Enséñame a ser feliz.

Autor: Bellatrix_Black
Género: Drama
Fecha Creación: 03/08/2012
Fecha Actualización: 19/04/2013
Finalizado: NO
Votos: 13
Comentarios: 48
Visitas: 40300
Capítulos: 24

Bella y Edward se conocen en su último año de universidad. Él un aplicado estudiante de Harvard, ella una estudiante con honores de Yale que cargaba con un triste pasado.

Podrá ese atractivo chico de ojos esmeralda ayudarla a superar el pasado y enseñarla a vivir su presente?

 

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Capítulo 20: Al descubierto

Capitulo 18

Llegaron a casa de Esme y Carlisle dos horas más tarde de lo esperado. Bajaron de la camioneta sonriendo y abrazados. La imagen era tan tierna y transmitía tanta felicidad que quien los veía sonreía con ellos al instante.

-              Parece que han venido Jasper y Alice. –comento Bella al ver el auto de su amigo.

-              La duende debe estar como loca por nuestro retraso.

-              Por mi podíamos habernos tardado dos horitas mas. –dijo batiendo sus pestañas de forma sugerente.

-              Quien eres y que has hecho con mi tímida esposa? –pregunto sonriendo pero encantado por lo desinhibida que estaba su esposa.

-              Oh querido créeme que Eddy no es el único que ha pasado por la hambruna –Edward iba a comentar algo pero ella lo silencio poniendo un dedo sobre sus labios-. Tal vez sea momento de que sepas que dormirás muy poco en las siguientes dos semanas. –la quedo mirando con la boca vierta.

-              No me puedes decir algo así! Pasare todo el día con el único deseo de subirte a ese auto y llevarte a un lugar donde estemos solos. –Bella sonrió satisfecha. No era presumida ni egocéntrica, pero sentirse deseada después de tanto tiempo era sin duda algo agradable.

-              Pórtate bien y tal vez recibías una sorpresa. –dijo de forma misteriosa y algo atrevida. Se había puesto de acuerdo con Alice para que su amiga fuera antes y prendiera el casi centenar de velas que había dejado en la habitación, además de que tenía un atrevido disfraz de enfermera esperándola en el baño.
Edward paró en seco, la abrazo por la cintura atrayéndola a su excitación y con  voz ronca le hablo al oído.

-              No puedes hacerme esto. No puedo entrar así a la casa de mis padres.

-              Lo siento amor pero regresar al auto es imposible ahora, de seguro todos nos están mirando desde la ventana –realmente lo estaban haciendo, nadie se animo a salir para no intervenir con la pareja-. Piensa en otra cosa.

-              En otra cosa? La única imagen que tengo en mi mente ahora es la de tu glorioso cuerpo desnudo.

-              Intenta imaginar a tu hermano usando una tanga rosa. Eso le causaría pesadillas hasta a Hannibal. –Bella aprovecho el estremecimiento que sufrió Edward para huir de entre sus brazos.

-              Esta me las pagas Bella Cullen. –para ese momento ella ya se encontraba en la puerta riendo a carcajadas de su marido.
Esme no aguanto más y corrió a abrir la puerta para su hijo, con gran velocidad corrió a sus brazos que la esperaban abiertos.

-              Oh Edward! No imaginas cuanto te he echado de menos. –dijo con lagrimas de felicidad en sus ojos.

-              Por favor mama, no llores. Yo también te he extrañado, pero me pone mal verte así. –dejo dulces besos en las mejillas de su madre y con cariñosas caricias saco todo rastro de las traicioneras lagrimas.
El siguiente en llegar a él fue Carlisle.

-              Hijo! –fue todo lo que dijo y le dio un fuerte abrazo capaz de estrangular a un oso.
Luego lo siguieron Emmett, Rosalie, Jasper y por ultimo una muy efusiva Alice.

-              No sabía que había tanto transito. –comento Emmett como quien no quiere la cosa.

-              Emmett. –reprendió su madre.

-              Es realmente sorprendente en pleno mediodía de un día de semana. –siguió ignorando a su madre de forma olímpica con era traviesa sonrisa en su rostro.

-              Sabes que meterte conmigo no te conviene. –le advirtió Bella.

-              Sabes que no te tengo miedo hermanita. –dijo desafiante.

-              No? entonces cuéntame cómo van tus clases de música. –Emmett se puso blanco como un papel y miro a Edward de reojo.

-              Clases de música? –pregunto el cobrizo sorprendido. A su hermano mayor nunca le había interesado la música. El problema es que todos, salvo Rose y Emmett ignoraban que ella se refería al día que los encontró teniendo relaciones sobre el piano de Edward, que por alguna razón que aun no comprendía estaba en el departamento de Emmett junto a algunas otras cosas.

-              Es que… estuve pensando en aprender a tocar… guitarra. Si eso es, guitarra! Para distraerme un poco, pero al final me arrepentí. –era más que obvio que Emmett mentía.

-              Debo preocuparme? –le pregunto Edward a Bella para zanjar el tema.

-              Claro que no amor. –le aseguro ella, después de todo ya se había encargado de reprenderlos.

-              Déjense de tonterías y ya dame mi regalo. –pidió Alice saltando en su sitio.

-              Regalo? –pregunto el cobrizo con su mejor cara de sorpresa.

-              Edward Cullen no me digas que acabas de venir de Europa y no me has traído nada.

-              Debía hacerlo?

-              No puedo creer que tengas el descaro de preguntarlo. Es que a caso no sabes que soy la mejor amiga de tu esposa, las mejores amigas tenemos influencia.

-              Ahora me amenazas? Creo que no te mereces el presente que te e traído con tanto esmero.

-              Presente? Oh me has traído algo! No debiste molestarte. –todos rieron mientras el cobrizo iba al coche por su bolso de mano, ahí tenia los presentes para casi todos, el de Bella se lo daría cuando se encontraran a solas.
Les entrego a todos los paquetes y por ultimo regreso al lado de su mujer.

-              Tendrás que esperar hasta más tarde por el tuyo.

-              Tu eres todo lo que necesito.

-              Te amo.

-              Tanto como yo a ti. –sellaron su promesa con un beso.

-              Oigan ustedes, tortolitos. Ya déjense de tonterías y vayamos a almorzar. Muero de hambre.
La tarde siguió su curso luego del almuerzo. Todos los integrantes de la familia se sentaron en el living deseosos de escuchar las anécdotas que Edward tenia para contarles, los lugares que había visitado y todo lo que había pasado en el hospital. Carlisle y Esme estaban orgullosos de su hijo y felices por tenerlo nuevamente a su lado.
Cuando faltaban quince para las ocho un extraño intercambio de miradas se produjo entre Rosalie y Bella, cosa que no paso desapercibida para Edward pero por respeto a su esposa prefirió no preguntar, en ese momento. Cinco minutos después de eso Emmett y Rosalie se despidieron hasta el otro día y se marcharon con la excusa de que ella estaba muy agotada.
Bella dejo pasar unos quince minutos y se acerco discretamente al oído de Edward.

-              Qué te parece si vamos a descansar? –su voz invitaba a muchas cosas pero no a descansar.

-              Algo me dice que dormiremos hasta tarde mañana.

-              No tengo intención de dormir. –lo contradijo antes de ponerse de pie e ir donde Alice para comenzar a despedirse.

-              Ya se van? –pregunto con un puchero.

-              Si, Edward está cansado.

-              Esas excusas déjaselas a tus suegros, yo sé perfectamente a donde ha ido Rose. –la castaña se sonrojo furiosamente.

-              Quieres que nos veamos mañana, hace tiempo que no estamos solas?

-              No seas tonta, quédate disfrutando de tu marido. Además Jas y yo nos vamos mañana antes del medio día. Desayunaremos con Emmett y Rose y después ellos nos irán a dejar al aeropuerto, vamos a pasar navidad con mama y papa y año nuevo con los Hele.

-              Aun les debo una visita a tus padres. –Mary y Yosef habían viajado a Boston el día del cumpleaños de Bella para saludarla personalmente y felicitarla por la boda. Ella les prometió que los visitaría pronto pero aun no había cumplido.

-              Podemos escaparnos algún fin de semana en enero, sabes que mama te quiere como a una hija. No deja de preguntar por ti.

-              Es una buena idea, así podremos aprovechar para pasar algo de tiempo juntas.

-              Como antes. –se dieron un cariñoso abrazo. Era fantástico saber que a pesar de las distancias todo seguía igual entre ellas.

-              Amor harás que me ponga celoso. –intervino Edward mientras hacia un hermoso puchero.

-              Oh vamos grandulón, hay espacio para ti también. –las chicas abrieron su brazos invitándolo a unirse, él no lo dudo ni un segundo y con sus fuertes brazos envolvió los dos cuerpos menudos y dejo un beso en la cabeza de cada una de ellas. Se separaron al verse interrumpidos por el flash de una cámara. Esme estaba documentando el momento.

-              Se veían tan tiernos. –se excuso la mujer.
Bella se despidió de sus suegros y Jasper, a este último le deseo una feliz navidad ya que no lo vería, y se dispuso a salir junto a Edward.

-              Que se traen Rose y tú? –pregunto de repente mientras iban en el coche.

-              Nosotras? –Bella uso su mejor cara de inocencia- No sé de qué hablas.

-              Sabes que no me engañas cariño.

-              Amor…

-              Ni lo intentes pequeña, nunca has podido mentirme.

-              En ese caso, no es de tu incumbencia.

-              Todo lo que esté relacionado contigo me incumbe, eres mi esposa y la persona a la que más amo en el mundo.

-              No puedo negarte nada cuando eres tan tierno?

-              Entonces me lo dirás?! –pregunto orgulloso de su triunfo.

-              Ya lo veras cuando lleguemos al apartamento.

-              Eso no es justo. –la miro con su mejor puchero made in Alice.

-              Deja de sobornarme y fíjate en el camino.
Edward siguió chantajeando por algo de información hasta que llegaron a casa de Bella. Bajaron del auto tomados de la mano, esperaron el ascensor coqueteándose el uno al otro y disfrutaron de una fogosa sesión de besos dentro.
Al llegar al departamento encontraron solo una tenue luz prendida en la sala, aunque Bella pudo ver el resplandor de las velas proveniente de la habitación, Edward no fue capaz de ver nada ya que venía muy entretenido comiéndose a su esposa.

-              Amor… necesito hacer algo antes de…

-              No puedes hacerme esto de nuevo Bella. –apretó su brazos con mayor fuerza en torno a su cintura.

-              Es por tu sorpresa amor. –un gruñido gutural escapo de la garganta del chico.

-              Déjalo para mañana.
De forma astuta deslizo sus manos por la espalda de Edward, haciéndole pensar que se había rendido. Él ingenuamente aflojo su agarre mientras disfrutaba de su victoria.
Bella se alejo de un salto y salió corriendo en dirección a la habitación.

-              Debes esperar aquí un par de minutos, si te encuentro husmeando dormirás en el sillón.

-              Isabela! –escucho una risita en respuesta a su grito agónico.
Mientras Edward caminaba como un león enjaulado en la sala Bella se apresuro al baño para ponerse su conjunto de lencería nuevo y esparcir pétalos de rosa sobre las sabanas de seda roja también recién adquiridas.

-              Ya puedes venir? –grito en dirección a la sala. Espero unos minutos sin obtener respuesta.

-              Edward! –volvió a esperar y nada. Obviamente se trataba de una venganza por haberlo dejado solo. Pero aun tenía una carta para jugarle.

-              Eddy estoy demasiado húmeda y excitada, si no vienes pronto tendré que divertirme sin ti. –dijo con la voz más sensual que pudo y emitiendo un par de gemidos en medio de la frase.
En la sala Edward estaba tratando con todas sus fuerzas de no ir corriendo a buscarla y tomarla en la primera superficie que encontraran. Pero con eso último tiro todo su auto control al demoño y fue directo al lugar donde la voz provenía.
La sorpresa fue enorme al entrar y encontrarse con velas, pétalos y seda, pero todo quedo en el olvido cuando la vio a ella. Vestía un corset negro que resaltaba sus senos asiéndolos parecer dos maduros melones que pedían a gritos ser comidos, ajustado a su cintura resaltando esas perfectas curvas naturales, una tanga negra del mismo material que la prenda anterior, un portaligas y unos tacos negros de por lo menos doce centímetros que le hacían unas piernas de muerte, el look se completaba con su espesa melena cayendo en cascada sobre su espalda. Era la imagen más perfecta, sexy y excitante que había visto nunca.
Bella disfruto ver como los ojos de Edward se oscurecían mientras la terminaba de desnudar con la mirada. Se sentía atractiva y deseada, una sensación que llevaba tiempo extrañando.

-               Oh cariño, quieres matar a tu pobre esposo. con andar felino la castaña se acerco al hombre que tanto ama.

-               Sabes que tu dulce esposa nunca haría algo que te dañarte. Solo quiero que me tomes como un poseído en toda superficie de esta habitación y el resto del departamento. eso fue más de lo que podía soportar. En un fluido movimiento casi imperceptible para la castaña Edward la tomo en sus brazos y la aventó a la cama, protegiendo la entre sus brazos para que ella no sintiera el impacto de su arrebato. Bella envolvió sus piernas en torno a la cintura de él y se entrego a sus instintos mas vacios perdiendo consciencias de todo lo que pasaba a su alrededor. Lo único que existía en ese momento para ellos era el cálido cuerpo del otro y las ancias y necesidad de zacear todo el deseo.

Bella despertó por el fuerte resplandor del sol sobre sus ojos, la noche anterior no habían tenido tiempo de cerrar las cortinas. Sintió los brazos de Edward en torno a su cintura y las piernas de ambos entrelazadas. Estar así después de tanto tiempo era realmente un sueño. Se quedo observándolo, se veía perfecto con esa sonrisa en sus labios, el pelo mas alborotado que lo normas, ese adorable sonrojo producto del calor que generaban sus cuerpos unidos y para hacer la escena aun más perfecta su glorioso cuerpo completamente desnudo envuelto a su alrededor.
Trato de levantarse con mucho cuidado de no despertarlo, quiero consentirlo mientras está en casa y que mejor forma de empezar que llevándole desayuno a la cama. Una vez se pudo deshacer de su acalorado abrazo se vistió solo con una bombacha y la camisa de Edward.
Corto fruta, hizo tortitas, tostadas de arándanos, exprimió naranjas, preparo café y puso todo en una gran bandeja. Se encamino al dormitorio donde encontró a su amado marido removiéndose y tanteando su lado de la cama. Dejo la bandeja sobre la mesita y atrapo su mano entre las de ella.

-              Que buscabas travieso? –le pregunto al oído.

-              Mmm… dónde estabas?

-              Haciendo el desayuno para el hombre que más amo en la tierra.

-              Debe ser alguien muy afortunado. –dijo en un ronroneo.

-              Siempre he pensado que la afortunada soy yo.

-              Créeme amor, el afortunado soy yo.

-              Oh! Estábamos hablando de ti? –pregunta en su tono más pícaro.

-              Así que estamos con esas, te recordare una de las razones por las que tanto me amas.
Bella soltó una sonora carcajada cuando Edward la arrastro con él debajo de las sabanas y comenzó a besarle el cuello.

-              Creo que esto está algo frio. –dijo Bella tímidamente.

-              Nada mejor que una buena taza de café frio después de hacer el amor a mi esposa. –le aseguro besando su frente.
Estaban abrazados en la cama nuevamente desnudos disfrutando del desayuno que Bella había hecho hacia más de una media hora.

-              Te extrañe mucho –dijo ella de repente, necesitaba exteriorizar esos sentimientos-. Fue difícil, pensar en ti a toda hora pero tratar de comportarme al teléfono porque no sería buena esposa si hacía que tú te sintieras peor. Necesite tanto tus frases motivacionales cuando sentía que me estancaba. Pero ahora estas aquí, todo recupero su sentido y lugar. Solo fue necesario que cruzaras esa puerta ayer para volver a sentirme completa. –se lo dijo en susurros sin mirarlo a los ojos porque se sentía patética de solo pensarlo.

-              Oh cariño! Cada día me levantaba buscándote en la cama, luego tenía la esperanza de que estuvieras desayunando o el baño, pero no estabas ahí. Me iba al trabajo decepcionado por no haberte visto y solo poder intercambiar contigo un par de mensajes de texto. Trataba de poner toda mi mente en el trabaja pero siempre me encontraba preguntándome: Que estará haciendo Bella? estará pensando en mi ahora? Habrá descansado bien? Recordara ponerse el cinturón al subir al auto? Qué tipo de ropa interior estará usando?

-              Edward! –lo corto una sonrojada Bella.

-              Es enserio, al menos una vez al día pienso en tu ropa interior.

-              Eres un cochino pero así te amo.

-              Yo también te amo mi amor, a pesar de todo lo que te he hecho sufrir en estos meses eres la persona que más amo en el mundo.

-              Ya hemos llegado hasta aquí, se que juntos lo lograremos.

-              Tampoco tengo dudas de eso, y sabes porque? –ella negó con la cabeza- Porque a pesar de las distancias cada día te amo más que el anterior.

Oh amor! Yo también.

Capítulo 19: Capitulo 17 Capítulo 21: New York

 
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