La era del vampiro

Autor: JennIb
Género: Sobrenatural
Fecha Creación: 10/09/2011
Fecha Actualización: 14/07/2015
Finalizado: NO
Votos: 3
Comentarios: 15
Visitas: 27532
Capítulos: 20

En este mítico mundo hay tres tipos de personas:

quienes juran que han precenciado una de esas manifestaciones, quienes se asocian con personas con necesidad de una hospitalizacion psiquiatrica. quienes creen en aqueyos mitos de alguna forma solo por que leyeron un libro que los conmovio con cada linea y los hizo creer de cierta forma que no eran un simple folclor. y quienes solo lo asocian con una explicacion a sucesos inexplicables; simple folclor.

yo, personalmente no me incluyo en niguna categoria. soy quien agrega la cuarta categoria, mezcla de las ultimas tres a las creencias del mundo mítico y, quien se reconoce como primer, y unico miembro. ¿lo que soy?, no estoy segura. ¿lo que fui?, se manifiesta confuso ante la revelacion de una simple mentira creada por mi madre para "protegerme". ¿lo que seré?, la pregunta mas tentadora a buscar una respuesta: una chica que buscara huir de la secta cuyo objetibo solo es  acecinarla e intenta buscar a su propio amor, huir con el y ser feliz. o quizas debo dejar que la lógica de la idea me haga refleccionar y entender que; aunque pueda elegir, no soy capaz de hacerlo.

"el destino esta escrito" una frase que solo habia leido una vez en esos libros que no me parecian mas que folclor y que siempre me habia parecido irrelebante ahora se convertia en el principio y el fin del todo... el destino estaba escrito, Bah, la eternidad esta escrita, y ¿quien es capaz de vivir una eternidad?, un vampiro, pero esa no es la cuestion; ¿que vampiro puede sobrevivir a la eternidad?: aquel que tiene una razon para aquello, aquel que es como steven...

 

 

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Capítulo 2: la bienvenida primera parte

Rachel Connor Love

 

 

No  me apuro el asunto de la noche, porque en un parpadeo el sol ya estaba en mi ventana; sus brillantes rayos entraban por mi ventana recorriendo todo hasta donde le permitía, me lamente por no haber bajado las cortinas que impedían que los rayos se amplificaran pasando por mi ventana, la razón fue que no tenía planeado dormir aún, y por lo tanto no necesitaba  serrar las cortinas,  los rayos desde afuera no eran tan fuertes, pero gracias al cristal de mi ventana se habían amplificado

Cuando era niña me gustaba que esto pasara por que cuando trataba de abrir los ojos el sol los encandilaba, siempre se trataba de una guerra perdida el tratar de resistir la necesidad de parpadear, me gustaba la sensación de encandilamiento en mis ojos, era como recibir por los ojos la luz para iluminarme por dentro, pero como toda niña pequeña, no resistía un segundo,  el cosquilleo que quedaba con la ausencia del sol sustituida por la obscuridad que me proporcionaban mis parpados al serrar los ojos me resultaba realmente encantador , era así como cada día durante mi niñez  despertaba sonriendo,  pero últimamente no había vuelto a dejar abiertas las cortinas (no solo por ausencia), las serraba para no tener que sentir que la luz que entraba por mi ventana no podía tenerla dentro de mí como cuando era una niña, pero hoy no era el caso, por que cuando sentí la presencia del sol tratando de traspasar mis parpados no pude evitarlo, no supe si se trataba de tentación o necesidad por abrir los ojos ,pero era algo que no era capaz de resistir;

-¡ay!-

Grite cuando el sol encandilo mis ojos. Necesite tallarme los ojos y parpadear un par de veces para acostumbrarme a la presencia del sol en mis ojos.

Sentí como la niña que había sido en un lapso de tiempo tan alejado del ahora volvía. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que me había sentido así, tanto que me resultaba increíble, sentí como si el antes nunca hubiera existido y ahora fuera  la primera vez en mi vida, lo hubiera creído de no haber sido por qué  me quedaban los recuerdos de esas veces.

Cuando mis ojos se acostumbraron a la presencia del sol decidí ponerme en pie, mi ventana estaba entre abierta y dejaba entrar una leve brisa primaveral y un ligero olor a lilas , esas eran las flores favoritas de mi madre , ella insistía en llenar la casa de lilas , mi padre me conto un día que las lilas se convirtieron en las flores favoritas de mamá desde la vez que él le propuso matrimonio en un jardín  lleno de lilas, y que ahora adornaba la casa con esa maravillosas flores, (como ella decía) para recordar a cada minuto de su vida lo feliz que era y es.

Corrí la ventana hacia el lado derecho,  una brisa un tanto más fuerte que la anterior pero igual de sube  invadió mi habitación y mi cuerpo a la vez agitando mi cabello y llenando mis pulmones hasta casi reventarlos; un olor a tierra mojada me llego, tuve que obligarme a soltar el aire que me estaba haciendo presión en el pecho, pero lo hice sube y lentamente, la presión del aire no fue dura o dolorosa, fue  como un alivio, hacía mucho tiempo que no respiraba así para relajarme, de hecho lo hacía solo por la necesidad de hacerlo, llegaba a tal grado que solo el roce del aire dentro de mi nariz provocaba un ardor al que no podía acostumbrarme fácilmente, pero no podía dejar de respirar.

Me sentí feliz de que respirar tuviera de nuevo el significado que yo le había elegido, respirar ya no era un solo inhalar oxígeno, ahora era una necesidad emocional más que física, era la forma de traerme paz y vitalidad, algo que desde hace tiempo quería y por fin había conseguido.

El olor a tierra mojada me extraño, no había llovido de noche, yo lo habría notado. Saque la cabeza un poco tratando de encontrar algún indicio para una lógica conclusión y lo encontré, mamá estaba regando su jardín, quizás había madrugado.

Mamá entro en mi habitación.

-despertaste temprano-

-también tu- murmure

-¿no dormiste bien? Tienes ojeras de mapache- bromeo mamá.

-si, dormí bien; hace tiempo que no dormía así-

 Ella comenzó a sacar maquillaje de su bolso.

-¿vas a maquillarme?- inquirí

-solo para que no se note mucho - le sonreí-. ¡Listo!- exclamó. Luego de un momento mama sonrió, una sonrisa que subió hasta sus ojos.

-¿Qué?- inquirí

-te vez hermosa-

Me puse de pie y me mire en el espejo.

-hace tiempo que no hacíamos esto- murmure con nostalgia.

-no nos pongamos nostálgicas, cielo. Es tu primer día de escuela-

-el primero en mucho tiempo- la corregí.

-sí, es cierto- murmuro sonriendo-, voy a ayudarte a elegir tu ropa-

 

-creo que se me hará tarde para llegar al trabajo- murmuro papá

-oh, en un segundo término mi desayuno, no te preocupes-

-no, enserio debo irme ya, pero, creo que tu puedes conducir hasta la escuela- y me arrojo unas llaves. Las observé por un momento y vi el mismo llavero que el de las llaves  del nuevo audi.

-¿Qué? ¡¿Enserio?!-  inquirí emocionada

-¡claro!-papá sonrió-, llévate el auto-

-gracias- mire a mamá emocionada. Ella sonreía.

-suerte en tu día, te amo, cielo-

-y yo a ti, papá-

 

Conduje hasta la escuela, si no me había olvidado del camino todo iría bien.

Yo estudiaba en un instituto privado del que cada día era agotador; me resultaría difícil volver a la rutina y acostumbrarme, porque a decir verdad, nunca había terminado de acostumbrarme.

De entre las aproximadas doce clases

Revise mi horario, mi primera clase era lengua con Teel. Me di cuenta de que estaba llegando tarde y apure mi paso.

Definitivamente la clase ya había empezado, tuve que tocar a la puerta.

-disculpa, pero no puedes entrar luego de un retraso- murmuro Teel

-¿Rachel?- inquirió una voz familiar. Desvié la mirada de la de Teel y me encontré con la de mi rubia favorita, mi vieja amiga Sarah Rezendes-¡Rachel!- exclamo.

Pronto escuché varias voces llenas de entusiasmo y sorpresa.

-¿Rachel?- inquirió Teel

-si- murmure con una sonrisa

-¡oh, por dios!- exclamo la joven profesora y luego me dio un fuerte abrazo- estoy feliz de verte, niña-

-también yo estoy feliz, me alegra mucho estar de vuelta-

Los brazos de mi profesora dejaron de rodearme y se vieron substituidas por los de Sarah, luego por los de mi también viejo amigo Daniel. Después de un momento lleno de preguntas Teel se dio cuenta de que me había incomodado.

-jóvenes, creo que es suficiente por ahora, podemos integrar a Rachel en la escuela ¿no?-

Daniel me dio un último estrechón que me tomo por sorpresa y luego me ofreció un asiento a su lado.

Era la hora del almuerzo y Sarah y Daniel estaban conmigo hablándome de las muchas cosas que se Vivian en la escuela.

-los baños fueron remodelados, pusieron un espejo enorme en lugar de varios individuales…-

-también pusieron por fin las cortinas en el salón de proyecciones- la interrumpió Daniel.

Entramos en la cafetería. Vi que en el fondo el equipo de animadoras le hacía señales a sari para reunirse con ellos, pero ella se negó a hacerlo, esto los desconcertó, pero lo aceptaron.

Nos sentamos a almorzar en una mesa, aquella mesa que estaba compuesta por dos de tamaño normal no nos quitaba los ojos de encima, seguro era a Sarah a quienes veían esas chicas. Los chicos del equipo de futbol se les habían unido a los animadores y algunas chicas se habían sentado en las mesas.

-no les gusto que no te reunieras con ellos- murmure

-no. Imagine que no te sentarías con nosotros si scarlett estaba ahí- no pude evitar que mi voz titubeara al hablar.

-¿scarlett?- pregunte

-o-o- canturreo ella antes de enfocar su vista en la entrada-. Aquí viene, no hagas contacto visual-

Pero no pude evitarlo. Apenas lo dijo gire mi cabeza y la vi acercándose; era esa chica rubia con ese andar caracterismo que movía hasta la pared más firme a su paso, era tan grácil y única, pero igualmente perversa. Ella noto mi mirada en ella y me correspondió.

Un escalofrío me recorrió cuando mi mirada se encontró con la suya, ella medio sonrió y su mirada perspicaz me alarmó, me reconocía, pero no parecía prestarme atención.

Ella miro a su lado, había un chico tras ella cargando su almuerzo… y probablemente el de ella; el tenia una corta cabellera negra brillante y podía apreciarlo de perfil, tenía una luminosa piel morena que pocas veces había visto, una barbilla firme y unos pómulos perfectamente amoldado a su rostro; él era un poco alto y con una masa muscular propia de un deportista, llevaba una camisa  de manga larga azul arremangada tres cuartos y unos jeans. No pude quitarle la mirada de encima, él se percato de que scarlett miraba en mi dirección y me miro también sin frenar su paso. Por esa fracción de segundo en la que su mirada me correspondió pude apreciar su rostro atentamente, sentí un cosquilleo en el estomago que subió hasta mi pecho y me acelero el corazón, entonces sentí como me sonrojaba, pero no podía apartar la mirada de sus ojos, no podía creer que su rostro fuera tan hermoso, había estado viendo televisión estos últimos días e incluso había mantenido varias conversaciones con claris sobre los actores de aquellas películas que veíamos juntas y antes también había leído muchas revistas con mamá, pero él era fuera de lo común, jamás había visto un chico más hermoso que él, jamás había visto unos ojos tan penetrantes como los suyos, no parecía real, el parecía sacado de un prototipo de chico perfecto.

Scarlett jalo su camisa y lo obligo a mirarla, en ese momento el aparto su mirada de mi y ese efecto imán que me provocaba su mirada cruzada con la mía desapareció.

El la miro con ternura y luego le sonrió; tenía la sonrisa más perfecta que jamás había visto.

Seguía sin quitarle la vista de encima, el me parecía familiar, seguramente había visto su rostro antes, pero lo dudaba mucho, esa belleza no hubiera podido olvidarla ni en un milenio.

Continuaron avanzando y se sentaron en aquella mesa doble.

-¿no, Rachel?- logre escuchar a dan.

-¿Qué?- pregunte. Necesite parpadear un par de veces para volver a la realidad.

-Qué es genial que casi todas las clases las tengamos juntos ¿no?-

-por supuesto- murmure.

Eche un último vistazo a la mesa de enfrente a poca distancia, scarlett la había besado al chico la comisura de los labios y él la había estrechado contra él con ternura; de pronto sentí un clic por dentro, ella estaba con él. Me encogí de hombros.

 

La campana había sonado, Sarah tenia clase de arte y Daniel y yo teníamos inglés, por lo que fuimos juntos al aula.

-buen día, señorita. Tome asiento- saludo la profesora. Supuse que su nombre era Helen por que en su escritorio había una placa con ese nombre.

Mire a mi alrededor, había dos lugares disponibles, pero el más cercano era el de una chica con una muñequera gris con un escudo azul, supuse que era una chica animadora.

-hola- me saludo amablemente- ¿quieres sentarte?-

-¿enserio?- inquirí

-por supuesto-

-sí, gracias- puse mis libros en la mesita de trabajo y colgué mi mochila en la silla.

-tú eres… Rachel Connor-

-sí, es un gusto conocerte-

-el gusto es mío, soy Kimberley Tilson- y sonrió. Ella era una chica de estatura promedio, su cabellera era larga y negra y tenía una piel morena. Tenía un rostro en forma de corazón y unas facciones perfectamente amoldadas a un rostro perfecto, era además de hermosa muy cálida y por lo que note… amigable-

-eres amiga de Sarah ¿verdad?-

-sí, desde hace tiempo-

-lo noté-

 

 

Capítulo 1: regreso Capítulo 3: la bienvenida parte dos

 
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