-"El Conde Montelpuciano"- (Secuela De Un Amor En 1920)

Autor: vaneian08
Género: Drama
Fecha Creación: 11/09/2010
Fecha Actualización: 12/01/2011
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 57
Visitas: 52256
Capítulos: 26

¿Que sucedio con la vida de Bella despues de la muerte de Edward? ¿Edward muerto? ¿Que sucedera cuando el nuevo conde llegue a poner orden al pueblo y a la vida y familia de Bella?. Secuela de un amor en 1920

Autora; LOkiicita Cullen.

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Capítulo 24: cambio abrupto

 BPOV

Había pasado un par de días desde aquella conversación con Alec y para ser honesta, me pasaba prácticamente todo el día nerviosa y afligida pensando en lo que él pueda saber. ¡¿Dónde diablos esta Edward cuando lo necesito? Pensaba constantemente. Él había jurado protegernos a los niños y a mi pero en estos momentos él se estaba dando la gran vida en su luna de miel. -No creo que debas esperar Bella. Deberíamos irnos y ya- me había sugerido Aurora cuando le comenté lo que había hablado con Alec. Yo estaba considerándolo también pero el hecho de estas solas no ayudaba mucho ¿Dónde iríamos? En cosa de minutos Alec nos encontraría con todos los hombres que tiene trabajando para él. Al menos ese día habíamos dejado hecha una maleta con lo indispensable para Charlie y Anne. Además desde ese día me pasaba largas horas observando desde la ventana de mi cuarto que daba al exterior. Era como si esperara que apareciera Edward o alguien de un momento a otro. Ese último día lo fue. -Aurora quédate con los niños- le pedí cuando un auto negro que no había visto antes y bastante sospechoso se estacionaba frente a la casa. Baje con paso cauteloso escondiéndome en el rellano de la escalera cuando Heidi caminó hasta la puerta de la entrada principal. El hombre le dijo que venia a hablar con Alec y se presentó como "Drew", Heidi lo hizo pasar a la salita para que esperara y ella fue hasta el despacho de Alec. Cuando volvió y lo hizo pasar, ella se fue de regreso a la cocina. Cuando no hubo nadie cerca corrí hasta el despacho. Mi instinto me decía que debía escuchar esa conversación. -Disculpe mi tardanza Sr. Vulturi pero tengo que decir que su esposa a sido bastante cautelosa e inteligente para moverse- me tensé al escuchar que hablaban de mi. Me apegué un poco más a la puerta para escuchar con mayor claridad. -¿Me esta diciendo entonces que las sospechas son ciertas?- preguntó Alec con su voz afilada. Esa que te eriza la piel de miedo. -Así es Sr. Vulturi, su esposa tiene un amante y al fin lo encontramos- un fuerte y peligroso jadeo amenazaba con salir desde mi garganta por lo que me lleve las manos a la boca para acallarlo. Miedo, mucho miedo sentí en ese momento. -¿Ya saben quien es?- preguntó Alec con su voz firme, gruesa y peligrosa. -¿Le suena el nombre de Anthony Sanguinetti?- -¡Es imposible! El es mi socio y además acaba de casarse con mi prima- le rugió enfadado. Incluso podía jurara que se acerco a él para encararlo ya que una protesta leve se escuchó. -Lo siento Sr. Vulturi pero es la verdad. He conseguido testigos oculares que han visto a la Sra. Isabella Vulturi reunirse con el Sr. Sanguinetti de manera muy comprometedora. Le aseguro que son amantes- la única respuesta que escuche desde donde estaba fue la quebrazón de objetos de vidrio lanzados al suelo. Al fin había encontrado la verdadera escusa para huir y en estos momentos mis piernas no reaccionaban. -Muy bien. Quiero que lo encuentres y lo lleves a esta dirección- silencio –No me importa lo que tengas que hacer, tú solo asegúrate de llegar con él. Vivo…- el pánico envío una fuerte descarga de adrenalina a mi sistema y salí corriendo escaleras arriba. No se con que cara habré llegado pero Aurora en cuanto me vio llegar tomó entre sus brazos a Matt y cogió de la mano a Anne. -Nos vamos- dije tomando el par de maletas que había preparado y la pequeña cartera con nuestros documentos y juntas sacamos a los niños de ahí. Caminamos hasta los jardines traseros para no ser vistos y salimos por el lateral. Donde se guardaban los vehículos. -¡Sra. Isabella!- salté de susto al escuchar una voz masculina a mi espalda. -¿Theo?- pregunté extrañada al verlo correr hasta nosotras -¿Qué haces aquí? -Aquí he estado desde que el Sr. Edward se ha ido- mencionó como si fuese lo más normal del mundo. -¿Estabas vigilando?- pregunté no muy segura y él asintió. -El Sr. Edward me dejó a cargo de usted y los niños. Tengo órdenes estrictas de intervenir siempre y cuando sea una emergencia- dijo acercándose a mí y tomando las maletas que llevaba –Al parecer esta es una- dijo al ver mi rostro. -Mamá ¿Qué sucede?- preguntó Charlie asustado. -No pasa nada bebé, solo nos iremos por unos días- le dije para intentar tranquilizarlo, más era imposible conseguirlo si yo era un manojo de nervios. Theo me observó esperando a que añadiera algo más para saber de que iba el asunto. -Pero mamá Gregorio esta inquieto, él quiere volver a casa- dijo mi pequeño que tenía sus ojitos brillosos al ver que estaba asustada. -¿Y copita?- preguntó Anne al borde de las lágrimas también. Mi estado poco a poco pasaba de nerviosa a histérica -¿Si nos mamos donde dejadá santa mis degalos? En mi cadta le…- dejé de escuchar a Anne. -¡Las cartas!- casi grité y miré a Aurora para que ella me dijera que las había traído consigo. Ella negó con la cabeza. –Tengo que ir por ellas- dije decidida. -No Bella estas loca. Alec puede encontrarte y no podrás salir más- negué nuevamente. -Entraré con cuidado y saldré muy rápido- dije sin dejar de ver a mi hijo que se veía preocupados al no saber que pasaba –Si Alec las encuentra no podré recuperarlas y son muy importantes para limpiar el nombre de Edward y que los asesinos de mi padre paguen- Theo me observó sin saber que hablaba. -Aún así Bella es arriesgado. Creo que Edward preferiría tu bienestar antes que esas cartas. -La señora tiene razón- dijo Theo indicando a Aurora –Puede ser peligroso, será mejor que yo vaya por ellas. -No Theo si te ve unirá los cabos de que nos hemos ido contigo y no quiero exponer a los niños ni a Aurora. Mejor espérenme aquí y vuelvo enseguida. Tendré cuidado, lo prometo- dije mirando a Aurora quien asintió con la cabeza. -Si se demora más de 10 minutos entraré por usted- me dijo Theo decidido. -Si demoro más de diez minutos quiero que los saques a todos ellos de aquí. No es la primera vez que me he enfrentado sola a Alec y en estos momentos prefiero la seguridad de mis hijos- besé la cabecita de mis pequeños que me abrazaron fuertemente como si temieran no volver a verme, también abracé a Aurora agradeciéndole su compañía y amistad. Antes de irme a la casa le di una última mirada a Theo agradeciéndole su ayuda. Entré nuevamente por la parte trasera sintiéndome nerviosa al no escuchar ningún ruido. Ni Heidi merodeando, ni Alec buscándome. Desde la ventana que daba al exterior tampoco se veía el auto negro de ese hombre que había llegado minutos atrás, quizás Alec se había marchado con él. Sólo tenia que correr escaleras arriba hasta mi cuarto, remover la pequeña tabla del suelo y sacar las cartas desde dentro de mi pequeño cofrecito donde tenía mis cosas de valor. Siendo cautelosa y silenciosa llegue al fin hasta mi cuarto, giré el pomo y entre sintiendo el peso en los hombros abandonarme al sentirme un poco más protegida en el interior de mi privacidad. Tenía la frente afirmada en la puerta para intentar recobrar el aliento cuando lo escuche. -Al parecer tienes prisa- salté de susto y mi cuerpo se tensó por completo al escuchar la voz de Alec completamente afilada por ese toque de maldad que no muchas veces lo había escuchado dirigir en mi. -Alec- dije con voz tiritona girándome a done había escuchado su voz. Él estaba sentado en uno de los silloncitos ubicados en la esquina donde le daba la sombra. -Te ves asombrada de verme- se levantó para caminar hasta mi –Incluso un poco asustada- sonrío con un brillo aterrador en sus ojos. -Es que no espera encontrarte aquí- mis manos comenzaron a humedecerse por los nervios. Alec levanto su mano y me encogí pensando en que quizás me golpearía. Por el contrario dejo una caricia, un tanto brusca debo añadir, sobre mi mejilla. -No sabes las ganas que tengo de hacerte el amor en estos momentos- dijo con voz deseosa. Intente apartarme de él pero su otra mano sobre mi cintura aforrándome a su cuerpo. -No Alec, eso le puede hacer mal al bebé- me excuse tontamente. -Siempre me he preguntado como lo haces para aplacar las necesidades del cuerpo- se acercó más a mi susurrándome al oído –Yo he tenido que acostarme con varias putas solo porque mi esposa no me toca- aquel comentario me hizo sentir la bilis en la boca. -Suéltame Alec ¿Cómo puedes decirme algo así?- él hizo como si no hubiese dicho nada. -Pero todas esas veces te juro que pensaba en ti, en tu cabello, en tus ojos, en tu cuerpo- la mano que tenia sobre mi mejilla bajo lentamente entre mi cuello, clavícula, pasando lentamente por el canelillo de mis pechos –En imaginarme dándote duro solo a ti- sus palabras me asquearon. -¿Qué te pasa?- lo aparte de un manotazo sintiendo verdadero peligro, no es como si esta fuera la primera vez que él abusaría de mi. ¿Cómo podía sacar las cartas sin que se diera cuenta? Quizás y Aurora tenía razón, no debí volver. -Bueno ya no importa- dijo capturando nuevamente mi atención –Demasiado tarde para pensar en esas cosas. Yo no soy de los que comparten a la esposa- me tomó de la muñeca y comenzó a arrastrarme fuera de la habitación. -¡Alec, suéltame! Me haces daño- le pedí forcejeando inútilmente con él. -Ya una vez tuve que apartar a cierta mosca que te revoloteaba, hacerlo nuevamente no me costará nada- bajé como pude por las escaleras y él me llevo hasta su estudio. Caminó directo hasta su caja fuerte donde sacó su arma. -¿Qué piensas hacer?- le pregunté asustada observando como la guardaba en el cinto sujeto a su cadera. -Tú y yo iremos a un lugar a ver a alguien. Estoy seguro de que estarás encantada de verlo- me sacó de la casa jalándome con fuerza.

EPOV

-Theo por favor no le quites los ojos de encima- le reiteré como por enésima vez antes de irme con Jane al hotel. Ella se estaba despidiendo de Alec y de los demás invitados mientras yo dejaba a cargo a mi fiel amigo de mis tesoros más preciados. -Anda tranquilo Edward, se lo que tengo que hacer- me intentó calmar pero el único modo seguro de conseguirlo era estando junto a Bella. -Veas lo que veas te acercas- él asintió con la cabeza y una sonrisa divertida bailaba en sus labios –No es gracioso Theo. Creo que Alec a estado investigándome- dije frotándome el rostro con ambas manos. Todo se había complicado con los últimos sucesos con Jane. Pero sin duda no cambiaria nada. Si todo resultaba como tenia pensado, en un par de días sería el hombre más completo en esta tierra. -Estaré vigilándola las 24 hrs. del día- corroboró. -Sabes que no te pediría algo así Theo pero lo que tengo que hacer es muy importante, yo…- Theo dejó su mano sobre mi hombro y sonrío de manera amable y comprensiva. -Tú sólo ve a recuperar lo que esos malditos te han robado- asentí sintiendo mariposas en el estomago. Ya estábamos en la suite presidencial del hotel donde pasaríamos nuestra supuesta primera noche de bodas. -Anthony cariño al fin ya no hay impedimento para que podamos estar juntos- me ronroneo Jane abriendo los botones de mi camisa lentamente. Y maldije mi mala suerte. Mi plan que había trazado perfectamente se había arruinado por culpa de Jane, pero sin duda a cambio de eso yo ganaba mucho más. -Tengo una sorpresa para ti- le dije con una sonrisa insinuante y ella me devolvió una fascinada. La lleve hasta el cuarto de baño donde había solicitado previamente que la decorara con velas y pétalos de rosas rojos y una tenue luz. -Esto es hermoso- dijo ella embobada viendo todo a su alrededor. Incluso había un delicioso aroma entre canela y caramelo. -Todo sea por verte feliz- le dije mientras la desnudaba poco a poco y puedo jurarles que siempre desvíe mis ojos de ella. Incluso solo con mirarla sentía que le era infiel a mi dulce Bella. -Esto es tan romántico Anthony- dijo con un suspiro. -Métete en la bañera- le pedí dejando su ropa sobre el tocado para no tener que mirarla. Cuando volví mi vista a ella, ella ya estaba dentro tapando su desnudes con la espuma de la bañera. -¿Me harás compañía?- preguntó picara y yo negué juguetón. -Quiero consentirte un poco- ella hizo un puchero que no me hizo sentir nada. -Yo quiero tenerte aquí conmigo- dijo y yo negué sonriendo de aquella manera que Bella me aseguraba que deslumbraba. Acerque un pequeño banquito a la bañera y comencé un suave masaje por su cuello y hombros. Podía sentir el calor emanar de su piel pero para mi eso era algo sin sentido. Estuve varios minutos así, incluso podía percibir un poco de frustración al no tocarla en las zonas que de seguro ella esperaba. Unté un poco más de jabón en mis manos y me acerqué hasta su cuello para susurrarle. -Te aseguro que esta noche será inolvidable- ella jadeo audiblemente y con una sonrisa ubiqué mis manos en uno de los 7 puntos "chakras", el de su cuello .Mi abuelo me había enseñado este método oriental donde se concentra la energía del cuerpo y un leve desequilibrio podía producir desmayos por varias horas. La fuerza en el área correcta ejercería la presión necesaria y viola. Jane completamente dormida y lo mejor es que mañana no recordará que le sucedió. En cuanto la dejé sobre la cama bajé a recepción para llamar a Theo y saber como estaba Bella. Realmente me sentía mal de haberla dejado así pero esto era por ambos. Por la mañana me aseguré de tener el desayuno en el cuarto y así aligerar el día para que todo fuera más fluido y rápido. -Buenos días- saludó Jane estirándose sobre la cama. Le sonreí y dejé la bandeja sobre sus piernas. -Bueno días- saludé acercándome para besarla. Ella estiro su boca más yo sólo besé la punta de su nariz –Espero que comas todo porque hoy mismo partiremos a Perú a solucionar todo ese problema- le dije sonando desinteresado. -¿A Perú? Pero Anthony. Hoy viajaríamos a Europa por nuestra luna de miel- protestó con el ceño fruncido. -Jane te recuerdo que ahora estas casada conmigo por lo que debes hacer lo que tú marido ordene. Por otra parte quiero dejar ese tema resuelto cuando antes para que no tengamos problemas en un futuro- vi que ella iba a volver a responder más negué con la cabeza mirándola de tal manera que le decía "no me desafíes al decir lo contrario". -Anthony- dijo Jane mientras comía al rato después. Yo estaba sentado en uno de los silloncitos leyendo el periódico del día. La miré preguntándole que necesitaba -¿Anoche tu y yo…?- dijo algo ruborizada y sonreí encantado. -No, no te preocupes que no sucedió nada. Anoche estabas muy cansada por todos los nervios y preparativos de la boda por lo que te quedaste dormida mientras te hacia el masaje- le dije y volví a retomar mi lectura –Ahora come- zanjé. Tal cual las ordenes dictaba, Jane las cumplía. Yo no era de los hombres quienes andaban por la vida dando ordenes pero con Jane las cosas eras distintas. -¿Anthony no crees más pertinente al menos estar un par de días juntos? No lo sé, estamos recién casados por lo que ir por ella seria como deshacernos de nuestra privacidad- dijo un tanto molesta y yo chasquee la lengua. -¿No has dimensionado la gravedad del asunto? Tenemos que solucionarlo cuanto antes para que tú no te veas implicada- le dije de modo cariñoso acariciando su mejilla –Si lo hago de este modo, así tan rápido, es para que más pronto comencemos a vivir nuestra vida juntos. Sin problemas- ella asintió con la cabeza encantada por mis palabras. Así fue que abordamos el avión con destino a Perú. Un lugar bastante alejado con la intención de mantenernos en la ignorancia del paradero de ella. Tal cual lo había hecho todos estos años. Jane intentaba coquetear conmigo en el avión o tocar un poco más de lo debido pero yo no le permitía llegar a más. Tras un día completo de viaje al fin llegamos. -Muero por un baño de tina con sales minerales- comentó Jane cuando estuvimos en el aeropuerto. Yo fruncí el ceño -¿Qué?- preguntó ofendida. -Son cerca del mediodía por lo que me parece una excelente hora para ir a ese lugar. -¿No te estarás obsesionando un poco?- puse mi mejor expresión de indiferencia. -¿No te habrás pasado un poco con lo que hiciste?- contraataqué sabiendo que eso la pondría en desventaja –Me juraste antes de casarnos que haríamos las cosas a mi modo para que esto funcionara. Jamás creí que la mujer con la que me casaría sería capaz de hacer algo como esto Jane. Así que por favor déjame intentar solucionarlo- ella agacho la cabeza y asintió levemente. -Discúlpame- dijo sumisa y yo me acerqué a ella para abrazarla. -Si acepté a casarme contigo es porque sé que harás las cosas bien esta vez. Confío en que si me dejas a cargo seremos unos excelentes padres- mentí deseoso porque me entregara de una vez esos malditos documentos y largarme de aquí con ella. Dejar botada a esta mujer que no vale la pena. Pero como había dicho, tenía que ser cuidadoso. -Vamos- dijo tomando mi mano y sonreí triunfante. Finalmente llegamos a una modesta casa de colores blancos y terracota, con las indicaciones de Jane que le dio al chofer del vehiculo arrendado. -¿Puede esperar aquí?- le pedí y él asintió. Ambos caminamos hasta el cobertizo de aquella casa, yo por mi parte sentía hormigueos de nervios y ansiedad por todo el cuerpo. -Tienes que ser cuidadoso una vez que estés con ella. No habla más que con "poroto"- la miré sin entender –Su osito de peluche- asentí con una sonrisa. Estaba encantado pero a la vez tenía ganas de arrancarle la cabeza a esta mujer por ser la culpable de su forma de ser –Y con Lupe que es su cuidadora más cercana- ella sacó una llave de su cartera y la giró por la cerradura. El interior no era muy distinto del exterior en cuando a la modestia. Muebles que parecían de segunda mano pero todo muy limpio y ordenado. Una mujer apareció cuando escuchó la puerta abrirse. -Mi señora- dijo la mujer bajita cuando la vio a ella –No nos avisos que vendría hoy. Y acompañada- dijo reparando en mi. Al parecer no se acostumbraba mucho a traer visitas por estos lados. -Jacqueline te presento a mi marido Anthony Sanguinetti- le dijo presentándonos. Yo me acerque y tomé su mano a modo de saludo –Queremos verla- le dijo y ella algo enlazo en su cabeza que su semblante se volvió triste. Ella entendió que veníamos para llevárnosla. -Esta en el jardín- dijo ella mirándome de manera analizadora, así fue que con un movimiento de mano nos guío hacia un lugar en el exterior. A medida que daba cada paso podía sentir el fuerte sonido de un tambor en los oídos. El corazón lo tenia tan acelerado como el batir de alas de pájaro. Cuando salimos por la puerta de la cocina hasta el jardín trasero divise su pequeña forma, vi los colores de su cabello de ángel que caían por su espalda y recordé la conversación previa a la boda. En donde mi vida cambio por completo sin esperármelos. "Estaba impaciente por que al fin todo esto terminara. Necesitaba desenmascarar a Jane enfrente de todos en el pueblo y tachar una más a la lista de los que debían caer. Caminando por los jardines esperando el momento en que debía entrar a la iglesia una voz llamó mi atención. Jane sonaba sumamente exaltada -¡No tenías que venir a este lugar Lupe!- gritó ella y me acerqué para saber de que iba el asunto. -Lo siento mi señora pero usted ha sido imposible de comunicar y necesitaba saber que sucederá con ella ahora que usted se casará. Cambiará su apellido al de su futuro marido y me preocupa la condición de ella. Usted sabe que la quiero como si fuera mía- contestó la voz de una mujer y me extrañó su contestación. -Tienes que irte de aquí Lupe porque si Alec te ve se enfurecerá y ya lo conoces. Al fin me caso con el hombre que amo y nada ni nadie me lo arruinara. Ni siquiera ella- dijo desdeñosa –Ya varemos luego como se resuelve el asunto. Si me cambio el apellido así quizás y es mejor porque la dejo de pasar como mi hija- pestañee ahora mucho más confundido. -No diga eso mi señora que la pequeña no tiene la culpa- ambas quedaron en un silencio que me decía que por aquí ya no sabría más por lo que preferí ingresar y Jane me explicara la verdad. Completa. -¿Qué sucede aquí Jane?- pregunté con mi mejor rostro molesto y ella se sobresalto al tener puesto su vestido de novias. Se oculto detrás de la mujer bajita y algo gorda que debía tener no más de cuarenta años. -¡¿Anthony que haces aquí? No debes verme antes de la boda- dijo escondiéndose de mi. Rodee los ojos por la poca importancia que tenía eso para mí en estos momentos. -Al parecer me casaré con una mujer que no ha sido del todo honesta conmigo así que no sé si habrá matrimonio- chantajee serio. Los ojos de Jane se abrieron asombrados y salió detrás de la mujer para llegar hasta mí. -No digas eso mi amor- pidió al borde de las lágrimas. -Entonces cuéntame lo que acabo de escuchar- pedí serio con los brazos cruzados sobre mi pecho sin tocarla. Miré a la mujer bajita que nos observaba asustada y cautelosa. -Lupe puedes marcharte- le dijo Jane y ella asintió a regañadientes. -¿Y bien?- le pregunté esperando a que comenzara a hablar. Ella se sentó en el sofá más largo. Suspiró y comenzó. -Desde antes de que tú llegaras y me enamorara de ti yo amaba a otro hombre. La relación siempre fue difícil porque era un amor imposible pero aún así yo por él hubiese hecho todo lo que me hubiese pedido. Y así lo hice. -¿Es lo que yo escuché?- le pregunté y ella asintió levemente sin mirarme a los ojos. -Lo amaba tanto que incluso acepté ser una clase de intermediaria para cuidar un bebé recién nacido porque él quería alejarlo de su perfecta y nueva vida junto a su esposa. La mujer tuvo gemelos, un niño y una niña- me tensé de inmediato al encontrare cierta familiaridad a la historia –Cuando supo que había nacido un niño él no daba más de la felicidad al entender que seria su heredero, pero una niña solo traería problemas y seria un estorbo para sus planes por lo que la hizo pasar por muerta entregándomela a mi para que hiciera con ella lo que quisiera –tragué seco sintiendo mis ojos picar por lagrimas que amenazaban con desbordarse y mis manos ardían por querer hacer justicia. -¿Qué hiciste?- pregunté temeroso, enojado, molesto, lleno de cólera y ella al fin me miró con cierto temor. -No pude deshacerme de ella si es lo que piensas. Tan mala no soy- dijo algo molesta –La he cuidado todos estos años. Bueno más bien le he pagado a unas señoras que lo hagan- dijo mirando al horizonte. Pensando en algo. -¿Qué sucedió con los padres?- pregunté en general para no levantar sospecha. No tenia que ser un genio para saber quien era la madre y menos aún el padre. Tragué pesado sintiendo un agujero en el estomago. -No lo sé y no me interesa- mintió creyendo que yo no había unido las piezas del rompecabezas –La niña esta bajo mi tutela por lo que nadie puede intervenir en eso ahora. En realidad ahora mismo si nos casamos no se como quedara el asunto. Lo correcto es que pase a ser tu hija legalmente- y biológicamente también, pensé con nostalgia –Comprendo si después de lo que te he contado ya ni quieras llevar a cabo el enlace- dijo haciéndose la afligida y en ese momento más que en ningún otro tuve ganas de acriminarme. Ya estaba decidido, tenía que seguir con la boda si quería recuperar a mi hija que creí muerta. Ya vería luego como le informaba de esto a Bella pero debía ser cuidadoso, si Jane descubría que esto lo hacia por mi pequeña ella podría alejarme de ella para siempre. Juré en ese momento que los malditos me las pagara" -Eleonora- jadee de vuelta en el presente al ver la menuda figura de la pequeña espalda a mí jugando con algo. Con ese cabello cayendo en pequeños tirabuzones por su diminuta espalda, con esa misma tonalidad de cabello que su hermano Charlie. Una mezcla perfecta entre el castaño suave de Bella y el cobrizo extraño mío.

Capítulo 23: -"Desicion"- Capítulo 25: -"Encuentro Definitivo-"

 
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