(Pov Emmett)
“...La noche estaba jodidamente oscura, y yo caminaba por el puerto, como siempre hacía cuando los escuchaba gritar... me asomo al agua pero no veo nada solo un mar profundo y negro, casi aceitoso... caigo en ese aceite y estoy en otro lugar... ella me mira y me dice que me arrodille, es lo que hago, lo que debo hacer para complacerla, ella me pide que le bese los pies y es lo que hago decorosamente aún que me esté azotando con una fusta y duela, ella disfruta, por lo tanto yo también...”
Desperté sobresaltado cubierto de un sudor frío, las sábanas pegadas al cuerpo... era lo de siempre, otra pesadilla más. Cerré fuerte los ojos y tragué en seco, la garganta me quemaba, me raspaba. Tomé un poco de agua de una pequeña botella que mi mayordomo sabía que tenía que dejar ahí.
Cerré los ojos y me volví a dejar caer en la cama, me tapé completamente con las mantas de la misma y respiré hondo. Tenía que quitar de mi cabeza esos pensamientos.
No podía permitirme volver atrás... no ahora que había conseguido tanto por mi mismo.
(Pov Paula)
Me levanté por la mañana y preparé mi desayuno, un vaso de leche con galletas. La verdad es que aún así estaba cansada. Cerré los ojos y suspiré mientras comía las galletas y escuchaba desde lejos las noticias por al TV de por la mañana.
Al parecer el telediario estaba plagado por una noticia sobre la boda de alguien importante, que se celebraría en uno de los salones de mi madre.
Más dinero para ella... más libertad para mi.
Caminé hacia la puerta ya vestida y lista para encontrarme con Jessica, una amiga.
-Señorita Halle- esa voz no podía ser otra...-.
-Señor Cullen-.
-Venía a verle esta mañana-.
-Ya lo veo pero tiene que concretar cita-.
-Pagaré el doble-.
-Está bien-.
Me hice a un lado y entró, se sentó en el sofá.
Llamé a Jessica y le dije que al final no podía ir. Me senté en el otro sofá y tomé mi cuaderno de notas.
-Dime, ¿Por que tanta urgencia?-.
-Tengo un sueño que se repite y no se que hacer para poder menguarlo-.
-¿Que sueño es?-.
-Yo... cuando era muy joven serví a una Mistress que no se portó del todo bien conmigo-.
-¿como?-.
-Me obligó a hacer todo lo que ella quería-.
-Pensé que el sadomasoquismo se trataba de eso-.
-No, todo es consensual-.
-¿Y no fue consensual contigo esa... Mistress?-.
-No, no lo fue, yo no quería-.
-¿ Y por que lo hacías entonces?-.
-Lo hice para pagarme los estudios y por que era amiga de mi madre y la verdad es que ella me amenazó con contarle si lo dejaba-.
-¿Y como acabó esa historia?-.
-Su marido nos descubrió-.
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