Enséñame a ser feliz.

Autor: Bellatrix_Black
Género: Drama
Fecha Creación: 03/08/2012
Fecha Actualización: 19/04/2013
Finalizado: NO
Votos: 13
Comentarios: 48
Visitas: 40298
Capítulos: 24

Bella y Edward se conocen en su último año de universidad. Él un aplicado estudiante de Harvard, ella una estudiante con honores de Yale que cargaba con un triste pasado.

Podrá ese atractivo chico de ojos esmeralda ayudarla a superar el pasado y enseñarla a vivir su presente?

 

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Capítulo 7: Una extraña visita al hospital.

Bella se encontraba en el juzgado, la audiencia había comenzado. A pedido del abogado de james Marie y Tom se encontraban ahí, el juez por alguna razón, desconocida para el resto, lo había permitido.

Tres vecinos se ofrecieron para brindar declaración, dijeron lo que habían visto y también haber escuchado gritos de los niños cuando Jane se encontraba fuera, también hablaron de escuchar gritos de Jane por las noches y haberlo visto infinidad de veces borra en los cuatro años que llevaban en el vecindario.

Cuando fue el turno de Jane de confesar las cosas se complicaron un poco, la mujer hablaba entre sollozos, James se enojaba cada vez más al verse acorralado y comenzaba a salir a la luz su verdadera personalidad. Amenazo a su esposa de forma violenta, no hizo caso al juez cuando lo mando a callar, incluso tuvieron que pedir intervención policial.

Después de casi cinco horas de audiencia sin descanso el Sr. Juez condeno al acusado, James, a diecisiete años de prisión por violencia domestica, maltrato infantil e intento de violación. Cuando el hombre escucho la condena se desquicio, se giro en dirección a sus hijos con la clara intención de hacerles daño. La primera en reaccionar fue Bella, se interpuso en el camino del maldito pero eso no sería suficiente, James quería descargar su ira y si no podía hacerlo contra sus hijos lo haría con una de las responsables por arruinar su vida. Con el puño cerrado golpeo el rostro de la joven, antes de que los policías llegaran a detenerlo atino otro golpe, este último provoco que Bella perdiera por completo el equilibrio y callera hacia el costado, su cabeza choco con uno de los banquillos y al instante todo se volvió negro.

Sam no podía creer lo que veía, la cabeza de la joven estudiante sangraba demasiado, un charco comenzó a formarse aterrando aun más al abogado.

-              Una ambulancia! Que alguien llame una ambulancia! –grito aterrado.
Muchos policías y el mismo juez rodearon a la chica pero nadie se animo a tocarla por miedo a perjudicarla. La ambulancia no demoro más de cinco minutos, en los cuales Sam no pudo casi respirar. Su alma volvió a su cuerpo cuando escucho decir que los signos vitales de la muchacha, aunque débiles, eran estables.
Sam acompaño a Bella al hospital, ayudo en lo que pudo con la ficha de ingreso y espero hasta que la chica despertara.

Bella intento abrir sus ojos, los parpados le pesaban, el dolor de cabeza la estaba matando y un pitido constante comenzaba a fastidiarla. Cuando por fin sus parpados cedieron la luz blanca cegadora la hizo cerrarlos nuevamente. Todo era muy claro, el sonido constante era como una máquina de signos vitales, el olor a alcohol inundaba sus fosas nasales y la cama era demasiado dura, eso solo podía ser un hospital. Volvió a abrir sus ojos con mayor cuidado y vio a Sam a su lado.

-              Sam? –su voz era ronca por lo que tuvo que aclararse la garganta. El aludido al notarlo se apresuro por un vaso con agua.

-              Toma esto, le hará bien a tu garganta seca. –la joven hizo caso.

-              Que hago en un hospital? Porque tú estás conmigo? –pregunto lo primero que le vino a la mente.

-              James te golpeo y al caer tu cabeza impacto con un banco y yo me quede contigo porque no sabía a quién llamar. –parecía avergonzado por lo último.

-              Muchas gracias Sam, aunque no estabas obligado a hacerlo.

-              Sé que no lo estaba Bella, pero no podía dejarte sola en esta situación.

-              Otra vez gracias. Esto… cuando me puedo ir?

-              Te hiciste un corte muy profundo en la cabeza, perdiste demasiada sangre y te dieron casi veinte puncos, tendrás que pasar la noche aquí.

-              Pero yo estoy perfectamente, puedo ir a casa.

-              Lo siento Bella, pero el médico no lo permitirá, y a decir verdad estoy de acuerdo con él. Tendrías que llamar a un familiar o alguien que pueda cuidarte, no quiero ser descortés pero yo no podre quedarme mucho tiempo más. –el hombre se sonrojo furiosamente, le avergonzaba tener que dejar a la chica en esas circunstancias.

-              No hay problema, puedes ir tranquilo yo llamare a mi amiga Alice.

-              No me iré hasta estar seguro de que alguien vendrá a hacerte compañía Bella.

-              Está bien, pásame mi bolso, ahí tengo el móvil. –hizo lo que ella le pidió. Bella marco al teléfono de Alice pero lo tenía apagado, marco a su departamento pero nadie atendió, donde se podía haber metido su amiga? El único lugar que se le ocurrió fue la casa Cullen, si no estaba ahí al menos Jasper podría localizarla. Marco el numero de Emmett, sonó cinco veces cuando estaba a punto de colgar su amigo atendió.

-              Bellita! A que debo el honor? –contesto el alegre chico.

-              Hola Emmett. Intento contactar a Alice pero no puedo localizarla, de casualidad esta en tu casa o contigo? –la voz de la chica aun era algo ronca.

-              Alice está en una salida romántica con Jasper, no te dijo nada porque Romeo le dio la sorpresa esta mañana. Bella estas bien, pasa algo? –si Emmett había aprendido algo en el tiempo que llevaba conociendo a Bella es que la chica no molestaba a nadie solo porque si.

-              Tú podrías contactar a Jasper, realmente necesito hablar con Alice.

-              Bella dime de una vez que te sucede, me estas preocupando! –demando el chico cuyo tono sorprendió a Edward y Rosalie que estaban a su alrededor.

-              Estoy en el hospital Emmett. –confeso por fin casi en un susurro.

-              En el hospital? –Edward se paro como si la silla tuviera un resorte- Que paso? En cual estas? Salgo para ahí ahora mismo.

-              En qué hospital estamos? –pregunto Bella a Sam.

-              San Rafael. –respondió en un murmullo.

-              Estoy en el San Rafael, pero Emmett…

-              Con quien estas? –mientras hablaba Emmett tomo las llaves de su auto, pero Edward se había adelantado y lo esperaba con el volvo ya encendido, Rosalie subió al asiento trasero y Emmett fue de copiloto. San Rafael, gesticulo con los labios para que solo su hermano le escuchara.

-              Estoy con Sam, el Dr. Ulley.

-              El te hizo algo? Le partiré la cara.

-              No seas absurdo Emmett, él me acompaño en la ambulancia porque estaba conmigo en ese momento, te lo explicare luego.

-              Estamos yendo para ahí. –él chico colgó antes de que su amiga pudiera rebatir nada.

-              Que paso Emmett? –demando saber Rosalie.

-              No sé, está en el hospital, hablo de una ambulancia pero me dijo que me explicaba después.

-              A quien hay que partirle la cara? –Edward apretaba con tal fuerza el volante que en cualquier momento se rompería.

-              Creo que están exagerando un poco. –dijo la rubia.

-              Es que no lo entiendes? Ella no tiene a nadie, a nadie! Su único ser cercano es Alice y está desaparecida con Jasper. –grito Edward que cada vez iba mas exasperado.

-              Que tan grave podría ser? Tal vez solo resbalo o tropezó, tú dijiste que es patosa? –se dirigió a Emmett porque estaba demasiado enojada con su cuñado y amigo.

-              Por un tropiezo no te trasladan en ambulancia, además Bella no es de las que llama a pedir ayuda.

-              Ya lo veremos –la rubia estaba algo harta de ese papel de víctima que todos encontraban en esa castaña aburrida-. Y tú baja la velocidad porque yo no quiero entrar de paciente en ese hospital. –Edward iba casi a doscientos, pero no hizo caso a Rosalie.
Fue así que un viaje de tres horas les llevo solo una hora cuarenta. Estacionaron al frente del hospital y bajaron casi corriendo.

-              Habitación de Isabela Swan? –pregunto Edward a la chica de informes asustándola un poco.

-              Habitación 204. –dijo la chica algo intimidada por la mirada de ambos chicos.

-              Fueron al ascensor, marcaron el segundo piso y se detuvieron los tres frente a la puerta, cuestionándose de forma silenciosa, si debían entrar todos, solo uno, cuál de los dos chicos, si golpear o simplemente entrar por si está durmiendo.
Al final entraron los tres, Edward abrió lentamente sin golpear. Se sintió a morir cuando la vio ahí, acostada en esa cama, pero lo que realmente lo mato fue ver su estado. Todo el lado izquierdo del rostro de Bella estaba amoratado, una venda blanca envolvía su cabeza, el brazo izquierdo extendido con la intravenosa y todas las demás maquinas pitando a su alrededor. Los hermanos Cullen miraron de forma significativa a Rosalie, la chica se veía realmente avergonzada. Justo en ese momento Bella abrió los ojos.
Para sorpresa de todos el primero en acercarse fue Edward.

-              Hola. –le dijo en un tono bajo de voz. Cuando llego a su lado tomo la mano derecha de la muchacha entre las suyas.

-              Hola. –respondió Bella completamente sonrojada por la cercanía, además de confundida por la corriente eléctrica que invadió su brazo y las mariposas que se adueñaron de su estomago.

-              Como estas?

-              Solo ciento que un tractor pasó sobre mi cabeza. –confeso sonrojándose aun mas.

-              Que fue lo que paso Bella? –pregunto Emmett dando un paso adelante para acercarse a su hermanita.

-              James, el acusado del juicio, trato de golpear a su hija pero yo me interpuse, así que me golpeo a mí, perdí el equilibrio y me golpee la cabeza al caer. Según me dijo Sam quieren que pase la noche aquí porque perdí mucha sangre.

-              Te dieron puntos? –pregunto Edward en tono algo profesional.

-              Si, aparentemente unos cuantos. –la mueca de la chica robo una pequeña sonrisa a Edward.

-              Iré a hablar con el médico. –dijo Emmett sintiéndose algo intruso en la escena.

-              Convéncelo para que me deje ir. –rogo Bella con su mejor sonrisa de niña buena.

-              De eso nada señorita, usted seguirá todas las indicaciones con esa hermosa boca cerradita. –contesto Edward que por primer vez desde que la conoció estaba diciendo lo que sentía en lugar de lo que debería decir. Emmett y Rosalie salieron de la habitación sin decir una palabra más, pero temiendo por la salud mental de su hermano y cuñado.

-              Esto… Edward te sientes bien? –le pregunto Bella completamente sorprendida.

-              Sí, bueno en realidad no. Me pone mal verte en esta situación.

-              Y todo este cariño es solo porque quieres ayudarme a estar mejor. –se aventuro a concluir la chica.

-              Yo diría más bien que mi corazón por primera vez ha logrado dominar al cerebro. –porque le era tan fácil hablar de estas cosas  con ella, se pregunto a sí mismo.

-              Tu corazón? –Bella disimuladamente se pellizco el brazo izquierdo, eso solo podía suceder en sus sueños.

-              Sé que los sentimientos no provienen del corazón, solo es una forma de expresarme. –se pellizco aun más fuerte, pero esta vez no paso desapercibido para Edward.

-              Sentimientos?

-              Bella desde el primer momento en que te vi despertaste algo en mi, algo que nunca había sentido. En un principio me aterre, no sabía que me pasaba, que significaban esas ganas irracionales de verte, de estar a tu lado, de acariciar tus mejillas, incluso de besarte. Pensé que si pasaba más tiempo contigo encontraría que no tenemos nada en común y así esos impulsos irracionales se acabarían. Por cierto, no estás soñando. –la voz de Edward era pura ternura, más dulce que la miel, pero no por eso menos disparatado.

-              Pero tú no me conoces, nosotros no tenemos nada en común.

-              Todo un día observándote más lo que Emmett y Jasper me cuentan me han ayudado a hacerme una idea.

-              Háblame de esa idea. –un hombre como Edward nunca se fijaría en una mujer como ella, era obvio que debía de tener una idea equivocada. Él era el hombre de los sueños de Bella, ella no podía permitirse tener ni la más mínima esperanza porque solo podría terminar con el corazón roto.

-              Eres tímida, sencilla, luchadora, obstinada, inteligente, comprensiva, leal, humilde, te guardas las cosas malas, siempre ofreces una sonrisa a los demás, estas ahí para los que te necesitan, no te gusta que nos preocupemos por ti, odias ser el centro de atención, tratas de mantener un perfil bajo y nunca harías nada que pudiera perjudicar a otra persona. –Bella quedo con la boca abierta por un momento.

-              Lo reconozco, sabes alguna que otra cosa.

-              Y eso que ni he hablado de tu hermosura y perfección.

-              Si claro.

-              No te vez a ti misma con claridad Bella. Eres el ser más perfecto que existe en el mundo pero te niegas a notarlo. –nuevamente se sonrojo de forma furiosa.

-              Dios! Estoy grabe! –esa reacción sorprendió a Edward.

-              Sientes algo? Quieres que llame a un medico?

-              Es peor que eso estoy alucinando! Dios mantengo una conversación con una alucinación! –Edward se rio a carcajadas por la conclusión a la cual llego la chica.

-              Bella no soy una alucinación.

-              Eso es justo lo que mi alucinación diría, solo así podrías estar diciéndome estas cosas sin que fuera una broma, o es que te burlas de mí?

-              Que hay mal en mi para que te tomes a broma mis sentimientos? –eso lastimo su inflado ego.

-              Mal en ti? Estas tomándome el pelo? Tú eres perfecto, con tus hermosos ojos, tu pelo espectacular, tu sonrisa que me hace hiperventilar, tus notas perfectas, tu perfecta familia, es que no es justo que a algunos os toque todo y a otros nada.

-              Te parezco perfecto y te hago hiperventilar? –a la ultima parte sencillamente no le dio importancia.

-              Vez ahí va de nuevo. –el pitido de la maquila se disparo cuando la sonrisa torcida de Edward hizo su aparición.

-              Pero que es lo que hice? –él no entendía nada.

-              Tu sonrisa! Hace que mi corazón se salte un par de latidos y luego se enloquezca. –que mas daba confesar todas estas humillaciones si estaba hablando con una alucinación creada por su propia mente.

-              Así que mi sonrisa te enloquece? –Edward estaba encantado con la situación.

-              Y todavía lo preguntas? Probablemente a todas tus compañeras de clase les pare lo mismo –lo visualizo en un aula rodeado de mujeres y un extraño impulso destructor se apodero de ella-. mejor ni te imagino con otras mujeres.

-              Yo también sentí celos cuando pensé que salías con el tal Sam, es un sentimiento extraño no crees?

-              Celos?

-              Tampoco lo entendí al comienzo, bueno en realidad no quería admitirlo, pero luego lo pensé y todo quedo claro. Alice dijo que si mis intenciones contigo no eran serias debía alejarme, pero ahora entiendo que nunca podría estar lejos de ti. Cuando Emmett dijo que estabas en un hospital lo único que pensaba era que debía estar a tu lado, que debía cuidarte, salí corriendo a mi coche pero en ese momento me di cuenta de que no sabía a dónde ir, me toco esperar por mi hermano y me encargue de ser yo quien condujera para llegar a tu lado lo antes posible. Por un momento cuando te vi desee morir a cambio de que tú te pusieras bien, pero luego entendí que mi verdadero papel en esta vida es acompañarte, cuidarte y quererte cada día más.

-              Eres muy tierno Edward del subconsciente, me gustaría que te quedaras conmigo para siempre.

-              Edward del subconsciente? Aun crees que soy una alucinación. Tal vez debí esperar a que te dieran el alta para hablarte de mis sentimientos.

-              Nadie nunca me ha querido tanto, ni me ha dicho palabras tan bonitas, y sé que nunca las escuchare de una persona e carne y huesa. –una pequeña lágrima se fugo de sus ojos y recorrió su mejilla hasta encontrarse con el pulgar de Edward.

-              Dame la oportunidad de amarte Bella, de cuidarte y enseñarte a ser amada.

-              La persona que mas me amo y a la que más quiero me la arrebataron cuando tenía seis años, ahora solo me queda Alice, pero sé que ella me dejara pronto, formara su familia y tendrá sus propios hijo, si no lo hace con Jasper ya llegara alguien más.

-              Yo estaré siempre, dispuesto a ocupar el lugar que tú me quieras dar, nunca te dejare, pase lo que pase prometo estar ahí para ti.

-              Como desearía que esto fuera cierto, que realmente quieras estar conmigo.

-              Por favor Bella, créeme.

-              Como hacerlo sin ilusionarme?

-              Te demostrare que no alucinas, te diré algo que solo yo sé –Edward se quedo pensando un momento, de forma inconsciente ella se abrió a él, era su turno de hacer lo mismo-. Cuando tenía siete años me encantaba ir a la casa de mi abuela, ella era buena conmigo, siempre me hacia mis comidas preferidas y me daba los gustos en todo. Una noche de invierno estábamos mirando mi película preferida, que en esa época era el libro de la selva, nos encontrábamos en la granja de la familia, los caballos comenzaron a hacer ruidos raros y mi abuela fue a ver, me dijo que me quedara pero yo no hice caso y la seguí sin que se diera cuenta. Una serpiente había entrado al establo y asustado a los caballos, cuando nona quiso tranquilizarlos los animales enloquecieron y la envistieron para escapar, mi abuela quedo muy lastimada y sufrió un infarto, murió entre mis brazos y yo me quede toda la noche a su lado hasta la mañana siguiente cuando Esme y Carlisle fueron por mí. Desde entonces no puedo ni acercarme a un caballo. Además de que fue ese suceso lo que me motivo a elegir medicina y especializarme en cardiología. –Bella lloraba en silencio por la triste historia que acababa de escuchar, eso no podía ser su imaginación, pero las palabras de Edward no podían ser ciertas, como él podría quererla a ella? y que si es cierto? Le pregunto una voz. Si es cierto ella debería confesarse a sí misma que sentía algo por él, que se sintió atraída desde que lo vio bajar de su auto el primer día, que realmente lo celaba y que aunque fuera irracional desde todos los puntos de vista ella lo quería tanto como él decía quererla. En ese caso porque no darse una oportunidad? Porque sufrirás, se respondió a sí misma. Es que a caso ya no sufría a diario.
Edward solo la observo esperando una reacción de su parte.

-              Me he comportado como una tonta, no es cierto?

-              No, te has comportado como una persona siendo hostigada por un idiota luego de una fuerte lesión en la cabeza. –contesto algo triste, esperaba otras palabras de la chica.

-              Tú no             eres idiota,
Se quedaron unos segundos en silencio, los dos pensando que decir ahora. Bella decidió que Edward ya había dado unos cien pasos así que ahora era su turno.

-              Me gustan mucho los pastelillos –dijo tomándolo completamente por sorpresa-. Se dé un lugar en donde venden unos deliciosos, exquisitos para comer con un café. –Edward entendió donde quería llegar la chica, su chica, y sonrió encantado.

-              A mí también me gustan mucho, podrías enseñarme ese lugar cuando te den de alta.

-              Me encantaría ir contigo. –se quedaron mirándose a los ojos, con dulces sonrisas adornando sus rostros. Las palabras sobraban en ese momento sus ojos hablaban por si solos.
Un tímido golpe en la puerta los distrajo, pero la sonrisa tonta seguía en sus caras.

-              Adelante. –la puerta se abrió lo suficiente para que Emmett asomara su cabeza.

-              Ya podemos pasar? –Bella lo miro con la interrogante escrita en su rostro- Bellita yo puedo ser algo tonto, pero ustedes son muy obvios. –Bella se sonrojo y trato de ocultarse en su almohada, Edward rio por su actitud y acaricio cariñosamente su sonrojada mejilla. Era aun más suave de lo que imaginaba.

-              Que te dijo el médico? Pregunto el cobrizo tratando de distraer a su hermano. Bella lo agradeció con un cariñoso apretón en la mano.

-              A la señorita le dieron nada más ni menos que diez y nueve puntos, esta noche se quedara en observación, eso está fuera de discusión –advirtió cuando la castaña iba a protestar- y mañana, si pasas bien la noche, te darán de alta.

-              Donde está Rosalie? –pregunto la chica.

-              Recién logro contactar a Jasper, en este momento está hablando con Alice.

-              Dile que siga con sus planes, que no arruine su fin de semana por mi culpa.

-              En serio crees que Alice se quedaría tranquila sabiendo que estás sola en la habitación de un hospital?

-              Sola nunca. –intervino Edward mirándola de forma posesiva.
Rosalie entro a la habitación, se sentía alegre por Edward, obviamente sus sentimientos eran correspondido, también se sentía culpable por haber juzgado tan mal a la castaña, cada vez que la escuchaba hablar de sí misma esa culpabilidad crecía aun mas, solo ver el rostro lleno de moretones la hacía sentir vergüenza por pensar mal de ella. Una persona que se dejaba pegar por un psicópata en lugar de una niña, que ni siquiera era su familia, no podía ser mala.

-              Donde esta? –grito la voz de Alice incluso antes de abrir la puerta, o sería mejor decir casi tirarla, y entrar como si se tratara de un ciclón. Jasper venía detrás tratando de seguirle el paso- Oh Bella!

-              Tranquila Alice, estoy bien, solo me duele un poco la cabeza. –la pequeña se precipito para llegar al lado de su amiga.

-              Te has visto en un espejo? Por Dios, juro que matare a ese bastardo.

-              No me vi y prefiero no hacerlo, debo estar horrible. Con respecto a James ya esta tras las rejas y pasara mucho entes de que pueda volver a golpear a nadie.

-              No te vez horrible, estas hermosa como siempre. –le dijo Edward bajito pero todos lo escucharon. Jasper, Rosalie y Emmett no reconocían al chico que tenían delante. Alice vio el brillo en los ojos de los dos chicos y se sintió feliz por ellos.

-              No crees que deberíamos llamar a Charlie? –pregunto Alice tímidamente volviendo a concentrarse en el accidente.

-              Como si a él le interesara. –el resentimiento y dolor en la voz de Bella llamo la atención de cuatro de los presentes.

-              Bella…

-              Alice no es el momento para discutir este tema. –dijo cortante.

-              Bella, Alice se está preocupando por ti, no tienes porque tratarla de esa forma. –Bella encaro a Edward con la clara intención de mandarlo al diablo, pero cuando vio directamente a sus ojos se dio cuenta que no podía enojarse con él. Se quedaron mirando a los ojos, en una especie de discusión silenciosa, Edward entendía que por algo ella reacciono así, pero aun así Alice no se merecía que le gritara por preocuparse.

-              Lo siento Alice, sabes que a Charlie no le importo. –cedió la castaña.

-              Quien es Charlie? –pregunto Emmett con su característica falta de tacto. Todos lo miraron de forma asesina. Para sorpresa de todos Bella tomo la palabra.

-              Charlie Swan, es mi padre.

-              Entonces porque dices que no le importas?

-              Emmett! –Rosalie le dio un golpe en la nuca a su novio.

-              Charlie no es como Carlisle Emmett. Me culpa por algo desde que tengo seis años y nunca me ha perdonado, a pesar de que yo no tuve la culpa. –Bella miro a Alice, la única de los presentes que sabía lo que le costaba contar su historia.

-              De que te…

-              Emmett! –esta vez fue Alice quien lo interrumpió. Su voz era tan autoritaria que los sorprendió a todos, menos a Bella. Su amiga, su eterna protectora. Pero las cosas no podían seguir así, si quería compartir algo con esas personas debía permitirles saber quién era ella realmente.

-              Me culpa de la muerte de mi madre. –los cuatro chicos que escuchaban esto por primer vez a observaron con ojos abiertos como platos. Bella se soltó del agarre de Edward para abrazarse a Alice y dejarse consolar por su mejor amiga.

-              Sh, tranquila pequeña. Tú no tienes la culpa de nada, y lo sabes. Yo siempre estaré contigo. –todos se mantuvieron en silencio hasta que los sollozos de Bella cesaron. Cuando Alice la acomodo en la cama se dieron cuenta que la castaña había quedado dormida.

-              Yo… -comenzó a decir Emmett con intención de disculparse.

-              Hablemos afuera, no quiero que se despierte. –dijo la chica nuevamente seria.
Edward observo el rostro de Bella, además de los moretones ahora también se encontraba cubierto de lagrimas secas, lagrimas que él no seco, por una pena que no sabía consolar. Acaricio la mejilla de la castaña antes de dejar un tímido beso en esta.
Alice espero a estar los cinco fuera de la habitación antes de hablar.

-              No quería hacerle daño. –Emmett estaba realmente arrepentido y no sabía cómo solucionar su error.

-              Eso ya no importa Emmett. Lo mejor será que vayan a su casa, Bella en cualquier momento despertara y no es bueno que los vea aquí.

-              Como sabes que despertara pronto? –acaba de arruinarlo con sus preguntas y vuelve a curiosear, pensó Alice algo irritada.

-              No quiero dejarla, no así. –intervino Edward.

-              No sé lo que paso entre ustedes, ni cuando, pero este no es momento Edward. A Bella no le gusta que la vean así, se siente indefensa ante los demás.

-              Pero necesito estar con ella, quiero protegerla.

-              No, lo que necesitas es descansar, asimilar lo que acabas de escuchar y dejar que Bella asimile que se abrió con ustedes. Esto que acaban de escuchar solo nos lo ha dicho a mis padres y a mí. Bella no habla de su familia, al menos no de su madre y tampoco permite que los demás hablen de ella, Charlie la crio con la idea de que ese es un tema prohibido. Tampoco habla abiertamente de su padre, Charlie Swan es un hombre frio que nunca demostró cariño a su hija, se refugió en su trabajo luego de enviudar y se olvido por completo de Bella.

-              Entiendo que no puedo estar en la habitación, pero esperare aquí, por cualquier cosa. –insistió Edward que no soportaba dejar a Bella cuando sabia que lo necesitaba.

-              Bella despertara gritando a causa de sus pesadillas en cualquier momento, aguantaras oírla desde aquí sin hacer nada? –Alice conocía de sobra a su amiga, siempre le pasaba lo mismo, hablar de su madre despertaba todos esos recuerdos y sentimientos que intentaba enterrar.

-              No. –confeso Edward.

-              No te preocupes por Bella, yo cuidare de ella. Pediré a las enfermeras que le administren algo que le permita dormir y mañana por la mañana en cuanto la visite el doctor te avisare, si todo está bien por la tarde pasas a visitarla al departamento.

-              Podrías llamarme si algo pasa, lo que sea? –ya estaba resignado y daba esa pelea por perdida.

Claro, solo dame tu número. –intercambiaron números y se marcharon.
Al salir del hospital Edward pidió a Emmett y Jasper quedarse en su departamento esa noche. Por la hora decidieron quedarse los cuatro. Llamaron a Esme y le explicaron en un breve resumen lo que había sucedido, le dijeron que no irían a casa esa noche y la mujer accedió sin problema.
En cuanto llegaron se retiraron a las habitaciones, Edward armo un sillón cama y también se acostó, aunque no pudo pegar ojo hasta la madrugada.
Alice por su parte llevo a cabo la idea de pedir que sedaran a Bella, lo que más necesitaba su amiga era una buena noche de descanso. La morocha por su parte no durmió ni un solo minuto, todo daba vueltas en su cabeza, incluso llamo a sus padres para explicarles lo sucedido. Marie y Yosef quisieron ir de inmediato pero su hija los convenció de no hacerlo, les prometió que los tendría al tanto de todo, también les conto el incidente con sus amigos, sus padres estuvieron de acuerdo que Bella necesitaba descargar su pena para algún día llegar a superarla, Alice entendía su punto, pero no podía dejar de sentir tristeza por su amiga, ella no imaginaba lo que Bella sentía y esperaba nunca pasar por algo similar, pero lo que lastimaba a Bella la lastimaba a ella y viceversa, era una conexión que siempre habían tenido.

Capítulo 6: Que es esto que siento? Capítulo 8: Primer beso

 
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