-"El Conde Montelpuciano"- (Secuela De Un Amor En 1920)

Autor: vaneian08
Género: Drama
Fecha Creación: 11/09/2010
Fecha Actualización: 12/01/2011
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 57
Visitas: 52248
Capítulos: 26

¿Que sucedio con la vida de Bella despues de la muerte de Edward? ¿Edward muerto? ¿Que sucedera cuando el nuevo conde llegue a poner orden al pueblo y a la vida y familia de Bella?. Secuela de un amor en 1920

Autora; LOkiicita Cullen.

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Capítulo 12: -"El Regreso De La Familia"-

La tarde que fui a informarle a Edward que viajaría junto a él para ayudarlo con el "negocio" de los viñedos, fue lejos la mejor tarde de mi vida, fue una sesión de hacer el amor sobre su escritorio, el sofá, la alfombra, hasta que nos cansamos "literalmente" o quizás no, quizás fue simplemente un avergonzado Theo que me aviso que ya era entrada la noche y seria bastante malo que Alec sospechara ya tan cerca de haber conseguido mi propósito, paciencia era lo que nos aconsejo.

-Cuídalos mucho ¿bueno?- era como la décima vez que Alec le pedía lo mismo a Edward, las valijas ya guardadas en el maletero y los niños despedidos de su padre, ahora solo faltaba que Alec soltara al fin mi mano y me dejara ir al encuentro de una semana libre sin su presencia ni nadie de esa odiosa y repugnante familia y en plena compañía y merced de Edward y mis pequeñitos.

-Confía en mi Alec, que los protegeré con mi vida si es necesario- quería sonreír por las palabras tan dulces de Edward, yo mejor que nadie sabia el real y verdadero sentido de aquella frase, en donde sabia certeramente que él arriesgaría su vida por mi y mis hijos, lo mire a los ojos unos segundos apartando así la mirada de Alec, en ellos se veía tanto amor que incluso temí que Alec nos descubierta, con ese pensamiento volví la mirada hacia Alec que aún sostenía desde fuera del auto mi mano.

-Ya Alec sino llegaremos tarde al aeropuerto- me queje para que me soltara, tampoco quería verme tan impaciente o entusiasmada.

-Isabella es una semana que estaremos separados- bufe sonoramente, si había algo que detestaba eran estas famosas escenitas en donde debía parecer la esposa del año sumamente enamorada de su esposo, todo por las apariencias.

-Te puede servir para meditar- le dije bajito para que solo escuchase él, la mirada de Alec se entristeció y de ese modo me soltó, al fin.

-Cuiden a su madre niños- y eso fue lo último que escuche de él y partimos hacia el aeropuerto, aunque Alec era de la idea de ir a dejarnos al aeropuerto pero Edward prefería que fuese Theo y así se hizo.

Mientras íbamos de camino al aeropuerto vi cierta tristeza en la carita de Anne y de Charlie.

-¿Qué pasa mis niños?- les pregunté con una pequeña sonrisa para que se animaran a contarme, Charlie se encogió de hombros y miro por la ventana mientras que Anne sollozo suavemente.

-etraño a Copita- se lamento e inmediatamente entendí por que esas caritas tristes.

-Y tu extrañas a Gregorio ¿no?- le pregunte a Charlie, quien hizo un tierno pucherito al escuchar el nombre de su mejor amigo –Mis pequeñitos, sus amiguitos están perfectamente bien cuidados, ellos están felices por que ustedes salen de paseo y conocerán muchos logares lindos, además podemos ir a alguna tienda de mascotas y buscarles regalitos a ellos también- esa perspectiva los alegro un poco y les pude robar a ambos una linda sonrisa.

-Además donde iremos tendrán donde y con quien jugar- mire a Edward con el ceño levemente fruncido pero él se limito a sonreírme angelicalmente.

Una vez en el aeropuerto, Theo nos deseo la mejor de las suertes, yo lo mire extrañada puesto que pensé que él nos acompañaría ya que Edward me aseguro que tendríamos ayuda para cuidar de los niños.

-Confía en mí- y me besó la sien provocándome que cerrara mis ojos para disfrutar de aquel inocente pero placentero beso –Theo es de mi más plena confianza por lo que lo prefiero a vigilando ciertas personas- comprendí a que se refería, en ese momento escuche la vocecita de mi hija.

-¿Me cargas?- escuche que le preguntaba a Edward y batía sus pestañitas inocentemente, sonreí por las locuras de mi pequeña. Edward la tomo por la cintura y la subió a sus hombros mientras yo tomaba de la mano a Charlie y así los cuatro caminamos hacia la puerta de embarque de uno de los aviones privados de Edward.

Al llegar hacia nuestros asientos, Anne me pidió si yo podía sentarme junto a Charlie puesto que no quería que su hermano la molestase, pero en otros términos eso era "me puedo sentar con Edward".

-¡Ha Anne le gusta Tío Anthony!- comenzó a cantar Charlie, la pequeña de inmediato se ruborizo y escondió su carita en el pecho de Edward, él me miro asustado y yo le sonreí divertida, precisamente eso era lo que me estaba imaginando, Anne había comenzado a crear cierto sentimiento hacia Edward debido a su forma de ser con ella, muy común en las niñas pequeñas, yo cuando tenia cinco años decía que estaba enamorada de mi padre y que quería casarme con él cuando grande.

-Es imposible no quererte- me acerque a Edward, ya que ambos estábamos sentados en el lado del pasillo y los niños en el lado de la ventana.

-Yo te amo ¿lo sabias no?- le sonreí ampliamente por sus palabras, de no ser por Charlie y Anne lo estaría besando intensamente en este momento sin importarme el resto de los pasajeros.

-¿Dónde nos alojaremos?- le pregunte tiempo más tarde cuando los niños se habían quedado dormido sobre nuestros regazos.

-Tengo una propiedad muy cerca de la villa de Stevenson, ahí está esperando la niñera que cuidara de los niños mientras hacemos "negocios"- la manera tan seductora que dijo aquello provoco que mi corazón comenzara a latir más rápido de lo normal.

-¿Y quien es esa señora de la que tienes tanta confianza?- le pregunte curiosa.

-Alguien que sé que cuidara muy bien de tus hijos, como si fuesen de ellos- lo mire a los ojos, esos ojos verdemar que me robaban el aliento y me hacían suspirar como adolescente y supe que todo estaría bien.

Al llegar al aeropuerto una limusina nos esperaba, los niños corrieron entusiasmados al auto mientras que el chofer nos asistía y cargaba nuestras maletas.

-Bon jour monsieur Sanguinetti- le dijo un hombre a Edward.

-Edward donde estamos- le pregunte bajito para no llamar la atención de aquel hombre.

-En Francia- me dijo como si fuese lo obvio, yo lo mire con los ojos completamente abiertos por el asombro.

-¡¿Qué hacemos en Francia?- le grite algo asustada.

-Bella cálmate, vinimos a la fiesta de Stevenson, Alec nunca pregunto exactamente donde era y tú tampoco- alzo sus hombros despreocupadamente –Jouit ma princesse.*

Con la nueva idea de encontrarme a kilómetros de "casa" fue que llegamos a una hermosa y preciosa mansión con un jardín exquisitamente bien decorado y lleno de flores.

-Bienvenidos al Fontainebleau- dijo Edward con una gran sonrisa mientras me tendía su mano para ayudarme a bajar del auto, de igual modo lo hizo con Anne quien estaba encantada con las galanterías de Edward.

-¡Bella!- escuche mi nombre y de inmediato me gire, me quede estática de la impresión al ver a Esme sonreírme con aquella única y encantadora sonrisa tan propia de ella, estaba de pie en la puerta principal, sin pensármelo más corrí hasta ella y la abracé fuertemente.

-¿Esme que haces aquí?- le pregunto minutos después cuando ya había pasado un poco la euforia por haberla visto.

-Pues aquí vivo- me dijo con una sonrisa mientras miraba a Edward con una enorme sonrisa, desvíe ahora mi mirada a Edward para que me explicara pero el me guiño un ojo y verbalizo un "después" con sus labios y se iba a darle ciertas indicaciones al chofer y a otras personas.

-Tenemos mucho que hablar- me dijo Esme –Pero antes ¿Dónde están mis retoños?- pregunto haciendo como si no los viera, siendo que los pequeños estaban a pasos de ella moviendo sus manitas y saltando para llamar su atención –Bella ¿viniste sola? es que no los veo- yo comencé a reír al ver el mucho esfuerzo que ambos estaban haciendo para que Esme los mirara, incluso se acercaron a ella y comenzaron a jalar su ropa.

-Aquí tía Esme- le gritaba Charlie.

-Meme aquí etoy- le decía Anne.

-¡Wow! ¿Cómo es que no los vi? A de ser lo vieja que estoy que necesito lentes nuevos- les dijo y se arrodillaba ante ellos –Denle un fuerte abrazo a Tía Esme que los a extrañado muchísimo- mi corazón se encogió de tristeza por tener que separarlos, de los ocho años que Esme paso escondida de los Vulturis, siempre buscaba la manera de verme a mi junto a mis hijos y nos las arreglábamos con Anne para decirle que era un secreto, que nunca debía mencionarla, por suerte Charlie era más grande y no era mucho lo que debíamos mentirle pues el comprendía por si mismo ciertas situaciones.

-Meme tenes que conoced a Copita- le decía animadamente mi pequeña –Hace ¡guau! muy fuedte- y así ambos se quedaron con Esme, yo iba a ir donde Edward cuando el mundo se me cayo a los pies y vi a Alice frente a mi compartiendo mi expresión llena de dolor.

-Alice- dije con la voz ahogada y con unas ganas incontrolables de ponerme a llorar como una niña pequeña, años sin verla o saber de ella, de sentir el rechazo del resto de la familia Cullen pero sintiéndolo el doble por su parte, ella había sido mi amiga desde la infancia.

-Bella- su respuesta fue igual de dolorosa que la mía, al parecer tanto a mi como a ella nos dolía este momento -¡Perdóname!- me grito con una voz llena de dolor y se arrojo a mis brazos para abrazarme tan fuerte que me quitaba el aire pero eso no me importo le respondí el gesto tan fuerte como me fuese posible, ella realmente no podía llegar a comprender cuanto la había extrañado –Bella perdóname por favor, yo…yo no…yo no supe comprenderte- y las lagrimas por parte de las dos no se hicieron esperar, realmente debimos de estar dando un espectáculo único aquí abrazadas en la entrada principal disculpándonos por los daños cometidos.

-Alice perdóname tú a mí por nunca haber confiado en ti pero todo esto ha sido muy difícil- solloce sin apartarme de ella.

-Hijas ¿Por qué no conversan en el interior de la casa?- nos pregunto Esme, con Alice nos miramos a los ojos y asentimos con una leve sonrisa, podía ver la mirada de Anne y de Charlie algo extrañado.

-Hijos vengan, quiero presentarles a una amiga- ambos se acercaron –Charlie, Anne, ella es tía Alice- ambos le tendieron su manito pero el entusiasmo de Alice fue mayor ya que los acerco a su cuerpo y los abrazo fuertemente.

Alice miro a mis hijos y luego me miro como si hubiese descubierto el mundo, yo desvíe la mirada algo asustada, me imaginaba con antelación las horas de plática que nos tomaría resolver ciertos asuntos.

-Yo soy su nueva tía ¿si?- y aquella emoción chispeante de Alice los lleno de entusiasmo a los pequeños quienes le sonrieron feliz y animados.

-¿Cómo de Alice en el país de las nanavillas?- pregunto Anne con sus ojitos a más no poder de la ilusión.

-No tonta, esa es Alicia no Alice, además es maravillas no nanavillas- le corrigió Charlie a lo que rodaba sus ojos.

-Charlie no trates así a tu hermana- le regañe.

-No Charlie te equivocas- le dijo Alice, ella se acerco más a mis hijos y les susurro bajito a lo que ellos expectantes se acercaron curiosos –Yo conozco al Señor conejo- Charlie abrió sus ojitos asombrados mientras que Anne llevaba sus manitas hacia su boquita para ahogar el gemido de asombro que salio de ellos –Incluso conozco a Peter Pan ¿ustedes no?- le pregunto extrañada, los pequeños negaron sin poder dar crédito a las palabras de Alice, ella les sonrío y los niños quedaron eufóricos.

-¿Nos llevaras con él?- le pregunto Charlie asombrado, pude ver como Alice les guiñaba un ojo y les sonreía.

Poder decir quien de los tres estaba más entusiasmado que el otro era imposible de acertar, Charlie y Anne simplemente estaban encantados con su nueva tía Alice y Alice por su parte intentaba remediar todos aquellos años separados de mis hijos, de los que afirmo que serian como sus sobrinos de sangre.

También me hizo prometerle que luego de la cena hablaríamos extenso puesto que ambas teníamos muchas cosas que decirnos, yo acepte encantada pues ella tenía toda la razón, había mucho que decir y de seguro mucho que llorar juntas.

-Tengo que presentarte a alguien- y me guiño un ojo llevándose a los pequeños a recorrer el jardín. Las sorpresas no se habían acabo ahí, pues en el interior de la casa estaba Jasper, Rose con Emmett y Carlisle, mi familia. Todos ellos reunidos ahí esperándome como una más.

-Hija, no sabes lo mucho que te hemos extrañado- me dijo Carlisle con sus brazos abiertos para mí, yo gustosa acepte aquella invitación, en sus brazos no pude evitar derramar ciertas lágrimas el sentir el calor de aquel hombre que por mucho tiempo vi como a un padre y que podría ver nuevamente así.

-Yo también- le dije entre sollozos.

-¿Qué hay de mi?- al escuchar la voz tan infantil de Emmett no pude evitar sonreír, incluso antes de girarme para verlo sentí sus brazos en mi cintura y que me arrebataba de los brazos de Carlisle para llevarme a su cuerpo y ahí abrazarme fuertemente.

-Emmett… no puedo…respirar- le dije con un leve jadeo.

-No seas bruto Emmett- esa sin duda era la voz de Rose, como pude me aparte de Emmett y busque con la mirada a Rose pero ella no estaba sola, a su lado una pequeña de no más de seis o siete años con unos cabellos tan rubios como los de Anne pero más ondulados que llegaban hasta su espalda la tomaba de la mano y así ambas me miraban atenta.

-¿Es tu hija?- mi corazón se contrajo al ver aquella pequeña, no solo ellos habían perdido parte importante de mi vida, sino que yo misma lo había hecho.

-Ella es Violet y por ahí anda revoloteando Aidan- me dijo con una sonrisa maternal tan llena de cariño que me sobrecogió el corazón.

-¿Dos?- le pregunte asombrada.

-Gemelos- me dijo con una sonrisa algo avergonzada, abrí mis ojos asombrada.

-Los Cullen no se andan con las cosas a medies eh- la voz de Emmett sonaba tan llena de orgullo que sonreí con emoción. Justo en ese instante apareció un niño que se veía más pequeño que Violet, como de unos dos o tres años, su cabello era del color de la miel, mira a Rose con la pregunta marcada en mi rostro de saber si él era Aidan, pero Jasper del cual no había aún saludado se adelanto.

-Lucio, hijo quiero presentarte a la tía Bella- mis ojos se ampliaron aún más si era posible por el asombro, esa pequeña diablilla había sido madre y no me había dicho aún nada.

Me acerque a Jasper y él me dio un fuerte abrazo de bienvenida, luego me arrodille para quedar a la altura de su hijo

-Hola Lucio, soy Bella- el pequeño de inmediato se escondió tras las piernas de padre y el resto de la familia comenzó a reír.

-Lo siento, es algo…tímido- dijo Jasper igual de tímido que su hijo lo cual los hacia verse adorables –Es extraño que teniendo una madre como Alice sea así- dijo mientras se rascaba la cabeza.

-Te oí eh- la voz de Alice nos hizo girarnos a todos.

-Por que no me lo dijiste- le pregunte a Esme sin poder entender, ella miro sus manos apenada.

-Cariño no era algo que quisiéramos hacer con intención pero no queríamos poner en riesgo la vida de más vidas inocentes- dijo Carlisle igual de apenado que Esme, de inmediato comprendí, "los Vulturis" mi familia al igual que la familia de Jacob se escondían de los males de los Vulturis, ellos seguían estando al igual que ocho años atrás en el mismo peligro por ser Cullen, por ser mi familia y la familia de mi verdadero marido.

Junto con Alice aparecieron mis hijos y otro pequeño igual de rubio que Violet, era fácil adivinar que él era Aidan.

-Mami aquí hay más niños para jugar- dijo emocionado Charlie en cuanto llego a mi lado, yo asentí y le sonreí contenta de verlo así.

-Esto parece una guardería- me sobresalte ligeramente al escuchar la voz de Edward a mi espalda -¿Dónde están mis sobrinos favoritos?- los pequeños al escuchar el llamado de Edward corrieron para lanzarse sobre él y abrazarlo, sonreí encantada ante aquella imagen. Charlie y Anne miraron la escena algo entristecidos, sintiéndose apartados de aquel momento –Que extraño- dijo Edward de pronto colocando cara confundida –En mis cuentas de sobrinos favoritos me faltan dos- y miro a mis hijos quienes le sonrieron ampliamente y fueron a abrazarlo, no pude evitar sentirme mal por aquel momento, por aquella familia que lo único que estaba intentando conseguir era paz y tranquilidad para sus seres amados.

-¿Son primos?- pregunto Aidan a su tío, Edward le guiño un ojo y revolvió sus cabellos.

-Así es, como si fuesen hijos míos.

Después de aquellas presentaciones, todos juntos nos fuimos a la mesa para comer en familia, una idea cruzo mi cabeza fugazmente, aunque sabia que era prácticamente imposible con solo pensarlo una pequeña ventanita de esperanza se instalo en mi corazón.

-¿Qué sucede mi vida?- me pregunto Edward al oído, tan bajito para que solo yo lo escuchase, respire fuertemente sintiendo su aroma al tenerlo tan cerca de mi.

-Es solo que no puedo evitar el penar en que quiero esto para mi- Edward me miro algo contrariado y continúe –Todo esto, el vivir junto a ti, junto a tu familia y mis hijos- suspire entristecida.

-Paciencia mi amor, que no falta mucho para que todo eso se cumpla- su hermosa perspectiva me robo una sonrisa de ilusión pero llena de miedo a la vez.

-¿Tía Bella es novia de tío Edward?- pregunto Violet quien nos miraba fijamente, yo trague seco debido a los nervios mientras Edward le sonreía a su sobrina de modo cómplice.

-Ma ¿Quién es Edward?- me pregunto Charlie y de inmediato mire a Edward buscando ayuda.

Continuara...

Hola aca esta el capitulo perdon por la tardeansa pero no pude publicarlo antes, chicas perdon por no podesr puublicar mas capitulos seguidos pero la historia no esta terminada. el miercoles nos vemos y q les parecio el capitulo Volvieron los Cullen

Capítulo 11: -"Recuerdos"- Capítulo 13: -"Extraño"-

 
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