¡TE ODIO! ¿AMOR? (+18)

Autor: carlarobpatt4ever
Género: + 18
Fecha Creación: 28/04/2013
Fecha Actualización: 13/04/2014
Finalizado: SI
Votos: 36
Comentarios: 85
Visitas: 98711
Capítulos: 27

fanfic finalizado!!!!

Del odio al amor? ¿Habrá solo un paso? ?¡Te odio!?Grité. Él empezó a sonreír de lado?Pero aún así me amas, querida?Bufé exasperada?¡Ni loca, Cullen, primero muerta!?Esperaba no tragarme mis propias palabras.

HOLA! ESTE ES MI PRIMER FIC ESPERO QUE SEAN BUENAS Y AUNQUE LA IDEA NO ES TODA MIA ESPERO QUE LES GUSTE ; ESTE FIC PERTENECE UNA PARTE A CHAPIS CULLEN DE LA PAGINA DE FF PERO NO LO TERMINO Y ME HABIA GUSTADO ASI QUE LO TERMUNO YO SI NO LE IMPORTA A LA Q LO EMPEZO PERO COMO NO PUEDO HABLAR CON ELLA ESPERO Q ME DE SU PERMISO

ESTE FIC ES MIO , DE MI AMIGA CARLA Y CLARO CHAPIS CULLEN AUNQUE LOS PERSONAJEN NO ME PERTENECEN , ESTOS SON OBRA DE LA MARAVILLOSA STEPHANIE MEYER

¡ESPERamos QUE LES GUSTE!;)

tenemos otros fics 

los recuerdos de mi intercambio el link: http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3803

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 13: tocando el cielo

Capítulo 13. Tocando el Cielo

 

Todo era un sueño irreal, Edward y yo… quién lo iba a decir, cuando era apenas una niña, siempre lo vi como algo, ilógico, irracional, él era simplemente el hijo del socio y mejor amigo de mi padre. Me enfoqué en mi vida, en mis estudios pero muy en el fondo, sabía que él marcaba la diferencia, tenía ese algo que… de alguna manera me hechizaba, y me invitaba a observarlo, a saber de él.

Siempre supe cómo era la vida de Edward Cullen, gracias a Raneé sabía aquello que Edward le mostraba al mundo y a sus padres. Pero yo estaba conociendo la otra parte, la otra cara de la moneda. Esta mañana me sentía diferente, feliz, llena de vida, cuando le conté a Tanya sobre mi arrebatada forma de darle las gracias a Edward en la sala de juntas y cómo reaccionó después, cuando descubrió el ramo en mi oficina-cortesía de Vladimir-se sorprendió e inmediatamente me pidió que almorzáramos juntas para poder platicar un poco sobre todo lo que estaba sintiendo.

—Tienes que contarme todo, primita —Exclamó entusiasmada al verme llegar a la pequeña cafetería.

—Sé que cuentas con poco tiempo pero… necesito saber qué ocurre, entre tú y Cullen —La mirada y actitud de mi prima era la de una niña esperando sus regalos a la mañana siguiente de la noche buena.

—Any, no sé qué pensar… —Musité —Él es… tan diferente ahora, antes era… un estirado déspota, un idiota y ahora… simplemente es perfecto —No pude evitar sonreír.

—¿Estás dispuesta a llegar a todo con él? —Sonrió de manera peculiar y me incitó a hablar —Eso es más que obvio, Any, sólo que… tengo miedo —Tanya me perforó con sus ojos azules y asintió.

—Entiendo, pero… el que no arriesga, no gana —Sonrió y tomó mi mano derecha entre sus manos —Olvídate de todo y vive el momento, Bells —Mantuvo la sonrisa en su angelical rostro —Después de todo, tengo que agradecerle el hecho de que gracias a él yo ahora estoy con Félix —Agregó juguetona. Empezamos a reír como locas.

Después de ello empezamos a ver detalles de su boda, aunque aún era pronto ella no quería escatimar en nada y dejar nada al aire, era su boda después de todo y no iba a permitir que algo saliera mal. Al salir de la cafetería Tanya me acompañó a hacer una leve parada por mi departamento que no quedaba muy lejos de las empresas, tenía que arreglarme un poco para mi cita, o mejor dicho, estar más cómoda en presencia de Edward, ok, lo admito, deseaba verme bonita para él.

Decidí llevar un vestido blanco, fresco, y una coqueta ropa interior cortesía de mi prima. Tenía el tiempo justo para llegar al corporativo Cullen. Cuando llegué al mismo, me dirigí a la oficina de Edward, ahí estaba su asistente, quien no tenía una actitud para nada amable, decidí pasar por alto ese detalle para entrar a la oficina de Edward, ya que la mujer me indicó que podía entrar, él me estaba esperando. Y con lo primero que me encontré fue con que Edward dormía plácidamente en su sillón.

Sonreí ante tal escena, él era simplemente perfecto, parecía un niño, completamente relajado, me aventuré a sentarme a su lado, empecé a acariciar su rostro varonil que me volvía loca desde hacía muchas noches, sus labios que se amoldaban perfectamente a los míos. Lentamente empezó a abrir los ojos y lo que vi me conmocionó por completo, su mirada era un reflejo de la mía, se veía perfecto con su sonrisa sin igual, me atrajo hacía él para estampar sus labios contra los míos.

Las cosas fueron subiendo de tono, ansiaba sentirlo dentro de mí. Por primera vez estaba lista a arriesgarme a hacer tal locura, sin importarme el que alguien nos viera o en este caso, escuchara. Tal como el día anterior en la sala de juntas. Pero todo dio un giro sorpresivo cuando el literalmente me rechazó, me sentí humillada inmediatamente, prácticamente le estaba dando más de lo que pude haberle dado a alguien en algún momento y él lo rechazaba, pero cuando me explicó su sentir, sus razones para postergar nuestra "unión" me sentí más tranquila que decidiera darme mi lugar, pesé a que teníamos prácticamente nada de haber empezado. Su invitación a cenar me descolocó por completo pero la iba a aprovechar al máximo.

Más tarde llegó Jasper su mejor amigo quien me ayudó a ver otra faceta de Edward que no conocía, además que él en ningún momento perdió el buen humor y no se mostró indiferente conmigo, al contrario, le hizo ver a su amigo que yo era importante y especial para él, y eso sin duda me animó a estar segura de lo que estaba sintiendo por Edward.

Pero todo se fue al carajo cuando la estúpida-perra de Lauren entró a la oficina con todo lo que Edward había ordenado trajeran para la ocasión. Y pude ver el interés de ella por él, y no sé… de alguna manera me sentí incómoda aunque él dejó en claro que lo que necesitaba estaba con él. Pero yo no me sentí a gusto, ¿Acaso este era el precio que tenía que pagar por estar con él? Él se puso a su nivel como si hubiera algo oculto, obviamente el monstruo de los celos me invadió y lo cuestioné inmediatamente si se había acostado con ella, obviamente Edward lo negó pero yo no estaba muy segura de ello.

Pude ver el dolor en su mirada cuando se dio cuenta que no le creía del todo, pero respeto mi espacio y no insistió más. Cerca de la hora de salir me cuestionó sobre si aún saldríamos a cenar, yo estaba indecisa si debía de ir o no, pero algo en su mirada, en sus actitudes me hizo creer que era sincero, además, quién era yo para cuestionarlo de tal forma, mi corazón saltó cuando me dijo que no había tocado a ninguna mujer desde que lo nuestro empezó, así que tuve que darle la razón y parar todo aquello que estaba nublando mi razón, si en realidad estaba dispuesta a estar con él. Tenía que creerle, aprender a confiar en su palabra.

No sería fácil pero al menos tenía que intentarlo, salimos en un cómodo silencio de las oficinas, por supuesto Lauren ya no estaba y lo agradecí enormemente, éramos tan independientes, tan testarudos y caprichosos que no sería fácil, nos celábamos mucho el uno al otro pero tenía la seguridad de que llegaríamos a algo más que un simple rato de placer. Ya estando dentro del auto nos tomamos de la mano, una sonrisa adornaba sus labios y en ese momento supe que estaba dispuesta a todo por Edward Cullen.

 

                                                                          0o0o0o0

 

Gracias a Jane pudimos entrar al restaurante Japonés sin ningún contratiempo sin duda me encargaría que se le diera un bono extra a Jane por ser tan eficiente, Edward me ayudó a sentarme en mi silla para luego sentarse frente a mí.

— ¿Te puedo preguntar algo? —Tomó mis manos entre las suyas. Tan sólo asentí.

—¿Qué título le pondrías a esta relación? —Su pregunta me descolocó por completo.

— ¿Cuál le pondrías tú? —Dije de vuelta, yo no me arriesgaría a decir una tontería, para después arrepentirme de que no se dieron las cosas por mi "imprudencia". Edward soltó una risotada, que me hizo sonreír.

—Ok, era justo que me regresaras la pregunta —Musitó —Sé que tal vez es cursi todo esto pero… ¿Quieres ser mi novia? —Susurró. Mientras bajaba la mirada, como si fuera un adolescente. Apreté ligeramente sus manos para que nuestras miradas se cruzaran.

—Sí, Edward, quiero ser tu novia —Tomé su rostro entre mis manos y besé castamente sus labios a la vez que una sonrisa se formaba en su rostro.

—Sé que no todo será siempre así pero quiero que sepas que… siento algo muy fuerte por ti —Habló con sinceridad y yo se lo agradecí, la cena se desarrolló de forma agradable, parecíamos dos adolescentes en su primera cita, aunque bueno, literalmente las cosas se dieron de una forma muy peculiar entre nosotros, ahí había algo yo también estaba sintiendo, algo muy fuerte y se lo hice saber. Él en respuesta sonrió como un niño al cual le acaban de entregar su dulce favorito.

 

—¿Crees que sea conveniente que les digamos a nuestros padres? —Lo cuestioné cuando íbamos a mitad de la cena. Él me miró pensativo durante un buen rato. Hasta que por fin habló.

—Si tú crees conveniente que lo sepan, se los diremos —Dijo de vuelta —Creo que… sería lo mejor, además creo que no son tontos y es muy posible que ellos ya lo sepan —Empezamos a reír. Nuestros padres eran unos celestinos un poco obvios pero bueno, lograron su cometido.

Después de ello guardamos silencio, tan sólo lanzándonos miradas coquetas y haciéndonos caricias fugaces, pude ver el deseo en su mirada, y sin poder evitarlo le respondí de la misma forma, sin duda había una química sin igual entre nosotros, antes de que la velada terminara Edward se empezó a percibir nervioso, como si quisiera decirme algo pero no se animara.

—Amor —Se escuchaba tan lindo salir esa palabra de sus labios que sonreí como una boba mientras él continuaba hablando —Hay algo que tienes que saber —Se tornó serio. Y una cierta incertidumbre se formó en mi sistema.

—Hace unos años, conocí a Vladimir —Me sorprendió su declaración porque Vladimir no parecía conocerlo.

—Él al parecer no me recuerda pero… yo a él sí —Aseguró —Yo tenía una novia, Heidi, a la que de alguna manera quise mucho —Musitó, cosa que me hizo sentir un poco mal, el que Edward quisiera a alguien como para estar afectado me dolía un poco. Me estaba volviendo tan patética por su causa. Seguí poniendo atención a su relato.

—No sé en qué momento, ella empezó a engañarme —Habló con un poco de dolor —Pero descubrí que Heidi tenía a alguien más, empecé a seguirla a investigar por qué estaba tan distante conmigo hasta que por fin la vi, con él… con Vladimir —Susurró.

—Él sabía que estaba conmigo y no le importo, incluso ella tuvo la osadía de terminar conmigo enfrente de él, yo era muy inmaduro en ese tiempo pero no permití que ella me humillara de tal forma, así que lo único sano y correcto que hice fue dar media vuelta y no mirar atrás —Habló orgulloso.

—Incluso supe que le pidió matrimonio —Habló distraído —Para ese entonces yo estaba muy mal, ya que a mí jamás me había dejado nadie, pero salí adelante —Aseguró —Dejé el pasado atrás —Dijo con voz firme.

—Por eso mi actitud frente a Vladimir —Confesó apenado. La declaración de Edward me hizo enojar y dudar un poco ¿Acaso era una competencia? A ver quién se ganaba el premio que esta vez era Isabella Swan.

— ¿Por eso me buscaste? —Hablé con dolor. Él me miró desconcertado — ¿Qué? —Musitó —Sí, que si por eso te acercaste a mí, después de toparte con Vladimir en mi oficina, y al ver sus intenciones decidiste cobrarte por lo que te hizo en el pasado y ganarle a la chica ¿No? —Intenté levantarme de mi lugar pero no me lo permitió.

— ¡Espera! —Me tomó de la mano para que no me levantara — ¿Estás loca? Amor ¡Por Dios! ¡Claro que no! Por eso mismo te confesé esa parte de mi pasado, para que después no hubiera malos entendidos entre nosotros si él me recordaba —Susurró desesperado. Estuvimos sumidos en un silencio incómodo por algunos minutos, pude ver su desconcierto cuando intenté irme, la desesperación en su mirada por mi reacción. Íbamos empezando y él estaba tratando de ser sincero, tenía que creerle.

— ¿Hablas en serio? —Rompí el silencio. Él sonrió levemente y asintió con la cabeza.

—Sí, jamás había sido tan sincero en toda mi vida —Aseguró —Bella, tienes que hacer un esfuerzo por confiar en mí —Pidió —Sé que no es fácil, pero al menos inténtalo, por favor… —Literalmente suplicó.

—Sí no, nos tenemos confianza esto no va a funcionar —Afirmó. Y tenía razón, tenía que olvidar el pasado y sólo ver para adelante, viviendo el presente al máximo.

—Está bien —Besé su mejilla izquierda —Confiaré en ti, y espero que tú confíes en mí de igual forma —Pedí. Él tan sólo asintió.

—Una cosa más —Murmuró sin soltar mis manos —He decidido cambiar de asistente —Sonrío ligeramente apenado —No quiero que Lauren te haga sentir incómoda —Se apresuró a decir —Lo de esta tarde fue… por decir poco la gota que derramo el vaso, ella no tenía ningún derecho o razón de actuar así, si siempre le he dejado claro cuál es su papel en la empresa —Su semblante molesto me sorprendió. Edward era un galán nato que estaba acostumbrado a que las mujeres de alguna forma lo persiguieran pero jamás me imaginé que se podía incomodar con mujeres como Lauren, y aunque yo estaba decidida a pasar por alto esa situación cuando me hizo partícipe de sus planes no pude evitar darle gracias a Dios por alejar a esa mujer de su vida.

Decidimos no pedir postre, no era muy tarde pero deseábamos salir de ahí como fuera. Mi auto lo había dejado en la oficina así que le pedí que me llevara para recogerlo a lo que él se negó rotundamente y se ofreció a recogerme al día siguiente en mi departamento. Ya era hora de que todos supieran que era mi novio. El camino hasta mi departamento fue tranquilo, no hablamos prácticamente nada, sólo estábamos disfrutando del momento tan cómodo, tan correcto.

—¿Te gustaría pasar? —Pregunté con timidez. ¡Por Dios! Era oficialmente una patética cursi.

—Por supuesto que quiero —No éramos tontos, así que ya sabíamos que ocurriría una vez que entráramos a mi departamento.

Entramos al estacionamiento, donde Edward se estacionó en el lugar que me correspondía, incluso le indiqué el lugar que podía ocupar cuando viniera de visita a un lado de mi lugar. Me ayudó a bajar del auto, los dos emprendimos el camino hacia el living del edificio para caminar hacía los ascensores, íbamos tomados de la mano en una complicidad sin igual, esperamos pacientes a que el elevador llegara, una vez adentro no pudimos contenernos más y nos abalanzamos el uno contra el otro en un beso lleno de necesidad mutua y por qué no, también de lujuria.

Antes de que llegáramos a mi piso nos separamos un poco para poder respirar y calmar nuestras respiraciones. Salimos del pequeño cubículo abrazados, él me tenía tomada de la cintura y yo me pegaba a su pecho ligeramente para aspirar su aroma.

A paso lento nos dirigimos a mi departamento, entramos tomados de la mano, colgamos nuestros abrigos en el perchero de la entrada, le indiqué el camino a Edward para llegar a la sala, le pedí que me esperara ahí en lo que yo traía unas copas y una botella de vino tinto, por suerte tenía el favorito de Edward. Al llegar a la estancia, él ya se había despojado de su corbata, saco y había desabrochado el primer botón de su camisa. Se veía contento. Con mucho cuidado llené las dos copas de vino, me senté a su lado y le entregué su copa. Él tomó la copa en su mano y olió un poco la misma al tiempo que la meneaba un poco. Sonrió complacido al darse cuenta que era su favorito.

—Eres perfecta —Susurró al momento en que acariciaba mi mejilla izquierda, ante su tacto cerré los ojos —Irreal —Musitó. Abrí los ojos y me enfrenté con su penetrante mirada. Me desnudaba literalmente con la misma. Depositamos las copas en la mesita de centro para lentamente irnos acercando hasta que nuestros labios hicieron contacto.

Me senté a horcajadas sobre él, nada nos detendría estaba vez para llegar al final. Ambos deseábamos hacer el amor, y nada ni nadie nos lo impedirían esta vez, añorábamos ser uno por primera vez. Edward era un hombre experimentado y aunque yo no era una santa en la materia del sexo tampoco era una experta así que lo dejé que actuara, que me mostrara un poco de ese arte que al parecer conocía muy bien.

Sin perder el contacto entre nuestras miradas empezó a recorrer con su mano mis brazos, desde mi hombro hasta mi codo y de regreso en pequeñas caricias, lentamente empezó a bajar los tirantes de mi vestido para emprender un camino de besos en toda la extensión de mi cuello, desde mi mandíbula hasta mi hombro, me acercó a él tomándome de la cintura. Llevé mis manos hasta su pecho para lentamente desabrochar su camisa.

Empezamos un beso lento, dándonos nuestro espacio, degustando el sabor del otro, sin prisas y sin miedos, era lo justo, nos merecíamos este momento. Empecé a recorrer con delicadeza su torso desnudo grabando en mi memoria cada línea de su pecho, él con sus manos recorría mi espalda y fue bajando lentamente el cierre de mi vestido, sus manos cálidas se sentían suaves contra mi espalda desnuda, el aire se retuvo en su pecho cuando descubrió la ropa interior de encaje similar a la que use aquella vez que estuvimos en la sala de juntas. Sus ojos verdes me desnudaron prácticamente, sin perder el tiempo empezó a besar mis pechos.

Nos fuimos desnudando lentamente, sin prisas, sin miedos, centrados solamente en nosotros, acariciando nuestras formas tendidos en el sillón, con gran ternura y paciencia me ayudó a recostarme en el mismo para posarse sobre mí. Nuestra piel desnuda haciendo contacto, disfrutando de la suavidad del otro.

Con delicadeza se levantó, ayudándome a levantar para después cargarme al estilo novia, le indiqué el camino hasta mi recámara, a paso lento pero seguro comenzó su andar hasta la habitación, en ningún momento perdimos el contacto visual, con mucho cuidado me acostó en medio de la cama. Devorándome con su mirada de deseo.

—Eres tan hermosa —Susurró acercándose a mí —Perfecta —Se recostó a mi lado. Me giré un poco para quedar frente a él —Creo que siempre… te quise…—Musitó mientras acariciaba mi mejilla con su mano, ambos cerramos los ojos, como alguien que cuida lo más preciado me tomó de la nuca, yo por mi parte posé mis manos en su cabello, nos fuimos acercando lentamente, dejándonos llevar por el instinto y el calor del otro hasta que nuestros labios hicieron contacto.

Así empezó una danza sin igual de nuestras lenguas Edward me estrechó entre sus brazos de manera un poco ruda pero no me importo, pude sentir su evidente y generosa erección en mi vientre y me sentí un gran regocijo porque yo la había provocado. Con mucho cuidado separó mis piernas para posicionarse en medio pude sentir en mi centro su calor, pero no entró en mí , empezó a bajar hasta posicionar su cara en mi entrepierna y comenzó a lamer mi húmedo centro como si fuese un manjar, al vez que mordía mi clítoris dos de sus dedos entraban en mí , estaba en el más puro éxtasis hasta que llegue a mi orgasmo y el seguía lamiendo hasta la última gota , cundo termino, empezó a besar mi cuello y a acariciar mis piernas. En un movimiento inesperado nos hizo girar para que yo quedara encima, a horcajadas sobre él. Me estaba dando el control de la situación.

Me incline y empecé a besar su cuello, descendiendo poco a poco mis manos por su pecho, abdomen hasta llegar a su erección. Que tomé con mi mano derecha, sin dejar de besar su cuello empecé a subir con delicadeza mi mano de arriba abajo en una tortura algo lenta, Edward empezó a jadear conforme aumentaba o disminuía el ritmo en señal de protesta. Con mi otra mano empecé a recorrer su rostro, ante ello cerró los ojos, repartí besos por sus hermosas facciones de modelo.

—Te quiero… —Susurré en su oído, pero lo que en verdad quería decir era que lo amaba… —…y te necesito…—Volví a susurrar. Dejé de estimular su miembro para tomar su cara entre mis manos y empecé a besarlo, él nos volvió a girar para posarse sobre mí, en el acto abrí las piernas para permitirle que se posara cómodamente. Fue bajando sus manos por mis costados para tomarme de la cintura con una de ellas y con la otra posicionó su punta en mi entrada, alzó su mirada para pedirme permiso, tan sólo asentí.

Lentamente empezó a entrar en mí, poco a poco nos fuimos convirtiendo en uno, era obvio que los dos deseábamos esto, cuando por fin estuvo completamente dentro de mí permanecimos quietos, disfrutando de esa unión.

—Te quiero mucho… mi hermosa Isabella —Musitó antes de empezar a moverse lentamente dentro de mí, en ningún momento dejó de susurrar palabras de amor en mi oído mientras aumentaba la intensidad de las embestidas. Para tener mayor contacto-como si eso fuera posible-enredé mis piernas en su cintura.

Nuestros jadeos y suspiros de placer inundaron la habitación cada vez más. Ansiábamos terminar al mismo tiempo, aquí no había egoísmos, sólo existía esa fuerte unión que nos llevó hasta este momento, después de tantas ofensas, de ser testarudos, orgullosos e incluso déspotas, estábamos unidos por algo muy fuerte. Nos queríamos y eso nadie podría negarlo jamás, estaba dispuesta a luchar por Edward hasta el final y no permitiría que nada ni nadie me apartara de su lado…en una última embestida ambos llegamos al orgasmo…Tocamos el cielo, por primera vez juntos… ahora sabía lo que era hacer el amor con la persona que amas…

 

 

hola les gusto el capi. espero que si, por fin son pareja, se veia tan lejano, pliss dejen sus comentarios y votitos un besote enorme isa y carla

Capítulo 12: ¿mejor?...¡Imposible! Capítulo 14: somos uno

 
14445293 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios