Mi Flor del Desierto (+18)

Autor: vaneian08
Género: + 18
Fecha Creación: 03/06/2010
Fecha Actualización: 11/08/2010
Finalizado: SI
Votos: 17
Comentarios: 37
Visitas: 82634
Capítulos: 24

Bella es descendiente árabe y pierde a su madre. Debido a esto, es enviada de regreso a Marruecos con su padre donde es obligada a casarse con un hombre desconocido mientras ella quiere a otro. ¿Sera que el amor nacerá de la convivencia en verdad?...

Hola esta historia no es mía la autora de llama JUST.JAYX- espero que les guste tanto como a mi es distinta, es otro país, otra cultura, otra religión.

                                 -TERMINADA-          

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 8: -Una Noche de Bodas Especial-

(Bella Pov)

En ese momento entraron los dos testigos y me miraron fijamente. – Son los testigos Bella, van a preguntarte si aceptas casarte- En efecto, uno de los testigos comenzó a hablar y Esme me tradujo. - ¿Aceptas casarte con Edward Cullen, de acuerdo con los con los preceptos de Dios y su mensajero?- Mire a todos lados, mi respuesta decidiría mi futuro… Mire fijamente a los testigos y respire hondo para responder….

-Yo… Acepto- Las mujeres comenzaron a imitar el sonido de los indios de un modo ensordecedor y gritaban a la misma vez;- ¡Gracias ``Allah´´, gracias por el marido que le das!- los hombres salieron para acabar con la ceremonia. Sentía como si me hubiera quitado un peso de encima al responder aquella pregunta. Me hicieron levantar para acercarme a la puerta y apenas podía observar como mi padre y Edward se daban la mano y el ``Sheik´´ colocaba un pañuelo sobre sus manos unidas y hablaba mirando a Edward y a mi padre.

-¡Te estás casando Bella, te estás casando! – Dijo Esme emocionada.

-Voy a casar, al novio Edward Cullen, con la novia Bella Swan, representada aquí por su padre, conforme con las condiciones presentadas; 2000$ de los cuales 1000$ ya han sido entregados a la novia y los otros 1000$, serán entregados al cabo de un año y dos kilos de oro que también están en posesión de la novia… - El padre de Edward susurro algo en su oído y enseguida el hablo.

¿Acepta usted mi matrimonio con su hija, de acuerdo con los preceptos y las enseñanzas del profeta?-

-Acepto-

Contesto mi padre, luego el ``Sheik´´, recito una larga oración y, al terminar, Esme abrió la puerta para que yo saliera a la sala, di pasos muy cortos para salir y al estar en la sala solo lo vi a él. Los músicos comenzaron a entrar junto con la bailarina, Edward se levanto de su asiento y se paró a mi lado observándome con ternura, tomo mi mano y la coloco sobre su brazo,  comenzamos a caminar hasta el salón de la casa donde se haría la fiesta. Los invitados bailaban a mí alrededor y todos sonreían, debo admitir que las sonrisas son contagiosas, no podía evitar  sonreír yo también, a pesar que moría por dentro. Nos acercamos a las enormes sillas donde  sentaron a Alice y Jasper el día de su boda, mi padre se acerco a mí y beso mi frente.

-Que ``Allah´´ te llena de bendiciones y que te premie con muchos hijos… - Las lágrimas brotaban rápidamente de mis ojos. Charlie abrazo a Edward quien se veía  realmente animado.

-Yo hare a su hija la mujer más feliz de este mundo- Dijo sonriente.

-``Insha-Allah´´-

Contesto mi padre. Nos sentamos y disfrutamos del baile de la mujer que mesia su cuerpo de un lado al otro. Cada cierto tiempo miraba al que ahora era mi marido quien aplaudía sonriente al ver como todos bailaban y celebraban y de vez en cuando también me miraba. Tomo mi mano derecha y beso su dorso mirándome fijamente a los ojos. Alice se acerco a mí y beso mi mejilla para luego abrazarme emocionada, luego Jasper se acerco y también me abrazo para luego felicitar a su hermano. Rosalie estaba en medio de la multitud bailando y de vez en cuando me veía sonriente pero con malicia. Vi  a Jasper  bailando y se le acerco una mujer  que apenas se le veía el nacimiento de su cabello era rubia y Jasper no chisto para bailar con ella, Alice prácticamente corrió hasta él y se metió entre él y la mujer moviendo sus manos delicadamente.

-Soy Alice- Decía en voz algo alta por la música. – Soy su esposa… Y empujo a Jasper disimuladamente lejos de la mujer, no aguante las ganas de reír.

-¿Estas feliz?, ahora no hay problema para dirigirte la palabra…-

-Si- Respondí secamente.

¿Si eres feliz o…?

-Si soy feliz- El asintió, parecía muy feliz de haberse casado con migo.

Después de un rato Esme me levanto de mi asiento para cambiarme mi vestido por uno verde parecido al que uso Alice en su boda. Una vez colocado mi vestido, me hicieron subir en el asiento redondo que cargaban varios hombres y me pasearon por todo el salón. Hicieron lo mismo con Edward quien no paraba de mirarme cada vez que podía. La fiesta continuaba y yo comenzaba a animarme, debo admitir que me encantaban nuestras celebraciones. Mi padre estaba en un rincón junto con Carlisle observando la celebración, y a una mujer que estaba cubierta de pies a cabeza y bailaba.

-Charlie, ¿Has visto a esa mujer? – Pregunto Carlisle curioso.

-Hmm, la veo, que bonita se ve una mujer cubierta de pies a cabeza, me da curiosidad por saber que oculta bajo su vestimenta… - Decía mi padre con picardía.

-¡Ah, un cabello largo, que cae como cascada! – Respondía  Carlisle de igual manera.

-O unos pechos grandes, me gustan los pechos que van de un lado a otro… - Decía haciendo un movimientos de vaivén con sus manos y ambos reían en voz alta.

Esme me llevo a mi habitación por mi último cambio de ropa, esta vez era un vestido más simple, sobre el venia una bata de seda más grande que iba amarrado a mi cintura. Me senté en el asiento al lado de Edward, quien llevaba una bata musulmana blanca con pedrería dorada en el cuello. Llegaría el momento de estar a solas con él, el momento de consumar el matrimonio. Siempre creí que me entregaría al hombre que amara pero al recordar a Jacob, sentí rabia. Estaría con Edward esta noche, mi desgracia apenas empezaba. La bailarina se puso en medio de ambos y tomo nuestras manos para ponerlas cerca de su vientre el cual hacía temblar con una rapidez extrema. Soltó nuestras manos y nos hizo levantar de nuestros asientos, la música se detuvo por un momento y mi padre se acerco a Edward.

-Cuidada mucho, te estoy dando un tesoro… - Le decía refiriéndose a mí. Rosalie nos veía fijamente y murmuro al lado de Esme.

-Ya veremos cuánto vale este tesoro, la boda de noches no miente… - Decía con un dedo en el aire mientras Esme suspiraba y miraba a otro lado.

- Lo hare tío-

Mi padre me abrazo y beso mis mejillas. La música continúo y yo camine agarrada de Edward con la bailarina danzando frente a nosotros hasta dejarnos en la habitación. Observe todo cuidadosamente mientras Edward cerraba la puerta de la habitación. La cama estaba cubierta por un edredón rojo pasión, había un par de candelabros a los lados. Todo estaba perfecto para una noche como esta, quizás no todo sería tan malo después de todo. Camine hasta la cama y me senté  en la misma para ver que tan suave era eche un último vistazo a mi alrededor para clavar mis ojos en Edward que me vía con una simple sonrisa. Camino lentamente y se arrodillo frente a mí.

-Bella… Acaricio mi mejilla derecha, su mirada demostraba ternura. – Eres muy ``Zwina´´ Bella…- Sonreí con timidez. – Bella yo, no quiero obligarte a nada que tu no quieras, solo quiero hacerte feliz… - Sus palabras se grababan en mi mente, el, era, tan dulce con migo, a pasar de haber sido tan odiosa. – Yo, esperare a que me quieras… -Abrí mi boca para decirla algo pero no fui capaz de emitir sonido alguno. ¿El esperaría por mí, acaso no iba a hacer lo que la costumbre decía que se debía hacer?

-Yo, yo… - Las manos me temblaban al mirar sus ojos. – Yo quiero…-

-¿Segura?

Si… - El sonrió y se acerco más a mí para besar mi frente.

-Yo, voy a lavar tus pies Bella… - Asentí. Se levanto y tomo una bandeja un poco hundida con una jarra dorada y la coloco en el suelo frente a mí. Tomo mi pie derecho, sentí sus fuertes manos en el y lo acaricio con delicadeza causándome cierto cosquilleo . Tomo la jarra y dejo caer el agua tibia en mi pie, un escalofrió recorrió todos mis nervios. Tomo un puñado de pétalos de rosas y las dejo caer sobre mi pie para luego besarlo dulcemente. Repitió la acción con mi pie  izquierdo esta vez acaricio mis tobillos, acción que me hacia removerme en mi asiento. El sonreía al ver cómo me retorcía levemente. Tomo un pañuelo y seco mis pies para levantarse y ponerme de pie. Me acerco a él y sentí, levemente, por encima de nuestra ropa su bien formado pecho, me estremecí. - ``Allah´´, has que esta mujer me ame… - Acaricio mi mejilla. -Y que me haga feliz, y permite que yo pueda hacerla feliz también…-

Sonreí sin apartar la vista de sus ojos. Acerco su rostro a mío, lentamente con el seño fruncido, tomo mis manos y las acaricio suavemente, sentí como temblaban levemente, no era el único asustado. Junto nuestros labios en un roce mínimo y luego los atrapo con un poco más de fuerza. No me resistí y respondí a su beso colocando mis manos en su cuello por instinto, el llevo sus manos a mi espalda pegándome más a él y comenzó a profundizar nuestro beso. Me sentí extraña al responder de esa manera tan fácil, pero había algo que me empujaba a él, esta noche no me importaba nada, solo… el. Me beso con más fuerza y esta vez intento explorar dentro de mi boca, al principio, la sensación de nuestras lenguas encontrándose fue incomoda, pero la sensación se torno cada vez más placentera. En un momento sentí como me faltaba el aire y detuve el beso tratando de respirar, el junto nuestras frentes jadeaba levemente. Comenzó a desatar el nudo de mi bata y luego la fue quitando lentamente, quedando yo en  un vestido de seda que llegaba a mis rodillas y me quedaba algo ajustado, tomo aire y  me jalo por la cintura juntando nuestros labios de nuevo.

Comenzaba a sentir un poco de calor. Lleve mis manos a su cuello acariciándolo con ternura. Dio un par de pasos y me recostó en la cama, viniéndose el junto conmigo sin detener nuestro beso. Sus manos acariciaban mis caderas por encima de la ropa, la necesidad de sentir la piel del otro aumentaba. Detuvo nuestro beso para besar mi frente y subir mi vestido lentamente a la altura de la cintura, haciendo que me levantara un poco para poder sacarlo, me acomode en la cama poniendo mi cabeza en la almohada y él se recostó sobre mí, prácticamente gateo hasta mi, beso mi pecho y mi cuello lentamente hasta llegar de nuevo a mi boca, era increíble lo que provocaba en mi con sus besos. Sus manos subieron hasta mis senos, por un momento se detuvo tratando de no asustarme pero  tome sus manos para que confiara. Al sentir sus manos sobre mis senos, a pesar de haber ropa de por medio, gemí, antes lo odiaba, ahora lo adoraba por lo que me hacía sentir, ya tendría tiempo de odiarlo después. Llevo sus manos hasta el broche de mi brassier  y lo fue quitando de mi cuerpo con delicadeza, me sonroje por completo, nunca nadie que no fuera mi madre me había visto así. El me dio un pequeño beso para bajar hasta mi cuello y succionarlo con fuerza, sentía que cada milímetro donde sus manos o su boca se posaban, mi piel ardía, ardor que me hacia estremecer. Bajo lentamente, dejando un camino de besos por mi pecho, hasta uno de mis senos, primero lo beso con ternura y luego bebió de él con fuerza, mi espalda se arqueo ante la sensación y gemí con más fuerza.

Su otra mano jugaba con mi otro seno, mientras el derecho era succionado, lamido y besado con fuerza por Edward, luego lo dejo para ir a mi otro seno izquierdo y darle el mismo tratamiento que a el otro. Mis gemidos no paraban, era una tortura de la que no quería escapar, con torpeza intente quitarle su bata pero se me hacia un poco difícil. Al ver lo que intentaba hacer, se levanto un poco y jalo de su bata, para ser un hombre virgen era un poco bastante experto en hacerme enloquecer. Dejo a la vista su hermoso pecho, me enrojecí, la única vez que vi a un hombre sin camisa  y en esos diminutos bóxer fue cuando fui a carnavales con unas amigas en Rio De Janeiro. Volvió a acercarse a mí y me beso suavemente mientras yo tocaba su pecho, su piel era, suave y fuerte, gimió cuando me acerque a su cuello para besarlo y lamerlo lentamente, cuando nuestros sexos se rozaron por accidente y por primera vez ambos gemimos, esto no era normal .Que un hombre desconocido al que hasta hace unos días odiaba, me hiera sentir así. Sus manos bajaron por mi cintura  y se posaron en el borde de mi ropa interior, temblé de anticipación, fue bajando sus manos y junto con ella venia mi última prenda, dejándome descubierta por completo. Sus ojos me examinaron por completo, quizás buscaba alguna marca de algo al recordar mi pequeña travesura. Volvió a posicionarse sobre mí para quitarme el aliento en un beso sofocante. Beso mi cuello apasionadamente mientras su mano derecha bajaba hasta mi sexo, mis caderas se alzaron al sentir sus manos en mí, haciendo chocar nuestras intimidades de nuevo, pude notar como su sexo estaba duro dentro de su bóxer, clamando por atención. Comenzó acariciando mi intimidad con círculos, justo en el lugar que debía, luego uno de sus dedos bajo hasta mi entrada un poco vacilante, al sentir su dedo dentro de mi perdí noción de tiempo, lugar y espacio…

Sus movimientos tomaban más rapidez y sentía como mi cuerpo convulsionaba, gemía y tomaba aire cada vez que podía. En un momento sentí como todo mi placer se acrecentaba en mi vientre y mi cuerpo se descargo por completo mientras cerraba mis ojos con fuerza. El saco sus dedos de mi centro y me miro con ternura, me beso dulcemente y poco a poco subió la intensidad, tenia curiosidad y a la vez quería que el también sintiera placer como yo. Baje mis manos lentamente al inicio de sus bóxer, totalmente sonrojada y los baje con su ayuda de el. Durante todo el momento estuvimos sin pronunciar palabras, solo dejamos a nuestros cuerpos hablar, cuando termino de quitar su ropa interior creí que moriría de vergüenza, alguna vez vi uno de esos cuando estudiaba en Brasil, mi madre hizo lo posible para que yo no viera a fondo aquella clase, es ``haram´´ ver el cuerpo de un hombre, que no es tu marido, desnudo no era bueno para mí. Pero ahora lo tenía a el frente a mí, sin prenda alguna, voltee mi rostro hacia un lado para no ver, pero el tomo mi rostro con una mano haciéndome observar y rompió el silencio…

-Bella, mírame, yo también te observe…Obedecí sin chistar.

Nunca me imagine que debía ser tan, grande. No creo ``eso´´  pueda entrar allí. Me deje vencer por la curiosidad y baje mis manos hasta su intimidad, cuando mis dedos chocaron con la punta del mismo, sentí un poco de vergüenza pero el gemido que logre arrancar de él me invito a continuar. Acaricie con mi mano derecha toda su extensión, estaba duro como una roca, pero al tacto, era suave y estaba algo humedecido, mi mano subía y bajaba por toca su dureza y note que apretaba los puños a los lados de mi rostro. Su ceño estaba fruncido y sus ojos estaban cerrados con fuerza. Llevo una de sus manos hasta la mía y hizo detenerme…

-Bella, yo… - Quería lo mismo que yo, necesitaba de él, bese su mejilla y le sonreí y él se posiciono entre mis piernas. – No quiero lastimarte… - Me dijo en un susurro que me causo escalofríos.

-No lo harás…-

Lo bese con ternura invitándolo a seguir. Me abrazo con una de sus manos y con la otra guiaba su miembro hasta mi entrada y empujo con fuerza. Los libros no le hacían justicia al tamaño pero las historias que escuchaba de otras chicas acerca del dolor, eran ciertas. Sentía un fuerte ardor en la zona afectada y lagrimas cayeron de mis ojos, el, al notarlas, me beso con dulzura y abrió su boca, quizás para disculparse, pero no lo deje, volví a besarlo con fuerza mientras aflojaba el agarre de mis uñas en su espalda. Lentamente salió de mi para volverse a hundir con delicadeza, mientras el dolor iba desapareciendo, el iba aumentando la velocidad de sus embestidas. El placer comenzaba invadirme de nuevo, nuestros cuerpos se amoldaban perfectamente, como dos piezas únicas de rompecabezas. En este momento lo único que invadía mi mente era lo que el provocaba en mi, cada tanto escuchaba como gemía mi nombre, pero yo me limitaba a gemir y jadear. Volví a sentir como el placer se enredaba en mi vientre y no resistí mucho tiempo. Explote con fuerza mientras el no paraba, me abrazo con más fuerza y prácticamente grito mi nombre al terminar y dejar su esencia dentro de mí. Se mantuvo en su posición, tratando de recuperar la respiración. Salió de mí para recostarse a mi lado, vio que no me movía de mi lugar y rompió el silencio…

-Bella, ven… - Me hizo señas con su mano de que me recostara en su pecho obedecí. – Bella, te prometo que voy a hacerte muy feliz, poco a poco… - Decía acariciando mi cabello. – Voy a conseguir  tu amor cuidadosamente…-

Recostó su cabeza en la almohada y se dejo vencer por el sueño, yo miraba hacia un punto incierto de la habitación y luego observe su hermoso rostro, admito que me siento un poco culpable, yo solo lo use esta noche por simple resentimiento, debe  creer que lo estoy empezando a querer, y en cierto modo, si, pero no como él quería, solo me queda esperar a ver que depara el destino para nosotros…

 

Continuara…

  

  HOLA CHICAS AQUÍ LES DEJO EL SIGUIENTE CAPITULO ¿QUE LES PARECIO LA NOCHE DE BODAS DE BELLA Y EDWARD? COMENTEN POR FAVOR, NOS VEMOS EN EL SIGUIENTE CAPITULO SI QUIEREN.

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 7: -La Esperada Boda de Bella- Capítulo 9: -¿Me Puedo Divorciar?-

 
14439337 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10757 usuarios