DESEOS PROHIBIDOS?TERMINADO

Autor: rake
Género: + 18
Fecha Creación: 16/11/2010
Fecha Actualización: 31/05/2011
Finalizado: SI
Votos: 32
Comentarios: 89
Visitas: 197698
Capítulos: 56

 

TERMINADO

FIC RECOMENDADO POR LNM CON 4 VOTOS!!!

 Si eres perseverante,los deseos se hacen realidad y aqui está la prueba que lo confirma.

Leer este fic que os aseguro que acabará por encantaros.

VOTAR Y COMENTAR MUCHAS GRACIAS.

 

 

                      

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Capítulo 8: Conocimientos

Las mujeres lo adoraban.Todas.Jóvenes y viejas.Hermosas y corrientes.Casadas y solteras.Madres e hijas.Esposas y hermanas.

Mientras estaba con Edward en la National Portrait Gallery,Bella observaba perpleja cómo las damas se acercaban a hablar con él una tras otra.

Parecía atraerlas como el néctar a los colibríes.Nunca había visto uno,pero la noche anterior el conde la había llevado a una conferencia sobre las criaturas diminutas de América y había contemplado ilustraciones de aquellos seres sorbiendo el jugo de las plantas en flor.Su existencia la había intrigado y pensó que el constante revoloteo de los pajarillos entre las flores era como el de aquellas mujeres disputándose un poquito de su atención.

No le sorprendía su comportamiento,sólo la desconcertaba no haberse percatado antes.Aunque suponía que era lógico:ambos habían estado muy ocupados toda la temporada con el duque y la duquesa de Tanner,pero ése era otro asunto,uno en el que prefería no pensar.

Sabía que las damas no eran inmunes al atractivo de Edward.Aun así,probablemente era su sonrisa fácil lo que las atraía inicialmente y su cálida mirada la que mantenía el hechizo.Siempre que él la miraba,se olvidaba del resto de la humanidad.Era su forma de conceder a una sola persona toda su atención,como si por un instante no hubiera nadie más importante para él.

El conde era alto y esbelto y solía precisar la continua supervisión de otra persona:alguien que le enderezara el cuello,le ajustara la chaqueta o le apartara de la frente el espeso cabello castaño.Cuando llegaba a algún sitio,siempre parecía agitado.

Seguramente porque se entretenía por el camino,perdía la noción del tiempo y después debía apresurarse.Lo analizaba todo como si un escrutinio diligente y prolongado fuera a proporcionarle el entendimiento absoluto.Aquélla era una de las razones por las que Bella lo encontraba tan peligroso.

Tenía que buscarle esposa y pronto.Procuraba que se lo viera por Londres en los últimos días de la temporada,mientras ella recopilaba impresiones de las damas y las analizaba de forma algo distinta a la inicial,para poder decidir cuál le resultaba más adecuada.

Sin duda miraría a su esposa con la misma intensidad que todo lo demás,por lo que parecía lógico que Bella centrara su atención en las mujeres más bonitas,de tez inmaculada.

Pensó que quizá una mujer rubia sería perfecta para Forks.Como él era más bien moreno,se complementarían,como alba y ocaso.Al contrario que su propio cabello castaño,que no ofrecería contraste.Sí,una rubia valdría.Cuanto más clara mejor.

Haría buena pareja con una mujer que no le pasara del hombro.A Bella le gustaba cómo inclinaba la cabeza un poquito cuando hablaba con alguien que no era tan alto como él y después sonreía,con aquella sonrisa tan cálida,tan provocativa…

—Lord Forks es de lo más encantador,¿no te parece?—declaró la duquesa de Kimburton.

—Sí,ciertamente—concedió Bella.

—Debería casarse.Lástima que yo no tenga hijas.

—Una pena.

La duquesa estudió a Bella un instante.

—Y a ti tampoco te vendría mal un marido.

—Uno que no necesite heredero—insistió,aunque sabía que la duquesa recordaba perfectamente que Bella había cometido el pecado imperdonable de no poder dar descendencia a su ya difunto esposo.No había logrado que su semilla cuajara en ella y puesto que no había ocurrido lo mismo con su primera esposa,no cabía duda de quién era la culpable.

—Lamentablemente.Eso reduce tus posibilidades.

—¿Cómo está su hijo,excelencia?—preguntó Bella por hablar de algo en lo que la duquesa solía explayarse.

—Sigue rondando a señoritas americanas.No entiendo esa fascinación que sienten nuestros hombres por ellas.¿Qué tiene de malo una buena chica inglesa?

Que,a excepción de Bella,ninguna tenía dinero,mientras que las damas americanas nadaban en él.La primogenitura sin duda favorecía la superioridad irrevocable de los varones de los aristócratas ingleses pero ¿a qué precio para sus hijas?

—No temas.Aún eres joven para perder la esperanza—consoló la duquesa a Bella dándole una palmadita en la mano.

Bella no sabía muy bien cómo responder a semejante comentario pero,al ver que la duquesa se alejaba,dedujo que no esperaba respuesta.Menos mal.Probablemente,Bella le habría contestado con sarcasmo y eso no convenía.

Volvió a centrar su atención en Edward.Las damas se habían dispersado y el duque de Vulturi estaba con él.Hablaban tranquilamente,por lo visto de un retrato del que no apartaban la vista.Jamás había conocido dos hombres más distintos.Aun con todo,el conde y el duque habían trabado amistad.

—A lord Forks parece gustarle especialmente esa pintura.

Bella miró de reojo a la mujer que se le había acercado:Tanya,la duquesa de Vulturi,una de las americanitas que tanto desagradaban a la duquesa de Kimburton.Conociendo al duque como lo conocía,Bella se sorprendió de verlos allí. Llevaban casados menos de una semana y habría sido lógico esperar que Alec retuviera a su esposa bajo las sábanas en lugar de pasearla por Londres.

—Así es—respondió Bella—.Y no alcanzo a comprender por qué.Es la tercera vez que visitamos el museo.Lord Forks asegura que cada vez que contempla una pintura ve algo distinto en ella.Una idea descabellada.Las obras de arte no cambian,siempre están igual.

—Quizá la diferencia no esté en la pintura sino en la percepción de quien la contempla.

—Te expresas con acertijos y los acertijos me aburren solemnemente.

La duquesa rió,como si nada de lo que Bella dijera pudiera molestarla.La frialdad con que la condesa la trataba nunca la había intimidado,con lo que finalmente se había ganado el respeto de Bella.Le agradaba,aunque no tenía intención de admitirlo.

—Cambia la persona,no el arte—le explicó—.En este caso,es lord Forks el que ha cambiado.Supongo que apreciará leves diferencias en sí mismo cada día.No nació para heredar un título,de modo que el profesor que un día fue debe dar paso al hombre que hoy es dueño del título y de todas las posesiones que conlleva.

Bella no sabía muy bien cómo interpretar aquella explicación pero sintió la necesidad de defender a Edward.

—Lord Forks es perfectamente capaz de manejar los deberes y las obligaciones propios de su posición.

—No lo pongo en duda,condesa,pero su vida es muy distinta de lo que él esperaba que fuera hace sólo unos meses.Igual que yo al unirme a un aristócrata.Por muy preparada que estés para el cambio de estatus,resulta un tanto aterrador.Yo no lo encuentro tan fácil como pensaba cuando soñaba con casarme con un lord inglés.

Bella se preguntó si alguna vez en su vida había sido tan joven e inocente como aquella muchacha rubia.

—Por tu aspecto,nadie diría que te aterraba.Ésa es la impronta de una verdadera dama.

Volvió a centrarse en Edward.No parecía incómodo con su título.De hecho,a su juicio lo llevaba bastante bien,mucho mejor que su predecesor.Su nobleza era innata.Se apreciaba en su forma de ladear la cabeza al hablar o en el respeto con que trataba a los nobles de mayor rango sin imponerse jamás despóticamente a sus inferiores.

Como sabiéndose objeto de los comentarios de la condesa,Edward miró por encima del hombro y posó sus ojos oscuros directamente en ella.La intensidad de su mirada la abrasó.En momentos así,la inocencia del conde se perdía para Bella.No podía fingir que era inofensivo,ni pasar por alto que era un hombre,con sus deseos, anhelos y pasiones.

—Este museo no está bien ventilado—comentó Bella volviéndose hacia la duquesa—.Voy a salir a tomar el aire fresco.

          —¿Por qué ha salido tan precipitadamente?—preguntó el duque de Vulturi—.Bella no es de las que se retiran.

—Yo tampoco lo entiendo—confesó Edward contemplando de nuevo la obra magistral—.Jamás me mira a los ojos.¿Crees que le recuerdan a los de su difunto marido?Quizá encuentre cierto parecido familiar.

—Podría ser,aunque dicen que el viejo conde era cruel.Yo no lo conocí,pero mi hermano Aro y él estaban muy unidos;Aro era un diablo,así que sospecho que Forks también.

—¿Y por qué se casó con un hombre así?—inquirió.

—Imagino que lo que hace verdaderamente diabólico al diablo es que puede disimular que lo es.

Aunque el tema no era gracioso,Edward sonrió.

—Mucho diablo junto.

—Ciertamente.

—Si me disculpas,iré a buscar a la condesa.Yo me pasaría el día aquí,pero ella se aburre enseguida y como está empeñada en encontrarme esposa,más vale que no me pierda de vista.

—Ella sería la esposa perfecta.La tienen en mucha estima.Sabe mucho de casi todas estas personas.

—Eso estoy descubriendo.—Se preguntaba qué sabían ellos de la condesa. Seguramente no sólo se ocultaba de él.

Edward y el duque se acercaron a la duquesa de ojos azules.

—La condesa ha salido a tomar el fresco—aclaró con una cálida sonrisa—.Por lo visto empezaba a acalorarse aquí dentro.

—No me costará encontrarla—dijo Edward mientras tomaba la mano enguantada de la duquesa y le besaba los nudillos—.Pronto nos iremos al campo.Por si no vuelvo a verte,quiero que sepas que he disfrutado inmensamente de cada momento que he pasado en tu compañía.

—Gracias, milord.Yo también he disfrutado.

Capítulo 7: Trato peligroso Capítulo 9: Generosa

 


 


 
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