(Pov Marta)
Dos horas habían pasado, dos horas y Jacob no venía. ¿Por qué demonios no venía?. Estaba tan... nerviosa que decidí tomarme un par de valiums que encontré en el armario de la cocina.
Respiré hondo y me senté en el sofá. Puse la TV a esa hora daban el telediario.
Escuchando las tragedias que pasaban, no podía asimilarlas a lo que me había pasado en este último tiempo. Estaba tan cansada animicamente. Y para colmo este hombre, manipulador, intentaba que hiciese lo que le daba la gana.
“No adelantes acontecimientos, todavía no sabes lo que quiere”-.
Pero ese pensamiento se esfumó en cuanto llamaron a la puerta, me levanté rápidamente del sofá y abrí la puerta. Respiré hondo y abrí la puerta. Le vi, vestido con unos jeans desgastados y algo rotos.
“Sus jeans desgastados y algo rotos...”-.
Traía una camiseta de manga corta ajustada de licra.
“Sexy...”-.
La verdad es que, era guapo, había que reconocerlo, y su cabello... dios su cabello era genial, atrapaba la luz de un negro intenso que eran sus hebras de cabello.
-¿Vas a seguir mirándome así o me vas a dejar pasar?-.
“Joder... no estás lista para un hombre así”-.
Me aparté y le dejé entrar en la casa, cerré la puerta detrás de mi y le miré.
-¿Has cenado?-.
“¿Ahora se preocupa por tu dieta... a caso no venía pro sexo?”.
-No- me volví a sentar en el sofá- siéntate-.
-¿Por que no has cenado?-.
-No tengo hambre-.
-Pediré algo de comer-.
-¿Tu tienes hambre?- pregunté-.
-Si... y por eso pediremos pizza-.
Llamó para pedir una pizza grande con doble de queso. Lo miraba fijamente y respiré hondo.
-¿Estás bien?-.
-Me estás poniendo nerviosa-.
-¿Por?-.
-No lo se... pensé... pensé que venías aquí para...-.
-¿Follar?-.
-Si... bueno más o menos, si -miré fijamente a la TV intentando evadir su mirada-.
-Pensé que querías que nos conociésemos un poco más- se tumbó en el sofá-.
-¿Eres virgen?-.
-Yo...-.
-Eres virgen-.
-Si, soy virgen-.
-Eso puede ser o no ser un problema-.
-¿A que te refieres?-.
-A que a mi me gusta que seas virgen y me lo pasaré bien... con el juego pero puede que a ti no te guste del todo, o no sea lo que esperas-.
-No te entiendo-.
-Veras yo soy bastante peculiar, a mi me gusta dominar-.
-¿Que?-.
-Tendrás que seguir una serie de normas, para complacerme-.
-¿Que normas?-.
Esto era casi subrealista... ¿normas?.
Me dio un papel con cosas escritas... o dios mio...
(Pov Jacob)
-Esas son mis normas- dije mirándola-.
La chica no hacía nada, solo miró fijamente el papel.
-Esto... esto va ¿en serio?-.
-Muy en serio-.
-¿Quieres que sea tu esclava, tanto sexual como...?-.
-En todos los sentidos-.
-¿Eres sadomasoquista?-.
-No creía que supieses el significado de eso-.
-Claro que lo se... soy virgen, no tonta-.
-Pues si, se puede decir que me va ese royo-.
-Lo siento pero yo...-.
-No puedes negarte- la miré fijamente- prometo tener paciencia y no obligarte con lo del sexo, iré lento en ese terreno-.
-Pero...-.
-¿Tienes claro como debes llamarme?-.
-Amo...- murmuró-.
-Buena chica-.
Llamaron a la puerta y me levanté para ir por la pizza, le pagué al pizzero y me senté en el sofá comenzando a comer.
-¿Quieres?-.
-Se me ha cerrado el estómago...- dijo ella-.
-Como quieras...-.
-¿Y cuando comenzaremos con esto?-.
-Ahora mismo... quítate la ropa-.
-Pero...-.
-He castigado a sumisas por mucho menos que replicarme, así que hazlo-.
Rápidamente se levantó y comenzó a quitarse la ropa sin mirarme directamente a los ojos.
Sus curvas eran sinuosas, suaves. Era bella sin duda que lo era.
-¿Que paso exacamente con ese chico en esa fiesta?-.
-Intentó... pero no pudo-.
-Quiero su nombre-.
-Se llama Edward... es el hermano de mi compañera de clase Rosalie Halle-.
-Me ocuparé de él, a partir de ahora, me perteneces y cualquiera que intente algo contigo tendrá que responder ante mi-.
-Yo...-.
-¿Si?-.
-Como digas... amo-.
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