(Pov Paula)
Bien... bien, que alguien viniese y me pegase un tiro pero este hombre me parecía fascinante.
-¿Podría contarme la historia desde el principio? Si soy tu terapeuta me gustaría saberla-.
-Resulta que yo estaba atado a una cama, de pies y de manos, como yo le avise, no la iba a besar en la boca, jamás, ni aún que ella me obligase, ese punto era algo duro para mi, pero ella estaba encima y gritaba de placer hasta que la puerta se abrió y fue su marido el que entró en la habitación, rápidamente me desató de la cama y así pude defenderme del marido. Después de eso, mi madre se enteró por culpa del marido pero fue mi madre la que dejó de hablar a esa mujer...-.
-Vaya que... que...-.
-¿La he dejado sin palabras señorita Halle?- dijo con una sonrisa-.
-No, simplemente intento buscar alguna buena palabra para definir “cornudo”-.
Él explotó en risas mirándome y yo no me moví, lo observé. Así riendo, casi parecía un niño pequeño.
-¿Cuantos años tiene señor Cullen?-.
-¿Por que es necesario?-.
-Dígame, cuantos-.
-veintidós-.
-Es joven...-.
-Si, pero aparento más-.
-Si, casi los cincuenta- murmuré y anoté un par de cosas en la libreta-.
-El problema que usted tiene al soñar con esa mujer es... los abusos que recibió de ella, dígame como trata a las mujeres-.
-Tengo sumisas-.
-Usted trata a las mujeres como lo trataron a usted por que es la única manera de que usted sepa, que es usted el que lleva el control-.
-Eso es algo que ya sabía-.
-¿Ha intentado tratar a una mujer de una manera diferente?-.
-No- dijo serio-.
-¿Por que no? ¿No le gustaría tener novia?-.
-No es algo que me interese por el momento-.
-Entonces haremos algo, usted siga viniendo, contandome que tal le van las cosas, desahoguese conmigo por que al fin y al cabo es eso lo que usted quiere, nada más-.
-Si, lo has entendido-.
-Si, me lo miaginaba-.
-¿Siempre tiene una respuesta para todo?-.
-Si, siempre la tengo, ahora si me disculpa tengo una cita-.
-Si quiere puedo llevarla-.
Miré el reloj, y tenía que darme prisa si quería ver a Edward-.
-Vale... vamos-.
Caminé fuera de la casa con él hasta su limusina.
-¿Hacia donde?-.
-Hacia esta dirección- le dí la dirección anotada-.
-¿Que vas a hacer allí?-.
-Tengo que ver a alguien-.
-¿A quien?-.
-A Edward-.
-¿Que tienes que hablar con él?-.
-Es un buen amigo, me tiene que ayudar con algunos asuntos ¿De que conoces a Edward?-.
-Da igual, vamos- dijo encendiendo un cigarrillo-.
-No deberías fumar-.
-¿Me lo está prohibiendo señorita Halle?-.
-No, yo no soy como esa zorra violadora de adolescentes-.
Le miré fijamente, si iba a jugar eso de “señorita Halle” yo podría responderle.
-Muy hábil-.
-Mucho- dije mirando hacia el frente-.
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