Enséñame a ser feliz.

Autor: Bellatrix_Black
Género: Drama
Fecha Creación: 03/08/2012
Fecha Actualización: 19/04/2013
Finalizado: NO
Votos: 13
Comentarios: 48
Visitas: 40303
Capítulos: 24

Bella y Edward se conocen en su último año de universidad. Él un aplicado estudiante de Harvard, ella una estudiante con honores de Yale que cargaba con un triste pasado.

Podrá ese atractivo chico de ojos esmeralda ayudarla a superar el pasado y enseñarla a vivir su presente?

 

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Capítulo 23: La noticia

Capitulo 21

-              Dr. Cullen. –dijo una coqueta voz detrás de Edward.
Él respiro profundo. Estaba cansado y lo último que le faltaba era encontrarse con alguna tonta enfermera que no comprende que es un hombre felizmente casado.
Lo único que deseaba en ese momento era comunicarse con Bella, le estuvo escribiendo en la mañana sin recibir respuesta y cuando intento llamarla durante el almuerzo fue directo al correo de voz. Decidió intentarlo una vez más y luego llamaría a Emmett.
Se dio la vuelta por fin y no pudo creer lo que sus ojos veían.

-              Bella? –oh Dios, era ella? pero que podía estar haciendo aquí, no esto tenía que ser una mala broma. tal vez había pasado algo, pero tenía que ser muy malo.

-              Amor deja de verme como si fuese un fantasma o el apocaríais se encontrara a la vuelta de la esquina. –no supo si reírse o correr a abrazarla, así que opto por ambas.
La tomo entre sus brazos y comenzó a dar vueltas como un enamorado.

-              Edward, bájame! Me mareo! –oh Dios, realmente era ella.

-              Que haces aquí? Cuando llegaste? Porque no me avisaste? Hasta cuando te quedas? Paso algo malo? –ella le tapo la boca con su mano ya que parecía tener unas cien preguntas más.

-              Visitarte. Hace una hora. Quería darte la sorpresa. Una semana. No. Creo que eso responde todas las preguntas. Si no es mucho pedir, podemos entrar? Necesito ir al baño. –lo último se lo dijo bajito, algo cohibida. Él se rio, tomo su pequeña valija y, literalmente, arrastrándola de la mano la llevo al interior del pequeño apartamento.
Bella entro detrás de él analizándolo todo a su alrededor. El lugar era algo pequeño, al menos para lo que Edward estaba acostumbrado, no se veía muy hogareño, le faltaba algo que te hiciera sentir en casa. Todo en la sala era muy neutro, obviamente decorado por una profesional, la cocina era completamente blanca, parecía más bien una habitación de hospital, los pisos de parque claro, demasiado impersonal pensó.
Antes de que pudiera siquiera sacarse el abrigo los labios de Edward ya la estaban devorando, obviamente no se opuso, es mas demoro menos de un segundo en reaccionar y devolver sus besos. Así fue como los besos llevaron a las caricias, la ropa comenzó a molestar y de un momento al otro estaban haciendo el amor en el sillón.
Recién luego del tercer asalto, completamente cansado y satisfecho de momento, Edward recordó algo importante.

-              Bella no nos cuidamos. –dijo preocupado.
“Llego el momento” pensó ella.

-              Parece que somos algo distraídos en los reencuentros. –soltó para tantear el terreno.

-              Es difícil pensar en condones cuando te tengo cerca después de tantos meses. Además en este lugar no tengo condones, nunca pensé que los fuera a necesitar aquí.

-              Es bueno saberlo.

-              A caso mi esposa esta celosa?

-              Celosa no, sé que me perteneces. –“nos estamos yendo de tema”, se recordó.

-              Sabes que eres la única a quien amo.

-              Tal vez si hay una razón por la que estoy aquí, además de visitarte. –Edward trago grueso, no podía ser bueno si la frase comenzaba así.

-              Debo asustarme?

-              Tal vez, yo me asuste mucho cuando lo supe. Pero una vez procesado me pareció la noticia más increíble del mundo y me siento muy feliz.

-              Me estas preocupando cada vez más Bella.

-              Está bien, quieres la historia larga o te suelto el bombazo?

-              Bombazo, ya tendré tiempo de saber la historia después.

-              Estoy embarazada. –lo dijo con una increíble y radiante sonrisa en su rostro.
Edward quede de piedra, era cierto? Embarazada? Pero si hacía más de tres meses que no se veían, como podía estar esperando un hijo? De reojo miro su cuerpo desnudo a su lado, se le notaba un pequeña pancita algo redondeada, un detalle que en medio de la lujuria dejo escapar. Si ella estaba embaraza eso quería decir que él iba a ser padre. Padre? Estaba preparado para eso? Claro que no! ni siquiera vivían en el mismo continente. Dios que clase de padre podía ser ese? Tenía que respirar y reaccionar o Bella entraría en pánico. Pero es que él ya estaba en pánico! Padre? Padre. Padre! Estaba listo para una responsabilidad tan grande? Siempre soñó con tener hijo y cuando conoció a Bella supo que era ella la madre indicada para esos niños, pero lo veía como algo lejano. Primero tenía que hacer un curso con un examen al final, o algo por el estilo, en donde te certifiquen para ser padre. Debía buscar en internet un lugar donde impartieran ese curso.

-              Edward? Edward! –Bella lo movía en un intento de hacerlo entrar en razón, pero no había caso. El parecía una estatua con los ojos fijos en su vientre. No sabía qué hacer, llamar a Carlisle tal vez.

-              Edward reacciona de una vez. –decidido, llamaría a Carlisle.
Cuando ella se paró de la cama para ir por su teléfono y salió del cambo visual del muchacho el reacciono. Corrió detrás de ella para ver que hacía y donde había ido. La encontró en la sala con la camisa que él uso ese día y buscando algo en su bolso de mano.

-              Que haces? –pregunto acercándose lentamente, como si se tratara de un animal salvaje al cual temiera. Eso no paso inadvertido para Bella, que lo sintió como un puñal en medio del pecho.

-              Buscaba el teléfono para llamar a tu padre. Me estabas asustando con ese comportamiento de momia.

-              Mi padre… lo sabe? –no se daba cuanta que no hacía más que lastimarla.

-              Todos “lo saben” –imito su voz de circunstancia-. Estaban en el hospital conmigo cuando me entere.

-              Cuando fuiste al hospital? –Bella tomo asiento en el sillón grande, con la esperanza que Edward lo hiciera a su lado, pero él eligió el individual.

-              Hace poco más de tres semanas, me desmaye en el trabajo y me trasladaron al hospital. Luego de algunos estudios de sangre me dijeron que estaba embarazada y anémica. Ahora tomo vitaminas y sigo un régimen de alimentación. Me hicieron ecografías y ese tipo de cosas y todo salió bien. La anemia ya casi ha pasado del todo y además de las clásicas nauseas no tengo nada. –explico de forma sintetizada lo sucedido ese día de locos.

-              Pero, estas segura?

-              Segura de que Edward? De estar embaraza? O temes que no sea tuyo? –le escupió con rabia. Tomo el bolso que aun estaba a su lado y saco una foto de la ecografía para luego arrojársela por la cabeza- Ya casi estoy en la semana quince, haz tus propias cuantas, pero si no me crees vete al diablo.
Bella se paro del sillón con las lagrimas amenazando por salir, agarro su ropa del suelo y fue directo al baño a vestirse.
Se preguntaba que había salido mal. Se suponía que ella le daría la noticia y él correría a abrazarla, la haría girar por el aire y no se aburriría de repetir cuanto la amaba. Eso no fue lo que paso.
Por su parte Edward no sabía qué hacer. Tomo la imagen que Bella le arrojo y la miro por un segundo. Mierda! La había cagado, y esta vez feo. La mujer que más ama le dio la mejor noticia de su vida y no hizo más que interrogarla como a un criminal. Tenía que arreglar esa situación ya mismo, pero completamente desnudo no era lo correcto. Corrió a su cuarto por algo de ropa, debía cambiarse antes de que Bella saliera del baño. Comenzó a vestirse a toda prisa pero se vio interrumpido al escuchar como la puerta del frente se abría y cerraba.

-              Mierda! –salió corriendo aun descalzo, solo vistiendo un pantalón y una remera.
Bella caminaba rápidamente por las calles completamente desconocidas. Mientras caminaba llamo a Alice, quien atendió de inmediato.

-              Bella! ya llegaste? Como fue todo? Se lo dijiste?

-              Alice –pudo decir entre lágrimas-, es un idiota.

-              Bella porque lloras? Que paso? –escucho voces detrás de su amiga, voces que reconoció como las del resto de sus amigos pero la ignoro.

-              No le gusto la noticia, ni se me acerco después de que se lo dije. Incluso me pregunto si estaba segura si era de él. –lloraba e hipaba mientras hablaba.

-              Que hizo qué?! –gritaron cuatro voces a la vez- Lo mato, juro que lo mato! –dijo la voz de Emmett completamente enojado.

-              Bella! Bella espera! –gritaba Edward detrás de ella, hasta que por fin la alcanzo. La tomo por los hombros para detenerla.

-              Vete a la mierda Edward. No quiero hablar contigo. –se soltó de su agarre como si le quemara.

-              Esta ahí contigo, pásamelo ahora mismo. –gritaba Alice desde el teléfono.

-              En un momento te llamo Al, ve averiguando que vuelo puedo tomar hoy. –y sin esperar una respuesta termino la llamada.

-              Hoy? Dijiste que te quedarías una semana. –le reclamo el cobrizo.

-              Con que sentido, te falto tratarme de puta? No, eso ya lo hiciste.

-              No te trate de puta.

-              Es que a caso preguntar si es tu hijo no es lo mismo. En serio creo que me quede embarazada de otro hombre?

-              Nunca pensé eso! Me soltaste un notición, estaba en shock. Lo que te pregunte fue si realmente estabas segura de estar embarazada! –Bella lo miro sin saber si decía la verdad o no, ahí noto un pequeño detalle en su vestimenta.

-              Estas descalzo.

-              Fui a vestirme para poder hablar bien las cosas, crees que no se que fui un idiota? De un momento a otro escucho que mi esposa e hijo se van, Salí corriendo detrás de ti, no tenía tiempo para terminar de vestirme.

-              Hijo?

-              Nuestro hijo. –la forma en que lo dijo fue tan natural y tierna que el corazón de Bella casi sufre un colapso. No pudo evitarlo y comenzó a llorar como tonta.

-              Lo siento princesa, soy un idiota. Tuve tanto miedo, no puedo verme como padre, nunca seré tan bueno como Carlisle y nuestro hijo merece lo mejor, y si fallo, lo decepciono, te decepciono a ti? –la castaño tomo el rostro de su tierno esposo entre sus manos.

-              Eres la mejor persona que jamás he conocido Edward, eres tierno, bondadoso, divertido, romántico y así podría seguir todo el día. Eres todo lo que siempre soñé y por eso me case contigo y porque te amo más que a nada en este mundo. Nunca mi decepcionarías porque eres mucho más de lo que algún día pude soñar y sé que nuestro hijo te amara igual o incluso más, tu serás su héroe, su ejemplo a seguir, esa persona que revisara el armario buscando al coco, le enseñara a andar en bicicleta y a practicar todos esos deportes que no podrá con su descoordinada madre. –Edward la miro a los ojos durante todo el pequeño discurso, sin poder dejar de sonreír en la última parte.

-              Vamos a casa amor, quiero hacerte mimos hasta que olvides la estupidez que acabo de cometer. –Edward la tomo de las manos y la condujo de nuevo al apartamento. –caminaron las dos cuadras que Bella había recorrido sola en silencio.

-              Creo que debo llamar a Alice antes de que me compre el pasaje. –dijo al fin cuando ya estaban llegando.

-              Tal vez debería llamarla yo y explicarle lo que paso, debe estar planeando un viaje fugas para venir a matarme.

-              Es probable, pero prefiero hablar yo y luego te paso. –saco el teléfono del bolsillo de su pantalón y marco el numero de su mejor amiga.

-              Bella? –no llego a sonar una vez cuando ya había atendido.

-              Hola Al. Estoy en el departamento de Edward.

-              Manda a la mierda a ese idiota y ven a casa con nosotros.

-              Alice Edward es mi esposo, por favor no lo insultes. Estamos arreglando el mal entendido.

-              Bella hazme caso una vez en tu vida.

-              No Alice. se lo que hago, lo correcto es escucharlo y que él me escuche. Así que por favor no hagas no hagas ninguna tontería y asegúrate de que Emmett tampoco.

-              Está bien Bella, pero cualquier cosa me llamas, si?

-              Claro amiga, gracias. Hablamos luego.

-              Porque le colgaste, yo quería hablar con ella? –pregunto un insistente Edward.

-              Porque en este momento con quien tienes que hablar es conmigo, además Alice se las ingeniaría para sacar una mano por el teléfono y ahorcarte. –el muchacho reconoció que ella tenía razón, lo único que importaba ahora era arreglar las cosas con su castaña.

-              Tienes razón. Qué te parece si hago un poco de te mientras te das una ducha y te preparas para descansar un poco? –le ofreció ya que estaba algo mojada por la neblina húmeda y se le notaba el cansancio en su dulce rostro.

-              Te?! Oh no! Mi esposo se ha convertido en un ingles! –dijo entre risas.

-              Que me has dichos?! Soy un autentico y orgulloso Yankee! –y juguetonamente fue por ella, la cargo en sus brazos, la llevo al sofá y comenzó a hacerle cosquillas.

-              Dilo pequeña bribona!

-              No, no Edward! Cosquillas no por favor! –Bella reía desesperadamente y Edward reía por la felicidad que le producía escucharla a ella reír.

-              Dilo! –exigió.

-              Está bien, está bien! Eres un autentico yankee, de esos que juegan beisbol y usan gorra de NY! –grito entre sus carcajadas.

-              Eso está mejor, ahora hare un té para mi hermosa esposa que NO puede tomar cafeína. –le dio el más dulce de los besos antes de soltar su agarre y ponerse de pie.

-              Iré a darme ese baño entonces. –fue a tomar su maleta para llevarla al dormitorio pero una fuerte mano masculina la detuvo.

-              Nada de levantar peso. –la reprendió Edward que cargo la valija y la llevo el mismo al dormitorio.
Bella lo observo irse embobada, el andar de Edward era una de esas cosas que nunca se aburriría de ver. Pensó en lo que había pasado, tal vez decirle de la nada “estoy embarazada” no fue la mejor idea, pero el pidió el bombazo, aunque es obvio que nunca podría haberse esperado algo así. Debían hablar, de eso no había duda. Le debía la historia completa. El único problema es que para sus hormonas rebeldes es difícil mantenerse alejadas del cuerpo de Edward, lo ha extrañado tanto últimamente. Le hacía más falta que nunca, aunque ahora no se sentía sola. Una parte de él estaba siempre con ella, dentro de ella, creciéndose y haciéndose fuerte para hacer una versión mejorada de ambos.
Busco un conjunto de ropa interior y una remera suelta, que resultaba ser de Edward. Su propia ropa ya había comenzado a quedarle algo justa y eso era incomodo.
Fue al baño y al ver la cómoda bañera blanca que ahí se encontraba no pudo resistirse a llenarla de agua caliente, poner un par de sales de baño que ahí se encontraban y darse un relajante baño que descontracture sus músculos después del largo viaje.
Edward comenzó a preocuparse por Bella, cuando pasaron diez minutos de que entro al baño y no escuchaba ni el mínimo ruido. El te ya estaba hecho y de ella no había ni rastro así que sin poder aguantar más se aproximo a la puerta del baño, pego su oreja a esta y como seguía sin escuchar nada abrió ligeramente. Se encontró con una imagen tierna y excitante. Su hermosa esposa tapada de espuma, aparentemente dormida en esa bañara en la que tantas veces se había masturbado pensando en ella. Termino de ingresar al baño silenciosamente, procurando no ser descubierto. Se coloco detrás de ella y comenzó a hacerle masajes en el cuello. El cuerpo de Bella se puso como gelatina cuando sintió el contacto de sus manos.

-              A mi esposo no le va a gustar nada que me estés haciendo masajes en la bañera. –dijo arrastrando las palabras.

-              Tranquila, será nuestro secreto. –le susurro al oído.

-              No le guardo secretos. –Edward sonrió. “Si, ella es tuya”. Se dijo a sí mismo.

-              Es bueno saberlo.

-              Sabes lo que me gustaría saber a mi? –hizo una corta pausa para ver si él decía algo- Me gustaría saber porque aun no te quitaste la ropa y entraste aquí conmigo. –Edward sonrió complacido, se aparto de Bella para desvestirse, ella abrió sus ojos para disfrutar del espectáculo y una vez estuvo completamente le hizo sitio detrás de ella. Cuando el tomo su lugar un poco el agua se desbordo un poco, pero a ninguno de los dos les importo, ya habría tiempo para limpiar el desorden mas tarde.

-              Hola mi amor. –dijo él en su oído.

-              Hola Eddy, te extrañe mucho.

-              Yo también amor, me haces falta.

-              Lo sé, pero ya solo quedan dos meses. Hemos aguantado tanto que no podemos darnos por vencidos ahora.

-              Eres tan fuerte y segura.

-              Eso es solo porque te tengo a ti a mi lado.

-              Me tendrás siempre princesa. Nos tendrás. –se corrigió y puso las manos sobre su vientre.

-              Oh Edward! Todo es tan nuevo, tan inesperado.

-              Ni me lo digas, aun no lo puedo creer. Siento que estoy en un sueño. Uno del que no quiero despertar nunca.

-              Qué te parece si te cuento una historia?

-              Creo que es un buen momento para escucharla. –Edward la abrazo más fuertemente atrayéndola por completo a su cuerpo.

-              No sé cómo comenzó exactamente. Recuerdo que estaba en mi oficina, me comencé a sentir mal así que llame a Tanya y después de eso desperté en el hospital con tu padre a mi lado. Discutimos un poco, yo me quería ir a casa y él insistía en que debía quedarme a esperar que me hagan los estudios. Hice una rabieta y me amenazo con llamarte si no me comportaba, así que no me quedo de otra que hacerle caso. No quería preocuparte, estas tan lejos, solo te angustiarías. Además para ese momento ya estaba segura de que solo me había bajado la presión. Después de un par de horas el médico apareció para decirme que estaba embaraza, no lo podía creer. Emmett dijo que te envié un mensaje de texto para darte la noticia, Rosalie dijo que te llamara, pero yo sabía que era algo que debía de decirte en persona.
-Alice lego al otro día con Jasper, ella estaba como loca. Jasper me ayudo con el papeleo para la visa, esa es la única razón para la que demore tanto en venir. Quien me iba a decir que podía ser tan difícil entrar en este país? Par poco y me preguntan si planeaba matar a la reina, es una tontería.
-Alice solo hablaba de comprar ropa para bebes, cunas y no sé que mas. Las cosas entre ella y Jasper no estaban del todo bien, así que trataba de distraerse con compras pero cuando hablaban terminaban discutiendo, y para complicarlo todo aun más se quedaron conmigo en el departamento. Lo bueno es que después de inmiscuirme un poco termine sirviendo de escusa para que ellos arreglen sus problemas. Se están mudando de nuevo a Boston, Carlisle acepto a que Jasper terminara las prácticas en el hospital y las cosas son casi como antes.
-Emmett y Rosalie están de lo más paranoicas. Me cuidan como si estuviera inválida, están todo el tiempo preguntado que comí, si tome las vitaminas, cuantas horas dormí y no sé cuantas tonterías más.
-Esme me invita a comer y cenar todos los días y si rechazo la oferta de aparece en el trabajo o el departamento, así que ahora siempre le digo que si para que no tenga que estar viajando por mi culpa. En resumen me están malcriando a más no poder y lo dejaran todo a tu suerte cuando vuelvas, créeme que eso será duro para ti. –culmino el relato sonriéndole.
Edward estaba feliz de saber que había tanta gente cuidándola y preocupándose por ella, ayudaba un poco a mitigar la culpa que sentía por abandonarla en ese momento tan importante para una pareja.

-              Es bueno saber que estas rodeada de tantas personas que te cuidan y más sabiendo que son personas de confianza y que de quieren.

-              Ya imaginaba que no te iba a importar que me sobre protejan.

-              No, me parece bien.

-              Edward! Eso no es vida.

-              No lograras convencerme amor. Sabes que si por mi fuera te quedarías aquí en Londres hasta que podamos regresar juntos, así podría cuidar de ti y cumplir todos tus deseos y antojos.

-              Eres tan exagerado. –negó un par de veces con la cabeza.

-              No es exagerado amor. Este en nuestro primer bebe y desearía con todas mis fuerzas estar a tu lado en todo el embarazo. Cada eco, la primer patada, el primer antojo, la elección de nombres, cuidarte en las comidas y todas esas cosas que deben hacer los esposos. Yo me perderé de la mayoría. Ahora apenas tienes una pancita casi imperceptible, pero para la próxima vez que te vea nuestro hijo estará enorme y tú tendrás la más linda y redondita de las panzas. En serio crees que a mí no me importa no poder ver los cambios día a día? Que me dará igual poder verte solo a través de una cámara de mierda? Yo quiero estar ahí, compartir todo eso. No solo por ti amor, también por mí. Si algún día nos pregunta sobre como era de bebe, me gustaría poder decirle eras travieso desde que estabas dentro de mami, y no solo decírselo porque tú me lo dijiste antes a mí. Quiero poder asegurar que sentí cada una de sus pataditas. –los ojos de Bella se llenaron de lagrimas.

-              Yo no quiero que sea un travieso dentro de mami. –dijo hipando.

-              Oh mi amor, no llores. Veras que nuestro bebe es el más bueno y bien portado de todos.

-              Es que… es tan lindo eso que dijiste que… no puedo evitarlo. Odio las hormonas. –Edward no pudo evitar reírse. Estaba casado con la mujer más encantadora de todas.

-              Eres tan hermosa que me duelen los ojos al verte.

-              Hay Edward! Últimamente me éxito con facilidad, por favor no me digas esas cosas. –él volvió a reír.

-              Y con que se esta excitando mi esposa si se puede saber? –pregunto con tono jocoso tratando de esconder los celos que en realidad sentía.

-              Recuerdas la foto de nuestra boda que esta sobre mi mesita de noche? –él solo asintió- No me pregunte porque, pero en esa foto estas tan sexy, me sorprende no haberlo notado antes.

-              Oh cariño, algo me dice que serás una sexopata durante algunos meses. –le dijo entre risas.

-              Ni me lo digas, tengo sueños húmedos casi todas las noches. Parezco un adolescente cachondo. –Edward trato de pensar en otra cosa que no fueran las palabras de su esposa o terminaría muy mal.

-              Amor?

-              Si?

-              Quieres hacerme el amor en la bañera? –y con esa pregunta proveniente de sus dulces labios todo el auto control se fue a la mierda.
Estaban acostados fuertemente abrazados y a punto de quedar dormidos.

-              Edward?

-              Mmm?

-              No quiero irme.

-              No vamos a ningún lado amor, ya duérmete.

-              No me refiero a ahora. No quiero irme a casa hasta que no puedas venir conmigo. –eso lo hizo despertar y mirarla.

-              Sabes lo que estás diciendo Bella?

-              Claro que lo sé. Y quiero las pataditas, quiero los antojos y hasta quiero masajes. –si no se encontrara en shock por lo que acababa de escuchar, habría reído por la ultima parte.

-              Y que pasara con el trabajo? –no quería hacerse ilusiones antes de tiempo.

-              Es que acaso no te gusta la idea? –pregunto ella claramente dolida.

-              No! me encanta, me harías el hombre más feliz de la tierra. Es solo que quiero que estés segura.

-              Estoy segura. Si paso una semana a tu lado no podre separarme de ti. Con respecto al trabajo Eleazar no me deja hacer nada, esta igual de exagerado que el resto. –dijo con un puchero.

-              Oh amor! Te amo, lo sabes? Te amo más que a nada en este mundo! Me haces cada segundo más feliz. –comenzó a besarla como un desesperado para demostrarle la felicidad y gratitud que sentía en ese momento.

-              Edward?

-              Mmm? –pregunto entre sus labios.

-              Tengo hambre. –dejo de besarla en ese mismo segundo.

-              Como pude ser tan idiota? Qué clase de padre y esposo soy? Como pude olvidar alimentarlos? –era tan exagerado a veces.

-              No seas tan dramático.

Capítulo 22: Inesperado Capítulo 24: Juntos

 
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