Hacienda Cullen (+18)

Autor: sachiko065
Género: Drama
Fecha Creación: 17/12/2012
Fecha Actualización: 07/05/2015
Finalizado: NO
Votos: 30
Comentarios: 93
Visitas: 83686
Capítulos: 35

Bella es hija del matrimonio Swan... Unos trabajadores de la Hacienda Cullen. Ella está enamorada de Edward Cullen, el hijo de los patrones. Él tiene un gemelo, llamado Anthony y una hermana menor que se llama Charlotte. Anthony es el mejor amigo de Bella. Los dos han sido casi como hermanos, pero un día ambos deciden hacerse pasar por novios, para poder estar con quien aman. Anthony está enamorado de Rosalie Hale y quiere estar a su lado, pero también quiere que su mejor amiga sea muy feliz...

¿Qué sucederá? ¿Bella y Anthony lograrán lo que quieren o se enamorarán? Y si es así...¿Bella se olvidará por completo del amor que le tiene a Edward? ¿Con quien se quedará ella? ¿Con Anthony? ¿Con Edward? ¿o con nadie? ¿Realmente tiene que elegir a alguien?

Este no es el primer FanFic que intento escribir, pero si es el primero que publicaré... espero que les guste.

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Capítulo 34: Perdóname

POV Bella:

 

Después de que Elizabeth afirmó que estaba dispuesta a matar a su hijo por protegerme a mí y a Lilliane, quise irme y ella lo entendió. Prometí que hablaríamos después.

 

Jacob, Charlotte y yo nos regresamos a la Hacienda en silencio. Yo me mordía las uñas por los nervios. Tenía el presentimiento de que Edward estaba enterado de que me fui y efectivamente, lo estaba. Su reacción me sorprendió demasiado. Yo esperaba que se enojara pero que luego me abrazara y me hiciera prometer que no lo volvería a hacer, pero... Me gritó, me sacudió por los hombros de manera violenta y cuando me soltó caí al piso. Sentí dolor en el vientre, pero... Lo dejé pasar.

 

Las lágrimas caían sin cesar por mis mejillas y no podía parar de sollozar. Estaba demasiado decepcionada de Edward, no creía que fuese a reaccionar así y menos que me lastimara estando embarazada. De verdad que no lo entendía.

 

-¡Es un estúpido!- gritó Charlotte, dando vueltas por la sala de mis padres. Mi madre me abrazaba para consolarme y mi padre estaba a nuestro lado, acariciando mi espalda-. Está bien que se enojara pero... ¡No era para que tirara a Bella al suelo de semejante manera!

 

-Tengo ganas de matar a ese tipo- masculló Jacob. 

 

-Yo también, pero me controlaré- murmuró Charlie y lo miré sorprendida.

 

-Hija, quédate aquí con nosotros- me dijo mamá. Charlotte asintió.

 

-Sí, normalmente no estaría de acuerdo con esto, pero ahora poco me importa lo que diga él

 

-Está bien- suspiré e intenté limpiarme las lágrimas-. Me quedaré aquí... Realmente me duele como reaccionó, siento como si fuese el Edward de antes, el que me trataba mal

 

-Bella... Te advertimos que no fueras- me dijo Jacob. No me lo decía enojado, sino con voz amable-. Ya sabes que Edward iba a reaccionar mal si se enteraba

 

-Lo sabía, pero no esperaba que me tratara tan bruscamente- admití y luego acaricié mi vientre-. Estoy furiosa con él porque no pensó en nuestra hija

 

-Sí, es un maldito inconsciente- gruñó mi cuñada.

 

-Me iré a la habitación de Alice- dije con desanimo-. Quiero dormir un poco

 

-Está bien, pequeña- susurró mamá y yo me levanté.

 

Una vez que estuve en la recámara me acosté sobre la cama y acaricié más a mi bebé.

 

-No sé si perdonar a tu padre por esto- le dije a Lilliane-. ¿Qué hago, mi amor?

 

La bebé pateó pero fue una patada muy débil la cual me hizo saber que ella estaba triste por lo que me ocurría. No pude evitar echarme a llorar de nuevo.

 

Después de un rato me quedé dormida y por fortuna no soñé nada. Cuando desperté sentí que alguien me acariciaba el cabello. Abrí los ojos y vi que era Alice quien me miraba con tristeza.

 

-Hola Alice- le sonreí-. ¿Cómo te fue?

 

-A mí bien, compré muchas cosas para tu bebé y para el mío pero eso no es lo importante... Quiero que seas tú quien me cuente lo que ocurrió con Edward

 

-¿Te dijeron?- pregunté con miedo mientras me incorporaba. Ella asintió.

 

-Me dijeron que te tiró al piso y te gritó solo porque saliste de la hacienda

 

-Él no me quiso hacer daño- susurré no estando tan convencida de mis palabras.

 

-Es un imbécil, siempre lo arruina todo... No me importa lo que hayas hecho tú, no pusiste en peligro a la bebé, pero él sí...

 

-Lo sé y por eso estoy molesta, además me dolió que me gritara

 

-Se merece que te separes de él por unos días, que aprenda que no se puede tratar a una mujer así por más enojado que esté

 

-Pero mi hija está próxima a nacer, no sé si sea lo más conveniente-admití.

 

-Pero él se merece no ver el nacimiento de la bebé

 

Me reí un poco. La expresión de enojo de mi hermanita me resultaba graciosa.

 

-Te quiero Alice- sonreí.

 

-Yo igual, hermanita... Te defenderé de Edward, lo bueno es que ya fui y le di una bofetada

 

-¿Qué hiciste qué?

 

-Sí, después de que me contaron lo que sucedió, permanecí tranquila, le dije a Jasper que me llevara a donde Edward, lo encontramos en tu habitación llorando como marica y con la cuna de la niña rota... Ahí fue cuando le di una bofetada... Jasper casi me mata porque me alteré demasiado

 

-¡¿Rompió la cuna?!- grité levantándome bruscamente.

 

-Sí, rompió la cuna, el estúpido

 

Gruñí. Ahora si no iba perdonar a Edward. Esa cuna era valiosa para mí ya que Charlie y Jacob se las arreglaron para hacerla. Les había quedado hermosa y Edward la destruye por enojarse. Sinceramente ahora estaba más decepcionada de aquel hombre con el que me había casado. Creí que había cambiado pero me equivoqué. Él seguía siendo un maldito idiota; el mismo Edward de antes.

 

Estaba por decir que no lo perdonaría cuando de repente escuché gritos en la sala. Alice y yo salimos para ver que sucedía.

 

Me dolió el estómago cuando vi que era Edward quien hacía ese alboroto.

 

-¡Quiero verla!- gritaba.

 

-No, ella está descansando- le gruñó Charlie.

 

-No, yo resolveré esto de una buena vez- murmuré y fui a enfrentarme a Edward quien al verme se arrodilló y se abrazó a mis piernas.

 

-Perdóname- sollozó-. Soy un imbécil

 

-Lo eres- dije con voz fría-. Ahora suéltame y levántate, te ves ridículo haciendo eso

 

-No me moveré de aquí hasta que me perdones, que me digas que volverás a casa

 

-Esta es mi casa- suspiré y él se levantó y me miró con angustia.

 

-No mi amor, tú vives conmigo, somos una familia, no puedes apartarte de mi

 

-Pero me has espantado Edward, también estoy decepcionada, creí que jamás nos lastimarías ni que me gritaras que me odias y lo hiciste, por suerte no pasó nada malo con la bebé

 

De sus ojos salieron más lágrimas. Me partía el alma verlo así y moría por abrazarlo pero debía contenerme; Edward debía aprender la lección.

 

-¿Entonces no volverás?

 

Negué con la cabeza.

 

-Lo siento, no quiero que vuelva a pasar esto, me quedaré unos días aquí

 

-Pero la niña ya va a nacer- protestó-. Quiero estar contigo en el parto

 

-No estarás allí- gruñó Alice y mi esposo se desesperó.

 

-Mi amor, no seas así- suplicó-. Hablemos Bella, por favor

 

-Eso hacemos

 

-A solas...

 

-Ni lo sueñes- lo interrumpió Alice-. Ni locos vamos a dejar que tú estés a solas con Bella

 

-Yo no le haré daño- aseguró Edward y después se volvió hacia mí-. Perdóname por como reaccioné hace un rato, mi cielo... Tenía pánico de perderte y al ver que habías salido sin mi permiso me hizo enfurecer...

 

Maldita sea, le creía... Le creía... Él tuvo razón en enojarse, yo salí sin su permiso. El miedo a perderme lo hizo reaccionar así.

 

"Pero solo fuiste a hablar con Elizabeth, no corrías tanto peligro, tu esposo es un sobreprotector de lo peor" me dijo una voz en mi mente lo cual me hizo recapacitar. Edward no debió reaccionar así.

 

-Puedo entender eso- susurré-. Pero no debiste reaccionar de semejante manera, no lo digo por mí, lo digo por la seguridad de nuestra hija... Estoy embarazada ¿Lo sabes?

 

-Lo sé- dijo cabizbajo-. Bella, por favor hablemos...

 

-Mañana, hoy no quiero- le dije sinceramente. Me sentía algo cansada.

 

-¿Te sientes bien?- preguntó alarmado. Asentí.

 

-Sí, la bebé está bien, pero quiero dormir, soy yo la que no se siente bien con todo esto

 

Sin decir más, di media vuelta y me dirigí a la habitación en donde afortunadamente dejé algunas de mis cosas. Me puse la bata que antes utilizaba para dormir y me acosté, esperando a que Edward se fuera de la casa.

 

La bebé de pronto comenzó a moverse mucho y me reí.

 

-Creo que todavía no quieres nacer- le dije-. Parece que te gusta patearme

 

Acaricié de forma tierna mi vientre. Quería que mi hija de alguna manera se sintiera protegida. Mientras hacía eso escuché como Edward salía de la casa; salí de la recámara y fui a cepillarme los dientes con uno de los cepillos de repuesto que mi madre siempre tenía por alguna emergencia. Le agradecía tanto porque esta noche me había librado de dormir sin cepillar mis dientes, cosa que no soportaba en lo absoluto. Sin cepillarme los dientes, simple y sencillamente no podía dormir.

 

Una vez que hice eso volví al cuarto en donde me puse a conversar con Alice; evitamos el tema de Edward por petición mía. No tenía deseos de hablar de él.

 

-Ay, ya quiero que se me pasen los mareos- se quejaba Alice.

 

-Tienes que aguantarlos- le dije-. Así son los primeros meses

 

-Pero ya no aguanto, todo me da asco...

 

-Pues antes no comías tanto que digamos, así que no hay diferencia

 

-¡Claro que comía!- exclamó.

 

-Pues estás demasiado delgada, seguramente solo comías aire- me carcajeé y ella también pero me lanzó una almohada en la cara.

 

Después de un rato de platicar me quedé profundamente dormida, pero tuve un sueño. Estaba en un bosque junto a una pequeña de cabello cobrizo y ojos café chocolate. Ella me miraba aterrada y respirando agitadamente. No entendí por qué hasta que vi que alguien la cargaba de forma brusca.

 

-Eres mía- dijo una voz bastante conocida y que hubiese deseado no escuchar jamás. De repente lo vi... Era Anthony; ese desgraciado abrazaba a la niña a quien yo deseaba proteger con mi vida.

 

-¡Suéltala!- grité. Anthony soltó una carcajada y la niña luchaba para salir de aquellos brazos.

 

-Ella es mía, no puedes hacer nada para salvarla... Lilliane es mi compañera y me la llevaré

 

-¡No!, por piedad no- sollocé. En ese momento desaparecieron los dos.

 

-¡¿Por qué me ocultaste esto?!- gritó Edward detrás mío-. Jamás te perdonaré Bella, por tu culpa se llevaron a nuestra hija, por quedarte callada, yo hubiese matado a Anthony de haberlo sabido

 

Iba a echarme a llorar pero un fuerte dolor en el vientre hizo que volviera a la realidad. No comprendí lo que sucedía hasta que me vi en la recámara, acostada en mi cama. Alice dormía profundamente.

 

Iba a dormir de nuevo cuando de repente una tormenta se desató al mismo tiempo en que me daba otra contracción la cual era muy fuerte. Grité.

 

-¡¿Qué sucede Bella?!- me preguntó Alice sobresaltada.

 

-Me está doliendo mucho- me quejé. Alice prendió la luz y ambas nos quedamos espantadas al ver el líquido que corría por mis piernas-. ¡Mi bebé!

 

-Voy por mamá, no se te ocurra moverte- me advirtió antes de salir de la habitación.

 

-No te mueras Liliane- supliqué sollozando. Pujé pues no podía evitarlo.

 

Mamá llegó en minutos con las cosas que se necesitaban para el parto. Mi padre también estaba allí y me tomó de la mano.

 

-Quiero a Edward- dije desesperada y muerta del miedo. Lo necesitaba conmigo.

 

-Tranquila, ya llamé a Carlisle y vendrá para traer al mundo a la bebé

 

Sus ojos se posaron en mis piernas. Soltó un grito.

 

-¡Ya rompiste fuente!

 

Yo cada vez estaba más débil y el dolor era insoportable; como si me destrozaran por dentro. Aun así no podía evitar pujar. Mi hija deseaba salir y lo haría pronto.

 

Mi suegro y mi esposo llegaron en menos de cinco minutos; ambos empapados por la lluvia.

 

-Mi amor- me dijo Edward antes de ponerse a mi lado y llenarme de besos por la cara la cual estaba bañada por el sudor al igual que mi cuerpo entero.

 

-Está muy dilatada- dijo mi suegro al revisarme-. Ya no podemos llevarla al hospital, tendrá que ser aquí, ya puedo ver a la bebé

 

-No quiero que le pase nada- sollocé. Me daba pánico que le pasara algo.

 

-¡Dime que no le pasará nada a mi esposa y a mi hija!- bramó Edward. Estaba pálido por el miedo.

 

-No puedo asegurar nada, está comenzando a sangrar y puede morir si pierde mucha sangre

 

Estaba muy de acuerdo. Mis fuerzas se acababan; pero no podía dejarme vencer. Tenía que escuchar el llanto de mi pequeña.

 

-¡No se puede morir!- gritaron los demás.

 

-No te puedes morir, resiste nena, resiste- me imploró mi esposo. Asentí.

 

-No te quiero dejar, Edward- le contesté.

 

-No vas a morir- dijo Alice. Tenía su cara de adivina-. Tú eres fuerte, solo es un parto

 

Después de esas palabras me llené de optimismo y luché por traer a mi hija al mundo. Mis padres y mi hermana salieron de la habitación porque no pudieron soportar la escena.

 

-Ya casi viene, solo puja una vez más- me pidió Carlisle con voz muy seria. Estaba preocupado. Edward sostenía con fuerza mi mano. Sus hermosos ojos dorados estaban llenos de lágrimas.

 

-Esto es mi culpa- gimoteó-. Si no te hubiese lastimado no pasaría esto, perdóname mi amor

 

-Escúchame, no es por tu culpa, ya era tiempo de que naciera- le aseguré antes de pujar una vez más. Al hacerlo sentí como salía la bebé de mí. No pasaron dos segundos cuando escuché el sonido más maravilloso del mundo... El llanto de Lilliane.

 

Edward comenzó a sollozar al igual que yo.

 

-Te amo Bella, te amo

 

-Yo también- respondí mientras Carlisle cortaba el cordón. Después se levantó y envolvió a la pequeña en una toalla. Me sentía muy mal y débil pero pedí verla.

 

Me quedé impresionada al ver aquellos ojos tan dorados que tenía y su belleza casi sobrenatural... Mi niña me observaba atentamente, cosa que no era normal en un bebé recién nacido.

 

-¡Es hermosa!- exclamó Edward. Iba a responder pero el dolor me invadió de nuevo... Mi suegro me había advertido que era la placenta pero... Esto se sentía más doloroso que cuando tuve a Lilliane. Solté un alarido lo cual hizo que Edward me quitara a la bebé y la dejara con Carlisle.

 

-¡¿Qué te ocurre, mi amor?!- preguntó angustiado.

 

Cuando Carlisle volvió para revisarme se quedó boquiabierto.

 

-Bella, no te espantes, pero... Vas a tener otro bebé

 

No pude gritar. La voz no me salía porque estaba demasiado cansada.

 

-No puede ser- susurró Edward.

 

A pesar de estarme muriendo de cansancio hice un último esfuerzo por pujar otra vez. Quería sacar a esa criatura de mí y que estuviese bien. Por fortuna salió rápido... Pero me llené de espanto al no oír el llanto... ¿Qué le pasaba a mi hijo?

 

-Era un niño- anunció Carlisle con voz triste. Que hablara en pasado me espantó más.

 

-¿Era?- cuestionamos Edward y yo al mismo tiempo.

 

-Sí, está muerto

 

Y levantó al pequeño. No era nada en comparación con su hermana quien estaba llena de vida y con las mejillas coloradas... El niño era más pálido y diminuto aunque hermoso también. Pude sentir el dolor más grande de toda mi vida.

 

-¡No, mi hijo no!- grité-. ¡Mi hijo, no!

 

-Bella, cálmate- me pidió mi suegro. Edward solo estaba llorando.

 

En ese momento no pude soportarlo más... La inconciencia me llevó. Lo último que vi antes de desmayarme fue que alguien se asomaba por la ventana.

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De verdad espero que les guste el cap. Lo dejé en un momento algo tenso jaja pero ese es el chiste, que no sepan que pasará... 

Gracias a KEIT, KRISTY_87 Y CINTY por sus comentarios en el cap anterior... Es bueno saber que aun siguen aquí :D 

Besos! 

 

Capítulo 33: Miedo Capítulo 35: Milagro

 
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