(Pov Marta)

Me desperté cuando sonó el despertador a las seis de la mañana. Mi maquillaje estaba corrido por mis ojos, por la almohada. Así que cambié la cama y puse sábanas limpias. En total silencio me metí en la ducha con agua fría. Sentía el cansancio en mis hombros pero me daba igual, hoy era mi primer día como universitaria en la carrera de Psicología.

Cuando salí me miré al espejo y me rodeé con una toalla, peiné mi cabello, lo sequé con el secador.

Lo dejé suelto y rizado, como lo tenía, como a mi madre le gustaba verlo.

Caminé hacia mi habitación y me puse unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes de color negro. Unos botines con tachuelas y unas pulseras del mismo material.

Hice la raya negra por el borde de mis ojos negros y caminé escaleras abajo.

Tomé un batido de chocolate y un par de magdalenas.

Caminé hacia la parada de auto bus con una carpeta en las manos y un par de bolis en el bolso negro que llevaba.

Cuando pasó el bus me subí enseñando al conductor la tarjeta universitaria. Me senté al fondo y puse mi Mp3. Fui observando a la gente que entraba en cada parada. La universidad estaba alejada de mi casa, por eso tenía que coger el bus en las primeras paradas.

Cuando pasada una hora llegamos a la universidad, bajé. El campus era enorme, con árboles grandes, la gente se sentaba en el césped y reía animada.

Caminé subiendo el volumen de mi Mp3 cuando noté que me empezaron a mirar.

Cuando llegué al aula que me tocaba, respiré hondo y entré en la clase llamando antes.

El profesor no dejó de dar clase y solo las finas de atrás me miraron, las de delante parecían muy concentradas tomando apuntes. ¿pero apuntes de que? ¿Si estaba explicando sobre que iba a ir la asignatura?. Caminé por el pequeño pasillo hasta llegar a la fila del fondo. Tomé asiento en una esquina.

-Hola- una chica de pelo rubio y ojos marrones me dedicó una sonrisa-.

-Hola- respondí en voz baja-.

-Encantada de conocerte, soy Rosalie Halle-.

-Lo mismo digo-.

-¿De donde eres?-.

-De las afueras de la ciudad, vivo en una zona residencial ¿y tu?-.

-Yo vivo en el colegio mayor de la universidad, comparto habitación con mi hermano Edward y su amigo Tim-.

-Que bien...-.

-¿y tu?-.

-Yo vivo sola, mis padres han fallecido recientemente-.

-Lo siento mucho-.

-Está bien... no se puede hacer nada-.

-La gente del fondo- dijo el profesor- silencio-.

-Después vienes a mi casa, el primer día es un asco, nunca se hace nada, las clases se llenan para nada-.

-¿Ir donde?-.

-Al colegio mayor, hoy hay una fiesta de bienvenida-.

-No estoy para fiestas...-.

-Vamos, seguro que te animará, te prometo que si te sientes incómoda podemos encerrarnos en mi habitación-.

-Está bien...-.

Cuando terminó la clase caminé con Rosalie, mientras ella despotricaba sobre su hermano, que al parecer era un desastre y su amigo que ella hablaba de él como si fuese un cielo, claramente le gustaba.

Y cuando llegué, supe que me había trasladado a una de esas películas americanas.

La gente bebía, jugaba a las cartas,bailaba... o directamente se enrollaba.

-Bienvenida a la universidad-.

No sabía que decir...

(Pov Jacob)

Después de estar dando clase de psicología evolutiva en diversas carreras me dí cuenta de la diversidad de habientes en las diferentes zonas de la universidad. La gran putada es que me había tocado impartir clases a las de primero. Yo esperaba a las de tercero o cuarto, adultas, mujeres con las que sin duda hubiese tenido más que palabras. Pero con niñas... a penas de diecisiete o dieciocho años... no era mi gusto, no era mi estilo.

Respiré hondo y caminé hacia la entrada de la universidad, allí había una cafetería. Me senté y pude escuchar el ruido del colegio mayor que había al lado de la universidad, fiesta de bienvenida.

Recordaba esas fiestas, alcohol, drogas y más alcohol además de sexo desenfrenado con alguna puta de primer año.

Pedí un café y lo tomé mientras veía a las niñas y niños de primer año cruzar la calle, medio borrachos.

-¡¡Marta!!- gritó una chica rubia-.

Otra chica de pelo negro rizado, esbelta y guapa sin duda caminaba apresurada por la calle. Su camiseta estaba rota por los tirantes, al parecer algún hijo de puta la había intentado forzar y salió despavorida. Esa chica caminó de nuevo a la universidad y entrando en la cafetería se intentó cubrir con su chaqueta.

-Espera- la tomé del brazo-.

-Suéltame- dijo alejándose-.

-Tranquila, no te haré nada-.

-¿Que hora es?- dijo con la respiración agitada-.

-Las cinco de la tarde-.

-¡Mierda!- tapó su boca-.

-¿Que te pasa?-.

-Acabo de perder el jodido autobús ahora tengo que esperar dos horas al próximo-.

-No digas tonterías, yo te llevaré-.

-No dejaré que un desconocido me lleve a ningún sitio-.

-Soy profesor de la universidad- le enseñé mi tarjeta de identificación- puedes quedártela y si te ocurre algo denunciarme ¿que te parece?-.

-¿Por que me ayudas?-.

-Por que tu ropa me dice que alguien se ha propasado contigo, no me parece bien, supongo que quieres irte a tu casa cuanto antes-.

-Si, así es- dijo con serenidad, esta chica sin duda me sorprendía-.

-Aceptas ¿que te lleve?-.

-Acepto, vamos rápido-.

¿Sería esta la vez que dejaría que alguien me ordenase?.

-Está bien- me levanté y la miré, su pelo era negro, de un negro intenso y brillante y todo estaría en orden en su perfecta tez si no tuviese dos borrones negros bajo los ojos, había estado llorando. Ese hijo de puta pagaría por lo que le había echo- ¿Quién ha sido?-.

-¿Disculpe?-.

-Vamos, no me trates de usted, no soy tan mayor, te pregunto quien te ha forzado-.

-No importa...-.

-Si que importa, dímelo-.

-No, vamos por favor profesor quiero irme-.

La tomé de la mano y caminé con ella hacia mi moto. Le di un casco y subíe poniéndome el mio. Arranqué en cuanto ella estuvo subida y escuché las indicaciones que me daba.