(Pov Carlisle)

Cuando pisé esa casa que con tanto decoro habían comprado y decorado los padres de Alexia y mi madre, me quedé algo... parado.

A esta casa le hacía falta una habitación de juegos. Dejé las maletas y un mayordomo con pajarita roja tomó mis maletas y se fue rápidamente hacia una de las habitaciones.

-Te estaba esperando- esa voz no podía ser otra que la de Alexia-.

-¿Ya has terminado? Que poco aguante tiene Jasper, al parecer-.

-No he estado con Jasper-.

-¿Entonces?-.

-No estaré con Jasper, hemos cortado-.

Esa noticia me sorprendía, me senté en el sofá junto a ella y la miré por un largo tiempo.

-¿Que pasa?- dijo algo confundida-.

-¿Serás sincera y me dirás porque has dejado a Jasper?-.

-Carlisle, a mi me gustas tu-.

Wow!. ¿Estaba segura de eso? Ni siquiera me conocía.

-No sabes quien soy ni de lo que soy capaz-.

-Me gustas-.

-Solo te gusto porque no puedes conseguirme-.

-Pero yo quiero estar con mi marido-.

-Ahora te me pones puritana...-.

-¿Tan desagradable te parezco?-.

-No, eres guapa, eres un encanto de niña-.

-Niña...-.

-Bueno, comparado conmigo lo eres, eres muy joven y tienes una vida por delante, amantes que vendrán y se irán y...-.

-¿No lo entiendes verdad? No te das cuenta que me gustas, y cuando me gusta una persona me gusta solamente esa persona-.

-La verdad es que no se que decir-.

(Pov Alexia)

Bien, me lo había jugado todo por un hombre, que no sentía absolutamente nada por mi. En concreto por mi marido, al que debía gustarle.

No sabía como sentirme, me sentía miserablemente mal pero a la vez aliviada y alegre porque el doctor se había quedado sin palabras.

-¿No crees que tenga ninguna oportunidad contigo?- le dije-.

-Creo que si que la tienes, pero no ahora-.

-¿Porque?-.

-Porque quiero castigarte, no imaginas lo excitante que es para mi verte tan... deseosa-.

Posó su mano derecha entre mis piernas sin apenas rozarme, tuve que tragar saliva y mirarle fijamente. Él llevaba el mando y lo acaba de entender, sería como él dijese, como el quisieses y con su consentimiento.

-Me gustan relajadas e inocentes- dijo en un ronroneo-.

“Mierda... otro de esos y me correría... volví a tragar saliva y me mantuve en silencio... inocente y relajada, inocente y relajada... inocente y...”

Su mano subió un poco más y sus dedos rozaron la cremallera de mis pantalones. “Joder... inocente y relajada... relajada... relajada...”

No me besaría, estaba jugando, no haría nada, lo sabía y aún así no podía apagar ese calor en mi interior que lo reclamaba.

Abrí ligeramente mis labios y respiré por la boca, me miraba, le miraba tan fijamente, era tan jodidamente perfecto.

Hizo presión con sus dedos sobre mi pantalón justo encima de mi sexo.

Y ahí fue cuando gemí, sin apenas quererlo.

-Vaya... ¿Tan cachonda te pongo Alexia?-.

Asentí en completo silencio.

“Tócame... por favor tócame...”

Pero no lo hizo, se alejó y se levantó.

“JODER”

Esta noche vendrán a comer unos amigos.

-¿Amigos?-.

-Si, gente con la que trabajo que quiere conocerte-.

Asentí en silencio y le miré.

-Portate bien y tendrás recompensa-.

Reprimí el impulso de ponerme a dar botes de alegría por la sala.