14º El Gran Lobo
Seth PoV
- No tengas miedo, Seth, este viaje no lo harás solo, yo estoy aquí para acompañarte- Me dijo Bella.
Estábamos sentados bajo el Gran Roble, uno de los arboles más antiguos de la zona.
Según los ancianos, ese árbol llevaba en pie más de 1000 años.
Era un lugar épico, donde se realizaban estos ritos, pasar de niño a hombre.
Dos años antes, ella también se había sentado allí con Sam, su padrino Quileute.
Nos había llevado una hora de camino llegar hasta allí, tiempo que aprovecho, tal como Sam hizo con ella, para contarme la historia del ritual.
-Cierra los ojos y escucha lo que sucede a tu alrededor- Me dijo en un susurro.
Así lo hice, me concentre al máximo en el bosque. Podía sentir el susurro de la brisa en las hojas del Gran Roble y los distintos tipos de aves, cantando alegremente a nuestro alrededor. Se oían las ardillas corretear por los arboles más cercanos.
Y de pronto los escuche. Nuestros corazones. Los podía oír a la perfección. Uno acelerado, el otro más calmado.
-Te oigo- Le susurre asombrado.
-Cálmate Seth, tu corazón late demasiado deprisa, hasta para eso eres ruidoso- Me regaño Bella en plan divertido. Nos reímos los dos en silencio, hasta que de pronto lo escuche. Un tercer corazón, más fuerte, mas rápido. Me tense, pensando que podía ser un animal al acecho.
-Ya lo has encontrado- Me dijo Bella con dulzura.
-Ahora debes dominarlo- Abri mis ojos y me encontré con la mirada dulce y cariñosa de Bella, que me sonreía. Le devolví el gesto de forma automática. Era tan buena conmigo. La quería como a mi hermana, más aún, como a una madre. Siempre me mimaba, me sentía a gusto con ella, era mi mejor amiga, algo así como mi confidente.
-Céntrate Seth, que te desvías- Me dijo, adivinando mis pensamientos.
-No sé que debo hacer, tengo miedo- Le confesé.
-No debes tenerlo, muéstrate sincero y valiente. Vuelve a cerrar los ojos y deja que se acerque, que tome tu alma- Me contesto en un susurro.
Asi lo hice. Cerré los ojos y entonces lo vi. Un gran lobo gris se presentó ante mí. Al principio me enseño los dientes, en una mueca amenazadora, pero no mostré miedo ni debilidad. Erguí mi espalda y enfrente al lobo. Este se acercó lentamente y de un gran salto, su espíritu se mezcló con el mío, haciéndome jadear de la impresión.
-Estás preparado- Me dijo Bella.
Cuando abrí los ojos de nuevo, vi como ella se levantaba y se apartaba unos pasos de mí.
-Es hora de sacar ese espíritu al exterior- Me dijo.
-Ponte en pie y prepárate para el enfrentamiento!!- Me grito, adoptando una pose de ataque, agachada, casi tocando el suelo con las manos y dispuesta a saltar sobre mí.
-No voy a luchar contigo!!- Le grite asustado. Su imagen me resultaba aterradora.
-No tienes opción!!- Rugió, atacándome.
En un segundo me vi con la espalda tocando el suelo y con Bella sobre mí, con su mano en mi cuello, clavándome las uñas a los lados.
-Defiéndete o te mataré!!- Me grito, de nuevo rugiendo como un animal salvaje.
Con un impulso, apoye mis pies en su estomago y la empuje todo lo fuerte que pude, para quitármela de encima. Ella dio una voltereta para caer sobre sus pies.
-Bella, no quiero luchar contra ti!!- Le grite, muy asustado, levantándome.
-No estás luchando contra Bella, lo haces contra tu enemigo!! Si no te defiendes morirás!! ¿Es eso lo que quieres?- Me pregunto, con la mirada llena de ira.
Estaba realmente asustado. Jamas había visto a Bella comportarse así. Parecía un animal salvaje.
Entonces me di cuenta, aquella no era Bella. Era su espíritu el que dominaba su cuerpo, así que tome la determinación de defenderme.
Me puse en posición de ataque y nos enzarzamos en una lucha encarnizada. Los ataques de Bella eran feroces, sus patadas impactaban una y otra vez contra mi cuerpo y sus manos daban fuertes golpes, muy similares a los zarpazos de un lobo.
Yo por mi parte, hacia lo que podía para defenderme. Bella era muy fuerte y apenas conseguía tocarla.
Logre esquivar algunos golpes y también conseguí soltar algún que otro puñetazo en su estomago o en su cara, cosa que por desgracia no le hizo desistir de su ataque.
Hasta que al fin, en una de las confrontaciones, conseguí hundir mi mano derecha en su cuello, tirándola al suelo y aprisionándola con mis piernas contra el mismo.
-Ríndete, no quiero hacerte daño!!- Le grite desesperado. Bella en respuesta intento deshacerse de mi agarre, pero no lo consiguió.
Un furioso aullido salio de su garganta, luchando de nuevo por levantarse y atacarme, sin éxito. Así que poco a poco se fue clamando.
Jadeábamos los dos en busca de oxigeno y nuestros corazones latían de forma descontrolada. Cuando, al fin, Bella se relajó bajo mis manos, la solté, dando un pequeño salto hacia atrás y preparándome de nuevo, por si volvía a atacar, pero lo que hizo me desconcertó.
Se puso en pie de un salto y luego, doblando sus piernas, se sentó de nuevo en el suelo, mirándome con una sonrisa en sus labios.
-Lo has hecho muy bien Seth, te felicito- Me dijo mientras me miraba de forma dulce otra vez.
-Relájate, estas a punto de acabar con tu entrenamiento, ven, siéntate aquí- Poco a poco, abandone mi postura de ataque y me sente frente a ella, con cautela.
-Cierra de nuevo los ojos y concéntrate como antes, en lo que sucede a tu alrededor- Me susurro con una sonrisa en los labios.
De nuevo volví a centrar mi atención en lo que oia y de forma casi automática, lo primero que sentí fue mi corazón y el de Bella.
-¿Lo notas? Tu corazón ha madurado, ya no tiene el ritmo alegre y alborotado de un niño. Te has convertido en adulto. Has enfrentado tus miedos y te has responsabilizado de tus actos. Debes aprovechar la oportunidad única que se te ofrece, de ser un hombre responsable, bueno y dedicado. Algún día llegaras a formar parte del consejo de ancianos. Pero par eso debes llevar tu vida por el camino correcto, enorgullécete de ser un buen Quileute y consigue así que todos nos sintamos orgullosos de ti- Me dijo Bella con la voz llena de emoción.
Abrí mis ojos a tiempo de ver como se secaba una lágrima de su rostro. Entonces me sonrió y se acercó a mi, dándome un fuerte abrazo.
-Es hora de volver- Me dijo al oído.
-¿Y ahora que pasara?- Le pregunte con algo de miedo.
-Pues que celebraremos tu cumpleaños!!- Me contesto ella con entusiasmo.
-Pero antes, debemos volver y curar nuestras heridas, si Edward me ve así, le dara un ataque- Dijo Bella con dramatismo fingido.
La mire detenidamente y me di cuenta de que tenia varios arañazos en el cuello, un pequeño morado en la comisura de sus labios, que sangraba un poco y varias contusiones en los nudillos, a causa de los puñetazos que me había dado.
Yo por mi parte, además de las contusiones que notaba en mis costillas, tenia también arañazos en brazos y cuello y me notaba una ceja hinchada.
-Edward te quiere mucho- Le comente.
-Solo se preocupa por mí- Me dijo ella, algo apenada.
-No, no solo se preocupa por ti, Bella, él te quiere, he visto como te mira, como te toca, diría que está enamorado- Bella se tensó en ese momento y me miro con una expresión de asombro en su rostro.
-Edward no conoce nuestras tradiciones, él piensa que el rito de unión es un simple espectáculo para turistas. Asi se lo he dado a entender, a el y los demas. Seth, no digas nada, el no me ama y yo no puedo decírselo, perdería lo que tengo con el y entonces me moriría- Me explico mientras varias lagrimas abandonaban sus ojos. Me acerque a ella y la abrace con ternura.
-Bella, yo no voy a decir nada, pero, te lo digo en serio, ese hombre te ama. Estáis hechos el uno para el otro. ¿acaso has olvidado como te ha reclamado antes de marcharnos, mientras te alejabas de su lado?- Le dije al oído.
-No me des esperanzas Seth, mi corazón ya no soporta más dolor. Y ahora vamos, una fiesta nos espera- Me contesto soltándose de mis brazos y limpiándose la cara.
Bella era terca, pero yo la ayudaría a darse cuenta de que su amor estaba siendo correspondido.
Estaba decidido a hablar con Edward y sacarle la información que necesitaba sin que el se diera cuenta.
Y con un plan formándose en mi cabeza, partimos de nuevo, rumbo a casa.