(Pov Paula)

Sentada en aquella sala de espera miré mis pies, estaba bastante nerviosa.

El solo echo de pensar en esa mierda... hacía que sintiese arcadas.

Miré a Emmett más nervioso que yo, caminando de un lado para otro y haciendo sonar la cara suela de sus mocasines oscuros tan a juego con su traje veteado.

Estaba muy jodida con este tema y el mero echo de pensar que había sido mi madre la que me había estado ocultando todo esto me ponía muy furiosa, pero tampoco es que pudiese hacer realmente nada, solo esperar.

Durante estas semanas habían pasado demasiadas cosas. Yo me imaginaba mi post- universidad como algo tranquilo, algo completamente alternativo a lo que estaba viviendo ahora.

Me imagina con un par de mascotas en un piso con un casero toca pelotas y poco dinero, además de un estante lleno de sopa de sobre y pocas cervezas en la nevera.

Pero Emmett había dado un giro de cinto ochenta grados a todo esto y me había convertido en una sumisa. En su sumisa.

No me hubiese atrevido con cualquiera a hacer este tipo de cosas, dejé a Emmett por que sabía que en el fondo él cuidaría de mi.

Pero estaba bastante cabreada conmigo misma, quizás si hubiese pensado las cosas antes de hacerlas no estaría en esta situación tan jodidamente dura, o quizás si hubiese elegido otro camino, me hubiese ahorrado el simple echo de pensar que había follado con mi padre.

-Emmett Cullen y Paula Hale- dijo una mujer con gafas sin montura y una bata blanca saliendo de una de las salas-.

-Si- respondió Emmett antes de que pudiese hacerlo yo-.

-Tenemos los resultados de las pruebas, si son tan amables de acompañarme, el doctor les está esperando.

(Pov Edward)

Me senté en la cama y saqué mi arsenal, para hacer esto tendía que estar bastante puesto. Abrí el pequeño estuche de cuero que guardaba en el bolsillo interior de mi chaqueta, lo puse sobre la mesilla de noche. La cremallera hizo un sonido sordo en el silencio que reinaba en ese momento justo antes de sacar el botecito con tapón de corcho que contenía la mezcla. Lo abrí y lo use sobre e pedazo de espejo que llevaba dentro del estuche. Saqué mi tarjeta de crédito y machaqué los polvos asegurándome de que no hubiese grumos. Hice las rayas y saqué de ese mismo estuche el tubo de plata esnifando primero una raya y luego otra, volví a repetir el proceso. Sorbí mi nariz y me dejé caer en la cama mirando al techo. Sentía mi cuerpo vibrar completamente y mis manos hormiguear, esta sería mi gran noche y Rosalie estaría orgullosa de su chico, estaba muy seguro de eso.

Pasados unos minutos mi corazón se aceleraba por momentos, todo estaba demasiado lento a mi alrededor y sentía la necesidad de palmar el interior de los bolsillos de mi chaqueta, volví a guardar el estuche rápidamente en el bolsillo de mi pantalón y sorbí mi nariz, puse mis gafas de sol y salí por la puerta.

Cuando me quise dar cuenta estaba en la ciudad, aparqué enfrente de la casa de Emmett, su coche no estaba, me recliné en el asiento y esperé unos tres cuartos de hora hasta que los vi bajar.

Me puse el pasamontañas y apagué las luces del coche. Saqué de la guantera el arma antes de salir del coche y apuntar a Emmett, no pensé demasiado simplemente disparé.

Paula gritaba y gritaba, le pegué con la culata de la pistola en el cráneo dejándola inconsciente. Sorbí mi nariz y la tomé en peso antes de llevarla al asiento trasero del coche dejándola allí.

Desmonté el arma y tiré en los contenedores de basura las partes de ella, subí al coche y arranqué.

Miré por el espejo retrovisor a Paula, sus horas estaban contadas y escritas.

Rosalie estaría orgullosa... ella verdaderamente lo estaría.