N.A: les narra su servidora.
-felicidades hijo.- su padre lo abrazo con orgullo y beso su frente sin importar incomodar a Edward quien acababa de culminar la secundaria.
-¡Papa! Sin demostraciones de afecto.- Edward se separo de su padre mirando alrededor cerciorándose que nadie había presenciado aquella escena. Carlisle por otra parte simplemente sonreía repleto del orgullo que lo invadía en ese momento, ya podía admirar un futuro muy certero para su hijo. Estudiaría administración en la universidad, se casaría con una mujer que el amase y ¡claro que Carlisle aprobara! Ese era un futuro excelente ¡perfecto! Para su hijo.
-¡OH! Edward.- decía esme con lagrimas de emoción en sus ojos.- mi hermoso…-acaricio su rostro con el amor mas puro que una madre puede sentir hacia un hijo, su segundo y ultimo hijo.- estoy orgullosa de ti hijo, felicidades.- lo abrazo con fuerza beso su mejilla ambas sonrosadas y no por vergüenza ante aquella demostración de afecto, si no por que sentía orgullo de si mismo. Aunque muy presente y a ladito de ese orgullo estaba el miedo. A pesar de que en su mente se averiaba un tornado de pensamientos, pensaba en cuanto se río de emmett mientras sus padres lo besaban y felicitaban, recordaba también las mil maldiciones que vocifero emmett a Edward por eso, por su mente también pasaban sus tantos recuerdos en ese lugar y la poca o mucha nostalgia que sentía por algunas de las personas que allí dejaba. Pero ese miedo que sentía estaba era miedo a lo que venia, sentía que el mundo estaba en sus manos, en aquellos momentos, solo que le asustaba tanto poder, tantas puertas se abría solo que ¿Cuál era la correcta?
Aquella tarde hubo una excelente cena familiar en donde la risa y alegría fueron el plato principal.
-Edward… ¿puedo pasar?-emmett tocaba la puerta de la habitación junto a la suya…asomo la cabeza por la puerta semiabierta se encontró con que su hermano estaba acostado leyendo con la mente e lugares exóticos, lejanos exitotes únicamente en la mente del lector. –Ratón de biblioteca, te estoy hablando.- emmett retiro el libro de las manos de Edward e un movimiento brusco, sacando a su hermano de la fantasía inmediatamente
-¡Ey! Emmett ya te he dicho mil veces que no hagas eso.- replico Edward inmediatamente arrebatando el libro de las manos de su hermano mayor.
-pero es que uno te habla y tu mente esta quien sabe donde.- emmett se sentó en la cama al lado de Edward mientras este le cedía espacio.
-¿Qué quiere emmett?- Edward no podía imaginar el motivo de aquella peculiar visita. Entonces el silencio se abrió paso entre los dos, mientras uno esperaba, el otro usaba las palabras para iniciar a hablar.
Sus miradas viajaron por toda la habitación pero jamás se cruzaron. La situación era en extremo incomoda pero solo podía esperar en silencio.
Momentáneamente emmett suspiro y miro a su hermano.
-acabo de escuchar a Carlisle hablando con su señoría el abuelo.-tal peculiar forma de hablar era parte de ese estilo relajado que caracterizaba a emmett
-¡y! ¿Qué tiene de peculiar eso? ¡Hablan siempre!
-esta vez…discutían…
-¿sobre que? ¿Negocios?- Edward parecía poco interesado en la conversación, aquello no le parecía alarmante, al menos no tanto como para que su hermano actuara de aquella forma.
-sobre ti.- respondió emmett atrayendo ahora si completamente la atención de su hermano.
-¿sobre mi?- emmett asintió serio. Seriedad que provoco curiosidad en Edward – y ¿Qué se decía exactamente?
- no alcance a escuchar bien, por que esme venia pero dijo algo sobre la universidad y el negocio familiar. No me pareció un buen tema por eso vine.- ambo hermanos se observaron durante un buen rato, sin poder adivinar ninguna razón para esa conversión as que una única y desagradable.
Dos semanas después de esa conversación clandestina aun Edward no podía dejar de pensar en ello. El tiempo para el pasaba lento mientras esperaba alguna palabra de su padre que actuaba en completa naturalidad con el tiempo Edward decidió olvidar aquel tema y disfrutar de su verano.
A sus ojos todos estaba perfectamente, fiestas y mujeres no tenia preocupación alguna, que no fuese el decidir con que chica saldría a la noche siguiente.
Las vacaciones e verano terminaron y con ello un periodo al que Edward llamo “estreches del mundo” no existía club e la ciudad que no conociera ya, ni mujer que lo impresionara en la intimidad. Fue entones cuando las cosas comenzaron a ponerse un tanto interesante. Pues llego el aniversario de los abuelos de Edward. Este era un aniversario especial 50 años de matrimonio estaban celebrado. Edward y Elizabeth mansen dos personas muy compenetradas el uno con el otro a pesar de sus años de matrimonio.
Elizabeth era una mujer muy fuerte con un carácter peculiar aunque su comprensión y afecto era como el dulce as azucarado que se puede probar. Por otro lado Edward, ere era un hombre con ideales sólidos que van siempre en una dirección, sin miedo a decir lo que pensaba de cualquier situación tero y testarudo pero jamás un hombre sin corazón.
La familia mansen poseedora de varios hoteles en la ciudad en fusión con la familia Cullen ambas menaban a crear un imperio sólido hasta el momento. Aunque poseedores de tanto poder ambas familias mantenían una sencillez única mucho mas en épocas especiales como el aniversario de los abuelos.
Al llegar Edward con su familia a la casa mansen, fue enseguida al estudio de su abuelo. Como adoraba ese lugar, de toda el casa aquella era para el, el mejor. Tenía una biblioteca basta. Ventanas hermosas con marcos antiguos y elegantes, una colección de música clásica exquisita, son olvidar una o dos pinturas para completar las pasiones que compartían abuelo y nieto.
La puerta del estudio estaba semiabierta y cuando Edward estaba por entrar salio el abogado de su abuelo quien con una sonrisa y un saludo cordial continuo su salida. Dado espacio al joven muchacho para entrar en el estudio observando a su abuelo sentado en su escritorio. Apagando lo que quedaba de su habano y muy tenue pero perceptible se escuchaba Claire de lune en un viejo toca discos. Todo en aquel estudio precia tener al menos más de una década y quizás era aquello lo que más adoraba el joven de 17 años.
- ¿se puede?- pregunto el joven parado en el marco de la puerta. Su abuelo levanto el rostro observando a aquel chico que para el representaba la imagen de su juventud. Ambos nietos para el se asemejaban en su mente. En carácter y fuerza a el pensamientos quizás egoístas o equívocos pero así los veía idénticos a el en diferentes aspectos
- Adelante muchacho...- el hombre de 73 años se levanto de su lugar y camino en dirección a Edward quien también se acercaba a el. Abrazándose cuando ya estuvieron uno frente al otro.- pensé que llegarían mas tarde.
- Es justa la hora….son las 5- aclaro Edward haciendo que su abuelo dirigiese su atención al reloj en su muñeca. Sonriendo en sorpresa.
- Tienes razón, que rápido pasan las horas cuando las ocupas en algo…ven habla conmigo antes de enfrentar a todos.- el señor camino hasta su escritorio tomando asiento detrás de el y Edward le siguió sentándose frente a su abuelo- dime Edward, ¿ que has pensado para tu futuro?
- Pues, si ese futuro es mañana tengo intenciones de ir a un partido con emmett
- No hablo de eso y lo sabes…me refiero al ¿que harás con tu vida? O es que ¿acaso piensas depender de tu padre toda tu vida?- aquella conversación era seria. Como muchas otras que había tenido con su abuelo solo que es no se trataba de de política o literatura si no de el.
- Estoy viendo mis opciones
- Entiendo, estas experimentando. Eres joven y eso debe pasar solo te pido que no te dejes llevar por el éxtasis del momento…eres un joven listo y astuto.- esas palabras tenían un solo fin, eran las palabras que su padre guardaba y no había pronunciado siquiera.
- ¿Y como sabre que es lo que realmente quiero y deseo para mi vida?- se notaba la cólera en la mirada del chico
- Tienes que usar-su abuelo se llevo su m ano a su frente y luego a su pecho justo donde debe estar el corazón- en conjunto nunca por separado, escúchalos a ambos así no estén de acuerdo pues cuando lo hagan entonces ese será el momento y el lugar
- Y, si no sucede
- ¡Lo hará!- respondió su abuelo firme observándose uno al otro directo a los ojos en todo momento.- por el momento, menos parranda muchacho dormir un poco no hace daño.- Edward sonrío de lado. Al parecer aquel tema había quedado cerrado y su abuelo había dado las ultimas palabras
- Lo tendré en cuenta. Por cierto ¿Por qué estaba el señor Collins aquí? ¿Hay problemas legales?
- No, claro que no…estaba finiquitando algunos asuntos
- ¿Qué asuntos?
- Estas muy curioso hoy, estaba haciendo arreglos a mi testamento
- ¿Se encuentra bien?-un susto recorrió a Edward
- No, lo hago cada cierto tiempo….es mas ganas de darle uso a mi abogado que otra cosa.- entonces el aire llego a los pulmones de Edward y su abuelo sonrío por aquella acción- aun estoy joven muchacho, tener canas y arrugas solo significan experiencias mas, no vejez- Edward sonrío a su abuelo. En el pasillo se escucho que la abuela los llamaba y ambos salieron de aquel estudio a encontrarse con toda la familia reunida. Hasta entonces se podía decir que era una familia pequeña aunque con el tiempo el numero se mantuvo lo diferente son las personas que completan el numero ahora.
Aquella noche fue muy especial una conversación nunca falto aquel día y comida mucho menos. Pues a Elizabeth la cocina se le daba excelente a pesar de no hacerlo diariamente pues tenia alguien que le ayudaba. Amaba alimentar a sus nietos en especial a emmett comía simplemente todo a su paso sin tomarse la molestia de averiguar que era o que tenia.
Esme siempre con un corazón bondadoso admiraba a toda su familia con ojos maravillados, guardando cada momento en su mente. Para ella todo es único y especial a corto o largo plazo.
Carlisle por otra parte esperaba el momento ideal para discutir algunas cosas con su suegro había esperado algún tiempo y deseaba como siempre y para su preferencia hablar frente a frente, para el aquello era no solo de buena educación, su no que le permite ver cada expresión que pasa por el rostro de su acompañante al pensar dando así una idea para de si esta logrando lo que se propone o debe convencer mas y mejor. Entonces el momento ideal llego.
Luego de la cena, justo cuando su suegro se dirige al balcón para poder darle una buena calada a uno de sus tantos y bien cuidados puros. La conversación se volvió discusión pero a pesar de ello fue completamente silenciosa; una discusión de caballeros. No solo por respeto a la situación, si no a Edward. Pues la discusión era de su futuro.
Por otro lado Carlisle exigía el apoyo de su suegro para encaminar a Edward por el lado que el considera correcto. Pero por otra parte estaba el señor mansen negándose a aquella exigencia estaba en total desacuerdo creía en que como hombre tenia que buscar el mismo su camino.
Pero Carlisle le inquietaba, más bien le aterraba el camino que podía llegar a tomar. Sumando el actual comportamiento de su hijo aquello solo podía asustarle más. Finalmente la discusión culmino al mismo tiempo que el puro. Sin ningún acuerdo de alianza, todo lo contrario. Desacuerdo total.
Ambos hermanos eran por completo dos polos opuestos por su parte emmett paso su adolescencia en un internado a su petición y capricho, todo con la simple intención de perseguir a una chica y así hasta la universidad. Edward por otro lado no perseguía un interés en especifico fuera de los libros y el piano, sus únicas pasiones. No existía alguna actividad o chica que le cautivara en su totalidad a parte de una clara indecisión de lo que le gusta o no.
Estas eran las razones que obligaban a Carlisle para obrar así sobre el futuro de su hijo.
Al día siguiente a ese, la tristeza y el luto llego a la casa Cullen. Eran las siete de la noche, la cena se había terminado de servir cuando una llamada nada agradable hizo que pobre esme cayera de rodillas en un mar de lágrimas, alarmando completamente a sus dos hijos y esposo.
La mala noticia no tardo en llenar de tristeza al resto de los Cullen.
Finalmente en un lucubre y tétrica morgue sobre dos camillas yacían húmedos sucios y fríos como el hielo mismo los cuerpos de quienes hasta al día anterior eran Elizabeth y Edward mansen.
Ambos por mala fortuna o quizás el destino sufrieron un accidente aéreo. Edward mansen en un gesto romántico iba con su esposa solos los dos en una avioneta conducida por el a las Bahamas lugar que su esposa había deseado visitar desde mucho tiempo atrás. Cuando en alguna parte del ancho mar el aparato comenzó a fallar de tal forma, tan sorpresiva y repentina que aquellas dos personas sabiendo lo que a ambos les esperaba solo pudieron observarse directo a los ojos y en aquel pequeño gesto decirse adiós con la esperanza de que quizás se encontrarían reunidos en un lugar mejor. Un te amo en sus ojos fue lo ultimo, el ultimo gesto de aquellas personas pues el vehiculo se fue en picada impactando con el mar.
A la estación más cercana la solicitud de socorro les llego justo al momento del impacto. Aquellos sucesos sumieron en oscuridad a los Cullen especialmente a esme y a Edward.
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