(Pov Alexia)
La verdad era que estaba muy nerviosa. Me senté de rodillas como Carlisle me dijo en el suelo de la habitación. Al ser la novata debía obedecer, tanto a Carlisle como a la otra mujer.
-¿Estás preparada? Alice está aquí-.
-Lo estoy-.
En realidad no lo estaba, pero si él era de esta manera quizás debía probar un poco de esto.
A él no le iba mal, ¿Porque a mi no me iba a gustar?.
Escuché la puerta y una mujer delgada y más baja que el doctor entró en la habitación, su pelo era corto y su apariencia era de total belleza.
Bajé la mirada, normal que no quisiese estar conmigo, si se rodeaba de este tipo de mujeres.
Esa mujer no dijo nada, se puso de rodillas a mi lado y miró sus manos, me fijé en su ropa, no llevaba ropa.
Dios mio, me sonrojé, a mi no me gustaban las mujeres, no me gustaban y seguramente tendría que tocarla.
-Comenzad-.
El doctor se sentó vestido y como él era, todo un espectáculo viviente, en el borde del final de la cama. Nos miraba hambriento y deseoso por que comenzásemos. Pero me podía considerar virgen en este momento.
Cuando me iba a besar aparté la cara.
-No puedo- dije en un susurro-.
-¿Como?-.
-No puedo hacerlo, no me gustan las chicas-.
-No se trata de que te guste o no, dejate llevar, el sexo es sexo niña-.
-No quiero- me levanté- no me gusta-.
-En ese caso puedes irte, ven aquí Alice-.
Esa mujer gateó hasta sus pies y se quedó quieta sin mirarle.
-¿Quieres quedarte a mirar?-.
Asentí, tenía curiosidad por ver al doctor en acción.
Esa mujer levantó un poco la mirada y el doctor le pegó fuerte en la cara, ella no se movió, me fui a un rincón intentando hacerme lo menos notoria posible.
La alzó apenas sin esfuerzo y la dejó sobre la cama boca abajo.
El cuerpo de la chica se movía rápidamente por su respiración tan acelerada.
Le abrió las piernas completamente, la chica era bastante flexible y le dio con la mano en el trasero, ese sonido fue fuerte, incluso me dolió a mi.
Esperaba que la chica dijese algo pero gimió en respuesta.
¿Que era esto, que estaba pasando?.
Mi interior se contrajo al ver al Dr tan preparado, tan listo como siempre “todo un espectáculo”. Estaba tan duro, tan completamente hinchado, asombraba su tamaño, incluso dudé en si la chica tuviese tanta capacidad, pero si que la tenia, se hundió en ella desde atrás con tanta fuerza que la chica mordió las sábanas.
Sentí la pared detrás de mi había retrocedido sin darme cuenta.
Dios santo, nunca había visto algo así, ni siquiera cuando me daba por ver porno con Jasper...
Se dejó llevar lentamente al principio pero balanceó su cadera con más fuerza volviéndose a hundir en ella.
Jadeé sin quererlo y rápidamente tapé mi boca. ¿Tan intenso podría ser con él?.
La cara de la tan Alice se contrajo y gimió con fuerza.
Dios... yo ya me habría corrido incluso dos veces y esa chica aguantaba tanto...
El doctor la sujetó del cabello y reclinó su cabeza hacia atrás hasta sentarla practicamente sobre su cintura, las rodillas del doctor se apoyaban entre las sábanas blancas y sus piernas estaba perfectamente flexionadas, su cara a la altura de la nuca de ella incluso más arriba. Sujetó sus pechos con total maestria pellizcandolos, y tocandolos incansablemente mientras movía su cintura entrando y saliendo incansablemente de esa chica que comenzaba a temblar casi a punto de llegar al climax. Pero cuando parecía que lo alcancaría, el doctor paraba y volvía a empezar, era como una tortura, la chica estaba al borde de las lágrimas, parecía desesperada, fue cuando el doctor pasado bastante tiempo se corrió abundantemente en el interior de la chica y ella en un sonoro grito llegó a un potente orgasmo.
Sin llegar a retirarse de ella volvió a tomarla esta ver le dio la vuelta y pudo mirarla, no se besaban, no se abrazaban era puro sexo ella inentaba complacerle a él y él estaba completamente concentrado en él mismo, no le importaba nada más.
Padado más tiempo, y lo supe porque mis piernas comenzaron a doler de estar de pie, la chica volvió a correrse, esta vez antes que el doctor y este parecía enfadado, le golpeó tan fuerte en el trasero con su mano que se podía ver la piel volverse tan roja y brillante, pero ella gimió. No entendía porque gemía, debería llorar... cuando ambos acabaron ella respiraba con tanta dificultad. El doctor, que solo se había bajado los pantalones se volvió a poner la ropa.
La mujer, como si ya supiese lo que hacer salió de la cama y se vistió con la ropa que trajo en una mochila.
-Un placer doctor- dijo con la voz ronca-.
-El placer fue mio querida- dijo con una sonrisa-.
“Mierda, así que el doctor era así...”-.
Estaba apunto de correrme y ni siquiera me había tocado.
-Ya puedes salir de tu escondite- dijo encendiendo un cigarrillo-.
Caminé hacia él y le miré sin saber exactamente que decir.
-¿Estás bien?-.
-Si- dije mecanicamente-.
-Voy a comer- dijo caminando hacia el salón-.
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