La era del vampiro

Autor: JennIb
Género: Sobrenatural
Fecha Creación: 10/09/2011
Fecha Actualización: 14/07/2015
Finalizado: NO
Votos: 3
Comentarios: 15
Visitas: 27535
Capítulos: 20

En este mítico mundo hay tres tipos de personas:

quienes juran que han precenciado una de esas manifestaciones, quienes se asocian con personas con necesidad de una hospitalizacion psiquiatrica. quienes creen en aqueyos mitos de alguna forma solo por que leyeron un libro que los conmovio con cada linea y los hizo creer de cierta forma que no eran un simple folclor. y quienes solo lo asocian con una explicacion a sucesos inexplicables; simple folclor.

yo, personalmente no me incluyo en niguna categoria. soy quien agrega la cuarta categoria, mezcla de las ultimas tres a las creencias del mundo mítico y, quien se reconoce como primer, y unico miembro. ¿lo que soy?, no estoy segura. ¿lo que fui?, se manifiesta confuso ante la revelacion de una simple mentira creada por mi madre para "protegerme". ¿lo que seré?, la pregunta mas tentadora a buscar una respuesta: una chica que buscara huir de la secta cuyo objetibo solo es  acecinarla e intenta buscar a su propio amor, huir con el y ser feliz. o quizas debo dejar que la lógica de la idea me haga refleccionar y entender que; aunque pueda elegir, no soy capaz de hacerlo.

"el destino esta escrito" una frase que solo habia leido una vez en esos libros que no me parecian mas que folclor y que siempre me habia parecido irrelebante ahora se convertia en el principio y el fin del todo... el destino estaba escrito, Bah, la eternidad esta escrita, y ¿quien es capaz de vivir una eternidad?, un vampiro, pero esa no es la cuestion; ¿que vampiro puede sobrevivir a la eternidad?: aquel que tiene una razon para aquello, aquel que es como steven...

 

 

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Capítulo 1: regreso

me tome un poco de tiempo para poder corregir la ortografia, pero espero que les guste, igual ya saben. siempre me gusta saber lo que piensanhttp://www.facebook.com/#!/profile.php?id=100000336901979

ahora, despues de la espera, aqui esta el primer capítulo de la historia resumida *w*

 

El piso estaba lodoso y mis pies emitían un sonido de succión al pisar, el húmedo musgo cubría los troncos de los árboles, el ligero chispeo de una lluvia pasada seguía presente y las hojas de los árboles las acumulaban para por fin soltarlas.

Apure mi paso, era demasiado lento y no lograba avanzar lo suficiente como para responder aquella pregunta que me había hecho hacia unos minutos, pero era probable que la respuesta fuera afirmativa y estuviera caminando en círculos.

Una ráfaga de viento frio se estampo contra mi cara y un escalofrío recorrió mi espalda desvaneciéndose a su paso, sentí unas ganas desmedidas de mirar hacia atrás como si ese mismo viento quisiera que lo hiciera, pero tenía miedo, no quería encontrarme con algo aterrador.

Apreté los puños y los dientes, pero era más por esa pequeña fracción de miedo que me infundio aquella ráfaga de viento que por ese clima que me había congelado las mejillas.

Lentamente giré la cabeza por encima de mi hombro, observé lentamente recorriendo con la mirada el llovido paisaje, no había nada. Suspire, todo estaba en orden; el cielo gris despejado sin ninguna nube, los árboles calmados como antes habían estado, el lugar despejado y solitario, yo era la única ahí, y de eso debía convencerme.

Traté de normalizar mi respiración con ese pensamiento, incluso tenía como cerciorarme, estaba sola ahí, y, aunque estaba asustada por ello, podía calmarme porque no había nada que me amenazara o pudiera ponerme en peligro.

Mi respiración se normalizo y volví lentamente la cabeza con los ojos cerrados.

Abrí lentamente los ojos, una figura masculina corrió hacia el frente, me sobresalte, después de todo no estaba sola, y eso me perturbó.

La sombra masculina se detuvo frente a mí y miro hacia mi dirección, durante un momento se me dificulto respirar. Trate de mirar sus ojos, pero estaba obscuro y se me dificulto encontrarlos, pero cuando lo logre, supe que no me miraba a mí, sino tras de mí. Trague saliva con dificultad, no quería mirar atrás, pero antes lo había hecho y nada había estado mal. Gire la cabeza lentamente para mirar atrás, todo estaba bien; cerré fuertemente los ojos y volví la cabeza, inhalé por la boca, mis labios estaban secos, me remoje los labios y exhalé por la nariz, abrí los ojos con fuerza, el chico que había visto a lo lejos estaba a menos de un metro de mi, contuve la respiración por su cercanía, entreabrí la boca para exhalar, entonces en esa fracción de segundo todo cambio.

Sus fuertes manos rodearon mi cuello, su rostro empalideció y sus ojos se obscurecieron, las comisuras de sus labios se alzaron mostrándome sus afilados colmillos y apretó mi cuello con fuerza, comenzó a forcejear, entonces me empujo hasta que mi espalda y un árbol chocaron. Los músculos de sus brazos se marcaron y la fuerza que aplico aumento; comencé a gritar con desesperación, pero él no me soltó.

Mis pulmones comenzaron a doler, sus facciones se relajaron y acoplo sus manos en mi cuello a la perfección, entonces lo giro con fuerza; el charco de sangre escurría, sus dientes se incrustaron en mi cuello y comenzaron a desgarrarlo, después de un momento se separo de él y pude ver, como lo último que vería, como de sus labios escurría mi sangre.

 

De pronto sentí como si me hubieran jalado con fuerza por medio del abrigo, entonces todo estaba bien; una ola de tranquilidad llego hasta mi cuando me di cuenta de que solo había sido un sueño. Mi cuarto estaba ahí, y yo estaba sentada sobre mi cama; la lámpara de lava que reposaba en el buró alumbraba lo suficiente como para cerciorarme de que estaba sola… y a salvo. Acerque mis piernas y las abracé a mi pecho escondiendo mi rostro entre mis brazos, y así, como casi todas las noches, comencé a llorar.

 

Me sentía nerviosa, toda mi vida había tenido pesadillas, pero eso jamás me había preocupado tanto como esa noche, estaba acostumbrada.

Claris, mi psicóloga en el hospital había dicho (para tranquilizarme seguramente), que se trataba de los nervios que me provocaba volver; toda mi vida había vivido con mis padres, pero en ciertas épocas mamá salía de viaje para revisar sus negocios en Washington, no significaba que me molestara o que me disgustara, pero cada día que pasaba alejada de ella me aterraba mas quedarme sola en casa mientras papá trabajaba. Papá era un buen hombre, era dulce y servicial, prefería quedarse en casa conmigo, pero a veces, cuando la situación lo demandaba, debía volver a su oficina y atender los diferentes negocios que él y mamá manejaban desde… prácticamente toda sus vidas.

Así como no me gustaban las pesadillas, tampoco me gustaba recordar el motivo por el que estaba ahí:

Mamá había salido de viaje y yo me había quedado con papá, era como todos los años, pero algo había sido diferente; papá dijo que estaba bien que saliera a la biblioteca para terminar la reseña literaria de un libro que antes había visto ahí. Conduje hasta la biblioteca, era un día lluvioso y obscuro, a pesar de que tan solo eran las cuatro, la carretera estaba obscura y sin mucha circulación.

Por una fracción de segundo una figura masculina se atravesó en mi camino y trate de esquivarla, mi auto se volcó y… ahora, después de las terapias, ese testimonio con el que siempre continuaba la historia me parecía absurdo e irreal y, incluso pensaba que había sido solo mi mente desorientada que había provocado alucinaciones, pero en aquellos momentos de crisis, me había aferrado a ese testimonio con tenacidad, sin embargo, aquello que siempre me había parecido la verdadera historia que quemaba mis labios para ser pronunciada y una buena manera de silenciar lo que yo creía las mentiras de los terapeutas había dejado de ser tan intensa; ese fuego que incendiaba mi boca cada vez que intentaba reprimir las ganas de gritarle al mundo mi versión se había ido enfriando, hasta que un día, deje de sentirlo.

Si, la crisis que me había provocado ese accidente me había garantizado una estancia en el hospital por un año, pero Claris decidió que no sería necesario, que si bien mis problemas nerviosos aún estaban presentes podían ser tratados con una sesión de terapia probablemente semanal y así, probablemente todo eso que atormentaba un día desaparecería.

 

Mis padres entraron por la puerta de color beige con una sonrisa en los labios. Mamá corrió hacia mí con los brazos abiertos y me estrecho con fuerza en ellos, había olvidado la última vez que me había sentido tan familiarizada con ellos y con su abrazo, se separo luego de un momento de mi para mirarme a los ojos, dos lagrimas recorrieron sus mejillas como si de una carrera se tratara, no supe cual gano, porque antes de que pudieran llegar por debajo de los pómulos de mamá ella estrello sus labios contra mi frente y volvió a estrecharme contra ella, no pude evitar sonreír, estaba demasiado feliz.

Mamá se separo de mí y mi padre se paro frente a mí; me miro directamente a los ojos y luego sonrió con calidez, me rodeo con sus brazos y me alzo del piso con un abrazo, le rodee el cuello correspondiendo a su abrazo.

Papá se separo de mí y sus ojos se llenaron de agua.

Los mire a los dos, siempre recordé los cálidos ojos de mamá y esa sonrisa reconfortante que la caracterizaba tanto, pero algo había de diferente en ella, trate de descifrarlo, su cabello estaba igual de largo que siempre, su  piel seguía siendo blanca y la diferencia de nuestras temperaturas siempre la había tenido presente, ella siempre estaba más fría que yo, entonces lo descifre, no era que hubiera algo en la belleza de mama que la hubiera hecho más hermosa ni mucho menos, porque sabía que era imposible, todo se debía a que estaba feliz. Miré a  papa por el rabillo del ojo y luego enfoque mi mirada en él, su cabello si estaba más largo, pero seguía siendo tan hermoso como lo recordaba, y al igual que con mamá, supe porque notaba algo diferente en ellos, no los había visto en mucho tiempo… y los extrañaba, los extrañaba demasiado.

Ellos me miraron con curiosidad cuestionándose mi cordura, pero por primera vez esa frase no llevaba implícito un contexto literal. Les sonreí y volví a abrazarlos a los dos.

-te extrañé mucho, mi cielo-

-los dos te extrañamos mucho- agregó papá

-y yo a ustedes… mucho-

Claris se paro frente a nosotros, le dedique una sonrisa de despedida, ella sabía que me iría esa noche.

Papá cargo mis maletas y salimos por las puertas por las que en un momento, habíamos entrado los tres.

Mamá me abrió la puerta trasera del nuevo audi, lo habían comprado hace poco y yo no había tenido oportunidad de conducirlo, era el remplazo del viejo audi, si, ese que yo había estrellado, pero, a decir verdad, este me gustaba más.

Eché un último vistazo al edificio, el fresco aire de invierno me revolvió el cabello y tuve que colocarlo tras mi oído.

No podía negar que ese edificio siempre me había parecido un manicomio, aunque eso fuera en cierto modo, mi concepto era menos apropiado, ahora entendía que ese miedo que en algún tiempo me había provocado ahora era irracional, pero no volvería ahí, era una auto-promesa.

Subí al auto y me puse el cinturón de seguridad. Papá me miro por el espejo del parabrisas.

-¿lista para ir a casa?-

-lista no… preparada si-bromé

Mamá rio con alegría.

-ya veo que vuelves a ser la misma, cielo-

-y espero que siga siendo así por mucho, mucho tiempo- agregó papá. Les sonreí a los dos.

 

No recordaba lo reconfortante que eran las cenas familiares, y tampoco lo detallista que era mama, a decir verdad, no lo olvidaba por que durante mi estancia mamá me enviaba toda clase de cosas, como esa lámpara de lava que había colocado en mi buro en cuanto había llegado a casa.

Mis padres me desearon buenas noches, pero un frase que papá murmuro en la puerta luego de que ambos me besaran la frente me dejo pensando.

-mañana será un nuevo día-

Sonreí, mañana sería más que un nuevo día.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 2: la bienvenida primera parte

 
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