(Pov Rosalie)

Bien... esto será rápido así que terminé de escribir la carta y la dejé en su buzón. Me di la vuelta y caminé de nuevo hacia mi coche.

Seguro que si leía que Paula era su hija... dejaría de acostarse con ella . Emmett era un pervertido pero no tanto.

Subí a mi flamante BMW, había quedado con Jacob para que me contase lo que había visto en casa de Emmett.

Al llegar al apartamento me tumbé sobre el sofá y esperé hasta que Jacob vino. Alertada por el mayordomo, me senté en el sofá y le miré.

-Está con el y están muy bien- dijo sentándose a mi lado-.

-¿Que?-.

-Lo que oyes, ella lo quiere y hasta le da ordenes y el acata... no le alza la voz-.

-¿Paula una mistress?-.

-No se si mistress o no... pero desde luego sabe como manejar a ese hombre-.

-Entonces tu estas conmigo...-.

-si lo estoy, siempre lo estuve, solo que en la sombra-.

-Ella es para ti en cuanto se de cuenta de que es su hija-.

-¿Verdaderamente lo es?-.

-No, no lo es... por desgracia, pero con que Emmett lo crea a mi me sirve- dije sonriendole-.

-¿Y mi hermano?-.

-Está haciendo el trabajo por otra parte- dije acercándome a Jacob, la verdad era que me gustaba... era bastante guapo, no como Emmett pero de momento me servía-.

-Rosalie, perdona que te diga pero me das asco, mantén esa boca de chupa pollas lejos de la mía, yo quiero a Paula para mi-.

No entendía por que con ella... todos con ella.... no lo entendía.

Se levantó y se marchó.

(Pov Emmett)

Atada en ese poste de madera en mitad de esa sala oscura de paredes rojas sangre y poca luz, parecía mucho menos gritona.

Estaba respirando apresuradamente, había accedido a hacer esto y la verdad era que aún que ella no hubiese querido lo hubiese echo igual.

“Educar a una sumisa” era jodidamente complicado pero cuando lo conseguías podía ser muy divertido.

Me acercué hacia donde estaba y vendé sus ojos.

-Por favor...- murmuró-.

Pero le di tan fuerte con la palma de mi mano en el trasero que tuvo que quejarse.

-Silencio- dije mecánicamente tomando una barra fina de madera parecida a una regla-.

Le di con fuerza, sin contenerme una y otra vez hasta que estuvo al punto de sangrar. Esas marcas en ella se veían tan bonitas. Pasé mi mano apreciando mi trabajo en su piel, esa piel tan suave.

-Nunca vuelvas a contradecirme de esa manera delante de un dominante- dije completamente serio-.

Ella lloraba, podía escuchar sus leves gimoteos pero no me detuve hasta que mi brazo dolió.

-Basta...- dijo casi sin voz cuando terminé-.

-No, acabamos de empezar-.

La tomé de las piernas y las abrí rodeando mis caderas con ella. Metí mi miembro en su interior. La alzaba y la dejaba caer seguidamente sin parar. Pasaba mi lengua por su piel, sus senos era completamente apetecibles. Hinchados por la necesidad. Ella gemía tan intensamente que no escuchaba nada más.

¿Así seria siempre con ella?. Santo infierno, esta mujer podía pedirme cualquier cosa, lo que fuese y se lo concedería. Quería que estuviese bien, quería hacerla llegar al orgasmo como nadie lo había echo, y es que yo y solo yo podía tenerla de esta manera.

Eso provocaba en mi una morbosidad infinita. La sujeté del trasero pellzicando las marcas que la madera había dejado en su piel. Ella se quejó de dolor o placer... no estaba seguro pero no me detuve hasta que explotó su orgasmo a mi alrededor. Volví a pellizcarla a manusearla. Mordí sus pechos dejando marcas en ellos. De nuevo colisionó con fuerza. Intentó moverse pero no pudo. Estaba cansada... después de algo tan intenso estaba muy cansada, no le quedaba voz para gemir hasta que no pude aguantar más y me corrí... y justo en ese momento... fue en ese momento cuando super que no quería a otra sumisa que no fuese Paula Hale...