Enséñame a ser feliz.

Autor: Bellatrix_Black
Género: Drama
Fecha Creación: 03/08/2012
Fecha Actualización: 19/04/2013
Finalizado: NO
Votos: 13
Comentarios: 48
Visitas: 40294
Capítulos: 24

Bella y Edward se conocen en su último año de universidad. Él un aplicado estudiante de Harvard, ella una estudiante con honores de Yale que cargaba con un triste pasado.

Podrá ese atractivo chico de ojos esmeralda ayudarla a superar el pasado y enseñarla a vivir su presente?

 

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Capítulo 15: Inicio de la despedida

Capitulo 14

Llegamos a Boston el domingo alrededor de la una, viajamos realmente temprano para poder hacerlo. Habían acordado que lo mejor era comunicar a la familia de Edward la “buenas nuevas” lo antes posible, y nada mejor que un almuerzo de domingo.

Emmett y Rosalie estaban ahí esperando por ellos. Los dos abrazaron a Bella en cuanto la vieron aparecer, pensaron que su cara larga que debía a la visita en casa de su padre en lugar de la inminente partida de Edward, a decir verdad la visita a casa Swan ya había quedado en el olvido.

-              Como les fue? –pregunto una ansiosa Rosalie.

-              Como era de esperarse. –contesto Edward, quien sin decir nada mas tomo a Bella de la mano y se dispuso a abandonar el aeropuerto por una Rose y un Emmett totalmente sorprendidos.
Subieron todas al auto en silencio y así fue el resto del camino hasta casa de Esme y Carlisle.
Al llegar se llevaron una gran sorpresa al encontrarse también con Alice y Jasper. La pequeña había quedado tan preocupada por su amiga que hizo a Jasper conducir cuatro horas para verla y asegurarse de que todo esté bien.

-              Bella cariño! –Esme la abrazo con su habitual amor maternal- Como les fue en el viaje? Estas muy cansada?

-              Estoy bien Esme, gracias por preocuparte.

-              Como no nos preocuparíamos Bella, tú eres muy importante para nosotros. –contesto Carlisle. No pudo evitar preguntarse si lo seguirá siendo cuando Edward ya no esté aquí. Se sintió horrible por pensar de esa manera de esas personas que siempre le habían demostrado los mejores sentimientos.

-              Que les parece si pasamos a comer, muero de hambre. –intervino Edward. Aun tenso y ahora aun mas por el seño fruncido que Alice le dedicaba.

-              Claro corazón, la comida ya esta lista. Pasemos a la mesa. –lo ultimo lo dijo dirigiéndose a todos.
Todos observaban a la pareja, actuaban demasiado extraños. Todo el tiempo tomados de la mano, algo poco común  cuando estaban acompañados, muy cortantes y visiblemente nerviosos.
Todos se sentaron a la mesa y comieron en silencio, el ambiente era tenso. Una vez todos terminaron Edward decidió por fin romper el silencio.

-              Bueno, creo que es obvio que algo pasa. Ayer recibí una llamada de un hospital en Londres, me seleccionaron como becario para realizar ahí mis prácticas. Todo un año. –todos se quedaron callados, mirándolo a él y a Bella alternativamente.

-              Felicitaciones. –Carlisle rompió el silencio sin mucha convicción.

-              Aceptaste? –pregunto Rosalie incrédula.

-              Claro que aceptara! –fue Bella quien respondió.

-              Y… con ustedes que pasara? –pregunto Emmett inseguro.

-              Será difícil, lo sabemos. Pero podemos hacerlo, nos amamos y esperaremos. –volvió a contestar Bella.

-              Supimos sobrellevarlo cuando estudiábamos en distintas universidades. –agrego Edward.

-              No será lo mismo hijo, no podrás viajar cada fin de semana, ya no podrás escapar a ver a Bella los días que salgas temprano. –dijo les recordó Carlisle algo pesimista.

-              Nos queda más que claro papa. Pero acordamos que si uno de nosotros conociera a alguien más se lo dirá primero al y todo acabara sin reclamos ni reproches. –Bella apretó fuertemente la mano de Edward por debajo de la mesa, la lastimaba horrores escucharlo hablar de rompimientos. Edward le devolvió el gesto, se sentía igual que ella.
Edward les explico que el martes lo llamarían para darle más detalles y que hasta entonces no sabía nada sobre donde viviría o cuando debía viajar.
Todos se dispersaron luego del almuerzo. Esme y Carlisle de fueron al despacho de él. Estaban muy orgullosos de su hijo por la oportunidad que le había sido brindada. Pero también sabían que tanto él como Bella sufrirían mucho la distancia. Esto sería todo un reto que de salir bien les garantizaba que su amor realmente era puro y sincero.
Alice se las ingenio para quedar a solas con Bella.

-              Estás de acuerdo con esto Bella? –pregunto directamente.

-              Si Al, lamento lo de ayer.

-              Tranquila, siempre puedes contar conmigo. Para algo están las hermanas.

-              Gracias Al –no pudo evitarlo y se tiro a los brazos de su amiga, necesitaba ese consuelo-. Te he echado mucho de menos, me haces falta duende. Estas tan lejos de mí.

-              Me siento igual, siempre hemos estado juntas en todo y ahora ya no estás, es tan extraño.

-              Tratare de ir a verte todos los fines de semana cuando terminen de mudarse.

-              Gracias Bells. –se volvieron a abrazar.

-              Como fue todo en casa de Charlie?

-              Terrible. Cuando llegamos estaban a la mesa en pleno almuerzo familiar, ahora tiene un comedor, luego me saco en cara a Jacob, me insulto tratándome de aprovechada y me saco en cara que estaba abandonando a mi madre.

-              Como puede ser tan idiota. Ni siquiera puedo creer que aun siga insistiendo con lo de Jacob, además de que ya te dije que está saliendo con Leah.

-              Lo sé, pero no quise perjudicarla a ella que se encontraba ahí. Ellos no tienen la culpa.

-              Y con respecto a lo de tu madre, no entiendo como ese hombre no se aburre de traspasar límites.

-              Ahora se ha pasado en serio Alice. Para que me quiere ahí? Ya tiene su vida, una familia y no me sorprendería que en cualquier momento él y Sue se casen. Lamento mucho lo que voy a decir, pero solo espero no tener que volver a verlo. Poder olvidar de una vez toda su porquería.

-              Tan mal fue?

-              Fue horrible, me sentí una basura, peor que eso. Sé que nunca le he importado, pero de ahí a que me trate así? Soy su hija! Y no tengo la culpa de lo que le sucedió a mama.

-              Creo que intenta culparte a ti para no sentirse mal él. –Bella observo a su amiga con una ceja alzada.

-              Tanto tiempo con Jasper comienza a afectarte. –las dos se rieron a carcajadas. En ese momento Rosalie apareció para sumarse a la conversación.

-              De que se ríen?

-              De la mala influencia de tu hermano. –explico la castaña con voz entrecortada.

-              Jasper?

-              Tienes otro? –pregunto Alice burlona- Bella dice que se me ha pegado su charla psicológica.

-              Es uno de los dones de Jasper, contagiar a todos con su aburrimiento. –explico la rubia con cara de fastidio. Esta vez rieron las tres.

-              Como estas tomando el viaje de Edward? –pregunto la rubia sinceramente preocupada por su amiga.

-              Mentiría si digo bien, solo me queda asimilarlo y afrontarlo.

-              Realmente creen ser capaces de llevar una relación a distancia?

-              En mi interior lo veo como una pausa a la relación. No me entiendan mal, nunca lo engañaría, lo amo más que a nada. Pero eso de la relación vía cámara web no me parece muy razonable.

-              Y si él decidiera quedarse en Londres? –Rosalie miro a Alice con intenciones de comerla viva, como se le ocurría si quiera sugerirlo.

-              En ese caso lo dejare ir. Soy abogada, no tengo posibilidades laborales fuera de este país. Mi corazón en cambio siempre será de Edward, sea donde sea que el este –no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas-. Debo enjuagarme el rostro, no quiero que Edward me vea llorando otra vez. –se dio la vuelta sin esperar ninguna respuesta salió casi corriendo en dirección al baño.
Tardo unos diez minutos en hacer que el agua fría deshinchara sus ojos rojos. Al salir Edward la estaba esperando fuera.

-              Que paso? –la tención entre ellos era tal que su cuerpo se puso rígido y tenso con solo escuchar su voz.

-              Alice me pregunto por el encuentro con Charlie. –se encogió de hombros, si bien no estaba diciendo toda la verdad, tampoco mentía.
Edward asintió en silencio y la abrazo también de forma tensa.

-              Creo que debería llevarte a casa. –dijo por fin.

-              Puedo ir con Rose. –se sentía un monstruo de solo pensarlo, pero  en ese momento necesitaba alejarse, poder pensar y tener un momento para ella.

-              Prefiero ser yo quien te lleve. –hacia ya un día que no veía una sonrisa de esos labios, una palabra de cariño verdadero ni una caricia. Después de haber hecho el amor el día anterior todo se había hecho frio.

-              Como tú quieras Edward.
Se despidió de todos, dejándolos algo preocupados por retirarse tan de repente. Esme abrazo a Bella y le dijo al oído que siempre estaría ahí para ella. casi hace que la castaña volviera a llorar.
Todo el viaje fue en un incomodo silencio. Edward encendió el radio en un intento de aligéralo pero simplemente era imposible. Llegaron al departamento de Bella en un tiempo record. Ella bajo del auto sin esperarlo y fue directo al asiento trasero para sacar su bolso.

-              Esto…

-              Ya basta Edward, estoy cansada de que pienses unos diez minutos cada cosa que me vas a decir. Que te tenses cuando te tomo la mano. Si quieres decirme algo hazlo ahora y no esperes hasta estar en el aeropuerto.

-              Bella… yo… no es eso. Simplemente no me siento bien obligándote a esperarme. –Bella lo tomo de la mano y lo llevo al interior del edificio, esa no era una charla para tener en plena calle, y menos una tarde de domingo. Cuando llegaron a la sala por fin se sintió cómoda para hablar.

-              En serio crees que me siento obligada a algo? Siempre pensé que eras una persona inteligente Edward, pero si no eres capaz de darte cuenta cuanto te amo debo replanteármelo.

-              Oh Bella! tengo tanto miedo. No me imagino sin ti un día de mi vida. Un año es una medida de tiempo insoportable. Como se supone que pueda soportarla? Tu eres para mi más importante que el aire, eres lo único sin lo que no puedo vivir.

-              Edward, amor crees que yo no me siento igual? Tú piensas que esto es fácil para mí? Pues no es así, pero lo que está en juego es tu carrera, tu futuro y eso es algo muy importante.

-              Mi futuro eres tu cariño.

-              Y tu el mío amor pero debemos esperar, pasar por esto y luego si no habrá un día en nuestras vidas que no seas lo primero que vea al despertar y lo ultimo al dormir.

-              Te amo tanto princesa, no sé qué sería de mi vida si el tonto de Emmett no hubiese hecho esa estúpida broma.

-              Serias el mismo chico guapo pero con menos suerte. –se sonrieron el uno al otro. Edward la envolvió entre sus brazos y le dio el primer beso verdadero del día.

-              Superaremos esto Edward. Sufriremos y mucho pero luego será solo un mal recuerdo. –se miraron a los ojos transmitiéndose todas las palabras y sentimientos que no podían decir con palabras.

-              Gracias amor.

-              No me agradezcas nada Edward, esto no lo hago por ti. Lo hago por nosotros.

-              No importan las distancias, siempre estaré para ti.

-              Lo sé mi amor, igual que yo para ti. –volvieron a abrazarse y por unas horas se perdieron uno el otro. Hicieron el amor tiernamente con la sola intención de demostrarse sentimientos y reafirmar todo lo que acababan de decirse.

La mañana del martes Edward recibió la tan esperada llamada. Le tenía un asiento reservado en un vuelo directo a Londres dentro de una semana a las cuatro de la tarde.
La angustia lo invadió y lo único que se le ocurrió hacer fue llamar a Bella.
La castaña intento tomar la noticia con valentía, o al menos eso se esforzó por aparentar. Lo escucho pacientemente y repitió, como si de un discurso se tratara, que todo iba a estar bien, que era una gran oportunidad y que saldrían adelante, juntos.
Una vez terminaron la llamada fue directo al despacho de Eleazar. Llamo a la puerta y no espero más de unos segundos a que la invitaran a pasar.

-              Bella, querida. En que puedo ayudarte? –la invito a sentarse con una señal de su mano.

-              Me da mucha pena admitirlo, pero vengo a pedir un favor personal. –dijo completamente avergonzada mirando el piso.

-              Sabes que cuentas conmigo para lo que quieras. si no fuera por Esme y Carlisle ya te habría adoptado para convertirte en mi hija. –no pudo reprimir una sonrisita al escuchar eso, ella también lo quería y le tenía muchísimo respeto.

-              Tal vez no lo sepas, a Edward le ofrecieron una beca en Londres por un año y yo le pedí que aceptara.

-              Esme se lo comento a Carmen ayer por la noche. –le ahorro la explicación ya que imaginaba que no era un tema del agrado de Bella.

-              Lo que seguro no sabes es que ya tiene un pasaje para el martes.

-              Lo siento mucho Bella, sé que no debe ser fácil.

-              No lo es –respiro onda para que no se escapara ni una lágrima. Solo una semana, era tan poco tiempo.

-              Que es lo que necesitas querida?

-              Querría tomarme unas pequeñas vacaciones, ya sabes hasta el miércoles. Prometo hacer horas extra cuando vuelva y llevarme algo de trabajo para hacer en la semana.
Eleazar se paró de su silla y dio la vuelta al escritorio hasta quedar a su lado. Se arrodillo delante de ella y le tomo las manos.

-              Ve a buscar a Edward y pasa con el cada minuto. Empápate de su amor y su compañía. No tienes permitido llevarte trabajo, hacer horas extra y ni siquiera encender tu teléfono hasta el lunes de la siguiente semana.

-              Pero…

-              Nada de peros Isabela. Esta es una orden de tu jefe.

-              Gracias Eleazar, yo también te adoptaría. –se abrazaron por unos minutos.
Una vez fuera del despacho de su jefe corrió a su escritorio, junto sus cosas y salió disparada. Tenía muchas cosas que hacer en muy poco tiempo, para eso necesitaría un par de cómplices, es decir a Esme y Rosalie.
A la primera que llamo fue a su suegra y luego a su amiga. Paso por el departamento a buscar algo de ropa y luego tomo un taxi directo a casa de los Cullen.
Sabia que Edward estaba en casa, por lo que dijo Esme llego directo a encerrarse en su cuarto. La pobre mujer tubo que inventar unas mil excusas malas para hacer que el chico saliera unos minutos y así poder hacer lo que Bella le había pedido.
Bella entro a la casa por la puerta trasera.

-              Le dará un infarto cuando se entere. –dijo Esme con tono pícaro luego de saludarla.

-              Yo creo que el infarto será cuando me vea manejando su coche. Por cierto, conseguiste las llaves?

-              No pero saque la copia que Carlisle guarda por las dudas.

-              Gracias Esme. Sé que soy egoísta llevándomelo cuando falta tan poco tiempo. –cuando la llamo le conto las últimas novedades.

-              Yo solo quiero ver a mi hijo feliz Bella y eso solo pasara si logras tu cometido.

-              Espero que así sea porque ha sido muy difícil planearlo todo en solo una hora. –le entrego las llaves del volvo para que Bella pudiera guardar su bolso de ropa y uno que Esme había preparado con ropa de Edward.
La castaña se subió al auto, era raro sentarse al volante. No era la primera vez que lo conducía, aunque podía contarlas con una sola mano, y probablemente le sobrarían dedos. Encendió el motor que ronroneo al cobrar vida y fue al frente de la casa.
Edward se sobresalto al escuchar la bocina de su auto. Tal vez algunos dirían que todas suenan igual pero él era capaz de distinguirla.
Emmett debía estás haciendo de las zullas, y justo hoy que estoy de mal humor. Pensó.
Bajo las escaleras de dos en dos y se sorprendió al no ver a su madre. La verdadera sorpresa se la llevo al abrir la puerta y encontrarse a Bella en el asiento de su auto.
Vio como la castaña lo invitaba a subir y no dudo en acercarse, aunque no del lado del pasajero.

-              Bella que haces con mi auto?

-              Hola amor, si estoy muy bien y también te extrañe. –hizo un adorable puchero que casi destruye el corazón de Edward.

-              Lo siento mi vida. Me alegro de que estés bien y aquí –le dio un pequeño beso en los labios-. Y que haces en mi auto?

-              Te llevo a dar una vuelta. Sube. –lo alentó mientras señalaba con su cabeza el asiento del copiloto.

-              Déjame conducir. Solo me dices sonde y yo te llevare.

-              Edward entra al auto de una vez o te subo a rastras. –vio la seguridad en los ojos de su novia, sabía que ella no podría con él pero de todas formas decidió no provocarla.

-              Y a donde vamos, si se puede saber?

-              Te estoy secuestrando. –contesto con una sonrisa picara.

-              Secuestrarme?

-              Nos queda solo una semana para estar juntos, créeme que le sacare provecho. –se miraron a los ojos por unos segundos y luego Bella salió a una velocidad impropia.

-              Bella conduce con cuidado o te obligare a bajar del auto! –grito exaltado mientras se agarraba con fuerza al asiento.

-              Dentro de un año ya no querrás este auto y probablemente sea yo quien lo conserve. Así que no me digas como conducir mi coche. –se había propuesto actuar como si nada fuera a pasar en la última semana que tenían para estar juntos.

-              Tu coche? Nunca imagine que quisieras quedarte con el auto?

-              A decir verdad no me compraría uno de estos, pero si lo heredo de ti no puedo andar con exigencias.

-              Qué  clase de auto te gustaría comprar?

-              Mmm… no lo sé. Algo fuerte y que no tenga que andar con miedo de convertirme en galletita si tuviera un accidente. Una Range Rover tal vez.

-              Aun no tienes el auto y ya estas pensando en chocar?

-              No seas exagerado. Solo es una posibilidad. –Edward se quedo un momento en silencio procesando la información. Él siempre supuso que a su novia le gustaría un coche pequeño, que no alcance gran velocidad y sea fácil de estacionar, incluso estuvo a punto de regalarle uno para navidad.
Se quedaron en silencio cerca de media hora. Bella iba cómoda conduciendo, Edward en cambio lo analizaba todo por miedo al maldito accidente, porque tuvo que mencionarlo?

-              Amor pon algo de música, te ayudara a desesteraste.

-              Aun no me dirás a donde me llevas? –pregunto mientras hacia lo que Bella le pidió.

-              Si te lo digo te quedaras más tranquilo aunque eso arruine la sorpresa?

-              Mmm… si.

-              Edward! Es que a caso no confías en mí? –pregunto más que ofendida mirándolo de reojo.

-              Amor eres la persona en quien mas confió, que estés al volante en este momento lo demuestra.

-              Está bien Edward, a la mierda la sorpresa! Pasaremos una semana los dos solos en una cabaña a orillas del rio que pertenecía a los abuelos de Rose. Contento? –estaba realmente enojada, y no se necesitaba ser un genio para notarlo.

-              No es para que te enojes cariño. –intento ser conciliador pero solo lo estaba empeorando.

-              Que no me enoje?! Desde que nos hicimos novios te he dicho que odio las jodidas sorpresas, pero con la excusa de que me gustaran nunca me he quejado. La única vez en 18 meses que tengo la iniciativa me sales con esto!

-              Bella… -no llego a decir nada porque ella subió el volumen del radio al máximo.
El resto de la hora la hicieron en silencio, muy, pero muy incomodo.
Bella se sentía una tonta, esta iba a ser su semana y comenzaban discutiendo. Eran realmente estúpidos, los dos. Lo que tenía que hacer era comprar su propio auto y así este tipo de discusiones tontas se acabarían. Si eso era lo primero que haría el lunes, buscar un auto que le guste y comprarlo.
Edward se sentía culpable por haber arruinado el buen humor de su novia, era obvio que había planeado todo esto luego de su llamada de esta mañana. Se había esforzado por aprovechar el tiempo que les quedaba para estar juntos y él, como siempre, lo arruinaba.
Bella aparco en el estacionamiento de un supermercado, apago la música y se giro para encarar a su novio.

-              Tengo que comprar provisiones. Bienes o prefieres quedarte? –trato de serenarse y hablar con amabilidad.

-              Te acompaño amor. –se apresuro a responder y bajo rápidamente del auto para poder abrirle la puerta. Ella solo rodo los ojos y tomo su bolso del asiento trasero, Edward nunca cambiaria y eso era una de las cosas que amaba de él.
Mientras caminaban Bella lo tomo de la mano. Eso significaba que las cosas estaban bien, pero él no se sentía así y debía hacer algo para pedirle perdón.
Entraron al supermercado, Edward tomo el carrito y fue siguiéndola a ella. Fue poniendo bebidas, verduras, carne y todo lo que a ellos les gustaba.

-              Quieres algo más para tomar? –pregunto ella tiernamente.

-              Que te parecen una cervezas?

-              Lo que tú quieras amor. –a Bella no le gustaban las bebidas alcohólicas, es por eso que siempre que salían terminaba como conductor designado.

-              Yo voy por eso mientras tú buscas algunas bolsas de M&M. –y sin esperar ninguna respuesta se alejo empujando el carrito.
Bella solo suspiro y se dirigió a la góndola de los chocolates. Eligio tres paquetes de tamaño mediano y fue a buscar a Edward al sector de heladeras, pero no estaba ahí. Siguió recorriendo las góndolas y después de diez minutos lo encontró en la de los chocolates.

-              Dónde estabas? –pregunto él.

-              Fui a buscarte al lugar de las bebidas, pero no te encontré. –respondió enarcando una ceja.

-              Oh… fui a comprar condones. –dijo como si nada.

-              Pensé que aun te quedaban de la última vez. –hacia tres meses la hizo acompañarlo a un lugar de venta al por mayor para adquirir 500 paquetitos. Según Edward así le salieron menos de la mitad de precio.
Edward rio al recordar la cara de Bella mientras él hacia el pedido, nunca la había visto tan roja.

-              Claro que me quedan amor, aunque dentro de poco tendremos que ir a comprar más. Me vi obligado a comprar algunos para nuestra estadía, tu sabes que solo llevo tres encima. –Bella se sonrojo solo de imaginarse repitiendo la experiencia.

-              Podríamos ahorrarnos ese horrible momento si tomara pastillas.

-              De eso nada Bella. El médico dijo que eran malas para ti, ya no recuerdas el dolor de cabeza que te provocaban esas cosas?

-              Prefiero el dolor de cabeza que tener que ir a pedir 500 condones otra vez. –Edward rio mientras la conducía a las cajas.
Pagaron todo y salieron del supermercado, llevaron las bolsas al volvo.

-              Que tienen estos bolsos? –pregunto algo sorprendido.

-              Ropa!

-              Tenía la esperanza de que pasáramos toda la semana desnudos.

-              Edward si quieres andar desnudo mejor espera a que tengamos nuestra casa.

-              Eso tenlo por seguro amor, perderás la costumbre de sentir el rose de las telas sobre tu hermosa piel. –Bella solo negó con la cabeza, le dio un dulce beso y siguió guardando las compras.
Se sorprendió al ver como Edward se adelantaba para abrirle la puerta del auto, la puerta del conductor. Entro sin decir nada y con una radiante sonrisa.
Cuando Edward subió venia un ramo de flores blancas en sus manos.

-              Lo siento amor, no quise discutir contigo. Eres la persona que más amo y en la que mas confió, lamento si te hice pensar lo contrario. –le entrego las flores y vio como ella se las acercaba a la nariz para sentir su olor.

-              No era necesario que me compraras flores, aunque me intriga saber cuándo lo hiciste. Yo también te amo Edward, no sé qué será de mi vida sin ti y me aterra descubrirlo.

-              Nunca tendrás que descubrirlo mi amor, yo siempre estaré para ti y se cual es la forma perfecta de demostrarlo –ella lo miro llena de intrica-. Hazme el increíble honor de ser mi esposa Isabela Swan.

Capítulo 14: Llamada perdida Capítulo 16: Historias de amor

 
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