¡TE ODIO! ¿AMOR? (+18)

Autor: carlarobpatt4ever
Género: + 18
Fecha Creación: 28/04/2013
Fecha Actualización: 13/04/2014
Finalizado: SI
Votos: 36
Comentarios: 85
Visitas: 98701
Capítulos: 27

fanfic finalizado!!!!

Del odio al amor? ¿Habrá solo un paso? ?¡Te odio!?Grité. Él empezó a sonreír de lado?Pero aún así me amas, querida?Bufé exasperada?¡Ni loca, Cullen, primero muerta!?Esperaba no tragarme mis propias palabras.

HOLA! ESTE ES MI PRIMER FIC ESPERO QUE SEAN BUENAS Y AUNQUE LA IDEA NO ES TODA MIA ESPERO QUE LES GUSTE ; ESTE FIC PERTENECE UNA PARTE A CHAPIS CULLEN DE LA PAGINA DE FF PERO NO LO TERMINO Y ME HABIA GUSTADO ASI QUE LO TERMUNO YO SI NO LE IMPORTA A LA Q LO EMPEZO PERO COMO NO PUEDO HABLAR CON ELLA ESPERO Q ME DE SU PERMISO

ESTE FIC ES MIO , DE MI AMIGA CARLA Y CLARO CHAPIS CULLEN AUNQUE LOS PERSONAJEN NO ME PERTENECEN , ESTOS SON OBRA DE LA MARAVILLOSA STEPHANIE MEYER

¡ESPERamos QUE LES GUSTE!;)

tenemos otros fics 

los recuerdos de mi intercambio el link: http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3803

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 15: ¿en verdad me ama?

Capítulo 15. ¿En Verdad me Ama?

 

Después de los eventos de la noche anterior me sentía en un mar inmenso de emociones y sentimientos, como cuando Edward le dijo aquel discurso a mi vecino, dios me puso…, fue muy caliente. El que mi madre nos descubriera y hubiéramos perdido la noción del tiempo era algo inusual, pero como bien dice mi padre una vez al año no hace daño… cuando Jane me comunicó que Vladimir Collins me esperaba en mi oficina, me sentí incomoda, y no tanto por mí, sino por Edward quien inmediatamente se pondría en guardia y no me permitiría trabajar y desenvolverme como a mí me gustaba por el solo hecho de que desconfiaba de Vladimir.

Pero lo que más me sorprendió fue cuando me dejo parada a un lado del auto sin despedirse siquiera, me sentí herida, nunca en nuestras peleas anteriores había sido tan mordaz como lo era en ese momento, era tonto pero prefería que me dijera lo que en verdad sentía o pensaba, el que se quedara callado y me dejara ahí plantada tan solo pidiéndome que lo llamara para saber si nos íbamos juntos o cada uno por su cuenta me dolió. Pero él tenía motivos para comportarse así. ¿Por qué no podía por un momento hacerle un poco de caso? Él no trataba de controlarme, lo único que deseaba era decir que éramos pareja y yo no se lo permití.

Respire hondo y me dirigí hacía el lobby, estaba solo… se estaba haciendo costumbre para las chicas que suelen ocupar ese lugar de vez en cuando no estar en recepción. Ya lo hablaría con ellas. Camine con nada de ánimo hasta el elevador, en cuanto se abrieron las puertas del mismo entre sabiendo que en cuanto llegara a mi piso tendría que fingir una sonrisa para atender a mi cliente. Por él que en estos momentos sentía cierto recelo, yo era una mujer segura-o al menos pretendía serlo-y el que él tuviera interés en mi me incomodaba. Tal vez si las cosas no se hubieran dado entre Edward y yo, y él no me hubiera contado su rara historia con Vladimir y esa mujer Heidi, muy probablemente no me sentiría incomoda. Aunque eso no influiría para que saliera con él en plan amoroso, Vladimir Collins, no era mi tipo de hombre.

Mi mente estaba en todos lados menos ahí, para ser más exacta estaba cruzando la acera, pero lo que no dejaba de repetirse en mi pensamiento eran las palabras "eres una estúpida" por qué no puede darle el gusto a Edward de hacerle saber a Vladimir que él y yo éramos novios. Al ir caminando por el pasillo pude ver como estaba Jane de ansiosa, removía papeles de un lado a otro sin sentido, y veía impaciente el reloj de pulsera que llevaba consigo. Cuando salimos de casa decidí no llevar mis típicos tacos altos, preferí llevar zapatos de piso, eso de alguna forma me hacía sentir protegida por Edward quien era bastante alto. Cuando sus brazos me rodeaban me sentía segura, y amada… así que Jane no me escucho llegar.

—Hola Jane… ¿Qué ocurre? —Ella alzó la vista sorprendida y sonrío de manera sincera, pero a la vez preocupada.

—Bella… —Musitó —Lamento mucho haberte hecho venir, pero… el señor Collins, insistió que permanecería aquí hasta que llegaras, incluso dijo que él personalmente te llamaría, justo lo estaba convenciendo de que no te llamara porque no tenías tu móvil contigo y que no vendrías, cuando tu llamaste, no pude decirte nada por teléfono ya que lo tenía enfrente de mí… —Todo lo que decía Jane no tenía sentido, qué la tenía tan nerviosa.

—Entiendo, pero… qué te tiene tan nerviosa —Inquirí tranquila — ¿Dónde está? —Revise todo el lugar, y no se veía por ningún lado, y en mi oficina tampoco podría estar, estaba prohibido que alguien entrara a la misma sin mi consentimiento. Jane suspiro audiblemente.

—Acepto estar con Emmett en lo que tu llegabas, yo quedé de avisarle… —Esbozó una sonrisa sin ganas —Cuando llego, un ejército de personas lo acompañaban, traían consigo jarrones llenos de rosas, Bella, tú oficina está abarrotada de ellos —Dijo incomoda, yo en cambio abrí los ojos de par en par —Tú mamá me llamo para decirme a grandes rasgos porque no podrías venir —Comentó apenada. Cerré los ojos para procesar todo lo que me había dicho. Sí que estaba en un gran problema. Intente controlarme.

—Dile que he llegado, que lo espero en mi oficina —Jane inmediatamente levanto el teléfono pero antes de que marcara le dije: —En cuanto Vladimir Collins se vaya, le hablas a los chicos de mantenimiento para que saquen todos esos jarrones de mi oficina ¿De acuerdo? —Tan solo asintió —No me importa donde los pongan, lo que menos deseo es tener un nuevo problema con Edward —Espeté incomoda. Volvió a asentir.

—Él y yo… ahora tenemos una relación, cuando llegue a venir no necesita ser anunciado, a menos que yo este con algún cliente —Sonreí entre feliz y triste, por lo estúpida que era.

Entre y vi con horror cómo habían colocado todos esos jarrones en mi oficina, incluso uno en mi escritorio, junto a los claveles que Edward me había regalado, inmediatamente quite ese jarrón para ponerlo en algún lugar donde no hubiera otro, en este estaba una nota que tome, sin ningún cuidado.

 

Bella:

Estoy ansioso porque pasen las horas, este es un pequeño detalle para alabar tu belleza… no hay palabras para expresar lo hermosa que eres.

Vladimir Collins

 

Justo cuando termine de romper y tirar la nota en el bote de basura, Jane entro seguida por Vladimir, quien venía como siempre vestido de forma impecable y con una sonrisa bastante peculiar en su rostro. Me levante y camine hasta su encuentro, extendí mi mano para poner una distancia prudente entre nosotros pero Vladimir en cuanto tomó mi mano me jalo levemente hacía el plantando un beso en mi mejilla, sonreí de manera forzada, gracias a dios, Jane permanecía ahí, y sin duda le pediría que se quedara. Cuando Jane disponía a irse, gracias a que Vladimir le dirigió una mirada de lárgate de aquí, intervine.

—Jane, te agradecería que te quedaras, y tomes nota de algunos puntos a tratar —Enfrente la mirada recelosa de Vladimir —Como podrás ver, no planeaba venir, así que no vengo preparada —Sonreí. El tan solo asintió.

—Pero tomemos asiento —Camine hasta mi lugar. Vladimir se sentó frente a mí mientras Jane se sentaba a un costado del escritorio con su libreta de notas en la mano.

—Por cierto, gracias por las flores —Sonreí, era un bonito detalle, pero dadas las circunstancias no se me hacía un detalle muy sincero.

—Como dije en mi nota anterior, no le hacen justicia a tu belleza pero se acerca un poco —Musitó con un falso  tono sexy. Jane se removió incomoda en su lugar. Sonreí con cortesía, y me aclare la garganta.

—Gracias… —Inquirí segura — ¿Qué te trae por aquí? —Decidí terminar con esta "reunión" sorpresa rápido. Tenía que hablar con Edward.

—En realidad, tenía deseos de verte —Soltó suspicaz, la que se removió incomoda en su lugar esta vez, fui yo —Espero que no hayas tenido que dejar de estar haciendo algo importante por venir hasta aquí —Estuve tentada a entrecerrar los ojos, sin duda era muy astuto, y por supuesto que había interrumpido algo muy importante.

—De hecho, sí —Admití sin entrar en detalles —Estaba pasando un día libre con mi novio —Acepté ante la cara de sorpresa que puso, y aunque moría por reír a carcajada abierta por como su boca se abrió levemente sin emitir sonido. Me contuve, incluso Jane tuvo que hacerlo, por el rabillo del ojo pude ver como sonreía.

—Dijiste… ¿Novio? —Pregunto con voz tensa —Creí que habías dicho que no tenías —Puntualizó suspicaz.

—Lo has dicho muy bien ya veo que dominas el pasado de los verbos, Vladimir, no tenía… pero ahora… sí, que lo tengo —Esbocé una sonrisa. Él tan solo asintió.

—Eso quiere decir que no iras a la cena de mañana ¿Verdad? —El tono amable y seductor que había utilizado desde que lo conocí, al parecer se perdió de repente por algún lugar.

—Sin duda iré, tenemos negocios que tratar —Hable con tono profesional —Solo que yo iré por mi cuenta… —Intento interrumpirme pero no se lo permití —De hecho me encantaría que mi novio me acompañara, no te molesta ¿Verdad? —Jane soltó una risita que disimulo con tos fingida. Fue turno de Vladimir de removerse incomodo en su silla.

—Por supuesto que no…, él puede ir —La manera hostil con la que hablo al decir "él" me molesto. Pesé a mis deseos de terminar pronto con la reunión, Vladimir Collins, se las arregló para estar en mi oficina tanto tiempo como quiso, con uno y mil pretextos intento que Jane saliera de la oficina y nos dejara solos pero ella al conocerme tan bien sabía que era lo que menos deseaba así que cualquier cosa que el pidiera o necesitara hacia que alguien nos la llevara a mi oficina, puse a su disposición mi teléfono para que se comunicara con las personas que tenía que hacerlo.

Tras una larga despedida y miradas desagradables hacía Jane, quien no se movió de su lugar en ningún momento Vladimir se fue…

—No puedo creer lo imbécil que es… —Espeté fastidiada —Creí que nunca se iría —Suspire —Gracias por no dejarme sola con él Jane —Sonreí agradecida.

—No te preocupes, Bella, pude ver cuánto te incomodo que te hiciera venir sin razón aparente —Suspiró —Felicidades por tu noviazgo con Edward —Inquirió con sinceridad.

—Gracias, Jane, pero no sabes… tuve un problema con él justo por venir a esta estúpida reunión sin sentido —Musité —Él y Vladimir tienen cierta historia en el pasado y… —No me dejo continuar.

—Lo que haya sido, Bella, háblalo con él, no puedes permitir que cosas como estás te hagan tener problemas con él —Sonrió para darme ánimos —Vete ya que debe de estarte esperando, yo termino de arreglar todo esto y me encargo de que todos estos jarrones se distribuyan por todo el edificio —Empezaba a tranquilizarme un poco cuando recordé que el único lugar donde no podían poner nada era la sala de juntas.

—Recuerda que…

—Lo sé, Bella, en la sala de juntas no se pondrá ningún jarrón —Tan solo asentí. Sin mayor preámbulo, tome mi bolso dispuesta a irme de la oficina y no volver hasta el lunes por la mañana, pero antes tenía que hablar con mi primo.

Camine hasta su oficina de manera despreocupada, tratando de ordenar mis ideas. Tenía que pensar como remediar las cosas con Edward y tendría que contarle lo que ocurrió con Vladimir, y el detalle de las flores. No tenía por qué decírselo pero… sentía que debía hacerlo, para que todo estuviera claro, y no pensara que le ocultaba cosas. Toque a la puerta, con cuidado, tenía costumbre de hacerlo, en más de alguna ocasión me topé con situaciones que prefería no haber visto, los rollos de unos días de mi primo con ciertas mujeres que no eran de mi agrado era algo que en estos momentos no tenía ganas de ver. Así que era mejor prevenir que lamentar…

—Pasa, Bella… —Se escuchó su voz ronca en el gran espacio, entre y lo vi sentado frente a la pantalla de su computadora. Con cuidado retiró los lentes de aumento de sus ojos oscuros-que lo hacían verse intelectual-para enfrentar mi mirada. Tan guapo como siempre enfundado en sus trajes hechos a la medida, era uno de los hombres más guapos que conocía. Una hermosa sonrisa adorno su rostro, de niño.

—Hola, Emmy, ¿Cómo estás? —Empecé a darle rodeos al asunto, ya no me sentía tan segura de hablar con él en este momento. ¿Por qué no estás en la ciudad Tanya?-pensé sin poder evitarlo, a buena hora se le ocurrió irse de vacaciones con Félix.

— ¿Qué ocurre, Bells? —La sonrisa abandono su rostro, para pararse y plantarse frente a mí y estrecharme entre sus brazos —Te hizo algo Vladimir… —Pregunto temeroso, de repente me sentía aún más estúpida que antes, no sabía ni por qué quería llorar. Era una tonta.

—Tengo algo que decirte —Se separó de mí y posó su brazo sobre mis hombros para ayudarme a caminar y sentarnos en la pequeña salita que tenía en su oficina. Me sentía aún más pequeña e indefensa a su lado, él era un hombre extremadamente alto, parecía una niñita a su lado.

—Suéltalo… —Musitó dándome mi espacio, animándome a continuar.

—Me hubiera gustado darte esta noticia en otro momento y circunstancias pero, bueno… Edward y yo ahora somos novios —Evite su mirada, pude ver como el aire se quedaba atorado en su garganta y salía un grito ahogado de la misma, no pude evitar sonreír y a la vez sentirme avergonzada por mi declaración.

— ¿Qué? —Dijo con un hilo de voz —Creo que… no escuche bien —Enfrente su mirada curiosa.

—Lo escuchaste muy bien, creo que surgió algo, así… sin darnos cuenta —Sonreí feliz —Es oficial desde ayer, me extraña que mi madre no te hubiera hablado. De hecho, no se lo digas a Tanya, yo misma se lo diré —Pedí. Emmett aun en su letargo tan solo asintió.

—Pero a qué viene tu ¿Incomodidad? —Emmett me conocía muy bien —Vladimir Collins —Articulé con cierto recelo, y algo de ¿coraje? Pero vamos, no me estaba facilitando las cosas con sus atenciones. Y dudaba mucho que el muy ¿idiota? No reconociera a Edward.

 

No tuve más remedio que platicarle a grandes rasgos lo que había ocurrido entre Edward y Vladimir en el pasado, Emmett sería un aliado muy bueno para mí. En él podría apoyarme, mantener a raya a Vladimir y eso haría que Edward estuviera más tranquilo.

—Pues yo entiendo perfectamente a Edward, primita, digamos que Vladimir Collins desde un principio fue claro en sus intenciones hacía ti, así que no te preocupes, yo me encargare de él. Una vez que el trato este cerrado, todos los detalles los tendrá que ver conmigo, obviamente antes los consultaría contigo —Justo lo que deseaba, me levante de mi lugar y estreche a mi primo entre mis brazos, no podría dejar en mejores manos ese negocio.

—Gracias, no esperaba menos de ti, primito —Admití. El sonrío de oreja a oreja.

—¿Dónde quedo eso de Edward Cullen es un Neandertal? —Hablo burlón —Y que era un jodido caliente —Ante lo último se soltó a reír como un chiquillo tonto. No pude evitar reírme con él.

—Admito que exagere —Trate de no darle importancia al asunto —Estoy feliz Emmett —Admití contenta. Se sentía correcto.

—Te ves, feliz —Musitó —Ya era hora que te dieras cuenta que entre tú y Cullen había algo que no querían admitir —Lo mire sorprendida. Sin mayor preámbulo y dejando esa plática inconclusa me despedí de él, tenía que hablar con Edward.

                                                             

                                                            0o0o0o0o0o

 

Salí presurosa hacia la calle, necesitaba hablar con Edward, aclarar cualquier mal entendido que hubiera surgido entre nosotros. Cualquier temor o duda sobre mi cercanía a Vladimir. Deseaba correr para llegar más rápido, pero en cambio, me di mi tiempo de pensar que era lo que haría. Qué le diría.

Atravesé el vestíbulo desierto, algo que no era raro hoy en día, parecía que nuestras recepcionistas se iban a cotillear juntas al mismo tiempo, atravesé el lugar sin ningún problema, me adentre en el elevador y espere con paciencia llegar al piso donde estaba la oficina de Edward. A la distancia me di cuenta que Lauren no estaba y lo agradecí, lo que menos quería era verla en estos momentos y soportar su mirada recelosa y odiosa en mí.

Al acercarme a la imponente puerta de la oficina de Edward escuche su voz tranquila, relajada, y con un deje de tristeza… estuve tentada a tocar y hacerme notar. En cambio, entreabrí la puerta para escuchar mejor la plática, con satisfacción noté que él estaba dándole la espalda a la puerta.

—Hola… ¿Estás muy ocupada? —Todo indicaba que Edward hablaba con una mujer. Una a la cual apreciaba por ese tinte cariñoso que emanaba de sus cuerdas vocales.

—Bueno, debo decir que… Bella ya es mi novia —Sentí cómo mi mundo se empezaba a tambalear ante su declaración. La forma tan sencilla e informal pero a la vez cariñosa en la que le anunciaba a esa extraña de nuestro noviazgo. Y cómo le relataba de alguna forma lo feliz que se sentía.

—No estoy triste, se trata de una tontería, solo necesitaba hablar con alguien. Me siento muy feliz, Al, como nunca antes —El susurro de sus voz era inquietante, pude notar el dolor, al igual que la tal Al, notaba el trabajo que le costaba admitir su "incomodidad".

—Incluso siento que la amo ¿Sabes? Es raro… —El aire se quedó estancado en mis pulmones ¿Acaso era posible? Edward… ¿Me amaba? No lo dijo literalmente pero el que sospechara que ese sentimiento estaba naciendo me hizo sentir un nudo en la garganta.

Me sentí culpable cuando, él empezó a relatarle a esa mujer lo que debió de decirme a mí, cuan afectado estaba, cuan dolido se sentía. Pero también cierta molestia surgió en mi sistema, ¿Quién era ella? ¿Por qué quiso desahogarse con ella y no conmigo? Él deseaba una relación, pero no había sido lo suficientemente maduro para afrontar los hechos, él no podía tan solo huir, y erguir una barrera entre nosotros por no querer abrirse ante mí. Pero a la vez no lo culpaba, Edward tenía miedo de mi rechazo, temor de que lo tomara por un loco celoso que quería controlarme. Y conociéndome, así lo juzgaría, pude saber por medio de esa conversación que tanto sentía por mí, que tan profundos eran sus sentimientos. Durante un largo rato, Edward no hablo, no estaba segura que tanto le decía la mujer a Edward, pero no hablaba, tras unos minutos más, él retomo la plática.

—No tienes que decir nada, cariño, con que me hubieras escuchado sin juzgarme me basta —Escuche a lo lejos un deje de risa por parte de él, la forma en que le dijo cariño, no me agrado mucho.

—Tal vez… tienes razón… y tiendo a exagerar las cosas —Musitó —Te quiero mucho, no lo olvides, te dejo, estoy por salir, ella no ha llamado, así que lo más seguro es que ya se haya ido para casa de sus padres —Perdí la noción de todo con esas últimas palabras, en verdad creía que era tan maldita de irme sin siquiera hablarle, ¿En verdad me creía capaz de hacerlo?

—Una vez más gracias, cariño… nos veremos pronto… —La forma tan cariñosa de despedirse por decir poco, me descoloco aún más… escuche como suspiraba irrumpiendo el corto silencio que se formó tras cortar la llamada. Las estúpidas lágrimas ya estaban haciendo acto de presencia en mis ojos, me sentía una estúpida cría, que no aceptaba su realidad. Lentamente se giró, intente salir pero mis pies se negaron a seguir mis órdenes. Su semblante estaba diferente, ya no había dolor ni nada extraño en él. Se notaba como le había ayudado hablar con la tal Al…

Al ver mi semblante su cara cambió completamente, la preocupación invadió sus rasgos varoniles, se levantó lo más rápido que pudo de su silla y camino hasta a mí, pero yo necesitaba espacio, extendí mi brazo para que no me alcanzara, tenía que pensar que iba a hacer, como podía manejar la situación después de aquella interesante plática que tuvo con su "amiga" cómo tenía que actuar. Lo había escuchado sabiendo que no era correcto, que tenía que irme y esperar con paciencia a fuera a que él terminara, pero simplemente no pude hacerlo.

Él se quedó de pie, inmóvil atento, estudiando, todos y cada uno de mis movimientos, los estúpidos sollozos amenazaban con salir de mi pecho. Sin detenerme a pensar en nada más me abalance contra él y lo tomé por la cintura, recargue mi cara en su pecho y me solté a llorar en su pecho, él algo desconcertado me abrazo, pude ver cierta vacilación en su toque, pero no me importo, necesitaba sentirlo, fundirme en él.

Sentir sus labios sobre los míos, probar esos labios que tanto me encantaban, sin vacilación alguna busque a ciegas su boca, cuando él correspondió al beso me sentí en la gloria, feliz, completa dichosa, cuando el aire empezó a faltarnos nos fuimos retirando lentamente, Edward posiciono su frente en la mía. Con los ojos aun cerrados, sonreí, complacida por tener a este hombre a mi lado.

—Lo siento —Musité mientras recorría con la punta de los dedos sus labios, abrí los ojos lentamente, él me miraba desconcertado. Y sonreí aún más.

—Tenías razón, al sentirte así, cuando te fuiste —Interrumpí antes de que él pudiera hablar o decir cualquier otra cosa más —Sin querer escuche parte de tu conversación telefónica —Admití avergonzada. No deseaba que hubiera mentiras entre nosotros.

—Y admito que me sentí algo molesta porque no me dijeras a mí como te sentías, y en su lugar hubieras huido —Edward cerró los ojos y me aprisiono aún más entre sus brazos, sin poder evitarlo, posé mi cabeza en su pecho, aspirando su aroma.

—Sé que fui un tonto por irme así, pero… entiende, Bella, todo esto es tan nuevo para mí que… simplemente no me permite pensar con claridad, eres tan hermosa, tan segura de ti, con una sensualidad inocente que no te das cuenta el efecto que causas en ciertos hombres, en especial en Vladimir —Inquirió suspicaz.

—Obviamente no te pido que dejes de ser quien eres, sería estúpido e irracional de mi parte pedirte que dejaras de ser tú, pero al menos déjame acostumbrarme a todo ello, tenme paciencia —Dijo solemne —La misma paciencia que te pido yo a ti —Sonrió coqueto —No creas que tú eres la única que tiene su encanto —Ambos soltamos una carcajada que aligero completamente el ambiente. Tras unos ligeros besos y caricias más, dejamos su oficina, ya era bastante tarde y nuestros padres debían de estar desesperados. Ya podríamos hablar al día siguiente lo que quedo pendiente de esta conversación.

Cuando llegamos a casa de mis padres-en el auto de Edward, ya que habíamos decidido que pasaría el fin de semana en mi departamento- Raneé y Esme nos esperaban impacientes, en cuanto entramos a la sala donde estaban sentados se levantaron inmediatamente, rodeándonos con sus brazos, Esme a mí y Raneé a Edward, compartimos miradas cómplices intentando jugar con ellos un poco.

— ¿A qué se debe este agradable recibimiento? —Espetó Edward serio.

—A que nos han dado un bellísimo regalo al tener una relación —Sin evitarlo arqueé una ceja — ¿Cuál relación? —El semblante de nuestros padres se tornó pálido.

—Edward y yo solo somos amigos, mamá, ¿Verdad, Edward? —Él de manera coqueta sonrió y asintió en dirección de nuestros padres.

—Bella y yo, no fuimos hechos el uno para el otro —Admitió entre dientes, tratando de continuar con la broma. Y aunque yo sabía que solo se trataba de un juego, sentí una opresión en el pecho. No muy segura de querer que eso ocurriera en verdad.

—Isabella, nosotros no te educamos para que te portaras así, y mucho menos para que te encontrara como esta mañana con Edward —La mirada furiosa de Reneé, por poco hizo que soltara una carcajada —Los tiempos han cambiado y nosotros somos adultos, pensantes que no desean ningún tipo de compromiso —Inquirí despreocupada. Edward de manera sigilosa se fue acercando a mí acunándome entre sus brazos ante la mirada expectante, de nuestros padres.

—Raneé, Charlie, padres —El tono de Edward subió una octava —Obviamente, esto es un juego. Bella y yo, si somos novios —Admitió con una gran sonrisa en el rostro —Y si decidimos hacer esta "pequeña broma" es para que aprendan a no meterse en nuestras vidas, está relación es nuestra solamente —Hizo que su voz sonara severa.

—Y no pensamos permitir que interfieran en nuestras decisiones y nos presionen —Sonrió para mí —Bella es lo mejor que me ha pasado en la vida, y queremos que funcione —Declaro de manera sorpresiva para todos, incluso para mí.

Me acerque aún más a él y lo bese castamente en los labios, agradeciendo de esa forma el detalle de defender nuestra relación. Cuando volvimos la cabeza a nuestros padres nos veían de manera peculiar. Sonriendo con calidez como si no vieran a unos adultos frente a ellos.

La noche transcurrió tranquila en medio de un bombardeo de preguntas que contestamos lo más apegados a la realidad, tampoco podíamos decirles que tanto había desencadenado nuestra lucha por ver quién era mejor.

Tras unas cuantas horas nos dejaron ir con libertad, comprometiéndonos a pasar el domingo en casa de los padres de Edward en una pequeña reunión familiar. No pudimos más que aceptar, era absurdo negarnos, si estaban tan insistentes. Tuvimos que hacer una pequeña parada en su departamento para que él recogiera todos sus artículos de aseo y una pijama que ciertamente no garantizaba que iba a permanecer puesta mucho tiempo en su cuerpo.

Para cuando estuvimos en mi departamento, estábamos exhaustos, habían ocurrido tantas cosas durante el día que nuestras energías estaban mermadas a tal extremo que solo pudimos cambiarnos y ponernos nuestros pijamas y tumbarnos en la cama y dormir abrazados. Y aunque esa noche no hicimos el amor, me sentí completamente conectada a él. Ya habría tiempo de hablar al día siguiente y disfrutar de nuestros cuerpos sin premura y con todo el amor y paciencia del mundo.

No estaba segura de sí Edward me amaba como decía sentir, pero de lo que si estaba segura era de que yo si lo amaba a él con todo mi corazón y alma…

 

hola que les parecio el capi, edward amara a bella, que creeis, para que podamos saberlo nos podeis dejar algun comentario, y si teneis algun fic en la pag. decidnoslo para leerlo, y si de verdada nos quieren se podrian pasar por nuestro nuevo fic los recuerdos del intercambio un beso enorme carla y isa, gracias a todas las que los estan leyendo las queremos mucho que lo sepan;)

Capítulo 14: somos uno Capítulo 16: juego sucio

 
14445088 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios