Hacienda Cullen (+18)

Autor: sachiko065
Género: Drama
Fecha Creación: 17/12/2012
Fecha Actualización: 07/05/2015
Finalizado: NO
Votos: 30
Comentarios: 93
Visitas: 83660
Capítulos: 35

Bella es hija del matrimonio Swan... Unos trabajadores de la Hacienda Cullen. Ella está enamorada de Edward Cullen, el hijo de los patrones. Él tiene un gemelo, llamado Anthony y una hermana menor que se llama Charlotte. Anthony es el mejor amigo de Bella. Los dos han sido casi como hermanos, pero un día ambos deciden hacerse pasar por novios, para poder estar con quien aman. Anthony está enamorado de Rosalie Hale y quiere estar a su lado, pero también quiere que su mejor amiga sea muy feliz...

¿Qué sucederá? ¿Bella y Anthony lograrán lo que quieren o se enamorarán? Y si es así...¿Bella se olvidará por completo del amor que le tiene a Edward? ¿Con quien se quedará ella? ¿Con Anthony? ¿Con Edward? ¿o con nadie? ¿Realmente tiene que elegir a alguien?

Este no es el primer FanFic que intento escribir, pero si es el primero que publicaré... espero que les guste.

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Capítulo 27: La boda

POV Bella: 

Ese día de compras con Alice, Esme y mamá fue muy agotador a pesar de que ellas se esforzaron para que yo no me cansara. Sobre todo, Esme y mi madre entendían mi estado y que no podía correr de tienda en tienda como lo hacia Alice. Yo tenía un bebé que cuidar. Encontramos un vestido muy bonito y sencillo después de un rato. Era blanco como la nieve, me llegaba hasta las rodillas , era de tirantes y tenía un escote no muy pronunciado. Era perfecto para mi.

-Se te ve hermoso- suspiró Esme. Ella no parecía nada cansada por todo el día que llevábamos aquí escogiendo los vestidos para ellas y el mío.

-Hija, estás hermosa- dijo mamá con lágrimas en los ojos. Alice estaba igual.

-No puedo creerlo, parece que fue ayer cuando jugaba con Bella a los desfiles de moda y ahora... Ella se casa- sollozó y yo la fui a abrazar.

-La vida pasa rápido- comentó mamá con voz temblorosa.

-Si- dijo mi suegra.

Después de comprar el vestido fuimos por las zapatillas y mis accesorios. Cuando fuimos a una cafetería para tomar algo, Edward me llamó. Me reí al igual que las demás. Mi novio estaría histérico hasta que me tuviese de vuelta. Era muy sobreprotector. De hecho, casi no me deja venir aquí por temor a que algo me pasara.

-¿Si?- contesté.

-Bella, son las ocho de la noche, ¿A qué hora pretenden llegar?- me preguntó molesto. Contuve la risa.

-Cuando tengamos que llegar- respondí.

-No me respondas eso... De verdad te juro que tengo ganas de ir por ti en este instante, no quiero que les pase nada a ti y al bebé

-Edward, ¿Podrías tranquilizarte? No seas sobre protector, no pasará nada

-Bella, no me pidas que no te cuide... Tú y el bebé son lo más importante para mi- suspiró. Yo también lo hice-. Bueno, Bella si no llegan en una hora iré a buscarte, ya no aguantaré más
-Pero estamos en Port Angels, no creo que estemos allí en una hora

-Hum... Te daré más tiempo entonces pero vengan ya por favor

-Está bien- dije antes de colgar. Suspiré frustrada.

-Que controlador es mi hijo- se quejó Esme-. Y egoísta, solo quiere a Bella para él

-Si, eso es cierto- coincidió Alice-. No parece tomar conciencia de que se casará con ella y que estos son sus últimos días de soltera

-Como te extrañaré- me dijo mi mamá-. Sé que no te irás de casa pero vivirás en la casa grande

-No, claro que no- repliqué-. Solo es la boda por el civil, seguiré viviendo en la casa

-Creo que esa decisión no deberías decirla enfrente mía- sonrió Esme-. Tú vas a vivir con nosotros en la casa, debemos cuidarte, además, mi hijo no lo aceptará

-Eso es cierto- gruñí-. Pero es que solo estaremos casados por el civil

-Hermanita, ¿Olvidas por qué te estás casando?- me preguntó Alice-. Estás embarazada, ya no tienes ninguna virginidad que perder, ya no puedes salir con que eres una santa
Enrojecí. Mi suegra y mi mamá miraron mal a mi hermana.

-Aunque no sea virgen, no se me hace correcto vivir con Edward hasta que estemos casados por la iglesia- me defendí.

-Pero para la boda por la iglesia falta mucho, lo harán cuando nazca el bebé... No puedes pasar el embarazo en nuestra casa, Edward debe cuidarte

-Cierto- dijeron mamá y Esme al mismo tiempo. Le di el último trago a mi refresco y me levanté.

-Bueno, vámonos, Edward nos quiere de regreso

Todas nos reímos. Esme pagó la cuenta y nos fuimos. Yo le quise decir a mi suegra que no pagara, que lo haría yo pero no me hizo caso.

De regreso a casa comencé a sentir nauseas como las había estado sintiendo desde hace días. De repente me llegó un mensaje al celular. Era Edward.
Edward: ¿Ya van a llegar?

Bella: Si, ya vamos a llegar

Edward: ¿Cómo estás?

Bella: Mal, no aguanto las náuseas

El teléfono comenzó a vibrar. Edward me estaba llamando. Me reí.

-¿Si?

-Bella, ¿Te sientes mal?- me preguntó angustiado.

-Solo son nauseas

-Espero que ya vengan para acá

Alice me arrebató el teléfono.

-Escuchame, Edward, Bella está bien, deja de molestarla, no seas sobreprotector... Nosotras la estamos cuidando ¿Ok? No somos idiotas

-Así se habla- susurró mi suegra.

Alice se quedó callada unos segundos.

-Ya se que es la madre de tu hijo- continuó después de oír a Edward-. Pero también es mi hermana, es hija de Reneé y nuera de Esme, así que queremos estar tiempo con ella, ya la tendrás para ti solo después así que deja de molestar- colgó.

Me carcajeé.

-Hasta que alguien le dice algo a mi hijo- se rió Esme.

-De verdad es muy molesto a veces- dijo mamá-. No quiere dejar a Bella con nadie

-Parece su papá- gruñó Alice.

El resto del camino todas se quejaron de Edward. Yo no lo hice, solo me reía de sus comentarios. Yo no podría quejarme de Edward porque en el fondo me encantaba que fuese tan sobreprotector y posesivo.

Cuando llegamos a la casa. Bajamos las cosas. Yo estaba cargando la caja de mis zapatos. De repente llegó Edward y me quitó la caja inmediatamente y se la dió a Alice. Me abrazó.

-De verdad me has tenido preocupado- me dijo.

-No entiendo por qué, estoy perfectamente Edward

-Dijiste hace rato que estabas mareada

-Si, pero ya se me pasó

-Creo que ya deberíamos vivir juntos, así podré estar contigo cuando te den mareos

-Creo que debemos esperar a casarnos- le dije-. Ya no falta tanto...

-Se casan pasado mañana- gruñó mi hermana-. ¿No puedes esperar?

-No, no puedo esperar- contestó Edward.

-Ya calmense y vamos adentro- nos ordenó Esme quien traía en sus brazos la bolsa con el vestido. Me alteré.

-¡Qué no lo vea!- grité. Corrí hacia mi suegra y le quité la bolsa. Me fui corriendo a mi casa. Edward me gritó que no corriera pero lo ignoré.

-¿Qué te pasa hermanita?- me preguntó Jacob cuando entré a la casa. Me observaba divertido.

-Es mi vestido de novia, no lo mires

-¿Qué? Pero si yo no soy el novio- se carcajeó.
-Igual, ignora la bolsa- le dije entrando a mi cuarto.

Me reí. Definitivamente estaba volviéndome loca. De repente alguien toco la puerta muy fuerte. Seguramente era Edward. Salí de la recámara y fui a abrir. Era Edward quien me miraba furioso.

-¿Por qué corriste Bella? ¡Piensa en nuestro bebé!

-Perdoname Edward, pero no quería que vieras el vestido

-Pero el vestido está en la bolsa- gruñó-. Bueno, no importa, quería decirte que quiero que mañana pasemos el día juntos

-No podré, tengo cosas que hacer con mis hermanos- avisé.

-¿Ahora que tienen que hacer?

-Vamos a ir a disfrutar de mi último día de soltería- me reí.

-¿Qué?

-Pasaremos un día familiar, quieren que estemos juntos como en los viejos tiempos, después me iré con mis hermanos a un bar

-Al bar no vas- dijo enojado-. A menos que yo vaya

-Pero no podemos vernos antes de la boda

-Bella, con esto de la boda, has estado saliendo mucho, me preocupas

Le di un pequeño beso en los labios para calmarlo.

-Edward, tranquilo, el bebé está bien

-Si, pero... No es solo por el bebé, me pone ansioso no verte a ti... Hace poco nos hemos hecho novios y no hemos pasado tiempo juntos como tal, pasado mañana seremos marido y mujer- sonrió al decir eso último.

-Bueno, tienes razón- admití-. No hemos tenido un tiempo para ser novios, ¿Sabes qué? Mandaré al carajo lo del bar, tú y yo saldremos

-¡¿Qué?!- gritó Jake. Lo miré divertida-. No Isabella Swan, no cancelarás lo del bar

-Claro que lo hará, mi novia va a pasar tiempo conmigo- le dijo Edward.

-Pero hermano, ella se casará contigo- resopló Jacob.

-No me importa... De todas formas pasará la tarde con ustedes

-Y la noche, si quieres estar con ella ven con nosotros al bar, pero no la apartes de nosotros, será su último día como Isabella Swan, como nuestra hermanita pequeña

-Jacob, seguiré siendo yo cuando me case- le recordé-. No será mi último día como Isabella Swan, toda la vida lo seré
-Claro que no- replicó Edward-. Pasado mañana serás Isabella Cullen

Sonreí como una idiota ante ese nombre. Isabella Cullen... Sonaba bien.

-Bueno, seré Isabella Cullen- admití algo ruborizada.

-Te ves hermosa- susurró.

Tenía su perfecto rostro a pocos centímetros de los míos. Me puse nerviosa. Edward me besó de una manera desesperada al igual que yo a él.

-Hey, estoy aquí- nos dijo Jacob. Solté a Edward y me ruboricé de vergüenza.

-Perdón, Jake- le dije.

-Jacob, creo que debes ir a dormir- bromeó Edward.

-¿Y dejar que te comas a mi hermana? Yo creo que no- contestó mi hermano. Puse los ojos en blanco.

-Hey, nos han dejado atrás- se quejó mi hermana llegando a la casa. Mi mamá iba tras ella. Ambas traían las bolsas de las compras. Edward se hizo a un lado para dejalas pasar.

-Edward, creo que es hora de que vayas a tu casa- le dije. Él me miró triste.

-No quiero irme, quiero estar contigo

-Y yo también, pero ya es tarde, además ya tendremos toda la vida para estar juntos

-Eso es verdad... Te tendré para mi toda la vida

Me reí ante tal pensamiento. Estaba emocionada por nuestra boda, por la idea de ser su mujer, estar juntos toda nuestra vida.

Edward y yo nos despedimos. Esa noche sentí que la cena era como cuando era una pequeña.

El día siguiente fui igual. Disfruté de un día con mi familia justo como cuando yo era una niñita. Solo que esta vez mis hermanos eran enormes y yo estaba embarazada.

Como había dicho ayer. Mandé al carajo el plan de ir al bar a pesar de las protestas de Jacob y me fui con Edward. Él quería mostrarme un lugar. El prado que había encontrado hace unos días mientras yo iba a comprar cosas para la boda.

-Es hermoso- dije asombrada cuando nos bajamos del auto. No mentía. Aquel lugar era hermoso, estaba lleno de flores. Se podía oír a las aves y el agua del río que no debía estar muy lejos de aquí.

-Y pensar que está tan cerca de la casa- suspiró.

-De hecho

-Quiero pasar la tarde aquí- dijo sentándose en medio del prado. Caminé hacia donde estaba y me senté con él. Le sonreí.

-Yo también- admití. Edward me dió un beso leve en los labios.
-Te amo pequeña...

-Yo también te amo Edward

Mi novio me acercó a él y me dio un beso lleno de pasión. Comenzaba a sentirme excitada. Quería hacerle el amor ahí mismo. De todas formas yo ya estaba embarazada. Ya no corría peligro de nada.

-Quiero hacerlo- susurré cuando él besaba mi cuello.

-¿Hum?

-Quiero que me hagas tuya, quiero hacer el amor

-¿Es en serio?

-Si, somos novios, además nadie nos ve...

-Tienes razón mi amor, nadie puede vernos

Volvió a besarme con más pasión que antes. Una de sus manos acarició mi pecho izquierdo. Gemí ante eso y el gruñó. No se como pasó pero él terminó acostado y yo encima suyo. Solo nos estábamos besando pero lo necesitaba, realmente lo necesitaba dentro de mi. Ya no podía más.

Me incorporé un poco y traté de quitarle la camisa a Edward. Él con gusto me ayudó. Después yo me quité mi blusa y el sostén quedando expuesta ante su mirada la cual estaba cargada de deseo. No podía sentir pena alguna, solo deseo de que me tocara.

-Vamos a desvestirnos, ya no aguanto más- gruñó Edward.

-Si, lo que quieras

Ambos nos levantamos y comenzamos a desvestirnos rápidamente. Cuando yo lo hice me acosté. Joder, esto no estaba bien, pero quería hacerlo. Realmente lo deseaba. Me comí con la mirada a Edward quien batallaba un poco para quitarse el pantalón. Observé su miembro y me mordí los labios. Estaba sumamente grande... Me sentí más húmeda todavía.

Cuando él se desvistió se posicionó encima de mi. El roce de nuestros sexos me hizo jadear. Me estaba volviendo loca.

-Te amo Bella, no sabes cuanto deseaba esto- susurró mientras entraba en mi lentamente. Ambos gemimos al mismo tiempo. Sentirlo en mi interior era maravilloso.

Edward comenzó con estocadas muy lentas las cuales estaban haciendome agonizar. Rodeé su cintura con mis piernas. Lo necesitaba más adentro, más rápido.

-Hazlo más rápido- le supliqué. Él obedeció. Comenzó a embestirme con más fuerza, haciendo que gimiera aun más fuerte. Edward me besó con urgencia, haciendo que yo me olvidara de todo. Solo podía concentrarme en este placer tan intenso que estaba sintiendo.

Edward de repente frenó él beso y llevó a su boca uno de mis pechos lo cual hizo que me arqueara. No pude evitar decir cosas bastantes sucias lo cual hizo reír a Edward. Pero... Este no era el momento de avergonzarme. Estaba buscando ese maldito orgasmo. Moví más rápido mis caderas mientras él me embestía y comencé a sentir que estaba llegando. Clavé las uñas en la espalda de Edward al sentirme cada vez más cerca.

-Te amo, pequeña, te amo- me dijo Edward. Después de eso me dejé ir. El orgasmo era más intenso de lo que había creído. Grité el nombre de mi futuro esposo. Segundos después él se corrió susurrando mi nombre.

Después de que nos calmamos comenzamos a vestirnos sin dejar de sonreirnos con complicidad. Cuando terminé de ponerme la ropa Edward se sentó y me llamó para que fuera con él. Le sonreí antes de sentarme en sus piernas. Me tenía como un bebé y no paraba de darme besos leves en los labios.

-Mañana nos casaremos, ¿Lo puedes creer?

-Si, vamos a darle una familia a este bebé- dije acariciando mi vientre. Él también lo tocó.

-Espero que el bebé no se haya asustado por lo que hicimos- comentó y yo me reí.

-No lo creo... Es muy pequeñito para saber...
-Ya quiero que crezca esta pancita- suspiró-. Te vas a ver hermosa

-Y gorda- me quejé en broma-. No vas a querer tocarme

-¿Cómo puedes decir eso?- me regañó-. Tú eres lo que más deseo, tengas pancita o no... Tú eres bella como sea

-Vamos a ver si dices lo mismo cuando esté como una vaca- entrecerré los ojos-. Capaz que te buscas a otra

De repente comencé a enojarme. La idea de que otra tuviera a Edward me hacía enfurecer. Mi novio se rió.

-Estás celosa ¿Verdad?

-¿Yo? No... Para nada

-Lo estás

-Bueno, si ¿Y qué?- contesté desviando la vista de él.

-Escuchame Bella- dijo girando mi rostro con su mano para obligarme a mirarlo-. Nunca en la vida me buscaría a otra, yo solo te amo a ti, eres lo único que necesito ¿Lo has entendido?

-Bien- gruñí pero después me ganó la risa-. Te amo Edward

-Yo más mi amor, eres mi vida

El resto de la tarde la pasamos descansando en el prado. Me sentía demasiado feliz a su lado... ¿Cómo pude haber creído amar a otro cuando yo amaba con toda mi alma a Edward? Seguía reprochandome a mi misma el haber sido tan tonta, el haberme confundido con mis sentimientos.

Cuando se hizo casi de noche ambos nos levantamos y regresamos a la Hacienda. Ambos conocíamos a la perfección el camino así que no tardamos mucho en llegar. Mi familia casi me mataba por haberme ido casi todo el día con Edward. Pero... Mi novio me defendió y no pasó a mayores.

Después de eso Alice corrió a Edward de la casa lo cual me dejó triste. Yo quería estar con él, pero bueno, él sería mi esposo mañana.

Yo y mi familia tuvimos una cena aparentemente muy tranquila pero se notaban los nervios que todos tenían. Mi madre me miraba fijamente y con los ojos llorosos. Mi padre no dejaba de darme consejos sobre el matrimonio.

Cuando la cena terminó Alice me arrastró hasta su habitación para preguntarme sobre mi día.

-Te ves demasiado feliz Bella, dime que ocurrió- exigió.

-Está bien, te lo voy a decir- susurré. Ella se quedó boquiabierta.

-¿No me digas que...?

-Si, lo hicimos

-Bella, estás a un día de la boda, que desesperada- se burló. Agarré una almohada y se la tiré. Le saqué la lengua y ella rió mientras abrazaba la almohada-. Es broma nena, es broma... Me alegra que ya estés bien con Edward

-Yo... También

-¿Y como fue?- preguntó curiosa. Me ruboricé-. Anda, dime

-Fue increíble Alice- confesé-. Me sentí en el cielo

Alice sonrió.

-Te comprendo

-Tú... ¿Has estado de esa manera con Jasper más de una vez?

-Si... Dos veces más- admitió suspirando-. Me encanta, simplemente él es el hombre de mi vida

-Si, se nota- me reí.

-Bueno Bella, tienes que dormir, mañana tenemos una boda

-Desgraciadamente es a medio día- mascullé.

-Si... Me hubiese gustado más en la noche

-A mi igual, pero ya sabes, James y Victoria quieren que todo sea rápido, ni siquiera habrá celebración

-Oh, claro que si la habrá, mañana te llevarás una sorpresa querida

-¿De qué me hablas?

-No puedo decirte, lo único que puedo confesarte es que estoy agotada por todo lo que mamá, Esme, Charlotte y yo hicimos...

-Pero solo es una reunión, no entiendo...

-Acuestate, que mañana te levantas temprano, será un largo día

-Está bien, pero regresame mi almohada

Alice me entregó mi almohada y la puse encima de la cama. Me quité la ropa y me puse un pijama. Después fui a lavarme los dientes y por último revisé mi celular. Había un mensaje de Edward.

"Mi amor, espero que duermas muy bien. La verdad creo que yo no podré, estoy nervioso. Muero porque seas mi mujer ante todos, ya quiero verte con el vestido que usarás para convertirte en mi esposa. Cuida a nuestro pequeño por favor. Por último quiero agradecerte este día maravilloso que pasaste a mi lado, de verdad nunca podré olvidarlo jeje muero por repetir, pero tengo que esperar hasta mañana. Te amo preciosa nunca lo dudes <3"

Sonreí como una estúpida. Por suerte mi hermana no vió mi cara. Oh, Edward era demasiado lindo. Le contesté el mensaje.

"Yo también dudo que vaya a dormir, pero lo intentaré para no hacerle mal a nuestro ángelito, te amo Edward, ya quiero convertirme en tu esposa. También este día fue maravilloso para mi... Me hiciste sentir como si estuviera en el paraíso. Gracias por estar conmigo, gracias por ser el padre de mi hijo... Deseo con toda mi alma que seamos felices en nuestro matrimonio y estoy segura de que así será porque nos amamos. Descansa Edward, no quiero verte con ojeras mañana ¿Éh? Mas te vale dormir. Buenas noches :)"

Mandé el mensaje y me acosté. De repente los nervios me invadieron. No pude conciliar el sueño sino hasta un rato después. No tuve ninguna pesadilla por fortuna.

Apenas sentía que me había quedado dormida cuando escuché la voz de Alice.

-Nena, levantate ya

-¿Qué?

-Si Bella, ya amaneció- dijo riendose-. Hoy el día de tu boda

Me levanté casi de un salto. Era cierto. Hoy me casaba. Sonreí pero de repente me entraron ganas de vomitar como cada mañana.

-Ay hermana- suspiró Alice desde la puerta del baño. Estaba incómoda. No quería que me viese vomitar.

Cuando me lavé la cara salí del baño noté que ya nadie estaba.

-¿Dónde están todos?

-Están en la casa grande, organizando unas cosas- dijo un poco nerviosa. La miré extrañada.

-¿Qué ocurre?

-No, nada Bella, eh... Debes arreglarte para tu boda

-¿Pero no sería a medio día? Son apenas las siete de la mañana

-Lo sé, pero te arreglaré las uñas- sonrió.

-Ok, está bien

-Después iremos a la iglesia

-¿Para qué?

-Quiero que recemos para que te vaya bien en tu matrimonio

-Muy bien

Yo me metí a bañar y después Alice me arregló las uñas. Después desayunamos.

-Es hora de irnos a la iglesia- me dijo cuando me vestí. Emmett entró en la habitación. Sorprendentemente venía con Rosalie.

-¡Hola!- exclamé al verla. Ella se acercó y me dio un beso en la mejilla.

-¿Nerviosa?- preguntó. Asentí.

-Si, bastante pero puedo controlarlo

-Vamos a la iglesia- dijo Emmett tratando de contener una risa. Alcé una ceja.

-¿Me estás ocultando algo Em?- le pregunté.

-No, claro que no, es que... Estoy nervioso, sé que no es mi boda, pero eres mi hermana y...

-Oh Emmett- dije conmovida y me lancé a sus brazos.

-Mucha suerte en tu matrimonio, pequeña- susurró en mi oido.

-Te amo hermano

-Yo igual Bella, yo igual

-Me van a hacer llorar- dijo Alice. Nos abrazó a ambos.

Rosalie nos miró con ternura cuando nos soltamos. Seguramente estaba pensando cosas lindas sobre Emmett.

-Bueno, debemos irnos- dijo mi hermano.

-Ok, vámonos

Todos nos fuimos hacía la iglesia en el auto de Emmett. Cuando llegamos me sentí con deseos de confesarme antes de rezar. Presentía que necesitaría hacer esto.

-Voy a ir a confesarme- le dije a Alice quien sonrió... ¿Aliviada?

-Tú ve, hermana, te esperamos, de hecho te iba a decir que lo hicieras

-Ok, pero tú también lo harás

-Si Bella, lo haré...- me prometió.

Fui hacia el confesionario. Allí había un padre que me conocía. Me sentí muy aliviada al poder confesar todos mis pecados y por fortuna el padre no me regañó mucho. Él sabía que yo no era tan mala después de todo y que mi unico error grave fue concebir a mi hijo fuera del matrimonio.

Me dieron mi penitencia- algo extensa debo decir- y fui a rezar. Mis hermanos me observaron en todo momento haciendome sentir ansiosa.

-Bien, vámonos- me dijo Alice. Me levanté. Ya había terminado de orar.

-Vámonos pues...

Todos regresamos a la Hacienda. Habían muchos trabajadores llevando cosas pesadas y me quedé boquiabierta.

-¡¿Va a haber una fiesta?!- pregunté alarmada. Mis hermanos y Rose se pusieron nerviosos.

-Eh, algo así

-Oh, no puede ser- gemí. En ese momento sonó mi teléfono. Era Edward. Alice me arrebató el celular mientras entrabamos a la casa.

-No es tiempo de que contestes el teléfono, es tiempo de arreglarte, ya faltan dos horas

-Ok

En la casa se encontraban Esme y mi madre quienes me arrastraron a mi habitación para arreglarme. Tardaron una eternidad en hacerlo, pero al final quedé muy satisfecha. Me veía muy linda. Los nervios comenzaron a invadirme.

Mi madre se puso sentimental al igual que mi padre y mi hermana. Mis hermanos estaban divertidos viendo la escena, pero estaba seguro de que también tenían un nudo en la garganta.

-Ya es hora de que vayamos a la casa grande

-Está bien

-Quiero hablar con ella- dijo alguien entrando a la habitación. Era Victoria. Atrás de ella estaba James. Me impresioné. Ambos lucían muy guapos.

-Si, los dejamos solos- anunció mi madre y les ordenó a todos que salieran. Una vez solos Victoria comenzó a hablar.

-Esta semana hemos estado pensando en lo que hicimos- confesó a punto de llorar.

-Si, hija- dijo James-. Fue muy exagerado haber amenazado a Edward para que se casaran y presionarlos para que lo hicieran hoy, queremos decirte que has quedado liberada, aunque no te cases con él, no voy a matarlo

-¿De verdad?- pregunté incrédula.

-Si, de verdad, y vamos a quitarle también su responsabilidad, nosotros vamos a ayudarte con ese bebé que esperas y ya no tendrás que casarte- intervino Victoria-. Queremos tenerte con nosotros, darte lo que nunca pudimos, darle a nuestro nieto la vida que no tuviste a nuestro lado

-Una vida llena de peligro- dije frunciendo el ceño.

-Ya no existe tal peligro... El niño estará bien

-Bueno, ¿Ya han terminado de decirme todo?- cuestioné seria-. De verdad necesito irme a mi boda

-¡¿Vas a casarte después de lo que te hemos dicho?!- exclamó Victoria. James me miró furioso.

-Si, me estoy casando porque quiero darle una familia a este bebé y porque...

-Nosotros le daremos ese apellido que se merece- ofreció James-. Pero por favor, cancela todo y ven a vivir con nosotros

-No, yo no quiero vivir con ustedes, así que si me disculpan, me iré a mi boda

-No puede ser Bella, estamos ofreciéndote la posibilidad de seguir viviendo normal después de tener a tu bebé, de seguir siendo soltera, de vivir junto a tus verdaderos padres

-Disculpa Victoria, pero yo vivo con mis verdaderos padres, y a partir de hoy viviré con Edward Cullen, la persona que yo amo y con la que quiero formar una familia...

-Nosotros somos tus padres y tenemos autoridad sobre ti, ahora mismo le diremos al juez que no te casen

-Me arruinarán la vida y arruinarán la de mi bebé si hacen eso- los amenacé-. ¿Por qué desde que nací se empeñan en separarme de las cosas a las que tengo derecho?

-¿A que te refieres?

-Primero me separaron de ustedes según para protegerme, yo merecía que ustedes me criarán o que por lo menos me dijeran la verdad cuando era niña, ahora que quiero hacer mi vida junto al hombre que amo quieren recuperarme, cuando ya amo a Charlie y a Reneé porque pasé mi infancia y adolescencia viéndolos como mis padres cuando en realidad son mis tíos... Son egoístas, por favor, déjenme salir de esta habitación y casarme, no le quiten a mi bebito ese derecho de tener una familia, de que yo asuma las consecuencias de haberlo concebido a temprana edad

Victoria y James me miraron fijamente. Mi madre biológica estaba llorando en silencio.

-Nos odias, ¿No es así?- preguntó James.

-No, claro que no... ¿Cómo podría odiarlos si se que me aman?

-Te amamos, mi cielo, claro que lo hacemos- me dijo Victoria.

-Lo sé, han cometido errores, pero lo hicieron creyendo que era por mi bien, de verdad les agradezco que me hayan dejado en muy buenas manos, que estuviesen pendientes de mi todo el tiempo, pero ahora dejenme ir a mi boda, por favor

-Está bien, pero solo con una condición- dijo mi padre verdadero-. Qué empieces a acercarte a nosotros, que convivamos, tenemos miedo de que si te casas, nos olvidarás

-Claro que no los olvidaré, son mis padres después de todo... Quiero conocerlos

-Y queremos conocerte a ti

-Lo harán, ahora dejenme marchar

-Está bien

Ellos me abrazaron y me desearon suerte. Salí de mi habitación por última vez siendo Isabella Swan. En un rato sería Isabella Cullen. Les dije a todos que estaba lista.

Emmett me llevó en su auto los escasos metros que me separaban de la casa para que no se ensuciara mi vestido. Me bajé del coche con la ayuda de Charlie quien me miraba emocionado.

-Te amo princesa- dijo abrazándome. Me eché a llorar.

-Yo también papito, yo también, a ti y a mamá los amo con todo mi corazón

Una vez pasado el momento emocional pasamos a la casa. Por fortuna solo estaba la familia y el juez. La boda sería en la sala. Habían quitado los sillones para poner una mesa para la persona que iba a casarnos y sillas para los demás.

Edward estaba allí y se quedó embobado mirándome. Le pasó lo mismo que a mi. Miré como ese traje blanco lo hacía verse tan sexy.

La ceremonia fue corta pero muy emocionante. No lloré, eso lo haría si nos casábamos por la iglesia lo cual veía algo lejano. Pero si pudiera casarme ahora mismo por la iglesia lo haría sin dudar.

Los testigos fueron Alice y Jasper. Después firmamos yo y Edward y nos declararon marido y mujer. Mi corazón latió muy rápido. Ya era su esposa. Edward me besó levemente haciendo que nuestra familia aplaudiera. Cuando nos soltamos todos se dispusieron a felicitarnos pero Alice, Rosalie y Charlotte me apartaron.

-No es tiempo de eso, les recuerdo- gruñó Charlotte. James y Victoria la miraron confundidos y el resto sonrió, incluido Edward. Lo miré confundida también.

-Bueno Bella, vayamos arriba, tenemos que arreglarte, la boda no termina

-¿Habrá fiesta o qué?

-Hum... Si, después de la boda

Alice y Rosalie me llevaron hasta la habitación de mi cuñada. Allí estaba una peinadora y en un maniqui había un hermoso vestido de novia.

-¿Qué es todo esto?- pregunté asustada.

-Sientate Bella, no tenemos todo el tiempo del mundo, hoy te casas con mi hermano por la iglesia

-¡¿Qué?! ¿Pero cómo? No hice trámites

-Pero nosotros si y no preguntes como lo hicimos, simplemente lo hicimos- dijo Alice. Me moría por preguntar como hicieron pero me abstuve. Posiblemente no me iban a responder las muy malvadas.

Dejé que la peinadora arreglara mi cabello y me maquillara más. Debía admitir que me gustaba esta sorpresa. Yo quería casarme por la iglesia, pero debía saber más cosas, no podía casarme así como así.

-Por favor díganme como han hecho para hacer una boda por la iglesia sin que yo me enterara, y... ¿Por qué me lo ocultaron?- interrogué mientras me peinaban.

-Pensamos que te estresarías demasiado si preparábamos la boda por la iglesia- me explicó Rosalie.

-Ahora estoy estresada- gruñí.

-Pero no tanto como si lo hubieses sabido antes

-Hum... Quizás tengas razón

Otra vez tuvieron que torturarme durante horas en mi arreglo personal. Terminaron de arreglarme como a las cinco de la tarde. Durante esas horas no sentí nada de nervios pero cuando me vi en el espejo con el vestido de novia puesto fue otra cosa. El pulso se me disparó y comencé a temblar.

-Ya casi es hora- dijo Alice. Estaba emocionada y yo a punto de desmayarme por los nervios.

-Tranquila Bella- se rió Charlotte-. Pareces gelatina

-Estoy nerviosa- mascullé-. ¿Por qué no me informaron de esto?

-Ya te lo dijimos, no queríamos que te estresaras con tanto preparativo

-Bueno... Pero ¿Cómo hicieron?

-No nos preguntes, solamente casate- gruñó Rosalie.

-Está bien, está bien

Mi madre entró a la recámara y cuando me vio arruinó todo su maquillaje ya que estaba llorando. Victoria entró unos segundos después. Se le llenaron los ojos de lágrimas.

-Te ves hermosa- susurró-. Pero... Cuanto daría porque este momento no sea hoy sino hasta dentro de muchos años, que tú fueses chiquita

-No le digas esas cosas Victoria- le dijo Reneé enfadada-. Ya sé que no quieres que se case pero no se lo digas, es el día de su boda

-Calma mamá- susurré. Victoria enfureció.

-¡¿Cómo no quieres que diga esto?! Nunca disfruté a mi hija... Apenas si la tuve en mis brazos cuando tuve que entregártela, no la vi crecer- sollozó-. Tú puedes decirme que no diga que detesto que se case porque tú viviste con ella, la disfrutaste, estuviste a su lado

-Tú decidiste esto- murmuró mi madre-. ¿Acaso no pensaste en que esto era lo mejor para ella?

-Si, pero después quise recuperarla, pero no quisieron dármela

-Porque ya tenía tres años, la niña ya estaba acostumbrada a nosotros, iba a ser traumático para ella que te la llevaras

-Pero se hubiera acostumbrado, nada de esto hubiese pasado si no me hubieras impedido llevármela cuando todavía era pequeña, viviría entre lujos, sería una niña mimada y no pensaría en casarse...

-Pues me alegro de que no me hayas llevado- intervine muy seria-. Esa mujer que describes nunca podría ser yo y me odiaría si lo fuese... Yo soy Isabella Swan, una chica sencilla y normal

-Bueno, tal vez no serías malcriada, pero... No tendrías a ese niño en el vientre, solo te va arruinar la vida

-Si vas a decir cosas malas de mi hijo, mejor vete- dije furiosa pero serena a la vez-. No seas hipócrita

-¿Hipócrita?

-Tú reniegas de que no pudiste criarme, le reclamas a mi madre porque no me regresó contigo ¿Y me dices que un hijo me va a arruinar la vida?

-Pero yo estaba casada cuando te tuve

-Yo también tendré a mi hijo estando casada

-Yo te concebí dentro de un matrimonio

-¡¿Acaso me estás juzgando?!- grité-. ¿Te crees mejor que yo porque concebiste un hijo estando casada y yo no?

-No, hija... No quise decirte eso...

-Pues parece que lo hacías

-Ya no arruines más las cosas Victoria- le aconsejó mi mamá-. Dices que quieres ganarte el cariño de Isabella, pero estás molestandola ahora mismo

-Es que no puedo aceptar que se aleje, que se case- protestó Victoria-. Quiero vivir con mi hija

-Eso ya no podrá ser- le dije-. Me casaré, pero ya te dije que de todas formas quería conocerlos

Victoria me miró a los ojos durante un par de segundos. Después suspiró.

-Está bien, suerte, mi amor, casate y sé muy feliz como yo lo he sido con tu padre, tienes mi bendición princesa

Le sonreí y me acerqué a ella. La tomé de las manos. Victoria jadeó sorprendida.

-Gracias, mamá- susurré. Sabía que la haría feliz que la llamara así y tuve razón. Victoria me abrazó con mucha fuerza y comenzó a llorar.

-Oh, hija... Me has dicho mamá- gimoteó.

Alguien me apartó de ella. Era Alice.

-Ya es hora, Bella, debemos bajar- dijo entregándome el ramo el cual era pequeño.

-Está bien- asentí.

-Vamos a dejarte sola, Charlie vendrá por ti en unos momentos

Todas las mujeres se fueron, dejandome sola en aquella habitación. Me dió dolor de estómago por los nervios. Quería vomitar pero no podía, si lo hacía mancharía el vestido. Segundos después entró alguien a la habitación. Era Charlie.

-¿Lista pequeña?- me preguntó. Asentí a duras penas-. Tranquila hija, todo saldrá bien ¿Ok? Te ves como un ángel, de verdad estás hermosa

-Gracias papi, y tú también vas muy guapo- contesté sinceramente. Charlie se veía demasiado bien con ese traje gris. Lucía atractivo y con menos años.

-Vas a hacer que me sonroje- bromeó. Ambos nos reímos-. Bueno pequeña, es la hora

-Es... Está bien- tartamudeé.- Oye papá...

-¿Qué sucede, cielo?

-Te amo

-Yo más mi princesa- susurró besando mi frente. Sus ojos estaban vidriosos, señal de que iba a llorar.

-Vamos papá- le dije agarrándome de su brazo.

Papá me ayudó a salir del cuarto y a bajar las escaleras. El vestido era largo pero no me estorbaba para nada. Los zapatillas plateadas que estaba usando eran de ocho centímetros. Temía por mi vida ya que era un poco torpe y además si me caía no era yo la que corría peligro sino mi bebé.

Una vez que estuvimos abajo me condujo hacia la puerta que daba hacía el jardín la cual era de vidrio pero ahora tenía unas cortinas blancas que me impedían ver.

-¿Lista?- me preguntó Charlie antes de abrir la puerta.

-Si

Y la puerta se abrió. Casi me voy de espaldas al ver a la cantidad de gente que me observaba. El terror me invadió unos momentos y quise salir huyendo, pero... Me fijé en el pasillo que me llevaría hasta donde estaba Edward quien se había cambiado de traje. Se veía más hermoso que nunca. La marcha nupcial comenzó.

Comencé a avanzar hacía mi esposo y de repente todo desapareció. Solo eramos él y yo. Nada más podía existir ahora, ni siquiera Charlie quien estaba a mi lado. De pronto aquella marcha parecía muy lenta, me moría por llegar hasta mi Edward. Quería casarme con él, realmente lo quería.

Nuestras miradas no se despegaron en todo el camino. Edward me observaba con muchisimo amor al igual que yo. En ese momento supe que yo ya no amaría a nadie más que a él. También supe que definitivamente lo mío con Anthony solo había sido un enamoramiento. Yo solo amaba a Edward, solo a él. No habría otro hombre en mi vida. Se me escapó una lágrima lo cual hizo que mi esposo me mirara preocupado cuando llegué junto a él.

-¿Qué ocurre, amor?- me preguntó.

-Estoy feliz- musité.

-Cuidala mucho- le dijo Charlie-. Si no te torturaré

Edward se rió suavemente y miró a mi papá.

-No sé preocupe, la haré feliz- le respondió mientras tomaba mi mano libre. Con la otra sostenía el ramo.

Después de que Charlie se fue comenzó la boda.

No pude evitar llorar durante toda la ceremonia. Estaba demasiado feliz pero Edward al parecer no lo entendía porque me miraba preocupado. Cuando finalmente nos declararon marido y mujer me sentí la persona más afortunada del mundo. Iba a formar una familia junto a mi bebito y junto a Edward.

-Soy tan feliz- le susurré a Edward antes de besarlo. Mi esposo me rodeó la cintura con los brazos y me apretó contra él para luego corresponderme. Este beso estaba cargado de amor y de emoción por nuestra boda. Nos soltamos por falta de aire y por primera vez fui consiente de los aplausos y las risas. Me sonrojé. Seguramente Edward y yo dimos un espectáculo.

-Te amo Bella- me dijo mi marido. Lo miré emocionada. Este hermoso hombre era mi esposo, mi compañero para toda la vida, el padre de mi bebé. No sabía como es que tenía tanta suerte.

-Yo también te amo, demasiado, más que tú a mi

-Dudo que eso sea posible- sonrió antes de besarme de nuevo.

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Ya sé, ya sé, ya sé... He tardado mucho en actualizar y que probablemente ya ni sepa nadie de la existencia de esta historia jajaja. Pero no está de más que actualice XD. Espero que las que leían este fic me perdonen pero es que estaba subiendo otras dos historias e ignoré esta por completo además que he estado ocupada por la escuela. Saludos :D

Capítulo 26: ¿A quien amo? Capítulo 28: Sueños

 
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