Te quiero y lo siento, pero no me arrepiento

Autor: AinaCullen13
Género: Romance
Fecha Creación: 29/05/2012
Fecha Actualización: 27/03/2013
Finalizado: SI
Votos: 21
Comentarios: 77
Visitas: 58831
Capítulos: 28

Isabella Swan o Bella, como solían llamarla; Una chica sencilla de ultimo curso, dispuesta graduarse y a vivir su vida. 

Edward; un chico guapo, popular y adinerado, con una sola meta: conquistar a Isabella.

Ambos solo tenían algo en comun un accidente en su pasado, que en su momento había estropeado lo más importante que habían tenido.

Alcohol + Juego + Apuestas = la receta que aparentemenete arruinará la vida de Isabella Swan y le dará al pasado el pase para exigir las respuestas que en ese tiempo no se habían dado.

 


 

Hola chicas, este es mi primer fic, por eso les pido que no sean muy duras. Me he esforçado mucho y lo he hecho con mucho cariño para ustedes lindas. Espero que les guste.

Besos, desde España de vuestra amiga Aina :)

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Capítulo 21: ¿4, 5 o 6?


Este capi me inspire en una cancion que se titula "me prefieres a mi" de arcanjel ft natha la version remix el link es http://www.youtube.com/watch?v=LGladeYlpV0&feature=related. La letra no tiene nada que ver pero me inspire en la melodia. Tambien les recomiendo una cancion que a mi me hizo llorar y que me enseño mi mami yari, les dejo el link http://www.youtube.com/watch?v=RC64CjpY6Fw escuchenla chicas esta rehermosa. Y para las que les guste algo movidito ni loca de fanny lu http://www.youtube.com/watch?v=7CRjmqs-3HA.

Disfruten del capi mis lindas :)


Bella:

¿Habrían sido 4, 5 o 6? Sinceramente no lo sabía. Había perdido la cuenta en el tercer paquete.

Ya solo era consciente del cigarrillo que hacia girar en mis dedos y del cual daba caladas cada 10 segundos. Al lado de este, descansaba la botella de cerveza que me había bebido hacía unas horas, seguramente. No lo sabía con exactitud.

Que ironía. Siempre había querido esto. Tener la libertad que te daba el haber terminado el instituto y los 18 años, un piso y buenas ofertas para el futuro de universidades o trabajos. Ante mi se extendían las cartas de aceptación de casi todas las universidades a las que había escrito y en mi mente la oferta de ser actriz y hacerme famosa así de la nada. Pues claro tendría que escoger otra cosa, no podía ir a la misma universidad, como estaba planeado, con Edward.

Ya todo me daba igual, desde que él se había ido.

El dolor era tal cual lo había imaginado. Me quemaba. Sentía un hueco en el pecho, como si desgarrándose se hubiera abierto un agujero. Aunque ya lo tenía previsto, sabía que el dolor de no poder estar jamás junto a él, no sería nada comparado con lo que sería tenerle, haber probado la felicidad y ahora perderla.

Dicen que el dolor es inevitable, el sufrimiento opcional. Pues yo podía desmentir eso. A mi me dolía y sufría, las dos sin poder hacer nada para evitarlo.

Si no caía en la inconciencia a causa del alcohol, a mi mente venían las imágenes de todos los momentos vividos con él, que estaban gravados a fuego en mi retina.

Flashback

Era 14 de Febrero, San Valentín. Este día yo lo aborrecía. Todas las parejas a mi alrededor eran melosas y derramaban azúcar y Edward era más pesado que de costumbre.

Puntuales, mis padres se despidieron de mí, para ir a pasar el día juntos. El lugar, según papá, era sorpresa.

En cuanto salieron por la puerta, volví a ponerme el pijama. Me preparé un sándwich y me senté en el sofá para mirar un rato la televisión. Esa era mi rutina. Todos los 14 de Febrero me los pasaba en el sofá viendo la televisión. 

Aunque teniendo en cuenta que casi todos los programas iban de amor y las películas eran comedias románticas, era un poco masoquista.

En eso estaba cuando oí el timbre sonar.

¿Quién cojones será ahora? pensé.

De muy mala gana me levanté para abrir la puerta a quien quiera que fuera que se atrevía a interrumpir mi paz.

Miré por la mirilla, pero no vi a nadie.

Abrí la puerta para comprobar si era una broma o yo me estaba volviendo ciega.

Efectivamente ahí no había nadie. Pero había algo. En el poche de mi casa había un enorme ramo de rosas rojas. Lo cogí y entré con él a la casa, cerrando con el pie la puerta.

Lo dejé en mi escritorio y cogí la tarjeta.

“Si te dijera que te amo mucho estaría mintiendo; si te dijera que te amo demasiado también estaría mintiendo, pero si te dijera que no es posible decir cuanto te amo te estaría diciendo la verdad, porque diciendo que tanto te quiero, mucho o demasiado, me estaría poniendo un límite…

Aunque me gustaría decirte todo esto de frente y cogiéndote de la mano, sé que no puedo todavía.

Feliz día de San Valentín mi amor.

Atte. Tu admirador secreto.”

¿Secreto? Pensé ¡Y una mierda!

Yo sabía perfectamente de quien se trataba.

Fin de Flashback

Y ahí estaba otra vez la ironía. En este instante yo hubiera matado por que él me dijera eso, cuando antes lo desprecié y no me importó.

Pero en realidad esto era justo. Él había sufrido de igual manera todos estos años por mí. Supongo que ahora era mi turno.

Suspiré.

EI cigarrillo se había terminado. Alargué la mano, cogí el paquete y encendí otro. La nicotina se coló en mis pulmones, haciendo que sintiera paz. Eso, el alcohol y mis polvitos blancos eran los únicos remedios que momentáneamente aligeraban el dolor.

El sonido del timbre hizo que me sobresaltara.

¿Quién podría ser? Nadie me visitaba a estas horas, por eso  me tomaba mis “calmantes” a las 6:00 am.

A que no abro pensé molesta  el gilipoyas al que se le haya ocurrido hacerme una visita a estas horas que se joda.

Ni me moví. Seguí allí sentada dándole caladas a mi cigarrillo. Sin embargo mi visita tenía otros planes para mí, porque no se rindió y siguió tocando. Parecía que supiera que estaba en casa y despierta.

A duras penas y tambaleándome me levanté de la silla en la que estaba sentada. Recogí a mis compañeras de este último mes de la mesa, las puse en un cajón y fui al recibidor para abrir la puerta.

-Hola- saludó muy alegre Ian.

Me apartó cogiéndome de los hombros suavemente, entrando como Pedro por su casa.

-Hola- dije con voz pastosa, cerrando la puerta- ¿Qué haces aquí?- pregunté entre sorprendida y molesta.

En ese momento me di cuenta de que llevaba una maleta, la cual dejó en el suelo.

Se giró a verme sorprendido por mi pregunta.

-¿Cómo que qué hago aquí?- dijo frunciendo el ceño- hoy sale nuestro avión- aclaró como si fuera obvio.

-¿Nuestro avión?- pregunté confundida. Que yo supiera no tenía que ir a ningún viaje o algo por el estilo.

-Si cariño- dijo yendo hacia mi cuarto- “My crazy days” ¿Recuerdas?- preguntó parándose a mirarme.

Entonces caí en la cuenta. Pero… Sabiendo lo que había ocurrido con Edward ¿De verdad creía que yo estaría para hacer nada?

-¿Es enserio?- pregunté para asegurarme, a lo mejor era otra de sus constantes bromas para intentar que sonriera.

-Si… ¿Por?- dijo despreocupado.

Volvió a reanudar su marcha a mi habitación. Cogió una maleta que había en el armario y empezó a llenarla de mi ropa.

Yo solo miraba desde el marco de la puerta flipando. Ian cada día estaba más loco. Además daba igual, no pensaba ir. Y en cuanto a la ropa ya la recogería otra vez después.

-¿Dónde tienes el pasaporte?- preguntó, una vez que hubo acabado de llenar la maleta de ropa.

-Ian, no voy a ir- dije, aun en el marco de la puerta, cruzándome de brazos.

-Si lo vas a hacer- afirmó igual de seguro, imitando mi gesto- aunque te tenga que arrastrar.

Me asusté, él era capaz de eso y más con tal de salirse con la suya. Era una especie de Alice en chico, solo que con los músculos necesarios para cargarme hasta el aeropuerto.

-O me dices donde demonios tienes el pasaporte, o lo busco yo mismo- amenazó.

-No lo encontrarás- afirmé.

Si había algo de lo que estaba segura, era de que mi casa estaba tan desordenada, que no se podría encontrar nada. Ni siquiera yo sabía donde estaba el dichoso pasaporte.

-¡Oh si que lo encontraré!- diciendo esto empezó a revolver todos mis cajones y estantes.

Yo me reía cada vez que bufaba frustrado por su fracaso de no poder encontrarlo.

Cuando hubo revisado los cajones del baño, mi habitación, la de invitados, el estudio y la cocina se dirigió al salón. Ahí solo había un par de cajones en el mueble de la televisión.

Pero caí en mi error cuando se acercó a ellos y recordé lo que contenían.

-¡Espera!- chillé. Se giró a verme confundido y sorprendido- Iré, pero el pasaporte no está allí.

Me miró desconfiado. Aproveché ese microsegundo de duda para ponerme entre él y el cajón.

Si se enteraba me mataría y me los quitaría. Mis ultimas actividades no se las había comentado ni a él.

-Bella…-dijo con voz cansina- Te conozco ¿Qué hay en ese cajón?- preguntó intentando apartarme. Me resistí como pude pero, tal y como había mencionado, él era mucho más fuerte que yo y con un sutil movimiento me quitó de su camino al alcance del cajón.

No pude evitar que lo abriera, solo cerré los ojos y me mordí la lengua, esperando lo peor.

Abrió el cajón, pero no pude ver su expresión porque estaba de espaldas.

Estaba tenso, lo notaba, pero no decía nada. Así se quedó por no sé cuanto tiempo, hasta que encontró su voz y dijo perplejo:

-Bella…Dime por favor que has montado una discoteca en el sótano- su voz sonó rota, sorprendida y molesta.

-Ian…eso es…- no sabía que decir. Desde luego él ya sabía lo que el contenido del cajón significaba.

-¡Sé lo que es!- gritó girándose, dejándome sorprendida. Él nunca me había gritado, nunca- ¡Maldita sea! ¡Ya sé lo que es!- volvió a gritar.

-Ian, no me grites. Yo puedo expl- intenté decir, para ganar tiempo, pero no pude porque me cogió de los hombros y me zarandeó.

-¿Qué vas a explicarme? ¿Qué? ¡Dilo!- estaba fuera de sí. Sus ojos llameaban furia y no controlaba su fuerza, ni sus gritos.

-Ian, ¿Te quieres callar? Vas a despertar a los vecinos, son las 6:30 am- me quejé, aunque para horas de ahora estaba segura de que todos estaban despiertos.

-¿Quieres que me calle?- soltó una carcajada sarcástica- Ya…siempre quieres que me calle y que deje que conviertas tu vida en una puta mierda, por tus caprichos de niñita. ¿Verdad que si? ¿Es eso?- ahí me enfadé. Una cosa era que se molestara y me gritara que estaba mal y otra muy diferente que me restregara cosas y me insultara.

-Déjame en paz- me deshice de su agarre, con una fuerza que no se de donde saqué- ¡Es mi vida! No te incumbe lo que yo haga o deje de hacer- grité- ¿A ti que te importa?

-¿No lo ves? ¿Acaso no entiendes que me importa porque te amo? Bella tú para mi no eres solo una amiga…


Uhhh ¿Habra mentido Ian y en realidad estara enamorado de Bella? Lean el siguiente capi para saberlo, y comenten para hacerme saber si les gusta la historia y si quieren el siguiente cap.

Besos de vuestra amiga Aina :)

Capítulo 20: ¿Siempre? Capítulo 22: O ella o yo

 
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