-Pueden retirarse-anuncia el señor Lévinas, introduciendo las notas de “Freud. El descubrimiento del inconsciente” en su portafolios; todos comenzamos a levantarnos de los pupitres, aliviados - la clase ha finalizado, hasta la próxima clase- agrega abriendo la puerta y alejándose a paso ligero.

-Zafamos- dice Jane, agitándome por los hombros, al tiempo que pega un grito de emoción.

-Uf, sí-coincido liberando tensiones- pero la próxima no nos salvamos.

-pues para el viernes prometo estudiar- asegura mi amiga, sonriendo.

-Mm- dudo uniéndome a sus risas.

-¿vienes a cenar a casa así hacemos lo de neuroanatomía?-pregunta Jane abriendo enormemente sus ojos.

-¡Ay! No puedo- niego con la cabeza- invité a Edward a cenar, para celebrar lo de su nuevo empleo-informo, mientras nos dirigimos al autobús, con destino a Forks- pero puedes venir a casa- agrego sonriendo.

-Mm, pues si está Jasper…es muy tentador- sostiene sonriendo- pero no, mejor mañana vienes a casa o voy a la tuya.

-Ok- acepto poniendo los ojos en blanco.

Esperamos aproximadamente 20 minutos. El micro aun no llega.

-¡Qué extraño que aun no haya pasado!- exclama Jane sorprendida.

-Sí- coincido- encima está oscureciendo.

-Chicas ¿Qué hacen?- grita Riley, burlonamente desde la ventanilla de su lujosos coche, aparcado del otro lado de la ruta.

-Estamos esperamos el ómnibus- responde Jane, tajante- ¿Qué otra cosa vamos a estar haciendo?

Riley, acompañado de Mike, y otra persona que no logro distinguir, ríen a carcajadas.

Da la vuelta con su auto, hasta llegar frente a nosotras.

-suban- pide entornando sus ojos.

Jane y yo negamos con la cabeza.

-chicas no hay autobuses hoy- explica Riley mordiendo su labio inferior- los chóferes están de paro.

Me limito a observar a mi alrededor, no hay nadie ¿Por qué? Todos los días a la salida de clases, la estación de autobuses está repleta de gente que aguarda el ómnibus, pero ahora no ronda ni un alma.

-tal vez tenga razón- reconoce Jane- ¿Qué hacemos?-pregunta por lo bajo.

-Chicas ya es tarde, son las 7 y 45 hrs., está oscureciendo- agrega Mike seriamente.

Observo a Jane, aterrada en busca de respuestas.

-No queda otra- dice mi amiga abriendo la puerta trasera del auto y subiendo- pero conduces despacio Riley o te mato.

-Trato hecho- consiente este sonriendo- y tú, reina ¿subes?

Automáticamente le lanzo una mirada amenazante y subo dubitativa al auto.

Detesto a Riley. Desde que puse un pie en esta universidad, no ha hecho otra cosa que molestarme. Jane dice que eso es acoso… como sea, no lo soporto.

Ya dentro del coche en marcha, reparo en el chico que yace, al lado de Jane. Se trata de un chico rubio, alto, de ojos claros y quizás de mi edad. Al verme, se limita a asentir con la cabeza en señal de saludo.

-Hola- digo tímidamente.

Riley me observa por el espejo retrovisor.

-¿Cómo estuvo tu día, reina?- me pregunta guiñándome un ojo.

-Bien- respondo secamente.

Sonríe, mordiendo su labio inferior (siempre hace eso… ¡pobre idiota!).

Por suerte Mike comienza a hablar acerca de la fiesta del próximo sábado, organizada por los estudiantes de la universidad.

-¿Ustedes van a ir?- pregunta Mike.

-Sí- responde Jane interesada- no me pierdo esa fiesta ni loca- agrega acalorada- estará genial.

-Sí- coincide Mike sonriendo- pues aquí tengo entradas gratis- informa entregándole a mi amiga, dos tarjetas- tomen.

-Gracias- dice Jane sonriendo.

-Tú Lionel ¿Irás?-pregunta Jane dirigiéndose al chico rubio. ¿De dónde lo conoce Jane?

-No lo sé- responde encogiéndose de hombros- seguramente no.

-Vamos- lo anima Jane divertida- no seas mala onda. Estarás con nosotras- le asegura.

Le pego un codazo a mi amiga ¿Qué le pasa? ¿Acaso se golpeo la cabeza?

¿De dónde saco que yo voy a ir a esa fiesta?

-Eh- se queja Mike- nosotros también iremos, podemos estar todos juntos.

-Mm, pues si no vas con Riley, puedes unirte al grupo, Mike- lanza Jane divertida.

Riley se limita a sonreír y agregar.

-Yo sólo voy si Jovi va.

-Yo sólo voy si Riley no va- digo furiosa.

En el camino de regreso a Forks, todos permanecimos en silencio, con The Beatles como música de fondo. Riley no dejaba de mirarme por el espejo retrovisor del coche. Era irritante. Grr. Como desearía contárselo a mi Edward, para que lo destroce a golpes; pero no quiero problemas…

-Llegamos- anunció Riley deteniendo el auto frente a la casa de Jane.

-Gracias por traernos- dice Jane bajando del coche junto a ese tal Lionel. Los imito.

-eh- me dice Riley- reina tu no vives aquí- añade frunciendo el ceño- te llevaré a tu casa- asegura.

-No, gracias- digo a regañadientes, cerrando la puerta trasera del coche.

-Ok- acepta- ¿ves que estoy haciendo buena letra?- me dice poniendo cara de santo.

Le pongo cara de desprecio. Sonríe, obviamente mordiendo su labio inferior…y sale disparado en el auto, junto a Mike.

-Entras a casa y le llamamos a Edward o a Jasper para que te vengan a buscar- dice Jane girándose hacia mí-está de noche.

-No- niego con la cabeza- ellos se fueron a Port Angels- explico- aun no deben haber regresado ni por asomo.

-Mm ¿Lionel tú podrías ir conmigo a acompañarla a su casa? Así luego no me tengo que regresar sola- acota diciéndose al chico.

-Claro- acepta este.

-¿Ustedes de dónde se conocen?- pregunto desconcertada.

-Lionel es mi nuevo vecino- me comunica mi amiga- yo primero debo preparar la cena para cuando llegue mi padre- informa Jane con un hilo de preocupación en la voz- luego sí podemos acompañarte ¿qué dices?

El papá de mi amiga es un ogro. Todo el tiempo anda malhumorado, refunfuñando “cosas”…

-Ok- acepto derrotada ante su mirada exigente.

-pasen- pide abriendo la puerta de su casa- tomen asiento, siéntanse como en su casa  - agrega mientras se quita su abrigo de lana- yo me demoro unos segunditos en la cocina y regreso- finaliza perdiéndose tras el postigo de la cocina.

Lionel y yo nos sentamos en los sillones del living. Un profundo silencio se prolonga por unos incómodos momentos. Sólo se escucha el tintineo de las ollas en la cocina.

-¿Cómo te llamas?- pregunta de pronto Lionel, evitando mirarme a los ojos.

-Me llamo Jovana, pero todos me dicen Jovi- respondo bajando la mirada.

Me mira fijamente y asiente con la cabeza.

-¿De dónde eres?- le pregunto tímidamente.

-De Italia- me informa esbozando una sonrisa- decidí venir aquí porque parece un lugar tranquilo- continua- necesitaba estar sólo, morirme sólo- puntualiza mirándome a los ojos.

Le lanzo una mirada de desconcierto… ¿Morirse sólo?

Escucho sonar mi celular…

-Hola- digo.

-Hola Buzzy-  saluda Edward- ¿Qué sucedió que aun no has llegado?- pregunta preocupado- aquí estamos en tu casa esperándote.

-Ah- digo nerviosa- sí, pasa que había paro de autobuses- explico buscando las palabras adecuadas- pero por suerte unos compañeros nos trajeron.

-¿Qué compañeros?- pregunta tajante- ¿Dónde estas?

-eh- vacilo- Mike y Riley- lanzo incomoda- estoy en casa de Jane, en pocos minutos me acompañará a casa.

-Hay voy a buscarte- informa bruscamente y sin más da fin a la llamada.

Me quedo inexpresiva, con el celular en la mano.

-¿Algún problema?- pregunta Lionel, entrecerrando sus templados ojos.

-No- niego- ¿vives en la casa de enfrente?- pregunto señalando la puerta.

-Así es- afirma asintiendo con la cabeza y rascando cancheramente su cabello- llegué la semana pasada- explica- vivo sólo, la casa me queda muy grande- continua abriendo enormemente sus ojos- pero es lo único que conseguí…

-Entiendo- digo retirando un mechón de pelo de mi rostro- ¿Eres amigo de Mike y Riley?

-No- niega rotundamente- sólo se ofrecieron a traerme-  explica- tampoco sabía lo del paro.

-Ah, claro- digo comprendiendo- así que ¿no conoces a nadie?

Lionel se limita a negar con la cabeza.

Me recuerda mis primeros días aquí en Forks, tampoco conocía a nadie…me costó mucho adaptarme, Jane fue la primera en acercárseme…

-Pues si quieres puedes juntarte con Jane y conmigo- ofrezco solidarizándome.

-Muchas gracias- añade sonriendo.

-¿Tú estudias Psicología, al igual que Jane, verdad?- pregunta.

-Sí- afirmo sonriendo- ¿tú qué estudias?- le pregunto de pronto.

-Nada- responde encogiéndose de hombros- no puedo ir a la universidad porque necesito pagar el alquiler de la casa y demás- explica- así que apenas llegué aquí comencé a buscar empleo- prosigue- trabajo en la cantina de la universidad. Para ser especifico, hoy fue mi primer día de trabajo.

-¡Qué bien!- exclamo sonriendo- entonces nos veremos seguido en la cafetería.

Acepta sonriendo.

Se escucha un ruido seco en la puerta.

Me levanto de un salto y me lanzo hacia ella, para abrirla. Es Edward, allí parado con una expresión extraña en su rostro.

-Hola Ed- saludo dándole un beso tierno en sus labios.

La mirada de él se dirige hacia Lionel.

-Ah- digo- te presento a Lionel, el nuevo vecino de Jane- explico señalándolo.

Lionel se pone de pie y le extiende la mano.

-Hola- saluda.

-Hola, un gusto- dice Edward correspondiendo al apretón de manos.

-ah te vino a buscar Edward- agrega Jane saliendo de la cocina- hola Edward ¿Cómo estás? Felicitaciones por lo del nuevo empleo- finaliza sonriendo.

-¿Cómo estás Jane? Gracias- responde este sin sonreír- ¿vamos?- me dice.

Sólo asiento con la cabeza.

-Adiós amiga- me despido de Jane, dándole un beso en la mejilla derecha y dirigiéndome a Lionel, agrego- nos estamos viendo, un gusto conocerte- y sin más le doy un beso en la mejilla. Edward gruñe por lo bajo.

-Nos vemos- dice Lionel tomando su abrigo.

-Bien- indica Edward- hasta luego, que anden bien- saluda, tomándome por los hombros y conduciéndome hacia un auto. Abre la puerta delantera de este y me invita a subir. Lo hago sin chistar.

Da la vuelta y sube al lujoso coche negro.

-¿y este auto?- pregunto sorprendida- ¿es el que te dieron en el trabajo?- mi novio se limita a asentir con la cabeza- Wow ¡está muy bonito!- exclamo.

Se produce un incomodo silencio.

-Cielo ¿Qué ocurre?- pregunto preocupada. Aunque ya imagino la causa… Edward y sus celos enfermizos.

-¿Desde cuando eres amiga de los idiotas de Mike y Riley?- lanza furioso- ¿y desde cuando eres tan amable con desconocidos como ese tal Lionel?

-¡ya!- grito enajenada- Edward, por favor, no empieces- advierto- sabes perfectamente que no soy amiga de esos imbéciles.

-no parece.

-¿Qué querías que hiciera?- pregunto colérica- ¿qué nos quedáramos con Jane ahí en medio de la carretera solas?

-No- niega Edward, ya más calmado.

-Cielo, ya- ruego acariciando sus broncéenos cabellos- sabes perfectamente lo que pienso y siento…

-Lo sé- dice aparcando el coche frente a casa y volviendo su rostro para besarme- perdóname Buzzy, es que no tolero que ningún chico se te acerque.

Sonrío, negando con la cabeza.

-¿Cómo te fue en el trabajo?- pregunto de pronto.

-Bien- afirma sonriendo- estoy feliz- reconoce- la jefa es muy buena, supongo que no voy a tener problemas…

-¿jefa?- pregunto frunciendo el entrecejo.

-Sí, es la hija del dueño de la empresa- explica.

¿Una chica? ¡Oh por Dios! Ya, Jovi no empieces con tus celos…Así sea la chica más guapa y ricachona del mundo…sabes que Edward sólo tiene ojos para ti…

-¡Qué bien!- agrego falsamente.

Edward lanza una carcajada.

-Esta celosa- afirma sonriendo.

-Y tú estas celoso- agrego desafiándolo.

Sonríe.

-Sí- reconoce- porque te amo.

-Y yo a ti- confieso devorando sus labios- vamos o la abuela nos matará, o lo que es aun peor: Jasper no dejará ni una migaja de la cena…”comida sí…el paraíso”- digo imitando a Jasper patéticamente… ¡Dios! ¿Dónde dejé la vergüenza?

Edward comienza a reírse entre dientes. Le agarra uno de sus típicos “ataques de risa”

-Oh ¡no!- chillo escondiendo mi rostro entre las manos- es que ya no pararás de reírte…