(Pov Emmett)
Gracias a la ayuda de Jacob y aun buen soborno que pagué yo pudimos salir de aquel hospital. Ahora mismo estabamos en su coche.
-Te han disparado-.
-Si-.
-Deberías esperar en casa-.
-Eres gracioso Jacob-.
-Ella no puede estar lejos-.
-¿Crees que ha podido ser su madre?-.
-¿Como?- dijo él algo incrédulo-.
-Llevame a la casa de Ross-.
-pero...-.
-Hazlo-.
Jacob dio un bolantazo y en poco más de diez minutos estuvimos en su casa. Al bajar llamamos a la puerta.
La criada nos recibió pero no hicimos caso y caminamos por la casa buscándola. Al entrar en el salón la vi saltando como la puta que era sobre Edward.
-¿Te diviertes?- dijo Jacob detrás de mi-.
Ella “pudorosa” bajó su vestido y Edward subió sus pantalones apresuradamente.
-¿Donde está ella?-.
-No se de quien me hablas-.
-Te delata... siempre te delatan esas palabras-.
-No se de lo que me dices-.
-¡HAN SECUESTRADO A TU HIJA!-grité-.
Me acerqué a Edward y lo sujeté del cuello.
-Eh, Emmett- dijo Jacob-.
-Esta puta hablará-.
-No se nada- dijo Edward-.
-Conozco perfectamente a Ross y se que ella no se follaría a un idiota como tu, si no es por agradecer algo-.
-No se nada- repitió-.
-Edward... se trata de Paula, es muy joven, ¿que has echo con ella?-.
-Yo solo...-.
-¡NO EDWARD!- dijo Rosalie-.
-Yo solo quería estar contigo- dijo mirando a Ross- solo contigo-.
-¿Tu le has convencido para que hiciese esto?- Jacob miró a Ross y luego se acercó a mi-.
-Edward dime donde está, dime donde está y no pasará nada, yo me ocuparé de todo-.
-Está en el granero de la familia Shuls-.
Todo el mundo en esta ciudad conocía ese granero, supuestamente “encantado” y acordonado, nadie podía entrar ahí.
-Si vuelvo a encontraros cerca de Paula no me lo pensaré, mandaré que os maten-.
-Emmett...-.
-Cierra la puta boca y dejame tranquilo-.
Caminé hacia la puerta con Jacob, iríamos por ella.
(Pov Paula)
Escuché pasos a mi alrededor nuevamente, me desataron, y quitaron la venda de mis ojos.
La luz del día me cegaba, estaba cansada muy cansada, llevava días sin comer ni beber.
-Emmett- pude murmurar-.
Era él... mi mente me estaba jugando una mala pasada o era él...
Lo abracé tan fuerte como pude aún que sabía que no tenía suficiente fuerza.
-Estoy aquí-.
Me levantó del suelo.
-Estás bien-.
-Estoy bien- afirmó y me llevó a un coche-.
Cerré mis ojos, podía oler el cuero de los asientos, pronto estaría en casa con Emmett... pronto todo volvería a ser como antes.
Sentía los dedos de Emmett pasar por las marcas que tenía en mis muñecas, dolían, estaban moradas.
-Te amo- dijo y me abrazó-.
Quería sonrir y lo habría echo de no estar tan cansada.
-Te amo- musité con la voz enrronquecida y muy baja-.
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