(Pov Emmett)
Después de lo que le dije no me dirigió la palabra, solo dijo “si” cuando le dije de volver a mi casa. Una vez allí hizo como que no había pasado nada y se sentó en el sofá a ver una programa de la TV.
Me sentía caliente por fuera y jodidamente helado por dentro, estaba esperando una condenada respuesta que ella no me daba y ya me estaba empezando a enfadar, le abría mi corazón, si es que lo tenía, y ella ni se había dignado a contestarme.
-Paula- dije sentándome a su lado, su cabeza no se separó del brazo del sofá-.
Silencio de nuevo... si vista no se quitó de la jodida televisión.
Apreté los puños y la volví a mirar.
-Paula- volví a decir-.
Y de nuevo pasó de mi.
Siseé y la sujeté del cabello, ella jadeó en respuesta y la atraje hacia mi.
-Te estoy hablando como un puto imbécil y no quieres contestarme-.
-No me parecía...
-¿Apropiado?- dije con los dientes apretados-.
La dejé caer de nuevo en el sofá.
-Que te jodan- dije levantándome del sofá-.
Su mano agarró mi camiseta y la miré.
-Lo siento, de verdad pero no se si estoy preparada para lo que me pides-.
Y en ese momento, justo en ese momento, dejé de distinguir, ella ya no era mi terapeuta, sería mi sumisa y le enseñaría a lo que se estaba negando.
Me volví a sentar a su lado y bajé su pantalón de pijama. Ella al principio lo evitó pero le di una nalgada y eso la dejó como en shok.
Bajé sus bragas y la miré fijamente a los ojos ella se paralizó, solo me miraba con algo de miedo. Me detuve y no aparté mi vista de sus ojos.
Ella subió sus manos por encima de su cabeza y me miró desafiante.
-Hazme cambiar de opinión- dijo en voz baja-.
Y claro que lo haría, estaba seguro de eso.
(Pov Paula)
“Bien, bien bien bien bien esta es tu primera vez y lo harás con un paciente y masoca ¡¡Estas loca dile que pare!!”.
-Adelante- dije y le sonreí-.
Como si de un cazador experto se tratase avanzó hacia mi y pasó sus dedos por mi sexo y no lo hizo delicadamente, mi espalda se arqueó y cerré mis ojos disfrutando de sus dedos, mi boca se abrió y gemí.
“¿Acabas de gemir?”
Volví a gemir con más fuerza cuando sus dedos se abrieron paso a través de los pliegues de mi sexo.
“Si has gemido...”
La sensación era demasiado buena, sus dedos se introdujeron aún mas enviando una descarga eléctrica a lo largo de mi espalda haciendo que me tensase totalmente y me abrazara a él. Su calor, su olor.
“Joder... es demasiado bueno para ser verdad”-.
Pero de repente paró y lo que comenzaba a hincharse entre mis muslos, ese calor sofocante se convirtió en dolor, lo necesitaba, tenía que terminar lo que había empezado.
-Dime que si, dime que serás mi sumisa y tendrás de esto y mucho más- dijo y su aliento acarició mis labios-.
-Si- dije casi en un grito-.
-Si... amo-.
-Si- repetí- amo-.
Había perdido el control de mi mente completamente, desde ahora era su sumisa... sentía miedo, excitación y calor, un calor que no había sentido en mi vida.
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