-"El Conde Montelpuciano"- (Secuela De Un Amor En 1920)

Autor: vaneian08
Género: Drama
Fecha Creación: 11/09/2010
Fecha Actualización: 12/01/2011
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 57
Visitas: 52243
Capítulos: 26

¿Que sucedio con la vida de Bella despues de la muerte de Edward? ¿Edward muerto? ¿Que sucedera cuando el nuevo conde llegue a poner orden al pueblo y a la vida y familia de Bella?. Secuela de un amor en 1920

Autora; LOkiicita Cullen.

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Capítulo 26: -"EPILOGO"-

BPOV

-No puedo creer que aún siga haciendo eso- escuché como bufaba Charlie y sonreí al verlo sentado sobre la alfombra abrazando a su melliza. Eleonora. Era increíble como el tiempo pasaba y mis hijos crecían e iban madurando con las experiencias de la vida. Con las atrocidades que le tocaron vivir a tan corta edad. Pero sobre todo como la relación entre ambos era tan poderosa, especial y única, como si nunca hubiesen sido separados al nacer. -Es parte del suspenso tonto- lo regañó Violet, hija de Rose y Emmett que sólo de verlo se podía saber lo orgulloso que se sentía de su princesa. Aquella princesa que creció de un día para otro convirtiéndose en una adolescente preciosa de 17 años. Con esa cabellera rubia con rizos definidos, ojos azules intensos como los de su padre. -Pero nosotros no somos parte del público que escucha en el teatro- volvió a quejarse Charlie –Somos parte de la historia. Somos famosos- dijo él con una sonrisa petulante y le levanto del sillón para luego inclinándose agradeciendo aplausos imaginarios. -Tú no hiciste nada. Todo fue gracias a papá, mamá y Theo- le contesto Eleonora rodando los ojos al ver la actitud de su hermano. Por otro lado estaba Aidan, el otro hijo de Rose y Emmett, jugando con mi preciosa Anne de 13 años que cada día más se parecía a Jane, cosa que parecía no llamar su atención puesto que aún no sentía curiosidad por preguntar. Una parte de la familia pensaba que ella lo sabía y dejaba pasarlo, otros como yo pensábamos que ella no le daba mayor interés al ser pequeñita y cuando fuese más grande y comprendieran las cosas realmente, ahí hablaríamos con ella acerca de sus padres biológicos. Y por supuesto al trío inseparable de juegos se sumaba mi pequeña Diana de 10 años. Mi preciosa hija que nació con 3 meses de adelanto asustándome, una historia para más adelante. Mi pequeña Diana era un constante recordatorio del único amor de mi vida, una replica exacta de su padre. Con esos ojos verdes y esa cabellera color cobrizo intenso, era imposible negar que sea hija de Edward Cullen. -¡Silencio Diana que vamos en la mejor parte del relato!- hizo callar el tímido Aidan dejándonos con la boca abierta por su intervención. -A veces saca esa personalidad tan de Alice- justificó Jasper con una sonrisa orgullosa mirando a su único hijo. El orgullo de su vida. -Mamá mejor continua- pidió Charlie con esos ojos que me hacían imposible negarles algo –Ya es bastante malo que nos hayas cambiado los nombres- gruño cruzándose de brazos. Sonreí por ese detalle, Charlie jamás superaría que cambiara los nombres al publicar. Observé a mí alrededor, viendo a toda mi familia reunida en la gran sala con un inmenso árbol navideño. Las fiestas estaban a la vuelta de la esquina y nosotros nos reuníamos a diario como previo a la celebración. El vivir en una enorme villa donde cada uno tenía su casa propia pero tan cerca una de la otra que era como si viviésemos juntos era un regalo de la vida el poder tener a mi familia cerca, sana y feliz. Desde los chochos abuelos Esme y Carlisle que no vivían si no era por sus nietos. La loca pareja dispareja de Alice la hiperactiva y el tímido de Jasper que optaron por entregarle todo su amor y atención a su único hijo. Hasta la delicada Rosalie y su no tan "delicado" esposo Emmett, quien vivía en una constante alerta por cuidar a su princesa e ideando estrategias. Las mismas que juró utilizar cuando su pequeña Sofía tuviese edad de mirar hombres. Sofía había llegado 5 años después que mi pequeña Diana. Cada uno con su forma de vivir y sus hijos eran parte de mi vida. También estaba el bisabuelo Archibald que estaba por llegar para celebrar las fiestas con nosotros. ¿Qué decir de mis hijos? Mis adorados hijos. Parte de mi vida, mi razón de ser, el aire que respiro, mi mayor inspiración. Los regalitos que la vida me dio fruto de mi único amor. Luego de todo lo sucedido, de las venganzas, las derrotas, las perdidas, los amores y desamores. Había decidido escribir mi historia, plasmar la vida de una niña que tuvo que crecer por las circunstancias de la vida. La historia de una vida rodeada de secretos, engaños, venganzas, trampas, crímenes, muertes, soledad pero sobre todo amor. Amor del verdadero, puro y eterno. De esa clase de amores que rompen los esquemas y ponen tu mundo de cabeza pero solo por tener un minuto más, un solo aliento de ese amor. Eres capaz de entregar la vida. Edward sin duda me había enseñado lo mejor de este mundo, me enseño a luchar por mis ideas, mis sentimientos. A defenderme del resto y que lo único importante era mi propia felicidad antes que él resto. Quien me enseñó que la vida no era una utopia pero si uno se lo propone podía llegar a tocar el cielo con las manos, simplemente luchando por lo que se quiere. Siendo justos, honestos, bondadosos y sobre todo, yendo con la verdad por delante. -¿Mamá estas bien?- salí de mi hilo de pensamientos cuando focalicé a Eleonora frente a mi, mirándome preocupada. -Si cariño disculpa, me fui en mis pensamientos- le contesté y acaricie su mejilla. Jamás tendría la vida suficiente para agradecerle a Edward que me la haya traído conmigo pero esa es otra historia que contaré más tarde. -Siempre haces eso. Ha de ser así cuando te inspiras para escribir tus novelas- contestó con una sonrisa. Mi inspiración salió a flote luego de que todo comenzara a encajar como piezas de rompecabezas, cuando todo tuvo un orden correcto y tranquilo. Lamentablemente la dramaturgia no era bien visto para las mujeres pero con familiares como "Archibald Masen" y un seudónimo simple como "El cisne negro" se abría toda clase de puertas al mundo de la literatura. En efecto escribí mi historia en un libro llamado "El Conde Montepulciano", y hoy, después de diez años de la primera edición. Aún sigue siendo un éxito mundial. Sin duda "El Conde Montepulciano" había roto todo clase de esquemas, de pensamientos moralistas, de prejuicios y más aún. Creo una grieta muy profunda en aquellos que creían que el amor no podía mezclarse entre niveles sociales. -Otra vez se fue- escuche la voz divertida de Alice y sonreí al darme cuenta que estaba en lo cierto. -Perdón, es algo que sucede con frecuencia una vez que liberas tu imaginación- dije con una sonrisa. Luego de que publicara "El Conde Montepulciano" con tan buena venta, en la editorial le habían ofrecido a "el cisne negro" seguir escribiendo novelas dramáticas. A la actualidad llevaba nada menos que 8 libros en 10 años y con muy buen éxito. Pero nada, jamás, superaría a mi Conde. Aquel libro que escribí con personajes tan reales e importantes para mí. Simplemente cambie los nombres de los personajes y lugares y así dejar a la familia Cullen y Swan fuera de la mira pública. Pero aún conservaba el libro original, el primero que escribí y nunca edité en donde los nombres eran los reales, aquel libro que guardaba como un tesoro, como mi diario de vida que comencé a escribir ese mismo año. En 1920. -La historia la terminará para navidad- escuché que se burlaba Emmett, quien estaba abrazado a Rose mirándome divertidos. Me ruboricé y tomé el libro que estaba sobre mi regazo para continuar. Siempre hacía como que lo leía pero esta historia seguía fresca en mi cabeza por lo que era tan simple narrarla desde mi perspectiva que no era necesario leerla en un papel. -Todo había sucedido tan rápido. Grité su nombre para que se fijara en Alec que lo apuntaba con un arma de fuego listo para disparar pero él ante la preocupación de que fuese yo la que estaba en problemas se giró para verme. »Él pronto comprendió que el verdadero peligro estaba detrás de Jane y en cuanto se giro aquel ruido rompió el ambiente tensó. Edward cayó al suelo ante el impacto de la bala atravesar alguna parte de su cuerpo, corrí de inmediato a él sin importarme que yo fuese la siguiente en la lista. »Al abrazar a Edward sentí como mis manos se humedecían con alguna clase de liquido y al observármelas vi sangre, su sangre. Lo llamé de todas las formas posibles e incluso lo movía fuertemente para que no perdiera la conexión de sus ojos con los míos, para que no se abandonara a la inconciencia. No podía perderlo nuevamente. »Jane nos observaba con cierta nostalgia. Ella comprendió en ese momento que Edward jamás podría amarla y después de todo, demostró que ella si era capaz de amar realmente. Cuando tomó la navaja de las manos de Edward me tensé al pensar que ella nos atacaría, más ella solo se acercó a su rostro y dejo un casto beso sobre sus labios y le susurró un "gracias por enseñarme a amar verdaderamente". Aquella demostración de amor en lugar de ponerme celosa, me hizo sentir un profundo orgullo por el hombre que estaba en mis brazos. Él podía incluso enseñarle a los villanos a amar. »Luego ella se alejó con la ira tatuada en el rostro y se abalanzó sobre Alec. Ella en su intento por hacerle alguna clase de daño físico, comenzó a mover la navaja de un lado a otro intentando darle en alguna parte del cuerpo. Alec reía fuertemente despreocupado por los inútiles intentos de Jane. »Jane continuaba con su intento de dañarlo mientras Alec la esquivaba sin problemas, aunque podía verse en su rostro el dolor que le provocaba mover la pierna herida. Poco a poco se iban acercando a nosotros, ella atacaba y él esquivaba. Pero en un astuto intento de Jane por derrotarlo, ella lo provocó psicológicamente diciéndole algo acerca de que Edward legalmente era el padre de Abigail. No comprendí sus palabras pero en ese momento tampoco tenía importancia. »Alec perdió un poco la concentración y fue ese el momento que Jane aprovecho para pasar la navaja por el antebrazo de Alec, quien por el dolor grito y soltó el arma de su mano. -Esta si me las vas a pagar- le gruñó él perdiendo el control de si mismo por completo. Se abalanzó sobre ella y en cosa de segundos tuvo el control sobre Jane. Le quito la navaja de las manos y le susurró algo al oído que no escuche. Los ojos de Jane conectaron con los míos y con una suplica de perdón en ellos los cerro sabiendo lo que venia. »Grité aterrada cuando Alec sin ninguna clase de remordimientos le enterró la navaja en el costado del estomago y Jane caía al suelo llorando de dolor. Yo aún seguía con Edward sobre mi regazo quien ya había perdido la conciencia debido a la perdida de sangre. En ese momento sentí que todo estaba perdido. Lo único que esperaba es que mis hijos crecieran siendo felices, sanos y alejados de toda esta miseria. »Me abracé más a Edward aforrándome a esa escasa vida que quedaba en su cuerpo, al menos moriría junto a él. Alec comenzó a reír de una manera macabra mientras caminaba hacia nosotros, dijo que pronto moriría junto con mi bebé al igual que Edward. Mis ojos instintivamente se movieron un poco más allá, sobre el suelo se encontraba el arma que Alec había dejado caer. La recogí enseguida y apunte directo a él quien se detuvo asombrado. -No serias capaz de dispararla- sonrío divertido pero en sus ojos se podía ver cierta duda –Por proteger a mi familia soy capaz de todo- le contesté sintiendo una fuerza poderosa llenarme el cuerpo. -Es irrisorio verte con esa arma en las manos- añadió él sin preocuparse por lo que le había dicho –Es la misma arma de donde salio la bala que mató a tu padre- las manos me comenzaron a tiritar por la rabia. -Tú lo mataste no- no fue una pregunta. Él asintió. -Mi madre no quería ya que Charles en su afán de protegerte cometía error tras error y aquello nos era de mucha utilidad pero aquella tarde perdí los estribos. El día que maté a Charles fui a hablar con él para exigirle que te obligara a casarte conmigo pero para mi fue una sorpresa cuando vi a Cullen hablando con él. Él le contó que se habían casado en secreto- dijo recordando lo que había pasado hace ocho años atrás – Ellos comenzaron a discutir e incluso hubieron testigos que presenciaron su acalorada discusión. Esperé a que Cullen se marchar, luego me encargaría de él y toda su asquerosa familia. Y cuando estuve a solas con tú padre, él me confidencio que estaba feliz porque eras una mujer casada. Lamentó no haber sido parte de ello pero él tenía la certeza de que Cullen te amaba tanto que te protegería. Idioteces, mira como estas ahora. A punto de morir- dijo con una sonrisa y yo mantuve el arma más firme que nunca para proteger a Edward y a mi bebé de él –Fue en ese momento que se me ocurrió matar dos pájaros de un tiro. Literalmente hablando- sonrío de manera maliciosa por su broma –Así que sin esperar más le disparé y ya luego fue muy fácil inculpar a un pobretón como Cullen. Luego me encargué de que mi madre te amanerara para que por voluntad propia te casaras conmigo. Yo cuide de tu hijo bastardo Isabella pero tú me has vuelto a engañar. No permitiré que ese nuevo bastardo –apuntó a mi vientre –Nazca. -No nos harás más daño- le dije nerviosa. Las manos no me dejaban de tiritar y sudar por los nervios y la rabia –No más Alec Vulturi- y sin pensarlo más cerré los ojos y disparé el arma. La que lancé de inmediato sin importar más nada. »El ritmo cardiaco de Edward disminuía considerablemente y estando solos, no sabia como ayudarlo. En ese momento había tomado la decisión de irme con él. Si Edward nuevamente me dejaba, esta vez me aseguraría de partir con él. No se cuanto tiempo habré pasado abrazada a él hasta que sentí una manos sobre mi hombro. Lo primero que pensé es que mi disparo no había dado con Alec pero al alzar la vista sentí un poco de esperanza. Theo. -Seguí una corazonada y vine en cuanto la pensé. Veo que fue lo mejor que pude hacer- dijo y de inmediato tomó a Edward como pudo y juntos nos fuimos hasta el vehiculo. Al pasar por el lado de Alec lo observé ahí tendido. Completamente solo y herido. La vida misma le cobraría todo lo que había causado, yo solo podía darle mi perdón sincero para que él llegase a encontrar el suyo propio. »Al llegar al hospital lo internaron de inmediato y Theo se encargó de dar los detalles escabrosos de lo que había sucedido a la policía. Estaba conciente de que pronto debía dar mi declaración pero en estos momentos no tenía cabeza para pensar en otra cosa. Además mi problema realmente serio es que las cartas las había perdido en el viñedo y con todo lo sucedido no pude recuperarlas ¿Cómo podía ayudar ahora a Edward era otro de mis preocupaciones? ¿Pero que digo? Primero Edward debía recuperarse y luego limpiaríamos su nombre. Pasaron varias horas hasta que al fin un doctor se digno a aparecer y darnos noticias. Su rostro preocupado me hizo sentir que perdía la vida. »El doctor estaba preocupado por la gran cantidad de sangre que Edward había perdido y que quizás la bala había rosado una de las arterias importantes que van al corazón por lo que me aconsejo que estuviese preparará para lo peor. -¡Bisabuelo!- detuve mi relato al escuchar el fuerte grito de todos los pequeños que estaban en la sala. Todos los pequeños se abalanzaron sobre el gran patriarca de la familia. -Abuelo- corrigió él. Archibald siempre decía que aún era muy joven para que lo llamaran así. Sonreí realmente feliz al darme cuanta de lo que significaba la llegada de Archibald. -Te gusta relatar esa parte de la historia no. Mi heroína personal- susurró aquella voz en mi oído. -¡Edward!- grité entusiasmada levantándome del sillón en un brinco sin importarme que el libro cayera de mis manos. Cuando lo tuve frete a mi me abracé a él y comencé a besarlo efusivamente. Sin importarme todos los "puaj" que se escucharon de los pequeños. -Búsquense un cuarto- creo que lo dijo Emmett, no sabría decirlo con certeza ya que mi atención estaba con mi esposo. -¿Por qué demoraste tanto?- le pregunté con un puchero golpeándolo levemente en el pecho –Te extrañe horrores. Sobre todo porque creí que no llegarías para las fiestas. -Alec aún sigue sin hablar, dice que no ha sabido de su madre en todos estos años pero no le creo- dijo molesto -Dídima desapareció de la faz de la tierra Bella y mientras no la encuentre no estaré realmente tranquilo de que ustedes estén completamente a salvo- contestó con su rostro cansado –Así que no pararé hasta encontrarla. Por otra parte mi abuelo quería que lo esperara para que volviéramos juntos ya que viene a pasar las fiestas con nosotros- me contó y sonreí por la noticia. -¡Papi!- gritaron las princesas de la casa quienes se acercaron a su padre para abrazarlo cariñosamente. -Espero no les hayan dado muchos problemas a su madre- dijo serio pero todos ahí podíamos ver una sonrisa que intentaba ocultar. Sus princesas Eleonora, Anne y Diana lo tenían completamente dominado. -Diana sigue demorándose para comer- la acusó Anne con una sonrisa traviesa. -Eso es mentira papi, es solo que el resto es muy veloz para comer- se escuso la pequeña con una tímida sonrisa. Edward besó su frente y algo le susurró al oído que hizo que mi pequeña sonrisa de manera confidente. -¿Y mi campeón?- preguntó por Charlie. Charlie se acercó con ese mismo paso decidido que su padre y lo abrazo fuertemente, ambos golpeándose la espalda como si dijera "entre más fuerte te golpeo más fuerte te quiero". Ambos compartieron palabras bajas que nadie llego a escuchar, sólo noté que algo de lo que Charlie le dijo a Edward no le gusto mucho ya que negó con la cabeza y luego le sonrío cariñosamente. Charlie al ser el único hombre tenia una relación muy especial con Edward. Era algo tan especial que nadie podía llegar a describirlo, eran más que padre e hijo o incluso amigos. Eran cómplices uno del otro. Edward caminó de regreso donde estaba y me abrazó por la cintura. -¿Qué fue lo que te dijo Charlie que le has dicho que no? Nunca le niegas algo- le pregunté curiosa. -Luego hablamos de ello- besó mi sien –Será mejor que termines de relatar la historia si no quieres desatar la furia de unos niños deseosos por escuchar más- dijo divertido. Edward se sentó primero en el sofá y luego me sentó sobre su regazo –Continua, a mi también me gusta escucharte- dijo besándome en los labios. Los niños al ver que estaba lista para continuar, se sentaron nuevamente sobre la alfombra rodeándome para poder atención. Lo mismo hicieron los adultos y ahora Archibald que también se sumó a la tarde de lectura. Sin duda aquel hombre había rejuvenecido considerablemente al tener a toda su familia reunida y los niños que se habían robado su corazón dándole ese aspecto infantil que había perdido con las experiencias de la vida. ¿Y que decir de la relación con Esme? Hace años atrás él le había pedido perdón a ella y a Carlisle, pero hoy, realmente son felices dejando los rencores en el pasado. Se podría decir que Archibald al fin había encontrado su anhelada paz, tranquilidad y amor que perdió luego de la muerte de su amada Amelie. Continúe mi relato. »Dos días con la ayuda de Theo toda la familia Cullen en pleno había regresado desde Francia para acompañarme en este momento y sobre todo para ayudarlo a él. La sangre que Edward había utilizado la habían tomado del banco de sangre por lo que se repuso en su totalidad con la llegada de la familia. En ese aspecto ya estábamos tranquilos de que Edward recibiría las atenciones necesarias. »Mis pequeños aún estaban al cuidado de Aurora quien se negó fervientemente a volverse con su esposo y dejarme sola en este momento. -Necesitas estar cerca de Edward por cualquier cosa amiga. No te preocupes por nada que yo cuidaré de tus hijos- dijo ella al día siguiente que hospitalizaran a Edward. Uno de esos días se me informó que Alec había sido encontrado por la policía y de inmediato fue llevado al hospital para salvarle la vida. Tiempo después me enteré que en efecto le habían salvado la vida pero no así la pierna, que se le infectó por tener la herida abierta tanto tiempo y sometida a un lugar tan contaminante. Alec había llegado con una severa gangrena que no pudo ser tratada a tiempo por lo que le amputaron su pierna. -¿Qué es grangrena?- detuve mi relato cuando escuche a mi pequeña Diana que se acercó a nosotros a escuchar lo que relataba. -Es gangrena, y es la destrucción de un tejido vivo por la falta de circulación sanguínea- la respuesta de Archibald produjo en el ambiente un silencio absoluto que fue roto completamente con las fuertes risotadas de los adultos -¿Qué?- preguntó el anciano sin entender de que nos reíamos. -Papá, Diana solo tiene 10 años ¿crees que te entenderá esa definición de enciclopedia?- le bromeo Esme con una sonrisa. Se acercó a su padre para abrazarlo y besarlo dulcemente en la mejilla -Mamá siempre decía que eras un diccionario con patas- le dijo y él le sonrío radiante. Sus ojos llenos de orgullo, se cristalizaron levemente y antes de que el resto pudiera darse cuenta él se aclaró la garganta para alejar las emociones. -Mi nieta será igual de inteligente que su abuelo, solo eso- contestó orgulloso. -Gracias- le dijo Carlisle con una sonrisa causando que el resto riéramos con él. Claro el abuelo, abuelo era él. Archibald era el bisabuelo pero seguía sin mencionarlo para no sentirse viejo. -¿Ahora es la parte en donde nací yo?- preguntó Diana con una sonrisa dulce. Yo asentí levemente mirándola con ternura y una sonrisa orgullosa. »Seguíamos en esos días de tensión esperando que Edward evolucionara positivamente. La última tarde que recuerdo con presión de esos tormentosos días fue cuando apareció el doctor para informarme que Edward había sufrido un retroceso en su recuperación por lo que debíamos estar preparados para lo peor. Creo que ese fue realmente la primera vez que perdí mi capacidad para razonar y cometí una imprudencia arriesgando mucho pero tenia que intentarlo. Necesitaba justicia. -Mi dulce Bella siempre tan alocada- me dijo Edward sacándome de mi relato. Lo miré a los ojos y el sonreía lleno de amor –Pero nuevamente me salvaste- negué con la cabeza y me acerqué para besar sus labios. -Te amo- le dije desde el corazón. -Yo mucho más- contestó él sin dejar de mirarme de aquella manera que me detenía el corazón. -Mami continua, quiero que llegues a la parte en donde yo nací- protesto mi pequeña, la miré y me sonroje fuertemente al darme cuenta que toda la familia estaba observando mi intercambio afectuoso con Edward. »Aquella tarde que se me informó del retroceso de la salud de Edward estaba tan furiosa que averigüé con unas enfermeras la habitación de Alec para ir y de algún modo descargar mi frustración con él. Por todo lo malo que había causado en mi familia, en mi una vez más. Cuando lo vi postrado sabiendo que había perdido una de sus extremidades me regocije en su sufrimiento. Al menos no era la única que lo estaba pasando mal. »Me acerqué a su cama pensando que estaba sedado pero al estar lo suficientemente cerca él despertó y me sujeto del brazo. A pesar de que la historia era archiconocida, no se hicieron esperar las exclamaciones de horror y miedo. »Intente zafarme asustada, en ese momento me dí cuenta de lo descuidada que había sido sobre. Sobre todo por mis 6 meses de embarazo. -Antes lo único que quería es que no te separaras de mi, ahora llegas sin que te lo pida- dijo con una sonrisa que me heló hasta el último hueso. -Suéltame Alec. Tú situación ya es bastante mala como para que intentes una estupidez en el hospital- intenté amenazarlo pero él solamente se dedico a sonreírme como si las imágenes que pasaran por su cabeza fueran sumamente divertidas. -Yo te amé de verdad Isabella pero tú nunca llegaste a quererme, ni siquiera un poco. Siempre fue ese mal nacido de Cullen- gruñó estrangulando más mi brazo. -Me estas lastimando Alec- dije con dolor. -Mi padre pasó años extorsionando a gente con poder suficiente para acorralar a tú padre y hacer malos negocios. Le tendió innumerables trampas para que poco a poco fuera perdiendo su dinero y así fue como llegó a la ruina teniendo que hacer tratos con mi familia. Cuando se convirtió en una molestia para mis planes me deshice de tú padre, de Charles Swan para que pudiéramos estar juntos. Con ayuda de mi madre enviamos a ese bastardo de Edward Cullen a Alcatraz inculpándolo del asesinato que yo cometí- dijo con una sonrisa satisfecha –Y no me arrepiento de nada- Luego cuando fuiste mi esposa me encargué nuevamente de alejarte lo peor de ese infeliz. Estabas embarazada de gemelos y no podía permitirlo. Siempre llegados a esa instancia observaba a mi pequeña Eleonora y ver cierta tristeza en sus ojitos. Seguramente los recuerdos venían a ella pero con su actitud firme nunca los exteriorizaba. Edward siempre me tranquilizaba explicándome que ellos ya habían hablado varias veces de aquellos tiempos y Eleonora estaba bien. Ahora feliz por que estaba con su familia y con su otra mitad que siempre sintió que le faltó. Su mellizo Charlie. Luego cuando continuaba a la parte en que ella llegaba a nuestras vidas su rostro siempre se iluminaba de orgullo y felicidad. »Me quedé con el varón porque quería un heredero aunque siempre tuve en cuenta que no era mi sangre. Pero si jugaba bien mis cartas como el esposo abnegado tú me darías el varón que siempre quise. Aunque te obligara- continúo Alec. -Tú la mataste- le reproche sintiendo que mi bebé se removía por los nerviosa que yo sentía. -Jane se encargó de ella- dijo simplemente. Aferro más mi brazo en sus manos y comenzó a removerse de la cama. Con dificultad consiguió sentarse sobre la camilla con una pierna visible y la otra más corta vendada hasta el muslo –Mira en lo que me han convertido- dijo con acides y furia en sus ojos indicándome su pierna. -Te mereces todo lo malo que te esta sucediendo- espeté con furia recordando todo lo que nos había hecho, a los Cullen y a los Black por tener que esconderse para protegerse. A Edward robarle la posibilidad de ver a sus hijos crecer, por robarle ocho años de su vida alejado de los que lo aman. Y recordar en como estaba ahora más ira se sumó –Siempre serás un infeliz que nadie llegará amar. Hasta tu madre tuvo que buscar amor en otros brazos porque con Marcus y contigo no era suficiente- sonreí satisfecha al ver que mis palabras le dolieron. -¿Qué te hace pensar que si yo no he sido feliz tú lo serás?- en sus ojos rugió la furia alertándome. -¡Ayuda!- grité a los hombres que me esperaban fuera y Alec al darse cuenta de lo que había hecho me lanzó contra la mesa de lata que estaba a los pies de su cama. El golpe me dio de lleno en la parte baja del vientre y grité de dolor. Grité asustada por mi bebé y que la historia no se repitiera nuevamente. -Saquen a Bella- escuché la voz de Theo decirles a alguien quienes de inmediato me tomaron en sus brazos. Yo estaba ovillada sin dejar de sujetarme el vientre por el fuerte dolor que sentía. -Hijita, tú que estas allá arriba cuida de tu hermanita- le recé a Eleonora para que protegiera a su hermana. Salí de mi relato solo para observar como Eleonora abrazaba dulcemente a Diana que se encontraba sentada a sus pies. »En algún punto perdí el conocimiento. Cuando comencé a abrirlos nuevamente sentía el cuerpo pesado y un dolor en el vientre que me aterró. -¿Mi bebé?- pregunte asustada tocando mi vientre que ya estaba plano. -Saluda a mami- aquella voz. Giré mi rostro hacia el otro lado donde provenía esa voz aterciopelada. Edward estaba a los pies de mi cama sentado en una silla de ruedas sosteniendo un bultito en sus brazos –Felicidades amor, es una hermosa nena- lágrimas gruesas e intensas hicieron acto de presencia en ese momento por la emoción de saber que mi pequeña había sobrevivido. -¿Esta bien?- pregunté de inmediato intentando levantarme para verla pero Edward se acercó con la silla para que no lo hiciera. -Ha estado en incubadora por ser prematura pero ya está bien, sana y fuerte como su madre- dijo con los ojos llenos de amor y orgullo. -Edward ¿y tú, pero como?- pregunté sin entender nada ¿cuantos días habían pasado? -Se que estas confundida amor pero te explicaré- dejo el pequeño bultito sobre mis manos y al ver aquel bebé tan diminuto que creí que se desvanecería en mis manos. -Es hermosa- dije sin poder quitarle los ojos de encima –Diana- dije simplemente y noté por el rabillo del ojo que Edward me miraba con una sonrisa –Así se llamara. Diana que significa Luz divina. -Espero que se parezca a ti. Seria hermoso tener una mini Bella- dijo dulcemente levantándose de la silla con algo de dificultad y sentándose al lado nuestro. -Si vieras como babeas cuando la ves. Creo que eso no lo dijiste sinceramente porque amas que se parezca a ti- le susurré a Edward que estaba atento a mi relato. -Se parece a mi físicamente pero tiene lo mejor de ti- contestó él orgulloso mirando donde estaban sentados nuestros hijos –Todos ellos tienen ese hermoso corazón que tienes- dejó caricias circulares sobre mi espalda y continúe. »Estuvimos abrazados así largas horas observando simplemente como dormía mi pequeña. -¿Qué pasó con Alec?- pregunté al fin sintiendo que necesitaba saber de que me había perdido. -Primero que todo debes saber que has estado seis días sedada- comenzó a decir Edward –Tuviste una severa hemorragia luego de que naciera Diana por lo que estuviste grave. Pensé que te perdería- su rostro preocupado se suavizo al verme a los ojos. -Tranquilo amor. Ya estoy aquí sana preparada para cuidar de nuestros hijos - el asintió pero una sonrisa juguetona paso por sus labios -¿Qué sucede?- le pregunté sin entender de que reía. -Esa historia es luego. Más que contártelo quiero mostrártelo- asentí –Puedes llamarlo un milagro pero mi madre me contó que me recupere milagrosamente en cuanto esta pequeña dio su primer grito- acaricio la mejilla de nuestra pequeña que dormía entre mis brazos y sonreí. -Ella es milagrosa- me acerqué para rosar su pequeña naricita con la mía. -Lo es- contestó él orgulloso –Y tengo que decir que nuevamente me salvaste- lo miré sin entender –Theo me contó de tu plan para provocar a Alec y resulto- sonreí sin poder creerlo –Arriesgado. De haber estado lucido no te lo hubiese permitido pero gracias a Dios estas bien Bella. No se que haría si algo malo te sucediera- me abrazo ocultando su rostro entre mi cuello y mis cabellos inhalando mi aroma. -¿Pero que sucedió?- insistí entusiasmada. -Los policías al escuchar todo desde el mismísimo Alec no dudaron de la palabra de Theo que les contó superficialmente lo que había sucedido. Hable hace unas horas con mi abuelo y me a dicho que el mismo relato de Alec más su testimonio será suficiente para encarcelar a esa basura lo que le queda de vida. -Amo los finales felices- susurró Alice sacándonos a todos de la burbuja de felicidad. -Bella es una completa heroína. Deberíamos de temer a esa mentecilla tan rápida para pensar- bromeo Emmett. -Esa es mi mami- dijo Diana con una sonrisa arrogante. Era la misma sonrisa que tenia desde que por primera vez había escuchado la historia de cómo ella había nacido y como había sido un milagro para salvar a su padre. -¿Crees que sea prudente que Anne escuche todo lo que hizo Alec?- me giré para mirar a Edward. -Sabes que siempre la he amado como a una hija más. Nunca he diferenciado entre Eleonora, Diana o ella- asentí en acuerdo. -Se muy bien que no lo haces Edward. Es solo que me preguntó si será conveniente hablarles de Alec y Gianna- susurré para él mientras el resto de la familia comentaba lo recientemente relatado. -Se que es egoísta que lo diga Bella pero yo creo que no es justo. Gianna está muerta y Alec encerrado por lo que nunca podrá darle una vida familiar. Creo que decirle al menos ahora seria una crueldad para ella- asentí en acuerdo –Quizás un día cuando ella sea madura, cuando tenga hijos quizás este preparada para saberlo. Quienes saben la verdad jamás dirán algo, ella es una Cullen Swan y así será siempre- lo abracé fuertemente sintiendo tanto amor por aquel hombre. -Se que en donde Charles este, estará orgulloso de mi al verme tan feliz. Al saber que escogí al mejor hombre del mundo- le dije mirándolo a los ojos. -Eso espero porque no quisiera pensar que a tu padre le gustaría hacerme una visita nocturna para asustarme y decirme que lo estoy haciendo mal- bromeo. -¡Ey! No te detengas mamá. Ahora viene la mejor parte de la historia- sonreí divertida ya que esa parte tan buena que mencionaba Eleonora, era cuando Edward la trajo de regreso a mi. A esta familia que siempre debió ser la suya. »Aún estaba hospitalizada por la operación luego de que naciera Diana. Ya toda la familia había entrado para conocer a la nueva integrante y confirmar lo hermosa que era. -Espero y se parezca a la madre- bromeaba Emmett. Estaba en la cama amamantando a Diana cuando Edward llego con una pequeña niña que me estremeció por los rasgos similares con Edward. Observé a la niña mirarme con timidez, no pasaría de los 7 u 8 años por lo que era imposible que fuese hija de Edward con otra mujer ¿Por qué no lo era verdad? Pero esa niña me recordaban algo o mejor dicho a alguien con aquellos ojos tan familiares. »Edward se adentró más en la habitación empujando suavemente a la niña, quien quedó más cerca de mi. Un escalofrío me recorrió el cuerpo al verla más cerca, más detallada. -Amor quiero presentarte a alguien- me dijo Edward con una sonrisa cariñosa. Sus manos estaban sobre los hombros de la niña quien no dejaba de analizarme con la mirada –Ella es Abigail- dijo tiernamente. Yo no podía despegar los ojos de la pequeña quien ahora miraba fijamente como amamantaba a Diana. -Hola Abigail, me llamo Bella- me presente consiguiendo que apartara sus ojos de lo que estaba haciendo y me mirará a mi nuevamente. Le tendí mi mano a modo de saludo y ella la observó fijamente analizando si tomarla o no. La niña se acercó a Edward y lo abrazó por la pierna ocultando su rostro. Miré a Edward sin entender y en sus ojos había cierta emoción y preocupación. El se hincó para quedar frente a la pequeña. -¿Qué pasa?- le preguntó preocupado y tengo que decir que sentí un poco de celos verlo interactuar así con otros niños. -Celosa- me susurró Edward al oído divertido. -Mentiroso- lo piqué con una sonrisa. Continúe. »De una manera muy amorosa, Edward acaricio sus cabellos para calmarla. ¿Qué sucede cariño?- le preguntó. En ese momento yo deje de amamantar a Diana y me senté mejor en la cama. -¿Ella es su mami cierto?- le preguntó. Su voz era muy dulce y melodiosa. Sentí ternura. -Así es. Ella está alimentando a la bebé para que crezca tan hermosa como tú- le explico sin dejar de sonreírle. -Yo no tuve mami así- aquello no fue una pregunta lo que me hizo sentir terrible ¿aquella pequeñita no había tenido a su madre? -Recuerdas cuando hablamos de buscar a tu mami y a tu papi- la niña asintió y por su perfil pude ver que estaba haciendo un puchero. Miré a Edward sin entender de qué iba todo eso -¿Qué…?- le iba a preguntar de que iba el asunto pero el me silencio colocando sus dedos en sus labios. –Mi pequeña. Bella es tú mami, la encontramos- le dijo a la pequeña y yo me quede inmóvil en mi sitio sin saber que decirle –Cuando tú naciste ella te nombro Eleonora, por eso no te reconoce- y mi mundo comenzó a girar en un torbellino de recuerdos del pasado. Recuerdos dolorosos a los que Edward no podía estar reviviendo. Eso era una crueldad. -¿Qué estas diciendo?- le pregunté intentando mantener la compostura ya que la niña me observaba con unos ojitos que brillaban por la ilusión. -Bella, ella es nuestra hija Eleonora. Por eso me casé con Jane- comencé a negar con la cabeza de manera frenética. Más ideas, recuerdos, palabras, promesas. "Jane se encargó de ella" recordé las palabras de Alec y pensé en la posibilidad pero no quería ilusionarme ¿Cómo? Se repetía la pregunta en mi cabeza. Deje a Diana en el cunero y me acerqué a la pequeña. -¿No me llamo Abigail?- le preguntó a Edward y él negó con la cabeza y le sonrío. -Tu mamá te puso el nombre de Eleonora- la pequeña sonrío como si aquello le gustara. Lo único que sé es que sentí un profundo amor renacer en cuanto la niña corrió para abrazarme por las piernas. Edward se levanto para acercarse a nosotros. -No entiendo- le dije a Edward pero con mis manos en el cabello de a pequeña que estaba aferrada fuertemente a mi. -Es una larga historia amor. Pero ella esta viva y es nuestra- nos abrazó a las dos. »Pasamos así un par de minutos hasta que Edward tomó a la pequeña entre sus brazos. -Bella es tu mami y yo soy tu papi, Eleonora- le contó y la pequeña sonrío abiertamente. -Entonces Marie dejará que la veas- le contó sin dejar de sonreí y lo abrazo por el cuello. Yo miré a Edward sin entender, sobre todo porque yo me llamaba Marie. -No se donde ha escuchado ese nombre pero así se llama su amiga- imaginario articuló sin emitir sonido. »Esa tarde había sido de muchas emociones y en general de sentimientos encontrados. Eleonora me habló acerca de su vida junto a las mujeres que la cuidaron y como le enseñaban los profesores en casa, de su única amiga Marie y de lo emocionada que estaba de saber que tenía hermanas y un hermano con el que podría jugar. Y que decir cuando se conocieron. La química y la hermandad fueron inmediatas. Ambos se hicieron cómplices uno del otro, mejores amigos. -¿No podemos devolverlo ahora?- bromeó Eleonora para molestar a Charlie quien le dio un codazo juguetón. -Luego lo extrañaras. Créeme- le dijo Alice- Yo lo intenté con Emmett y a la larga terminaba por extrañarlo- dijo divertida. -¡Oye!- dijo Emmett ofendido y todos reímos a verlo así como un niño pequeño. Los años pasaban y los Cullen seguían siendo los mismos. »En algún punto Eleonora se quedó dormida con su cabeza sobre mi regazo. Así Edward aprovechó para explicarme lo sucedido, desde el momento en que se dio cuenta de que Eleonora estaba viva y lo que sucedió luego de que se casara con Jane. Me explicó que la niña legalmente era su hija y que ahora debíamos hacer los trámites para que también se me reconociera a mi como su madre. -Mi abuelo me ayudo bastante con lo de la boda, a último minuto le expliqué lo que averigüé e hizo unos pequeños cambios. El juez en realidad es un amigo de él que trabaja en una empresa inmobiliaria- rió como un niño y yo lo golpee por no haberme comentado ese "pequeño" detalle. Quizás así me hubiese ahorrado los dolores de cabeza. -No te imaginas lo que sufrí creyendo que en realidad si querías casarte con ella- le dije recordando la tristeza que sentí. -No quería explicarte lo que pensaba hacer. Si no era Eleonora o no podía recuperarla, no me perdonaría el ilusionarte con algo así- miró a la pequeña que estaba acostada entre nosotros en la camilla. Acaricio su cabello. -Es hermosa, aún no lo puedo creer- le dije sin dejar de observarla. Cada detalle, cada rasgo similar entre Edward y yo »Mi nueva vida, una feliz, tranquila, llena de paz estaba comenzando. Podía asegurar incluso que sentía la presencia de mi padre y que él estaba orgulloso de la hermosa familia que había conseguido. Del hombre maravilloso que estaba a mi lado defendiéndome con su vida. Cuando regresamos a casa la felicidad no podía ser mayor, Alec fue juzgado por cada uno de sus crímenes. Cuando se buscó a Dídima para que pagara sus crímenes fue cuando no dieron con ella y Archibald consiguió llevarse a Alec a Alcatraz asegurando que él conseguiría sacarle información. Bueno desde entonces lo tiene en Alcatraz y pareciera que a nadie le importara que uno de los Vulturis desapareciera de prisión sin dejar registro de algún traslado. Eran muchos quienes tenían deudas pendientes con aquella familia. Toda la familia Cullen se estableció en su propia villa para poder comenzar al fin su propia vida. –Te debo mucho- le dije a Edward al ver a toda la familia reunida, me acerqué a él para besar sus labios –Gracias, gracias, gracias- repetí dejando más besos sobre sus labios. -Yo te debo lo que tengo y lo que soy- le dije llena de amor -¿Crees que alguien tenga en estos momentos algo parecido a lo que tenemos nosotros?- le pregunté -Espero que si, porque si no se estaran perdiendo algo maravilloso- contesto y nos besamos una vez más. Uno de esos besos que nos llevaba más y más arriba para culminar en el acto de amor más hermoso entre una mujer y un hombre. Simplemente lo besé olvidandome de nuestro público. -Esa parte no es necesario que sea tan grafica- salí rápidamente de mi hermoso recuerdo al escuchar aquella voz. -¡Tío Jacob!- corearon los niños que se levantaron de un salto para ir a saludar a la familia Black que acababa de llegar. -Amo éste libro más que ningún otro- susrpiró Rosalie antes de levantarse como el resto para saludar. Así fue que había terminado una vez más de relatar la historia del amado Conde. Con Edward nos acercamos para saludar a Jake y Nessie que estaban rodeados por el resto de la familia. Seth y los pequeños Johan y Sam de 8 y 5 años respectivamente fueron acaparados por los niños. Cuando sentí a Edward tensarse lo miré sin entender, sus ojos estaban fijos en alguien ya que los movió sin pestañear. Seguí su mirada y sonreí al ver que Eleonora caminaba junto a Seth, de unos diecisiete casi dieciocho, hacia el patio trasero. -Tranquilo papá celoso- le dije abrazándolo por la cintura. -Es mi nena- gruñó sin dejar de observarlos. -¿Es que no recuerdas la edad que yo tenía cuando tú me cortejabas a escondidas de Charlie?- asombrado Edward me miró a los ojos y creo que se ruborizó. -No es lo mismo- protestó como niño pequeño. -No, no es lo mismo. Lo que tu hacías era peor- lo piqué divertida y él se hizo el ofendido –Por lo que sé. Seth no le ha dado medicamentos a Eleonora para que te duerma- dije picarona. -¡Ey! Eso no tienes que decirlo, puedes darle ideas- dijo mirando para todos lados y me tomó por las caderas para acercarme a él. Me besó como cuando éramos adolescentes. -Lamento interrumpir pero queremos saludar- con Edward nos separamos y delante nuestro estaba Jake y Nessie abrazados con una gran sonrisa. -Amigo- le dije acercándome a él para abrazarlo. Cuando tuvimos la certeza de que todo lo malo había pasado, nos contactamos con Jake para que al fin dejara de esconder a su familia, y hoy, éramos la familia Cullen, Black y Stevenson eran grandes amigos y socios. -¿Se enteraron de lo ocurrido en la cárcel donde estaba Marcus?- preguntó Jake de manera más confidencial luego de que los saludáramos. Los niños habían dejado el salón para jugar con los recién llegados. El resto de la familia simplemente había desaparecido dejándonos a solas momentáneamente. -No ¿Qué ha sucedido?- preguntó Edward preocupado. -Marcus fue asesinado esta mañana, le cortaron el cuello- informó y llevé mis manos a la boca para acallar el gemido de horror –Al parecer quien lo asesino tenía asuntos pendientes con él quien justamente fue transferido ayer por la tarde a su misma torre. Hoy por la mañana encontraron muerto a Marcus en su celda. -Es algo que no le deseo a nadie pero no diré que lo lamento- dijo Edward serio. -Es lo mismo que le dije esta mañana a Jacob- acotó Nessie mirando a su esposo con tanto amor. -¿Cómo va la búsqueda de Dídima?- le preguntó a Edward. -Es como si la tierra se la hubiese tragado- dijo él volviendo a ese tono preocupado. -¿No existe la posibilidad que este muerta?- pregunto Nessie. Yo miré a Edward preguntándole lo mismo con la mirada. -Necesito ver su cuerpo y asegurarme de que así sea. Mientras tanto no bajaré la guardia- contestó decidido. -Yo tengo toda mi casa rodeada de seguridad. Nessie y los niños no salen sin escolta- comentó Jake. -Yo hago lo mismo pero vieras como se pone Bella cuando sale de compras con las niñas. Es una peleona- bromeo sacándonos risas a todos alivianando el ambiente. -¿Ya hiciste tus compras navideñas?- me preguntó Nessie. Asentí con la cabeza. -¿Hablaran de compras?- preguntó Jake con el ceño fruncido –Creo que este es un muy buen momento para que me invites un buen whisky- le dijo a Edward. Ambos fueron al despacho de éste. Archibald y Carlisle se les unieron en el camino. -Muero por saber la sorpresa que te tendrá Edward para la noche de navidad- dijo Nessie mientras caminábamos a los jardines traseros donde estaban los niños. -¿Qué te hace pensar que me tiene una sorpresa?- pregunté enfurruñada. -¿Edward Cullen sin darle una sorpresa a Isabella Swan? Creo que ni tú te lo crees- dijo divertida y ambas nos reímos. -Puede que a veces sea algo expresivo- bromee. Edward cada año me tenia una sorpresa diferente. -¿Qué sorpresa le tienes tú?- preguntó mirándome como si ya lo supiera. Me ruboricé fuertemente. -Quiero que sea él el primero en saberlo- medio confirme. -Sólo dime cuanto tiempo tienes- sonrío divertida. Yo bufé. -Tengo 13 semanas- sonreí acariciando mi vientre. Hace dos días me había enterado que estaba embarazada y decidí decirle a Edward como regalo de navidad. -Espero y sea otra niña. Charlie se muere si un hermanito lo destrona- dijo divertida. -Lo que sea es bienvenida. Solo espero y no le desagrade la idea de seguir cambiando pañales con casi 40 años- Nessie negó con la cabeza divertida. -Será la mejor noticia. Créeme- aseguró -¿Has sabido de Aurora?- preguntó. -A quedado de venir para después de las fiestas ya que Stevenson, ella y los niños irán a pasarlo a España con su familia. Finalmente la noche de navidad había llegado. Como nunca los niños más pequeños parecían estar en un estado de frenesí que nos hacia sentir parte del rito navideño. Incluso a los hermanos mayores que ya habían dejado aquello hace años. Toda la familia se congregó en torno a la gran mesa exquisitamente bien preparada por los detalles de Alice, Rose y Nessie para celebrar la cena navideña. Archibald tocó levemente su copa para hacerse notar. Se levantó de su asiento quedando de pie. -Familia- se dirigió a todos –Como la mayor autoridad de esta familia. Titulo que me han otorgado y me siento muy orgulloso y agradecido de llevar. Quiero agradecerles además por todos estos años de amistad sincera, confianza y amor que me han dado sin esperar nada a cambio- agradeció con su copa alzada –Juntos hemos pasado momentos difíciles, con miedos, inseguridades pero todo eso queda olvidado cuando recordamos los buenos momentos. Cuando recordamos la hermandad, la honestidad, confianza, la entrega y el amor- dijo mirándonos a cada unos de nosotros a los ojos –Nadie puede asegurarnos que nuestras vidas sean así eternamente pero si les puedo asegurar que si luchamos podremos mantenerlo, cueste lo que cueste. Y para ello debemos permanecer unidos y fuertes- Esme que estaba a su lado lo tomó de la mano libre y le dio un apretón cariñoso y él la alzó levemente para dejar un beso –Por las nuevas generaciones que harán de este mundo un mundo mejor- todos alzamos nuestras copas para brindar. -¿Por qué estas brindando con agua?- Edward me miró extrañado y yo no hice más que ruborizarme. -En mi estado no puedo beber alcohol- confidencie. Por sus ojos paso un brillo lleno de ilusión y entendimiento pero luego se puso cauteloso. -Y eso es porque tú…- dejo al frase sin terminar para que la completara. Espere un par de minutos mirándolo a los ojos. Aquellos ojos que me transmitían más amor cada día. -Al bebé no le haría bien- conteste finalmente. Tomé su mano y la deje sobre mi vientre –Tengo 13 semanas- su sonrisa se hizo enorme y se lanzó literalmente sobre mi para abrazarme. -Me has hecho el hombre más feliz del mundo. Te amo, te amo, te amo- dijo llenándome el rostro de besos. -¡Huy! Podrían dejar de hacer eso delante de sus hijos- pidió Anne. Al mirarla tenía una divertida mueca de asco en el rostro. Los adultos comenzaron a reír. -¿A que se debe tanta efusividad hijo?- le preguntó Esme mirándome divertida. Como si ya adivinara lo que le había contado a Edward. Edward besó sobre mi sien y tomó su copa. -Quiero sumar un brindis al de mi abuelo- me miró a los ojos –Y hacer un brindis por esta hermosa mujer que tengo como esposa y me ha entregado su regalo por adelantado. -Yo también quiero mi regalo adelantado- dijo el pequeño Sam de Jacob y todos rieron pero luego se concentraron nuevamente en Edward. -¿Qué es?- preguntó Diana llena de curiosidad. -La familia Cullen-Swan se agrandara- soltó de pronto dejando una fracción de segundos en silencio para que luego se desatara la tormenta. La familia en pleno se levantó de la mesa para venir a nosotros para abrazarnos y felicitarnos. Mis hijos estaban felices con la noticia de tener una nueva hermanita o hermanito, como le dijo Emmett divertido a Charlie. -¿Es hombre?- me preguntó bajito viendo en sus ojitos algo de incertidumbre. -Aún no lo se cariño- acaricie su mejilla –Pero lo que si se, es que siempre serás el primero para Edward- le confidencie acercándome a su oído para susurrarle a modo confidente. Charlie me miró y sonrío encantado. -Entonces estoy feliz por ustedes mami. Una nueva hermanita o hermanito será bien recibido y nosotros sus hermanos mayores lo protegeremos y cuidaremos- dijo feliz. No pude más que abrazar a mi hijo llena de amor y orgullos. Cuando comenzaron a sonar las campanadas de las 12 de medianoche los pequeños gritaron emocionados y corrieron como torbellinos donde estaban los regalos en el árbol. La tradición era esperar despiertos el cambio de día para pasar de noche buena a navidad. Con el paso de los años seguíamos manteniéndolo. Los adultos nos dedicamos a observar a los niños con sus caritas emocionadas. -¿Me acompañaría al exterior señora Cullen?- me preguntó Edward. Tomé su mano y juntos nos fuimos al jardín trasero. De la mano caminamos sin decir nada, el estar juntos a él para mi era suficiente. -Gracias por salvarme- le dije de pronto y Edward se detuvo para observarme. En su rostro había confusión –Me salvaste de mi mundo, de arruinar mi vida por seguir lo que la sociedad dictaba. Mi padre tenía una idea concebida por que a él lo criaron así y esperaba que yo fuera igual pero no considero lo que dictaba el corazón- tomé su mano y la puse sobre el mío –Desde que te vi te perteneció. -Lamento haber sido un idiota cuando nos volvimos a encontrar pero creí que eras igual a todas las hijitas de papá que había conocido- nos abrazamos fuertemente. -En todo caso quien tiene que agradecer algo soy yo. Tu me has salvado muchas más veces, aquí la heroína eras tú. -Yo no…- él me cortó con un besó sobre mis labios. -Me enseñaste a no juzgar a las personas por la primera impresión, a luchar por lo que quiero sin dejarme vencer al primer tropezón. Me trajiste con vida cuando creí que moriría en ese horrible lugar, estando siempre en mi mente luché por regresar a ti. Me devolviste la libertad que perdí con las mentiras de los Vulturis, ahora la familia Cullen puede salir a la calle sin que los apunten con el dedo por tener "un hijo asesino" -Eso lo hiciste tú con tus ideas, tu abuelo también…- volvió a besarme. -Lo que hicimos sólo sirvió para que ellos pagaran por todo el mal que hicieron pero ti me salvaste. Me has dado los mejores regalos de la vida y vuelves a premiarme como si lo mereciera- dijo con su rostro lleno de emoción. -Por que te lo mereces. Eres el hijo, hermano, padre y esposo- suspiré encantada. Estaba enamorada de este hombre hasta la medula. -¿Quieres casarte conmigo?- preguntó de pronto sacando un anillo de su bolsillo. -Tonto, ya estamos casados- le dije divertida pero las maripositas en mi estomago se hicieron presentes como el primer día que nos besamos. -Quiero casarme nuevamente contigo. Y dentro de diez años nuevamente y así hasta que ya no podamos de lo viejitos que estamos. -¿Estas loco?- le pregunté sin dejar de sonreír como una boba. -Loco por ti mi Cisne negro- susurró en mi oído dándome escalofríos. -Y yo por ti mi Conde- nos besamos como aquella primera vez. Como aquel besó que sello a fuego nuestros corazones en una promesa de amor eterno. Nadie nos aseguraba que no sufriríamos en un futuro, nadie nos aseguraba una felicidad eterna o un "vivieron felices comiendo perdices" pero sabíamos que mientras estuviésemos juntos. Nada podría dañarnos, nada ni nadie seria más importante que nuestra familia.

≈Fin≈

Hola aca esta como les prometi el ultimo capitulo ami me me encanto  espero q a ustedes tambien GRACIAS en nombre de la autora por haber leido esta historia desde el principio y por dejar sus comentarios 

Capítulo 25: -"Encuentro Definitivo-"

 
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