. ¿Qué sabia de él? El maldito se había casado y tenia un hijo de cinco años, su esposa quien por los dichos era poseedora de una belleza indiscutible era la luz de sus ojos ¿el plan? Era evidente, le daría donde más le duele, su familia.

Ahora que era un hombre poderoso, lleno de vida, conocimientos, dinero y lleno de venganza, estaba listo, mis metas estaban trazadas y yo solo debía mover mis mejores piezas para alcanzar mi mejor jaque mate.

-Veo que estas listo- me dijo mi abuelo con una sonrisa orgullosa cuando me le enfrente decidido, ya era el momento de recuperar mi verdadero yo, jamás como el de antes, pero si la parte verdadera de Edward, desde hoy seria Anthony Sanguinetti, el Conde Montepulciano –Ocho y productivos años han pasado, has acatado al pie de la letra mis instrucciones, mis consejos y mis enseñanzas, te has concentrado en tu enemigo y apartado por tu venganza los deseos de tu corazón- asentí.

-Así es- le dije decidido, el me seguía sonriendo como si viese por primera vez a su hijo, era 100% orgullo pero al verme a los ojos, estos decayeron en tristeza, años sin verlo así tan vulnerable -¿Qué sucede?- pregunte dubitativo.

-Siempre atente al plan Edward, pase lo que pase las cosas volverán a ser como antes- lo mire ceñudo sin comprender claramente.

-¿Sabes algo que yo no sepa?- le pregunté dudoso, el me miro a modo de disculpa y asintió.

-Bella- susurro bajito, lo mire horrorizado y rogándole a Dios que ella estuviese bien, esperándome sana y salva como una vez juro hacerlo.

-¿Sabes algo de ella?- pregunté ilusionado, él abrió uno de los cajones de su escritorio y tomo el folder ya tan conocido para mi, tomo las fotos y las regó sobre el escritorio, toda la familia Vulturi ante mis ojos, día tras día memorizándolos, lo mire nuevamente sin comprender.

-¿Sabes por que nunca te he mostrado la foto de la esposa de Alec Vulturi?- me pregunto, yo mire nuevamente las imágenes y de nuevo a él.

-Dijiste que seria arriesgado encapricharme de su belleza, podría nublarme la cabeza y así olvidar el plan- le dije recordando las veces que le había pedido más información de ella, lo único que sabia era que ella seria mi mejor conexión a la destrucción de Alec, mi abuelo me dio una sonrisa triste y saco otro folder del cajón, lo miro nervioso y me lo tendió. Lo tome y saque las fotos, el aire se agolpo en un instante en el momento exacto en que reconocí aquellos orbes chocolatados, algo tristes pero irreconocibles…era ella

-No puede ser- dije sin poder creerlo, ¿Bella era la esposa de Alec? Imposible, Charlie Vulturi era su hijo, mire a mi abuelo espantado y lleno de miedos y dudas, solo esperaba que él me dijese que esto era una horrible pesadilla.

-Bella Swan ahora es Bella Vulturi, ellos están casados hace 8 años- mi cabeza estaba girando a toda marcha, estaba mareado y asqueado por todo aquello, años pensando solo en ella, viviendo por que algún día estuviésemos juntos, pensando en recuperar algo de mi antiguo yo, pero eso ya no era posible, ella me había olvidado y le había dado los hijos que creí algún día serian míos a mi peor enemigo, ella me olvido en el mismo momento en que desaparecí de su vida. De un momento a otro estuve vertiendo todo lo que ingerí esa mañana en el contenedor de basura del escritorio de mi abuelo, el palmeaba comprensiblemente mi espalda.

-¿Por qué no me lo dijiste antes?- le pregunté cuando ya estaba un poco más calmado y los mareos habían cesado.

-Todos esos años que te informe que la buscaría así lo hice, cuando lo deje de hacer y nos concentramos en los Vulturis llegue a ella, no te lo había dicho por que no quiero que mezcles las cosas Edward, llevamos años con una sola idea, no dejes que ella te nuble en tu misión, tendrás tu oportunidad de aclarar las cosas pero no aún, cuando me entere que ella era Bella Swan deje de investigarla a modo personal por respeto a ti hijo mío, tu conocerás su verdad pues la información puede tergiversarse.

-¡Tienen un hijo!- le espete enojado -¡¿Que se puede tergiversar de ello?- sentía como la sangre comenzaba a subir rápidamente a mi cabeza, respire profundo para no perder la compostura nuevamente.

-Eso lo sabrás cuando hables con ella, más que esto no se- me dijo comprensivamente. Salí de aquel lugar enojado con todo y nadie a la vez, necesitaba pensar y reordenar el plan de cierto modo.

Finalmente tras ocho años de cautiverio con mi realidad y en compañía de mi mejor amigo Theo salí en busca de mi venganza, aquella que saborearía como a los mejores manjares que puedan existir.

¿La única diferencia? La esposa de Alec Vulturi no estaría muerta para que él sufriese, ella seria mía como mi trofeo personal, ella pagaría caro su traición, pero seria agradecido pues gracias a ella es que hoy estoy con vida.

Así finalmente termine mi relato, así fue como le conté mis ocho años alejada de ella, claro que omití mi último pensamiento y quizás el hecho de que provoque de cierta manera el modo en que conocí a su hijo, el día que lo salve puede que lo haya causado yo mismo para acercarme al pequeño, pero eso era algo que no tenia por que conocer en estos momentos, alce mi mirada a ella y en sus ojos la tristeza y coraje eran evidentes.

-No lo puedo creer- dijo simplemente limpiándose el rostro todo surcado en lágrimas, sus ojos rojos e hinchados eran la clara muestra de las lagrimas a borbotones que salían de ella, me acerque para abrazarla sinceramente.

-No importa todo eso ya cariño, estoy aquí junto a ti y es lo que importa- acaricie su espalda para calmarla, mire por la ventana hacia el exterior y ya el sol se encontraba en su punto medio, cerca del crepúsculo.

-Entiendo tus ganas de vengarte Edward, te prometo que así es- me dijo una vez que se separo de mi para mirarme a los ojos, me tomo de las manos –Solo te pido que no incluyas a mis hijos en esto, ellos son inocentes de todo lo que a hecho Alec, incluso de lo que yo misma te he causado- dijo llorando aún más, trague en seco, recuerdo que cuando vi a Charlie la primera vez me pareció un niño encantador, incluso olvide el hecho de que fuese un Vulturi y solo vi rastros de Bella, estúpidamente podría decir que rogué por un error y que ese niño fuese mío, no solo por orgullo, sino por tener un pedacito de ella y de mi juntos, pero todo eso se deshizo cuando supe que él tenia seis años, prácticamente lo concibieron en cuanto se casaron y no solo eso, seis años más tarde trajeron a la vida a otra pequeñita, Anne quien era la copia de su padre, con la dulzura de Bella.

-Es tarde y en tu casa deben estar preocupados por ti- le dije zanjando el tema, no era capaz de prometerle algo que no podría cumplir, ante todo era un hombre de palabra.

-¡Edward por favor!- me rogó sujetándome del brazo para mirarme a los ojos.

-¿Qué fue lo que le dijiste a Dídima para escapar de casa?- cambie el tema, había prometido ayudarla con ese "pequeño" detalle que había mencionado, pero no me paso desapercibido el cambio en su rostro cuando le pregunte -¿Qué fue Bella?

-Alec quiere que tengamos un hijo- se fue a sentar nuevamente al Sofá acunando su rostro entre sus manos, yo la mire con cierta ira más no podía hacer nada, era lógico que su esposo quisiese más hijos, si ella fuera mi esposa así también seria, como un gran bate en contra mi cabeza recordé la platica final con mi abuelo.

-Necesitas tener presente algo Edward, ella cree que tu estas muerto, por lo que me has dicho Alec y Dídima sabían de tu casamiento con Bella, por lo que al creerte muerto han dejado ese "detalle" de lado- lo mire sin comprender –El matrimonio entre Alec y Bella es nulo, carece de verdadero valor pues tu aún estas casado con ella.

Continuara...

Hola aca esta como les prometi el segundo capitulo espero q les aya gustado y ahora saben donde estuvo Edward todo estos años y llego a ser quien es ahora.

Perdon por no publicar tan seguido pero esta historia no esta terminada y si publicaria seguido pronto no voy a tener capitulos q publicar .

Para la q pregunto falta poquito para q Bella Y Edward tengan "accion" . nos vemos el miercoles, digan por favor q les parecio el capitulo.

Capítulo 6: -"09688 Part. 1"- Capítulo 8: -"Amantes"-

 
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