Enséñame a ser feliz.

Autor: Bellatrix_Black
Género: Drama
Fecha Creación: 03/08/2012
Fecha Actualización: 19/04/2013
Finalizado: NO
Votos: 13
Comentarios: 48
Visitas: 40301
Capítulos: 24

Bella y Edward se conocen en su último año de universidad. Él un aplicado estudiante de Harvard, ella una estudiante con honores de Yale que cargaba con un triste pasado.

Podrá ese atractivo chico de ojos esmeralda ayudarla a superar el pasado y enseñarla a vivir su presente?

 

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Capítulo 14: Llamada perdida

Capitulo 13

El tiempo comenzó a transcurrir con mucha prisa. La navidad se alejo como humo y el regreso de las clases venia en tren bala. Edward regalo a Bella una cadenita con las iníciales de sus nombres como dije y una canción que él había compuesto pensando en ella. Fueron las mejores dos semanas de sus vidas.

El seis de enero fue martes, Bella se despertó triste por no poder ver a su novio el día en que cumplían un mes. Estuvo todo el día con cara triste hasta que a la salida de clases se encontró con el volvo plateado esperándola y a un perfecto y hermoso Edward con un oso de peluche gigante en sus manos. Fue la mejor sorpresa que había recibido.
Las clases regresaron y con ello solo pudieron verse los fines de semana, se extrañaban cinco días pasabas los sábados juntos disfrutándolo al cien por ciento y los domingos almorzaban en casa de Esme, luego ella regresaba con Emmett, Jasper y Alice.

Así los meses comenzaron a pasar.

El día que se cumplió su tercer mes se entregaron en cuerpo y alma. Eso hizo aun más fuertes los lazos de la pareja, también logro que se extrañaran a otro nivel. Necesitando no solo la presencia del otro sino también su contacto, caricias y todo ese amor físico que los hacía olvidar el resto del mundo.

Con el pasar del tiempo Bella también había comenzado a reconsiderar sus planes de mudarse a Nueva York con Alice, no quería dejar solo a su amiga pero mudarse a la gran ciudad implicaba separarse de Edward otros doscientos quilómetros. Cuando le planteo esto a su amiga ella solo le dijo que su postura era convincente pero que al estudiar modas su futuro laboral se encontraba en la gran manzana. Desde ese momento Bella comenzó a considerar la posibilidad de mudarse a Boston, era una ciudad más tranquila, en la que podría pedir postularse a algún programa de becas y vivir por su cuenta.

También hablo con Edward sobre el tema, él se puso feliz porque al fin podría tenerla cerca, sin embargo no le gustaba la idea de ser el causante de la separación de las chicas.

Las cosas resultaron ser aun más difíciles cuando Rosalie invito a Bella a compartir departamento. La idea parecía fantástica hasta que se dio cuenta que Alice quedaría completamente sola en una ciudad desconocida, con una inmensa población y la persona más cercana a dos horas de distancia, Jasper no podía mudarse con ella ya que aún le quedaba un año antes de graduarse. Los padres de Alice hablaron con Bella con la esperanza de que ella pudiera convencer a Alice de retrasar sus planes un año y así esperar a que Jasper pueda hacerle compañía. La castaña, muy preocupada por su amiga, hizo su último intento de convencer a Alice, el cual salió mejor de lo que esperaba, Alice accedió a tomarse un año sabático al terminar sus estudios en el que se dedicaría a conocer el mundo, Europa en particular.

Así fue como Bella y Rosalie se pusieron de acuerdo para compartir un departamento en Boston luego de graduarse.

Después de otro arduo y más estricto periodo de exámenes la graduación llego. Para la ocasión viajaron todos las Cullen al igual que los Sres. Brandon para acompañar a las chicas en su día.

La graduación fue emotiva para algunos y aburrida para otros, bueno en realidad solo fue aburrido para Alice y Bella que se sentían tontas con las horribles túnicas amarillas. Esme, Mary y la Sra. Hele, Lois, sacaron al menos unas cien fotos, además de haber obligado a los hombres de todas las familias a vestir de traje.

Charlie Swan no asistió a la graduación de su hija.

Luego de la ceremonia fueron a cenar a un costoso restaurante y después los jóvenes celebraron el acontecimiento en un bar.

Al día siguiente repitieron el calendario en la graduación de Rosalie.

Ese verano Alice y Jasper fueron de vacaciones a Seattle y Los Angelé, Emmett y Rosalie escogieron Miami para alejarse de todos, Bella comenzó a trabajar en un pequeño estudio perteneciente a un amigo de Carlisle como abogado junior y Edward se quedo en Boston a hacer compañía a su novia.

Bella estaba muy feliz con su empleo. Eleazar, el dueño del estudio, era un abogado muy inteligente, justo y que sabía lo que quería. Los dos se agradaron al conocerse, compartían charlas amenas y a veces debatían  sobre sus puntos de vista.

También conoció a Garrett, abogado y yerno de Eleazar, Tanya, hija de Eleazar y encargada de la parte administrativa y a Carmen, esposa de Eleazar.

 

UN AÑO DESPUES.

 

Ya solo faltaba una semana para que los chicos se gradúen, Emmett tenía un puesto asegurado en el hospital de Boston para hacer sus prácticas, al igual que Edward. En ese momento se encontraban realizando la compra de un apartamento disponible en el mismo edificio que las chicas.

Alice estaba en Nueva York terminando de amueblar el hogar que en tan solo dos semanas compartiría con su Jas.

Esme y Carlisle no podían estar más orgullosos.

Todo era perfecto, para todos, en particular para Bella. Nunca imagino que pudiera ser tan feliz, tan amada, ni tan capaz de amar. Su vida era perfecta, un novio envidiable, un trabajo estupendo, buenos amigos. Incluso Esme y Carlisle, quienes se habían convertido en sus padres con el paso del tiempo.

Ese fin de semana viajarían a Forks. Edward quería conocer a Charlie y presentarse como el novio de su hija. Bella ya no pudo dilatarlo más, llevaba casi dos años inventando excusas tontas o distrayéndolo con sexo pero el momento había llegado.

-              Emmett y yo podemos llevarlos al aeropuerto. –se ofreció Rose mientras las dos parejas cenaban en casa de las chicas. El último examen de ambos chicos fue esa mañana y partían el sábado a primera hora.

-              No te preocupes, podemos tomar un taxi. Debemos estar ahí a las siete.

-              Siete de la mañana! Un sábado! –casi grito Emmett al escuchar las palabras de Bella.

-              No me estas ayudando. –dijo Edward a su hermano.

-              Todos están de acuerdo conmigo en esto, ni intentes pedirle ayuda.

-              Bella ya hablamos sobre esto unas cien veces, hazlo por mí. –esas fueron las palabras que hicieron ceder a Bella. “Hazlo por mí.”

-              Mira el lado bueno, pudras comprarme un perfume en el free shop. –volvió a intervenir Emmett.

-              Si Emmett, me hace muy feliz hacer un viaje de más de seis horas solo para comprarte un perfume.

-              Amor ya lo hablamos y acepte todas tus condiciones. Será bueno estar un poco a solos luego de los exámenes. –Bella solo asintió, los pasajes estaban comprados no tenía sentido discutir. Las condiciones eran sencillas, se hospedarían en un hotel y si las cosas no iban bien solo se darían media vuelta para retirarse y dejar todo en el olvido.
Aun recordaba las palabras de Edward en su intento por convencerla.
Recuerdo:

-              Bella llevamos un año y seis meses de novios, como puede ser que aun no conozca a tu padre? –se encontraban acostados completamente desnudos. No tenía energías para usar el sexo como distracción.

-              Los mejores 17 meses de mi vida. –realmente debía pensar algo mejor.

-              También de la mía amor. Pero tu padre debe saber que tienes a alguien que te ama, cuida y se preocupa por ti.

-              Eso a él no le importa Edward.

-              Pero a mi sí. A veces creo que te avergüenzas de mí, o piensas que no soy suficiente.

-              Tu no crees eso, solo quieres sobornarme. Sabes que nunca podría amar a alguien más. Tan siquiera podría vivir sin ti a mi lado.

-              Por un momento ponte en mi lugar cariño. Conoces a mis padres desde antes de ser mi novia, ellos te adoran e incluso te quieren más que a mí.

-              Eso no es cierto. Tus papas tienen mucho amor para dar pero nunca querrán a nadie más que a tu hermano y a ti.

-              Me encuentro en desventaja, tengo el mismo derecho de conocer a tu padre que tu a los míos.

-              En serio en tan importante?

-              Si para mí. hazlo por mi cariño. –puso esa cara que sabía que Bella nunca podría resistir.

-              Está bien, pero hay condiciones. –Edward sonrió abiertamente mientras saboreaba su victoria.

-              Lo que quieras!

-              1° nos quedaremos en un hotel, ni sueñes que duerma bajo el mismo techo. 2° cuando diga “nos vamos” no puedes reprochar nada ni tampoco intentar convencerme para regresar. Y 3° será después de tus finales.

-              Está bien cariño, será a tu modo. Veras que no te arrepentirás. –lamentablemente no seré la única en arrepentirse, pensó para sus adentros.
Fin recuerdo.
Después de ponerse de acuerdo con Rose, ya que insistió mucho en llevarlos al aeropuerto, se retiraron a la habitación de Bella. buena parte de la ropa de Edward se encontraba en el placar de ella. ya hacia un año que las chicas vivían en ese lugar y él dormía mas ahí que en casa de sus padres.

Esa noche no hicieron el amor, solo se acostaron mirándose a los ojos y continuaron así hasta que Bella se quedo dormida. Edward siguió observándola y acariciando su largo cabello. Se sentía nervioso por lo que lo esperaba al otro día, las cosas con Charlie no terminarían en nada bueno ya que pasa lo que pase Bella sufriría, pero era algo que debían hacer. Ella tenía que enfrentar ese fantasma, y lo harían juntos.
Al día siguiente el despertador sonó a las cinco, ya lo tenían todo pronto. Solo debían ducharse, que lo hicieron junto, y desayunar algo liviano.
A las seis de la mañana, cuando aun el sol no había salido, Rosalie condujo al aeropuerto llevando a un Emmett aun dormido, un Edward nervioso y una silenciosa Bella. Se despidieron deseando buen viaje y suerte a la pareja.
Llegaron al hotel once y media, hora local. Dejaron los bolsos y bajaron a recepción para alquilar un auto. Como era de esperar el único hotel de Forks estaba casi vacío, por lo que no tuvieron que esperar mucho en recepción ni administración.
Después de quejarse por “la chatarra” que tuvo que alquilar Edward condujo a la casa de su suegro, el pueblo no había cambiado en nada por lo que a Bella no le fue difícil guiarlo. El cobrizo quedo maravilladlo con la vegetación del lugar, los extensos bosques verdes y la poca población.
Se estacionaron delante de una pequeña casa de dos plantas a la que le hacía muchísima falta una nueva capa de pintura, el bosque que se abría paso detrás hasta le daba una apariencia tenebrosa. El momento había llegado.

-              Es impresionante todos los recuerdos que me genera este lugar y más aun que todos me ahuyentan. –dijo Bella en un susurro analizando la casa delante de ella.

-              Tranquila amor, todo estará bien.

-              Siempre podemos irnos si no es así. –eso era lo único que encontraba a su favor.
Edward bajo del auto sin decir nada, camino rápidamente para abrir la puerta a Bella. Ella trato de mirar disimuladamente su ropa, llevaba su pantalón de jean mas nuevo, unos botines cómodos pero a la vez algo elegantes, un bolso que hacia juego con el calzado y una cazadora ajustada al cuerpo que llegaba hasta la cintura.

-              Eres hermosa, siempre. –se sonrojo al verse descubierta.

-              Debes creer que soy una tonta, me siento como si fuese a confesar un crimen. –Edward casi se derrite de ternura al escucharla.

-              Nunca podría pensar eso de ti, eres la persona más brillante y dulce que conozco. –la abrazo para trasmitirle algo de apoyo y seguridad.

-              Gracias por estar a mi lado amor.

-              Siempre contigo preciosa. –se dieron un dulce beso antes de volverse de frente a la casa y comenzar a acortar los metros que los separaban de esta. Cuando estuvieron delante de la puerta de madera Bella dio tres suaves golpes con sus nudillos. Edward por un momento pensó que sacaría una vieja llave de su bolso, pero después se dio cuenta que eso era una tontería.
Demoraron unos cuatro minutos en abrirles desde dentro, una mujer de cabello negro canoso, arrugas de la edad y expresión simpática apareció delante de ellos.

-              Bella? .pregunto incrédula Sue.

-              Hola Sue –respondió ella algo desganada-. Ed ella es Sue, la pareja de Charlie, Sue te presento a mi novio Edward Cullen. –para la mujer no paso desapercibido el orgullo con que se refería a su novio y sus manos entrelazadas.

-              Mucho gusto. –dijeron los dos a la vez.

-              Charlie esta en el comedor. –agrego Sue antes de darse la vuelta. Comedor? Se pregunto Bella, hasta donde ella sabía esa casa solo tenía una mesita en la cocina con tres sillas distintas. Siguieron a su “anfitriona” hasta efectivamente dar con un comedor con una enorme mesa de robre con seis sillas a juego, en ellas estaban Charlie y los hijos de Sue, Leah y Seth.

-              Isabela? –pregunto también sorprendido Charlie al ver a su hija parada al lado de un extraño.

-              Hola Charlie, lamento interrumpir el almuerzo. –dijo con voz algo cohibida.

-              Que te trae por aquí? Paso algo, necesitas dinero? –la castaña rodo los ojos en su interior.

-              Solo vine para presentarte a mi novio, llevamos un año y medio en pareja y Edward insistió en conocerte. Así que Edward te presento a mi… padre Charlie Swan, Charlie te presento a Edward Cullen mi novio.

-              Un gusto señor. –Edward se adelanto un paso y estiro su mano. El seño de Charlie se frunció y no respondió al gesto del chico que tenía delante.

-              Y Jacob? –pregunto dirigiéndose a su hija, ella volvió a girar los ojos, solo que en esa ocasión todos la vieron. Edward la miro interrogante, pero ella solo negó de forma casi imperceptible.

-              Deja a ese pobre chico vivir en paz Charlie, ya no le des falsas esperanzas ni te las hagas tú. Yo ya tengo mi vida.

-              Cual sería esa vida? Te ennoviaste con un riquillo para no tener que trabajar ni ganarte las cosas por ti misma? –Edward apretó los puños, como se atrevía a hablarle así.

-              Usted no sabe nada…

-              Déjalo amor. Nunca le importo saber que estudiaba en una de las mejores universidades del país, que me gradué con honores, que trabajo en un respetable estudio, que vivo sola o que en solo un año he pagado casi todo el dinero que me prestaron para mi carrera –lo dijo con el único propósito de que la escuchara-. Será mejor que nos vayamos. –agrego después de una incómoda pausa de un  minuto.

-              Si, tenías razón. –admitió Edward arrepentido de haberla llevado a ese lugar.

-              Bueno Charlie, tal vez nos volvamos a ver algún día –agacho la cabeza a modo de saludo-. Sue, Leah, Seth un gusto verlos. –se dieron la vuelta con intención de caminar a la puerta. Edward no se despidió de nadie, tenía miedo de abrir la boca y soltar toda la mierda que sentía contra ese hombre.

-              Isabela! –la llamo su padre, giraron lentamente para encararlo- No piensas regresar a tu pueblo?

-              Este lugar no es nada para mi Charlie, mi hogar es al lado de mi familia. Muy lejos de aquí encontré a mi verdadera familia, personas que realmente me quieren y lo demuestran todo el tiempo, amigos, hermanos y padres que siempre han estado a mi lado.

-              Tu madre está aquí!

-              Es cuerpo de mi madre, o lo que queda de él yace en ese cementerio, pero mi madre siempre está junto a mí en mi corazón. –sin decir nada más se giro y salió de ahí, siendo seguida muy de cerca por Edward.
El chico de cabello cobrizo no salía de su asombro, Charlie Swan no solo era como se lo describieron sonó que mucho peor, manipulo, insulto e incluso la trato de ignorante y aprovechado. Ese hombre no tenía ni la menor idea de la hija que tenia y obviamente no la merecía. Todos tenían razón, incluso sus padres sugirieron que no sería buena idea, pero él solo escuchaba a sus motivos egoístas, no pensó en lo que ella realmente necesitaba.
Se apresuro a abrir la puerta del auto a Bella y prácticamente corrió para estar a su lado.
Edward no termino de poner el auto en marcha cuando el rostro de Bella se inundo de lágrimas. Era una idiota presentándose ahí como si nada, ella sabía que no debía ir, pero Edward puede ser tan convincente… oh Edward! Todo lo que acaba de pasar por culpa de Charlie, eso sencillamente no es junto, él la ama y ella lo lleva a Forks, es tan tonta.

-              Bella amor, tranquilízate, ya todo termino. Regresaremos a casa y este fin de semana quedara olvidado, retomaremos nuestras vidas felices.

-              Oh Edward, lo siento tanto. Tu no debías presenciar esto, no es justo! –Edward se orillo, como podía ser que después de lo que ÉL le había hecho pasar ella fuera quien se disculpara?

-              Yo soy el que debe disculparse, tú me dijiste que esto pasaría pero no te quise escuchar, todas esas lágrimas que derramas son por mi culpa.

-              No seas tonto, no tienes la culpa de nada –se abrazaron en uno al otro consolándose mutuamente-. Vayamos al hotel, ahora solo quiero acostarme entre tus brazos.
Cuando llegaron al hotel Bella ya no sollozaba.
Bella vio el teléfono de Edward tintinear mientras se encontraba en el baño.

-              Amor, tienes una llamada perdida. –dijo lo suficientemente alto para que él la escuchara.

-              De quien? –tomo el teléfono, demasiado tecnológico para su gusto, y lo desbloqueo como Edward la había enseñado.

-              Es un número desconocido. –justo en ese momento Edward reapareció.

-              Debe ser equivocado.

-              Ed deberías llamar por las dudas, tal vez sea importante.

-              Si es importante llamaran. –dijo decidido acostándose a su lado y abrazándola por la cintura para acercarla él.

-              No demoraras más de un minuto. –dijo  con su carita de puchero, esa que siempre convencía a Edward.

-              Está bien amor, pero si no atienden o algo por el estilo no volverás a insistir.

-              Hecho. –respondió sonriente. Era mejor que llamara él antes de que los interrumpieran mas tarde.
Edward tomo el teléfono que aun estaba en manos de Bella y apretó la tecla de llamada, sonó cuatro veces y cuando estaba a punto de colgar lo atendieron.

-              Hospital. –respondió una voz con asentó extraño.

-              Hola, disculpe la molestia, mi nombre es Edward Cullen y he encontrado una llamada perdida de ese número.

-              Oh señor Cullen, en este momento me disponía a llamarlo.

-              Que necesita? –pregunto ahora realmente intrigado.

-              Tengo el agrado de comunicarle que usted ha sido elegido de entre más de dos mil alumnos de su país para hacer las prácticas médicas en el hospital general de Londres.

-              Londres? –esto era cada vez más extraño.

-              Si, es uno de los cinco ganadores de la beca que solicito hace ya dos años. –la comprensión lo inundo.

-              Oh la beca. –había olvidado por completo ese asunto, incluso cuando se inscribió pensó que era imposible quedar seleccionado.

-              Si, la beca –la mujer debía pensar que tenía serios problemas mentales-. El director del hospital se comunicara con usted el martes para ampliar la información, felicitarlo y decirle cuando comienza. De nuevo, felicitaciones.

-              Muchas gracias. –dijo antes de colgar.
Bella lo miraba expectante, no sabía de que trataba la conversación pero le llamo mucho la atención la forma en que la voz de Edward cambio a una preocupada.

-              Que pasa amor?

-              Era una llamada de un hospital. Hace dos años solicite una beca para hacer las prácticas en el mejor hospital… de Londres. –Bella lo miro con la boca abierta.

-              Te aceptaron? –se aseguro de que su voz no demostrara ningún sentimiento.

-              Si, por eso llamaron. Pero yo puedo renunciar, dejar mí puesto a alguien más y seguir adelante con nuestros planes.

-              Estas bromeando cierto? Dejar el puesto a alguien más? No hay que ser genio ni medico para saber que esta es una oportunidad única, no vas a dejarla por nada.

-              Por nada? La dejare por ti.

-              No Edward, no quiero ser la responsable de esta decisión. Es tu carrera, tu futuro.

-              Tú eres mi futuro.

-              Tú futuro cercano es Londres, y yo no estaré ahí.

-              Porque no? podemos irnos juntos, un año conocer otra cultura, todos esos hermosos lugares que Londres nos puede ofrecer.

-              Soy abogada Edward, que puedo hacer en Londres, sabes que solo puedo ejercer aquí. Quieres que me encierre en un apartamento todo el día mientras tu prácticamente vives en un hospital?

-              Encontraremos algo que te guste.

-              Me gusta mi trabajo actual Edward.

-              Eleazar te esperara.

-              No, eso no seria justo para nadie.

-              Pero Bella…

-              Ya basta Edward, tengo sueño fue un viaje largo. –se soltó de sus brazos y se acostó dándole la espalda.
Un par de silenciosas lágrimas escaparon de sus ojos. Esto es lo que dura la felicidad? Sintió la cama moverse del lado de Edward y un par de segundos después un fuerte portazo. Era su primera discusión realmente importante, ella le había dado la espalda y él se fue.
Sin saber que hacer y aun llorando llamo a Alice.

-              Hola Bellita, como van las cosas en Forks? –pregunto la duendecillo, imaginaba su dulce sonrisa sola al escuchar su voz.

-              Al… es horrible… no se que… hacer… -hablaba de forma entrecortada por culpa de los sollozos.

-              Bella que pasa? Que hizo Charlie? Donde estas? –todo atisbo de sonrisa abandono la voz de Alice.

-              Es Edward, le ofrecieron una beca. Se va a Londres. Lo perderé Alice y no quiero eso. –el llanto era cada vez más fuerte.

-              Bella tranquilízate y cuéntame todo desde el principio. –le conto todo, desde la llamada perdida hasta el portazo.

-              Debes tener la cabeza fría Bella, todo estará bien. Hablen las cosas, tal vez puedan llegar a un acuerdo.

-              Qué acuerdo Alice? no puedo ni pienso pedirle que deje esta oportunidad por mí.

-              Lo amas?

-              Qué clase de pregunta es esa.

-              Solo responde Bella, amas a Edward?

-              Más que a nada en el mundo.

-              Entonces espéralo un año. Si realmente te interesa él y su carrera podrás esperarlo.

-              Sé que puedo esperarlo, pero es justo pedirle que él me espere a mi?

-              Edward te ama, no hay que ser un genio para saberlo.

-              Te esperare aunque no me lo pidas. –Bella soltó un gemido audible, no lo había escuchado entrar ni tampoco sabía cuando llevaba ahí escuchando.

-              Edward. –dijo de forma involuntaria al verlo a los pies de la cama mirándola también con ojos hinchado, él también estuvo llorando y todo por su culpa. Colgó la llamada sin despedirse de Alice.
Se puso de pie y se acerco a él lentamente, llevo las manos a su cara y siguió el rastro de secas lágrimas.

-              No llores amor, no por culpa de tu tonta novia. –la mirada del chico se dulcifico.

-              Te esperaría hasta el fin de mis días Bella, no puedo vivir en un mundo sin ti.

-              Un año entero Edward. Puedes estar un año entero sin verme?

-              Quien dijo que no te veré, vendré a visitarte y tu puedes visitarme a mí. además están las video-llamadas, he escuchado que el sexo cibernético puede ser realmente excitante. –Bella no pudo evitar sonreír, ese tipo de comentarios eran tan Edward.

-              Te extrañare mucho.

-              Y yo a ti pequeña, no imaginas cuanto.

-              Te amo Eddy –no aguanto más y se aferro a su cuerpo con la única intención de devorar sus labios-. Hazme el amor Edward, demuéstrame que aun eres mío.

-              Siempre seré tuyo mi amor, solo tuyo.

Estaban abrazados completamente desnudos, muy exhaustos y felices por haberse entregado el uno al otro dos veces.

-              Cariño, quien es Jacob? –Bella no pudo contener la carcajada, era increíble que no lo haya preguntado antes.

-              Es el hijo del mejor amigo de Charlie, el chico es dos años menor que yo y Charlie siempre lo alentaba a que me invitara a salir, lo llevaba a almorzar a la casa y trataba de dejarnos a solas. Es petulante y engreído, además de que creo que ahora sale con Leah.

-              Trato de propasarse cuando se quedaban solos? –pregunto tenso.

-              No terminaba de irse Charlie cuando Alice pasaba a recogerme, el pobre chico se quedaba solo mirando televisión. –Edward sonrió pero aun no estaba del todo convencido.
Volvieron a quedarse en silencio unos minutos.

-              lamento haberte traído aquí, debí hacerte caso, creerte. Quería conocerlo, entender. No es escusa, lo sé.

-              Tranquilo, todo está bien. No tienes que disculparte por nada.
Bella se removió un poco para poder verlo a los ojos.

-              Las cosas serán un poco más complicadas a partir de ahora, pero te amo y te esperare el tiempo que sea necesario. Solo te pido que si llegas a conocer a alguien más me lo digas, no te sacare nada en cara, ni reclamos, ni nada.

-              Siempre serás tú Bella. Siempre tuyo, siempre mío. –cito la frase que yo había hecho grabar al dorso del reloj que le regale en nuestra primera navidad.

-              Haremos que funcione Eddy.

-              Yo sé que si amor. –eso sería toda una prueba para su reacción, si bien los primeros meses se veían solo los fines de semana y si podían, ahora tendrían un océano entre medio y ahora solo se verían para navidad y con suerte.
Bella cerró sus ojos y se dispuso a dormir, apenas pasaban de las seis de la tarde, pero los sucesos del día la dejaron completamente agotada, sin contar el vuelo. Debía aprovechar el tiempo que le quedaba con Edward y luego sobrevivir como fuera posible un agónico año.
Edward la observo dormir. Que demoños debía hacer? Londres es una oportunidad única, el sueño de todo estudiante. Pero Bella es su vida, la única mujer a la que ama y amara nunca. No podía imaginarse con otra mujer, no había vuelto a fijarse en una desde que la conoció, siempre será ella.
Debía demostrarle cuanto la amaba en estos pocos días que les quedaban para estar juntos y luego rezar para que lo esperara y no encontrara a alguien mejor en ese tiempo.

Capítulo 13: examenes y benditas vacaciones Capítulo 15: Inicio de la despedida

 
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