Enséñame a ser feliz.

Autor: Bellatrix_Black
Género: Drama
Fecha Creación: 03/08/2012
Fecha Actualización: 19/04/2013
Finalizado: NO
Votos: 13
Comentarios: 48
Visitas: 40291
Capítulos: 24

Bella y Edward se conocen en su último año de universidad. Él un aplicado estudiante de Harvard, ella una estudiante con honores de Yale que cargaba con un triste pasado.

Podrá ese atractivo chico de ojos esmeralda ayudarla a superar el pasado y enseñarla a vivir su presente?

 

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Capítulo 16: Historias de amor

Capitulo 15

-              Hazme el increíble honor de ser mi esposa Isabela Swan. –Bella se quedo con la boca abierta, no podía creer lo que escuchaba.

-              Edward el matrimonio es algo muy importante, no podemos casarnos solo por miedo a lo que vendrá. –dijo después de un minuto en silencio.

-              Amor te amo más que a nada, te lo he demostrado muchísimas veces y sé que tu sienes lo mismo por mí –lo tomo de las manos y siguió hablándole mirándola directamente a los ojos-. Desde que te conocí supe que algún día nos casaríamos, no me hizo falta ser un genio para saber que eres la mujer de mi vida. Solo te pido que adelantemos un poco las cosas y que en el tiempo que este fuera poder decirle a todo el mundo que pertenezco a Isabela Swan, y que a ningún idiota le quede dudas de que tú eres mía. –Bella sonrió de forma casi inconsciente. Era posesivo, sí que lo sabía, pero así lo amaba.
Edward la miraba expectante, era obvio que se estaba precipitando, a él le hubiese gustado esperar a Bella en el altar, verla caminar por un pasillo largo vestida de blanco, con las mejillas sonrosadas y sus hermosos ojos brillosos solo mirándolo a él

-              Esto es tan apresurado, yo solo quería hacer el amor de todas las formas posibles esta semana y tú me sales pidiendo matrimonio –negó con la cabeza, Edward se aterro-. Alice y Rosalie nos odiaran por esto, pero qué más da. Solo tengo una condición. –agrego sonriendo y haciendo sonreír a su ahora prometido.

-              Lo que quieras mi amor.

-              No le dirás a nadie que eres propiedad de Isabela Swan –él iba a protestar cuando ella contesto-. Les dirás que perteneces solo y exclusivamente a Bella Cullen.
Edward la miro a los ojos entre sorprendido y encantado. Sin previo aviso e incapaz de esperar más la abrazo con todas sus fuerzas.

-              Te amo y te amare siempre, no importa la distancia o el tiempo.
Se besaron sellando esa promeso y se dejaron ir en el otro.

-              Gracias por hacerme el hombre más feliz del mundo, pero ahora tenemos mucho que hacer.

-              No nos falta mucho para llegar, veamos que ropa te ha empacado Esme, y salimos de compras. Sin duda necesito comprar un vestido, luego entre los dos trataremos de convencer al juez y rabino.

-              Me parece una fantástica idea. –se dieron un último beso antes de ponerse en marcha.
El ambiente era ahora relajado y no demoraron más de media hora en llegas, tiempo que pasaron diciéndose cuanto se amaban y planeando que hacer durante su semana. Edward estaba decidido a que su luna de miel, aunque improvisada, sea perfecta.
Llegaron a la casa de los abuelos de Rosalie, era una hermosa cabaña de madera a orillas de un rio. Un lugar que trasmitía paz, perfecto para desconectarse del mundo.
Como era de esperar Esme solo había puesto ropa informal en el bolso de Edward, así que los dos debían de salir de compras. Fueron juntas al centro, Edward conduciendo. Bella buscaría un vestido mientras Edward se encargaba de comprar un traje y los anillos.
Bella fue directo a la única tienda de ropa femenina que encontró en el pequeño pueblo.

-              En que puedo ayudarla señorita? –le pregunto la dependienta. Una mujer rubia de ojos café y vestida de forma sencilla.

-              Hola. Necesito un vestido sencillo de color blanco.

-              Algún estilo en particular?

-              Eh… -esto sería mucho más fácil con Alice-. algo simple, recto, por debajo de la rodilla y sin ningún tipo de estampado. –la chica se fue sin decir nada y regreso cinco minutos después con unos seis vestidos. Todos eran sencillos pero no lo que ella buscaba.
Algo desilusionada comenzó a rebuscar en el salón. Y ahí estaba, el vestido perfecto. Solo unos centímetros por debajo de la rodilla, color marfil, con tirantes gruesos, algo ceñido hasta la cintura y luego se abría en una falda tableada. Era perfecto, en cuanto lo vio lo supo.

-              Disculpe señorita, me gustaría probarme este.

-              Es el único que me queda, los probadores están al fondo.
El vestido resulto ser perfecto para ella, le quedaba casi a medida, no podía creer que lo haya conseguido solo de casualidad.
Fue a pagar y salió en busca de una tienda de zapatos. Eso fue mucho más sencillo. Luego de entrar en la tienda demoro solo cinco minutos en encontrar uno par del mismo color que el vestido, con solo cinco centímetros de alto y cerrados hasta la mitad del empeine. Con esa ropa se sentía ella, cosa que nunca hubiera sucedido de tener una gran boda como la que de seguro Alice y Rosalie le querrían planear.
Todo sería perfecto así, solo ella y Edward, siendo ellos mismos y amándose como solo ellos saben hacerlo.
Al llegar a la calle llamo a Edward para pedirle que la pasara a buscar. Su novio, ahora prometido, contesto al primer timbrazo.

-              Mi amor. Ya estas lista?

-              Si cariño, donde quieres que te espere?

-              Aguárdame diez minutos que yo paso por ti. –le explico donde se encontraba y se acomodo en una banqueta a esperar.
Para Edward comprar un traje fue más fácil. Solo debía buscar uno con corte clásico de color negro, al igual que los zapatos. Lo que más tiempo le llevo fueron los anillos, de hecho en eso se encontraba cuando Bella lo llamo.
Se apresuro a pagar y salió rápidamente para no hacerla esperar en la calle. Al verla ahí sentada hablando con una anciana que iba de paso su corazón y su cerebro entendieron porque hacia esto. La amaba y lo haría siempre, y aunque sea egoísta necesitaba saber que dentro de un año ella estaría ahí para él, por él, esperándolo ansiosamente, porque ella lo amaba igual o tal vez incluso más. Era consciente que otra en su lugar lo dejaría o se iría un año de vacaciones al exterior. Pero no Bella. Bella prometió esperarlo porque lo ama y ayudarlo a sobrellevar esta situación.
Bajo del auto para ayudarla con las dos bolsas que tenía en sus manos. Ella sonrió radiante en cuanto la vio.

-              Ven amor, te presentare a alguien –lo llamo ansiosa-. Ella es la Sra. Park, Sra. Park le presento a Edward, mi prometido.

-              Oh mucho gusto. Solo necesite escuchar a Bella unos minutos para saber que su amor es verdadero. –la señora tenía el pelo completamente cubierto de canas, aunque se notaba que en su juventud lo fue negro y su rostro tenía muchas arrugas.

-              El gusto es mío señora.

-              Me estaba contando que el juez del pueblo vive a solo unas cuadras de aquí, de hecho es el hijo de ella y aparentemente estará encantado en ayudarnos. –le explico Bella.

-              En serio? Eso es fantástico, ya nos imaginaba viajando a las vegas.

-              De eso nada, esta chica hermosa no puede casarse en uno de esos lugares. Víctor lo hará.

-              Muchas gracias Sra. Park.

-              Llámame María querido, ya se lo pedí a Bella pero parece ser algo cabezota. –Edward no pudo evitar reírse a carcajadas, lo que lo hizo ganarse una mirada acecina por Bella.

-              Por favor María sea nuestro testigo. –le pidió Bella tomándola de las manos e ignorando a Edward.

-              No es necesario querida, quiero ayudarlos a cambio de nada.

-              Por favor no lo vea como un pago. Es más bien un abuso de nuestra parte, no conocemos a nadie en este lugar y usted es la única persona que nos está ayudando. –le explico Edward.

-              Estuve casada 46 año mi querido niño, se lo que sienten en este momento y será un honor poder ayudarlos y uno aun mas grande ser su madrina.

-              Gracias Sra… María. –dijo Bella antes de darle un efusivo abrazo.
Los tres se subieron al auto y fueron directo a la casa del juez. Era a solo unas cuadras del centro, una hermosa casa de aspecto clásico, con verja de madera blanca, teas oscuras, grandes ventanas y paredes pintadas de blanco. Luego de que Edward le abriera la puerta María fue directo a llamar a la puerta. Solo demoro unos segundos en abrir una mujer vestida de forma informal y visiblemente sorprendida.

-              María? Quienes son estas personas? Que sucede?

-              Tranquila Sofía, ellos son unos amigos que vienen a ver a mi hijo –los llamo con la mano para que se acerquen-. Son Edward y Bella, queridos ella es Sofía mi nuera.

-              Mucho gusto Sra. no queremos ser mal educados, si nuestra presencia le molesta podemos irnos ahora. –le aseguro Edward, quien abrazaba a Bella de forma protectora.

-              No digan tonterías, hemos venido a ver a mi hijo. Haz el favor de llamarlo Sofía. –la señora Park era algo autoritaria pero sumamente educada y respetuosa.

-              Claro, aguarden aquí que ya se lo llamo. –la puerta se cerró delante de sus caras.

-              Sra. Park creo que esta no fue una buena idea, es obvio que a su nuera no le hace gracia nuestra presencia. Tal vez debamos esperar hasta mañana e ir directo al juzgado.

-              Tranquila Bella, veras que mi hijo no es como ella. –dos minutos después la puerta volvió a abrirse, otra vez Sofía estaba delante de ellos, solo que ahora acompañada de un hombre de casi cincuenta años, cabello oscuro algo canoso, ropa de andar en casa y un par de lentes que daban un toque amistoso a su cara.

-              Hola mama, quienes son estas personas que tanto han preocupado a mi esposa? –pregunto algo divertido mientras abría la puerta para que todos entraran.

-              Hola Víctor, son unos jóvenes encantadores que acabo de conocer. Su historia de amor es tan parecida a la de tu padre y la mía, debes escucharla –acaricio la mejilla de su hijo al pasar a su lado-. Vengan querido, todo estará bien. –con algo de miedo siguieron a María al interior de la casa.

-              Hola jóvenes, mi nombre es Víctor, pero eso ya lo saben.

-              Hola Víctor, somos Bella y Edward. –los presento el cobrizo.

-              Un placer, pasen al living. Ahí estaremos más cómodos.
Se acomodaron en un sofá y Bella comenzó a contarle todo lo que acababa de decirle a María. Resulto que la anciana se caso con su ahora difunto esposo un día antes de que este tuviera que partir a la guerra, su boda también fue improvisada ya que tuvieron que precipitarse por miedo a perderse el uno al otro, el Sr. Park volvió de la guerra dos años después y tuvieron una feliz vida hasta hace cinco años cuando él murió. Bella no pudo evitar soltar un par de lagrimas mientras escuchaba la historia, a pesar de los intentos de la anciana de explicarle que por 44 años fue la mujer más feliz del planeta y que ahora era su turno de serlo.

-              Hijo Edward debe irse por un año dentro de una semana y la pequeña Bella no podrá acompañarlo, ellos quieren casarse antes de separarse. –el juez soltó una sonora carcajada.

-              Oh madre, no puedes hacer que estos jóvenes repitan tu historia.

-              Yo no tuve nada que ver, me encontré a esta adorable chica cuando salía de comprar su vestido de novia.

-              Quieren que yo los case? –pregunto algo más serio.

-              Su madre nos ofreció esa opción, nosotros teníamos planeado esperar hasta mañana para ir al juzgado o a la capilla. –explico Bella muy avergonzada.

-              Ustedes son jóvenes y es obvio que están muy enamorados, pero el matrimonio no es algo para tomar a la ligera. Es muy serio y deben estar seguros, tal vez este año sea lo mejor, si todo sigue igual después de eso estarán seguros de su decisión.

-              Víctor Park! –lo regaño su madre.

-              Nosotros estamos seguros de lo que hacemos, no necesitamos sermones ni nada que usted pueda decirnos. Si no desea casarnos no se preocupe que mañana a primera hora iremos a la capilla y créame que nadie es más persistente que un Cullen. –Edward se puso de pie muy enfadado y le dio la mano a Bella para que lo acompañara. Se disponían a salir de la casa cuando el juez los detuvo.

-              Está bien, si ustedes están seguros de lo que van a hacer prefiero que sea algo más legal que un simple párroco o un estafador en las vegas.
Fueron al auto por sus ropas y se cambiaron mientras disponían todo en fondo de la casa para casarlos. Bella estaba en el piso de arriba siendo ayudada por María mientras Edward estaba abajo esperándola como era costumbre.
Los testigos fueron María y Antonio, un vecino que vivía junto a la casa de Víctor.
Las manos de Edward estaban empapadas de sudor y su respiración era errática hasta que la vio salir por la puerta de cristal, parecía una reina, su reina. El vestido era perfecto, tan ella, los zapatos eran tan clásicos de Bella, con un taquito discreto para no caer al piso pero algo de taco en fin para no sentirse bajita al lado de su novio. Tenía el pelo suelto que caía sobre sus hombros en cascada, un poco de deliñado en sus ojos y solo algo de brillo en sus labios, era la imagen más perfecta que nunca había visto.
Cuando sus manos se unieron por fin los dos sabían que eso era lo correcto, que siempre vivirían para estar el uno con para el otro.
Las palabras que tanto habían esperado oír llegaron luego de que cada uno plasmo su firma en el gran libro.

-              Edward puedes besar a la novia. –se besaron como si no hubiera un mañana, se amaban y eso era lo único que importaba, todo lo demás lo enfrentarían y superarían por estar juntos.
Edward pidió al juez que les sacara una foto con su teléfono y luego de un pequeño brindis en su honor se despidieron prometiendo volver en un año.

Este capítulo salió gracias a Amanecer 2 que me dejo con ganas de escribir, es algo más corto que lo que acostumbro pero no quería dejarlas con la intriga. Espero que les guste y si vieron la película, espero que les haya gustado como a mí.
En respuesta a sus comentarios les cuento que no puedo decirles cuando actualizare, trabajo muchas horas y estudia así que escribo cuando me da tiempo, que no es muy seguido. Me encanta que les guste la historia y como siempre digo en mis historias: esto lo hago por y para ustedes.
Besos a todas y espero poder volver a actualizar pronto.

Capítulo 15: Inicio de la despedida Capítulo 17: no es cap

 
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