(Pov Jacob)

Cuando terminé de comer ella estaba de pie desnuda enfrente mía.

-Acércate- exigí-.

Ella no dijo nada y se acercó sin mirarme directamente, por timidez no por obediencia.

Pasé mis manos por sus caderas y la senté en mis piernas de un tirón. Ella no dejó de mirar sus manos en ningún momento. Se notaba que era virgen.

“Premio doble ¿no crees?”

-¿Lista?-.

No dijo nada, la tomé de la cadera y la giré tumbándola sobre mis piernas, le di un azote con mi mano en el trasero.

-No te he escuchado-.

-Si amo- dijo en un murmuro sollozante-.

-Buena chica, dije y volví a azotarla con mas fuerza dejando mi mano marcada y el color rojo en la misma marca-.

La giré y vi que sus ojos estaban llenos de lágrimas y eso, aún que no fuese bueno me excitó.

-No llores, prometo ser bueno contigo- limpié sus lágrimas- lo juro-.

Ella asintió con la cabeza y me miró fijamente.

-Eres muy guapa y toda mía, he tenido suerte de encontrarte niña-.

Ella se ruborizó y no emitió sonido alguno. Pasé mis manos por sus muslos, su piel era suave y rosada, deslicé mis dedos por el interior de sus piernas hasta su sexo. Ella se movió algo inquieta pero fui más lento consiguiendo que se relajase ante mi tacto, pasé nuevamente mis dedos por su sexo y esta vez ella emitió un leve gemido, reclinó su espalda hacia atrás.

Dejé que se tumbase y relajase en mis brazos. Esta vez iría lento, para que viese que podía disfrutar tanto como yo de esto.

Sus labios se abrieron y respiró por su boca cuando introduje las yemas de mis dedos en su sexo, caliente, húmedo, cálido.

Estaba deseosa por esto, lo podía notar, su piel erizada y su cuerpo comenzando a sudar tenuemente haciéndola más deseable.

Comencé a jugar con ella y rocé mis dedos en su clítoris circularmente.

Volvió a gemir esta vez con más fuerza. No pude evitar sonreír sin dejar de mirarla, era un puro espectáculo.

(Pov Marta)

Me retorcí en sus brazos. Mis lágrimas caían incontrolablemente pero no por que no quisiese. Dios, como lo deseaba. No entendía ni por que. Mi parte racional decía una cosa y mi cuerpo completamente otra.

Los dedos de Jacob entraron suavemente en mi y me dolió un poco al principio pero después fue tan placentero.

Maldita fuese, me estaba volviendo completamente loca. Volví a retorcerme en sus brazos por el placer y el me miraba, lo sentía pero yo mantenía mis ojos cerrados. Abrí un poco más mis piernas dándole paso completamente y pareció entender lo que quería así que aumentó el ritmo cada vez más con sus dedos y era tan tortuoso, placentero.

Respiré agitadamente, solo podía escuchar mi respiración incontrolada. Sentía sus dedos en mi y su mirada tan fija, sus ojos eran completamente intensos cuando me miraba. Sentía tanta vergüenza, pero no quería que parase.

Me sujeté con fuerza a su camisa cuando una sensación como un torbellino me recorrió completamente le cuerpo desde la punta de los dedos de los pies subiendo por mi columna vertebral. Algo tan fuerte y jodidamente placentero que tuve que estirar mi cuerpo y abrir completamente mi boca para tomar aire.

Esa sensación se expandió y menguó pero los dedos de él no frenaron hasta que esa sensación desapareció y quedaron restos de la misma, mi cuerpo se relajó. Me sentía como si hubiese corrido durante horas, pero todo mi cuerpo estaba perfectamente en armonía.

-Por hoy está bien- dijo con su boca sobre mis pechos-.

Los besaba decorosamente, con lentitud.

“Y tu pensando que era un pervertido... bueno los azotes...”.

Soportaría los azotes si conseguía hacerme de nuevo lo de esta noche, lo tenía muy claro.

-¿Por que?- dije incontrolablemente-.

-Me gusta tu entusiasmo pero eres una virgen y contigo en especial me tomaré mi tiempo-.

-Vale...-.

-Mañana aquí a la misma hora, y preparame la cena-.

-Está bien-.

Se levantó del sofá y me dejó desnuda y sentada en el. Tomó las llaves de su coche de la mesa del comedor y se fue por donde vino...