(Pov Emmett)

Desperté como siempre cubierto de un sudor frío y sobresaltado con el corazón latiendo lo más rápido que podía y jadeante al fin y al cabo, acababa de tener un mal sueño el cual no recordaba. Tomé una pastilla que tenía preparada en la mesilla de noche y miré el reloj. Las tres de la mañana.

Respiré hondo y me senté en la cama. Ahora no podría dormir estaba muy claro.

Me levanté y me vestí, caminé hacia el gimnasio y estuve levantando pesas hasta que finalmente entré en la ducha, miré nuevamente el reloj cuando tomaba un café. Las seis de la mañana, esas tres horas prefería olvidarlas. Salí de la casa y caminé hacia la casa de Paula, quería verla, tenía una cita de paciente a doctora justo ahora.

Toqué a la puerta pero estaba abierta.

-¡¡Te he dicho que te estés quieta!!-.

-¡¡¡Basta por favor!!!- gritó Paula-.

Entré rápidamente, Ross ¿le estaba pegando?.

Caminé hacia ella y la empujé lejos de Paula.

-Sal de aquí-.

-¡¡Es mi hija aré lo que crea conveniente con ella y tu no puedes hacer nada Emmett!!-.

-Vete de aquí Ross, ya vale- me convenía mantener la cordura o soltaría toda la mierda delante de Paula y esta me odiaría-.

Ross se giró y se marchó cerrando detrás de ella, me giré y sostuve a Paula para que no se cayese, la tumbé en el sofá.

-¿Estás bien, que te ha echo?-.

-No me ha echo nada-.

Miré su rostro.

-Te ha dado en la cara-.

-Si, lo he echo- se hizo un ovillo en el sofá-.

-Espera- fui hacia la cocina y envolví en un trapo un par de hielos, caminé de nuevo hacia donde ella estaba y puse el hielo en su rostro-.

-Cierra la puerta no me gustaría que nadie más me viese así- dijo sosteniendo el hielo en el lado derecho de su rostro-.

-Está cerrada, tranquila nadie te verá así- dije sentándome a su lado- siento mucho todo esto-.

-No lo sientas, cuando le dan celos suele hacerlo-.

-¿no es la primera vez que pasa?-.

-No, no es la primera vez-.

-¿Por que no huyes?-.

-No tengo suficiente dinero como para eso-.

-Yo te ayudaré, pero tendrías que dejar de vivir aquí-.

-Estoy dispuesta a eso- dijo en un susurro-.

-Vale, ahora mismo...-.

-No, ahora no, en un rato por favor Emmett-.

-Está bien...- la abrazé como pude intentando no dañarla-.

-No quiero que me veas llorar-.

-No sería la primera vez que veo llorar a alguien-.

-Eres mi paciente-.

-Ahora mismo no soy tu paciente-.

Se giró de cara al respaldo del sofá.

-¿Quieres que me vaya?-.

-No es eso, quiero que te quedes pero no quiero que me veas llorar-.

Esta mujer era de lo más raro, era de lo más especial.

-Todo saldrá bien-.

(Pov Paula)

-¿Estás seguro de lo que me estás diciendo?-.

Cuando estuve un poco mejor pude mirar a Emmett a la cara y me dijo que me fuese a vivir con él, así podría huir del yugo de mi madre.

-Si, estoy seguro, si a ti no te importa-.

-No, no me importa, pero siendo tu soltero... puede que te moleste-.

-¿Te refieres por si te cruzas con una sumisa?-.

-Si-.

-No te preocupes, mi casa es lo suficientemente grande, y me aseguraré de que no veas a ninguna de mis sumisas, además consideralo como un trabajo, tendré a una interina en casa-.

-Está bien, no tengo otra opción-.

-Mi mayordomo vendrá a recoger tus cosas-.

-Yo tengo que hacer un par de recados y...-.

-¿Recados donde?-.

-Ya sabes, ir al banco... de compras, necesito camisetas estan agujereadas-.

-Tu sentido por la moda es... peculiar-.

-Me gusta la ropa ancha-.

-¿Tienes una idea de lo elegante que ibas ayer?, aún que ese imbécil no se diese cuenta-.

-No quiero hablar de Edward ahora-.

-Lo siento-.

-¿Sentir?, seamos sinceros Emmett, tu eres igual o peor que él-.

Y llevaba razón... lo era, era condenadamente peor que Edward y Jacob Black.