-"El Conde Montelpuciano"- (Secuela De Un Amor En 1920)

Autor: vaneian08
Género: Drama
Fecha Creación: 11/09/2010
Fecha Actualización: 12/01/2011
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 57
Visitas: 52258
Capítulos: 26

¿Que sucedio con la vida de Bella despues de la muerte de Edward? ¿Edward muerto? ¿Que sucedera cuando el nuevo conde llegue a poner orden al pueblo y a la vida y familia de Bella?. Secuela de un amor en 1920

Autora; LOkiicita Cullen.

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Capítulo 25: -"Encuentro Definitivo-"

Alec

Ese día que Stevenson llego junto a su esposa e hijo. De inmediato nos reunimos para ponerme al corriente con los negocios. Me sentía contento de ver a Isabella interactuar un poco más con mis invitados aunque esa mujer no me causara buena impresión. Era demasiado liberal como para mantenerla junto a Isabella mucho tiempo. Esa tarde caminé hasta el cuarto donde estaban las mujeres y cuando iba a llamar una conversación me saco una sonrisa dejándome más tiempo ahí parado como bobo. -¿Cómo va tú embarazo? ¿Ya sabes lo que es?- preguntó al mujer. Yo sonreí esperando a que fuera otro niño, un verdadero Vulturi digno de mi apellido, legado y herencia. -Aún quedan un par de semanas, ya sabes- le contestó Isabella. No le di mucha importancia a que minimizara como si nada el tiempo que le quedaba. Tendría que ser unos 7 meses. -Espero y pronto puedan estar juntos- aquellas palabras de Aurora no las entendí. Algo pasó por mi cuerpo solo de pensar que no se refería a mí. Imposible ¿no? Un par de días después y aún no podía sacarme esas palabras sugerentes de Aurora hacia mi esposa por lo que para mi salud mental contraté a un investigador que la siguiera. Él me aseguró de que si mi esposa me engañaba con otro él lo descubriría. Luego vino el asunto de mi padre por lo que no tuve cabeza más que para solucionar su tema y sacarlo de la cárcel. Luego fue el matrimonio de mi prima Jane, quien estaba nerviosa por no saber que hacer con Eleonora. -Ya ha pasado mucho tiempo Jane. El sueldo de las nodrizas es bastante cuantioso como para que hablen. Deja que ellas se hagan cargo de la mocosa- fue todo lo que le dije previo al matrimonio. Simplemente no era que darle vuelta a un tema irrelevante. Desgraciadamente el hombre que había contratado para saber acerca de Isabella no encontró un mejor momento, claro nótese el sarcasmo, que hablar conmigo minutos antes de la boda. En donde me informo que estaba confirmado. Mi esposa me engañaba ya que tenía pruebas. Lo que aún no podía decir era quien era el mal nacido. -Yo que usted incluso desconfiaría de donde esta ella en este momento- ¿habrá sido capaz de engañarme quedándose unos minutos más en casa para verse con su amante? Por su bien esperaba que solo fuera esto una jugarreta del hombre para sacarme dinero. Cuando la vi desmayarse deje toda duda y me preocupé por ella y mi hijo ¿por qué era mío verdad? Más sucesos extraños habían pasado los días siguientes. Alguien entró a mi caja fuerte y ese alguien sabia muy bien donde dirigirse pues habían tomado las cartas de Charlie que Heidi encontró hace un par de semanas atrás. Y la carta que mi madre envío a alcatraz. Ambas sumamente peligrosas en nuestra contra. En la única persona en quien pude pensar fue en Isabella ¿pero como sabría ella de dichas cartas? Después de forzarla a que me dijera si había sido ella y ver su rostro asustado y desconcertado pensé en que estaba así por no tener idea de lo que le hablaba. Cuando vi a Isabella con Aurora en el jardín desde la ventana de mi despacho y constatar con cuanto amor acariciaba su vientre me pregunté realmente si ese hijo era mío. Isabella había demostrado más de una vez seguir teniendo aversión a mi ¿Qué no la hacia seguir teniéndolo luego de que la violé? Ahora que existía la posibilidad de que ella me engañara, todas esas dudas que me carcomían y quemaban la cabeza no me dejaban pensar. La hice llamar y de una manera muy "Vulturi" le advertí que no se le ocurriera engañarme. Un par de días después de aquella advertencia y mis peores temores llegaron. El investigador privado apareció con su rostro que no dejaba dudas de que algo andaba mal. -¿Le suena el nombre de Anthony Sanguinetti?- es lo único que procesó verdaderamente mi cabeza. ¿Mi amigo y socio Anthony se estaba acostando con mi mujer? Le pregunté nuevamente por si estaba seguro. Además de ser mi amigo y socio, ahora estaba casado con mi prima. Cuando él me lo confirmó diciendo que habían testigos oculares. Me trastorné. Comencé a lanzar todo lo que mis manos tenían cerca e incluso no tanto. Arroje muebles, jarrones, libros sin importarme más nada. -Señor cálmese. Hay algo más que debe saber acerca de ese hombre. No podía creer lo que me había revelado, simplemente imposible. Corrí hacia el cuarto de Isabella el cual estaba vació. Rebusque entre sus cosas personales, cajones, armario pero nada. Observé minuciosamente el lugar, esperando encontrar algo. Hasta que una rendija en el suelo llamo mi atención. Me acerque y en el interior había un cofre el que abrí de inmediato. Lo vi todo rojo. En el interior había una sortija con el nombre de Edward Cullen, un boleto de alguna clase de concierto, fotografías desgastadas de varios años atrás. Una de las fotografías llamo mi atención. Era él. Hace un poco más de ocho años no veía una imagen de él, incluso lo había olvidado pero al ver sus ojos que a pesar de verse en tonos sepia sentía que los había visto recientemente. Esa sonrisa que me recordó a otra quizás oculta en un bigote. Debajo de las fotografías estaban las cartas y la ira tomó mi cuerpo. El que comenzó a convulsionar por la furia. Como si de un rayo cayera sobre mi cabeza los engranajes mentales comenzaron a funcionar rápidamente, enlazándose cuidadosamente. Con la llegada de un hombre comenzaron a suceder acontecimientos extraños. Las salidas de Isabella que antes no frecuentaba, un negocio que prometía y que de un momento a otro comenzó a arruinarme, lo sucedido con mis padres, el término de mi relación con Jane a pesar de lo mucho que profesaba amarme. Pero sobre todo, el engaño de Isabella a pesar de aún tener guardado los recuerdos de un hombre que murió hace ocho años atrás. Con un nudo en la garganta tomé nuevamente la fotografía de ese hombre. Le añadí años encima, un bigote y su cabello más crecido. Un poco de prestancia y educación…y ahí estaba. Edward Cullen no estaba muerto y la mujerzuela de mi esposa lo sabía desde que él apareció. Esperé a que llegara en su cuarto. Sabía que lo haría por estas mismas cartas.

EPOV

-Se llama Abigail- dijo Jane sacándome del aturdimiento. Una irá broto desde el interior, o sea, además de haberla arrancado de los brazos de su madre le habían quitado su identidad. Ella se llamaba Eleonora. Un hermoso nombre puesto por su verdadera madre. -¿Puedo conocerla?- pregunté nervioso. Claro que la conocería pero tenia que demostrar calma si no quería que Jane comenzara a sospechar. -Claro. Eso si, la niña no es muy comunicativa. Creo que el pasar tanto tiempo sin contacto con niños de su edad causan ese efecto- frene la rabia solo para no causar un alboroto. Conocería a mi hija y nada perturbaría esa felicidad. Además, no quería que ella se llevara una mala impresión y me tuviera miedo por aparecer con cara de asesino. -Quizás si la dejaran tener una educación normal- espeté caminando hacia la pequeña. -Señora ¿esta segura de esto? La niña puede asustarse- escuché que le decía la mujer pero ya era tarde. Yo conocería a mi hija hoy mismo. Caminé como un poseso donde la pequeña que jugaba tranquilamente. Al acercarme cada vez más noté que ella jugaba con un par de muñecas a las que peinaba suavemente. -Hola- la saludé nervioso -¿Puede sentarme contigo?- le pregunté suavemente. Ella no contesto y siguió peinando a su muñeca –Que linda muñeca. Tengo una sobrina de tu edad que le encantaría jugar contigo- le dije esperando animarla, más seguía sin prestarme atención. -Anthony- Jane puso su mano sobre mi hombro esperando así que me devolviera con ella, yo negué con la cabeza. Aquí me quedaría. -Eres muy linda Abigail. Me recuerdas a alguien- aquel comentario pareció sacarla de su mundo ya que se volteo a verme con esos ojos. Dios, esos ojos eran una replica de los míos. ¿Cómo es que Jane nunca lo ha notado? Así fue que nos quedamos mirando una fracción de segundos que me estremeció el mundo por completo. Estaba junto a mi hija que creí nunca llegar a conocer. Realmente Eleonora estaba viva. La pequeña pareció analizarme ya que me observo cada parte del rostro hasta que susurró algo para ella que no logré entender. Luego asintió con la cabeza y volvió a mirarme. -Ésta es Lucy, le gusta que le cepille todos los días el cabello- me estremecí al escuchar su aguda vocecita como de campanilla con aquellas palabras tan bien pronunciadas como un adulto. Seguramente por tener una institutriz desde niña. A mi espalda Jane se tensó, seguramente al ver que por primera vez la niña interactuaba y más aún con un desconocido. -Eso quiere decir que lo haces muy bien- dije rápidamente para no perder aquella pequeña conversación. -Marie dice que soy como su mami- sentí un escalofrío ante la pronunciación de ese nombre. -¿Quién es Marie, pequeña?- le pregunté en un susurró acercándome un poco más a ella y apartándome de Jane. -Es mi amiga- dijo viendo a su muñeca. Luego me miró y se acercó a mi como si quisiera confidenciarme algo, sin pensarlo me acerqué más a ella –Pero dice que no aparecerá hasta que no se vaya la bruja fea- sonreí divertido al ver que la bruja fea era Jane. -¿Y me la presentarías cuando ella vuelva?- le pregunté con una sonrisa y ella me miró a los ojos. Sus ojos dulces e infantiles me miraban entre desconfiada y curiosa. -Es algo tímida, no le gusta que la vean porque sino la pueden regañar- sonreí con tristeza al sentir que se describía a si misma. Esta pequeña despertaba toda la ternura que se podía tener. Es imposible no encariñarse con ella. -Pero yo no regaño a los niños. A mi me gusta jugar con ellos- le dije y ella me miró mostrándome sus pequeños dientes de leche y uno que otro espacio donde debía aparecer unos definitivos. Jane se alejó de nosotros murmurando algo que no llegué a entender, la verdad es que tampoco me importaba. -Marie piensa que si viene con la bruja fea también es malo- dijo mirando hacia su otro lado. Un espacio vacío y comprendí que su amiguita, era una amiga imaginaria. -Pues dile a Marie que yo he venido por ustedes para sacarlas de aquí. Iremos a un lugar donde hay niños, juguetes y personas muy buenas que estarán feliz de conocerte- la niño no contesto y siguió peinando a su muñeca en completo silencio. -Anthony ya vamos- dijo Jane algo molesta. No quería que comenzara a hacer un escándalo y asustar a mi hija por lo que a regañadientes me levanté de ahí. -Prometo que volveré por ti Eleonora- le susurré al oído dándole un beso sobre su cabecita. -Ya que cambiamos el destino de nuestra luna de miel. Debemos aprovechar de conocer lugares- sonrío encantada más yo le di una gélida mirada. -Tengo asuntos que arreglar antes de dármelas de la gran vida- le conteste pasando por su lado. Escuche sus pasos seguirme hasta el exterior donde nos esperaba aún el auto arrendado. -¿De que estas hablando Anthony? Esta es nuestra Luna de miel- dijo molesta llegando a mi lado. Suspiré fastidiado e intente calmarme. -Lo que estoy haciendo es para que podamos estar tranquilos. Si alguien se entera de esto lo más probable es que te metan presa- esas solas palabras la estremecieron y me miró fijamente –Es por eso que debemos hacer cuanto antes los tramites para que esa pequeña lleve mi apellido y sea hija mía legitima. Así no tendrás que explicar nada- ella asintió nerviosa y me abrazo fuertemente. -Gracias por cuidarme Anthony. No pude haber elegido mejor hombre para casarme- la abracé asqueado. Ya vería lo buen marido que podía llegar a ser. Después de eso me fui de inmediato con unos socios amigos de mi abuelo que me ayudarían a cambiarle el apellido a mi hija. Concretamente ella seria una Cullen de inmediato, claro Jane no tenia porque saberlo. Esa noche al llegar al hotel Jane intentó nuevamente consumar el matrimonio. -Hoy no puedo Jane. Mi cabeza esta procesando en todo lo ocurrido- le dije para zafarme de tener que irme a la cama con ella. Bella no me lo perdonaría y yo tampoco. -¿Qué es esto Anthony? Estamos casados y aún no ha ocurrido nada- dijo cruzándose de brazos frunciéndome el ceño. -Hay ciertas cosas que necesito procesar con tiempo- le pedí y ella me miró como si no entendiera –Te ayudaré con lo que respecta a la pequeña pero no por eso vas a hacerme olvidar lo que has hecho- me levanté del sofá molesto -¡Separaste a un bebé inocente de su familia, de su madre!- le grité y ella brinco asustada. -No…lo…no lo hice con ma…mala intención- ella comenzó a sollozar. -Pero lo hiciste. Sea cuales sean las razones- antes de perder la compostura preferí salir de ahí. -¿Dónde vas?- preguntó asustada sujetándome por el brazo. -Necesito tomar un poco de aire- le dije zafándome de su agarré. Ella comenzó a llamarme en grito pero no le preste atención. Simplemente salí de ahí y pregunté si tenía algún mensaje. Theo sabia de mis planes y que estaría aquí con Jane por lo que, en caso de una emergencia debía llamarme cuanto antes. No había mensaje así que tranquilo salí a caminar por la ciudad. Pasada la medianoche volví a mi habitación, donde encontré a Jane tendida sobre la cama completamente dormida. Me acerque para taparla y con unas mantas guardadas en el armario me fui al sofá. Por la mañana la vos de Jane me despertó. -Anthony, Anthony ¿Por qué no te quedaste a dormir conmigo?- preguntó triste. Me senté en el sofá y restregué mis ojos para sacarme la somnolencia. -No quería molestarte y menos despertarte- mentí y por su mirada ella me creyó. -Tú no me molestas tontito- se acercó para besarme en la boca. Me tomó de la nuca y ahí se quedó sin soltarme. Yo con los ojos abiertos mirando a cualquier lado me quede sintiendo sus labios insistentes -¿Aún estas enojado no?- preguntó separándose de mi y asentí levemente. -No te preocupes que cuando todo esto acabé se me pasará- le hice saber y ella me tomó de la muñeca para detenerme. -¿Por qué siento que esa niña es tan importante? Otro en tú lugar no haría tanto- dijo mirándome de manera sospechosa y yo tuve que hacer algo que no deseaba por nada. La besé. Me acerque a ella y la tome del rostro para besarla. Ella suspiro en mi boca cuando me aleje poco a poco. -Quiero reparar los errores que cometiste en el pasado para que construyamos un futuro, juntos. Sin problemas, nada más- le dije mirándola a los ojos y sonriéndole de aquella manera que tanto le gustaba a mi Bella. Era fácil sonreír así, si me la imaginaba a ella. -Se que lo haces por eso. Tranquilo que confío en ti- dijo abrazándome por la cintura. Sonreí complacido. -Me gustaría que fuéramos juntos a ver al abogado para que dejes todo firmado- dije con la voz más sutil que pude. Ella asintió en mis brazos. -Lo que necesites- confirmó haciéndome muy feliz. Ese día fuimos nuevamente a ver a Eleonora o según Jane. Abigail. La pequeña seguía sin ser muy comunicativa y al menos esta vez me agradeció cuando le lleve una nueva muñeca con accesorios para jugar. Así me quedé varios minutos contemplándola mientras ella jugaba y comentaba con su "amiga" lo que hacia. Jane por su parte estaba con la misma mujer que había visto antes de la boda. Cuando ya dio la hora de cenar Jane prácticamente me arrastro a que la llevara a exclusivos restaurante de la ciudad. -Podíamos llevar a la niña Jane. No había problema en ello- espeté molesto cuando estábamos por llegar. -¿Qué no había problema? Anthony acepté que me ayudaras pero eso no quiere decir que te vaya a compartir en todo momento. Menos en este periodo donde debe ser mágico porque ¡Estamos de luna de miel!- dijo cabreada pero yo no le di importancia. -Para ti es fácil pedirlo si lo has tenido todo. Imagínate lo que debe ser para ella pasar casi ocho años de su vida encerrada- le dije sin quitar la vista de la pista. -Es una niña, los niños no se dan cuenta de esas cosas. Además- dijo con voz dudosa y yo la miré curioso –En ningún momento te he contado que ella tenga casi ocho- enarcó una ceja especulativa. Reaccioné de inmediato para no levantar sospecha. -No creas que es el primer niño que veo en mi vida Jane. He dicho una edad razonable que pueda tener- ella lo pensó unos minutos y luego lo dejo pasar. Suspiré un poco más relajado advirtiéndome de ser más cuidadoso. En la cena me encargué cuidadosamente de que el delicioso champagne nunca faltara en la copa de Jane. El beneficio fue cuando llegamos al hotel y ella estaba profundamente dormida. Más días pasaron en los que la rutina era ir donde Eleonora y estar con ella varias horas. Jane nuevamente manifestaba su disgusto y yo simplemente tomé el rol de esposo que me correspondía. -¡Soy tú marido y como tal harás lo que yo estime conveniente! Desde los próximos días esa niña será legalmente mi hija también por lo que es importante que ella se acostumbre a mi- le grité molesto. Con las peleas constantes que habíamos tenido últimamente, Jane intentaba reconciliarse dándome en el gusto. Una ventaja tremenda cuando fue el momento de firmar los papeles de adopción de Eleonora. Por la pelea que habíamos tenido el día anterior, ella ni se molestó en leer siquiera los documentos. Simplemente firmó el apta que yo mismo redacte en donde decía que la pequeña pasaría a ser legalmente hija de Edward Cullen. Teniendo éste la custodia completa. Sin duda había sido una jugada brillante. Ahora solo debía ir donde Bella, sacarla de esa casa y mandar al demonio esta maldita venganza que me quitaba tiempo con mi familia. -Yo nunca he podido tener un perrito- me comentó Eleonora aquella última tarde que la visité. Ese día iba preparado para decirle que en unos días se iría con nosotros. Como la visitaba a diario hace ya un par de semanas, podía decir que me había ganado poco a poco su confianza, ahora la niña al verme se entusiasmaba en hablarme y eso me hacia muy dichoso. Este era un digno caso de "la sangre es más fuerte" la pequeña sin saber que yo era su padre, se abrió a mi, confío en mi, a pesar de llevar una vida solitaria desde tan pequeñita. -¿Te gustaría tenerlos?- le pregunté y su rostro reflejó entusiasmo. Luego miró sobre mi hombro donde estaba Jane y ella negó con la cabeza apagando su ánimo. -Soy muy chiquitita- dijo sin mirarme a los ojos. -Tienes la edad perfecta para cuidar de uno. Sabes, yo he venido por ti para que nos vayamos a mi casa, ahí podrás tener todos los animales que quieras- Jane chasqueo la lengua en desaprobación pero no me reto a decir lo contrario. Por otra parte la niña volvió sus ojitos a mí y estos brillaban con tanta emoción que me contrajo el corazón. -¿Pero me van a regañar?- preguntó un tanto dudosa y yo negué con la cabeza. -Nadie volverá a regañarte. Te lo prometo- le dije y su reacción me dejo en shock. Ella se levantó de un salto y me abrazo por la cintura, hundiendo su cabecita debajo de mis brazos. Ella se removió y elevó su cabecita algo nerviosa. Evitando mirarme directamente al os ojos, preguntó. -¿Tengo que decirle papá?- se mordió el labio igual que Bella y yo sonreí complacido con la idea. -No te obligaré a que lo hagas. Si quieres puedes hacerlo cuando estés preparada. Yo estaré feliz de que lo hagas cuando gustes- ella me miró sin demostrar mucho. -No tengo mami. A la bruja fea no le puedo decir así porque me da miedo- dijo realmente preocupada -¿Si le digo papi tengo que decirle mami?- yo negué con la cabeza. -Puedes decirnos como quieras pequeña. Tú eres mi hija y eso es lo importante- ella asintió sin añadir nada más y volvió a abrazarme. En ese momento sentí que todo lo que había pasado, sufrido, luchado. Valía la pena. Solo un poco más y tendría a toda mi familia reunida, como siempre lo soñé. Esa tarde la recepcionista me interceptó para darme una información -Sr. Sanguinetti esta vez si recibió un mensaje- mi cuerpo completo se tensó y ella leyó la nota en sus manos –"Problemas, perdí lo que cuidaba. A.V. la tiene" de Theo- finalizó la mujer sin entender nada de lo que leía. Para mi estaba claro. Alec Vulturi se había llevado a Bella. Hoy mismo viajaríamos adelantando todo, no importaba nada, nada valía la pena si ella no estaba bien. Le expliqué a Jane que había tenido un serio problema por lo que debíamos volver cuanto antes. Pagué el hotel, hice unas llamadas para que todo registro, documento y notificación me sean enviados a mi lugar de residencia. Antes de marcharnos pasamos por Eleonora quien lloró junto a la mujer por tener que dejarla. -Ella puede visitarte cuando quieras- le iba diciendo en el auto para tranquilizarla mientras acariciaba sus cabellos. Jane sentada al lado de la otra ventana nos miraba con profundos celos. Esa fue la peor noche que viví en mi vida. La incertidumbre de no saber que me encontraría. Mi hija iba dormida sobre mi pecho abrazada fuertemente a mí, como si temiera que la dejara. Imposible. Simplemente no pude dormir, no lo quería y tampoco podía. Al llegar al aeropuerto busque con la mirada a Theo que se veía sumamente afligido, corrí hasta él. -¿Dónde esta?- le pregunté desesperado sin tomarme el tiempo de saludar. -No lo sé señor. Yo creo que él se pondrá en contacto con usted cuando se enteré de que a regresado- Theo miró sobre mi hombro y se quedó en silencio. Me giré para ver a Jane con mi hija a su lado, sin siquiera tomarla de la mano. -Theo, te presento a Abigail- le hice una seña para que se viera sorprendido. Él la saludó muy afectuoso explicándole que donde iríamos habían muchos caballos para montar. Juntos nos fuimos a la casa. Eleonora se quedó con María, la nana. Mientras que Jane desempacaba sus compras. -¿Dónde comenzara a buscarla señor?- preguntó mientras juntos analizábamos todos los posibles lugares. Negué con la cabeza sin saber donde podrían estar. Theo ya había revisado la mansión Vulturi y nada. -¿Aurora y los niños se encuentran en un lugar seguro no?- Theo asintió de inmediato explicándome que se encontraban en una de las casas que teníamos fuera de la ciudad. Nervioso sin saber donde comenzar a buscar, subí a mi cuarto para hablar con Jane. Quizás ella podría tener alguna pista del paradero de su primo. No la encontré por ninguna parte por lo que le pregunté a las muchachas de servicio. -Alguien la llamo por teléfono y ella salio de inmediato. No dijo donde iría señor pero- la mujer se quedó en silencio unos minutos y luego se acercó a mí en plan confidente –Ella estaba muy nerviosa, me pidió que la cubriera con usted y luego me daría una bonificación por ello. Pero yo le soy fiel a usted, patrón- dijo la mujer. Le agradecí y salí corriendo al exterior para seguirla. Jane acababa de tomar un taxi por lo que me monté en el auto para alcanzarla. No alcancé a informar de nada, algo me hacia sospechar por lo que no tomé más tiempo en pensar en nada más. El taxi extrañamente siguió una ruta que yo conocía muy bien. Los viñedos. Cuando el taxi se detuvo, me aseguré de dejar mi auto lo más escondido que pude entre la maleza y los árboles. Jane se bajó y fue hasta el interior. La seguí y cuando estuve lo suficientemente cerca, escuché la voz de ese maldito bastardo. -Hasta que al fin llegas prima ¿Cómo estuvo tu luna de miel? Déjame adivinar ¿tú marido no te toco ni un pelo?- Jane no contesto por lo que supuse ella estaba pensando como Alec sabría eso. -Claro que si, con Anthony estamos casados- mintió. Yo rodee la zona mirando por las grietas en la madera para analizar la situación. Encontrar a Bella quizás y armar un plan en donde pueda sacarla, si es que estaba aquí. -Primero, estas mintiendo porque este infeliz jamás te tocaría un pelo porque no te ama- seguí buscando –Y segundo, no estas casada- me detuve en secó para escucharlo –Es imposible que ese matrimonio sea valido si no se llama Anthony Sanguinetti- procese la información de que él conocía la verdad en una fracción de segundos. Ahora con mayor razón debía buscar a Bella. -¿De que estas hablando Alec? Me he casado con Anthony, tú amigo y socio- escuché como algunas cosas caían al suelo y luego se rompían. -Ese mal nacido no es mi amigo. Ese mal nacido es Edward Cullen- no preste atención a la reacción de Jane ¿Dónde estaba Bella? Fui hasta la parte trasera y por una de las ventanas la vi. Bella estaba amarrada de pies y manos, amordazada y tendida en el suelo. Moví lo más silenciosamente que pude uno de los barriles que estaba en el exterior para poder subir por la ventana. Era una ventana pequeña más que nada para ventilar esa pequeña habitación que servia para guardar herramientas y cosas por el estilo. Cuando estuve dentro, Bella salto asustada al sentir la presencia de alguien. Al verme a los ojos estos se cristalizaron, ella no podía creer que estuviese ahí. La abracé para calmarla y pronto comenzó a sollozar. -Shhh tranquila amor, estoy aquí- le dije mientras le quitaba la amordaza de la boca. -Alec sabe que eres Edward- asentí con la cabeza y ella me miró confundida. -Seguí a Jane. Al parecer Alec en cuanto se enteró de que estábamos de regreso se comunicó con ella. El instinto me dijo que la siguiera- le dije mientras cortaba con mi navaja de bolsillo sus amarras. -¿Cómo saldremos de aquí?- preguntó asustada mientras se acariciaba las muñecas por el dolor que le produjo las sogas. -Aún estoy en eso- dije sinceramente mirando a todos lados. Sopesando mis opciones de cómo sacarnos de aquí y darnos tiempo para marcharnos. -Se que no es un buen momento pero ¿sabes que te odio verdad?- preguntó enfurruñada y yo le sonreí divertido. Me acerqué para besar sus labios. -Imagino que si. Yo en tu lugar también lo estaría pero te tengo una sorpresa que no podrás creer así que…estoy seguro que me ganaré tu perdón- le sonreí pensando en la pequeña que nos esperaba en casa. -Qué romántico- me giré asustado protegiendo el cuerpo de Bella cuando escuche la voz de Alec. Con Jane a su lado quien se veía destruida, sus ojos rojos por haber estado llorando. -Dime que todo lo que me contó Alec es mentira- Bella a mi espalda tomó mi mano fuertemente. Ella estaba muy asustada. -No puede negar la verdad prima- intervino Alec mirándome con un profundo odio. -Pero ¿Qué paso con lo de ser felices con nuestra nueva familia? ¿Con Abigail?- preguntó entre lagrimas. Alec la miró de inmediato con una furia poco contenible. -¿Le hablaste de Abigail?- le preguntó tomándola por la nuca para que lo mirara. Se veía que su agarré era fuerte por el rostro dolido que puso Jane -¿Es que no has pensado a quien se la has presentado?- Jane me miró de inmediato y lo comprendió. -¿Por eso tanta insistencia?- preguntó dolida y yo asentí con la cabeza. Un fuerte grito salio desde su pecho llenando todo el lugar de una tensión palpable. Bella se aferró más fuerte a mí y yo agudice mi mirada hacia Alec. Este era su momento de actuar y estaba seguro que no me dejaría marchar sin una buena pelea a sangre. -Hace ocho años atrás evite que te quedaras con mi mujer, con mis hijos. Yo mismo vi, no lo entiendo- dijo Alec que se soltó de Jane y comenzó a avanzar lentamente hacia mi –Ahora me aseguraré de hacerlo bien. Giré levemente mi rostro sobre mi hombro. -Cuando te suelte ve a esa ventana y saltas- le susurré. Ella iba a protestar y negué levemente con la cabeza para que no me discutiera. Tomé la navaja con la otra mano ocultándola en el puño de la camisa. -Como ves he revivido de entre los muertos para volver por lo mío y acabar contigo- lo provoque con una sonrisa –Además, Bella no es tu mujer. Nunca lo fue porque nunca dejo de ser la mía- la vena en la frente de Alec se hinchó y su rostro enrojeció. -Pues no te preocupes que hoy mismo ella será una viuda. Así podremos ser felices nuevamente con nuestros hijos- dijo como un desquiciado. Su rostro tomaba poco a poco la forma de un maniaco. -Nuevamente te equivocas Alec. Puede que Anne no sea mi hija sanguínea pero la quiero como si lo fuera. El resto de los pequeños son míos. Incluso el que esta por nacer- en ese momento solté la mano de Bella al ver que Alec corría hacia mi descontrolado. Saco una navaja de su bolsillo y embistió sobre mi. -Huye de aquí- le grité a Bella mientras forcejeaba con Alec. Con fuerza esquivé una apuñalada que quería darme y con una llave en el brazo hice que soltara su navaja. Raídamente con la mía se la enterré en el muslo y la giré para que la herida quedara abierta. Él grito lleno de dolor y Jane corrió hasta él para ayudarlo. -Ve por Bella- le gritó y yo como pude me zafé de la mano de Alec para interponerme frente a ella. -Jamás te permitiría que le pusieras una mano encima- le dije mirándola enojado. Lo que sucedió a continuación fue muy rápido. -¡Edward cuidado!- gritó Bella llamando mi atención. Ella seguía ahí dentro cerca de la ventana pero su vista estaba fija sobre mi hombro. Me giré para ver que era lo que ella estaba observando. Alec de pie algo encorvado por el dolor Que le producía la otra pierna coja. Afirmaba entre sus manos un arma que apuntaba directamente a mí. -Te lo dije. No hay modo de que un pobretón como tú me gané- y jalo el gatillo llenado el ambiente tenso de un sonido estridente de un arma de fuego. Lo siguiente que paso fue que caí al suelo sintiendo como mi camisa poco a poco comenzaba a humedecerse. Jane salto sobre mí para sostenerme y algo vio en mi camisa que la asusto. Luego me saco de las manos la navaja y se giró para enfrentarse a Alec. Luego de eso ya no se que sucedió, me fui a negro sintiendo una quemazón en e cuerpo y un dolor intenso. La voz de Bella que me llamaba me insistía que me quedara con ella pero el cansancio en los parpados era mayor.

fin


Hola como prometi aca hay otro capitulo la autora lo publico a menos de dos horas y lo leiy aca se los dejo PERDON  por publicarlo asi espero q lo entiendan ,lo quise separar pero no puedo ESPERO Q LES GUSTE Y YO ESTOY IGUAL Q UDTEDES SOLO FALTA EL EPILOGO APENAS LO PUBLIQUE LO LEEO Y LO PUBLICO 

ESPERO Q LO PUEDAN LEER Y NOS VEMOS

 

Capítulo 24: cambio abrupto Capítulo 26: -"EPILOGO"-

 
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