La camarera (+18)

Autor: Sasha_amane
Género: + 18
Fecha Creación: 22/05/2014
Fecha Actualización: 06/06/2015
Finalizado: NO
Votos: 26
Comentarios: 173
Visitas: 78108
Capítulos: 26

Isabella una camarera honrada y trabajadora del hotel Vulturi que lucha por sacar adelante a sus hermanos, se encontrará con su escritor favorito, el atractivo Edward Cullen, autor de exitosas novelas de romance, cuando este haga una conferencia de prensa en el hotel para promocionar su más reciente libro.

 

Lo que ella no sabe es que Cullen ve en ella todo lo que quiere y no perderá la oportunidad de poseerla por completo. La estadía de Cullen en aquel hotel dura diez días en los cuales ambos disfrutan de una aventura pasional.

 

Cuando llega la hora de que Edward parta, Isabella queda desolada pero lo que ella no se imagina es que sus caminos se van a volver a cruzar, o que más bien... Edward no la dejará ir.  Isabella es suya para siempre. 

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Hola :) este es mi primer fan fic y espero que les guste. Me siento feliz de poder publicar mi novela aquí después de mucho pensarlo. Muchisimas gracias a Keit, mi amiga, que me ha ayudado con la portada y el prefacio. 

 

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Capítulo 1: Un día extraño

Capítulo 1: Un día extraño

 

POV Bella:

 

Suena mi despertador; un día más al cual enfrentarme. Me levanto rápidamente y bostezo. Son las seis de la mañana y tengo que estar en el hotel a las ocho.

 

Como odio trabajar en ese lugar. Mi trabajo consiste en limpiar habitaciones que muy a menudo los huéspedes dejan terriblemente sucias. Estoy harta.

 

Pero… no puedo dejar de trabajar allí. El sueldo de mi padre no es suficiente y tengo que ayudarlo. Mis hermanos Bree y Anthony son muy pequeños aun; tienen cuatro y diez años respectivamente. Yo no estudié la universidad pero quiero que ellos lo hagan y por eso trabajo muy duro.

 

Me ducho y me cambio. Luego voy a despertar a mis hermanos para que vayan a la escuela.

 

—   Anthony, despierta— susurro en el oído de mi hermano. Se levanta gruñendo luego de unos segundos.

 

—   Bella, no quiero ir hoy

 

 

—   No, pequeño… tienes que ir, vete a bañar

 

—   Está bien— murmura.

 

Anthony sale del cuarto y escucho que se dirige al baño. Después yo miro a Bree. Es tan hermosa; se parece mucho a Sue, su mamá. Esta era la segunda esposa de mi padre la cual había muerto al ser arrollada por un auto. Charlie no supera aun la perdida ya que la amó intensamente. Ella fue la única mujer que lo sacó del estado del estado en que lo dejó Reneé; esa señora que por desgracia es mi madre y la de Anthony. Nos abandonó cuando mi hermano apenas tenía dos años para irse con Harry, su amante y el mejor amigo de papá.

 

Me obligo a apartar esos pensamientos y despierto a Bree, mi preciosa princesita de cabello color caoba y ojos marrones. Yo la cuido como a una hija desde que Sue murió, hace dos años.

 

—   Nena, despierta— musito en su pequeño oído. La niña se mueve y gime—. Ya es de día, mi amor, tienes que despertar…

 

Bree parpadea con dificultad un par de veces pero se levanta. Su cabello está enredado. Me rio mientras se lo aparto de la cara.

 

—   Vamos a cambiarte— le digo. Mi nena asiente.

 

Como siempre la baño por las noches, solamente la cambio en la mañana para no perder tiempo. Mi princesa asiste aun al preescolar lo cual es un alivio para mí ya que no gasto en libros y materiales como con Anthony.

 

Mi preocupación es esa, por eso estoy ahorrando. Necesito dinero para cuando Bree entre a la primaria.

 

Le pongo un pantalón de mezclilla y una camisa rosa; le higo también una coleta. Al ponerle sus tenis se me forma un nudo en la garganta; ya están rotos y son los únicos que mi hermana tiene además de unos zapatos que ya ni siquiera le entran. Tengo que comprarle otros y eso supone un pequeño problema, ya que necesito pagar la renta del mes. Pero bueno, puedo trabajar unas horas extras para tener dinero y comprárselos. Bree tendría unos tenis nuevos, costara lo que costara.

 

Voy hacia la cocina y veo que papá está preparando café. Siento a la niña y me dispongo a buscar comida. Sonrío al ver que todavía hay suficiente.

 

—   Mi amigo Billy me ayudó bastante prestándome ese dinero— comenta mi padre—. Buenos días hija…

 

Se sirve un poco de café pero deja la taza en la mesa para darme un beso en la mejilla; después le da uno a Bree.

 

—   Buenos días, papá… Dile al tío Billy otra vez que muchas gracias

 

Billy Clearwater es el mejor amigo de papá desde que se hizo novio de Sue ya que este era hermano de ella. Yo lo adoro y lo considero como un tío. También quiero mucho a Jacob, su hijo el cual tiene diez años y asiste con Anthony a la escuela.

 

Billy no es rico pero tampoco pobre y nos ayuda de vez en cuando, prestándonos dinero. Él dice que no debemos pagarle pero yo y papá somos orgullosos y le pagamos hasta el último centavo.

 

Hago el desayuno para mis hermanos y para papá. Yo no desayuno porque a esta hora no me da hambre. Charlie se encarga de llevar a Anthony a la escuela y yo de llevar a Bree al jardín de niños donde está.

 

Una vez que todos terminan de desayunar nos turnamos para cepillarnos los dientes. La pasta ya casi se termina y hago una nota mental para ir a comprarla después del trabajo. Solo espero que no se me olvide.

 

Le doy un beso a Anthony y a papá antes de irme por mi lado. Tengo prisa porque tengo que llegar a tiempo a la escuela de Bree la cual queda a doce cuadras del edificio decrepito de departamentos donde mi familia y yo vivimos.

 

Es cierto que hay dos sueldos en la casa pero de verdad que estos no nos alcanzan para cubrir todas nuestras necesidades o sea, si vamos a tener algo tenemos que sacrificar lo otro. Está la renta, el pago de la luz, la comida, las escuelas y la ropa. El único lujo que tenemos es una televisión vieja. Mis niños son felices al ver las caricaturas.

 

Dejo a mi hermanita en la escuela y me voy sintiéndome la peor mujer del mundo.

 

Me da rabia la situación en la que estamos. Mis hermanos merecen una vida mejor y no puedo dárselas. Aun así, no me atrevo a buscar un empleo mejor ya no que hay muchas posibilidades de que lo encuentre. 

 

Yo trabajo como camarera de piso en el Vulturi que es el hotel más prestigioso de Seattle. Allí se hospedan a menudo celebridades, empresarios, en fin. Gente con mucho dinero. Mi sueldo no es muy malo pero… tampoco es suficiente como para mejorar nuestro estilo de vida. 

 

Varias veces tuve la opción de recibir un aumento bastante grande el cual me permitiría hasta inscribir a mis hermanos en un colegio y comprar una casa pero, eso implicaba acostarme con Dimitri, el hijo de Aro Vulturi, el dueño del hotel. Yo no le vendo mi virginidad ni mi cuerpo a nadie. No me interesa tener una relación amorosa o sexual con un hombre. Soy heterosexual y me atraen pero solo eso. No tengo tiempo para salir con nadie.

 

Dimitri es un tipo demasiado atractivo, mide aproximadamente uno noventa, tiene un cuerpo de infarto, rostro con facciones muy varoniles y hermosas, pero esa belleza no vale nada cuando lo conoces, o al menos así es desde mi punto de vista. Dimitri es un pedante, narcisista, arrogante y patán. Solo utiliza a las mujeres para el sexo. No pocas veces me ha tocado limpiar las habitaciones donde él se divierte con sus amiguitas.

 

Al limpiar me dan unas ganas tremendas de vomitar. El olor que despiden las habitaciones es insoportable. Huelen a… sexo.

 

Además de los acosos de Dimitri también debo soportar las malas actitudes que las demás camareras tienen conmigo. Jessica y Tanya son las peores. Hicieron que tuviese fama de puta en todo el hotel. La única persona que me aprecia allí, es Alice, la hija de Aro y hermana de Dimitri. Mi amiga dice que Tanya y Jessica están celosas de que Dimitri me preste atención.

 

Me rio mientras entro en el metro. A ese duende le encantaría que yo estuviera con su hermano, pero yo no quiero eso. Prefiero incluso ser más pobre de lo que ya soy a estar con ese imbécil.

 

Alice está a punto de casarse con Jasper Hale, su novio desde hace dos años. Yo los presenté. Jasper había venido desde Forks a visitarme ya que era mi mejor amigo en la secundaria. Siempre lo he visto como un hermano mayor y él a mi como su hermanita pequeña.

 

Cuando llegó se ofreció a comprarme un departamento puesto que él es millonario pero lo rechacé inmediatamente. No deseaba que me ayudara así como así.

 

Un día lo llevé al hotel para que supiera donde era mi trabajo. Cuando llegamos, Alice, por alguna razón, iba saliendo y nos encontramos con ella. Decidí presentarle a Jasper y desde entonces nunca más volvieron a separarse. Me siento muy feliz por ellos ya que hacen una hermosa pareja y además yo amo a ese par, pero los odio cuando se ofrecen a comprarme algo. Yo soy amiga de ellos por lo que son, no por lo que tienen.

 

Llego al hotel diez para las ocho y suspiro con alivio. Llegué diez minutos antes de la entrada.

 

Me dirijo hacia los vestidores para cambiarme de ropa. Abro mi casillero y saco mi uniforme. Ángela y Lauren me miran con desprecio, como siempre. Ellas me agradan más que Tanya y Jessica porque aparte de esas miradas, no hacen nada y además parecen buenas personas. Me da tristeza pensar que si no fuera por el par de zorras, que se encargaron de hacerme ver como puta, seríamos amigas.

 

Por fortuna a Jessica no la tengo que ver mucho puesto que ella es camarera del restaurante del hotel y yo soy camarera de piso. Pero a Tanya… a esa estúpida tengo que verle la cara cada cinco minutos o menos. A ella la detesto con más intensidad porque aparte de fastidiarme, no cumple del todo con sus obligaciones. Ella al parecer no sabe limpiar un cuarto. Solo se limita a tender la cama y por eso siempre soy yo la que termina su trabajo. Desde hace tiempo tengo el hábito de revisar los cuartos que ella limpia, por esa misma razón.

 

No la reporto porque le tengo lastima a la muy maldita. Ella necesita el trabajo para mantener a su abuela quien está enferma. Ella no me lo dijo pero lo sabía porque una vez la escuché hablando de Jessica con eso. Tanya, en esa ocasión,  lloraba a más no poder porque su abuela estaba grave y necesitaba el dinero para el tratamiento. Se me formó nudo en la garganta y desistí de ir a acusarla. Su abuela no tiene por qué pagar por la actitud de su nieta.

 

Me cambio rápidamente y comienzo mi trabajo. Hay algunas habitaciones que limpiar. Tengo hambre pero resisto; ya en la hora del almuerzo puedo comer algo.

 

Limpio cuatro habitaciones del piso cinco. Las dejo perfectas. Miro el reloj de la última habitación que limpié y mi estómago gruñe de nuevo. Ya es hora del almuerzo.

 

Con una sonrisa me dirijo hacia el comedor de los empleados. Allí comemos todos. Aro es muy generoso con todos y no tenemos que comprar la comida; él no las da, por eso tenemos nuestro horario para comer. A esta hora sale mi hermana de la escuela pero no me preocupo porqueque Rosalie, una vecina, va a recogerla ya que su niño también asiste a ese kínder. Me cuida a la nena en su casa hasta que llega papá. Este trabaja en un taller mecánico y por lo tanto no gana mucho.

 

Nos dan una hora de descanso. Yo como tranquilamente preguntándome donde están aquellos insultos por parte de Jessica y Tanya. Jessica no está para empezar y Tanya se ve decaída. 

 

No le doy más vueltas al asunto y sigo comiendo hasta acabar. Cuando termino me dispongo a ir al vestidor. El libro que estoy leyendo está en mi casillero. Leeré un poco antes de volver al trabajo.

 

Al llegar tomo el libro y me siento a leer. Edward Cullen sin duda es mi autor predilecto. Escribe historias fantásticas de misterio, romance y aventuras. Yo ya leí sus libros que son ocho. No sé como es el tipo pero cuando me lo imagino pienso que es un hombre mayor de cincuenta años con cabello canoso y vestido formal. Seguramente también es un hombre educado y culto ya que su manera de escribir es admirable. No lo digo yo solamente, lo dicen muchos críticos también.

 

El último libro me tiene atrapada por lo interesante que está. Este me lo regaló Jasper hace unos días. Tengo la colección completa gracias a él ya que siempre me regala algunos libros cuando es mi cumpleaños.

 

Cuando estoy en la parte donde Brian se entera de que su esposa no está en la casa alguien entra al vestidor. Es Tanya. Espero a que me moleste pero en vez de eso, me ignora y abre su casillero para sacar su teléfono.

 

Quiero volver al libro, pero me alarma el semblante pálido de mi enemiga.

 

—   Tanya— la llamo—. ¿Te ocurre algo?

 

Ella me mira con fastidio. Qué raro, pienso con sarcasmo.

 

—   ¿Qué quieres?— pregunta secamente.

 

—   Saber qué te pasa, no me has molestado

 

Tanya abre la boca para contestar pero sus palabras quedan en el olvido cuando suena su celular. Este es un aparato viejo y pequeño que seguramente sirve para llamar y mandar mensajes. Todo un lujo.

 

—   ¿Sí?— contesta. Después de unos segundos de silencio suelta un grito desgarrador que me hace estremecer. Tanya cae al suelo de rodillas—. Mi sobrino, no, él no, él no— solloza. Tira su celular en mi dirección y lo atrapo antes de que se estrelle contra el suelo. Me levanto y camino hacia ella.

 

—   ¿Qué pasa?

 

 

—   Mi sobrino, Isabella… se murió

 

—   ¡¿Qué?! — exclamo sintiendo como la sangre me abandona el rostro. Pienso en John, su sobrinito de cinco años. Ella lo trajo una vez aquí.

 

 

—   John no, mi niño no puede estar muerto

 

Me agacho para abrazarla. Sorpresivamente Tanya no se aparta.

 

—   ¿Qué pasó?— le pregunto con lágrimas en los ojos. John es solo una criatura. No es justo.

 

—   Ayer mi hermano y mi sobrino tuvieron un accidente de auto, mi hermano está bien pero mi bebé se golpeó la cabeza quedando inconsciente, por eso no vine ayer… el golpe fue tan fuerte que quedó en coma… los médicos dijeron que podría sobrevivir pero que también podía no hacerlo, Isabella, me muero, me muero… quiero ver a mi hermano, debe estar destrozado

 

 

Tanya llora durante un buen rato y yo la abrazo. A pesar de que ella es mi “enemiga” no soporto verla así, prefiero mil veces a la Tanya grosera que a esta. Parece una niña débil y no puedo evitar sollozar; me parte el alma que un angelito como John se haya ido. Ese niño era hermoso. 

 

—   Ese niño era lo que le daba sentido a mi vida, Isabella… John y mi abuela son mi razón de vivir…

 

—   Te entiendo, Tanya

 

 

—   ¡¿Qué ocurre aquí?!— grita Jessica entrando. Detrás de ella están Ángela y Lauren que me miran confundidas.

 

—   Se murió John— gimotea Tanya. Apenas puede hablar.

 

 

—   ¿Quién es John?— pregunta Jessica con el ceño fruncido. Hija de puta…

 

—   ¿No lo recuerdas? ¡Es el niño por el que vivía! Es mi sobrino….— exclama Jessica mientras se levanta. Yo me levanto también y miro con odio a Jessica.

 

 

—   Oh, perdón— Jessica se ríe avergonzada—. Lo siento, Tanya, de verdad…

 

—   ¿Me puedes acompañar al hospital a ver el asunto del funeral?— pregunta Tanya sin ver todavía que a su “amiga” no le interesa en lo más mínimo la muerte de su sobrino.

 

 

—   Eh… lo siento, no puedo, tengo una cita con Dimitri ¡Me invitó a cenar! Le intereso en serio, no como otras…

 

Y me lanza una mirada como si yo fuese la puta. Lauren y Ángela están observando a Jessica como si fuese lo peor del mundo y yo muy dentro de mí, sonrío. Chúpate esa, maldita perra.

 

—   Aunque no te agrade, yo te acompaño Tanya— le digo. A ella se le escapan más lágrimas.

 

—   No tengas lastima por mí— dice fríamente—. No soy importante, ya me di cuenta de que soy un cero a la izquierda para mis amigas, tú menos deberías acompañarme, eres mi peor enemiga…

 

Después de eso se va, dejándome furiosa, no con ella sino con Jessica.

 

—   Eres una perra— le espeto con odio. oh, esto se siente bien—. Una perra que no sabe ser amiga… yo seré una golfa pero nunca dejaría a mis amigas por un revolcón

 

 

Ha pasado un rato pero sigo sin poderme concentrar en el trabajo. Sigo pensando en Tanya, pobre. Quiero estar con ella y apoyarla.

 

Lo único que agradezco de este día es que los acosos de Dimitri no estuvieran presentes. Cada vez que una chica está dispuesta a acostarse con él, me olvida casi por completo. Amo esos días.

 

Cuando estoy por salir del hotel me encuentro con Alice y Jasper. Ambos notan que estoy desanimada. Me conocen muy bien.

 

—   ¿Qué ocurre, Bella?— inquiere Jasper.

 

—   Se… se murió el sobrino de Tanya— suspiro con tristeza.

 

 

—   Qué mal— musita Alice—. Pobre… pero, Bella, no entiendo por qué te afecta, es tu enemiga

 

—   Que no me agrade no significa que le desee mal y que no me importe lo que le suceda… ella es un ser humano, también sufre…debiste ver como se puso, parecía tan débil, quiero ayudarla de alguna manera

 

Jasper sonríe ligeramente.

 

—   Siempre has sido muy noble, Bella

 

 

—   No, no lo soy, pero tampoco soy una inhumana

 

—   No seas modesta, Isabella— me regaña el duende. Alice es hermosa; le digo duende porque tiene unas facciones muy delicadas y además es hiperactiva como una niña. No sé cómo Jasper puede estar con ella sin cansarse ya que él siempre ha sido un chico tranquilo.

 

 

—   Bueno, me voy, que tengan buena noche— les digo.

 

—   Oh, nada de eso— dice Jasper—. Tenemos que decirte algo antes de que te vayas, por favor escuchanos

 

 

—   Ya acepté ser su dama de honor ¿qué más quieren?— pregunto divertida.

 

—   No es nada de eso, Bella, te daremos una buena noticia

 

 

—   ¿Cuál? ¿Están embarazados?

 

Se ruborizan al mismo tiempo. Se ven graciosos.

 

—   No… eso es cuando nos casemos— dice Alice—. Queremos darte una buena noticia, habrá una conferencia de prensa en este hotel

 

—   ¿De quién? ¿De los actores de una película? Eso es normal…

 

 

—   No de una película, de un escritor el cual se hospedará aquí… lo conozco, es un amigo mío, he oído que te gusta leer por eso te digo

 

—   Si— suspiro—. ¿Pero por qué esto que me dicen es una buena noticia?

 

 

—   ¿No sabes que escritor es?— pregunta Jasper con una ceja arqueada. Niego con la cabeza y frunzo el ceño—. ¿De quién son los libros que te he regalado?

 

—   No jodas— digo sorprendida—. ¿Edward Cullen?

 

 

—   Ese mismo, amiga mía— responde Alice con una sonrisa.

 

—   ¡Eso es genial!— exclamo—. Es mi escritor favorito…

 

 

—   Lo sabemos y por eso te lo hemos dicho

 

—   ¿Cuándo vendrá?— cuestiono impaciente.

 

 

—   Mañana llega y pasado mañana será la conferencia de prensa, prepárate, Bella…

 

—   Pero solo soy una camarera ¿Para qué me preparo?— pregunto sin entender. Jasper pone su sonrisa pícara.

 

 

—   Vaya… ¿no preguntarás en que habitación estará? Alice es hija del dueño, además amiga del escritor

 

 

—   No voy a preguntar esas cosas— respondo sonrojada—. Soy una chica decente

 

—   Lo sabemos, estoy bromeando— se carcajea Jasper—. Pero sería bueno que hicieras que Edward se convierta en hombre

 

 

—   ¿Qué?

 

Alice mira con enfado a Jasper.

 

—   Perdón, Alice— se disculpa mi amigo.

 

—   No quiero que vuelvas a burlarte de él, ¿entendido?— gruñe Alice.

 

 

—   ¿Qué sucede?— pregunto.

 

—   Edward es gay— contesta mi amiga. Me quedo ligeramente boquiabierta y mi mente viaja hasta las descripciones de las protagonistas de sus novelas. Hace muy sexys a las mujeres; no me creo que sea gay.

 

—   ¿En serio?— pregunto perpleja.

 

 

—   Sí… es gay

 

—   Wow, no lo sabía, pensé que…

 

 

—   Pues sí, es gay… tiene pareja

 

 

—   Oh

 

Un rato más tarde llego a casa y pongo en el baño la crema dental que he comprado de camino a casa. Me pongo ropa cómoda para dormir y me acuesto, escuchando las respiraciones acompasadas de mis hermanos y los leves ronquidos de mi padre. Antes de dormir repaso los sucesos de este día que sin duda ha sido el más raro que he vivido desde hace tiempo. Tanya ni Jessica me molestaron, Dimitri no me acosó y posiblemente pasado mañana conoceré a Edward Cullen, el escritor del momento y mi favorito. Para colmo, me entero de muy buena fuente que él es gay. Hago una mueca; sin duda alguna, este día fue muy muy extraño.

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Espero de verdad que les agrade la historia n.n Saludos! 

Capítulo 2: Primer encuentro

 
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