Bella POV

Me encontraba en la nueva casa que mis padres habían comprado en un pequeño pueblo llamado Forks. No era igual que el otro lugar donde vivía, en el cual el sol siempre estaba resplandeciente y el cielo era completamente azul, era raro cuando encontraba una nube en él… Todo lo contrario a mi nuevo hogar, donde parece que nunca deja de llover y el frío parece eterno. Estábamos acomodando las cosas en la pequeña casa, los muebles, las lámparas y todo lo de la sala, para luego ir a acomodar las cosas en mi habitación.
Mi mamá me acompañó, ella era la persona más feliz y animada a la hora de hacer una redecoración de cuartos, o mejor dicho, hacer la primera decoración de mi nuevo cuarto aquí en Forks.

-Bella, hija- llamó Reneé, es decir, mi madre – ¡Bella!, ¿no has escuchado nada de lo que te he dicho verdad?- reclamó con una sonrisa que dejaba claro que no estaba molesta. El que me quedara perdida ante una vista como la que tenía mi cuarto debería ser algo normal, ya que ante mis ojos se extendía un gran patio que luego dejaba ver la entrada de un bello bosque. 

-Lo siento, mamá – dije un tanto apenada – ¡Pero ven a ver esto, es absolutamente hermoso! – le dije mientras volvía mi vista a aquel bello paisaje.

-Si hija, de verdad que es hermoso – dijo con aquel tono característico de mamá mientras pasaba su brazo por mi hombro para poder abrazarme.

-Mamá –La llamé al ver que se había perdido ante la vista.

- ¿Si? – respondió un poco perdida y no pude evitar la carcajada que salió con tanta fuerza de mi pecho, haciendo que mi madre riera conmigo.

-Bella, no te burles de tu madre, no es justo –dijo haciendo pucherito, lo que hizo que riera más, pero no tardé en tranquilizarme para poder preguntarle lo que tanto temía.

-Mamá, ¿dónde voy a estudiar ahora? –pregunté cuando ya estaba más calmada. Éste sería mi  penúltimo año en el colegio antes de poder ingresa a una Universidad.

-En el Instituto de Forks, es un buen colegio y te adaptarás muy bien, estoy segura. Aquí la gente es maravillosa, te va a encantar.- dijo mi madre mientras volvía su mirada al paisaje que se veía a través de mi ventanal. Era cierto, mi madre ya había estado trabajando en el hospital de Forks como la especialista en cardiología del lugar durante algún tiempo y siempre que llamaba se le escuchaba totalmente feliz de estar trabajando allí.

-Yo no me preocuparía tanto por mí- dije mientras mi mamá giraba su rostro para verme – más bien me preocuparía por mi papá, creo que su nuevo empleo ya se le subió a la cabeza – y las dos reímos ante ese comentario, ya que mi papá, Charlie, había sido transferido y contratado como el nuevo Jefe de la Policía de Forks y ya hasta hacía que lo llamáramos “Jefe Swan “  solo para que una gran sonrisa se extendiera por su rostro, lo cual nos hacía reír muchísimo a mi mamá y a mí.

-Hija no digas eso en voz alta, capaz que tu papá nos escucha y nos hace que el “jefe Swan” sea permanente – dijo ella mientras seguía riendo, por lo que no nos dimos cuenta cuando entro Charlie al cuarto.

-¡AJA, Las encontré! – gritó mi papá, mientras  mi mamá y yo saltábamos del susto

-Charlie no hagas eso –dijo mi madre mientras se acercaba para besar tiernamente a mi padre en los labios. A veces se me olvidaba que el amor verdadero si existe, aunque yo todavía no lo había encontrado y  comenzaba a creer que nunca lo iba a encontrar.

-hija, te volviste a perder…-dijo mi madre. Ni siquiera me había dado cuenta que me había sentado en el mueble que estaba debajo de mi ventana y había apoyado mi barbilla en mis brazos y estaba viendo de nuevo aquel bello bosque que iba cambiando de color debido al atardecer y, aunque estaba lloviendo, se veía realmente hermoso.

-Lo siento mamá- dije sinceramente- es que es fácil dejarse llevar por ésta vista.

-Bella – llamó mi papá – estoy orgulloso de ti.

-Gracias, pero debo preguntar ¿porqué?

-Hija tu siempre tan elocuente- dijo mi padre mientras pasaba una de sus manos por mi cabello y sonreía debido a mi comentario – estoy orgulloso porque aceptaste cambiar tu estilo de vida por nosotros y no te quejaste de nada.
Era verdad, mi vida iba a cambiar drásticamente a partir de mañana.

-Claro que no papá, como me puedo quejar si ahora vamos a estar todos juntos, ya era bastante difícil tener que comer lo que tú cocinabas para cenar todos los días… ¡CREÍ QUE IBA A MORIR DE INTOXICACIÓN!- dije mientras alzaba mis brazos teatralmente.

-no es que tu cocines mejor que yo, ¿o si, hija?- dijo mi padre, mientras me retaba con la mirada.

-No, no cocino mejor que tu- admití y en su cara apareció una gran sonrisa de victoria – pero tenemos que agradecer al cielo que mamá va a volver  a cocinar la cena –concluí mientras sonreía en dirección a mi madre, la cual, simplemente, no había dejado de sonreír desde que papá y yo pisamos Forks.

-¡Ay dios mío!- dijo mi madre y Charlie y yo saltamos del susto -¡qué bueno es tener a mis dos peleones favoritos junto a mi otra vez!, es maravilloso que vinieran, de verdad estoy muy feliz –dijo, y por un momento vi que en su mirada se ponía una fina capa cristalina de lágrimas contra las cuales luchaba para que no salieran.

-Bueno, bueno- dijo Charlie – mucho amor por el momento, tenemos que dejar que Bella termine de arreglar sus cosas y tiene que prepararse para su primer día en el instituto.- concluyó mi papá, tan corta nota como siempre, pero así lo amaba.

-Si “Jefe Swan”- dijimos mi mamá y yo mientras hacíamos un saludo militar y no aguantábamos la risa.

-Muy graciosas chicas- dijo mi padre, que ya nos estaba abrazando a mi mamá y a mí. –es en serio, Bella tiene que terminar de acomodarse, igual que nosotros, todavía hay que arreglar el estudio y la cocina.

-Bueno hija, buenas noches –Dijo Reneé en tono solemne, el cual me hizo sonreír – mañana te levanto a las 6 am para que te de tiempo suficiente de arreglarte y salir al instituto, las clases comienzan a las 7:30 am y no es muy lejos de aquí.

-claro mamá, gracias –dije, aunque no muy convencida de mis palabras.

-No tengas miedo, te va a ir muy bien-dijo mi papá, el cual me dio un beso en la cabeza y salió de mi habitación.

-Buenas noches, mi guitarrita- dijo mamá – te quiero muchísimo hija, espero que te sientas a gusto en tu cuarto y espero poder escuchar tu guitarra esta noche.

-seguro que si- dije y mi mamá salió de mi cuarto

Ya estaba completamente sola en aquel cuarto, me sentía nerviosa y feliz. En ese momento recordé como me había llamado mi mamá “mi guitarrita”, un suspiro salió de mis labios mientras iba por mi guitarra. Ella me decía así desde que me habían comprado mi primera guitarra cuando tenía 8 años y le encantaba escucharme, aunque a esa edad no tenía ni idea de lo que hacía.
Mi amor por la música era algo de familia, cuando estaba pequeña, Charlie solía cantarme canciones que acompañaba con su vieja guitarra  mientras yo bailaba como loca a su alrededor.
Ya con mi guitarra en mano, me volví a sentar en la ventana y me di cuenta que no era peligroso que saliera de ella y me sentara en el techo, el cual según mis cálculos, debía ser el techo que cubría el porche trasero de la casa, así que salí por la ventana y me senté cuidadosamente sobre el techo. De verdad me sentía muy bien estando ahí, podía sentir el frío del la noche de Forks donde, aunque parezca extraño, había dejado de llover.
Mientras estuve ahí no pude tocar mi guitarra, solo pude pensar en lo que me esperaba al día siguiente…

-Primer día de clases y soy completamente nueva –dije en susurro para mí misma mientras entraba a mi cuarto y me preparaba para dormir.