Encuentro inesperado

Autor: emely282
Género: Romance
Fecha Creación: 31/03/2012
Fecha Actualización: 04/03/2013
Finalizado: SI
Votos: 6
Comentarios: 19
Visitas: 27842
Capítulos: 25

Vivir en un lugar pequeño como este en donde lo más interesante seria un día enteramente soleado. Frustrante seria la palabra con la que definiría mi vida en este lugar. Estancada es como se encuentro, sin poder ver más allá de las montañas y el musgo verde, había nacido y crecido en este lugar siempre anhelando huir de este lugar, conocer todo aquello que los libros describían, no existía libro en la biblioteca de este pequeño y decadente lugar que ya no haya leído al menos diez veces ya.

En un día normal y decadente como siempre saliendo a la misma hora, como cada día una fina lluvia y una densa niebla cubría la carretera donde por primera vez en mis veinte años en este lugar sucedió algo mas interesante que un día soleado..
 

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Capítulo 22:

Iba de un lugar a otro recorriendo toda mi habitación mientras me terminaba de arreglar para mi cita de esta noche, ya estaba vestida solo me faltaban unos aretes que al parecer habían decidido esconderse.

 

-          ¡¡Mama!!-grite en la puerta de mi habitación.-¡¡¡MAMA!!!-grite una ves mas sin recibir respuesta alguna, mire mi reloj  una ves mas ya casi era la hora, ¿Dónde rayos estaban los aretes?-¡MAMA!- grite de nuevo esta ves buscándola en el pasillo, en su habitación no había nadie, rápidamente busque los aretes pero tampoco estaban allí. – dios mío pero que ¡rayos! Ni mi mama ni los aretes todo decidió hoy desaparecer – hablaba y rezongaba mientras buscaba por toda la casa, apurada y concentrada en encontrar los accesorios faltantes.

-          ¿A donde vas tan arreglada nees?

-          Es que voy a una….- deje la frase si terminar al darme cuenta que la voz  que había pronunciado esas palabras no eran las de mi mama, levante la vista rápidamente y fijándome bien respire acomodando mi cabello detrás de mis orejas.- ¿donde esta mi mama?

-          Aun no me respondes.

-          Y tu a mi tampoco

-          Tuche- Edward sonrió, manteniendo su postura firme y elegante sentado en uno de los muebles de la sala con una pierna colocada encima de la otra, aplicando esa mirada seria y penetrante que solo sus ojos verde jade podían proporcionar.- aunque yo pregunte primero, seria justo que respondieras  igualmente primero no crees.- lo mire enarcando una ceja mientras el mantenía su postura sin alterarla. El contacto visual duro al menos unos veinte segundos en donde yo termine cediendo a una mirada aguda y decidida.

-          Tácticas de abogados- bufe logrando una sonrisa arrogante de su parte- tendré una cita con alguien

-          ¿Una amiga?

-          Ya respondí, es justo que respondas ahora  a mi pregunta.

-          Por supuesto- Edward sonrió mucho mas aun- isabella esta haciendo algunas llamadas, sabes asuntos de ultima hora en el trabajo

-          Si claro, suelen pasar mas seguido de lo que crees, espero que seas  fácil de acostumbrar

-          Quizás si

-          Bien por ti-respondí a secas mientras volvía a concentrarme en mi búsqueda-

-          Aun no me respondes.

-          ¿Cual era la pregunta?

-          ¿Saldrás con una amiga?

-          Mmmmmm no

-          ¿con quien?-aparte mi mirada de la pequeña repisa de la sala donde se encontraban las diferentes fotografías de mi mama y mías en muchas partes del mundo

-          Por casualidad no has visto unos aretes plateados, alargados en forma de gota

-          Si, si los e visto.

-          ¿donde?-pregunte feliz de que al menos el supiera algo de mis aretes, no es que no tuviese mas es que si no los conseguía debía cambiar todos los accesorios y era lo que deseaba evitar

-          Aun no me dices con quien saldrás.

-          No tengo por que hacerlo.

-          Pero me gustaría saber- Edward cambio su semblante serio por uno mas pacifico. Como interesado en el tema realmente.

-          Saldré con un chico, ahora dime donde viste mis aretes- suplique mirando de nuevo mi reloj de pulsera

-          ¿Que chico?

-          Edward, ¡por favor!- suplique esta ves realmente desesperada

-          Quiero saber

-          Se llama Alan y lo conocí hace como tres semanas, ahora por favor dime donde están los aretes.- Edward  se removió un poco en el muebles acomodándose mejor  mirándome fijamente, como si se debatiera de alguna forma internamente.

-          Están puestos en tus orejas- mire a Edward arrugando el entre cejo,  mientras lentamente mis brazos se elevaban llevando mis manos a mis orejas, sintiendo con ellas los aretes perfectamente puestos en su lugar. ¿Cuándo me los había puesto? Estaba tan apurada y nerviosa que  ni siquiera me había dado cuenta el momento en que me los había puesto. Iba a decirle algo a Edward, completamente apenada y era obvio que el estaba apunto de comenzar a burlarse de mi tontería cuando el timbre de la puerta sonó. Rápidamente mire mi reloj el cual marcaba las 7:00 pm a eso llamaba yo puntualidad.

-          Abre tu- le dije a Edward antes de correr al pasillo

-          Pensé que estabas apurada- Edward se levanto y me miro  confundido

-          Si, pero una mujer se debe hacer esperar- aclare abriendo la puerta de mi habitación

-          Pero ya estas lista-objeto el rápidamente

-          Que una mujer se debe hacer esperar.-recalque-

-          Que se supone que le voy a decir que estas haciendo.

-          No lo se, que ya casi salgo.- el timbre volvió a sonar y lo mire- ¡abre!

-          Hay voy, ya voy- levanto sus manos en alto en señal de rendición mientras caminaba hacia la puerta, entre rápidamente a mi habitación dejando la puerta semi abierta para escuchar lo que sucedía afuera. Se que era tonto de mi parte pero tampoco quería parecer desesperada.

-          Buenas noches- hablo Edward ya abriendo la puerta-

-          Buenas noches- recibió de regreso

-          Eres Adam verdad

-          Emmmm, no  Alan

-          Haaaaaaaaaa ya, reneesme saldrá en un momento se debe estar terminando de arreglar. Pasa-  se escucharon pasos leves y  pocos segundos después la puerta cerrándose-

-          ¿Usted es?- pregunto Alan con voz un poco incomoda y tímida, no podía imaginar la situación pero se me hacia muy graciosa.

-          ¡Oh! Claro disculpa, soy Edward  el papa de reneesme

-          Mucho gusto señor. Es un placer.-  acaso había dicho que era mi papa, bueno biológicamente lo era pero, aun se me hacia rara la situación. De repente el silencio se extendió haciendo que comenzara a ponerme nerviosa más de lo que ya estaba. Rápidamente me mire una ultima ves al espejo y Salí de mi habitación  al llegar a la sala de estar la situación que encontré se me hizo totalmente extraña. Alan  estaba sentado en uno de los muebles con la mirada clavada en el piso rehuyendo la de Edward quien se mantenía sentado en su lugar, en la misma postura que antes solo que esta ves leía  una revista aparentemente   leyéndola. Sin poder evitar tanta tontería me hice notar  observando como Alan levantaba la vista y se ponía de pie inmediatamente a diferencia de Edward que solo dejo  de lado la revista

-          Hola.- salude con una sonrisa

-          Estas hermosa.- respondió sencillamente sin despegar su vista de mí. Edward se hizo notar tosiendo de forma delicada

-          Disculpa la tardanza

-          No te preocupes, te esperaría una vida su es necesario

-          ¿insinúas que las mujeres somos muy lentas?- lo mire aparentemente seria observando como el rostro angelical de Alan se deformaba de impresión al escucharme, de inmediato se pudo escuchar una fuerte carcajada de parte de Edward.

-          Discúlpenme chicos continúen.

-          En realidad ya tenemos que irnos. Pero no se preocupe señor Edward, la traeré temprano.

-          Seguro que si- respondió Edward  con la voz suave y delicada, dedicándole una mirada seria.

-          Adiós.- me despedí de Edward comenzando a caminar a la puerta de salida.

-          Adiós hija que se diviertan- mire a Edward luego que Alan salió por la puerta, con cara de ¿que demonios te crees? A lo que el respondió con una sonrisa y  agitando sus dedos en el aire como despedida.

-          ¿Nees ya te vas cielo?

-          Si má ya nos vamos.- mi mama  estaba para en la puerta  con el celular en su manos, al parecer ya había terminado de hablar por teléfono cuando nos encontramos.

-          Entonces diviértanse mucho…y Alan cuídala bien.

-          No se preocupe la cuidare muy bien señora.- esta era la segunda sita que teníamos Alan y yo mas o menos enserio luego de que nos encontráramos una tarde saliendo de una librería. Alan y yo la pasábamos excelente  todo el tiempo,  el me llevaba 4 años ya estaba en la universidad, era muy maduro, educado y atento a diferencia de muchos  otros universitarios que había conocido no era nada pedante y mucho menos arrogante manteníamos conversaciones interesantes y siempre había algo nuevo para hacer. Podía sentí como cada vez que nos veíamos, con cada expresión, sonrisa o mirada mi corazón latía de forma escandalosa y mi respiración solo tenia dos opciones, volverse errática o suspenderse.

 

 

Observe como reneesme y Alan se marchaban en el auto y volví a entrar a la casa, deje mi celular sobre una pequeña repisa y mire a Edward completamente inmóvil sentado en uno de los muebles sumergido en una laguna de pensamientos.

 

-¿estas bien?

- ¿eh?- Edward me miro - ¿Qué?

- que si te encuentras bien.- camine hacia el y  me senté a su lado

- ¿no es como muy grande para ella?

-¿quien?- Edward aparto la mirada de el lugar  en donde la tenia clavada y me miro con sarcasmo, levantando la mano y señalando la puerta de salida.

- ammmm eso.

-relájate Edward solo es una cita.

-¿solo una cita?- asentí tranquila.- como puedes decir que solo es una cita, estará con un  muchacho de yo no se donde a solas.

- se ve un buen chico

- ¿se ve un buen chico? ¿Bella que no ves las noticias?- me miraba serio y con los ojos completamente abiertos. Lo mire un par de segundos y luego me levante en dirección a la cocina.- ¿a donde vas? ¿Como puedes estar tan calmada? ¡¡Y si le pasa algo!!

-estaba bien Edward, llevan ya dos semanas saliendo

- y por esa razón estas tan calmada. Yo no confió- saque del refri una botella con agua y unos bombones  de chocolate

- te comportas como un papa amargado.- me senté a su lado y destape el bombón para comerlo, pero el me lo quito de las manos dejándome con la boca abierta y se lo comió con total descaro- ¡ey!

- Me sigue preocupando.- comió el bombón mientras suspiraba

- si por que seguro tu nunca tuviste esa edad Edward.

-¡¡precisamente por eso!!

- que dramático eres, estoy segura que con Jacob no eres así.

-con Jacob es muy diferente bella

- que tontería, eres irracional  Edward.

-el estar preocupado por alguien que te importa no  es ser irracional

- yo confió en mi hija Edward…

-nuestra es nuestra

-el echo es que la conozco y se que es una chica inteligente, confió en la forma que la crie Edward.- comí el bombón que tenia  en mi mano... Sintiendo la mirada de Edward sobre mí.

- no es justo que me eches en cara que la cuidaste  tu sola...- bajo la mirada triste

-Edward amor lo siento...no debí decirlo- acaricie su mejilla delicadamente girando su rostro hacia mi y juntando sus labios con mis míos le de un delicado beso.

-no te preocupes, tengo que aceptar que es así- roce mi nariz con la suya de forma delicada, pero al momento llego algo a mi mente y me separe de el.

-te estoy tratando con demasiado cariño…para estar molesta contigo.

-¿molesta? ¿Por qué?- el rostro de Edward reflejaba completa sorpresa. Lo mire y inclinándome un poco tome  una revista que había en la mesa de centro y le mostré la foto que había en la portada de esta donde anunciaban que la excelente diseñadora de modas Alice cullen traería una nueva colección totalmente reveladora para el mundo de la moda. Pero lo importante en aquella revista no era la noticia si no la foto en donde aparecía Alice usando una joya algo curiosa.- ¡ho!

-si Edward ¡ho! Pensé, que el regalo era para Rosalie

-discúlpame bella discúlpame… es que  lo había olvidado y no me quería separar de ti.- sus enormes ojos me rogaban una disculpa

- no tenias que mentirme

-pero tampoco te hubiera agradado la verdad.

- si, tienes razón por ese motivo lo que hiciste estuvo muy mal Edward y estoy molesta. Por ello

-¿como puedo recompensarte? Lo que pidas lo hare. Lo  prometo

- la respuesta la dejo para luego.- me hice un poco la ruda, pero el hambre termino ganando eventualmente pedimos un par de pizzas y  una película cursi para hacerlo sufrir un poco aunque a mi también me aburrió y terminamos por quedarnos dormidos acostados en el suelo de la sala. A la mañana siguiente despertamos  con los rayos del sol entrando por la ventana y una reneesme muy alegre cosa que hizo preocupar un poco más a Edward. Pero le alegro saber que su hija fue la primera voluntaria en acompañarlo al aeropuerto para despedirse de el

-má – los gritos de reneesme al llegar se escucharon hasta mi habitación, no conteste de regreso y deje que llegara hasta mi-mama ¡por que no contestas?

-sabias donde estaba no eran necesarios los gritos desde la puerta- ella me miro con una ceja enarcada y yo respondí con una sonrisa franca-¿que sucede?

- si te hago una propuesta…dices que si ¡verdad!

-depende de la propuesta- la observe atenta, mientras ella buscaba las palabras adecuadas para que su propuesta fuera convincente.

-Alan…..el…..el me invito a……bueno má es que……tu sabes que hemos salido un tiempo y me siento muy bien con el ¿me dejarías ir a los ángeles  con el  a ver la final de temporada de beisbol?

-¡estados unidos! Estas segura de eso, además que lleven saliendo unas semanas hace que esa propuesta sea poco prudente

-¡lo se! Pero lo bueno es que eso será dentro de seis meses- sus ojos brillaban con  ilusión esperando una respuesta de la que no estaba nada segura. A mi parecer era muy raro

- pensé que éramos alérgicas a los viajes

- ¡tu! Dijiste que lo eras –la mire y negué. Era astuta debía aceptarlo. Pero le lanzaría una curva difícil de batear beisbolisticamente hablando claro esta

-habla con Edward

-¿Qué?

-que le digas a tu papa

- no es justo- protesto en seguida, mientras yo sentía llegar una victoria inminente- esta bien yo le diré. Pero si el dice que si tu también

- si dentro de seis meses sigues con Alan entonces si – reneesme  lo pensó unos segundos y luego de marcho dándome un gracias, realmente me sorprendía me estaba pidiendo permiso  para dentro de seis meses, ella mas que nadie debería sabes ya  que en ese lapso de tiempo pueden pasar muchísimas cosas. Aun así había accedido  solo por el placer de saber que sucedía sin dejar de lado que será muy interesante la reacción de Edward cuando reneesme le haga su propuesta

 

 

2 semanas después.

 

Me encontraba en la oficina haciendo mis deberes cuando el teléfono de mi escritorio sonó mostrando un número privado

-hola

- ¿te casarías conmigo?

- disculpe

-dime te casarías conmigo- tarde al menos  cinco segundos en  analizar la pregunta por la sorpresa y lo extraño del asunto,  pero luego caí en cuenta que era Edward- en un mes quizás menos estaré divorciado….así que dime- de repente la puerta de mi oficina se abrió, estuve apunto de echar al intruso de inmediato pero lo que entro no fue una persona si no una cantidad exagerada de globos que mientras se habrían paso flotando comenzaban a llenar mi oficina, poco a poco dispersándose y dejando pasar a uno en forma de corazón que sujetaba una pequeña canastilla.

 

 Al llegar frente a mi  tome la pequeña canastilla y vi que dentro había una cajita forrada de terciopelo negro. Con un poco de miedo y el teléfono todavía pegado a mi oído abrí la caja, y en su interior descubrí un anillo con un diamante dentro.

 

-dime… ¿te casarías conmigo?- entonces, mis ojos se fijaron  en la puerta y allí de pie y  con su celular pegado a su oreja estaba el.

 

Capítulo 21: Capítulo 23:

 
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